última lección.
Mientras tanto en el segundo piso...
—¡¿Qué demonios acabas de hacer?!
Los ocho salieron apurados y chamuscados tras haber encendido la alarma contra incendios. Tosiendo, JiMin reprendía a Baek, el responsable de la situación.
—¡¿Acaso eres idiota?! ¡¿Por qué demonios prendiste fuego?!
BaekHyun le dio una mirada desconcertada, como si tampoco supiera qué había pasado.
—¡Es que dijimos que ambientaríamos al estilo JiMin! Entonces pensé que como ante los ojos de TaeHyung debes ser más caliente que el infierno, yo...
—Juro que voy a matarte...
—¡Cállate y hazte a un lado! —espetó SooBin acercándose con un extintor, le quitó el seguro y empezó a apagar el fuego que no era tanto para haber exagerado así.
Cuando ya no hubo ni una llama SooBin resopló y dejó el extintor en el suelo, sacudiéndose la ropa chamuscada.
—Bueno, ya sabemos que nunca debemos pedirte ayuda para decoración de interiores.
—Tuvimos suerte de que sólo fuera un pequeño incendio y que nadie se diera cuenta —se rió YeonJun—. ¿Se imaginan que, por ejemplo, el director nos descubriera? Eso sería caótico.
—Sí, probablemente lo sería —afirmó el mencionado, apareciendo por arte de magia atrás de YeonJun.
—¡Mierda! —chilló escondiéndose atrás de SooBin.
ChangKyun se veía menos molesto de lo que seguramente debería, pero eso no quitaba el aire amenazante que soplaba hacia ellos.
El hombre estiró la mano y apagó la alarma que hasta entonces todavía estaba sonando y los analizó en silencio.
—¿Puedo saber qué estaban intentando hacer?
—Nosotros... Estábamos... —murmuró JiMin, mordiéndose el labio inferior.
—Estábamos haciendo un experimento de química —dijo Felix, dándole una sonrisa amable al director—. Pero algo salió mal, y como estábamos trabajando con alcohol metílico, pues se nos fue un poco de las manos. Por favor, discúlpenos.
Im alzó una ceja, como dudando de si lo que decía Felix era cierto. Eventualmente resopló y dio un asentimiento.
—Ya, te creo sólo porque eres un estudiante ejemplar, ¿bien? —Lee se lo agradeció, pero ChangKyun volvió a mirarlos con molestia—. Pero eso no justifica nada. Saben que las prácticas deben realizarse con la supervisión de un docente. ¿Acaso quieren tacharse a tan poco tiempo de su graduación, señores? —Los de último año negaron repetidas veces—. Deberán limpiar este desastre, quiero hablar con sus padres mañana temprano, sin excusas. ¿quedó claro? —esta vez asintieron. Im les dio una última mirada antes de darse media vuelta y retirarse de allí caminando.
BaekHyun hizo un sonido de alivio apenas el director desapareció.
—Waah, eso estuvo cer- ¿a dónde van? —preguntó al ver que los demás también se estaban alejando como si nada.
YuGyeom lo miró por encima de su hombro.
—Tú fuiste quién provocó el incendio. Tú limpia.
Y se fueron todos a excepción de Mark, que se quedó palmeando la espalda de un muy incrédulo BaekHyun.
—Tranquilo, hyung. Yo te ayudo a limpiar.
—Ah, gracias, Mark —resopló resignado.
JiMin se despidió de los demás tras haberse lavado la cara y las manos. Los demás dijeron que, como ya habían terminado las clases de ese día, se irían a sus respectivas casas. Park estuvo tentado a hacer lo mismo, pero en parte sintió piedad de BaekHyun, después de todo sólo había querido ayudarlo... a su manera.
Caminó de regreso al salón de química, pero al doblar en el pasillo chocó con nada más y nada menos que TaeHyung. Parecía apurado y nervioso, al menos hasta que conectó miradas con JiMin, terminando por liberar un aliviado suspiro.
Park se rió y le acarició el cabello con una mano—. ¿Estás bien? —TaeHyung le sonrió asintiendo.
—Sí, ¿tú lo estás? —JiMin ladeó la cabeza, curioso—. Es que como hubo un incendio y no te he visto desde el desayuno creí que algo había pasado. Recién nos dejaron entrar de nuevo —explicó, sus ojos posándose en una pequeña quemadura que tenía en el dorso de la mano—. ¡Hyung, estás herido! —se alarmó cogiéndole la mano y analizando con preocupación la marca rojiza.
—No es nada, ya me la atendí en el baño —le tranquilizó.
—¿Qué rayos pasó?
—Un experimento fallido de química —dijo sin poder evitar reírse un poco, ganándose una mirada confundida de Kim—. Enserio, Tae-ah, no duele mucho. Dejando el tema de lado, ¿qué tal tus clases?
—Mmm, no muy bien. Tuve inglés, y sabes que tengo deficiencia con esa materia. Debo repasar unos ejercicios, pero la profesora Nancy no podrá ayudarme hasta la próxima semana —hizo un puchero que pronto se convirtió en una sonrisa suplicante. Parpadeó varias veces hacia JiMin en gesto coqueto—. Hyuuung~ ¿Podrías ayudarme en inglés?
JiMin arqueó una ceja, haciéndose el difícil.
—¿Por qué debería? Se supone que ya no soy tu tutor.
—¡Hyuung! —Pataleó recuperando el puchero, apegándose a su brazo—. Vamos, hyung. Por todas esas veces que fui un niño bueno, ayúdeme, ¿sí?
Ah, ¿cómo decirle que no a esa cara?
—Realmente eres malo con esto de los tiempos verbales —observó JiMin una hora después, en el aula de siempre, sentados dónde siempre, con Tae mirando su libreta con el ceño fruncido y los ojos llenos de complejidad.
—Lo sé, un fracaso —bufó dejando caer la cara en la mesa—. Voy a reprobar la primera evaluación del tercer periodo si no consigo memorizar esto —se quejaba.
—Yo digo que sólo estás distraído, pequeño. En este rato que llevamos te has quedado pensando en quién-sabe-qué varias veces.
Tae no negó eso tampoco, pero JiMin notó que sus músculos se tensaban.
¿En qué estaría pensando?
Bueno, no es como si Park también estuviera poniendo toda su concentración en la lección. Seguía considerando opciones para pedirle al menor que fuera su novio, pero hasta ahora no se le ocurría nada que fuera lo suficientemente memorable.
Se puso a recordar otras cosas que quizás lo pudieran ayudar, pero la mayoría de sus recuerdos con TaeHyung se reducían a ese salón y a sus lecciones recompensadas. No creía tener nada en mente que valiera la pena atesorar en la memoria. Sería el primer acercamiento como pareja oficial, JiMin tenía que ser original.
—Supongo que estoy desmotivado —oyó que Kim decía.
JiMin lo miró con asombro, evaluando aquello.
¿TaeHyung estaba insinuando que...?
—¿Qué tal si negociamos, hyung? —ofreció el menor incorporándose. Tenía una sonrisa en su cara, mirando al mayor a los ojos fijamente.
—¿Negociar, Tae-ah? —Cuestionó. Obviamente sabía a lo que quería llegar Tae, y no podía creer lo rápido que le empezó a latir el corazón por ello. Como la primera vez que...
—Si completo esta lección con éxito, me dará una recompensa —dijo Tae.
—¿Qué clase de recompensa?
—La que usted quiera...
JiMin sonrió también, luego asintió con la cabeza. TaeHyung le guiñó el ojo y ambos regresaron la mirada a la libreta, esta vez prestando verdadera atención a lo que decía en ella.
El mayor estaba ansioso, siendo francos. La oportunidad le había llegado a la palma de la mano y en bandeja de plata, y es que era tan obvio... que no le sorprendió lo rápido que Tae completó los ejercicios y oraciones que JiMin le pidió armar. Todo era como un pequeño deja vú que no podía ser más atesorado.
—¿Terminaste? —consultó cuando Kim dejó el lápiz en la mesa. El chico asintió en silencio y le pasó la libreta para que el otro corrigiera.
JiMin tomó su resaltador y, relamiéndose los labios, echó un vistazo.
Todo estaba perfecto.
No le sorprendió en lo absoluto.
—Te esforzaste bastante, eh —comentó dejando el obsoleto resaltador en la mesa también. Miró a Tae, que estaba con una mueca tímida—. Sabes cuándo te conviene sacar ese potencial que guardas en esta pequeña cabecita —le golpeó con el dedo índice en la sien, haciendo que Tae se riera.
—Nada de eso. Ambos sabemos lo distinto que son los resultados cuando se tiene una motivación, ¿cierto?
JiMin se rió también, otorgándola absolutamente toda la razón.
—Bueno, supongo que estás en lo cierto —dijo—. Entonces ahora yo debo recompensarte.
—Sí, hyung.
JiMin se mordió el labio inferior y, respirando profundamente, tomó el lápiz de Tae y pasó a la página siguiente de la libreta. Escribió aquello que había estado en la punta de su lengua por días, agregando el signo de interrogación al final con un pequeño corazón. Analizando su propia caligrafía una última vez, le devolvió la libreta a TaeHyung y esperó con la mirada en la ventana a que el chico lo leyera.
Era tan simple.
¿Qué más memorable que una propuesta en el lugar dónde todo comenzó, y bajo la misma estrategia? JiMin a veces perdía el sentido común.
—Hyung... —murmuró Kim—. ¿D-De verdad?
JiMin miró de soslayo a la hoja dónde había dejado la "recompensa" de TaeHyung.
¿Quieres ser mi novio? ♡
—Sí, de verdad, Tae-ah —afirmó dirigiendo sus ojos al colorado rostro del chico.
A TaeHyung le temblaron los labios conforme una sonrisa alegre se iba apoderando de ellos. Era una sonrisa tan alegre que sus ojos no tardaron en achicarse un tantito debido a que sus mejillas se abultaron por la curvatura de sus labios, los cuáles al instante formaron su bella, preciosa y característica sonrisa geométrica. JiMin no pudo evitar sentirse como el chico más afortunado del mundo al tener a tan precioso chico para él.
—Hyung... ¡Sí quiero! —exclamó, e igual a aquella vez que fingieron declararse en ese mismo salón, se lanzó a besar los labios del mayor y rodear su cuello con sus brazos. Sin embargo, esta vez no era una dramatización ni nada por el estilo; eran los verdaderos sentimientos saliendo a flote y siendo descargados en un dulce beso que JiMin no quería terminar nunca.
¿Habrían terminado así si jamás hubiera aceptado hacerle la mamada a TaeHyung?
Bueno, no es como si le importara. Después de todo había disfrutado, desde la primera lección hasta la última.
FIN.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top