lección seis.
JiMin no pudo dejar de pensar en el hermano de TaeHyung -al menos, él suponía que era su hermano- en todo el rato que estuvo estudiando dentro de su habitación, mientras esperaba a que su hermana mayor volviera de trabajar.
Descansó su mejilla en la palma de su mano, incapaz de entender lo que estaba leyendo. Jugó con la esquina de la hoja del libro, tratando de encontrar algún sentido a la actitud del menor, y del tipo que lo había arrastrado esa tarde a su casa.
Era muy probable que Kim sufriera abuso doméstico, al menos es la impresión que le habían dejado. Es decir, ¿qué más podía representar tantos nervios por algún familiar? Además, estaba el hecho de que Tae nunca lo dejaba acompañarlo hasta la puerta de su casa, así que no sería de extrañar que sus hermanos, o las personas con quién viviera, lo trataran mal.
Desearía poder haberse metido, alejar a Tae de ese tal NamJoon que tanto pánico había ocasionado en el chico, pero por más que Park lo odiara, ese no era su asunto. Él no le había pedido ayuda verbalmente, y NamJoon no había hecho nada que pudiera justificar algún arrebato suyo. Si JiMin hubiera alejado a TaeHyung de su hermano probablemente sería más problemático para todos, y él no se perdonaría hacer que Tae estuviera en peligro.
Ahora, ignorar lo que sea que estuviera pasando en la casa de TaeHyung sería complicado. JiMin no podría hacer vista gorda a esto sabiendo que Kim podría salir malherido o algo. Pero si le preguntaba y ofrecía su ayuda, ¿siquiera Tae lo consideraría? ¿Podía conseguir que le dijera, o que siguiera guardando silencio como la mayoría de las víctimas domésticas hacían en estas situaciones? Park tampoco quería quedar como entrometido ni hacerse el héroe para salvar a alguien que no quería ser salvado.
Bueno, quizás y sólo estaba exagerando todo y TaeHyung no necesitaba ayuda. Tal vez ese día su hermano solo estaba molesto por cualquier cosa y ellos nada más iban a conversar en su casa
―¡JiMin, ya llegué! ―La voz de Lisa en el primer piso hizo que él se sobresaltara.
―¡Bienvenida! ―respondió, pero no se movió para ir a recibirla. Si Lisa notaba que JiMin estaba abrumado le haría muchas preguntas, terminando por sacarle información que definitivamente él no debía repartir.
Tampoco consiguió concentrarse en el libro. Ya lo dejaría para más tarde, o quizás sólo le pediría los apuntes a Baek o SooBin, en ese preciso momento él no tenía mente para otra cosa que no fuera TaeHyung.
Tras meditarlo cuidadosamente, JiMin consideró llamar a Kim como algo casual y poco premeditado. No sería tan sospechoso y se ahorraría la inquietud de hacerlo en persona.
Tardó alrededor de cinco tonos que Tae le contestara, y su voz sonó confundida cuando habló.
―¿JiMin hyung? ¿pasó algo? ―Ni siquiera lo saludó, vaya.
―Hola, Tae-ah. Uhm, ¿cómo estás?
―¿Cómo estoy?
―Sí, es decir... ¿Qué tal todo? ―JiMin sentía que sus mejillas estaban calientes. Estaba actuando como un tarado.
―Eh, pues... ¿bien? ¿Tú cómo estás?
Entonces está bien, pensó mortificado, ¿De verdad sobreactué? Suena muy tranquilo.
―Genial, todo genial ―respondió―. Verás, Tae-ah... Llamaba para saber qué día prefieres que tengamos la siguiente lección. No tengo en claro tus horarios todavía ―Aunque eso no era del todo falso, Park sin dudas se sentía un gran mentiroso.
―Oh, con qué era eso.
Como si eso fuera algo que no puedas preguntarle mañana.
―Sí, sí.
―Pues, hyung, verá que... mhm ―se quejó, como si estuviera tan desubicado como JiMin―. Sigo algo avergonzado por lo de hoy, entonces no sé-
―¿Avergonzado? ―repitió, confundido―. ¿Por qué estás avergonzado?
―Por-por como lo traté hoy en la tarde, y quería pedirle disculpas por eso. De verdad no sé qué me pasó, estuvo mal de mi parte actuar así.
―¿Hablas de que te corriste en mi boca?
―...No precisamente, hyung, pero sí.
A pesar de que lo intentó, JiMin no pudo contener la sonrisa que se escapó de sus labios. Tae realmente estaba avergonzado por haberse comportado como un chico cualquiera con deseos sexuales. Como un adolescente hormonal que disfruta de llenarle la boca de semen a su pareja.
―No estoy molesto, Tae-ah ―dijo francamente―. No hiciste nada malo, ni siquiera es extraño, en cualquier caso.
―Pero y-yo también lo traté mal, fui muy grosero.
―Todos tenemos derecho a tener un mal día, y considerando lo adorable que eres todo el tiempo no me sorprende que no sepas ocultar tu malhumor.
Escuchó un suave jadeo de TaeHyung, y Park notó que su tono de voz disminuyó cuando continuó hablando.
―Usted... ¿usted cree que soy adorable?
―No lo creo, pequeño. Eres adorable ―enfatizó―. De no ser así no habría dejado que me llamaras sin honoríficos ―añadió, además.
Kim soltó una risita que hizo a JiMin sentirse mucho más tranquilo.
―Cierto. Esta tarde te tuteé ―comentó.
―Sí, una total falta de respeto.
―Lo siento ―dijo, aunque no sonaba apenado como hace unos segundos.
―No te disculpes. Aquí dónde me veo todo divino e inalcanzable, suelo ser una mierda cuando me enojo.
―¿Tú? Puro cuento ―replicó, haciendo que el mayor riera.
―Enserio. Una vez casi hice llorar a Baek, no me habló por semanas ―De hecho, Park se sentía muy mal al recordar eso; sin dudas fue de esos días donde quiso mandar a todo el mundo a comerse un cerro de verga―. Lo que trato de decir es, que no me molesta que te molestes de vez en cuando, aunque no todo el mundo es tan comprensivo como yo, así que deberías aprender a manejar eso.
―Ya lo sé, ya lo sé ―afirmó, riéndose. JiMin lo imitó y después duraron un momento en silencio, antes de que TaeHyung volviera a hablar―. Uhm, entonces creo que podríamos continuar con las lecciones mañana, ¿cierto?
―¿Mañana? Tengo educación física ―Aunque eso no afectaba su horario, Park no se iba a permitir dar una lección hediendo a simio sudado―. No soporto oler mal, así que-
―Hyung, nuestro sudor difícilmente huele a algo.
―Es el sentimiento, pequeño. Detesto saber que estoy pegajoso. ¿Qué evaluación tienes próximamente?
―Debo entregar ejercicios de lo que hicimos hoy, además de eso... creo que el viernes tengo que llevar un dibujo libre para Artes. Equivale la mitad de la nota final.
―Un dibujo libre ―redundó JiMin. Él no era muy fanático del dibujo, pero tampoco se le daba mal―. Creo que ayudarte con eso tomaría tiempo.
―¿Lo dejamos para después?
―No, ya mañana es miércoles. No dejaremos ese trabajo para última hora ―espetó.
―¿Qué propone entonces, hyung?
El mayor se lo pensó detenidamente, a punto de resignarse a dar la lección sudado cuando la puerta de su habitación se abrió y entró Lisa. Su hermana mayor venía con el delantal puesto y un moño en el pelo.
―¿Puedo saber por qué aún no has bajado a recibirme? ―dijo con el ceño fruncido.
―Estoy ocupado ―contestó sacándole la lengua.
Lisa arqueó una ceja.
―¿Qué, hablas con el presidente? ¿Quién puede ser más importante que yo?
JiMin escuchó a lo lejos una risita de Kim, pero decidió no comentar nada.
―Es un amigo. Ahora bajo Lisa le dio una mirada de "sí, cómo no" justo antes de asentir y girarse hacia la puerta, pero en ese mismo momento a JiMin se le encendió el foco―. Lisa, ahora que lo pienso, ¿a qué hora llegas mañana?
―¿Uh? Mañana... A las siete, creo.
―¿Puede venir un amigo a casa? Debemos estudiar y me toca educación física.
Su hermana parpadeó perpleja, girándose otra vez hacia JiMin.
―¿Un amigo? ¿Será como esa vez que me dijiste que sólo invitarías a JungKook y BaekHyun, y cuando volví habían lanzado la mesa por la ventana?
―¡Eso fue un accidente!
―¿Cómo lanzas una mesa por la ventana accidentalmente, JiMin?
―Ugh ―se quejó―. ¿Puede o no puede venir? No es JungKook ni BaekHyun.
―Sí, claro. Siempre y cuando no se las ingenien para despegar la nevera entre los dos ―dijo sarcástica.
JiMin otra vez le sacó la lengua y luego señaló la puerta, corriéndola de su habitación. Lisa le hizo una mueca igual de burlona y se fue. Suspirando regresó al teléfono.
―¿Sigues ahí?
―¿Cómo lanzas una mesa por la ventana por accidente, JiMin? ―se rió TaeHyung.
―Cállate. Supongo que si escuchaste eso sabes lo que te voy a preguntar, ¿cierto?
―Sí, pero... no estoy seguro de que sea una buena idea, hyung ―murmuró.
―¿Por qué?
―Bu-Bueno, mis hermanos no son de dejarme ir a casas ajenas.
Mierda. Sus hermanos.
―Oh, bueno ―dijo JiMin, sin saber muy bien cómo reaccionar.
―Pero... ―dijo Tae, muy bajo―. Supongo que da lo mismo, volvería a la misma hora de siempre, ¿no? ―Tras una leve pausa, el mayor asintió―. Creo que no habría problemas, pero eso sí, hyung; no puede acompañarme de regreso a casa.
Park ni siquiera se sorprendió. En el fondo él supuso que esa sería una condición.
―Está bien, como prefieras, pequeño.
―Entonces, nos vemos mañana, hyung.
―Sí, hasta mañana, Tae-ah. Descansa ―dijo JiMin, poniéndose de pie para salir de su habitación.
―Igual usted, hyung ―Después de eso, ambos colgaron. Park se guardó el celular en el bolsillo y terminó de llegar a la cocina, donde Lisa ya estaba sirviendo dos platos de comida.
Tomó asiento en la mesa y se puso a pensar detenidamente, tratando de hacer cálculos para estar seguro de que TaeHyung volvería a tiempo a su casa. Sería la primera vez que ellos se verían después del colegio, fuera de él. Para qué negarlo, JiMin estaba algo ansioso.
―Sigue sonriendo de esa manera, y te juro que te voy a echar una olla de agua hirviendo ―dijo Lisa, lo estaba mirando con los ojos entrecerrados.
―¿Sonriendo? ―cuestionó, tocándose las mejillas. Recién ahí notó la enorme sonrisa que tenía en la cara.
―Y así quieres que piense que no vas a lanzar la casa por la ventana.
―Oh, vamos ―se rió JiMin. Lisa sonrió también y se sentó en el otro extremo de la mesa. Después de darse buen provecho comenzaron a comer en silencio, a excepción de uno que otro comentario de su hermana sobre el trabajo.
Después de comer, ella subió para hablar con sus padres como todas las noches. JiMin le pidió que les diera saludos de su parte y se dispuso a limpiar. Mientras lo hacía, notó que seguía sonriendo muy a pesar de sí mismo. Era raro, y ya le molestaban las mejillas.
Quizás la visita de Tae le tenía más que un poco ansioso.
―Detesto gimnasia ―farfulló BaekHyun, mirando el toque de judo que el profesor amablemente había organizado en el patio trasero.
―Pero no se te da mal, BaekHyun ―dijo SooBin.
―Dios, SooBin. No me digas BaekHyun.
―A mí me gusta ―opinó YeonJun, que ese día se les había unido, además de JungKook que ahora dedicaba sus recesos a YuGyeom.
―Eso no me importa, díganme Baekie o Baek-ah ―espetó.
YeonJun y SooBin compartieron una mirada antes de encogerse hombros. JiMin sonrió de lado ante esto y luego se giró a evaluar el tapete, mejor conocido como tatami, que adornaba el piso de la cancha.
―Por el amor de Cristo, JungKook, por favor, no te vayas a exceder. La última vez que competimos me dejaste con tortícolis por tres días ―dijo BaekHyun, haciendo que Jeon sonriera.
―Ese día era karate, no me especializo en judo.
―Igual.
―Silencio todos ―dijo el profesor Daniel, dando un par de palmas antes de situar sus manos en la cadera―. Bueno, hoy haremos un chequeo sobre lo que vimos el lapso pasado. Si se acuerdan, estuvimos viendo unas cuantas llaves básicas de judo, así que quiero ver si aún las dominan.
―Mi cuello definitivamente no está de acuerdo con esto ―BaekHyun se quejó de nueva cuenta―. Siempre y cuando no me toque contra JongIn...
― Bien, los primeros en pasar serán JongIn y el joven Byun.
JiMin y los demás se tuvieron que aguantar sus risotadas ante el anuncio, mirando de reojo como BaekHyun gruñía incrédulo. Se quitó los zapatos y subió al tatami junto a JongIn, un chico que era conocido por conocer seis tipos de artes marciales mixtas.
El profesor les indicó que se sentaran en el suelo para ver el combate, y ellos no podían dejar de reír al ver el rostro sombrío de Baek. Cuando el profesor Daniel les hizo la seña para que comenzaran, JongIn sólo alcanzó a tocarle el brazo a Byun antes de que éste se tirara dramáticamente al piso, retorciéndose y soltando falsos quejidos.
―¡Ay, ay! ¡Qué rápido, Dios! ¡Me ha ganado tan fácilmente! ¿Cómo puede ser?
El profesor Daniel parpadeó desubicado junto a JongIn, que negó con la cabeza excusándose de haber hecho algo.
―Señor Byun, levántese.
―¡AY, QUÉ DOLOR! ―chilló BaekHyun como si lo estuvieran apuñalando.
―¡Bien, bien! ¡Entendido! ―exclamó el hombre, chasqueando la lengua cuando Baek se levantó "dificultosamente" y salió cojeando del tatami―. Diablos, qué muchacho. Bien, los siguientes serán JiMin y ChangBin.
JiMin, que recién le había codeado a BaekHyun por ser tan flojo, asintió y se puso de pie. Seo y él hicieron una reverencia corta y se pusieron en la posición inicial de defensa. Park debía elevar ligeramente la mirada, dado que ChangBin era jodidamente bueno, pero eso no lo intimidaba en lo absoluto. Cuando ellos vieron judo el lapso pasado, fue uno de los que mejor dominó las llaves, así que estaba seguro de poder defenderse aunque sea por unos minutos.
―¿Listos? ¡Comiencen! ―indicó el profesor.
JiMin fue el primero en adelantarse. Seo y él forcejearon un par de veces, y otras pocas fueron separados. A la cuarta ronda fue que Park pudo cogerlo del costado y meterle el pie en sentido contrario por las piernas. ChangBin cayó al suelo y él de inmediato se encargó de agarrarle el brazo por la espalda, alzándolo en inmovilizándolo con su propio brazo. Él se movía intentando liberarse, y de seguro no lo hubiera logrado si no fuera porque, en un descuido, JiMin miró hacia las gradas.
Un lindo par de ojos castaños lo miraron atentamente, y una sonrisa geométrica se asomó en el rostro del chico antes de que alzara su mano para saludarlo.
La concentración se fue por el caño. JiMin se sintió perdido por tres segundos que Seo no desaprovechó para liberarse y lanzársele encima. Antes de darse cuenta Park era domado por el cuello gracias al antebrazo de ChangBin, y su brazo derecho era inmovilizado con fuerza. Jadeó y dio un par de palmadas al tapete. El profesor Daniel los separó y le preguntó si estaba bien.
―Ambos tienen buena calificación. Lo han hecho muy bien ―les felicitó.
―Lo siento si te apreté muy fuerte, JiMin ―Bin se disculpó, y Park tuvo que hacerle un gesto para que supiera que no pasaba nada.
―Debe aprender a concentrarse, JiMin. Regresen a sus lugares.
Después de una reverencia, JiMin regresó a su lugar entre SooBin y JungKook, teniendo las miradas de sus amigos encima. Internamente agradeció que ninguno comentara nada.
De soslayo miró hacia las gradas. Tae ya no miraba hacia la cancha, sino que estaba escribiendo algo en su cuaderno. Park hizo un puchero antes de volver a mirar el combate.
SooBin, YeonJun y JungKook ganaron los suyos, así que aparte de BaekHyun, sus calificaciones estuvieron bien. Ellos acompañaron a Byun cuando el profesor Daniel lo sermoneó sobre lo que conseguiría siendo tan flojo, diciéndole que debía ponerle un poquito de interés a las cosas. Tras un asentimiento desinteresado de Baek, ellos pudieron retirarse. Las duchas estaban dañadas gracias al equipo de fútbol, así que debían volver así a sus casas.
―Eres un astuto, hombre ―se burló Jeon mientras caminaban a tomar sus mochilas en las gradas.
―Vean el lado bueno; Baek se ha ahorrado el dolor de cuello.
―Qué gracioso, YeonJun. Pues fíjense que no me arrepiento, así que si tienen algún otro chistecito díganlo ahora porque-
―Disculpen ―una voz desde la última grada les llamó la atención a todos, menos a Park, él sabía perfectamente a quién le pertenecía―. Hyung, ¿ya nos podemos ir?
Se mantuvo con la vista gacha, incluso mientras asentía. Se podría decir que estaba un poquito avergonzado de haberse desconcentrado y perdido de esa forma tan mediocre delante de TaeHyung.
―Sí, Tae-ah. Aguarda un segundo ―dijo apresurándose a coger su mochila para guardar el filtro de agua.
―¿Cómo estás, JungKook-ssi? ―escuchó que TaeHyung le preguntaba.
―Todo cool, Tae. ¿Sabes si ya Yug salió? Acordamos que iríamos a su casa hoy.
―Uhm. Él y Mark están limpiando el salón ahora, creo.
―Súper, iré a verlo entonces ―comentó guindándose su propio bolso en el hombro. JiMin vio que BaekHyun volteaba los ojos.
―Habías tardado demasiado.
―Y tú celoso ―replicó. Luego hizo un gesto con la mano de despedida hacia SooBin y YeonJun, una ligera palmada a JiMin, una sonrisa a Tae y ya Jeon había desaparecido de la cancha.
―Nosotros nos vamos también ―dijo YeonJun sonriendo―. ¿Vienes con nosotros a la estación, BaekHyun?
―Claro, ¿vienes, JiMin? Podemos dejarte en el cruce ―Los tres lo miraron, y Park se vio obligado a negar con la cabeza.
―No, iré con TaeHyung a mi casa ―señaló al chico, que hasta los momentos se había mantenido con los ojos fijos en SooBin, aunque eso es algo que JiMin no quiso señalar―. Vamos a realizar la lección ahí, sabes que-
―Odias estar sudado mientras estudias, lo sé ―asintió, sonriéndole levemente―. En ese caso, nos vemos mañana. Hasta luego, Tae-ah.
― Cuídese, hyung.
―Hasta mañana ―dijeron los Choi a la par, posteriormente emprendieron camino hacia la salida de la cancha, que daba en sentido contrario a la casa de Park. Por su lado, Tae y él debían atravesar el instituto completo para llegar a la salida principal.
Después de saludar a Kim con una ligera caricia en el cabello, y que el chico le correspondiera con una sonrisa bastante alegre, ellos empezaron a caminar.
Era la primera vez en semanas que JiMin regresaba a su casa tan temprano. Serían apenas las dos de la tarde, el clima estaba fresco a pesar de que había mucho sol. Iban caminando en silencio, con Park intentando no pensar en nada. Agradeció que Tae no buscara tema de conversación, aunque eso fuera algo bastante extraño de su parte.
Llegaron a la casa. JiMin notó, mientras abría la puerta, que TaeHyung miraba fijamente las flores del jardín, mismas que Lisa se encargaba generalmente de cuidar.
―¿Te gustan? ―preguntó con curiosidad.
―Son muy bonitas ―afirmó.
―A mi mamá le fascinan, así que tratamos de mantener el jardín intacto para cuando venga de visita.
―¿Dónde viven sus padres, hyung?
―Actualmente están en Kantō ―dijo, pensándolo un momento. Tae de inmediato lo miró, sorprendido.
―¿Japón? ―exclamó.
―Sí, llevan dos años allá. ¿Podemos conversar adentro? Comienza a hacer calor.
TaeHyung entró primero, y JiMin cerró la puerta a sus espaldas. Se quitaron los zapatos y anduvieron en planta de medias hasta la sala de estar, donde el mayor le indicó que pusiera su bolso a un costado del sillón.
―¿Quieres tomar un baño?
―No, gracias. Aunque, ¿podrías prestarme una camiseta? Esta es sofocante ―se rió señalando las mangas de su camisa escolar.
―Claro, acompáñame.
Ellos subieron al cuarto de JiMin, pero él menor dijo que no quería pasar por respetar su privacidad. Park no dijo nada, aunque pensara que era algo absurdo ya que él lo estaba invitando, pero optó por mejor apresurarse a tomar una musculosa blanca y se la pasó a TaeHyung. El chico se la colocó dándole la espalda. No es como si Park lo estuviera mirando, estaba ocupado buscando su propia ropa para darse una ducha.
―Me queda algo grande ―observó Tae, sonriendo al ver que se le resbalaba a veces.
―Mi cuerpo es más grande a diferencia del tuyo. ¿Quieres que te busque alguna más pequeña?
Sin dejar de sonreír, TaeHyung negó con la cabeza antes de tomar el cuello de la musculosa y llevarla a su nariz. Aspiró profundamente y soltó un sonidito de alivio, dejando a JiMin perplejo.
―Huele muy bien. Colonia ―dijo en un susurro.
―E-Eh, sí. Debe ser la mía, toda mi ropa huele igual ―¿Qué diablos?―. Espérame abajo. Voy a tomar un baño.
El menor asintió con expresión risueña antes de salir de la habitación. Park se quedó empotrado en medio de esta, tratando de procesar cómo cosas tan tontas podían dejarlo tan estúpido. Y sobre todo, porqué esas cosas tenían que ver con TaeHyung.
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