1.
-Diablos, mamá. ¿podrías apurarte? -digo cuando estoy de pie en la entrada de mi casa. Miro al vecindario y veo que la señora Pritt está regando el pasto. Levanta la mirada y me sonríe. Sonrío también.
-Vamos, enana, te llevaré -grita mi hermana mayor pasando por mi lado. Vestía de negro todo el dia. Pareciera que fuera gotica pero no lo era. De hecho, los odiaba, pero aun asi parecia una de ellos.
Suspiro y me meto en el interior del pequeño auto blanco y un olor a vainlla me ahoga.
-Dios mio, Camille, ¿era necesario un poco mas? -me llevo las manos al cuello y bajo el vidrio. Tomé aire y sentí que el auto paró de un golpe.
-O te acostumbras, o te bajas.
Me acomodé en el auto y miré al frente.
-Oh, no -bajé de inmediato del vehiculo y corri dentro del insituto. Camille venia tras de mi, observando todo el lugar -¿Qué? ¿no te apurarás? -le grité. Ella me miró con aire de indiferencia -Son ya las 8 de la mañana.
-Erin, he estado en la escuela 18 años, un minuto mas o un minuto menos no hará diferencia.
Me voltee y segui corriendo. Rodee los ojos y entré a el pasillo. Estaba completanmente vacio y solo el silencio corria en el.
-A-16, A-17 -segui avanzando hasta que paré en una puerta azul. -A-18.
Abrí la puerta y un millón de caras voltearon hacia mi. Un hombre moreno y cejas pobladas se volteo a mi.
-¿Usted es el profesor Hernandez? -pregunté tratándo de que mi voz sonara calmada. El profesor me sonrio.
-El único e incomparable - extendió su mano y yo acomodé mis cuadernos en mi brazo derecho -y usted es...?
-Erin Moriarty -respondí extendiendo mi mano libre y se la estreché.
El profesor se volteó hacia la clase y abrió los brazos para abrir la boca.
-Bueno, Erin, saluda a tu nueva clase.
-Hola -dije. Solté una risa por lo estúpido que sonó eso. La clase rió.
-Espero que la traten bien y como se debe... -miró hacia un chico de pestañas largas -¿Entendido, Jake?
-Entendidísimo, señor -el chico se llevó una mano con los dedos estirados en forma de saludo militar. La clase soltó una risotada.
El chico popular -pensé.
-Ve a tomar asiento, Erin -me dijo el profesor.
Avancé y vi un lugar vacío en un espacio de atrás. Dejé mis libros en la mesa y me senté. Miré a mi alrededor y comencé a observar la clase. El profesor seguía hablando y hablando.
-Este es un nuevo año y deben ocuparlo cómo se debe. demuéstrenme que tienen batería para cargar o al menos que tienen.
Todos rieron excepto un chico que estaba a mi lado que solo sonrió. Lo vi y observé que tenía el pelo un poco largo y con rulos. Se fijó en que lo estaba mirando y me sonrió fugasmente. Tenía la sonrisa mas linda que había visto jamas.
O al menos, en mis cortos 16 años.
Tenía los ojos verdes y cuando sonríó unos hoyuelos aparecieron en sus comisuras.
-Ahora, abran el libro en la página 14 y trabajen con su compañero de al lado. -la mayoría de la clase comenzó a bufar. Una chica rubia miró a otra rubia al otro lado de la clase e hizo puchero -Sin reclamos, tienen toda la vida para hablar y toda la clase para trabajar. Veamos qué recuerdan.
Miré a mi lado derecho y la chica rubia ya se había aliado con un chico. Y a mi otro lado solo quedaba el chico que había sonreído.
-¿Estás con alguien? -le pregunté. El giró su cabeza y alzó una ceja -que si tienes compañero.
-Eh, no, claro que no -respondió. Su voz era ronca y casi rasposa. Quizás era europeo.
-Mmm -murmuré. Tomé mi bancó y lo pegué al de el. Colgué mi mochila en la silla para que no se cayera ya que siempre la dejo en el suelo y me reprochan. Note que el tenía la misma -Woooooow, me gusta tu mochila.
El se giró y miró mi mochila. Sonrió y meneo la cabeza. Abrió el libro y sacó un lápiz grafito.
-Me llamo Erin.
-Lo he oído -dijo el. -El mío es... Harry, Harry Styles.
Extendí mi mano y noté que el estaba nervioso. Levantó su otra mano que tenía apoyada en sus pantallas y me la estrechó. Note que tenía un anillo.
-Bueno, Harry, veo que ahora seremos compañeros de matemáticas, qué genial, ¿no? -dije tratando de que mi sarcasmo se notara al 100%.
-¿Te gustan las matemáticas? -preguntó tímido. Note que no me miraba, si no que estaba copiando los ejercicios en su cuaderno.
-Creo que hasta la ardilla que espera su bellota allá afuera, notó el sarcasmo, señor -espeté sonriendo. El solo me sonrió y siguió escribiendo.
La clase trancurrió y tuvimos que irnos. La escuela nos daba el resto del día libre, ósea, solo una hora y luego teníamos que irnos a nuestros hogares.
Siempre me pregunté por qué hacían eso o por qué teníamos que entrar a mitad de semana, como hoy, que es jueves.
Fui a buscar mi taquilla. La directora me había designado la numero 112. Mientras iba caminado vi a unos chicos correr mientras miraban hacia atrás disimuladamente. Fruncí el ceño y tratéis darme cuenta de qué miraban.
Harry venia caminando con su mochila colgada en un hombro y libros en su brazo derecho. La remera blanca se le caía de un lado de modo que pude ver su piel un tanto bronceada. Aun con los libros en la mano, puso la combinación de su candado y procedió a abrirlo.
No me había dado cuenta de que había detenido el paso.
Y tampoco de la cubeta que estaba sobre las taquillas.
Cuando el abrió su locker, la cubeta le cayó encima mojándole entero. Todos los de el pasillo reían pero el siquiera se digno a mirar hacia atrás. Note que su pecho subió y bajo lentamente y que dejaba los libros y cuadernos en el suelo para sacar los otros.
Miré hacia mi lado mirando las taquillas.
108, 109, espacio. Seguían en las taquillas del pasillo de más allá. En la de Harry.
Avancé.
110, 111, 112.
Harry estaba a mi lado.
Abrí la taquilla mientras el se agachaba para recoger sus libros. Metí mis cosas y lo cerré. Cuando Harry se levantó, yo estaba hurgando en mi mochila.
-Toma -le dije extendiéndole una toalla rosa. Dios, que vergüenza. -sécate.
El me miró y me fijé que estaba chorreando completamente. Su remera blanca se le traslucía un poco y se le ceñía a su cuerpo. Sus ojos, lloraban internamente y con el agua chorreándole por los lados, parecía más triste que nunca.
-Gracias -susurró mirándome a los ojos. Aparté la vista y metí la mano en mi bolso.
¿Donde estaba mi maldito celular?
-Toma -dijo el, pero yo seguía buscando mi celular. Justo ahora no sabia donde estaba, justo. -Erin.
-Dime -dije sonriendo victoriosa con el celular en mi mano. El estaba estrujando su remera y sacudió su pelo. Bajo el, y charco crecía y crecía.
-Tu toalla.
-Oh -respondí dándome cuenta. Qué imbécil. Miré la toalla rosa y me percaté de mi nombre estaba bordado con hilo blanco el la esquina inferior -es del preescolar
-¿Qué? -preguntó sin mirarme. Estaba aún escurriendo el agua de su remera. Sacó sus llaves del bolsillo trasero y las sacudió. Espero que su celular no se halla mojado.
-Lo digo por la incripcion -su mirada bajó a la toalla y cuando se fijó en el bordado sonrió. Cerró su taquilla y se volteó hacia a mi.
-Gracias por la toalla.
-No hay de qué.
-Y también por lo otro -me dirigió por ultima vez la mirada y comenzó a caminar por el pasillo.
Mientras se iba y pasaba las puertas dobles mi mente se preguntaba qué sería lo otro.
Holaaa!, primero que todo, gracias por leer la fic, les aseguro que no las decepcionaré jamás!
y de paso, les pido que recomieden la fic, comenten y voten,
Con amor y espero seguir viendolas,
Monse <3
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