19화
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Desde que era pequeña, la abuela solía repetir que el tiempo pasaba deprisa y, a mi corta edad, no era capaz de entenderlo. De hecho, no fue hasta la semana pasada que lo comprendí.
Después del día que JungKook fue a mi casa, hasta ahora, ya había pasado más de una semana. Una semana que varió por dos cosas: uno, Jeon y yo pasamos demasiado tiempo juntos, cada vez que había oportunidad, y dos, tenía que aprender algo de SeokJin. Siendo honesta, después de todos esos días, lo único que había aprendido fue a hacer chistes de padre y no le podía echar la culpa a Jin por eso. Tal vez él tenía algo en mente y yo no fui capaz de captarlo, así que tenía miedo, porque este era el último día que me quedaba antes de tener una reunión con Bang PD para decirle lo que aprendí.
Había estado preguntándome a mí misma qué haría. Había repasado cada segundo que estuve con SeokJin, pero no conseguía nada y empezaba a frustrarme. Habíamos ido a comer juntos toda la semana y me había invitado a verle practicar la nueva coreografía. Podía ver todo el esfuerzo que ponía para que quede bien, porque incluso si lucía bien a primera vista, él seguía encontrando fallas.
―Te encontré. ―Me detuve al instante luego de oír su voz. Giré mi cabeza para ver como se acercaba con algo de rapidez. Al llegar a mi lado puso su brazo sobre mis hombros y yo abracé su cintura―. ¿A dónde vas?
―A ver a Jin sunbae. Hoy dijo que le ayudaría a preparar la cena para ustedes.
―Te acompaño.
Asentí mientras le sonreí. Al instante empezamos a caminar para recorrer los pocos metros que faltaban hasta la sala de prácticas donde estaba Jin. Incluso en esos pocos minutos seguía pensando en que era eso que aprendí. No era posible que no hubiera algo. Bueno, los chistes de padre no creo que serían aceptados por Bang PD. Aunque si era sincera, siempre me reía cada vez que SeokJin decía alguno.
Suspiré con derrota y agaché mi cabeza cuando estuvimos frente a la puerta que daba a esa sala con espejos en las paredes.
―Estoy acabada. ―Llevé mi mano derecha hasta mi boca y empecé a morder la uña de mi pulgar. Los nervios se apoderaban de mí.
―¿Todavía no sabes qué es lo que Jin hyung quiere que aprendas? ―se burló.
―No ―hice un puchero― y tú no quieres decirme.
―Si te digo, no tiene gracia.
―Y si no lo entiendo, Bang PD me va a sacar de la agencia.
―No juegues con eso.
―No, es en serio. ―Puse mi mejor cara neutral y él levantó sus cejas con demasía.
―Pero tampoco puedo decirte. ―Ladeó la cabeza.
―Olvídalo, lo voy a conseguir. Siempre lo hago ―tranquilicé.
―Solo no te estreses. ―Se acercó y dejó un beso en mi frente.
Seguido de eso abrió la puerta que nos separaba de Jin y ambos sentimos esa ola de aire caliente al instante. En definitiva debió estar trabajando muy duro durante todo ese tiempo, al igual que las veces pasadas. JungKook me dejó entrar primero. Levanté mis brazos al aire y grité para llamar la atención de SeokJin. Pudo ver nuestro reflejo en el espejo, pero estaba tan concentrado que no lo notó. Dio un pequeño salto y después empezó a reír de esa manera tan característica suya. Acabé contagiada y terminamos formando una melodía un tanto extraña.
―Cuando te dije que vinieras a verme, no quise decir que me asustes de esa manera. ―Seguía riéndose a carcajada tendida mientras se acercaba a los equipos para parar la música.
Traté de calmarme un poco antes de hablar, porque si no, no se me entendería nada.
―Tú dijiste que te interrumpiera de alguna manera efectiva. Las otras veces me hiciste esperar por más de una hora. ―No usé lenguaje formal, porque él había insistido en que no era necesario.
―Touché. ―Empezó a calmar su risa también―. Pero no te quejes, estuviste con JungKook todo ese tiempo.
―Sunbae... ―Me vio con una expresión seria con la que quería decir: ya te dije que no me digas así, porque me haces sentir mayor―. Oppa ―me corregí. Puse mis manos alrededor de mi boca y fingí contarle un secreto―, JungKook es aburrido. No se ríe de mis chistes. ―Hice un puchero.
―Es que no son graciosos ―se excusó.
―Si lo son. ―Fruncí el ceño y crucé los brazos en un enojo fingido―. ¿Para qué una caja va al gimnasio? ―Ambos se quedaron viéndome a la espera de mi respuesta―. Para ser una caja fuerte. ―SeokJin y yo empezamos a reír al mismo tiempo
―Ese fue bueno. ―Levantó su mano esperando que la chocara y así lo hice―. Has aprendido bien.
―Hyung, ¿qué hiciste con HaeBi? ―Tenía una cara de horror y no había ni una pizca de gracia en su gesto.
―¿No te gustan mis chistes? ―Hice un puchero y lo acompañé de un poco de aegyo. Él sonrió y se acercó para poder decirme algo y que Jin no tuviera oportunidad de escuchar.
―A mi me gusta algo más. ―Abrí mis ojos con demasía y lo empujé de manera juguetona.
―No lo digas. ―Levanté mi mano haciendo una seña de alto―. Jin oppa, vamos a hacer la cena. ―Cambié mi punto de atención para evitar sonrojarme.
―Claro. ―Se acercó con la intención de poner su brazo sobre mis hombros, pero JungKook le dio un manotazo y puso su brazo en su lugar―. Jungkookie ―usó un tono acusador mientras movía sus cejas de arriba a abajo―, no necesitas ser así.
Jeon le veía con un semblante serio, no era enojo, solo parecía que quería lucir intimidante. Hasta cierto punto me gustaba mucho que actuara así, porque eso me indicaba que él si sentía algo por mí, pero también tenía claro que ni siquiera habíamos acordado ser amigos, así que también era extraño.
Escabullí mi brazo derecho por su espalda hasta que mi mano llegó a su cintura. La puse ahí y apreté un poco para llamar su atención. Al instante él agachó su cabeza para verme. Le sonreí y él relajó su expresión.
―Lo siento.
―No empiecen a esparcir miel, sigo aquí. ―Jin movió su mano para que notemos su presencia.
―Bueno, vamos antes de que se haga más tarde.
―Vas a tener el privilegio de conocer nuestra residencia ―mencionó el mayor con entusiasmo mientras se dirigía a la salida―. Espero que hayan arreglado ―balbuceó para sí mismo.
Lo vi desaparecer detrás de la puerta, la cual dejó abierta.
―Vamos. ―Incentivé a Jeon a moverse con el brazo que tenía alrededor suyo, pero no se movió. Volteé a verle y tenía su mirada perdida―. ¿Qué sucede? ―Fruncí el ceño.
―¿De verdad dijo que esparcimos miel? ―Cierto tipo de ternura me invadió, porque entendí que su lado tímido salió.
―¿Eso dijo? ―fingí no saber de qué hablaba―. No lo escuché.
―HaeBi ―usó un tono de regaño―, si lo oíste.
―Bien, me atrapaste. ―Levanté mi mano izquierda en señal de rendición―. No le des vueltas.
―Es solo que... ―Desvió su mirada, parecía nervioso―... no lo sé, fue raro.
Y ciertamente lo había sido. Sabía que todos los chicos estaban asumiendo que JungKook y yo teníamos algo, porque no habíamos hecho ni el menor esfuerzo por ocultarlo de ellos, pero a la vez sabía que no éramos nada. TaeHyung me lo había confirmado hace un par de horas cuando me felicitó por el avance que vio esa semana y me sentí mal por algún motivo. Teníamos un pasado en común, si. Habíamos tenido historia, también, pero ambos sabíamos que no acabó bien y tampoco estaba lista para oír las razones que él tenía para justificarse.
Además percibía una gran presión en mi corazón por el hecho de que sentía que estaba engañando a alguien, aún si no lo estuviera haciendo en realidad. Podía ser que me sentía culpable de dedicarle mis sentimientos a Jeon cuando MinJae estaba tratando de hacer que me guste, siendo que ya era mi novio, pero muy opuesto a eso, sentía que estaba engañando a JungKook por tener novio y actuar con él como si estuviera soltera. Sabía que estaba mal y también me engañaba a mí misma tratando de tapar la situación con la idea de que no me gustaba la persona con la que salía y que tarde o temprano terminaría con él.
Después de un intercambio de unas pocas palabras más, ambos caminamos hasta la puerta para irnos. Salí antes que Jeon, porque él fue quien apagó las luces. Seguimos el camino hasta el ascensor y esperamos a que llegara para poder bajar. Seguro SeokJin estaba abajo junto a la van moviendo su pie con impaciencia esperando a que lleguemos para reprendernos y actuar su papel de "madre" como SeAh dijo que algunas ARMYs lo llamaban. Al inicio me hizo algo de gracia, pero luego entendí la razón, porque a veces si se comportaba de esa manera con los chicos.
―¿Quieres ver una película? ―Caminamos hombro a hombro hasta la salida del edificio.
―¿Encontraste una nueva? ―Asintió―. Si hay tiempo, podemos verla. Voy a confiar ciegamente en tus gustos el día de hoy.
―Sabes que nos gustan cosas similares.
―Nos gustaban ―corregí―. Por enésima vez: las personas cambian.
―Sé que te va a gustar. Incluso podemos jugar videojuegos después.
―Ves estas manos y estos lindos deditos. ―Levanté ambas manos y moví mis dedos―. No han jugado videojuegos en años. Seguro vas a ganarme y no es justo.
―Competir era habitual, pero hayas o no practicado, siempre te gano ―dijo de manera orgullosa. Junté mis labios hasta formar una línea y fruncí el ceño.
En ese momento atravesamos la puerta de cristal que daba a la calle y giramos a la izquierda para ir al auto que estaba a unos pocos metros. No me equivoqué al decir que Jin estaría esperando de manera impaciente, incluso acerté en el hecho de que estaría moviendo su pie.
―¡Por fin! ―soltó de manera exasperada y levantó sus manos descruzando sus brazos―. Muévanse. ―Subió a la parte trasera de la van.
Siguiendo a Jin, JungKook me hizo subir primero y después se subió él. Se sentía extraño estar en una van, en especial en esa. Primero, porque nunca había subido a una, y segundo, porque sabía que era la van que los chicos usaban diario. Aunque el factor de que fuera trainee permitió que nos conozcamos y nos llevemos bien, a veces podía sentir ese hecho intimidante de que eran idols y se estaban convirtiendo en un grupo bastante popular.
Durante el trayecto ninguno habló, solo se podía escuchar lo que pasaban por la radio. Yo me mantuve viendo por la ventana, porque algo que hasta hoy me gustaba, a pesar de haber vivido en Seúl por poco más de cuatro años, era la ciudad de noche; las luces le daban un aura bastante llamativa. Estaba tan ensimismada que no supe porqué ni Jin ni JungKook hablaron, no lo supe hasta que llegamos y me volteé a ver al interior.
Pude notar a Jin en la parte de atrás durmiendo de una manera que me resultaba incómoda solo de ver y que seguro le daría dolor de cuello. A mi derecha estaba Jeon, tenía los brazos cruzados y, contrario a la posición de el mayor, la cabeza de JungKook se inclinaba hacia adelante y se había puesto la capucha de su sudadera. Tal vez a él también terminaría por dolerle el cuello aunque puede que no tanto.
Sabía que todos habían estado practicando demasiado durante esa semana y, de las pocas veces que logré verles, podía asegurar que estaban poniendo un gran esfuerzo, así que entendía que estuvieran cansados y que se hayan terminado durmiendo incluso si no era un lugar tan cómodo para eso. Los otros chicos habían regresado a la residencia hace unas horas para tener un espacio de descanso.
―¿Quieres despertar a JungKook y Jin? ―Fue solo entonces que me di cuenta que el mánager de los chicos estaba ahí. Salté en mi lugar levemente por el susto―. Perdón ―dijo cuando notó mi sorpresa.
―Descuida. ―Sonreí levemente, aunque dudaba que pudiera verme con claridad―. Yo los despierto.
―Bien, te espero en la entrada. ―Se bajó de la van y le vi caminar hasta el lugar que dijo.
Giré un poco en el asiento para estar más cómoda y poder despertar a JungKook. Me estiré y retiré su capucha. Lo primero que llamó mi atención fue lo tranquilo que se veía y en ese momento sentí pena de despertarle. Mordí mi labio y moví su hombro de manera leve. Solo emitió un sonido con su boca y se giró hasta el punto que casi me dio la espalda.
―JungKook. ―Volví a mover su hombro―. Despierta.
―No. Déjame dormir.
―Te va a doler el cuello si sigues así.
―No importa. ―Se movió de nuevo y reafirmó sus brazos sobre su pecho.
―No vamos a poder ver ninguna película y menos jugar si no te levantas. ―giró su cabeza a mi aún con los ojos cerrados.
―¿Te vas a quedar? ―Respondí con un sonido de mi boca para confirmar. Descruzó sus brazos y estiró su brazo derecho hasta mi, su mano estaba en puño y tenía el meñique extendido―. Promételo.
Levanté las comisuras de mis labios y estiré mi mano para entrelazar nuestros meñiques. Acto seguido junté nuestros pulgares para sellar esa promesa.
―Lo prometo. ―Sonrió y abrió sus ojos. Su mano se movió y transformó la señal de promesa para entrelazar nuestras manos.
―Vamos. ―Se soltó solo para girar a abrir la puerta.
―Aun tengo que despertar a SeokJin. ―Reí de manera disimulada. Volvió a voltearse al instante y ahora nuestras rodillas se estaban tocando gracias a la posición que adoptó.
―No, ya lo despierto yo.
―¿Por qué? ―Ladeé mi cabeza―. No es la gran cosa. ―Suspiró.
―Porque no quiero que lo hagas. ―Cuando adoptaba esa expresión neutral incluso llegaba a asustarme un poco, aunque a la vez se veía más guapo.
―Está bien ―dije de manera tranquila―. Despierta a Jin.
Lo vi girarse aún más sobre el asiento y se quedó viendo a nuestro mayor por unos segundos, hasta que decidió que le tomaría una fotografía. Lección interna: nunca dormirse con JungKook cerca. Utilizó el flash para que se viera bien ya que, por la escasa luz, ni se podría distinguir.
―Jin hyung. ―El mayor no se movió―. Sé que estás escuchando. ―Nada―. NamJoon hyung rompió una de tus figuras.
Esa última oración fue suficiente para que Jin se despierte con prisa.
―Lo voy a matar. ―No pude evitar reír. A los segundos se estaba tocando el cuello y hacía una mueca de dolor―. ¿Por qué no me dijeron que me mueva? Me duele el cuello.
―Listo, HaeBi, vamos. ―Se estiró a tomar mi mano y se bajó de la van provocando que también lo hiciera.
JungKook me iba guiando con una rapidez muy grande. A mis espaldas pude oír a Jin bajarse del auto y cerrar la puerta, él iba detrás nuestro. Al llegar a la entrada, pude sentir la mirada juzgona del mánager de los chicos. Se mantenía atento al punto de unión de nuestras manos. Traté de soltarme, pero Jeon solo reafirmaba su agarre. Me daba un poco de nervios que algo pudiera suceder si su mánager le comentaba la situación a Bang PD.
Fuimos hasta el ascensor en silencio y luego subimos hasta el piso donde estaba el departamento donde vivían. Cuando llegamos a la entrada, SeokJin fue quien abrió la puerta y después JungKook entró conmigo detrás. Se despidieron de su mánager y cerraron la puerta.
Jeon me soltó para que pudiéramos sacarnos los zapatos antes de entrar. En ese momento me sentí afortunada de no usar mis medias rosas de estrellitas en lugar de las negras que llevaba puestas. Mamá seguía comprándome ropa que no iba en absoluto con mi estilo, aunque también sentía que no tenía un estilo marcado, pero sabía que los gustos de mi progenitora y los míos no compaginaban muy bien.
―¡HaeBi! ―TaeHyung se acercó con la intención de abrazarme. Yo también me acerqué y le abracé. No era común que tuviera ese tipo de confianza con alguien, pero él era bastante agradable.
―Te estoy vigilando, TaeHyung. ―JungKook señaló sus ojos y luego a nosotros. El chico de sonrisa cuadrada solo se rio un poco.
―No te pongas celoso. ―Era increíble como hablaba sin filtro.
―No molesten y vayan a hacer cualquier cosa. ―Jin estaba en la entrada de lo que deduje como la cocina―. HaeBi, ven. Tenemos un largo camino por delante. ―Giró sobre sus talones y se adentró en esa zona de la casa.
El celular de TaeHyung vibró en su mano y él, de manera automática, lo puso frente a su rostro y encendió la pantalla. Le vi sonreír de forma disimulada mientras desbloqueaba la pantalla.
―Suerte en la cocina. ―Apretó mi hombro, se volteó y fue hasta alguna de las habitaciones.
―Haz la cena rápido, que debemos ver una película. ―Jeon se acercó y dejó un beso en mi frente. Después fue hasta el sofá de la sala y encendió la televisión.
Caminé hasta la cocina y vi a Jin sacando muchos utensilios de cocina. Parecía que íbamos a cocinar para todo un batallón, suponía que era porque los chicos comían mucho.
Según el reloj que alcancé a ver, habíamos empezado a las siete y cuarto de la tarde y terminamos una hora después a pesar de que JungKook estuvo molestando durante los primeros veinte minutos preguntándonos cada treinta segundos si ya terminábamos. Jin expresó muchas veces lo fácil que era trabajar conmigo y lo mucho que le ayudé para que termináramos rápido. Para mí, una hora de estar cocinando no era rápido, así que me preguntaba cuánto solía tardar cuando cocinaba por su cuenta.
―Pon los platos.
Hice un sonido con la boca indicando que escuché. Empecé a llevar ocho platos a la mesa. SeokJin llevaba las ollas con comida. Luego fui por los palillos y cucharas. Puse un par junto a cada plato y luego los vasos. La mesa no era realmente grande para ellos siete y aumentando una persona más, quedaba muy justa.
―¡Listo! ―le informé a Jin.
―Bien. ―Salió de la cocina con la última olla y se detuvo junto a mi―. ¿Qué ves ahí? ―preguntó.
―La cena.
―¿Solo eso? ―Volteé a verle y asentí―. Yo veo la comida que preparé con amor para los chicos. El momento perfecto para relajarnos después de un largo día.
―Oh, es un pensamiento muy profundo.
―Esa es mi perspectiva. Así como la tuya es que esto es solo la cena. ―Pareció ofenderse, pero de una manera poco seria―. Cada uno piensa a su modo, pero está bien y es válido. ―Dejó la olla que estaba cargando.
―No es solo la cena ―me corregí―. Es la cena que preparé con el hermoso y buen cocinero Kim SeokJin. ―Le señalé de pies a cabeza.
En ese momento los comentarios hacia el mayor del grupo pasaron por mi cabeza. Había estado informándome sobre el tema y sobre el mundo al que me estaba metiendo. Criticaban tanto a SeokJin oppa denigrando sus habilidades y diciendo que simplemente es una cara bonita, cuando él era mucho más. Ese día pude ver cuán duro practicaba, incluso por su cuenta.
Realmente cada persona tenía su perspectiva, todas diferentes y cambiantes. Si ven a Jin por fuera, lo que pensarán es que es guapo y que está en BTS por ser visual, pero si se dan tiempo de profundizar, verán su talento. Al final todo dependía de la perspectiva. Como sus chistes de padre, según los oídos, podían ser graciosos o aburridos. Yo ya me había acostumbrado a ellos.
En esos pocos segundos mi mente ya sabía que era lo que aprendí: Todo depende de la perspectiva. Lo bueno puede parecer malo para otros, así como lo simple, ostentoso. Todo siempre va a variar, porque depende de la subjetividad.
―¿Ahora entiendes que es lo que quería enseñarte? No sólo eran mis chistes, pero aprendiste bien. ―Palmeó mi cabeza. Asentí de manera leve.
―¿No pudiste hacerlo más fácil? Me estaba empezando a estresar. ―Hice un puchero.
―En realidad, el resto de la semana no estaba intentando que lo entendieras.
―Pudiste decirme eso antes.
JungKook se acercó al comedor después de haberse rendido y decidido que iba a pasar el rato en su habitación. Se quedó parado frente al otro extremo de la mesa y nos vio con atención preguntando con la mirada si ya habíamos terminado.
―Anda a llamar al resto ―dijo SeokJin y el menor fue a hacer su cometido.
El mayor fue de nuevo a la cocina a dejar los guantes que había usado para llevar las ollas. Volvió rápido y así mismo los chicos fueron llegando. Nos sentamos alrededor de la mesa. A mi izquierda estaba JungKook, a mi derecha TaeHyung. Comimos, hablamos y bromeamos mucho y, aunque me pareció impresionante, se terminaron toda la comida que habíamos preparado.
Ya que Jin y yo hicimos la cena, a los otros seis les tocó limpiar. Nosotros nos sentamos en el sofá y veíamos cómo se movían con prisa. Unos llevaban las ollas y otros lavaban los trastes. Parecían hormigas caminando en fila cada vez que iban o venían de la cocina, hasta cierto punto era gracioso.
―Oh, ya tengo otro ―Jin llamó mi atención―. Un gato y un pato tienen cinco años, ¿quién es mayor? ―Hice un sonido indicando que estaba pensando la respuesta, aunque al final negué con la cabeza―. El pato, porque tiene cinco y piquito. ―Ambos empezamos a reír.
―En definitiva soy fan de tus chistes.
―Bienvenida al club de fans, eres la única.
―No lo creo. ―Ladeé mi cabeza y él solo se encogió de hombros―. ¿Cómo es que no les gustan tus chistes? Son muy buenos.
―Terminamos ―dijeron en coro los chicos y después cada uno se fue hasta su habitación, excepto JungKook, él se acercó al sofá.
―Hyung. ―No dijo nada más y solo veía a SeokJin como si estuvieran hablando telepáticamente. El mayor se apoyó sobre sus rodillas para levantarse.
―Nos vemos, HaeBi. Cuando te vayas, despídete. ―Agitó su mano y desapareció por los corredores de las habitaciones.
Jeon no perdió ni un instante y se sentó en el puesto que había quedado vacío, aún cuando quedaban más libres. Le vi con atención a cada momento hasta que estableció el contacto visual que me ponía nerviosa, pero que también me empezaba a agradar de sobremanera.
―Lo prometiste ―me recordó.
―Ah, sí. ¿Qué vamos a ver? ―Le sonreí.
No me respondió y solo tomó el control de la televisión, la encendió y empezó a reproducir el filme. Él se acomodó en su puesto y yo en el mío. La situación era un tanto incómoda. Podía distinguir como Jeon movía su mano con alguna intención, pero siempre se retractaba a medio camino.
La película parecía interesante, pero no podía engañar a nadie, había perdido el hilo de la historia hace diez minutos porque me distraje viendo lo que hacía JungKook y me preguntaba qué estaba tratando de lograr. Aunque al parecer se rindió, porque se quedó quieto. Respiré profundamente y solté el aire de mis pulmones con lentitud. Empezaba a sentirme cansada y no pensé mucho cuando decidí recostar mi cabeza sobre el hombro de Jeon. Entonces volvió a mover su mano, pero esta vez la entrelazó con la mía.
―Tengo sueño ―confesé. Él tomó el mando y pausó la película.
―¿No te gustó?
―No es eso, solo estoy cansada. ―Bostecé―. No he estado durmiendo mucho. ―Cerré mis ojos sin una clara intención de dormirme.
―Prometiste que verías la película conmigo. ―Sonó triste y sentí que debía cumplir mi palabra. Giré mi cabeza y apoyé mi barbilla sobre su hombro. Pude ver cada facción de su cara a tan poca distancia y él estaba teniendo cuidado de no girar su rostro. Sus aretes también me llamaban la atención, porque yo no tenía los huecos en las orejas para eso, mamá nunca quiso hacérmelos.
―¿Me preparas un café? ―Asintió e hizo el amague de levantarse, pero no me moví―. ¿Sabes que eres guapo? ―Al instante me reprendí en mi mente. Se notaba que a veces era imprudente.
―¿Si? ―Volteó más su rostro a mí.
―Ajá ―suspiré―, pero claro que lo sabes.
―Que tú lo digas lo hace más importante. ―Pensó por un tiempo en lo siguiente que diría―. HaeBi, ¿puedes decirme por qué no puedes estar conmigo? ―Me alejé y me senté derecha.
―Estoy contigo ―fingí no entender a lo que se refería.
―Sabes lo que quiero decir.
―Y tu sabes que no te diré. ¿No puedes esperarme?
―Te estoy esperando. ―Nos quedamos en silencio viéndonos atentamente. Solo se oían nuestras respiraciones―. Olvídalo. ―Se estiró a abrazarme, entonces recargué mi cabeza en el espacio entre su cuello y hombro y le devolví el abrazo.
Si alguien era el culpable de que esto saliera mal en algún momento, ese alguien iba a ser yo. Me mataba no poder ser sincera, solo por no ser lo suficientemente valiente para contarle todo. Me odiaba a mi misma por estar en una situación tan estúpida que, desde la perspectiva de otros, era simple de arreglar. Tal vez me estaba ahogando en un vaso de agua.
Cedí ante mis ganas de llorar y solo abracé más fuerte a Jeon, él me correspondió. Incluso yo empezaba a creerme débil y no me agradaba en absoluto. Si tan solo pudiera regresar en el tiempo y hacer las cosas diferente, lo haría, pero sabía que no había manera de que eso sucediera.
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Literalmente, la historia avanza y los capítulos me quedan más largos. o.o
A veces creo que debería dividirlos en partes, pero no me convence la idea.
Les amo, no lo olviden. ♡♡
-비🌧
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