12화
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Me encontraba a tan solo unos pasos de mi casa. Pude ver a SeAh sentada en la entrada. Estaba con su celular en mano, tal vez jugando o viendo alguna red social. Supe que no estaba tan concentrada en el momento que hice un ruido al dar un paso y ella levantó su vista. Al notar que era yo, se incorporó con prisa y me rodeó en un abrazo, un abrazo que hizo que volviera a llorar. Maldecía en mi interior, ya que yo no era de las personas que lloraban por la más mínima cosa, pero estos días habían sido la excepción.
―Empezaba a preocuparme. ―Su voz fue baja, pero no tanto. Estaba junto a mi oído, así que pude escucharle con claridad.
―Pensé en no venir ―sollocé―, pero no iba a dejarte afuera esperando por mí.
―Ay, HaeBi. ¿Qué sucedió? ―Se separó unos centímetros y tomó mi rostro entre sus manos. Limpió mis lágrimas―. Vamos adentro. ―Tomó mi mano y tiró de mí hasta el pórtico.
Saqué mis llaves y abrí la puerta. Ambas entramos. Ella se sacó sus zapatos con una rapidez inhumana y yo, al contrario, me demoré siglos en hacerlo. SeAh solo se quedó parada viéndome y esperando que terminara. Una vez que vio que lo hice empezó a llevarme hasta el sillón. Indicó que me sentara y luego, con una cobija que siempre estaba ahí, me envolvió como a un bebé.
―Quédate aquí. Te voy a preparar un té. ―Casi corrió hasta la cocina.
Encendió la luz y pude ver como se movía con rapidez para terminar su acción lo más pronto posible. Abría alacenas y sacaba las bolsas de té. Llenaba la tetera con agua y luego la ponía a hervir. Abría una gaveta y sacaba un par de jarros. Me entretenía un poco verle. «En mi anterior vida debo haber hecho algo extraordinario», pensé. En ocasiones llegaba a sentir que no merecía lo buena que era SeAh conmigo.
Al pasar unos diez minutos ella salió con ambos jarros. Me tendió uno. Al estirarme a tomarlo deshice la envoltura en la que mi amiga me había dejado momentos atrás. Cuando se dio cuenta, dejó su taza en la mesa de centro y volvió a arroparme. Sería una buena madre, no tenía dudas de ello. Después volvió a tomar su bebida y se sentó junto a mí. Con su cuchara revolvía mientras soplaba para entibiar un poco su preparación. Yo solo sostenía el jarro con ambas manos y veía el vapor salir. Olía tan bien.
―Has estado demasiado sensible estos días ―rompió el silencio sepulcral.
―Es que todo ha estado yendo tan mal.
―Pensé que audicionar sería bueno para ti. Creí que incluso podría empezarte a gustar MinJae después de comenzar a salir con él. Pero nunca imaginé esto, HaeBi.
―Yo tampoco ―solté irónicamente―. Desde la audición todo empezó a ir en picada y ni siquiera es por la misma audición, es lo que pasó ese día.
―¿A qué te refieres? ―Buscaba indagar a fondo para poder entenderme y ayudarme.
―Volví a verle y todo se desacomodó. ―Le di un pequeño trago al té. Hubiera preferido un café, pero tal vez no era bueno para la situación―. Incluso empecé a plantearme el hecho de que salir con MinJae no sería tan malo. Lo iba a intentar por mamá y eso no me causaba ningún conflicto.
―¿Qué fue lo que cambió?
―Volví a ver a la persona que me gusta, SeAh. Hoy hice que llore porque soy tonta. Maldita sea. ―Agaché mi cabeza. Lágrimas seguían saliendo.
―¿La persona que te gusta? ―Me veía como si dijera: empieza a hablar antes de que me dé una crisis nerviosa.
Desde que la conocí siempre le dije que no me gustaba nadie. Nunca hablaba de los sucesos antes de llegar a Seúl, así que pensó que en toda mi vida no me había atraído algún chico. Eso era lo que quería que creyese. No sé suponía que iba a ver a la única persona que me había gustado de verdad. No se suponía que iba a tomar un café con él. No se suponía que me acompañaría a casa. No se suponía que mi corazón siguiera descontrolándose al verle. Nada de lo que había pasado estaba supuesto a ocurrir según los planes de mi mente.
―Si, la única persona que me gusta. ―Solté una pequeña risa llena de lamento―. También lo odio, ¿sabes? Me lastimó hace tanto tiempo y me sigue gustando. ―Me quedé en silencio por un momento mientras jugaba con mis dedos alrededor de la taza―. Tal vez hoy quise convencerme de que lo odiaba más de lo que me gustaba y que después no me sentiría mal, pero me siento jodidamente mal... Le vi llorar. ―Sollocé.
Pude sentir como SeAh acariciaba mi espalda como si buscara darme consuelo con su acción. Sabía que me veía aunque yo siguiera con la cabeza agachada.
―¿Quién es? Es decir, el chico que te gusta. ¿Lo conozco? ―Asentí tan lento. No estaba segura de querer que alguien supiera quien era el único que ocupaba mi corazón―. Si no quieres decirlo, está bien ―tranquilizó.
Me estiré un poco para dejar la taza, con su contenido casi intacto, en la mesa. Después apoyé mi espalda en el respaldo del sofá. Levanté mis piernas y las abracé. Apoyé mi mentón en el hueco formado entre mis rodillas y me quedé viendo la televisión apagada.
―Creo que nunca le dije a alguien más que él me gustaba. Cuando pasó, duró tan poco que no hubo oportunidad para nada. Solo él lo sabía y creo que aún lo sabe. ―Suspiré. Volteé mi cabeza y apoyé una mejilla en una de mis rodillas―. Quiero decírtelo, pero no creo que sea apropiado.
―¿Acaso es alguien malo? ―Su mirada estaba llena de duda. Negué como respuesta.
―De hecho es demasiado bueno. ―Sonreí un poco mientras pensaba en JungKook―. Es tan bueno que me siento mal porque le hice llorar.
―Tú no eres mala, seguro tuviste razones para hacerlo.
―Pude encontrar otra forma, una que no doliera tanto. ―Cerré mis ojos―. ¿Quién crees que podría ser?
―No estuve contigo ese día, HaeBi. No sé a quién viste ―dijo con obviedad.
―Si lo sabes ―empecé a abrir mis ojos―, porque yo te dije.
No era capaz de decirlo, ya que sentía que ya no tenía derecho a que su nombre saliera de mis labios. Esperaba que SeAh fuera capaz de unir cabos y que se diera cuenta, así ella lo diría en mi lugar. Estaba junto a mi pensando y tomando el té que había preparado.
―Supongo que por algún motivo no me lo dices tal cual. ―Hice un sonido con mi boca indicando que así era―. Voy a descartar de lleno a Bang PD ―dijo un poco en broma; casi me hizo reir. De tres dedos que tenía estirados, enrolló uno―. Después está TaeHyung, pero él vivía en Daegu, así que lo descarto también. ―Contrajo otro dedo dejando solo uno estirado. Sabía que lo descubriría―. ¿Es JungKook? ―Volteó a verme y yo solo asentí. Su cara estaba llena de sorpresa ante mi confirmación.
―¡Feliz día de los inocentes! ―exclamé tan de pronto, obviamente en broma. Me erguí y estiré mis manos. No me gustaba tener un ambiente tan triste.
―Sabes perfectamente que no es hoy. ―Me dio un golpe delicado en el brazo―. No necesitas hacerlo. ―Se encogió de hombros.
―¿El qué?
―Eso que haces. ―Me señaló entera―. Está bien llorar, no te va a hacer peor persona.
―Lo sé, es solo que no quiero parecer débil. Esa no es la HaeBi que todos conocen.
―Conmigo puedes ser tú misma, no importa si eres toda una llorica. ―Se encogió de hombros y apretó sus labios como si estuviera resignada. Empecé a ponerme de pie, quería tomar un baño―. ¿A dónde vas? No hagas ninguna locura, Kwon HaeBi. ―Me apuntó. Volteé levemente mi cabeza para verle, sonreí un poco.
―Solo quiero tomar un baño. Estás en tu casa, aunque no necesitas que lo diga.
―Prepararé la cena.
―Aguantaré la hinchazón de mi cara por comer ramen, tal vez convine con mis ojos.
―¡Oye! ¡No iba a hacer ramen!
―¿No? ―Levanté las cejas. Negó varias veces―. Vaya, no esperaba eso. ―Apreté mis labios―. Como sea, te veo en un rato.
―No te demores mucho ―canturreó.
―Si. ―Caminé hasta las escaleras agitando mi mano en despedida.
Pude escuchar como SeAh empezó a moverse. Primero encendió las luces y luego la televisión. Solo rezaba para que no quemara la casa. Seguro la reparación no saldría barata. Podía imaginar a mamá pegando el grito en el cielo, al menos eso sería gracioso.
Al llegar a mi habitación fui directo al armario. Saqué una pijama y mi ropa interior para llevarla al baño. La dejé sobre un mueble que había dentro y abrí la llave para llenar la tina de agua. Regresé a mi pieza, me saqué la sudadera, la chaqueta, las medias y desaté mi cabello. Me vi al espejo, lucía cansada y tenía ojeras que ni en mis semanas más intensas de estudio había llegado a lucir. ¿Tan mal estaba? Restregué mi cara con ambas manos. Suspiré pesadamente dejando caer mis brazos a mis costados. Sentía pena de mí misma.
―¿Cuándo te volviste tan deplorable? ―Me veía a los ojos gracias a mi reflejo en el espejo―. El universo debe odiarme. ¿Cuál era la necesidad de arruinar todo?
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―¡Jeon JungKook! ¡¿Dónde estás?! ―TaeHyung llegó pegando un portazo. Giré mi cabeza para verle.
―No había necesidad de gritar, Tae.
―Oh, ahí estás. ―Me miró y se acercó con rapidez hasta sentarse a mi lado en el sofá. Se quedó viéndome con tanta atención que me puso nervioso.
―¿Qué sucede? ―Trataba de descifrar su actitud, pero TaeHyung iba a su bola, entenderle no siempre era fácil.
―HaeBi. ―Me apuntó con el dedo―. Empieza a hablar.
«¿Por qué pregunta sobre eso? ¿Acaso se dio cuenta?». Estaba confundido. «Claro, JungKook. No has sido discreto», habló mi consciencia.
―No hay nada que decir. ―Aparté mi vista y agaché la cabeza.
―Ustedes desprenden un aura que me resulta obvia.
―Eso ya no existe, hyung. Oficialmente se terminó hoy. ―Empecé a jugar con mis dedos mientras mis manos reposaban en mi regazo.
―¿Hoy? ―Ladeó su cabeza―. ¿Por eso no fuiste tú a dejarle la botella de agua? ―Asentí.
―Hyung, yo pensé que todavía podría salvarlo, pero ya me di cuenta que no. ―Suspiré―. Sé que también es mi culpa, porque yo fui quien lo arruinó antes. ―Agaché aún más mi cabeza.
―¿Arruinarlo? Ustedes ya se conocían, ¿verdad?
―Si. Estudiamos juntos mientras ambos vivimos en Busan. Ella llegó como un año y medio antes de que yo entrara a la empresa.
―¿Solo un año y medio? ―Parecía sorprendido―. Pensé que se conocían desde hace mucho más.
―En ese tiempo pasaron muchas cosas, como si hubieran sido cinco años; también como si hubiera sido un mes por lo rápido fue.
―¿Fueron algo?
―No, tuve que venir a Seúl antes de que suceda. Aun así, tuvimos algo especial en ese tiempo. Incluso compré pulseras de pareja para nosotros en un impulso. El día que le vi de nuevo, cuando fue la audición, ella estaba usando la pulsera y eso me hizo feliz, pero hoy ya no la llevaba puesta. Dijo que no podía seguir con eso y que era mi culpa.
―¿Tan de pronto? Debe haber tenido razones. No siento que HaeBi haya cambiado de opinión de la noche a la mañana.
―Supongo que tendrá motivos, pero yo no puedo pensar en uno razonable.
―Voy a preguntarle ―soltó sin mucha preocupación.
―¿Que tú qué?
―Voy a preguntarle ―repitió.
―No lo hagas. No creo que sirva de algo.
―Me sirve para saciar mi curiosidad. ―Se encogió de hombros―. Y ya que a ti no te interesa saber, guardaré el secreto de lo que me diga la pequeña HaeBi. ―Se puso de pie.
―¿Pequeña? ¿Acaso son amigos? ―No podía negar que me daba celos lo cercano que TaeHyung se estaba volviendo a HaeBi.
―Seguro, somos muy amigos. ―Sonrió dejando ver sus dientes―. Pero no tienes que preocuparte. Tener celos no es sano. ―Empezó a caminar hasta su habitación.
―¡Yo no estoy celoso!
«Incluso tú mismo sabes que eso no es cierto».
TaeHyung hizo un sonido con la boca dando a entender que él tampoco me creía. Tal vez debí controlarme un poco más en aquellas ocasiones, pero sabía que no hubiera podido, porque, incluso después de todo ese tiempo, podía sentir claramente como HaeBi aún me gustaba. Me gustaba tanto que lloré esa tarde cuando rompió todas mis ilusiones de poder tener algo de nuevo. Las ilusiones de estar juntos y que ella también siguiera gustando de mí. Realmente no podía entender lo que había sucedido.
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1/4
Bien, ahora SeAh y TaeHyung se empiezan a enterar de las cosas. Siento que ellos dos van a ser un punto clave para que este par de orgullosos se aclaren. No digo para que se arreglen, porque eso ya depende más del JungBi que de nadie.
Si, el JungBi. Ya le puse nombre al shipp y no voy a mentir, me gustó la mezcla de sus nombres así, aunque si prefieres decirles "HaeKook", también es válido.
Hay muchos datos random de esta historia. Uno de ellos es que el nombre de HaeBi tiene relación con un futuro fanfic, más con el título y la premisa de este. Cada sílaba significa algo y, al unirse, amo la ironía que resulta. Pero les dejaré la duda por si quieren descubrirlo.
- 비🌧
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