Cambio de perspectiva

Amanecí aquel día con el cuerpo dolorido. No había conseguido descansar y mis articulaciones lo notaban. La luz entraba por la ventana, los días seguían siendo fríos pero el sol ayudaba a que se viesen las cosas desde otra perspectiva. Me estiré en la cama, intentando recomponerme y dar alivio a mi espalda. Notaba los ojos muy hinchados y esperaba que con una buena ducha los recuerdos del día anterior se borrasen, como un mal sueño. 

Me senté en la cama, dándome cuenta de que seguía con la ropa del día anterior. Puse una mueca de asco y me dispuse a bajarme de la cama. Pero, sin darme cuenta, tropecé con algo que había en el suelo y a punto estuve de caerme.

- Auch! - escuché que alguien gritaba.

Me asusté cuando vi a alguien en el suelo de mi habitación que se frotaba la cabeza. Instintivamente cogí la varita, con la que me había dormido sin darme cuenta y apunté al bulto del suelo. 

- Quieto! No te muevas!

- Tranquila, Black. Soy yo.

- Blaise... te he dicho que no me llames Black - sacudí la cabeza, centrándome en lo importante - pero, ¿qué haces aquí? 

- Esto... - dijo levantándose, mientras seguía frotándose la cabeza - Anoche vi que llegabas muy mal. Pasé a preguntarte que pasaba pero no podías parar de llorar, no me escuchabas. Me asusté, Marta. Me tumbé a tu lado intentando que te calmaras.

- Pero eso no explica...

- Cuando noté que te habías dormido, me dio cosa irme y dejarte sola. Entiéndelo, no sabía por qué estabas así. Me quedé en el suelo, sobre esa alfombra tan incómoda que tienes - dijo mientras sonreía - Te prometo que no hice nada, solo me quedé ahí por si te levantabas y necesitabas hablar o algo.

Lo miré intranquila, pero su sonrisa hizo que me relajara. Lo creí, parecía bastante sincero. Le devolví la sonrisa cuando vi mi reflejo en el espejo, viendo mi pelo enmarañado, mi ropa arrugada y notando el olor a sudor que había causado el no cambiarme de ropa y las pesadillas.

- Gracias por todo, pero tienes que irte - dije mientras lo empujaba para que saliese de mi habitación.

- Bueno, pero... ¿estás bien? Puedes contarme lo que sea, Marta. 

- Estoy bien. Ha sido una tontería. Vamos, necesito una buena ducha.

- ¿Puedo...? Es broma, es broma - dijo mientras vio que mi cara se ponía colorada y furiosa, sabiendo lo que iba a decirme - Pero vamos a dar un paseo después de desayunar. 

Mis intentos para que saliese eran infructuosos, era bastante más grande y fuerte que yo. Y no parecía tener ganas de irse. No me apetecía batallar con nadie más, bastante habían sido estos días. Y seguro que un paseo me sentaría bien.

- De acuerdo - dije vencida, sin dejar de empujarle - Tienes que salir ya o no podré arreglarme.

- Vale - contestó mientras salía por la puerta - Me cuentas lo que te ha pasado y a cambio yo te voy contando lo que tengo planeado para el torneo.

- Ya veremos - dije dando un portazo.

Me quité la ropa y entré en la ducha. Puse el agua todo lo caliente que pude y noté como mi cuerpo y mente comenzaron a mejorar. Mi piel se estaba poniendo roja, pero me estaba sentando de maravilla. Me lavé el pelo y salí tras diez minutos bajo el agua. Me miré en el espejo, el mismo cuerpo con los mismos michelines que el día anterior, las marcas en mi cintura de los dedos del pelirrojo ya se estaban difuminando y me alegré, no quería que ninguna marca quedase que me recordase a él. 

Me puse un chándal negro, con los pantalones anchos y piratas que tanto me gustaban, una camiseta verde y ajustada de tirante y la sudadera negra a juego. No tenía nada de trabajo ese día, solo guardia por la tarde y la noche, así es que decidí ponerme cómoda. Además, si íbamos a pasear por los límites del bosque era mejor estar cómoda.

Salí a la sala común y Blaise estaba allí esperándome. Él también llevaba un unos pantalones negros de chándal y una sudadera verde. Me sonrió mientras bajaba las escaleras y me ofreció el brazo, que tomé con gusto para que me guiase al gran comedor. No me fijé en si había alguien más en la sala común, solo saludé con un gesto de cabeza y una sonrisa a Ron, con el que nos cruzamos. Él me devolvió el saludo, abriendo la boca con cara de sorpresa. No dudaba en que Hermione me buscaría más tarde preguntándome que hacía con Blaise cogidos del brazo, pero no me importó. Es más, me apetecía hablar con ella y contarle todo. Las cosas es mejor sacarlas, me había pasado muchísimo tiempo encerrada en mi misma, con miedo a que me juzgasen las personas de mi misma casa y los demás. Pero eso era lo peor, al final acabas estallando.

Tenía muchísima hambre. Blaise se reía mientras me veía devorar tortitas, café y galletas. Me piqué y le tiré nata montada en las mejillas, a lo que los dos acabamos riéndonos estruendosamente mientras todos nos miraban. Salí más contenta del salón, con ganas de pasar la mañana paseando, respirando aire puro y ayudando con el torneo a Blaise. 

Tras más de una hora andando y riendo, hablando de cosas sin importancia y de recuerdos que teníamos de cuando éramos alumnos (los dos evitábamos hablar de los últimos años, cada uno por diferentes motivos), nos sentamos a la orilla del lago. Utilicé un "accio" para traer un par de mantas verdes de mi habitación, pues el día era fresco por mucho que brillase el sol. Nos sentamos en una y la otra la utilizamos para arroparnos. Como no era muy grande tuvimos que arrimarnos mucho, pero no me sentí incómoda. Es más, agradecí ese contacto amigable. 

- Bueno, ¿quieres contarme que te pasaba ayer? - me preguntó Blaise mientras tiraba pequeños trozos de pan al lago para que los animales fuesen a por ellos.

- Pues, si te soy sincera, no me apetece hablar mucho de ello. Pero creo que te mereces una explicación por pasar la noche cuidándome. 

- Si no quieres...

- No te preocupes - dije suspirando - es mejor soltarlo. Discutí con Draco por la mañana, le conté una cosa personal y pensé que se alegraría por mi, somos amigos. Pero al contrario, me hizo sentir mal conmigo misma con sus comentarios. Ese maldito rubio oxigenado... con todas las opiniones que me he tragado de su relación.

Blaise rio secamente. Se levantó a estirar las piernas, pero yo me quedé arrebujada en la manta, echando en falta la calidez del moreno. Pero no iba a admitirlo, bastante subidito estaba ya conmigo.

- ¿Sabes? Siempre he creído que Draco y tú terminaríais juntos.

- ¿Qué? - pregunté sorprendida.

- Lo que oyes - dijo mientras se tumbaba a mi lado - siempre estabais juntos y Draco siempre ha sido muy protector contigo, si alguien decía algo malo o bueno de ti, estaba para saltar y defenderte como si fueses suya. Todos comentábamos que parecíais pareja.

- ¿Qué cosas malas decías de mi? - dije dándole un golpe en el hombro.

- Nunca he dicho cosas malas de ti. Yo era el que decía cosas buenas y eso también le molestaba - contestó con una sonrisa pícara.

Me puse colorada y miré hacia otro lado para que no me viese. No me podía creer que Draco hubiese sido así conmigo. Siempre noté que la gente de Slytherin era demasiado suave conmigo, para lo blanda que era yo y lo fácil que podía haber sido reírse de mi forma de ser o mi físico, pero no sabía que era por ese motivo. Agradecí que me cuidase pero me enfureció también que actuase de manera que todos se pensaban que era mi pareja y quien pensara cosas "buenas" no se acercase. Cuando tuviese fuerzas y ganas para intentar solucionar las cosas con él tendríamos que hablar de todo esto.

- Bueno - dijo Blaise - ¿Eso es todo lo que pasó? Por que eso no fue por la noche, que fue cuando te encontré.

Le conté un poco lo que paso con George. No entré en los detalles íntimos, ni dije que nos habíamos acostado, solo lo que pasó con los alumnos. Asintió comprensivo, mientras me cogía la mano cuando notó que no podía contener las lágrimas. Me las limpié mientras sonreía, apretando su mano.

- Weasley se está pasando. Entiendo que con lo que pasó con su hermano aún no se haya recompuesto. Y yo soy el primero que querría pedirle perdón por todo lo que pasó, me arrepiento de haber hecho muchas cosas - dijo mientras se dibujaba en su semblante una cara de preocupación - Pero tu siempre has estado en el lado correcto, todo el mundo lo sabe. Ayudaste muchísimo en la batalla y después. No es justo que te trate de esa manera. Y no es justo que trate a los chicos como mortífagos. Alguien debería hacerle entender esto...

- No te preocupes - dije poniendo mi mano en su hombro para levantarme - Fue un momento de debilidad por mi parte, a partir de ahora lo evitaré y no dudaré en informar a Minerva o Hermione si vuelve a molestarme a mi o a alguno de mis chicos.

- Buena idea. Ellas dan mucho más miedo que yo - contestó mientras se levantaba también y cogía las mantas - Ya es hora de comer, ¿quieres que después de acompañe a la guardia de la tarde y te cuento sobre el torneo? Me has distraído con tus encantos y no he podido explicarte nada.

Le tomé otra vez del brazo y caminamos hacia el castillo. Me gustaba estar con él, había sabido escucharme sin juzgar, aunque no le había contado todo. Los recuerdos del día anterior se fueron difuminando y, tal como pensaba, al hablarlo perdieron poder sobre mi. Me sentí con fuerzas para volver a la rutina y centrarme en el colegio y las clases.

Estaba creciendo y me sentí orgullosa de ello.

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