lección cuatro.

El viernes en la mañana JiMin salió de sus clases con una mueca. JungKook y BaekHyun lo alcanzaron antes de que emprendiera marcha hasta el salón donde él y TaeHyung realizaban las tutorías.

—Ya, JiMin. No es para tanto —le consoló Jeon de forma nerviosa.

—Bueno, para ti sí lo es. Después de una vida entera de puras notas altas, que de repente hayas sacado tan poco es-

—Baek, estoy tratando de hacerlo sentir mejor.

—¿En serio? Ah, entonces prosigue —dijo el otro, asintiendo.

Park suspiró y les dio una sonrisa forzada.

—Sé que solo fueron dos puntos, no pienso volverme loco ni nada de eso, ¿bien? No me volverá a pasar —dio por hecho. Kook y Baek compartieron miradas rápidamente—. ¿Qué?

—¿Estás seguro de que esto de las lecciones no es mucho para ti, JiMin? —cuestionó BaekHyun—. Digo, sé que quieres ayudar a TaeHyung y eso, pero no vale la pena si arriesgas tu promedio.

—Baek tiene razón. Estoy seguro de que si es demasiado para ti, el director y JackSon hyung entenderán —acotó JungKook, luciendo inseguro.

—No voy a renunciar —dijo JiMin con un gesto de mano—. Lo que me pasó fue una mala organización. No sucederá de nuevo, ¿bien? Ahora los dejo, Tae-ah me debe estar esperando.

JungKook y BaekHyun asintieron a la vez, pero JiMin sabía que no los convenció en absoluto. Lamentablemente él de verdad estaba retrasado como para buscar otra manera de hacerlos entender.

En efecto, cuando JiMin llegó al salón ya Tae estaba ahí, leyendo algo en su cuaderno. El mayor cerró la puerta, llamando su atención de forma automática. El chico sonrió y soltó un saludo cantaría, cosa que Park devolvió mientras tomaba asiento.

—¿Cómo está, hyung? —dijo Kim.

—Estoy bien, Tae-ah. ¿A ti cómo te fue en tus clases?

—Bueno, tengo una prueba de química el lunes.

—Química, eh —redundó JiMin, tomando su libreta para revisar el tejido temático—. La alquimia. Recuerdo haber visto esto en segundo.

—Debemos hacer un análisis de algo relacionado a la alquimia —explicó—. La profesora sugirió un libro llamado El alquimista de Paulo Coelho, pero…

—¿Tienes otra idea?

—Más o menos. ¿Has visto Fullmetal Alchemist?

JiMin soltó una risita.

—Sí, Tae-ah, me leí el manga hace un tiempo —afirmó, rodando los ojos—. ¿Planeas hacer tu análisis en base a un anime?

—¿No es factible?

—Es poco común, pero personalmente me parece buena idea. Seguramente muchos de tus compañeros tomarán el camino del libro, y probablemente otros usen de referencia a Minecraft o algo así. Hacer tu redacción sobre un anime es ortodoxo, pero al menos obtendrá puntos por originalidad.

Kim lucía muy contento con lo que JiMin le decía, asintiendo cada dos por tres. Cuando el mayor le preguntó si tomarían la lección para empezar a escribir, TaeHyung dijo que sería de gran ayuda.

Empezaron con reforzar conceptos básicos sobre la alquimia y transmutación, JiMin decidió contarle a TaeHyung sobre cómo la alquimia resultaba casi un sinónimo de química, y que actualmente se apreciaba en la vida cotidiana. Luego Kim le respondió con algunas cosas que había entendido del anime y cómo le gustaría redactarlo para hacer su trabajo algo entretenido de leer. Park le ayudó con un borrador, pero dejaría que Tae hiciera el resto en su casa.

—Mira, hyung. Mi dedo parece de caricatura —señaló TaeHyung. Cuando Park miró el chico se reía porque la punta de su dedo medio se había aplanado un poco por todo el tiempo que había estado escribiendo.

—Parece un dedo de los Simpson —se rió con él—. Creo que deberíamos parar aquí. Puedes hacer el resto por ti mismo, ¿no?

—Estoy seguro de que sí, además si tengo dudas puedo buscar en línea.

—Perfecto —dijo, soltando un bostezo mientras se estiraba hacia atrás—. Mhm, siento el cuerpo entumecido. ¿Qué hora es? —revisó su reloj, sorprendido al darse cuenta de que apenas llevaban una hora y media—. Vaya, es lo más rápido que terminamos una lección.

—Tiene razón, hyung —dijo Tae, sobándose su dedo con un puchero.

Park se le quedó mirando de repente, dándose cuenta de que terminaron rápido porque TaeHyung había prestado atención y puso todo su esfuerzo en la redacción. No se distrajo en ningún instante, ni siquiera cuando JiMin le decía para que fueran a tomar agua. El tiempo definitivamente les había rendido más así, tanto que aún les quedaba una hora para irse.

En pocas palabras: Tae había completado esa lección de forma más que exitosa. Y por lo tanto JiMin debía… «Mierda, lo había olvidado por completo» pensó molesto, mordiendo su labio con insistencia.

¿Debía simplemente hacerlo o consultarlo con Tae primero? Joder, ambas opciones eran vergonzosas como la mierda.

—Deténgase, casi puedo oírlo entrar en pánico —Kim dijo de repente. El mayor dio un respingo en su asiento, notando recién que el chico estaba sonrojado—. No tiene que hacerlo, sé que lo propuso ese día fue porque estaba desesperado. Yo… me dejé llevar también.

JiMin pasó saliva y buscó qué decir, y siendo honestos, le costó bastante encontrar algo coherente.

—¿No quieres que lo haga entonces?

Ni tan coherente, pero ustedes entienden.

—No es eso —musitó Tae—. No quiero que se sienta incómodo y que cada vez que terminemos una lección vaya a angustiarse. A usted le pidieron ayuda para que me instruya, no para que me chupe la polla. Así que si es tan malo solo déjelo así.

—No estoy angustiado —fue lo único que replicó. Kim frunció el ceño, confundido—. Digamos que no es sencillo saber si debo esperar a que tu me lo pidas o solo tomar la iniciativa por mi cuenta —JiMin trato, con todas sus ganas, de que la voz le sonará tan divertida como él quería—. No tengo problemas con darte un premio, Tae. Es un refuerzo positivo; prestas atención, entiendes y a cambio eres recompensado. Antes de darnos cuenta podrás completar las lecciones sin necesidad de obtener algo a cambio, pero por ahora está bien mantener la motivación.

—O sea… ¿Sí lo va a hacer? ¿no se siente mal para nada?

JiMin sonrió y, llevando una mano a la entrepierna de TaeHyung, negó con la cabeza. Kim se sobresaltó, mirando su mano con los ojos cómicamente abiertos. El mayor masajeo por encima de su pantalón, algo que obviamente resultaba incómodo por no poder sujetar bien, atento a cada gesto del chico.

—¿Cuál quieres que sea tu recompensa hoy, Tae-ah? —preguntó, sorprendiéndose de que su voz saliera algo ronca.

El menor tardó un momento en salir de su impresión, buscando su propia voz.

—Yo… ¿puede chuparme otra vez…?

Sonriendo con más efusión, JiMin asintió y apartó la mesa. Se dejó caer de rodillas otra vez entre las piernas de TaeHyung y luchó con su pantalón hasta dejárselo por los muslos. Escupió sobre su polla y aprovechó para masturbarlo rápidamente, chupando la punta con ansias. Noto que el otro se tapaba la boca con una mano, tratando de no soltar algún gemido que pudiera llamar la atención de –¿de quién?–. Bueno, probablemente se los reservara por la vergüenza.

—Buen chico, muy buen chico —dijo Park antes de llevarse el pene a la boca y comenzar a mover la cabeza de arriba a abajo, chocando la punta contra su garganta.

Tae le acarició el cabello con su mano libre, en vez de empujar solo les dio cariño a las hebras del mayor mientras este pegaba la nariz a su pelvis, negaba con la cabeza para estimular y volvía a subir, un sonido ahogado llenando el salón de forma irremediable. Poco rato después, Kim lo apartó para que no se manchara la cara con su corrida y ayudó a la mano de JiMin para masturbarlo hasta que su semen salió disparado y cayó en el suelo.

JiMin se puso de pie y esta vez fue él quien acarició el cabello de Kim para consolarlo del orgasmo. Sonrió al notar lo lindo que se veía con sus mejillas rojas y los ojos cerrados con fuerza.

—Buen chico, Tae-ah —murmuró.

Kim sonrió levemente, y por alguna razón JiMin se encontró ansiando que llegara el lunes. Quizás solo quería saber cómo le iba a ir a Tae en la prueba. Sería un consuelo para su adolorida garganta.

«Sí, sí. Esa es la única razón, JiMin. ¿A quién crees qué engañas?» se rió de sí mismo, ayudando a TaeHyung a recoger sus cosas después de haber limpiado su semen del piso. Ambos salieron del salón y Park se ofreció a llevarlo hasta su casa. No contó con que el chico lo detuviera cuando llegaron a su calle, sonriéndole de una forma algo rara. Casi tensa.

—¿Pasa algo, Tae-ah? —preguntó JiMin, ladeando la cabeza.

—Seguiré yo solo, hyung. Usted debe volver a su casa.

Park frunció el ceño.

—Pero es que…

—¡Nos vemos el lunes, hyung! Cuídese —exclamó antes de irse corriendo, sin darle oportunidad a JiMin de decir más nada. No es como sí fuera a perseguirlo solo porque su actitud le parecía extraña, así que sin otra alternativa se dio la vuelta y camino de regreso. Su casa no estaba lejos de ahí en todo caso, pero aparentemente a TaeHyung no le interesaba.

Tal vez solo estaba apurado.

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