Capítulo 4: Akira
★— Capítulo 4: Akira —★
—De acuerdo —accedió casi inaudible, levantándose con la cabeza baja antes de llegar a la pizarra, enfrentándose al problema matemático que estaba ahí escrito y que, dedujo, debía resolverse con alguna ecuación.
¿Lo malo? Que no sabía cuál.
Tomó la tiza con cierto temblor y volvió a releer el ejercicio, su cabeza intentando averiguar la resolución del mismo. Sin embargo, no había manera de que hallara alguna razonable respuesta, y cinco minutos después de estar ahí parado, se empezaron a escuchar risas bajas y burlas hacia él.
Nada nuevo.
Y encima el profesor le tenía manía. No tardaría en echarle del aula.
Cerró los ojos en una cuenta atrás mental, esperando su expulsión y sintiéndose mal por ser tan torpe. Las matemáticas y él eran enemigos acérrimos naturales, pero quería tener buenas notas... quería tenerlas porque Kyoya se pondría contento con él...
—La incógnita x es igual a cinco menos y —escuchó susurrar a alguien, y volteó a ver a quien se lo había dicho. Un joven con el cabello oscuro y ojos azules sonrió desde su pupitre, y supo que había sido quien le había dado la resolución.
Parpadeó un par de veces, sorprendido.
Ese chico había venido trasladado ese mismo día, parecía ser listo. ¿Cómo se llamaba...? ¿Ao? ¿Aito?
Mientras trataba de recordar, empezó a escribir en la pizarra lo que había dicho sin saber siquiera si era correcto o no. Tampoco le importaba, con tal de poner algo que le sacara del apuro.
Empezó a desarrollarlo como pudo, prácticamente con lo que se sabía, y las risas se acallaron junto a los despectivos comentarios cuando recuadró la solución final.
—Eso es... co-correcto —balbuceó el profesor, a punto de decirle que estaba mal y expulsarlo.
Sin embargo, al ver la resolución y compararlo con el libro un par de veces, no podía rebatirle nada. Estaba bien.
El castaño sonrió a su compañero, y pasó por su lado para agradecerle fugazmente antes de regresar a su sitio. Recién recordaba cómo se llamaba: Akira.
Se había presentado como Akira, probablemente había dicho su apellido pero él estaba en el séptimo cielo mirando por la ventana cuando se presentó, o más bien, pensando en un par de orbes azul grisáceos. Aunque sabía que había encantado a las féminas, pues en segundos su nombre se podía escuchar en boca de todas sus compañeras. Eso era lo raro, que siendo tan comentado no hubiera recordado antes su nombre.
Ni bien se sentó, la campana sonó, dando fin a la clase de matemáticas, la cual era la última del día. Empezó a recoger sus cosas con tranquilidad, alegre de haber pasado la clase entera en el aula.
—Parece que tú y las mates no os lleváis bien, ¿verdad? —una voz atrajo su atención, y levantó la mirada para ver los ojos azules de su compañero, y le sonrió amablemente.
—¿Tanto se nota? —preguntó algo avergonzado.
—El no poder resolver un problema así, te delata —se ruborizó ante su afirmación.
—Bueno, no soy un genio, eso está claro —rió levemente, haciendo reír al otro también.
—Pero aún así pudiste seguir resolviéndolo —apoyó—. Solo necesitabas una base.
—Bueno, hice lo que pude —se encogió de hombros.
—Creo que ya me conoces, es decir, me he tenido que presentar delante de todos —extendió sus brazos intentando abarcar todo el aula, y Tsuna afirmó algo nervioso—. Pero yo no te conozco a ti.
—Me puedes llamar Tsuna —tomó su mochila y la colgó de su hombro, extendiendo el brazo hacia el otro.
—Encantado, Tsuna —sonrió, estrechándole la mano—. Soy Akira, por si no lo recuerdas—guiñó un ojo.
Empezaron a conversar acerca de lo difícil que eran las materias, más para Tsuna que para Akira, pues se le daban bien, sobre todo las matemáticas. Entonces empezó a sonar una melodía que el castaño reconoció como la de su móvil.
—Lo siento —se disculpó antes de tomar la llamada—. Kyoya, yo... sí, lo sé, me entretuve... está bien, ahora voy —sonrió antes de terminar la conversación.
—¿Llegas tarde a tu cita y te están reclamando?—cuestionó burlesco Akira, haciendo sonrojar al chico.
—No precisamente, solo es mi... mejor amigo —no sabía cómo definir su relación con Kyoya, así que dijo lo primero que se le ocurrió.
Eran los mejores amigos, de eso no había duda... pero extrañamente no quería calificarlo de ese modo.
—¿Tu mejor amigo te controla los horarios? —arqueó una ceja.
—No, bueno, es que vivimos juntos... —respondió, rascándose la mejilla en un acto nervioso.
—Ajá, y solo es tu amigo, ¿no? —sonrió pícaro, avergonzando más al chico.
—¡Sí, solo mi amigo! —exclamó ruborizado.
—Vale, vale —levantó las manos en señal de rendición—. Entonces ve con tu pseudo-amigo antes de que venga a buscarte —rió.
—Está abajo, de hecho, estudia aquí —se cruzó de brazos, saliendo del aula—. Ha sido un placer, y gracias por ayudarme antes —Akira se encogió de hombros, y Tsuna se despidió de él antes de bajar a la salida del instituto.
—Ya era hora —le dijo Kyoya, apoyado en el marco de la puerta del edificio.
—Perdóname, Kyoya, estaba agradeciéndole a un compañero su ayuda —sonrió Tsuna, acercándose a él.
Al azabache no le gustó demasiado la excusa presentada.
—Como sea, vamos —cogió el brazo del castaño y empezó a caminar, arrastrándole consigo.
—Está bien, está bien —siguió el paso mientras miraba hacia atrás, hacia su aula concretamente, y se despedía con la mano del joven de ojos azules que le miraba desde la ventana.
★~★
—¿Lo has encontrado? —cuestionó, sus ojos oscuros analizando los papeles que tenían entre sus manos.
—Sí, estoy seguro de que es él —afirmó al otro lado de la línea.
—Bien, yo creo que también estoy cerca, aunque en este lugar es difícil pasar sin que se fijen en ti —hizo una mueca—. Creo que sé quién es su amiguito.
—¿Tú también? —rió con burla—. Creo que hemos jugado bien las cartas.
—Pero recuerda que tendremos que dejar pasar un tiempo, no te apresures —comentó—. La venganza es dulce, pero más si se espera por ella.
—Sí, sí, lo entiendo —rodó los ojos.
—Bien, te llamaré dentro de unos días para saber cómo vas —recibió una afirmación, y cortó la comunicación.
Dejó los papeles en el escritorio, sonriendo ante la información recolectada de aquella llamada. Parecía que sus esfuerzos daban frutos, y la espera estaba definitivamente valiendo la pena.
Recibió entonces un mensaje con los nombres que quería y, después de enviar al mismo número un texto, insertó en la búsqueda del ordenador.
—Tsk, qué poca información —se quejó para sí al ver los escasos resultados—. Supongo que es normal, no podía ser tan fácil.
Pero daba igual, se dijo mientras una lobuna sonrisa surcaba su rostro ante las fotografías que la pantalla presentaba, pronto tendría en su mano todo lo que necesitase de primera mano...
Y acabaría por destruir a esos dos hermanos.
★~★
Se removió entre sueños, su brazo rodeando algo suave. Aspiró entonces un aroma reconfortante, sentía una calidez agradable y que había descansado demasiado bien.
Intentó abrir los ojos, pero fue incapaz debido al sueño que tenía. Recordó entonces lo sucedido tiempo atrás, y supuso que debía seguir en la habitación de Alaude.
Esta vez sí abrió sus orbes caramelo para comprobar que, lo que abrazaba, debía ser el cuerpo de su amigo.
Sus labios hacían ya un esbozo de sonrisa cuando descubrió que, en vez de quien esperaba ver, encontró una almohada.
Una pregunta surcó su mente: ¿dónde estaba Alaude?
Miró a los lados, buscando su figura, su cabello, sus ojos... pero no lo encontró. Y los recuerdos de hace unas horas le vinieron como rayos de luz.
«No te dejaré solo».
Enterró las uñas en la almohada, recordando la mirada azulada que le había dedicado mientras le decía esas cuatro palabras. Sintiéndose como un tonto, las lágrimas empezaron a surgir de sus ojos.
No tenía derecho a llorar, al fin y al cabo no eran nada más que amigos, no debería dolerle el hecho de que se fuera a cualquier lado con quien sea que estuviera en ese momento.
Pero dolía que le hubiera mentido, que le hubiera dicho que estaría ahí cuando despertara y al final no estuviera a su lado.
Y sin embargo, seguía sin tener derecho a llorar o enfadarse por ello. Porque Alaude no tenía ninguna obligación con él. De hecho, era la persona más libre que había conocido.
—Soy un idiota... —sonrió entre lágrimas con amargura.
Y mientras siguiera sintiéndose así, seguiría siéndolo.
★~★ ~★
Salut lectores~.
¿Cómo vamos? ;) Hace mucho que no actualizo nada ;-; Ya iba siendo hora XD.
Fine, well... ¿qué os va pareciendo? Io advierto que en los caps que vienen pueden suceder muchas cosaaaas... y puedes ser buenas 7v7 o maaalas 8D
¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartiita?
¡Au revoir! Nos leeremos pronto~
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