Quidditch
No se en que momento accedí a esto. Me encontraba en el campo de Quidditch, las gradas estaban llenas de los alumnos. Era fin de semana, el primero desde que empezaron las clases, así es que teníamos a todo el colegio mirándonos. Un grupo de estos había propuesto a Harry que jugásemos un partido de exhibición entre los profesores. Sabían que Blaise había llegado el castillo y que es uno de los mejores cazadores del país y Harry, Ginny, George, Angelina, Wood... eran todos unas eminencias de Griffindor y muchos de los alumnos no los había visto nunca jugar.
Nos encontramos todos en el centro del campo, yo llevaba aún mi vieja saeta de fuego. Le tenía un cariño especial y el quidditch siempre había sido una simple afición, así es que nunca la había cambiado. Además, no es que estuviese muy bien económicamente. Nunca había querido tocar la herencia de mi familia y lo poco que tenía lo conseguía trabajando en verano como ayudante en un bar del callejón Diagon. El trabajo de profesora había sido un respiro muy grande y esperaba que la directora Mcgonagall estuviese contenta conmigo y me durase muchos años.
La directora se encontraba en ese momento en el centro del campo recordando las reglas, sobre todo las que implicaban el juego limpio. Le había gustado la idea del partido, para animar el ambiente tras la vuelta de las vacaciones. Ella sería el arbitro, para poder controlar que la cosa se saliese de madre. Nos conocía demasiado.
Todos llevábamos túnicas negras, aún no habíamos decidido los equipos. Fue todo muy precipitado y no habíamos tenido tiempo de decidirnos.
- Bueno, hora de hacer los equipos. Quien deberían ser los capitanes? - dijo Harry, tomando la iniciativa.
- Vaya pregunta - contestó Woods con una sonrisa divertida - Tú tienes que ser uno, puesto que eres el mejor buscador de Hogwarts en años.
- Pero tú siempre has sido el capitán... - contestó Harry, modesto como siempre.
- Te lo han pedido a ti los alumnos, Harry - dijo Ron metiéndose en la conversación - y aunque me lo pidáis, yo no quiero ser el otro. Me gustaría ir con Harry.
Todos nos reímos, incluso Ginny le dio un puñetazo en el hombro. Pero él nos miraba desconcertado. Creo que lo había dicho en serio. Decidimos que Draco sería el otro capitán, ya que era buscador como Harry. Se le veía emocionado, a pesar de decir que ya no le gustaba jugar se que siempre había tenido la espina clavada de haberse comportado como un idiota en el pasado y no haber sabido aprovechar todo su potencial debido a la envidia. Me eligió como la primera golpeadora, lo que no me sorprendió. Sabía que yo era muy buena, de las mejores. Por mi físico y fuerza. Cogí uno de los bates y coincidí con George.
- George... tenemos que hablar - dije mientras él aún estaba agachado eligiendo uno.
- Te he dicho varias veces - contestó incorporándose y colocándose el bate en el hombro - que me llames Profesor Weasley.
Una puñalada hubiese dolido menos que sus palabras y su mirada. Llevaba unos días evitándome pero pensé que era por vergüenza, como me pasaba a mi. Me di cuenta de que no era así. Me aguanté las lágrimas (no fue difícil, era algo a lo que estaba acostumbrada) y me fui con mi equipo. En el último momento creo que se arrepintió de lo que me había dicho, porque su gesto se dulcificó y le escuche decir mi nombre, pero yo ya estaba lejos.
- ¿Estas bien? - me preguntó Draco mientras me colocaba en la escoba.
- Perfectamente - dije mientras me elevaba - vamos a machacarles.
El partido empezó tranquilo y bastante reñido. Las bludgers se movían por el campo y no era difícil para una golpeadora experta como yo localizarlas. No herí a nadie y conseguí ayudar en bastantes puntos a los cazadores. Ron estaba en nuestro equipo y paraba bastante bien, animado por Hermione desde las gradas. El enfado con el que había empezado se iba disipando, viendo como todos nos divertíamos. Dentro de que los jugadores de Quidditch éramos competitivos, había muy buen ambiente y el juego era entretenido. Me fijé en que George miraba a Blaise de una manera muy rara, tuve que desviar varias bludgers que iban hacia el en despejes del pelirrojo. Lo tomé por algo demasiado sospechoso. Mcgonagall había pedido a Cho y Ernie que bajasen para solucionar una disputa y yo estaba distraída pensando en mis cosas. No me di cuenta de que Angelina se había colocado a mi lado.
- No sabía que eras tan buena, nunca te había visto destacar - me dijo mientras disimulaba mirando hacia abajo.
- Soy la mejor golpeadora de mi generación, todo el mundo lo sabe.
- No eres mejor que George - dijo mirándole. Le saludó de forma extraña y el apartó la mirada. ¿Nos había estado mirando?
- George no es de mi generación - contesté, intentando buscar una escapatoria de esa conversación que no me hiciese parecer una cobarde - Y, aún así, creo que soy mejor que él.
Se rio estridentemente mientras me miraba con asco. No me estaba gustando estar allí con ella. Esperaba que se reanudase pronto el partido y no tener que seguir cerca de ella.
- Por lo único que eres buena golpeadora es por que estas gorda. No podrías jugar en otra posición en la que se necesita más agilidad.
Estaba acostumbrada a que se metiesen siempre con mi físico, era algo bastante común en el colegio. Pero que me lo dijese me dolió mucho, como no me dolía desde hacía mucho tiempo. Seguramente fue porque pensaba que al ser ya adultos había escapado de esos comentarios y tenía la guardia bajada.
- Que te den, Angelina - contesté mientras me iba.
Pero hubo un problema. No se que pasó pero mi escoba no respondía. Fue cayendo hacia abajo fuera de control mientras gritaba. La gente se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero iba demasiado deprisa contra el suelo. Sentí como una fuerza tiraba de mi hacia arriba, no se pudo evitar el golpe. Y después...oscuridad.
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