"Problemas"

Siento frío en todo mi cuerpo y mis ojos siguen cerrados. Todo lo que ha pasado me está volviendo loca, ni siquiera sé quién soy. No tengo nombre, ni tampoco edad, no sé donde comenzó mi vida y mucho menos sé donde acabará. Solo sé que estoy perdida en un lugar que no conozco.

Oigo el ruido de múltiples pisadas, muevo las manos y lo único que siento es nieve, levantó la cabeza y varios copos caen sobre mi rostro. Me levanto y quito toda la nieve de encima, empiezo a caminar tambaleando en un inicio lo que provoca que de un traspié y caiga de rodillas en el blanco suelo. Vuelvo a oír el ruido de pisadas provenientes del bosque, giro la cabeza mirando hacia la derecha encontrándome con una manada de lobos. Lágrimas caen de mis ojos debido al miedo que siento. ¡No quiero morir siendo carnada! Ellos comienzan a acercarse sigilosamente. Comienzo a retroceder, pero lo único que consigo es cortarme con una roca en la palma de la mano, miro mi mano e intento esconderla para que no huelan la sangre.

Un lobo más grande que los demás se acerca quedando enfrente mía. No puedo evitar fijarme en él, es completamente negro salvo por su nariz que tiene unas pequeñas pecas de color rosado. Tengo tanto miedo que el único ruido que se escucha es el de mi corazón latiendo a mil por hora.

—¡Tod, aléjate! ¿No ves que estás asustando a nuestra invitada? —una joven sale de entre los árboles. Viste con un abrigo que le llega hasta los pies, no puedo ver su rostro, ya que lleva puesta la capucha. Se aproxima y el lobo retrocede dejándole paso a la joven.

—Hola, me llamo Eis —se presenta retirando la capucha, dejando ver su pelo blanco el cual hace juego con sus ojos azul celeste, estos desprenden un brillo mágico—. ¿Y tú cómo te llamas? —extiende su mano ayudándome a levantarme.

—No lo sé —respondo tomando su mano.

—¿Qué? —pregunta mientras ríe.

—Que no sé cómo me llamo, ni siquiera sé si tengo un nombre... —digo agachando la cabeza.

—Eso tiene una fácil solución —agarra mi mentón alzándolo—. Desde hoy te llamarás Klarheit y serás mi amiga —sus ojos se entrecierran alegres, mientras que sus labios se curvan en una sonrisa. Busca con su mano libre mis manos, aprieta sin querer mi herida provocando que un quejido salga de mi boca—. ¿Estás bien? —pregunta asustada.

—Sí, solo es que me has apretado la herida —muestro mi palma.

—Lo siento, de verdad —comenta muy apenada. Mira mi herida y luego mira a uno de los lobos—. ¡Blut, ven aquí! —Lo llama, el animal inmediatamente se acerca. Eis mueve mi mano hacia el hocico del lobo, la olisquea.

—¿Qué vas a hacer? —inquiero asustada.

—Calla y mira —hace un ademán haciéndome callar.

El lobo lame la palma de mi mano, provocándome un cosquilleo que me obliga a cerrar los ojos.

—Hey, no cierres los ojos —exclama mientras se ríe de mí. Abro los ojos con desconfianza—. Mira tu mano —pone mi mano contra mi cara. La miro y lo que mis ojos ven me deja sin habla, no queda ni rastro de la herida, como si la piel jamás se hubiera rasgado.

—¿P-pe-pero cómo? —pregunto titubeando. Eis me mira como si fuera un bicho raro y comienza a reír descontroladamente.

—Tía, deberías ver tu cara, es muy graciosa —ironiza mientras limpia una lágrima que se le ha escapado de tanto reír.

—¿Pero cómo ha hecho esto? —señalo la palma de mi mano.

—¿No es obvio? Son lobos mágicos —comenta sin más.

—La magia no existe. —No comprendo la situación.

—¿Estás segura? Desde que estás aquí, ¿cuántas cosas extrañas has visto? —cuestiona señalando a su alrededor.

—Bueno, para empezar he despertado en una habitación a oscuras, luego un ciervo apareció en la oscuridad y cuando estuvo lo suficiente cerca me teletransporte a este prado. —Eis asiente con la cabeza provocando una extraña sensación de seguridad en mi interior—. Luego el ciervo se convirtió en un joven muy intimidante que dice querer divertirse conmigo, me besó y se fue diciéndome que, "Aquí nada es lo que parece", a si y que se llama "Hass". Luego sentí un dolor muy fuerte... —No puedo terminar, ya que Eis me corta.

—¿Cómo has dicho que se llama el chico? —agarra mis hombros, su rostro ya no es burlón, sino serio y áspero, además sus ojos se tornan de un color azul oscuro haciendo que el brillo que antes los adornaba desaparezca.

—Hass, ¿por? —murmuro mientras la miro a los ojos.

—¡Creo que andas metida en problemas! —explica mientras tira de mí hacia el bosque, intento resistirme sin éxito—. Venga tengo que esconderte o algo malo te pasará. —Me empuja entre los árboles.

—¿A dónde vamos? —pregunto tras unos segundos siguiéndola.

—Vamos a mi casa —gira un segundo el rostro—. ¡Chicos a casa! —grita a los lobos que comienzan a correr.

—¿Por qué a tú casa? —intento frenarla.

—¡Necesito camuflarte, si no los espías de Hass te matarán! —explica frenando—. Además, tengo que presentarte al resto —añade sacando un cascabel de su bolsillo y agitándolo, suena un instante—. ¡Vamos, llegarán enseguida! —arrastra una vez mas mi cuerpo.

—¿Quienes llegarán enseguida? —aturdida busco a mi alrededor.

—Nuestro transporte —responde deteniéndose tras un par de minutos.

Un ruido de cencerros llama mi atención, busco el origen de este y un trineo es tirado por armiños blancos. Cuando frenan delante nuestra, Eis sube y yo solo atino a quedarme paralizada.

—¿Piensas subir? —cuestiona mirándome. Asiento, con lentitud subo—. Sé que esto es raro, pero pronto todas tus dudas serán resueltas —finaliza con seguridad.

El trineo se pone en marcha con un suave silbido de los armiños, observo el paisaje pasar, como si de una película a cámara rápida se tratase... Confundida y asustada. 

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