Oscuridad
El resto del día mi mente estuvo sumergida en una especie de líquido viscoso que no me dejaba pensar con claridad.
Alguien me vio salir corriendo del invernadero y aviso a Hermione, quien colocó a otra persona en la prueba a la que faltaban por llegar aún algunos concursantes. No se quienes ganaron, pero me pareció escuchar que una de mis alumnas de Slytherin había pasado. Eso supuso un alivio momentáneo pero preferí esperar al día siguiente para hablar con ella y felicitarles. No quería que notasen que no me encontraba bien.
Estaba en mi habitación, donde llevaba un par de horas sentada mirando por el ventanal sin que ningún pensamiento claro llegase a mi mente, cuando Draco entró emocionado por la puerta.
—¡Marta! Aquí estabas —dijo mientras se sentaba a mi lado— ¿Has felicitado a Marissa? Están todos muy contentos. Incluso algunos de otras casas han ido a celebrarlo con ella. Creo que lo que te propusiste al comenzar el curso está funcionando.
No contesté, simplemente conseguí esbozar una sonrisa triste pero seguí mirando hacia la ventana. En otro momento hubiese disimulado pero no me apetecía. No quería seguir siendo fuerte.
—Hey, ¿qué te pasa? —preguntó mientras rozaba mi mejilla— Perdona, estaba muy emocionado por todo esto y no me he dado cuenta de que no estas bien.
—Estoy bien —respondí con la voz un poco ronca debido a que llevaba horas sin hablar con nadie.
—Black, es bastante obvio que no es verdad. ¿Quieres contarme lo que ha pasado?
Pasó uno de sus brazos por mis hombros y me atrajo hacia él. Le conté lo que había visto esta tarde, era mi mejor amigo y mi cuerpo sabía que necesitaba contarlo o me consumiría. Puede que no fuese tan dramático como yo me pensaba, incluso el decirlo en voz alta hizo que le quitase un poco de hierro al asunto. Al final, George no era mi novio y llevábamos unos días sin hablarnos. Podía hacer lo que quisiese, aunque no podía evitar que me doliese un poquito el corazón al recordarlo.
Draco limpió mis lágrimas mientras me abrazaba.
—Voy a matar a esa comadreja, te lo dije.
Me empecé a reír, lo que hizo que él tampoco se pudiese contener. Me había quitado un peso de encima y sabía que Draco estaba bromeando. Solo quería hacer que me sintiese bien.
—No te preocupes. Creo que esto me ha servido para pasar página —dije mientras me levantaba para ir al baño a lavarme la cara—. Y tú, ¿cómo estás?
—Bastante contento. Este torneo me está sirviendo para conectar más con los alumnos y cada vez tengo menos cartas con las palabras "Muérete Mortífago" en el correo —desde el baño pude notar como se cortaba un poco su voz— Además, Pansy me agobia menos desde que han llegado los alumnos búlgaros.
Salí del baño y fui directa a darle un abrazo. Me alegraba que poco a poco consiguiese salir de ese pozo. Puede que se mereciera las cosas malas que le pasaban por todos los errores que había cometido, pero lo aceptaba y estaba intentando cambiar. Eso tenía que contar para algo.
—Bueno —dijo alejándome por los hombros—. Hora de socializar un poco con los invitados de otros países. Dúchate, que hueles a rayos y ponte lo que quieras. Pero en media hora tenemos una pequeña reunión en la sala común y quiero verte allí.
—¿Cuándo dices pequeña reunión te refieres a fiesta?
—No... bueno, no lo se. Vamos a hablar un poco con la gente que nos cae bien. Si nos empezamos a agobiar, escapamos a dar un paseo. ¿Te parece?
Asentí. Era imposible discutir con él. Al final hubiese acabado bajándome a rastras, desnuda si hacía falta. Así es que me di una ducha, desenredé mi pelo y me puse unos pantalones anchos de tela fina altos de color negro, con una camiseta corta. No me quería arreglar mucho y unas deportivas me ayudarían a salir corriendo con dignidad si hiciese falta.
Le acompañé a su dormitorio para que se diese una ducha y cambiarse de ropa. Mientras esperaba continué en mi mundo, mirando por el ventanal. Me encontraba mejor después de haberlo contado. El monstruo de los celos estaba escondido, no furioso en mi estómago.
—Bueno, ¿qué te parece?
Llevaba una variante de lo que se ponía siempre para estas ocasiones. Una camisa negra arremangada, una corbata verde y pantalones negros y estrechos. Sonreí mientras daba vueltas y hacía poses como si fuese un modelo.
—Estás como siempre.
—¿Guapo?¿Irresistible?¿Como un dios nórdico?
—No, que siempre llevas la misma ropa.
—¡Eh! —dijo llevándose una mano al pecho—. Eso me duele. El conjunto es nuevo, si te fijas en el tono de la corbata...
Le di un beso en la mejilla mientras seguía protestando. Bajamos a la sala común donde la gente ya había empezado a socializar. Había música pero muy bajita, acompañando la velada con canciones instrumentales. No parecía una fiesta juvenil pero tampoco iba a quejarme. Me apetecía más la tranquilidad de ese ambiente en el que podría escaparme en cualquier momento.
Me fijé en que Hermione me estaba haciendo gestos para que me acercase con ella. Estaba con Viktor y Ron, que se miraban con cara de pocos amigos. Seguramente querría que le ayudase a salvar la situación.
—Voy a hablar con Herms —le dije a Draco— ¿Estarás bien sin mi?
—Claro —contestó mirando alrededor—. Buscaré a Nott a ver si puede contarme que necesitan que haga para la siguiente prueba.
Apreté su mano y me despedí con una sonrisa. Llegué a donde estaba mi amiga, no sin antes coger una cerveza de una de las mesas. Solo una, no iba a desmelenarme por rencor ni nada de es. Simplemente quería intentar disfrutar de la noche.
—Justo estábamos hablando de ti, Marta —dijo Hermione con nerviosismo cuando me acerqué a ellos —. De todo lo que te has implicado en la organización del evento. Es estupenda. ¿Os había dicho que es la mejor golpeadora de la escuela? Bueno, después de mi cuñado que no se donde estará... también podéis hablar con él. ¡Anda! Si se ha quedado vigilando a los alumnos. Bueno, otro día será. Como os decía...
Me quedé escuchando el monólogo de mi amiga con una sonrisa. Miré a Krum, que parecía estar muy interesado en lo que Hermione estaba diciendo. Asentía de vez en cuando con la mano en la barbilla. Ron hacía lo mismo, irguiéndose como siempre hacía cuando estaba al lado del búlgaro para que se apreciase que él era bastante más alto. De vez en cuando echaba una mirada nerviosa a Viktor, intentando que no se le escapase ningún gesto hacia su chica.
Ivan Vanik, el compañero de Durnstrang con barba perfecta y ojos azules estaba al lado de Krum y creo que se estaba divirtiendo con la situación. Nuestras miradas se cruzaron y ambos hicimos un gesto de comprensión. Seguramente había tenido que escuchar algunas historias sobre la gran Hermione Granger.
Cuando más relajada estaba escuché unas risas detrás de mí. Me giré disimuladamente con el vaso en los labios y vi a Cho, Angelina y Leonor cuchicheando mientras me miraban. Angelina hizo un gesto con los brazos y hinchó las mejillas moviéndose en un extraño baile. Llevaba casi toda mi vida siendo gorda y sabía perfectamente cuando alguien se estaba burlando de eso. Las otras dos chicas estallaron en una carcajada que pretendió ser disimulada pero no lo consiguieron.
—Yo... lo siento chicos —dije disculpándome, esperando que no se hubiesen dado cuenta de la escena —. No me encuentro muy bien. Creo que voy a mi despacho a por alguna poción y después a dormir.
—¡No! —contestó Hermione pero justo al momento se arrepintió, pues se dio cuenta de que su voz había sonado demasiado chillona —. Quiero decir... ¿no te apetece quedarte un poco más? Mañana no tienes que madrugar.
—De verdad que no, Herms. Habrá sido la cerveza. Te prometo que a la próxima me quedo más tiempo. Hasta te ayudaré a recoger.
Me despedí de todos mientras salía por la puerta hacia los pasillos. No volví a mirar a las tres causantes de mi discordia. En cualquier otro momento hubiese ignorado sus tonterías infantiles y habría disfrutado de la noche con mis amigos, pero ese día, con lo que había pasado en la mañana, mis inseguridades estaban golpeando muy fuerte.
No tenía fuerzas.
En mi despacho tomé una poción que me ayudaría a conciliar el sueño y decidí que no quería volver a pasar por la sala para poder llegar a mi habitación. Así es que utilicé la pequeña cama que había heredado del profesor Snape en las mazmorras.
Aún podía sentir su olor. Y con ese dulce recuerdo caí en un profundo sueño.
***
—¿Tienes todo preparado?
—Si
—¿Y ella no sospecha nada?
—Nada de nada. Está dándose cuenta de que no está a la altura de todo lo que quiere conseguir.
—Perfecto... Pronto tendrá su merecido...
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