Parte final.

│❛ Ahora si, acá la última parte.

Lee's Exorcism

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Las respuestas del Vaticano llegaron un mes después, excusando que habían tenido que contactar a alguien más que supiera traducir el hebreo (idioma del cual sospechaban, ya que se parecía a algunos escritos encontrados en las primeras biblias) y que habían tenido problemas con saber el contexto al cual se refería el mensaje de la pared de Félix. Les pidieron otra fotografía, pero Hyunjin les dijo que habían borrado las letras ya que Félix parecía un poco incómodo con el olor de la sangre y terminaron por enviarle lo que sabían.

Un pastor se comunicó con él, recitando el texto escrito en la pared en un coreano que pudiera entender.

La sangre que este cuerpo derrame será un alimento especial para el Rey de las tinieblas, esta es un alma pura y su bondad necesita ser frenada antes de la segunda venida.

—¿Qué significa? —preguntó durante la llamada, aprovechando que Félix se encontraba dormido.

—Creemos que el joven Lee está bajo la influencia de un demonio, le explicaré —respondió el pastor—. Durante los tiempos de Jesucristo era común ver a las personas que estaban endemoniadas, los demonios buscaban un cuerpo en el cual habitar para consumir su alma hasta que alguien realizara el exorcismo correspondiente y la persona muriera al agotar todas sus energías. Usted es sacerdote, Hwang, supongo que debió haber sabido que las marcas que el joven Lee presentó en las fotografías que mandó no son causadas por un animal común, sino por el espíritu que lo ha poseído. El tinte en su cabello trata de disimular y concordar con la época en que estamos, nuestro hermano Müller piensa que es la forma de demostrar que su alma está siendo drenada de la pureza y los desmayos son cuando pierde el control de ella, puedo ejemplificar esto como si el demonio tomara posesión total de su cuerpo para ser libre y las heridas se deben a que lucha contra la voluntad divina que rodea al joven Lee.

—¿Y cómo estamos seguros de que es esto realmente?

Podría mantenerlo bajo vigilancia durante estos días, se acerca la noche de brujas y como usted lo sabe es la noche del diablo. Esta noche siempre es usada para realizar exorcismos, sacrificios, rituales o embrujos que enorgullecen a el rey de las tinieblas, creo que deberá considerar la opción de tener que hablar con su padre para intentar un exorcismo para el joven Lee—terminó.

—No, de ninguna manera voy a arriesgarme a que le hagamos esto—miró al menor, que dormía en el sofá luego de haber pasado todo el día pintando un cuadro para un comprador muy importante—Me haré cargo de él yo mismo, no quiero que le digan a mi padre nada de lo que me han dicho.

Hermano Hwang, no tome las decisiones por afecto, tómelas con sabiduría y responsabilidad, entendemos que el muchacho ha estado siendo cercano a usted y lo peligroso que es un exorcismo, pero considérelo—colgó.

Hyunjin estuvo reflexionando los siguientes días sobre la decisión que debía tomar, si arriesgarse a una sesión de exorcismo o dejar que Félix siga enfermando. Lo había considerado al principio, sabía que podrían sanarlo de una forma más espiritual, pero arriesgaba a que todo saliera mal y algo malo le sucediera. No podía, no podía ponerlo en riesgo cuando ha estado tan tranquilo en los días que llevan, literalmente, viviendo juntos.

Félix se veía más ojeroso, su piel palidece y pierde su tono real, aunque dijera que estaba bien debía ayudarlo para que no tropezara por la debilidad que sentía en su cuerpo. Arrastra los pies para hacer el esfuerzo de caminar, la fiebre sigue siendo alta y teme que deba llevarlo al hospital pronto.

Es difícil, tener una solución a la mano y no usarla por miedo.

Sabe que si su padre se entera del significado del mensaje en la pared vendrá a hacer las cosas por su cuenta, seguía teniendo autoridad sobre Hyunjin y seguramente lo obligará a llevar el exorcismo a cabo. Él ha tenido más experiencias, reconocerá fácilmente que cuidados debe tomar, tampoco es que desconfíe en su propio padre. Pero la idea de que toque a Félix, de que lo arrulle para no asustarlo, o que simplemente esté cerca de él hace que su interior arda en furia.

Hyunjin no lo entiende, que es eso que siente cuando ve a Félix cerca suyo.

Piensa primero que es admiración, probablemente sus sentimientos se sienten atraídos hacia el bonito talento que tiene Félix para la pintura, pero lo descarta cuando se encuentra aburrido y desinteresado en algunas de las pinturas que hace. Luego cree que es compañerismo, que son una especie de amigos-compañeros de piso y que solo siente amistad por él, pero también desecha la idea al sentirse nervioso o penoso al hablar de cosas que llegan a tener en común. Y hay una respuesta más, sin embargo, significa pecar.

Pecar.

Hyunjin nunca ha pecado desde la niñez, siempre ha sido un hombre de principios que son fieles a la biblia y a la voluntad de Dios. Ha leído acerca de la homosexualidad en la biblia, es uno de los mayores pecados que hay y por supuesto no importaba cuanto tiempo habría estado sirviendo al Señor si se enamoraba de un hombre. No entraría al cielo, no habría un lugar para él y caería en las tentaciones que tanto ha jurado evitar. Simplemente no es fácil. Porque puede repetirse mil veces que pecar no está en sus planes, y siempre se atrapa mirando con tanto cariño a Félix.

Al final termina por aceptar que se ha enamorado, es inevitable saber que siente todo menos amistad por Félix.

Entonces es donde se da cuenta de la razón por la cual no quiere que su padre se entere de lo que sucede, porque sabe que si las cosas salen mal dolerá y se dará cuenta de que su hijo está enamorado de otro hombre. Sería la deshonra completa para la familia, después de todo Hyunjin se había creado la imagen del hijo perfecto, religioso y que saldría adelante como un buen sacerdote. Lo atormenta que Jeolla empiece a esparcir esos rumores, que el hijo de los mejores sacerdotes del pueblo sea un homosexual y todos ataquen a su familia. Piensa en su hermana, en su madre y sobre todo el enojo que su padre tendrá contra él.

Suspira frustrado tratando de concentrarse en escribir algunos textos para que el sacerdote que lo cubre en la iglesia tenga más temas de los cuales hablar, se pregunta si los del pueblo estarán sospechando de su desaparición repentina. Es gracioso pensar en la historia, lo imagina en el periódico de las mañanas.

¡Sacerdote se escapa con un hombre y deja a su pueblo a manos de un inexperto!

—¿De qué tanto te ríes? —Félix ofreció una taza de café.

Esa mañana Félix debía salir del departamento para hacer una entrega especial a otro cliente exigente, aún trae en su rostro las manchas de la pintura que usó ya que terminó casi a las cinco de la mañana las tres pinturas de un perro montando una pelota. Hyunjin estuvo a punto de decirle que lo acompañaría cuando su padre envió un mensaje de que necesitaba urgente los temas de la semana. Como se aproximaba la noche de brujas su padre quería organizar un convenio especial para explicar la importancia de resistirse a estas fiestas, y bendecirlos para que ninguno de los brujos que aprovechan la ocasión los maldiga.

—Solo pensaba en algunas cosas del pueblo, debo enviar el tema de Halloween antes del jueves para que papá pueda darlo por mí—explicó—, ¿irás ahora o más tarde?

—Iré ahora, me está reventando casi una vena con todos sus mensajes —hizo un puchero—Tomaré el metro de todas maneras, así que no te preocupes por mí.

—¿Hay una línea del metro desde aquí?

—No, debo caminar hasta el centro de la ciudad y poder tomar el metro que conecta con Daegu para que sea más rápido—su celular volvió a timbrar—Nos vemos más tarde, debo regresar para pintar los cuadros de la exhibición de Navidad antes de que el tiempo me gane.

Félix le dio un suave abrazo para tomar sus cosas y salir.

Hyunjin recibió otro mensaje, de su padre, donde le preguntaba que había dicho el Vaticano sobre la enfermedad de Félix. Cerró los ojos antes de escribirle una respuesta rápida y conveniente.

Ese día Hyunjin mintió por primera vez.

Se puso de pie para tomar la computadora que Félix le prestaba y se dispuso a buscar estúpidamente como deshacerse de los malos espíritus. La primera opción era rezar para que estos se fueran, lo hizo. De rodillas frente a su rosario inició un rezo personal, pidiendo misericordia al Señor para que sanara al menor y rogando perdón por su mentira, clamando que en verdad era para una buena causa, casi exigiendo protección. Luego se puso de pie para salir a comprar en una tienda cercana de alguna capilla y conseguir agua bendita. Roció todo el departamento mientras rezaba en bajo para eliminar las malas vibras, o alejar a los espíritus malignos. Colocó velas aromáticas que usaba para relajarse antes de conectarse a la computadora para revisar su correo, tratando de no impacientar mientras espera a que Félix regrese.

Llegaban varios mensajes sobre la desaparición de los gatos de algunos vecinos suyos en Jeolla, preguntándole si esto se debe a la festividad próxima y debe escribirles sinceramente lo que pasará con sus mascotas. Es por ello que papá nunca los dejó tener un gato en casa, decía que luego sufrirían si lo raptaban para hacer sacrificios y que solamente estarían dándole más oportunidad a Satán de alimentarse de criaturas inocentes o que sus seguidores tuvieran más poder. Estuvo revisando más correos hasta que llegó uno que pertenecía al de Félix.

Hyunjin se congeló.

Era una fotografía, de Félix, puesta en una especie de altar y a su lado había extraños artilugios como botellas de especias. La fotografía estaba llena de sangre, el rostro de Félix sonreía, pero se encontraba tachado por una gran x roja, también habían velas en el altar y un pequeño muñeco negro. El mensaje que iba junto a tal crueldad pertenecía a un tipo, el cual amenazaba con hacerle más daño si no renunciaba a la entrega de pinturas en un conocido establecimiento. Le dio hasta la noche de brujas para hacerlo, luego envió otra fotografía donde un maniquí con el rostro de Félix impreso estaba mallugado con cuchillos. Cerró los mensajes y la computadora, era suficiente.

Lo entendió todo, Félix sin saberlo había hecho enfadar a uno de sus probables competidores con su trabajo y este para hacerlo pagar se entregó a la magia negra. Eso explicaba por qué estaba enfermo, las marcas y los símbolos en la pared.

Todo ese tiempo, ¡había estado poseído!

Recordó la vieja historia que le ha contado a Félix, como se manifestaba el espíritu en el pobre hombre. Cree que este tipo haya hecho lo mismo, haciendo parecer que era una enfermedad y asustándolo poco a poco para luego decirle la verdad. Justo cuando faltan tres días para Halloween, listo para deshacerse de Félix en un tiempo presionado y corto.

Enfureció, lanzando lo que tuviera al alcance para controlarse y pensar. No iba a perder a Félix, para nada, no cuando estaba dándose cuenta de que estaba enamorándose de él y que siendo uno de los sacerdotes en quien más confiaba lo dejara morirse por un tonto capricho de un resentido. Tomó sus cosas para salir, necesitaba un respiro antes de llamar al Vaticano para buscarle una solución al problema y que no involucrara hacerle un exorcismo al menor. Si iba a salvarlo, lo haría sin hacerle daño.

—Jinnie, ya llegué —el menor abrió la puerta principal a las cinco de la tarde.

Sin embargo, Hyunjin no estaba.

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Halloween llegó más pronto de lo que pensaba.

Los niños que vivían un piso abajo se reían mientras contaban de que se disfrazarían, los podían escuchar mientras almorzaban en el balcón del departamento de Félix. El peliblanco había insistido que lo ayudara a adornar con unas figuritas de calabazas y perritos con disfraces de murciélago en el barandal, así que Hyunjin sabiendo que no podría decirle que no, se dio el tiempo de colocar los adornos para ahorrarle el tiempo de distraerse de su trabajo. Hyunjin no festejaba por obviedad la fecha, pero ver a Félix tan entusiasmado buscando un lindo disfraz fue suficiente para que se animara para disfrazarse de lo primero que se le vino a la mente.

Un sacerdote con sangre.

Simple y rápido.

Hyunjin había comprado un tinte para que Félix pudiera intentar volver a teñir su cabello, el color blanco había hecho su trabajo de cubrir sus cabellos oscuros y aunque se viera lindo con el nuevo color parecía inconforme con la forma en que obtuvo el cambio de look. Para su suerte, el cabello pareció rechazar de nuevo el colorante artificial y Félix compensó diciendo que quizá le convendría para su disfraz. Las marcas en su mano y brazo seguían allí, y el cansancio lo estaba consumiendo más. Ahora que Hyunjin sabía la verdad de la enfermedad estaba dejando que el enojo nublara la posibilidad de contarle a Félix lo que en realidad estaba sucediendo y buscar la manera de negociar con el tipo para irse directamente a buscar un remedio cualquiera. El Vaticano advirtió que no hiciera nada, que no jugara a ser Dios y que hablarían con su padre si llegaba a tratar de hacer una locura.

Horas más tarde ocurrió la verdadera locura.

—¿En verdad no quieres ir a pedir dulces? —Félix le sugirió, ordenando los frascos con paletas para los niños que vivían en su edificio.

—No, esta vez debo decirte que no—respondió, arreglando su disfraz—Acepté el disfraz para que no te sientas solo pero no celebro las noches de brujas, puedes ir pero no me esperes.

Félix asintió para ir a ducharse, había estado pintando después del almuerzo para terminar más rápido sus trabajos que entregaría a un museo que le ofreció exhibir sus últimos cuadros a cambio de una generosa paga para que comprara más materiales. Hyunjin abrió su computadora para revisar si no tenía algún correo de su padre, o de los pastores del Vaticano, para saber qué novedades había. Jeolla probablemente estaría preparándose para cerrar las calles de su pueblo y evitar que los brujos que quisiera hacer travesuras los afectaran con su escándalo en la noche. Tenía algunos mensajes de personas que buscaban orientación del porqué las noches de brujas eran malas, así que se dedicó a responderlas mientras leía algunos de sus pasajes favoritos en la biblia para estudiar cuando regresara al pueblo y seguir con su trabajo como el sacerdote que era. Aún no sabía cómo explicaría a su padre que estaba enamorado de un chico, no sabía cómo hacerlo sin temer que su reacción fuera el desterrarlo de la iglesia, de casa, del pueblo y de su familia. Tenía miedo de estar pecando, había buscado respuestas rezando, pero nada parecía contestarle.

—Jinnie, ¿puedes ayudarme con el cierre? —el menor apareció, vestido con un traje de enfermero que parecía más un pijama. El cierre estaba casi listo, a excepción de lo que conectaba con su cuello.

Dejó la computadora a un lado para ayudarlo, para Hyunjin ponerse la túnica era algo que hacía la mayor parte del tiempo así que no tuvo problemas para vestirse, pero Félix tenía sus brazos tan pequeños que le costaba alcanzar su propia espalda fácilmente. Una vez que quedó listo se dedicó a admirar lo lindo que le quedaba su disfraz, lo hacía lucir más pequeño a su lado y el leve rubor que tenía en sus mejillas solo hacía que tuviera ganas de tenerlo en sus brazos y nunca soltarlo. Se preguntaba cómo es que una persona estaba siendo capaz de hacerle tal daño a un chico tan puro e inocente.

Félix lo miró a los ojos para agradecerle, pero Hyunjin tenía otros planes.

Pecaría, iba a pecar.

No le importaba, ya estaba hecho desde que Félix apareció en su puerta buscando ayuda, desde que lo ayudó a curar su mano, desde que estuvo cuidándolo.

Atrajo al menor cerca suyo para envolver con sus brazos su cintura, y luego unió sus labios en un beso dulce. Saboreó sus labios, sintiendo el sabor de los caramelos que debió estar comiendo y chupó su labio inferior disfrutando de lo bien que se sentía. Félix suspiró con timidez, mientras movían sus labios en una suave danza. Hyunjin no sabía que pecar se sentiría tan dulce, pero si lo hubiera sabido seguramente habría buscado a Félix desde mucho antes. Acarició el sedoso cabello peliblanco, brindando pequeños mimos para demostrarle cuanto disfrutaba estar con él y cuando se separaron le sonrió con tanto amor que temió amarlo más que a cualquier otra cosa.

Sin embargo, antes de poder besarlo una vez más, la puerta del departamento fue golpeada y Félix se separó para poder ir a abrir. Hyunjin sacudió su túnica para tratar de bajar el sonrojo de sus mejillas.

—¿Minho? —la voz confundida del menor hizo que decidiera asomarse.

El tal Minho lucía enfadado, traía consigo una fotografía y un pequeño trapo negro que parecía ser un muñeco. Hyunjin recuerda haber visto el muñequito en otro lado, pero ¿en dónde?

—Te lo advertí, pero parece que te gusta creerte el único que puede hacer las cosas y me ignoraste—comenzó a decir, sacando una hoja de bisturí que podría ser once por el tamaño y luego mostró al muñequito—Hice todo por quitarte del camino, primero de forma amable, luego te lo advertí y ahora estoy aquí amenazándote porque a pesar de que hice cosas más extremas por alejarte volviste a ir con Siwon para ofrecerle tus malditas pinturas. ¿Te has preguntado por qué te enfermaste de la nada?

Félix miró a Hyunjin con miedo, así que el joven sacerdote se apresuró en ponerse delante del peliblanco para protegerlo de la ira cegadora del tipo. Hyunjin entonces lo reconoció indirectamente, él era el tipo que había mandado esos mensajes confesando lo que hizo con Félix.

—Por tu culpa puedo perder mi trabajo, en todos lados te contratan y a mí me echan a la calle, pero ya me cansé de que seas un estorbo para mi vida—acercó la hoja de bisturí al muñeco, así que Hyunjin supo que debía intervenir—Yo fui quien te hizo esto, por eso está ese idiota aquí y te estás muriendo lentamente. Ahora seré yo quien realmente te asesine.

Hyunjin se acercó murmurando un rezo por lo bajo para tratar de quitarle las cosas, pero entonces Minho también susurró algunas cosas y Hyunjin fue lanzado hacia la pared cercana al balcón. Intentó patalear, pero algo parecía retenerlo en la pared, presionando su cuerpo para que estuviera flotando e impedir que defienda a Félix. Comenzó a rezar mientras Minho se acercaba a Félix  con la hoja bisturí en manos, así que intentó rogar misericordia por haber pecado delante del Señor y fue cuando la cosa invisible dejó de sostenerlo. Miró en dirección de Félix quien retrocedía cada que Minho se acercaba con la navaja y Hyunjin aprovechó para buscar su Biblia en esperanza de encontrar un exorcismo rápido para Minho. Sin embargo, el grito que Félix soltó fue suficiente para dejar de lado la Biblia e ir corriendo hacia él. Todo sucedió tan rápido.

Minho le había apuñalado en el centro del pecho al muñeco, y entonces Félix estaba en el suelo con sangre en su pecho mientras su boca escupía sangre.

Vudú.

Hyunjin había estudiado diferentes tipos de brujería, hechizos y encantamientos para saber cómo deshacerlo con un talismán o un rezo. El muñeco controlaba la vida de Félix, viéndolo bien notó las suturas rojas que simbolizan las marcas que Félix llevaba en su brazo y el muñeco tenía el tinte blanco por completo en los estambres que eran el cabello.

—Me han dicho que no quieres ver un exorcismo Hyunjin, pero creo que lo tendrás que hacer si quieres que se salve tu inútil novio—mostró el muñeco, obligando al sacerdote a retroceder. —Llame a su padre, le vendrá bien una mano una vez que me vaya. Félix no morirá así, el trato es que muera en el exorcismo y ya no hay nada que puedan hacer para que me hagan cambiar de opinión. Feliz noche de brujas, Félix.

Hyunjin intentó quitarle el muñeco, pero Minho fue más rápido y lo lanzó hacia una de las ventanas más cercanas. El sacerdote podía sentir el poder del diablo, a través de los ojos de Minho podía ver cuánto poder estaba ejerciendo sobre el pobre muchacho resentido y Hyunjin empezó a citar un exorcismo de memoria.

—Padre poderoso, Rey de los cielos, destierra de esta persona, de esta casa y de la tierra la asechanza del espíritu del diablo. Líbranos de todo mal, Señor, te ruego que liberes a esta pobre alma y hagas tu voluntad sobre tu hijo pecador—sacó el rosario que siempre cargaba para mostrárselo a Minho, quien sujetó su cabeza adolorido —Amén.

El sacerdote fue arrojado al suelo mientras Minho se retorcía desde su lugar, negándose a que aquel espíritu abandone su cuerpo y pierda todo el poder. Aprovechó la situación para acercarse a Félix, al tener al muñeco lejos e interrumpir a Minho parecía haberse recuperado de la influencia del vudú. Su cabello empezaba a desteñirse.

—¿Sabe? Para ser sacerdote es bastante ingenuo y estúpido. Los exorcismos no funcionan sin una preparación previa, y solo dijo lo primero que vino a la mente. Ni siquiera me pidió permiso para hacerlo, así que no funcionó —Félix  se burló, mirando a su compañero de trabajo temblando de miedo—Pero él si lo necesitará, llame a su padre como dije antes, requerirá de un hombre más estable de fe y que no haya pecado como lo hizo usted.

Minho volvió a azotar a Hyunjin  en el suelo, mientras se acercaba a Félix  que trataba de retroceder y lo tomó de los hombros para besarlo.

—Ya estabas poseído, solo necesitas el beso del diablo para que funcione —se puso de pie al ver que Félix  ya no temblaba, sino que se había quedado quieto y su mirada endurecía como si estuviera enfadado. —Fue un gusto conocerlo sacerdote Hwang, esperaré a Félix con gusto en el infierno.

Minho salió del apartamento, entonces Hyunjin  dejó de sentir el peso que lo mantenía en el suelo y volvió a levantarse para ir a donde Félix estaba. Su cabello volvió a su estado normal, cabellos oscuros, pero la palidez seguía consumiéndolo. Su mirada estaba perdida, así que tocó su rostro en busca de signos de que estuviera bien.

—Oye, dime algo—para su fortuna, la herida de la hoja bisturí solo había sido superficial y no era profunda, —Félix, ¿puedes oírme?

Hyunjin sonrió cuando el menor lo miró, sin embargo, antes de poder ayudarlo a levantarse Félix lo tomó de los hombros y luego invirtió las posiciones. El sacerdote golpeó una vez más el suelo para luego darse cuenta del brillante rojo que Félix tiene en sus ojos. El menor gruñe como un animal, tratando de llevar sus manos al cuello del mayor para ahorcarlo y Hyunjin sabe que está bajo el control del demonio por lo que lucha para liberarse de sus manos. Félix luce totalmente diferente, no hay rastro de su inocente mirada y mucho menos de que sea lindo o adorable, el odio con el que está atacándolo hace que Hyunjin trate de pensar que no está realmente dañando al menor y lo golpea para mantenerlo en el suelo.

Hyunjin  busca a tientas su celular en su bolsillo mientras se asegura que Félix no vaya a escaparse, encuentra el número de su padre para marcar y al instante le responde.

Hijo, me alegra saludarte—es lo que el señor Hwang dice primero.

—Necesito que vengas al departamento de Lee Félix, te enviaré mi ubicación y quiero que traigas agua bendita, cuerda y tu biblia. También vístete, necesito tu ayuda con un exorcismo—habla rápido, esquivando los golpes que Félix lanza en su dirección.

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Su padre no hace preguntas cuando llega al departamento, simplemente está sorprendido cuando encuentra a su hijo sosteniendo al joven que ayudaba a sanar en el suelo y este arremetía para liberarse. Félix ha adquirido un tono más paliducho en su piel, y sus ojos casi son dominados por el negro que reemplaza al blanco y el rojo intenso que hace que se sienta mareado. Hyunjin le dice que deben atar a Félix a su cama porque ha sido lo bastante agresivo en los últimos minutos como para colmar su paciencia.

—¿Desde cuándo sabías esto? —preguntó su padre, una vez que sujetaron las muñecas del menor a la cabecera de su cama y se alejaban para evitar ser golpeados por sus pies que peleaban por liberarse—No luce como si fuera hoy, ¿acaso su enfermedad siempre fue una posesión, Hwang Hyunjin?

—Lo descubrí hace tres días, no tenía idea—respondió desesperado—¿recuerdas tu caso con el cuñado de ese hombre? Un tipo estaba molesto con Félix por un trabajo que tenían en común, se lo tomó tan personal que hizo un pacto para obtener magia negra y estuvo controlando a Félix por medio de vudú en algunas situaciones, vino para hacerle esto. Intenté exorcizarlo, pero no funcionó como quería y solo logré provocarlo para que pusiera a Félix así.

El sacerdote mayor asintió convencido de la historia, sacando una botella de agua bendita y una cruz grande. Hyunjin se colocó al lado de Félix mientras trazaba una cruz en su frente.

—Un exorcismo no es algo que se haga en un solo intento, puede que demoremos algunas horas y la noche de brujas no ayudará mucho, eh visto que si sacamos a algún demonio puede ingresar otro en busca de un cuerpo—también trazó una cruz, murmurando un amén. —Siento una fuerza muy grande, será más difícil de lo que pensé. Esperemos que salga bien.

—¿Salga bien? —ahora es el turno de Hyunjiin para preguntar, sin olvidar su tonto enamoramiento—¿A-a que te refieres?

—Es una fuerza más grande de lo que eh trabajado, ¿has escuchado de la chica Rose, cierto? Estados Unidos, muerte instantánea—claro que lo había hecho, fue un caso muy popular y el pobre exorcista del caso fue enviado a prisión—Puede que no resulte igual de bien, ¿tenemos su consentimiento?

Hyunjin no respondió.

—Hyunjin, ¿tienes su consentimiento?—volvió a preguntar, dejando de lado el agua bendita y evitando que Félix lo golpee.—¡Hijo, responde!

—¡N-no lo sé! ¡No es como si tuviera tiempo para preguntarle eso mientras un maldito imbécil me estaba azotando como una muñeca de trapo en el suelo! —estaba poniéndose paranoico, los gritos de su padre, Félix atado a la cama mientras los miraba con ganas de asesinarlos, los cantos de los niños afuera en la calle y Minho diciendo que seguramente Félix moriría en el proceso de sacarle al maldito demonio, todo estaba volviéndolo loco—¡Él dijo que quería curarse, creo que es suficiente para hacer esto!

Su padre expresó su frustración también, tratando de buscar las maneras de explicar que podía pasar si las cosas no iban bien.

—Escúchame hijo, podemos meternos en problemas si el muchacho no responde bien al exorcismo, ¿y si muere? ¡Nos inculparán de asesinato!

—¡Asesinato será el que haga él si no lo curas!

Hyunjin parecía histérico, culpándose de no haber actuado en el momento que Félix abrió la puerta, o haberle dicho la verdad para negociar con Minho antes de que viniera personalmente a joderles la noche. Quería ponerse a llorar, ver a Félix retorcerse por algo que no era su culpa lo hacía sentirse peor. Tantos años estudiando las sagradas escrituras, ¿para qué?

—Bien, haremos esto pero si algo malo pasa vamos a tener serios problemas—su padre se tranquilizó, tomando su biblia y el agua bendita nuevamente—Somos dos sacerdotes contra un hijo de satán, si unimos nuestras oraciones podemos intimidarlo más de lo que solo uno lo haría. ¿De acuerdo?

El menor corrió hacia las ventanas para cerrar las cortinas y evitar que alguien más viera lo que sucedía, debían ser discretos para no alborotar a la gente que solo alimentaría al demonio. Su padre rezó para si mismo antes de empezar, rociando el agua hacia Félix quien gritó por el ardor.

—L-le haces daño—Hyunjin tartamudeó.

—Eso es bueno, en este momento su cuerpo está entre el infierno y nosotros—explicó mientras lanzaba más gotas de agua—Su cuerpo está quemándose por el agua, no literalmente, pero lo está sintiendo así por el poder divino y significa que llevamos un avance.

Félix gritó y forcejeó contra las ataduras, su piel tornándose en un tono blanco raro y sus ojos aún seguían perdidos entre el rojo y el negro. Ardía todo a su alrededor, su piel estaba recibiendo aquellas piscas de agua que dolían como el infierno mismo. Se rió irónicamente, porque estaba en el infierno. Las lágrimas bajaban por las mejillas pálidas, y su respiración se volvía mas errática cada vez que era salpicado por el agua. El Padre Hwang inició la oración, colocando la cruz frente a él para simbolizar la amenaza que presentaba hacia el demonio y ordenó que abandonara el cuerpo del menor.

—Señor, te ruego en este momento que obres sobre nosotros tus hijos y que nos liberes del mal que tu enemigo ha hecho sobre tu hijo —lanzó más agua—, tú sabes cuánto ha sufrido este pobre muchacho por las obras de la envidia, sánalo y deja que descanse de tanto dolor. Amén.

Hyunjin miró a Félix para murmurar una gema, esperando apoyar lo suficiente a su padre para que lograran expulsar de una vez por todas al demonio. Nunca había estado en un exorcismo real, siempre los había visto en la televisión cuando visitaba a su amigo Jisung que siempre se escondía en su sótano para ver esa clase de películas y a Hyunjin le parecía interesante en esos momentos como lograban sacar el espíritu maligno del cuerpo de la persona que estaban ayudando, pero estar frente a frente con uno era mucho más que impactante. Jeolla no era conocida por tener casos de posesiones, tampoco Busan, y cree que el Vaticano mismo no se hacía cargo de asuntos similares. Era demasiado para procesar, pero debía ser fuerte, por Félix, y eso es lo que haría.

Tomó su rosario para unirse a su padre, la iglesia decía que si había apoyo de las personas más cercanas podrían lograr un resultado mucho mejor. Podía sentirlo, el poder que emanaba el cuerpo de Félix cada que su padre rezaba y era como si estuviera en una película en cámara lenta.

Las ataduras lograban mantener a Félix lo suficientemente estable como para que se rompiera algún hueso tratando de escapar, su espalda se arqueaba del dolor y su rostro solo transmitía enojo hacia las personas que estaban con él, Hyunjin entró en shock allí mismo y comenzó a llorar. Arrojó su rosario al suelo. Hyunjin no iba a soportarlo, era débil y lo sabía. No podía hacerlo, no tenía las agallas que necesitaba un verdadero hombre fiel a Dios y que pudiera salvar a quien amaba. Su padre gritaba las letanías de los santos, sin miedo en sus ojos, dispuesto a sanar a Félix que nunca había hecho nada malo en su vida y ahora era presa del diablo. Nunca sería como su padre, no sabía en qué pensaba cuando quiso ser sacerdote. Se pregunta si Félix podrá perdonarlo alguna vez, si comprendería por qué no le dijo la verdad, o entendería que aun siendo sacerdote no pudo hacer nada ¿aún seguiría pintando sus cuadros sobre él?

Miró el último cuadro que Félix pintó, con las lágrimas escurriendo por sus mejillas lo hizo, eran ellos dos. Había pintado a Hyunjin como sacerdote, con una capa que decía que era de un superhéroe y una corona, a su lado Félix lucía su cabello blanco junto a ropas tradicionales de Corea para simbolizar el respeto que le tenía. ¿Siquiera debería haberlo?

Después de todo, Hyunjin jamás lo ayudó.

Recordó el día que Félix llegó a la puerta de la iglesia, el miedo en sus ojos y la esperanza que tenía en que lo sanara. Huunjin haciendo lo posible por que no estuviera asustado, quedándose con él en su departamento como si fueran amigos de toda la vida y luego se había enamorado estúpidamente. Bien habría podido llevarlo a otra iglesia, pero tampoco lo hizo. Se siente perdido, no escucha cuando su padre grita más fuerte, como si estuviera advirtiéndole de algo muy malo y Félix parece llamarlo de repente. Pero está perdido, por primera vez sale de su burbuja del mundo perfecto cristiano y pone los pies en la tierra como es.

Vuelve a mirar el cuadro, recordando.

—Oye Jinnie, ¿por qué quisiste ser sacerdote? —preguntó mientras pintaba el cuadro que haría en especial, por el cual estuvo manteniendo al mayor fuera de la vista para darle la sorpresa.

Hyunjin lo miró desde su posición, sin moverse mucho porque sabía que Félix vendría a regañarlo y aunque le parecía gracioso verlo sonrojarse por no poder alcanzarlo a veces le daba miedo cuando se le pegaba como garrapata para fastidiarlo.

—Me gustaba mucho ver a mi padre cuando nos llevaba a misa, lo admiraba. Siempre nos hacía sentarnos frente al estrado y cuando pedía que alguien del público participara respondiendo preguntas de sus lecciones me gustaba alzar la mano. Cuando nos platicaba de sus servicios del día como bodas o bautizos también me agradaba escucharlo, supongo que era para saber más y oírlo contar sus experiencias tan dramáticamente para hacernos reír me motivaba a leer por mi mismo sus siguientes lecciones para estar preparado—explicó con una sonrisa—Mi hermana se unió al coro porque le gustaba cantar, así que papá la inscribió y la aceptaron mientras a mi me metió a clases dominicales al verme tan emocionado con los asuntos de la iglesia. Jeolla conocía a mi padre por ser un buen sacerdote, tan comprensivo y listo para ayudar cuando lo necesites, así que yo también quería serlo. Un ejemplo a seguir para cuando tuviera a mis propios hijos, poder enseñarles el camino del bien y que ellos siguieran mis pasos como lo hice yo.

Félix sonrió conmovido, sin dejar de concentrarse en la pintura, al escuchar la historia de Hyunjin.

—Y tú, Bokkie, ¿Cómo fue que quisiste ser un artista tan bueno? —el sacerdote aprovechó la distracción del menor para limpiarse la nariz.

—No te muevas Jinnie—regañó aún sin verlo, sabiendo sus mañas para cabrearlo.

—Lo siento, ¿ya respondes?

—Bien, desde pequeño me gustaban mucho las acuarelas y los pinceles. Mi mamá me contó que me había tenido que pegar con el cinturón dos veces por haber pintado una pared que no tenía que manchar para nada porque era importante al parecer, pero luego llamó a mi padre para decirle que podrían considerar mandarme a una escuela de artes para que me enseñaran a que las paredes no eran lienzos y que podía pedírselos cuando quisiera —hizo una pausa para delinear un contorno—, crecí en varios cursos de verano para reforzar mis diseños, todos me decían que debería estudiar en una buena Universidad de Artes para tener un título que me consiguiera trabajo con proveedores de exhibiciones o galeras para exponer y fue donde conocí a mis actuales proveedores. Pero, lo que en verdad me motivó fue que podía expresar lo que sentía a través de mis pinturas, si estaba triste pintaba un gatito llorando bajo la luna, o si estaba enojado pintaba una mariposa ardiendo en un árbol de hojas rojas y si estaba muy contento dibujaba conejos saltando en un jardín. Y, creo que ahora eh hecho una para el respeto y la admiración. ¿Quieres ver?

Hyunjin asintió al ver que era una señal para que pudiera bajarse del pequeño escenario donde Félix colocaba sus modelos y se acercó para poder ver la pintura. Se sintió enternecido por verlos a ambos, reconociendo sus rostros y el mensaje.

Abrazó por detrás al menor, inhalando su suave aroma a vainilla antes de agradecerle por tan bonita obra de arte.

Hyunjin solamente se queda allí de pie, aun cuando su padre pide que reaccione y haga una llamada a emergencias. Aparentemente pasaron dos horas desde que Hyunjin perdió todo sentido sobre sí mismo, sin saber que su padre advertía lo que tanto temía que pasaría y no escuchó cuando Félix volvió en si unos momentos.

—¡Es demasiado fuerte! ¡Hyunjin, reacciona!

La culpa lo bloqueó.

Terminando entonces frente a Félix, quien falleció después del exorcismo.

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Explicación rápida: Hyunjin en verdad no estaba listo para tomar un puesto tan pesado como ser sacerdote, todavía era joven y tenía aún mucho por aprender de lo que conllevaba estar en un lugar tan importante. La razón es porque su mente estaba descubriendo más cosas, y se estaba enamorando de aquello que juró de alguna manera alejar (ser gay). Además que un exorcismo es un evento que puede ser traumático, tampoco estaba listo para presenciarlo y que Félix haya sido el que falleció en un proceso así lo dejó marcado en su vida.

¡Gracias por leer!

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