lección doce.

Los dos días que pasaron, fueron un completo fastidio para JiMin. Tuvo una exposición más un examen sorpresa de física, mismo que a duras penas consiguió resolver correctamente, dado que el sueño y la migraña le estaban exigiendo que soltara el lápiz, se lanzara por la ventana y viviera debajo de un puente creyéndose un elefante psíquico ancestral.

Soñar no costaba nada, obviamente no podía hacer eso, así que debió conformarse con resolver los ejercicios de forma correcta, incluso si le tomó más tiempo del que normalmente le hubiera tomado.

No era de sorprenderse el que estuviera así por una simple y sencilla razón; había pasado más horas de las adecuadas pensando en TaeHyung, evaluando cada una de las probables reacciones que tendría al enterarse de que: a) JiMin no sería más su tutor, y b) Le gustaba al mayor.

Digamos que el 50% de las opciones que otorgó su imaginación fueron buenas, y el 50% un completo fatality.

Daba igual. De todas formas, no es como si tuviera otra alternativa que decirle ambas cosas.

—JiMin, ¿estás bien? —Levantó la cabeza, encontrándose con la curiosa mirada de YeonJun.

Tenían esa hora libre por la falta de un profesor, así que ahora JiMin estaba acostado en una de las gradas, con los brazos cruzados atrás de su cabeza y los ojos en un punto al azar del cielo. Los demás estaban jugando fútbol, incluyendo a JungKook, BaekHyun y SooBin.

—¿Por qué no estás jugando? —respondió.

Choi se sentó a su lado, acariciándose la nuca.

—Me empezó a molestar la rodilla, creo que no debería poner a prueba mi pierna tras la operación —dijo, refiriéndose al asunto por el que había ido a Hong Kong hace unas semanas—. Así que vine a hacerte compañía. Claro, si no interrumpo tus pensamientos universales.

—No estoy meditando, pero gracias por tu preocupación —dijo con sarcasmo.

—De nada, vuelva pronto.

La broma consiguió hacerlo sonreír. YeonJun era muy gracioso, era de esas personas que los comentarios le salían naturalmente, sin siquiera proponérselo.

—Has estado muy distraído estos días —comentó el menor, y Park no tenía la osadía de negarlo.

—Estoy preocupado por TaeHyung —admitió—. Tendrá tres exámenes esta semana y no lo estoy ayudando a estudiar. Eso es todo —dijo, agradecido porque su actitud en realidad demostraba un desinterés que no sentía.

—¿Y por qué no lo estás ayudando a estudiar? —inquirió curioso.

—Él insistió en que podría hacerlo solo.

—Ya... —hizo una pausa, mirando al cielo también con los labios fruncidos—. Entonces estás preocupado porque salga mal.

—Básicamente sí. Son evaluaciones importantes, podría afectar su promedio.

YeonJun duró un rato callado después de que JiMin dijera eso, seguramente porque no había mucho que acotar.

No obstante, sí se atrevió a comentar algo más.

—TaeHyung es bastante genial. Posiblemente quiera hacerlo por sí mismo para impresionarte, o hacer que te sientas orgulloso de él.

JiMin lo miró de reojo, evaluando qué tan cerca estaba esa observación de la vida real.

Bueno, sin dudas se sentiría orgulloso si Kim aprobaba, además de que la cosa del sábado lo tenía algo ansioso, pero aparte de eso no podía evitar temer a que TaeHyung demostrara que sí podía solo. Eso sólo sería un punto a favor para que él dejara de impartirle lecciones.

Ah, es que igual eso iba a pasar. JiMin de todas maneras se jodía.

—Oye, JiMin —dijo después de un momento—. ¿No tienes idea de quién va a ser el tutor de SooBin? Es que... me inquietan un poco sus notas.

JiMin le dedicó una mirada pícara, que hizo a YeonJun sobresaltarse.

—Uhm, si te conociera mejor diría que te gusta Binnie, amigo —sugirió, riendo cuando Choi se sonrojó y empezó a negar con las manos.

—¡No, no, no! ¿Cómo crees eso? Él es...

—Ya, tampoco es para que te pongas así —le interrumpió divertido.

YeonJun frunció de nuevo los labios y desvió la mirada, jugando con sus dedos al mismo tiempo.

—¿Y bien? ¿No sabes quién será su tutor?

Dudando brevemente, JiMin optó por cerrar los ojos con cansancio.

—Quién sabe.

Él no quería admitirlo, al menos no hasta que estuviera viviendo el hecho por fin. Ni siquiera a SooBin se lo había informado.

No quería caer en la realidad, no aún.

Más rápido de lo que pudo esperar, el ansiado viernes había llegado, y JiMin se encontraba presentando su examen de cultura universal. La última hora de clases comenzaba a llegar a su fin, y él tenía un mensaje en su celular por parte de TaeHyung diciéndole que lo esperaba en la salida para hablar.

Los dedos le temblaban mientras escribía la respuesta de la pregunta 15, pero no podía evitar que la anticipación recorriera su cuerpo, terminando por escribir cosas que a duras penas se entendían.

—Lápices abajo —espetó el profesor finalmente, verificando la hora de su reloj.

El sonido de los lápices cayendo a la mesa, junto a los suspiros y quejidos de sus compañeros fueron lo suficientemente altos para que sintiera una repentina jaqueca que se fue tan rápido como llegó. JiMin odiaba el ruido cuando estaba estresado, hasta el más mínimo.

—¡Ya te dije que no me voy a buscar empleo como stripper! —BaekHyun masculló hacia YeonJun, después de que él soltara aquella maravillosa idea.

Recién acababan de salir del salón después de entregar sus hojas, discutieron qué resultados habían colocado y ahora iban hacia la salida, con YeonJun y JungKook quejándose de no querer seguir estudiando.

—¡Joder, es que no lo entiendes! —insistió—. Es perfecto. No tenemos que memorizar de qué color eran las bragas de la reina Isabel Primera, ni de dónde carajos está la X. Aparte, ¿sabes cuántas pervertidas hay en la calle? Imagínate que nosotros cinco formemos algo así como un equipo y nos pongamos a bailar en una esquina promocionando nuestros six packs. Haríamos más dinero de lo que haremos trabajando como periodistas o una cosa así.

—A decir verdad, no me parece tan mal plan —murmuró JungKook con pesadez.

BaekHyun le dedicó una mirada llena de ironía.

—No puedes estar hablando enserio.

—No es que lo esté considerando, pero en estos momentos cualquier cosa suena mejor que estar pegado a libros por otros cinco años más —se rió secamente.

JiMin le concedió eso, pero bueno, tampoco le llamaba la atención buscar trabajo vendiéndose a pervertidas en una esquina a plena madrugada vistiendo nada más un pantalón de cuero.

—¿Qué tal si buscamos una Sugar Mommy?

—¿Tú también, SooBin? —rió por el comentario dicho por quién menos lo esperó.

El pelinegro se rió también, avergonzado.

—Lo siento, sonaba mejor en mi cabeza.

—¡Me gusta la idea! Ustedes se buscan un Sugar Daddy —señaló a JungKook y JiMin—, preferiblemente que sufra de problemas cardíacos, luego cuando haya cambiado sus bienes a su nombre "accidentalmente" lo lanzan por las escaleras. Vienen y nos sacan a SooBin y a mí del prostíbulo donde estemos trabajando.

—¿Qué hay de mí?

YeonJun se cruzó de brazos en dirección a BaekHyun.

—Ah, ¿ahora que tenemos un magnífico plan sí quieres unirte? Pues no, primo. Vete a la chingara.

—¿Qué dijo? —preguntó Jeon, confundido.

—A saber, últimamente está viendo mucho novelas mexicanas —SooBin comentó.

JiMin rodó los ojos a la par que dejaba salir una risita. Tras despedirse del portero, por fin estuvieron fuera de la institución.

Nada más girar la cabeza, se encontró a Tae sentado contra uno de los muros, abrazando sus rodillas mientras cabeceaba, sus ojitos cerrándose de a momentos.

Fue la imagen más adorable que pudo presenciar alguna vez. Sin duda en el puesto número uno de su top 5 (Curiosamente, TaeHyung también ocupaba los otros cuatro lugares).

Con cuidado de no asustarlo, se acercó y arrodilló a su lado, sonriendo al ver que estaba a nada de quedarse dormido. Habían ligeras líneas debajo de sus ojos, símbolos de cansancio. JiMin no necesitó echar mucha cabeza para intuir a qué se debía.

Sí se había esforzado.

—¿Te estaba esperando? —indagó JungKook, mirando a Kim con pena.

—Sí —dijo, pasando a tomarle un brazo y sacudirlo levemente──. TaeHyung, despierta.

No le costó intentar de nuevo. Pronto Tae empezó a elevar los párpados lentamente, pegando un bostezo largo antes de enfocar hacia él. Despierto se veía incluso más agotado.

—JiMin hyung —musitó suavemente, dándole una delicada sonrisa.

—Hola, no deberías quedarte dormido en un lugar como este —le reprendió acariciando su cabello.

TaeHyung asintió a la par que se le escapaba otro bostezo.

—No descansé bien anoche, lo siento.

Park se abstuvo de hacer cualquier pregunta.

—Vamos, se hace tarde —le indicó jalándolo para que se levantara. TaeHyung lo hizo con dificultad, restregándose el dorso de la mano en uno de los ojos—. Chicos, acompañaré a TaeHyung a su casa.

—Creí que íbamos ir al karaoke —protestó Baek. Sin embargo, no dejó que JiMin dijera algo, soltando un suspiro—. ¿Sabes? No respondas. No importa, lo dejaremos para el otro fin de semana.

—Lo lamento, es que...

—No nos debes explicaciones, JiMin —esta vez habló SooBin, sonriendo con comprensión—. En realidad, no importa.

—Tampoco es como si fuera tan grave. ¿Te digo qué es grave? No querer formar parte del protitu-scuad. Eso es ser un mal amigo.

—Métete tu plan de prostitución por el hueco del-

—¡Saluda a tus padres por nosotros, JiMin! —JungKook pidió mientras empujaba a Baek por la espalda para empezar a caminar—. ¡Nos vemos el lunes!

—Adiós, JiMin —dijeron los otros dos, emprendiendo el mismo camino.

Park se rascó la nuca, pensando en si estaba haciendo mal por dejarlos de lado.

Bastó una mirada hacia el somnoliento chico a su lado, para decidir que le valía un pepino. Al menos en ese momento.

—Vamos, te acompaño —le dijo a TaeHyung, tomando la manga de su suéter para guiarlo por el camino de siempre. Él se dejó manejar como si fuera un muñeco de trapo—. Cuando llegues vas a ir directamente a dormir, ¿verdad?

—Sí, hyung —asintió.

—Más tarde te levantas a comer. No te vayas a acostar sin cenar.

—Sí, hyung —dijo de nuevo.

—Deberías tomar un baño para que se relajen tus músculos...

—Sí, hyung.

—¿No sabes decir otra cosa que "sí, hyung"?

—No, hyung.

JiMin se rió, viendo que Tae sonreía apenas. El cansancio estaba casi escrito encima de su cabeza.

Se le quedó viendo detenidamente, luchando con la desbordante necesidad de acariciar las manchas oscuras debajo de sus ojos.

Duraron un rato en silencio, sólo caminando. En algún momento JiMin le soltó la manga y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón, mirando el cielo con un puchero.

Aunque ya lo había pensado una y otra vez, todavía dudaba sobre decirle a Tae lo de las tutorías. El asunto de sus sentimientos había pasado a segundo plano, sin dudas la educación del menor era más primordial, y era justo lo que le estaba jodiendo sus -ya desgastadas- neuronas.

Llegó a la misma conclusión; no le diría nada por ahora. No quería que el peso sobre los hombros de Kim aumentara, ni que terminara más agotado de lo que ya estaba. Un cambio de tutor se viera por dónde se viera, era algo que le iba a dar qué pensar, después de todo estaba claro que haber obtenido un poco de disciplina había sido complicado, para ambas partes.

—JiMin hyung... —murmuró.

—Dime, TaeHyung.

—¿Qué carrera piensa estudiar cuando salga de preparatoria?

JiMin no se esperaba una pregunta tan distraída como esa, pero sin dudas era mejor buscar otro tema antes de discutir... el otro asunto.

—Estoy considerando relaciones internacionales —comentó—. Pero esa sería sólo para complacer a mis padres. Con respecto a lo que yo realmente quiero, pues se podría decir que la biología se me da de lo mejor, y me gustaría ejercerla.

—Ya veo, suena interesante.

—Quizás... ¿Tú qué piensas estudiar?

—Yo... aún no tengo ninguna opción —repuso, dando otro bostezo—. Nada me llama la atención por el momento.

—Bueno, aún te quedan un par de años. Supongo que no es tan relevante ahora. Siempre y cuando no decidas renunciar a los estudios para ser stripper o buscar un Sugar Daddy...

Los ojos de TaeHyung se clavaron en él con curiosidad.

—¿Qué cosa? ¿Por qué haría algo así?

JiMin se rió, encogiéndose de hombros—. ¿Quién sabe? No me hagas caso.

Tae hizo un sonido desconfiado, pero no objetó nada más con respecto a ese tema. Justo cuando les faltaba una cuadra para llegar a la esquina que los dividía, por fin salió a la luz el asunto que Park tanto anticipaba.

—Presenté mis exámenes.

No le sorprendió la poca antesala que dio para decir eso. Más bien lo agradeció.

—Sí que lo hiciste... —murmuró—. ¿Y bien? ¿Cuál es el resultado?

Frenando sobre sus pasos, TaeHyung dudó un momento antes de tomar su mochila y sacar de ella una libreta, y de esa libreta recuperó tres hojas, mismas que alcanzó a JiMin.

Relamiéndose los labios, el mayor las tomó, revisando la primera.

Joder.

No sabía por qué se sorprendía. Él sabía que iba a ser así, las posibilidades de que Tae reprobara nunca obtuvieron mucho lugar en su cabeza.

Pero ver las pruebas en sus manos, con las felicitaciones escritas junto a la firma de los profesores, volvió todo más real de lo que ya era.

Pasó saliva, sin saber muy bien qué decir.

TaeHyung se adelantó, con la mirada a un costado.

—Me esforcé mucho, tuve algunas dificultades con inglés y matemáticas, siendo sincero —se aclaró la garganta, probablemente buscando cómo expresar lo siguiente—. Pero... lo conseguí. Obtuve las notas máximas, así que...

—TaeHyung —JiMin resopló, llamando la atención del menor—. ¿Tú estás seguro de querer perder... de querer tener sexo conmigo?

Kim lo miró, parpadeando perplejo.

—Claro que sí, no tengo la menor duda.

—Espero que no te estés tomando esto a la ligera sólo por lo de las mamadas y-

—¡No es así! —replicó—. Jamás entregaría mi primera vez sólo porque sí, eso es absurdo.

—Es que no encuentro ninguna razón para que prefieras hacerlo conmigo en vez de sólo esperar —admitió JiMin, sintiéndose estúpido por estar poniendo peros a estas alturas.

El silencio se extendió por un rato, conforme pasaban los segundos Tae fue desviando la mirada de nuevo, mordiéndose el labio inferior. No fue hasta que tuvo en claro sus ideas que miró a JiMin de nuevo, esta vez con más seguridad que antes.

—Te lo dije, confío en ti. No hay otra persona con la que me gustaría vivir esta experiencia. No tengo muchos amigos, jamás he tenido un novio o novia... —Hizo una pausa, apretando los puños—. No quiero entregarle mi primera vez a alguien a quién no le tengo confianza o aprecio, me sentiré estúpido. Por eso yo... quiero que seas tú. Ya me di cuenta de que no te molesta mi falta de experiencia, así que, ¿qué mejor persona que JiMin? —finalizó, sus mejillas tomando un color rojizo—. Creo que eso sonó muy extraño.

JiMin no sabría qué responder a lo último, porque extraño o no Kim le estaba diciendo de alguna manera que lo apreciaba, que lo quería lo suficiente para darle su primera vez, no sólo por un deseo sexual.

Eso era suficiente por ahora.

—Está bien, en ese caso supongo que te llamaré a la hora que puedas ir a mi casa mañana.

TaeHyung lo miró confundido, a lo que Park se encogió de hombros con una sonrisa.

—Mis padres están en casa, volvieron de Japón hace unos días —Vio que el menor iba a decir algo, pero lo interrumpió antes—. No creo que estén mañana en casa, ellos siempre que vuelven van a visitar a mi hermano, Lisa suele ir con ellos o a la casa de sus amigas. Probablemente a las dos de la tarde sea buena hora para que vayas.

—¿T-tus padres? —balbuceó temeroso.

JiMin le sonrió con ternura.

—Ellos no te comerán, no te preocupes. Te sorprendería lo amable que son con mis amigos.

—Yo... No estoy seguro de querer conocerlos. ¡Sin ofender! —añadió.

—¿Por qué?

—M-me da pena... —cedió entre dientes—. Probablemente me pondré como un tomate apenas tus padres me saluden.

Bendita imagen mental, pensó JiMin.

—Ellos no te juzgarían por eso, TaeHyung. Y, por eso te dije que fueras a las dos. A esa hora ya deberían haberse ido.

Vio que el chico se relajaba notablemente con eso, soltando el aire con alivio.

—En ese caso, allí estaré.

JiMin asintió, y posteriormente retomaron el camino a la casa de Tae en total silencio.

Al llegar a la esquina, se quedó mirando al menor expectante a que se despidiera primero.

Jamás esperó que TaeHyung se sonrojara hasta las orejas y le preguntara...

—¿D-debo llevar algo?

Park sintió su rostro ponerse caliente.

—E-eh, no. Sólo... Asegurarte de estar limpio, creo. Yo me ocupo del resto.

TaeHyung asintió con la cabeza, y en vez de una despedida verbal sólo hizo una reverencia corta, luego caminó por esa desolada calle.

Joder, eso había sido algo bochornoso.

Aunque considerando que mañana tendría sexo con él, de seguro estaba exagerando un poco.

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