—Abre los ojos, tengo algo importante que decirte —habla una voz en mi oído.

Pienso un momento y reconozco la voz, es la de la mujer. Abro los ojos, estoy en una especie de valle, vestida con un vestido blanco de seda.

—Acércate —llama la mujer enfrente mía. Su vestido es similar, pero en verde oliva—. Soy Wind, la Diosa del Viento —entrelaza su brazo con el mío y comienza a caminar.

—¿Dónde estoy? —pregunto desorientada. Los animales corretean por todas partes, zorros que persiguen conejos, ratones que trepan hasta lo alto de los juncos.

—Está en una dimensión entre la Tierra y Leben, donde descansan las almas de los Dioses, Príncipes y seres vivos que han fallecido —señala el cielo, fijo mi vista en un planeta prácticamente azul—. Esa es la Tierra y ese es Leben —mueve su mano hasta otro planeta situado a la derecha. El planeta es prácticamente verde y unas auras moradas salen de él como rayos.

—¿Qué hago yo aquí? ¿Estoy muerta? —vislumbro un fino y estrecho rayo casi transparente que une la distancia entre ambos planetoides.

—No estás muerta, estás aquí para ver la verdad. Esa que llevas algún tiempo esperando —responde.

Caminamos hasta una especie de panteón, se detiene soltando mi brazo.

—Ahora conocerás al Dios del Agua, Wasser. Él es el que ha querido que estés aquí, el que te ha traído desde la Tierra —el viento se levanta un instante y ella desaparece entre los blancos pilares.

Observo el panteón, en el suelo una estrella de doce puntas pintada alberga en su centro un agujero con agua.

—Eres muy observadora —un hombre alto y esbelto se materializa en una de las puntas de la estrella.

Por acto reflejo hago una rápidamente reverencia​.

—No hace falta que hagas eso, aquí en Leben las reverencias no son necesarias. Acercate —doy un par de pasos hasta que llegó la borde del agujero—. Este es el espejo de la Verdad donde podrás ver el pasado, el presente y el futuro —mueve sus manos sobre el pequeño estanque dejando caer un líquido​ azul. El agua crea en su centro un remolino hasta que comienza a bullir—. Acércate y tócalo —ordena.

Me acerco, rozo la superficie y una bruma negra comienza a avanzar subiendo por mi brazo inmovilizándome. Cuando llega a mi cuello, tapa mi visión. Forcejeo intentando liberarme, pero me es imposible.

—No te resistas —aconseja el Dios.

La presión que sentía mi cuerpo se desvanece y lo que antes en mi visión era negro ahora comienza a tener destellos.

—Bien, ahora dime, ¿adónde quieres ir? —pregunta Wasser apareciendo a mi lado. Giro mirándole sin expresión alguna.

—¿Dónde estamos? —observo mi entorno, el cual comienza a adquirir formas.

—Estas en el Universo, donde todo comienza y todo acaba. ¿Dónde quieres ir? ¿Al pasado, al presente o al futuro? —pregunta señalando tres espejos que hay frente a nosotros.

—Quiero​ ir al pasado, a cuando llegué aquí —respondo. Una estrella fugaz pasa rozando nuestras cabezas.

—Como tú quieras.

El primer espejo avanza hacia nosotros deteniéndose a unos cuantos centímetros de distancia. En su superficie aparece el prado en el que desperté, por un lado de este entra Wind y detrás de ella una joven levitando. Wind mueve las manos y la joven es depositada lentamente en el suelo.

—Así es como llegaste, Wind te trajo, yo le abrí el agujero negro que conecta ambas tierras —explica tras desvanecerse la imagen en el espejo.

—¿Pero por qué? —pregunto mirando a Wasser.

—Tras mi muerte fui enviado como soberano a este nexo entre mundos, donde escuchó las plegarias de Dioses y Príncipes —abre los brazos señalando nuestro alrededor, el Universo entero—. Wind, no solo es la Diosa del Viento, si no también la protectora del Destino, ella se puso en contacto conmigo...

—Lo hice, porque eres una de las piezas necesarias para salvar Leben —la Diosa se materializa a nuestra espalda.

—¿Por qué yo? —suplico dejando los espejos a mi espalda.

Ambos Dioses suspiran mirándose mutuamente, Wasser agarra la mano de Wind y entrelazan sus dedos.

—¿Quieres toda la verdad? —pregunta Wasser serio. Asiento. Con un movimiento de su mano los tres espejos se juntan formando uno solo.

—Todo comenzó hace diecisiete años cuando nació una niña, concebida fruto del amor de dos antiguos Dioses. Sus padres temieron que su hija se convirtiera en un blanco para los monstruos, ya que carecía de poderes a pesar de su descendencia. Cuando cumplió dos años a pesar de encontrarse oculta en el nexo entre mundos, otro Dios antiguo se enteró de su existencia y decidió que era muy peligroso que una niña así existiera. Sus padres al verse presionados decidieron mandarla a la Tierra, allí solo sería una niña más... —narra Wind, mientras en el espejo danzan imágenes de ambos Dioses con una niña en brazos.

—No entiendo qué tiene que ver eso conmigo —reclamo mareada.

El espejo comienza a brillar con mayor intensidad, la imagen de la niña aparece en él llevando el mismo colgante que yo. Hace diecisiete años, el mismo colgante, ellos dos, yo... las piezas comienzan a encajar.

—¿Soy yo esa niña? —pregunto señalando a la pequeña.

—Sí –responde Wind.

Mi pequeño mundo sin recuerdos ni conciencia se viene abajo.

—Esto no puede ser...

—Lo es, y toda tu vida ha sido orquestada por el Destino, desde tu concepción, hasta tu reubicación. Fue el propio Destino el que me susurro que te trajera de vuelta, tu eras la clave para salvar a Hass y a sus padres. Pero ahora todo se ha desbaratado —Wind busca mis manos, me retiro aún aturdida.

—¿Qué puedo hacer yo? —Centro por un instante mis pensamientos. Eis y todos los demás están en peligro por mi culpa.

—El colgante, ese que te dimos de niña y después encontraste en la nieve está ligado a ti, al nacer como un ser sin poderes buscamos la manera de protegerte, así que cada uno metió un pedazo de su magia dentro de él. Ahora tienes que volver y entregárselo a Hass para que cuando llegue la guerra nadie pueda hacerle daño él es el único que puede derrotar a sus padres —explica Wasser rozando con una de sus manos la pluma de cristal.

—¿Solo tengo que hacer eso?- pregunto, todo comienza a hacerse más claro en mi mente.

—Sí, solo eso. Cuando todo vuelva a estar en su sitio tendremos más tiempo para hablar —Wind pasa rápidamente una de sus manos por mi cabello, justo antes de desaparecer.

El Universo se llena de estrellas hasta volverse todo blanco.