Fiesta de primavera (parte 1)
- Pero, ¿por qué hay que arreglarse para las fiestas?
- Marta, te he dicho que no es una fiesta. Solo una reunión informal.
- Lo que sea, Herms. ¿No puedo ir con los vaqueros y una camiseta? No quiero volver a ponerme un vestido ajustado...
- Vale, nada de vestidos ajustados. Pero algo encontraremos por aquí.
Nos encontrábamos las dos en mi habitación. Ya habíamos desechado la idea de ponerme algo de Herms, o no me entraba o me quedaba muy pegado y no quería llamar la atención más de lo habitual como pasó en la fiesta de Navidad. Mi cama estaba llena de ropa que Herms iba sacando del armario, pero no le gustaba nada. Neville y ella habían planeado una pequeña fiesta antes de que en un par de días los alumnos se fuesen a las vacaciones de primavera. Yo me quedaría en el colegio, no tenía con quien pasar el tiempo libre y allí podría quedarme con Blaise, Nott y los demás planeando el Torneo para que cuando volviesen estuviera todo preparado.
La fiesta, con temática de primavera, sería en la zona del invernadero. Aunque las noches aún eran frías habían hecho un encantamiento para que la temperatura fuese ideal y no tener que llevar abrigo. El problema es que la ropa de mi armario era toda gris, verde oscura y negra, así es que era complicado vestirse de acuerdo al tema.
- Listo - dijo Hermione animada - con esta blusa y la falda negra de tela suave podemos hacer un apaño. Vamos, te espero en una hora en la sala común con Ginny para ir a la fiesta.
- ¿Una hora? - dije con voz cansada - Solo tengo que ducharme y ponerme la ropa.
- Pero tengo que ir a hablar con Mcgonagall para ver si está todo controlado.
- Herms... Lo estará. La directora lleva más tiempo lidiando con estudiantes que nosotros.
- Nunca se sabe - dijo mientras salía como un rayo.
Suspiré mirando la ropa que Hermione me había dejado. Era una de mis faldas favoritas: larga, alta y con mucho vuelo, de una tela muy suave y ligera. Iría bien con mis deportivas blancas. La blusa blanca no se de donde había salido, puede que fuese un regalo antiguo de la época en la que solo vestía de negro y nunca me puse. Pero era bonita, resaltaría mi pecho con el escote, las mangas taparían mis fofos brazos y aunque era corta, acompañada con la falda alta quedaría bastante bien.
Me duché rápidamente y bajé a la sala común a esperar a las chicas. Llevaba el pelo suelto, demasiado salvaje pero creo que me quedaba bien y no me había maquillado, solo un poco de color en los labios. Ginny apareció cuando estaba quedándome ya dormida, con muy mala cara. Le pregunté que le pasaba, pero ella me dijo que estaba bien, solo un poco cansada. Asentí y hablamos de cosas sin importancia mientras esperábamos a Herms. Cuando apareció, ya vestida, nos fuimos las tres hacia los invernaderos. Había quedado allí con Blaise, que había estado practicando al Quidditch con algunos alumnos.
Cuando llegamos me quedé impresionada. Entramos a una especie cúpula trasparente, hecha con un hechizo pues el aire suave corría pero la temperatura era perfecta. Había varias mesas con bebidas (a las que seguro que Ron ya había añadido algo de alcohol), manteles blancos, comida y flores que decoraban y daban un ambiente primaveral.
Estaba colocado en una explanada entre los invernaderos y tenía decenas de velas flotando, como en el gran comedor, que iluminaban la pista de baile en el centro. La música muggle era suave en ese momento, haciendo que el ambiente fuese muy relajado y tranquilo. Sonreí mirando a Neville, que se encontraba colocando los centros de flores para que estuviesen perfectos. Cuando iba a acercarme, para felicitarlo por todo, alguien a mi espalda me tapó los ojos.
- Te estaba esperando, preciosa.
Esa voz ronca que me volvía loca me hizo darme la vuelta. Abracé a Blaise y le di un ligero beso en los labios mientras el me levantaba por los aires. Vi como Herms hacía un gesto de vomitar y Ginny le daba un codazo. Me reí, sabía que a Hermione no le caía bien Blaise, pero estas semanas con él estaban siendo geniales. Pasábamos mucho tiempo juntos, nos besábamos delante de todos y más intensamente a escondidas. Me gustaba mucho como me trataba, parecíamos una pareja de verdad. Como también había hecho las paces con Draco, estaba muy contenta con el rumbo que estaba tomando todo. Nada podría arruinarme esa fiesta.
Bailamos un rato, bebimos, comimos. Conseguí no pasarme con la bebida, estar serena para lo que pudiese ocurrir. Los toqueteos de Blaise cada vez eran más intencionados y me estaba subiendo la temperatura. Llevábamos muy poco tiempo en la fiesta y las miradas de cierto pelirrojo con odio me estaban comenzando a molestar. Él se pensaba que no me daba cuenta, pero sus ojos marrones se clavaban en mi nuca. No habíamos vuelto a hablar desde el incidente y mi mente había estado ocupada con otras cosas. Es decir, no me importaba.
- Black - susurró Blaise en mi oido, mientras agarraba fuertemente mis caderas desde atrás - ¿quieres que vayamos a un sitio más... íntimo?
Justo estaba aguantando la mirada con George mientras este bebía un trago y fingía escuchar a su hermano Ron, que ya iba bastante afectado.
- Claro - contesté sin dudarlo - Conozco el sitio perfecto.
Tomé su mano sin apartar la vista del pelirrojo y lo guie hacia el jardín secreto. Por suerte, parecía que no mucha gente conocía el sitio o aún era muy pronto, por lo que no había nadie. Me sorprendí al ver que Neville había colocado también una cúpula de temperatura como la de la fiesta, así es que el ambiente era muy agradable. Llegamos una zona en la que había una fina hierba que parecía mullida. Blaise utilizo un accio para traer una gran manda, suave y negra. Nos sentamos encima de ella, uno al lado del otro y comenzamos a besarnos.
La cosa comenzó a subir de temperatura, tanto que Blaise me tomó y me subió en su regazo y empezó a meter su mano por debajo de mi blusa. Sus dedos masajearon mis pechos de forma brusca, lo que me hizo soltar un gemido de incomodidad. El lo malinterpretó, pensando que me estaba gustando y puso más ímpetu en sus tocamientos. Tomé su mano, sin dejar de besarle, para marcarle un ritmo más lento que este aceptó sin rechistar. Ya más relajada, mi cuerpo comenzó a reaccionar a su roce. Notaba su miembro duro rozando mi entrepierna, que acompañado a los besos hizo que me mojara.
Desabrochó mi blusa, dejando mis pechos al aire pero sin quitármela y comenzó a besar mi cuello mientras con una de sus manos agarraba fuertemente mi trasero y me apretaba contra él. Su respiración era rápida y notaba sus ganas de hacerme suya.
- Blaise... pueden vernos - dije entre jadeos.
- No te preocupes, preciosa. No podrán vernos, he puesto un hechizo de ilusión.
No me dejó muy convencida pero un pequeño mordisco en mi pezón hizo que me olvidase de todo. En un movimiento brusco, cogió mi cuerpo para colocarlo debajo de él, mientras se ponía entre mis piernas. Subió mi falda, que quedó recogida en mi cintura mientras me besaba salvajemente.
-¿Tomas precauciones? - preguntó mientras se desabrochaba los pantalones y me miraba con lujuria.
- Si - contesté con la voz entrecortada - tomó la poción.
Acabó liberando su miembro. Era mucho más grande de lo que me imaginaba y sus venas se marcaban fuertemente. Lo tomó con su mano, dispuesto a introducirlo en mi sexo, que parecía totalmente dispuesto.
- Ahhh
Solté un gemido, mezcla de dolor y placer. Lo había metido muy bruscamente y al haber sido tan corto el precalentamiento no estaba lo suficientemente lubricada. Comenzó a moverse lentamente, haciendo que me adaptara a su tamaño, mientras yo abrazaba su espalda reprimiendo los gemidos.
-Joder, Black...
Comenzó a volverse con más velocidad. Me estaba gustando, pero echaba de menos algo. Necesitaba llegar a mi clítoris para poder estimularlo, pero en esa posición era muy difícil y él no parecía tener interés en hacerlo.
- Blaise... tocame... por favor.
- Dios, Black. Que viciosa eres... dios...
Noté como su miembro comenzaba a palpitar dentro de mi, su cuerpo se tensó y comenzó a gemir con más intensidad en mi oreja. Sus movimientos se hicieron mucho más bruscos, perdiendo el control y aprisionándome con fuerza debajo de su cuerpo.
- Me voy a correr... joder, no puedo más.
Con unos gruñidos ilegibles en mi oreja sentí como su masculinidad se iba vaciando dentro de mí. Dio unos cuantos empujones más y dejó caer su cabeza, jadeando. A los pocos segundos se apartó de mi, quedándose tumbado a mi lado, mientras yo hacía un hechizo para limpiar su semen y me colocaba la ropa. Mientras me abrochaba la blusa, noté como me acariciaba la mejilla.
- ¿Qué te parecido, preciosa? No está mal para ser tu primera vez ¿no?
- Ha estado bien - dije mientras sonreía, no le había contado lo de George.
- ¿Solo bien? - dijo con una mueca - ¿Te has corrido, verdad?
- Si - mentí, besándole para evitar su mirada - Me ha encantado. Perdona, estoy aún demasiado excitada por todo.
Y no era mentira, seguía muy caliente. No me había corrido, como es lógico. Había durado poco más de un minuto y no me había estimulado de ninguna manera. Se que soy una persona que no necesita mucho para llegar al orgasmo, lo he comprobado sola y en compañía, pero algo de estimulación tiene que haber. Solo con meterla... bueno, parece que eso no funcionaba.
- Volvamos a la fiesta - dijo levantándose y tendiéndome una mano.
- ¿No podemos quedarnos un poco más? Hay personas a las que no me apetece ver.
- Venga, no seas muerma - dijo con una sonrisa
Tomé su mano y nos dirigimos hacia donde estaban todos, pero justo cuando estábamos saliendo del jardín, una sombra apareció de la nada y me asustó.
- Sabía que lo conseguirías - dijo una voz demasiado conocida.
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