"Huida"
—《Recuerda que los atributos de mi familia son el Fuego y el Odio》 —repite Hass resolviendo mis dudas. Parece que él es el único que responde a mis preguntas.
—Lo siento, no sirvo para recordarlo todo —hablo en voz alta intentando sonar enfadada.
—Ya lo sé, no hace falta que lo digas dos veces.
Pego un bote al escuchar la voz de Wissen, la cual se encuentra sentada en las escaleras leyendo un libro.
—Perdona, no quería molestarte —respondo dando un paso atrás.
—No te vayas, sé que tienes preguntas y este es el momento —se levanta impidiéndome salir del jardín. Wissen tiene razón, tengo muchas preguntas sin respuesta—. Asiento. La dejo guiarme hasta las escaleras, nos sentamos. Coloco las manos entre las piernas calentándolas, hace horas que no nieva sin embargo lo poco que cae cuaja por arte de magia.
—¿Cómo llegué aquí? —observo el vaho que sale de mi boca.
—Buena pregunta... como ya ha contado Kirsche puede ser que llegaras por el agujero negro, aunque yo creo que llegaste por otro lugar. ¿Por dónde, cómo? Aún es un misterio que no consigo descifrar —responde mirando el bosque.
Mis dudas siguen siendo muchas así que continuo.
—¿Qué hago aquí? ¿Por qué no puedo volver a la Tierra?
—No lo sé exactamente, solo te puedo decir que el Destino te quiere aquí, me lo susurra el aire. Y a tu segunda pregunta, como ya he dicho, no creo que hayas entrado por ningún sitio que se encuentre ahora abierta, algo o alguien te trajo aquí —aprieta el libro entre sus manos.
—¿Por qué no recuerdo nada? —Es la intriga que más se repite en mi cabeza. A pocos centímetros de mí una débil flor morada se ha escarchado.
—Creo que a eso no tengo nada que decir... —se acerca hacia mí. Acaricio los pétalos de la flor—. Es una Gramínea, una flor delicada y hermosa —finaliza Wissen acariciando los pétalos también.
—Wissen, en vez de aclarar mis dudas solo has conseguido crearme más —me quejo con cierta ironía.
—Lo sé, pero todo se aclarará a su debido tiempo —frota mi espalda, suspiro pesadamente en busca de alivio ante la frustración—. Sé que aún tienes una pregunta, sin embargo tienes miedo —ladea la cabeza. Da justo en el clavo, tengo una pregunta que Hass insiste en resolver.
—¿Para qué sirve este colgante? —rebusco en mi bolsillo entregándoselo. Wissen lo coge y comienza a inspeccionarlo detenidamente observando una escritura en su reverso.
—《Bien hecho》 —Hass asalta mi mente.
—Este colgante sirve para protegerse de todos los seres mágicos, según la inscripción que pone detrás: "Todo aquel poseedor del colgante se encontrará protegido ante la magia". Resumiendo, si te lo pones ningún Dios o Príncipe podrá hacerte daño. Gírate —aparta mi cabello, pasa el collar por delante y suelta el enganche—. Ahora estarás protegida de todos nuestros poderes —sonríe.
—Gracias —observando el colgante con forma de pluma, cuelga un poco más abajo de mi clavícula.
—Klarheit, me temo que esa no era la pregunta que esperaba —borra la sonrisa de su rostro.
—No sé de qué me hablas... —oculto la verdad.
—Sé que te preguntas cómo es posible que Hass hable en tu mente —dice convencida— ¿Tengo razón?
La observo un par de segundos dubitativa. Asiento. Si el aire le susurra al oído las palabras del Destino, igual puedo confiar en ella.
—¿Cómo lo sabes?
—Soy la princesa de la Sabiduría, sé muchas cosas —sube y baja los hombros, ella sabe los secretos de todos.
—¿El colgante evitará que Hass hable en mi mente? —murmuro.
—No, él te ha marcado así que ninguna otra magia será capaz de sobrepasarla. Él habla en tu mente porque ahora eres de su propiedad, la marca se inventó para eso, antiguamente los Dioses imprimaban a sus súbditos consiguiendo así una conexión completa y total.
—¿Cómo me ha marcado? —no entiendo del todo a que se refiere.
—Cuando te besó te transfirió la marca del Odio. Es su modus operandi —responde mirándome compasiva.
—Eso no lo puede elegir él... —rozo mis labios con las yemas de los dedos. Él no es mi dueño, no puede mandarme.
Entro en la casa dejando atrás a Wissen, huyo de la verdad, la cual me daña. Busco mi cuarto, en la puerta me encuentro a Kirsche apoyada. En estos momentos solo quiero meterme entre las sábanas y no salir nunca.
—No tengo ganas de hablar. —No confío en ella, desde un principio me ha dado mala espina.
—Tranquila —agarra mis manos—. Solo venía a discul... —no termina la frase, sus ojos se tornan de un color blanco—. ¡Tú, tú tienes la marca del Odio! —exclama soltando mis manos, echa a correr. No comprendo nada así que la sigo hasta la cocina, freno en la puerta ocultándome en la sombra del pasillo.
—¡Eis, Klarheit tiene esta marcada! —Kirsche irrumpe en la estancia.
¿Cómo, cómo... lo ha sabido?
—《No te esfuerces, es la princesa de la Verdad, al tocarte ha sido capaz de ver todo lo que has hecho desde tu llegada a Leben》 —es de nuevo la voz de la mujer.
—¿Él? Lo dudo. ¿Para qué querría Hass marcarla? —inquiere Eis insegura.
—¡Obvio! Para mandarla a matarnos mientras dormimos —exclama la Princesa asustada.
—No exageres, ella no nos hará daño —defiende Eis.
—¿Estás segura? ¿Tanto la conoces? ¿Qué lleva contigo? ¿Dos días? —la Princesa de la Verdad se atraganta con sus propias preguntas.
Escucho suspirar a Eis.
—Tienes razón, no la conozco, pero algo en mi interior me pide que la proteja... Wissen dice que es el Destino —responde finalmente.
—¿El Destino? Yo soy la Princesa de la Verdad y no escucho nada... Tengo miedo por nosotros —suplica Kirsche. Eis se mantiene unos segundos en silencio.
—¿Y qué pretendes que hagamos? —cede.
—Votar —sentencia Kirsche golpeado algo.
—¿Votar, para qué? —murmura Eis confusa.
—Ella es peligrosa, hay que encerrarla, hasta que estemos seguros de que no puede hacernos daño.
—Tiene razón, votemos —habla por primera vez Freude. Abro un poco la puerta y asomando la cabeza para poder ver.
—Que levanten la mano los que quieran que encerremos a Klarheit —comienza Kirsche alzando su mano, la siguen Freude y Natur. Eis les mira con desprecio.
—Tres contra dos. ¡Ganamos! —celebra Freude dando palmas.
Wissen entra por la puerta auxiliar, alza la vista observando el panorama. Por un instante me ve asomada.
—Corre —susurra antes de alzar una mano y cerrar con magia la puerta. Retrocedo evitando ser golpeada.
Miro a los costados, pasillo arriba, pasillo abajo. Salgo en busca de mi dormitorio, abro un armario sacando una mochila; meto una manta. El ruido de pisadas acercándose me altera. No entiendo cómo pueden pensar que les voy a hacer daño. ¿Yo? Que solo me dedico a estar...
—《Por el balcón》 —ordena Hass en mi mente.
Abro la puerta y salgo al pequeño balcón, asomo la cabeza y observo la caída. La puerta del cuarto se abre, subo sobre la barandilla, miro otra vez hacia abajo y sin pensarlo doy un paso hacia adelante dejándome caer tres metros. La nieve amortigua mi caída, me alzó echando a correr.
El sonido de pisadas a lo lejos me asusta, poco a poco el cansancio me gana, así que freno. Las pisadas continúan acercándose, miro hacia la izquierda, un lago congelado separa el bosque en dos, comienzo a atravesarlo. Avanzo con cuidado pisando suavemente, asegurando pisada a pisada, apenas llevo unos metros cuando oigo un aullido, giro viendo a Bieder, se acerca.
—《Ve con él, sabrá protegerte》 —es la mujer una vez más. Asiento a la nada.
Avanzo hacia él hasta que el suelo hace un extraño crujido, miro abajo viendo como el suelo comienza a resquebrajarse. Cada vez se agrieta más y más hasta que se rompe y caigo al agua helada, nado intentando subir a la superficie. El agua entumece mis músculos dificultándome la brazada, rozo la superficie, varios bloques de hielo me impiden sacar la cabeza para respirar. Palpo el hielo en busca de algún agujero por el cual salir, cada vez mis movimientos se vuelven más pesados y el abrigo mojado tira de mí hacia el fondo. Golpeo unas cuantas veces más la capa helada antes de dejarme arrastrar hasta el fondo, el frío quema mi piel tensándola.
Todo se vuelve más oscuro, toco el lecho y cierro los ojos fatigada.
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