lección cinco.

Semanas después, Bang Chan se preguntó cómo se había convertido en esto su vida; de rodillas en un salón de clases casi vacío, con la boca llena por el pene de un estudiante al que se supone debía impartir lecciones particulares.

Era la cuarta nota perfecta que Felix le entregaba, ese día había sido de física, así que Bang Chan amablemente dejó la hoja del examen aprobado sobre la mesa y se dispuso a felicitar a Felix por su buen trabajo.

A este punto, dónde ya llevaban más que «sólo unas cuantas» mamadas, Felix se había vuelto menos tímido cuando Bang Chan se la chupaba, ahora usaba su mano para hacer que Bang Chan llegara al fondo, su nariz rozando con el escaso vello púbico del chico. También le había dejado de doler la garganta cada vez que terminaban, y Bang Chan solía acompañar a Felix hasta la esquina de su casa, ya que él nunca lo dejó seguirlo hasta la puerta de su hogar.

Lo único que no había cambiado era el hecho de que Felix, por más que estuviera disfrutando la mamada, jamás permitía a Bang Chan tragarse su corrida. Siempre lo apartaba justo a tiempo para que su semen cayera en el piso, y cuando Bang Chan le preguntó por qué no lo dejaba, el chico solo negó con la cabeza, diciendo algo como "eso está sucio". No es como si a Bang Chan le importara, pero Felix parecía muy firme en la decisión de mantener su semen lejos de la boca de Bang Chan, así que no lo abrió a discusión.

A decir verdad, Bang Chan lo lamentaba. Ahora mismo, casi se quejaba al sentir que Felix le jaló el cabello para sacar su polla, dejando la lengua de Bang Chan afuera con este gimoteando de decepción cuando vio la rojiza erección botando delicioso pre-semen. Felix se masturbó un par de veces antes de soltar un grito pequeño y arquearse, dejando ir toda su carga de líquido blanco sobre el piso. Bang Chan bufó al ver todo el semen desperdiciado, pero se abstuvo de mencionar algo al respecto.

― Salió mucho esta vez, ¿eh? ―comentó sacando el pañuelo que había comenzado a cargar para limpiar a Felix y el suelo.

― No digas esas cosas, hyung ―protestó Felix, avergonzado.

Bang Chan se habría reído de su actitud si no fuera porque de verdad lamentaba no poder probar cómo sabía Felix. A veces le hacía sentirse una puta hambrienta, pero él sólo tenía una lengua ansiosa, ¿de acuerdo?

Ah, eso era otra cosa. Felix podría haber empezado a soltarse durante las mamadas, pero después volvía a sonrojarse y desviar la mirada, disculpándose con Bang Chan por haber sido algo brusco.

A Bang Chan le gustaba, Felix era lindo y se estaba esforzando en las clases, así que ya no tenía quejas técnicamente, además de... Bueno, su pequeño e ignorado capricho.

― ¿Cree que me irá bien en la exposición de literatura de mañana, hyung? ―cuestionó Felix cuando iban caminando en dirección a su calle.

― No veo por qué no. Hoy repasamos y te sabes los versos del libro, no deberías tener problemas.

― Las exposiciones me ponen nervioso ―admitió.

― Lo harás bien, Lixie-ah. El profesor Yugyeom no es mala persona, seguramente será flexible contigo ―trató de ser optimista, viendo que Felix apretaba las correas de su mochila―. Aparte, si estás nervioso recuerda que obtendrás un premio por hacerlo bien ―bromeó.

― ¡Hyung! ―se quejó Felix, escandalizado―. Hoy ha estado muy conversador.

Bang Chan rió y dejó de caminar cuando llegaron a la esquina. Felix le sonrió levemente con la cabeza gacha antes de despedirse.

― Nos vemos mañana, hyung. Vaya con cuidado.

― Sí, Lixie-ah. Llega a salvo a tu casa.

Felix asintió y siguió caminando hasta su casa, y hasta no perderlo de vista, Bang Chan no se dió la vuelta para dirigirse a su propio hogar.

Al día siguiente, Bang Chan estaba en el salón después de terminar de borrar la pizarra con los ejercicios de matemáticas, listo para salir al receso. Estaba hambriento, sólo esperaba que San le haya hecho el favor de comprarle su empanada, porque sino tendría que conformarse con una manzana y agua mineral.

Dejó el borrador en el escritorio del profesor y se dispuso a tomar sus cosas. En eso se abrió la puerta del salón y entró Mark Tuan, un chico que iba a su curso. Le sonrió a Bang Chan apenas cruzaron miradas.

― Hola, Bang Chan ―dijo el chico con voz calmada, esa que sólo escuchabas si el profesor le exigía al chico participar.

― Hola, Mark ―contestó, guindándose su mochila en el hombro―. ¿No vas a receso?

― No... Hoy hay mucha gente en la cafetería, así que pensé en pasar el receso aquí.

― Oh, ¿y Jackson? ―inquirió, refiriéndose al chico que siempre se la pasaba con Tuan.

― Tuvo que viajar a Hong Kong por un problema con su familia, debería volver mañana ―explicó dejando sus cosas en una mesa cualquiera, sentándose después―. ¿Vas saliendo?

Bang Chan asintió mientras caminaba hasta recostarse de la mesa donde Mark se acomodó.

― Sí, debo alcanzar a Sannie para almorzar.

― ¿Sannie?

― San ―rió por el puchero confundido de Mark―. Así le decimos todos.

― Oh, no lo sabía.

― Deberías hablar más, Mark. He notado que a Jackson le agradaría que socializaras por tu cuenta ―dijo, asegurándose de que eso no sonara ofensivo.

Mark se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

― No soy bueno con la gente. A decir verdad, no sé ni cómo estoy conversando contigo.

― Me han dicho que soy muy simpático ―jugó, riendo con Mark.

― Lo eres, Bang Chan. Muy agrada-

― Con que seguías aquí. Te estuve esperando en la cafetería todo este rato ―la voz molesta de San se hizo presente, y Bang Chan sintió una mano en su hombro justo cuando a Mark se le fue la sonrisa del rostro, dejándolo en una sonrisa incómoda―. ¿Qué estabas haciendo...? Oh, Mark. No te había visto.

― Hola, San ―murmuró.

― Hola. ¿Nos vamos, Bang Chan?

― ¿Mark puede venir con nosotros? ―propuso, mirando por encima de su hombro a San, y asimismo sintiendo la sorprendida mirada de Mark sobre él―. Ya Jisung nos dejó otra vez por Minho, y hoy no vino Jackson ―le explicó a San en voz baja, rogándole.

San pareció estar sorprendido antes de bufar y encogerse de hombros.

― Bien por mí. Es más callado que Jisung, mucho mejor.

Bang Chan sonrió antes de hacerle un gesto a Mark de que lo siguiera. El chico le mostró una cara de "¿Yo?" Antes de que Bang Chan tomara su mochila y alejarse un paso, para así no dejarle otra opción.

― Vamos, San pagará tu almuerzo.

― Típico ―gruñó su amigo atrás de él.

― Pero...

― ¡Apúrate, Mark-Yi! ¡Me muero de hambre! ―chilló poniendo ojitos y un mohín. Mark dudó un segundo antes de asentir con la cabeza y ponerse de pie. Bang Chan sonrió satisfecho y se dio la vuelta para ir a la puerta, quedando pasmado al ver a Felix con el ceño fruncido en su dirección―. ¿Lixie-ah?

― Ah, sí. Olvidé decirte ―dijo San―. Felix también quiere almorzar con nosotros. ¿No hay problemas, Mark?

― No... Claro que no.

― Bien, entonces vamos ―dijo San saliendo primero, con Mark siguiéndole el paso. Bang Chan se quedó un momento mirando a Felix antes de sonreírle, algo incómodo sin razón. Felix sólo afiló la mirada, sin devolverle la sonrisa antes de salir en silencio.

«¿Por qué siento que hice algo mal?» se cuestionó Bang Chan antes de seguirlos a los tres.

Al ser hora de las lecciones de ese día, Bang Chan se despidió de San y Mark, los cuáles se irían juntos a la estación del metro. Luego caminó hasta el salón como siempre hacía, sonriendo levemente al pensar lo agradable que había resultado Mark-Yi (porque sí, Bang Chan se había dado el permiso de ponerle ese apodo). Entre San y él, habían conseguido que sonriera y conversara fluidamente, lo cuál le hizo sentir bien. Por su lado, Felix no había hablado mucho en el rato que estuvieron juntos, y a mitad del receso se excusó con alguna cosa antes de retirarse hacia el patio sin más; Bang Chan no le prestó mucha atención por haber estado distraído en lo que Mark les contaba sobre Estados Unidos, pero ahora que lo pensaba el comportamiento de Felix había sido algo raro.

Bang Chan llegó al salón y, como siempre, Felix ya estaba ahí esperándolo. A diferencia de que no miró a Bang Chan cuando abrió la puerta, tampoco cuando la cerró. Sólo jugaba con su celular y el entrecejo ligeramente fruncido. Bang Chan lo saludó, pero Felix nada más asintió con la cabeza. Confundido, Bang Chan se sentó a su lado y se le quedó mirando, esperando a que Felix por fin girara hacia él, pero Felix no bajaba su celular, escuchándose solo el ruido de los disparos proveniente del videojuego.

Bang Chan se aclaró la garganta antes de sonreír un poco.

― ¿Cómo te fue en tus clases, Lixia-ah? ―preguntó muy amablemente.

― Mhm, bien ―medio dijo, medio gruñó. Bang Chan esperó que dijera algo más, pero nuevamente fue decepcionado.

― ¿Qué viste hoy? ¿Sacaste buena nota en inglés? ―intentó de nuevo, y otra vez Felix respondió de esa manera tan chocante.

― No recuerdo.

― ¿Puedes mirarme a la cara cuando hablamos?

― ¿Para qué? Estoy aquí para mirar los libros, no a ti, y hasta ahora no hay ningún libro en la mesa.

Bang Chan alzó las cejas asombrado, y sí, tal vez un poco dolido por la forma en que Felix le había espetado aquello, pero al contrario de ser como cualquier persona que reaccionaría con una patada, Bang Chan se mantuvo en sus cinco sentidos y pensó que a lo mejor Felix sólo había tenido un mal día. Todos teníamos derecho a estar malhumorados de vez en cuando y no saber reservárnoslo, así que él debía encargarse de no incrementar el malestar de Felix y sólo ser conciso en la lección.

Correcto, Bang Chan estaba decidido a adaptar ese grado de madurez, pero no contaba con lo difícil que sería captar la atención del malhumorado Felix.

― Dijiste que mirarías el libro ―dijo Bang Chan entre dientes, cuando notó que Felix estaba con la mejilla apoyada en su puño, mirando al techo como si fuera la cosa más interesante sobre la faz de la tierra.

― Me di cuenta de que implicaría mirarte a ti, así que no gracias.

Apretando la mandíbula, Bang Chan respiró profundamente y asintió, pasando entonces a explicarle verbalmente a Felix sobre las dimensiones de un plano cartesiano. O al menos eso se proponía, porque a nada de empezar a leer Felix se encontró farfullando con fastidio.

― ¿Sabes algo? Tampoco quiero oírte.

Bang Chan cerró el libro, una sonrisa irritada cruzando sus labios.

― Ah, ¿no? ¿Me puedes decir cómo pretendes que te explique entonces?

Felix se encogió de hombros, portando una actitud tan aburrida que Bang Chan ni siquiera podía compararlo a cuando anteriormente se distraía por cualquier cosa. Esta vez Felix estaba verdaderamente desinteresado en lo que Bang Chan le decía, por su propia iniciativa.

― ¿Qué tal si hoy no me explicas nada? Realmente no estoy de humor para esto ―dijo Felix, inclinándose en la silla. A pesar de que no era algo que debiera permitir, Bang Chan estuvo de acuerdo. De nada servía desperdiciar su tiempo aquí si Felix no estaba dispuesto a colaborar.

― Bien, supongo que no quieres que te acompañe tampoco, ¿verdad? ―dedujo guardando el libro en su mochila de nuevo.

Por alguna razón, Felix se rió.

― Creo que me malentendiste. Nada de lecciones, pero aún me debes algo.

Bang Chan se paralizó, con los ojos muy abiertos en dirección a la esquina del salón. No había que ser un genio para saber a qué se refería Felix.

Qué hijo de...

― O sea, déjame ver si entiendo ―dijo Bang Chan, riéndose también si ninguna razón―. No estás de humor para estudiar, pero si estás de humor para que te la chupe, ¿es así?

― ¿Qué clase de mojigato no estaría de humor para que se la chupen? No preguntes cosas obvias ―Ahí recién Bang Chan se dio cuenta de que en todo este rato Felix no lo había llamado por honoríficos, sino que lo estaba tuteando―. Y lo merezco ―agregó Felix, tomando una hoja de su bolsillo y arrojándosela sin cuidado―. Salí excelente en la exposición de inglés. No tienes excusas, Bang Chan.

Bang Chan vio de reojo la hoja. En efecto, era la presentación de Felix siendo felicitada. Así que, en teoría, Bang Chan debía recompensarlo.

― ¿Así que vas a faltar a tu promesa? Qué patético ―se burló Felix, mirando por fin a Bang Chan cuando volvió a su lugar en la silla―. Ayer dijiste que tendría mi premio si salía bien, así que la lección de hoy no iba a tener nada qué ver.

Bang Chan se punzó la mejilla con la lengua, unas intensas ganas de arrodillarse ante Felix, bajarle el pantalón, sólo para arrancarle la polla a mordiscos.

«Estúpido mocoso insolente» gruñó Bang Chan dentro de sí.

― Los tipos impertinentes no me calientan en lo absoluto, lo siento ―dijo con ironía.

Felix le regaló una ladina sonrisa.

― ¿Pero sí lo hacen los alumnos dulces y necesitados? Basta de mierda, sabes que es una buena forma de cerrarme la boca.

― Já, pues en eso tienes razón, niño ―dijo Bang Chan devolviéndole la sonrisa antes de, como siempre hacía, arrodillarse en medio de las piernas de Felix y sacar su polla, sorprendiéndose internamente al notar que ya estaba algo dura.

Pero obvio no se permitió demostrar nada facialmente cuando tomó el miembro entre ambas manos y empezó a acariciarlo, dando lametazos en la cabeza. Felix gimió con satisfacción antes de sonreír de nuevo y poner sus manos en la nuca de Bang Chan, acariciándole el cabello mientras él se encargaba de su polla hasta que estuvo más que dura. Bang Chan se relamió sus labios y se la tragó, sufriendo una arcada que le tomó por sorpresa. Chupó ligeramente, acariciando los muslos de Felix para darse a sí mismo un apoyo cuando el chico lo impulsó más abajo con fuerza, obligándolo a forzar su polla en la garganta de Bang Chan.

Bang Chan gimió, quizás un poco adolorido por esto, pero ese gemido pareció perder a Felix, ya que pronto el chico estaba subiendo sus caderas rítmicamente mientras mantenía la cabeza de Bang Chan inmóvil, follándole la boca con rudeza, como si fuera cualquier adolescente y no el chico que siempre tenía cuidado de no lastimarlo. No, ahora Felix estaba poniendo todo en sus caderas, gruñendo roncamente mientras que Bang Chan luchaba por respirar por la nariz y mantener la boca lo más abierta que podía. Conforme Felix aumentaba el ritmo subía el volumen del sonido ahogado cuando la polla del chico llegaba a su garganta y golpeaba ahí, a veces quedándose quieto por unos segundos, sólo para presenciar cómo se veía Bang Chan sin un centímetro de su pene fuera de sus labios rosados.

Bang Chan estaba más que impresionado, pero tampoco intentó resistirse a nada de lo que Felix quiso, aún si eso le estaba costando mil horrores por el dolor en su mandíbula. Había una parte de él que se encendía por estar siendo tratado de esa forma por un chico que hasta ahora siempre fue tierno, como que el contraste podía resultar hasta tabú si se le veía desde su lado; Felix era un niño dulce, y lo incorrecto que se veía ahora con esa expresión de querer joderle la boca a su hyung resultaba sucio, pero a su vez excitante.

Poco a poco el ritmo de Felix se volvió inexorable, y el chico empezó a soltar unos agitados gemidos. Bang Chan esperó a que sacara su polla y lo obligara a masturbarlo -después de todo ya más o menos sabía reconocer cuando Felix estaba por correrse-, pero nada de eso parecía suceder. Felix continuaba follándole la boca y agitando la cabeza de Bang Chan para estimularse con su lengua, lo cual hizo que Bang Chan abriera los ojos asombrado.

Felix... ¿Felix iba a-?

― Trágatelo, hyung ―balbuceó lo suficientemente alto para que Bang Chan entendiera por encima del ruido y su aturdido cerebro. Bang Chan tarareó lo más que pudo justo antes de que sintiera como el cuerpo de Felix se ponía rígido y sus caderas se resistían en la boca de Bang Chan―. ¡Dios, Bang Chan hyung! Yo- mhm ―gimió al terminar, echando su cabeza hacia atrás.

Bang Chan se atragantó cuando recibió directamente a su garganta un chorro de semen -Santo cielo, sí, por fin- y luego Felix sacaba su polla para terminar de descargarse en su rostro, consiguiendo que Bang Chan cerrara un ojo para evitar que le cayeran gotas en él. Se tragó lo que había tenido en su boca y se relamió varias veces, degustando el salado sabor que definitivamente le fascinó.

― Hy-Hyung ―dijo Felix, tratando de controlar su voz. Bang Chan sonrió inevitablemente al ver su rostro colorado y un ligero puchero en sus labios. Así que, su Felix estaba de vuelta―. ¿T-Te lastimé?

Bang Chan se limpió la cara con el pañito y sólo lo pasó superficialmente por la entrepierna de Felix. Luego acomodó los pantalones del chico y se enderezó, acariciándole el cabello.

― No lo hiciste. Ahora, ya que estás de mejor humor, ¿podemos seguir con la lección?

Felix no tardó nada en asentir silenciosamente, mirando el libro cuando Bang Chan se sentó y lo recuperó del bolso otra vez, contestando cuando era debido y resolviendo los ejercicios que le mayor le asignó poco tiempo antes de que fuera la hora de irse.

Ninguno habló de lo que pasó, ni de la extraña actitud de Felix, Bang Chan se encargó de distraerlo con cualquier cosa que se le ocurriera, como por ejemplo la relación tácita que llevaban Jisung y Minho.

― Jisung últimamente no se la pasa con nosotros ―comentó Bang Chan―. Está muy ocupado diciendo que Minho lo necesitaba para quién sabe qué.

Felix soltó una risita.

― Seungmin también está molesto con Minho por pasar más tiempo con Jisung-ssi. Dice que a este paso no se acordará de que existimos en un mes.

― Personalmente me impresiona lo rápido que esos dos congeniaron. Es como...

― ¿Amor a primera vista? ―sugirió Felix con voz bajita.

― No. Yo no creo en eso de amor a primera vista, me parece absurdo ―sacudió la cabeza, sonriendo de lado―. En mi opinión fue como una subida de hormonas. Jisung tiene debilidad por los chicos como Minho.

Felix emitió un "oh" antes de asentir. Bang Chan lo miró de reojo antes de que llegaran al punto donde se separaban. Felix dio unos pasos más que Bang Chan y se giró a mirarlo con una sonrisa.

― ¿Cuándo es la próxima lección?

― ¿Crees poder hacer tus deberes esta semana solo? Tengo unas actividades extracurriculares y probablemente no tenga tiempo.

― Creo que sí, si no mal recuerdo esta semana no hay evaluaciones ―deliberó, sonriendo luego―. En ese caso, supongo que te veré-

― ¿Felix? ¿Qué haces aquí? ¿Quién es él?

Bang Chan miró por encima del hombro de Felix un chico que los observaba con el ceño fruncido, justo antes de notar que Felix temblaba ante su presencia.

― Yunho, yo....

― ¿Quién es él, Felix? ―exigió él arrebatándole la palabra.

― Bang Chan ―dijo él mismo, mirando evaluadoramente al chico que así mismo lo observaba de pies a cabeza―. Soy el tut-

― ¡Es un amigo del colegio! ―dijo Felix, volteándose para mirar al tal Yunho―. Es sólo un amigo, hyung. Él m-me acompañaba hasta aquí para que no me pasara nada.

Yunho evaluó a Bang Chan otra vez antes de acercarse a Felix y tomarlo del antebrazo. Bang Chan apretó los puños al ver que Felix casi chillaba por esto, cerrando los ojos con fuerza un segundo.

― Yeosang está esperándote ―le escuchó decir a Yunho.

Felix asintió con la cabeza y miró a Bang Chan con algo que no supo identificar, pero a su criterio era muy parecido a un «ayúdame», y a Bang Chan le hubiera gustado preguntar más, pero Yunho no le dejó ni abrir la boca cuando empezó a arrastrar a Felix con él, a lo mejor hasta su casa. Bang Chan se quedó ahí solo, con muchas preguntas y pocas respuestas.

¡gracias por leer!

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