Capítulo 7: Nada más
★— Capítulo 7: Nada más —★
—¡Déjame en paz! —exclamó furioso—. No te quiero escuchar, ni ver ni... en resumen, no quiero saber nada de ti, ¿me has entendido?
—¿Qué demonios estás diciendo? ¿Ahora qué te he hecho? —no sabía si ese muchacho tenía algún problema mental que desconocía o simplemente era su personalidad oculta.
—¡Todo!
—¿No era que no había hecho nada? —arqueó una ceja.
—Pues ahora sí has hecho algo, y no ha sido para bien —se enfadó.
—¿Y qué se supone que he hecho? —lidiar con Giotto era muy difícil, y lo era aún más cuando estaba así de enfadado.
—Piensa —ironizó—. A ver si se te ilumina la cabeza.
Se dispuso a irse y encerrarse en su habitación, pero Alaude le agarró del brazo, impidiéndole irse.
—Tú no te vas a ninguna parte hasta que no me digas qué demonios te pasa.
—Ya te lo he dicho, averígualo.
El rubio platino respiró con profundidad para no matarlo. Giotto era terco, pero terco, terco. Lastimosamente para el menor, él también podía ser muy cabezota si se lo proponía y eso se convertiría entonces en una competencia por ver cuál de los dos lo era más.
Sin embargo, según Giotto, debía conocer la respuesta a su ira. Y si estaba hoy más enfadado que ayer, tuvo que ser algo que hizo ese mismo día...
—Ah, vale. ¿Es por ese herbívoro pelirrojo que tienes por profesor? —se molestó—. Ya veo que sois más que profesor y alumno.
—Somos amigos —constató el de cabellos dorados, entrecerrando los ojos al detectar cierto tonito sarcástico en su voz—. ¿Y qué tiene que ver Cozart en todo esto?
—Claro, lo más normal es ser amigo de tu profesor en la universidad —sonrió irónico, ignorando la cuestión.
—Déjate de indirectas y dime a qué demonios quieres llegar con todo esto —cortó Giotto.
—¿Ahora soy yo el de las indirectas? —rió con sarcasmo.
En esos momentos, Alaude estaba más que molesto. Estaba furioso, tan solo quería ir a matar a ese tipo que se había dado el atrevimiento de acercarse a su rubio.
Claro que el ver cómo Giotto lo defendía a capa y espada era como echar gasolina a un incendio.
Y ambos se acabarían quemando.
—Mira, no me interesa, haz y piensa lo que te dé la regalada gana —espetó intentando soltarse del agarre en su brazo, sin éxito—. Suéltame.
—¿Para qué? ¿Para irte con tu querido profesor? ¿Qué? ¿Te subirá la nota? —ironizó, y Giotto abrió los ojos como platos ante ello. Eso no era cierto, él sacaba sus notas por sus esfuerzos. Alaude lo sabía mejor que nadie—. ¿Eso quieres? Pues bien, te soltaré.
Y así lo hizo. De una manera bastante brusca, soltó al menor, quien escondió su mirada bajo su flequillo.
—Eres un grandísimo imbécil —habló, con una calma que asustaba a cualquiera—. Pero más lo soy yo.
Y con eso, se dio media vuelta y corrió hacia su habitación. Cerró la puerta y empezó a llorar silenciosamente, aunque no pudo evitar que algunos sollozos se escucharan.
En su enfado, Alaude no se dispuso a querer pedirle ninguna clase de disculpa. Tan solo imitó su acción y, de un portazo, cerró la puerta de su propia habitación.
Sin embargo, al cabo de media hora, escuchó que el llanto se apagaba y pensó que seguramente, Giotto se habría quedado dormido.
Nada más lejos de la realidad, el de cabellos dorados había decidido que no quería estar ahí y, en medio de su dolor y su enfado, se había marchado con lo puesto.
Claro que eso Alaude no tenía manera de saberlo.
★~★
Cuando Kyoya despertó, lo primero en lo que se fijó era en que la puerta de Tsuna estaba abierta.
Y que dentro no había nadie.
Empezó a llamarlo, pero no obtuvo respuesta alguna. Probó por teléfono, aún más preocupado, y el móvil sonó en la vacía habitación.
La idea que había querido rechazar desde que vio su ausencia en el lugar se hacía cada vez mayor, y lamentablemente ya no podía negar lo innegable.
Miró el reloj. Las dos de la mañana.
Tsuna se había ido solo a algún sitio en plena madrugada.
Sin pensárselo dos veces, cogió las llaves, la chaqueta y salió en busca del castaño. Fuera hacía una horrible tormenta que parecía burlarse de él, que quería retrasar su búsqueda empapando toda su ropa, haciéndola más pesada y por tanto restándole movilidad.
Ese chico, ¿dónde demonios se había metido a las dos de la madrugada?
No se había llevado nada, pero tampoco se había ido en pijama. Ni siquiera debió haber dormido. Oh, Dios, ¿y si le había pasado algo? ¿Y si ese desgraciado se había levantado de la cama del hospital y le había encontrado? ¿Y si...?
Había tantas posibilidades, la ciudad tan grande... no, debía encontrarlo. Además, Tsuna era menor de edad, ¿y si la policía lo encuentra y lo meten en un orfanato de nuevo? ¿Y si nunca más lo vuelve a ver?
No, no podría. No podría vivir sin él, sin su sonrisa ni sus dulces orbes color chocolate. Sin sus pucheros ni sus risas, ni siquiera podía vivir sin secar esas lágrimas que tanto detestaba ver.
Necesitaba encontrarlo, y así se recorriera todos los continentes a pie, y tuviera que revisar hasta el último agujero, lo encontraría. Cómo fuera, donde fuera.
Así tuviera que ir hasta el mismísimo infierno, lo traería de regreso a su lado.
★~★
Una llamada lo despertó.
Miró su teléfono, pero no era para él. Seguramente, sería el de Giotto.
Seguramente, sería ese tipo, el profesor ese del tres al cuarto.
Solo por comprobar su teoría, se levantó y fue a la habitación del menor, para su sorpresa la puerta no estaba cerrada. Y para mayor asombro, nadie estaba en la habitación.
Oh, seguramente se habría ido a buscar consuelo en cierta persona, se dijo con amargura.
El móvil de Giotto resplandecía en la oscuridad.
Cogió la llamada pero nadie respondía al otro lado. Tras unos cuantos intentos para que contestara, el llamante pareció ¿despertarse?.
—¿Giotto? ¿Por qué me llamas a estas horas? —preguntó somnoliento Cozart.
—Tú llamaste —replicó Alaude.
—¿Yo? Se debe haber marcado solo —dijo, molestando más al de ojos azules. ¿Se llamaban tan frecuentemente?—. ¿Tú quién eres? —dijo al no reconocer la voz.
—Un momento, ¿Giotto no está contigo? —preguntó, cayendo en cuenta de lo que eso significaba y empezando a asustarse.
—¿Por qué habría de estarlo? —cuestionó.
—Por nada. Adiós —colgó con un mal presentimiento rondándole la mente.
Idiota, idiota, idiota. Giotto era un absoluto idiota. ¡¿En qué demonios pensaba al salir solo a esas horas de la noche?! ¡Grandísimo idiota!
Tomó las llaves, su chaqueta, y salió disparado del lugar.
Debía encontrarlo como fuera. Alaude era consciente de que Giotto jamás se habría atrevido a salir a esas horas él solo, y debía estar bastante enfadado para hacerlo. Y cuando decía bastante, era demasiado.
Y Giotto era incapaz de hacerlo pues ya lo había hecho antes, en una de sus discusiones en las que se pasó de la raya y acabó por ofender profundamente al menor.
Ni siquiera le encontró él, sino que recibió una llamada que le derrumbó por completo.
Giotto estaba ingresado en un hospital.
Lo habían apuñalado para robarle, y casi perdía la vida. Desde ese entonces, nunca habían vuelto a tener una discusión tan acalorada y al menor no se le había vuelto a ocurrir la idea de estar fuera en plena madrugada.
Esa vez casi lo perdía. Y era por su culpa, porque sabía lo sensible que podía llegar a ser, lo rápido que se ofendía, y aún así no era capaz de contenerse cuando se enfadaba.
Giotto y él tenían unos carácteres totalmente opuestos. Mientras el primero tenía un enfado volátil, uno que se iba tan rápido como venía y que no solía herir, el otro no se enfadaba tan fácilmente, pero cuando lo hacía, no se iba por las ramas. Hablaba a matar.
Y cuando ambos se enfrentaban enfadados el uno con el otro, el resultado era predecible.
Por tanto, si algo le llegaba a pasar a Giotto, Alaude nunca se dejaría de culpar. Porque era consciente de todo lo que podía herir al menor y aún así era incapaz de controlarlo.
Y porque bien sabía que su enfado con el menor no era justificable. Después de todo, ¿tenía acaso algún derecho sobre los sentimientos del otro como para molestarse por ello?
Ninguno. No podía reprocharle ni recriminarle nada porque, sencillamente, solo eran amigos.
Amigos, y nada más.
★~★~★~★
Salut, lectores~.
Ejem, bueno, toy triste porque he sacado un 6 en biología ;-; ME PASÉ ESTUDIANDO TODO EL MEEEEEEEEES DDDDDDDDDD=
Esto no es justo. Necesito mejorar ;-;. Aunque me suponía que sacaría algo así después de pedazo examen...
Bueno, me alegra ver que la va gustando la historia =D. Algo que se me da medianamente bien XD.
¿Qué os ha parecido?
¿Merezco comentario/voto? ¿Disparos? ¿Tartita?
Au revoir~. Nos leeremos pronto~.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top