Lección diez: Misericordia
Una llamada despertó a Nayla después de haber caído rendida en la tina de su casa.
—Oye—Era la voz de Chiara—Necesito tu ayuda.
— ¿Qué pasa chicharra?— Respondió la chica algo somnolienta.
— Es que tengo un problema, ¿recuerdas a la chica de la que te contaba el otro día? La de la plaza y los patines.
— Ha, si, ¿es tu novia no?
— Yo no diría eso, más bien solo estamos saliendo, vemos qué onda ¿Si? y que pase lo que tenga que pasar.
— Bueno, ¿Qué hay con ella?
— Digamos que queremos salir hoy pero sus padres están sospechando y no son personas muy abiertas que digamos...Le quieren encajar a la hermanita para que nos acompañe y vea si estamos en algo o no.
— Y tu quieres que vaya para distraerla mientras ustedes se besan a escondidas.
— Si no es mucha molesta...
— No tengo dinero para andar invitándole helados y churros a una niña.
— No es tan niña, tiene como 12 años, además yo te lo pago, no te preocupes por nada. Solo necesito que estés ahí y que me ayudes con la mocosa ¿Podrías?
Nayla meditó un minuto antes de contestar mientras en el auricular del teléfono la respiración de Chiara denotaba su ansiedad.
— Oye, no lo sé, se me haría raro...generalmente cuando me invitaban a salir y me pagaban el helado era porque querían mirarme a mi, no a otra chica que venga con nosotros. Me voy a poner muy celosa.
Chiara se rió nerviosamente aunque con sonoridad y luego le preguntó.
— Bueno, si quieres te toqueteo un poco a escondidas para compensar, pero tienes que venir. ¿Me vas a ayudar o no?
Sin darse cuenta, Nayla había despejado su mente en un instante olvidando todo lo que le había ocurrido esa mañana y sin más que decir aceptó entre risas a acompañar a su amiga en la cita, prometiendo que si Chiara llegaba a propasarse con ella le daría un puñetazo.
Pocas horas más tarde las cuatro chicas se encontraron en el parque como habían arreglado; la pareja de Chiara se llamaba Dalma y era una muchacha con el pelo teñido de rojo oscuro y rapado a un lado, con unos anteojos prominentes y una figura delgada cubierta por unos joggins grises y una campera de jean, mientras que su hermanita, un poco menos moderna y más rellenita, llevaba unos jeans negros y una camisa de jean clara cubierta parcialmente por una larga cabellera castaña.
Pasearon por Palermo y Nayla obligó a Chiara a pagarle unas vueltas en botes a pedal para ella y para la hermana de Dalma, cuyo nombre era Micaela, donde tuvo oportunidad de conocer más sobre la pequeña y enterarse que ésta soñaba con ser bailarina logrando congeniar inmediatamente con ella mientras conversaban sobre la profesión. Pasaron un par de horas hasta que en un momento Mica dijo tener hambre y todas fueron a parar al local de comida rápida más cercano.
Al llegar Micela y Dalma se fueron al baño juntas mientras que Chiara y Nayla se quedaron conversando y reservando un lugar en la mesa con sus mochilas para las hermanas.
—Gracias por venir, creí que esto sería mucho más pesado pero contigo aquí la verdad se me hace super ligero.
— La que debe agradecerte soy yo. Necesitaba esto, he estado muy alterada últimamente.
Chiara levantó las cejas en señal de sorpresa ante dicho comentario.
— ¿Y eso como por qué vendría a ser?
Nayla comprendió de inmediato que había metido la pata y que si no inventaba una mentira de inmediato acabaría por admitir que había roto la promesa que le había hecho a su amiga.
— Son esas cosas en casa, ya sabes, el dinero que no alcanza para nada, mis padres que llegan cansados de trabajar y se las agarran conmigo, Líen que no activa...esas cosas.
— Pero si todo eso lo tienes hace rato.
— Lo que pasa es que a veces parece demasiado y llego a sentir que me supera...sé que no es para tanto. Ya se me va a pasar.
— Oye, no es para que te lo tomes a mal ni nada, pero eres pésima mintiendo— Nayla quedó muy sorprendida por esa afirmación—Por lo que te conozco si tu o alguien cercano tiene un problema lo primero que haces es desarmarte en un berrinche de becerrito y después recién, cuando entiendes que no se puede arreglar todo, te lo olvidas para concentrarte en otra cosa que te distraiga hasta que alguien te lo vuelva a recordar. Eres de esa clase de chicas que necesitan el drama para sentirse completas y si no lo encuentras pues te lo inventas, pero lo tienes.
Esto último en verdad enfureció a Nayla. Ella todavía no entendía que Chiara la adoraba sin importar sus imperfecciones. Lo que para Nayla era criticar anti valores de manera ofensiva, para Chiara era simplemente resaltar una parte más de una persona a la que quería con todo el alma por ser su amiga y aceptarla sabiendo que ella tampoco era considerada perfecta por algunas partes de esta sociedad.
— Mira, no sé por qué de pronto me sales con esto, pero yo estoy bien, ¿Si? Ya bastante con que te haya acompañado aquí con las mejores intenciones como para que tu vengas a insultarme.
— No es ofensa, manita, solo es eso que le dicen una apreciación. Yo no soy experta en Naylas, pero mi Nayla personal no está bien. Lo que pasa es que me preocupas.
— ¡Pues vaya forma de preocuparte! ¿Por qué mejor la próxima vez que tengas ganas de preocuparte por alguien en vez de meterte donde no se te invita no lo haces preguntándole si está bien o si necesita algo en lugar de andar pidiéndole favores?
— ¡Pero si eso es lo que hago! Justo ahora te estoy preguntando eso, ¡¿Qué te pasa?!
— A mi no me pasa nada, pero a ti se nota que si. Mira que andar saliendo con una chica que ni siquiera se anima a presentarte frente a sus padres ¿Qué clase de relación es esa?
— ¡¿Te me vienes a quejar justo tu, que tu chico no se anima ni a robarte un beso y manosearte por debajo de la mesa?!
— ¡Eso se llama respeto! — Estalló Nayla.
— ¿Pues sabes qué? Por mi que ni le caes.
— ¿Y sabes qué? por mi que tu no me caes, y qué bueno que hablaste sobre Líen porque viéndolo bien aún estoy a tiempo de llegar a su clase. Me largo.
Chiara reaccionó al entender que esto no era lo que ella deseaba y, cambiando radicalmente el tono con el que hablaba, le rogó a Nayla que se quedara y que la perdonara por hablar así, pero la adolescente se sabía ofendida y necesitaba de alguna manera devolver el dolor que Chiara le había causado al llamarla dramática desvalorizando su sacrificio al ir a ese lugar sin importar su condición. Todas las expectativas que habían puesto sobre Nayla al crecer la habían vuelto alguien insegura que necesitaba de la aprobación y la compresión de los demás para sentirse libre en sus vínculos con los otros.
Tomó sus cosas y sin mediar palabra se retiró ignorando las súplicas de su amiga, que la perseguían hasta llegar a la puerta. Subió al colectivo y viajó hasta el Do Yang donde la clase de Líen llegaba a su punto final con un "Kyon Ye" que indicara la reverencia para que todos pudieran cambiarse y salir. "Demonios" pensó Nayla "llego tarde" sentenció aún afectada por la discusión que había tenido con Chiaras, pero al verla Líen se acercó a recibirla con los brazos abiertos.
— Estabapreocupado porque no te vi en la escuela ni en la clase.
— Tendrás que disculparme por eso, tenía que hacer algunas...cosas. ¿Listo para acompañarme?
— Oh, no damita. El trato era que te acompañaría si tu venías a la clase, no al final.
Nayla se entristeció abruptamente con ese comentario. ¿Qué acaso nada le iba a salir bien hoy?
— ¿Entonces no me acompañarás?
— Por supuesto que si — La expresión de la joven cambió al instante— Pero tendrás que contarme todo lo que te tenga así de mal como para que llegues con los ojos hinchados.
Nayla se percató de inmediato que eso había sido por haber estado llorando toda la mañana hasta quedarse dormida en la bañadera.
— A no ser, claro, que se trate de algo que no me puedas decir, en tal caso sabré entender. Yo respeto de igual forma tus palabras que tus silencios, pero de verdad quisiera poder ayudarte. Me desespera saber que te pueda pasar algo que te haga llorar y que yo no pueda hacer nada al respecto.
Una alegría brotó desde el pecho de la joven hasta posarse en sus mejillas enrojeciéndolas ligeramente hasta sentir que un extraño calor le inundaba toda la cara.
— Eres una buena persona, Líen.
— Tu mereces ser tratada así, solo te doy lo que recibo de ti.
El muchacho acarició el rostro de la chica y ésta a su vez sujetó la mano del chico entre las propias apretándola con delicadeza contra las débiles marcas que le habían quedado desde que Yesenia la cortó con su cuchillo, transmitiéndole a su vez todo el calor que su aura había despertado.
Salieron del Do Yang juntos y caminaron orbitando sus palabras en torno a lo que había ocurrido con Chiara. Hablaron sobre la grosería que había dicho, hablaron de la pareja de Chiara, de como la sociedad segrega a los que son diferentes, de cómo algunas personas están más listas que otras personas para un acercamiento o un dejo de tolerancia que nos permita vivir en paz. Nayla evitó conversar sobre lo que Chiara había dicho sobre Líen, hablaron sobre la hermanita de Dalma y fue entonces cuando la chica comenzó a sentirse culpable de haberla abandonado en un momento en que la necesitaba para algo que le resultaba importante.
— Quizás Chiara tenía razón— Comenzó Nayla— Quizás si soy de hacerme drama por nada.
— Yo no lo veo de esa forma— Objetó Líen— Tus problemas, grandes o chicos, están hechos a tu medida; tu puedes con ellos, pero no está mal que de vez en cuando te permitas llorar por lo que te cuesta, es una forma de expresarlo y dejarlo ir.
— Si, pero esto no es nada si lo comparamos con los problemas de Chiara o los de otras personas...Tu, por ejemplo. Tus problemas son enormes y sonríes mientras que yo me ahogo en un vaso de agua.
— De nada sirve comparar si lo que te aflige es mejor o peor que lo que altere a Chiara, son dos personas distintas con diferentes capacidades y diferente tolerancia. En cuanto a mi, todo lo que para ti sea importante para mi también será importante. Si ese problema te cuesta yo daré hasta lo que no tenga con tal de volver a verte feliz.
Nayla se sentía muy tranquila, la paz que todos estos sucesos le habían robado se estaba restableciendo con la presencia de un pequeño muchacho de rulos. Pronto sintió que poseía en Líen mucho más que un amorío imposible o un amigo que no pudiera entender lo que ella sentía por él; Líen se había convertido en muy poco tiempo en su compañero, su confidente, su consejero y su todo, algo que nunca había tenido a la hora de necesitar una mano.
Por un momento dudó sobre si sería buena idea contarle sobre la agenda gris y de su encuentro con la justicia negra pero un fuerte sacudón del muchacho, que hace rato venía mirando la calle vacía, la hizo perder el hilo de sus pensamientos.
—¿Viste eso? ¡llama a emergencias rápido mientras yo la socorro!
— ¿Socorrer? ¿A quién?
— A la chica de ahí, la que fue atropellada por la mo...¡¿Dónde están?!
Nayla se extrañó mucho por la actitud del muchacho y, tratando de no sonar acusadora, le dijo con calma.
— Líen, ahí no hay nadie, no hubo ningún accidente. ¿Te sientes bien?
— Pero...Yo lo que vi fue que...— Líen se quedó anonadado mirando un lugar vacío en medio de la calle para luego suspirar profundamente y desviar la mirada al suelo—Perdóname, estoy un poco estresado ¿Sabes? A veces algunos recuerdos de mi infancia en las calles me asaltan y se me mezclan las imágenes hasta parecer reales en mi cabeza.
La adolescente sintió como si su pecho tomara mágicamente un peso milenario. Ella sabía que su amigo había sufrido, pero no había pensado en las secuelas que este aún hoy seguía sufriendo. Sin mediar palabras solamente lo abrazó con fuerza y hundió su rostro en el pecho del chico de rulos el cual la sostuvo con aún más fuerza brindándole una sensación de calidez y unión propia de las personas que sin palabras se dicen un "te necesito" puro y espontáneo. En ese momento el sonido de un pequeño gemido desvió la atención de los jóvenes directo al suelo.
—Mira, un cachorro—Dijo Nayla al tiempo que se separaban.
— No sé si es un cachorro, aunque tampoco es un adulto. Es muy pequeño—Se planteó Líen al mientras se agachaba a examinar más de cerca al animal.
— Nos está siguiendo ¿No?
— Si, creo haberlo visto hace una o dos cuadras. Debe tener dueño, es muy hermoso ¿Me ayudas a encontrarlo?
— ¿Yo? ¿Cómo?
— Vamos a preguntar en los negocios si vieron algo. Quizás sepan de quién es.
— No lo sé, ya es muy tarde ¿Y si no tiene dueño? Podría llevarnos mucho tiempo encontrarle un hogar.
— Tienes razón. Perdóname...no podré acompañarte hasta tu casa hoy. Me quedaré a ayudar a este pequeño.
— Estamos a menos de diez cuadras de mi casa— Nayla dijo esto último como si fuera una razón válida para dejar de lado al canino, pero su compañero permaneció inmutable en su postura de modo que la chica tuvo que aceptar—Demonios Líen, está bien, te ayudaré a ayudarlo, pero solo porque eres tu.
— No me ayudes a mi, ayudalo a él. Ten misericordia.
— ¿Misericordia? Qué palabra rara elegiste.
— Misericordia viene de dos palabras en latín: Misere que significa miseria o necesidad y cordis, que significa corazón. Te estoy pidiendo que tengas corazón para las necesidades de este cachorrito.
— De acuerdo, tendré corazón para sus necesidades. Ojalá todas las personas fueran un poco más como tú. Si Chiara se te pareciera no habríamos tenido esas discusiones.
— Vas a tener que aceptar también las miserias de Chiara si quieres seguir siendo su amiga. A ella nadie le enseñó cómo tratar con gente como tú, creció en otro ambiente.
— Oye, ¿Desde cuándo estás de su lado? Yo soy tu amiga, la chica buena....Nayla, ¿recuerdas?
— ¿Ya van a cumplirse cuatro meses de que nos conocemos y todavía sigues con eso de los lados? No hay gente buena o mala, hay desentendidos. Tu y Chiara aún se quieren, solamente no se saben entender.
— Es cierto. ¿Por qué siempre sabes qué decir?
— Me gustaría creer que estoy entendiendo un poco más de tus sentimientos. No es que siempre pueda, pero hay cosas en ti que me hacen sentirte cercana.
La adolescente sonrió sin contestar ante esto último. El chico no se quedó a esperar una respuesta, alzó en brazos al cachorro y caminó con él cinco cuadras atrás buscando a su dueño sin resultados hasta que al preguntar en una verdulería el que atendía el lugar les respondió que el animalito era un perro callejero y que no tenía dueño. Apenados, dieron las gracias y se marcharon.
— ¿Qué haremos? Podríamos ir preguntando casa por casa hasta encontrarle un hogar— Propuso Nayla.
— No será necesario, este cachorrito ya tiene un hogar al cual irá de inmediato.
— ¿En serio? ¿Pero qué hogar es ese?
— El mío, por supuesto. Me lo voy a quedar.
— Oye, ¡qué bueno! ¿Qué te hizo decidir eso?
— Me siento identificado con este perro. Mis padres también me encontraron en la calle y sin una familia que me amparara, voy a darle la misma oportunidad que antes ellos me dieron a mi.
Nayla se enterneció con esta actitud protectora que siempre presentaba Líen, la misma actitud que había tenido para con ella al conocerla.
— Bien, ¿Cómo le vas a poner?
— Necesita un nombre, tienes razón...¿Tú cómo lo llamarías?
— Mmm...¿Qué es?
— Es un macho.
— Entonces...¿Qué tal zorrito? Por su colita peluda me parece que le queda...
— Zorro es un mal nombre. ¿Te molesta si te ponemos otro?
— Otro nombre, está bien...¿Guardián estará bien?
— Guardián...— Líen observó con dulzura a su nueva mascota— Es perfecto. Tú te llamarás Guardián. Eres parte de mi vida desde ahora.
Ambos jóvenes caminaron jugando con Guardián hasta que llegaron a la casa de la muchacha. Líen se despidió besando a la chica en la frente y agradeciéndole por acompañarlo a conocer a su nuevo amigo y luego se marchó con el perro bajo el brazo.
Nayla entró a su casa, buscó su teléfono y marcó para hablar con Chiara.
— Perdóname por dejarte sola hoy — Fue su saludo.
— Está bien, tuviste razón con las cosas que dijiste, no estuve atenta a lo que te pasaba hasta que tú me lo mencionaste — Se excusó a su vez la chica del pelo violeta.
— Aún me cuesta entender algunas cosas, la gente con la que crecí tenía otros códigos.
— Perdóname por no ser de tu misma cuna, hermana.
— Y sin embargo, eres mucho mejor amiga que todas ellas juntas.
— Eso si me vale.
— No te quiero perder, no me gusta estar peleada contigo. ¿Amigas otra vez?
— Siempre brother. Tu eres mi mana.
— Y tú la mía. ¿Cómo terminó todo con la otra chica?
— Pues bien. Su hermanita se enteró de lo nuestro pero lo aceptó bastante bien y juró cuidar el secreto. Dijo que ya lo venía sospechando...Ah, y le caíste muy bien.
— Me alegra saberlo.
— Bye Naylita, me están llamando a cenar. Mañana te contaré bien todo.
— Buenas noches amiga buena, nos veremos mañana en el recreo.
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