lección veintiuno.

TaeHyung y JiMin sí fueron al acuario a final de mes, un sábado soleado y caluroso.

La cita estaba bien, a decir verdad, Tae pasó todo el rato sonriendo y señalando cada tanque con asombro, justo igual que un niño pequeño. Park compró algodón de azúcar para ambos y churros, y mientras miraban a los coloridos peces del estanque más grande unió sus manos con las del otro, fingiendo no notar la sonrisa apenada del menor; empezó a considerar que era el momento perfecto para pedirle que fuera su novio, tal como tenía pensado...

Pero, entonces...

—¡Mira, Yug! Son TaeHyung y JiMin.

Al mirar a un costado, ellos se encontraron con todos sus amigos. Incluso estaba Jihyo, MinHo y Felix, por alguna razón que nadie se molestó en explicarle a JiMin.

Lógicamente, ninguno de ellos se dio cuenta que estaban interrumpiendo su romántica atmósfera y propusieron pasar el resto del paseo juntos. Tar no opuso resistencia a la idea, pero JiMin notó que estaba un poco decepcionado, después de todo era la primera cita que compartían.

Por fortuna, los imbéciles compensaron la interrupción haciendo que la tarde fuera divertida, y al final todos fueron a comer hamburguesas. Fue agradable, pero ahora JiMin debía planear otra estrategia para pedirle a TaeHyung que fuera su novio oficialmente. Tras considerarlo mucho tiempo, llegó a la conclusión de que las personas que habían arruinado su primer plan debían hacerse responsables y darle una solución.

No fue su mejor idea.

—Llévalo a un hotel y mientras tienen sexo le dices —espetó Baek, ganándose un golpe por parte de Mark, quién aún no asimilaba la perdida de inocencia de TaeHyung—. ¡Pues no tengo más ideas!

—¿Qué tal si le compras un videojuego, botas el CD y adentro de la caja pones una nota que diga "quieres ser mi niño rata?".

—YeonJun, esa es la idea más ofensiva y menos lucrativa que puede existir.

—Al menos soy original —bufó cruzando los brazos con indignación.

—¿Por qué no se lo pediste ese día en el acuario? —preguntó JungKook confundido.

JiMin sonrió torcidamente, una vena en su frente muy parecida a las de las caricaturas asomándose ante el comentario.

—Prefiero no responder a eso.

—¡Tengo una idea! —SooBin alzó la mano con entusiasmo—. ¿Por qué no le compones una canción?

—Me gusta la idea de la canción, pero me parece muy cliché —comentó Jihyo aburrida—. ¿Por qué no sólo se lo dices en una cena o algo?

—¿Eso es menos cliché? —cuestionó MinHo, con Felix sentado en sus piernas. A lo mejor eran pareja, a lo mejor no. JiMin decidió no preguntar.

—Joder... —gruñó frotándose la cara con ambas manos—. Ninguno me está ayudando. Necesito a algún romántico empedernido y cursi como la mierda...

—Llegó mi hora de brillar, perras.

Todos giraron a mirar a YuGyeom, que se había mantenido, por alguna razón, atrás de la puerta desde que llegaron. Salió de ella con la cabeza gacha, los ojos cerrados y una sonrisa arrogante, además tenía las manos en los bolsillos. Se ubicó en frente de la pizarra y cogió un marcador, comenzando a dibujar algo así como un mapa conceptual de forma automática, como si lo hubiera planeado en su cabeza desde hace mucho rato.

JiMin se acercó a JungKook y le susurró.

—¿Sabía que terminaríamos por recurrir a él?

Jeon se encogió de hombros.

—Probablemente. No voy a negar que es muy romántico y cursi, la mayoría del tiempo siento que estoy saliendo con un hombre de caramelo... —sonrió levemente—. Es agradable. No todo el tiempo encuentras a alguien así. Casi siempre los chicos no saben qué regalar, sólo piensan en sexo y no son para nada detallis-

—Ejem, ejem —carraspearon los demás, mirando a JungKook con ironía.

—No es mi culpa que sean unos inútiles.

—Muy bien, secta de vírgenes —habló YuGyeom golpeando su palma con el puño, sonriendo con mucha confianza—. Bienvenidos a Clases para Chicos Poco Románticos Que Probablemente Morirán Solos Al No Saber Cómo Enamorar a Su Crush, por Kim YuGyeom. Lección número uno... —señaló a la pizarra el primer cuadro de los quince que había dibujado—. El coqueteo sutil.

—Uhm, YuGyeom, lo aprecio mucho, pero esto no es necesario —le dijo JiMin con una sonrisa nerviosa—. Solo dime cómo...

—Apapap, cállate, plebeyo, me lo agradecerás luego —alzó un dedo hacia Park, interrumpiéndolo con paciencia—. Esto es jodidamente necesario. Si no les enseño paso por paso habrán hecho las cosas por hacerlas y ahí definitivamente van a terminar en un asilo con treinta gatos —puso ambas manos en sus caderas—. Hay que ponerle sentimiento a la cosa. Si alguien no está interesado en el amor puede retirarse.

—¿Yo me puedo ir? —preguntó Jihyo alzando la mano.

YuGyeom le sonrió y asintió. Ella no tardó en salir del salón a toda prisa.

—¿Alguien más?

—Como mejor amigo, estoy obligado a quedarme, ¿no es así? —preguntó Mark.

—Pero por supuesto que yes.

—Mierda —se quejó por lo bajo.

—¡Bien, ya que nadie más está en contra, empezaré! —dio una palmada y regresó al pizarrón—. Paso número uno, el coqueteo sutil. Esto generalmente surge después de la inminente atracción que suele relacionarse a mariposas en el estómago...

JiMin bufó al igual que los demás y se sentó en un pupitre, atendiendo lo más que pudo a la laaaaaaaaaaarga explicación de YuGyeom que se sintió como uno de esos programas de televisión donde arman parejas y explican por qué son perfectos el uno para el otro.

Finalmente, una o dos horas después, llegaron a la parte que le interesaba a JiMin; las proposiciones.

—Ya una vez completada la parte del acoso, dónde ya conocemos hasta qué calzón usa nuestra pareja cada día de la semana, podemos juntar toda la información recopilada e idear la propuesta perfecta —los miró con optimismo, posiblemente esperando de ellos más de lo que debería—. Creo que somos lo suficientemente cercanos a TaeHyung para poder sugerir algo genial. Entre todos podemos armar la situación perfecta hasta que explote de amor —dejó el marcador en el escritorio y se recostó contra la pared, haciendo un gesto hacia ellos—. Bien, quiero oírlos. ¿Qué le gusta a Kim TaeHyung?

—Estampar balones de voleibol en la cara de sus oponentes —dijo Felix.

—Las zanahorias —acotó Mark con una sonrisa—. Siempre tiene unas en su mochila. Se las come a lo largo del día.

—Le gusta el anime —murmuró JungKook—. Y todo lo que se relacione a Japón.

—Le gusta golpear a SooBin —comentó BaekHyun, ganándose más de una mirada de reproche—. Solo decía... No conozco lo suficiente al niño, pero supongo que le gusta mucho ganar.

—Con eso no armamos una confesión precisamente romántica —protestó YeonJun con un puchero—. Si juntamos lo que dijeron, obtendríamos un torneo de voleibol de zanahorias otakus dónde el premio sea golpear a SooBin.

—Suena divertido hasta cierto punto —dijo MinHo, suspirando—. Pero estoy seguro de que podemos hacer algo mejor. Debe haber un gusto demasiado obvio.

—YeonJun tiene razón. Estamos omitiendo algo muy importante, un punto de atracción que hace a TaeHyung sonreír con toda la felicidad del mundo —espetó YuGyeom determinado.

El salón se quedó en silencio, mientras todos pensaban que era aquello que a Tae le gustaba tanto y que podían crear la situación perfecta para que JiMin le pidiera ser su novio.

—Bueno... —musitó SooBin, sonriendo levemente—. A TaeHyung le gusta JiMin.

—¿Eh? —el susodicho frunció el ceño, desconcertado.

—¡SooBin tiene razón! —exclamó YuGyeom de golpe, sobresaltándolo—. Es tan obvio. No hay cosa en el mundo que TaeHyung adore más que a JiMin.

—Podría funcionar... —afirmó JungKook, con los ojos muy abiertos—. Solo debemos recrear la situación más... "JiMin" posible.

—¿Cómo se supone que se crea una situación "JiMin"? —exigió.

MinHo y Felix intercambiaron miradas antes de echarse a reír escandalosamente. Quién sabe qué se habrán imaginado.

—Para mí una situación "JiMin" sería algo asqueroso y lleno de perversiones de viejo sucio —Mark se asqueó—. No. Me niego.

—No quiero saber qué es lo que te lleva a la mente cuando piensas en mí —dijo Park con ironía.

—¡Tengo una idea! —BaekHyun se levantó de golpe, sonriendo con emoción. Era raro verlo así—. Sé cómo ambientar de forma perfecta.

—¿Al estilo JiMin? —cuestionó YuGyeom.

Baek alzó una ceja y sonrió aún más, incluso con un borde travieso.

—Oh, sí, será lo más JiMin posible.

JiMin no pudo estar más curioso.

TaeHyung estaba confundido y preocupado. De repente YuGyeom y Mark habían salido corriendo del comedor y lo habían dejado solo. No encontraba a JiMin ni a los amigos de este. Ni siquiera le contestaban las llamadas.

Caminando por el pasillo, vio a Jihyo comprando un bocadillo en la máquina expendedora. Ella estudiaba con JiMin, quizás sabría dónde estaba.

—Disculpa, noona —le tocó el hombro. Jihyo lo miró y de inmediato escupió la fritura que se había metido en la boca, tosiendo por consecuencia.

Kim frunció el ceño, aún más confundido.

—¡Ta-TaeHyung! —gritó ella, sonriendo con nervios—. Hola, pequeño. ¿P-puedo ayudarte en algo?

—Sí, de hecho. Estoy buscando a JiMin hyung.

—A-ah... ¿Quién es JiMin? Yo no conozco a ningún JiMin

Alzó una ceja, tratando de captar si ella estaba jugando o algo por el estilo. Jihyo de verdad parecía muy nerviosa, relamiéndose los labios y mirando a todos lados con ansiedad.

—JiMin, Park JiMin —especificó—. Es obvio que sabes de quién hablo.

—¡Oh! Ese JiMin —asintió repetidas veces con la cabeza, rascándose la nuca—. Bueno, creo que él no vino hoy a clases.

—Pero si comimos juntos en la mañana.

—Ay, TaeHyung, ¡yo qué sé! —gritó de nuevo, asustándolo—. Quizás está jugando fútbol en la cancha, o está masturbándose en el armario del conserje, o quizás está en el salón de química planeando cómo pedirte que por fin sean novios, o quizás... —Jihyo se frenó de repente, apretando los labios mientras miraba algún punto de la pared contraria. Kim la vio, en medio de su asombro, cerrar los ojos lentamente con el ceño fruncido—. Creo que metí la pata, ¿no es así? —murmuró.

—JiMin hyung... Él está planeando...

—¡Por favor, no le digas que yo te dije! —se lanzó de rodillas al suelo, chillando—. ¡Quién sabe qué me hará!

—No creo que vayan a golpearte —repuso.

Jihyo lo miró con los ojos llorosos y el labio inferior temblando. Tae miró hacia otro lado, y casi en ese preciso momento la alarma de incendios empezó a sonar, sobresaltándolos a ambos.

El profesor JaeBum frunció el ceño y resopló con fastidio para después comenzar a escoltar a los estudiantes hacia la salida tranquilamente con ayuda de otros profesores. TaeHyung dudó mucho, pero no le quedó de otra que avanzar, escuchando los cuchicheos de los adultos diciendo que el incendio había sido en el segundo piso.

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