XIII

















Los esmeraldas se fijaron el hombre de pie, atento a cualquier movimiento que hiciese.

Era bueno ocultando lo que sentía al menos en apariencia, pero ciertamente estaba nervioso por lo que Yoshikage hizo, sentía que le quería declarar la guerra, todo su cuerpo se había puesto tenso por ver al alfa cambiar sus prendas enfrente suyo. 







— Es una fragancia muy suave, pero penetrante ante mi olfato, que mantiene su dulzor controlado; incapaz de empalagar o provocar calor y náuseas en mí, da el mismo efecto que daría tomar el mismo té. Me relaja y mantiene en paz, aunque haga que mi corazón se acelere un poco. 









— Esto no es normal...





Lo único que estaba logrando el nipón era confundir al omega. No comprendía cómo es que podía estar tan tranquilo con sus feromonas encima suyo, cuando cualquier otro estaría perdiendo el control. 





— Y tienes razón, esto no debería ser normal, no en los alfas de mi nivel que tanto te acongojan — Volvió a acomodarse en su asiento, poniendo la ropa en el gancho que le había traído Vinegar.





— . . . 





— Ah, sí. Discúlpame, te llamé por tu nombre sin pedir tu consentimiento.





— Te disculpas mucho, Kira. ¿Acaso intentas cambiar el tema?





— Eso es lo que hemos hecho desde el comienzo. 















 . . . 















Diavolo tenía varias dudas y deseaba tener la respuesta a cada una de ellas, para ello tendría que tomar ese mismo valor e iniciativa que creía ver por parte del rubio.



—¿Realmente eres un alfa de ese nivel? — Cuestionó firme con cada palabra. Necesitaba resolver sus dudas para poder sentirse más cómodo con el rubio.  — No me ocultes cosas, te lo pido por... mi propio beneficio y seguridad — Supuestamente estaba pidiendo lo antes hablado, pero sonaba más a una orden que petición. 







— Para responder eso.. será mejor presentarnos, conocernos mutuamente. ¿Qué te parece? — Finamente estaba consiguiendo lo que quería, si Diavolo no se negaba todo lo demás sería más sencillo. Se movió en una posición más casual para platicar, recargando su diestra sobre su rodilla, mientras posicionaba la otra mano encima del brazo del sofá.



Diavolo arqueó una de sus cejas y suspiró, fastidiado de lo insoportable que le podía resultar el nipón como también por saber si no estaba en riesgo con el alfa frente a frente. 







— Como quieras — Si se trataba de ponerse cómodos, Diavolo también lo haría. A su costado tenía una mesa auxiliar con cajón incorporado, dentro de este tenía un cenicero de cerámica, encendedor y una cajetilla de cigarros importados; a continuación acomodaría el cenicero a su alcance y con una elegante practica encendió un cigarrillo que con gusto se dispondría a gastar.

 No lo admitiría nunca, pero cuando se sentía más incómodo o en riesgo la mejor cosa que lo ayudaba a mantenerse firme era una buena inhalada de nicotina. Jamás aceptaría que estaba asustado e intimidado. 





Nuevamente Kira cambió su postura, quedando en una posición más errática y pasiva, desviando su mirada a una de sus manos. 

A Kira no le gustaba todo lo que tuviera que ver con fumar, ya que el olor que el humo emanaba siempre fue molesto para su olfato; sin embargo no dijo nada, no era momento para andar soltando sus quejas. 







— No hay duda de lo que soy, de eso puedes estar seguro.

Musitó, tomándose una breve pausa para encontrar las palabras que usaría al hablar.



— Soy el producto de un beta y una alfa que es de tu misma gama, mi nacimiento debió ser casi imposible, pero aquí estoy.





Diavolo no hizo nada, sólo se mantuvo con su mirada fija que apenas parpadeaba, exhalando el humo adictivo que recorría por sus pulmones, era notorio que esa información no le era suficiente.  



— A causa de la genética tan distorsionada que tengo la mayoría de mis rasgos y naturaleza como alfa se inhibieron. Puedo ser capaz de tener un celo provocado y hacer una marca de lazo; hasta donde yo sé, pero mi autocontrol es casi idéntico al de un beta. Nada de esto ha cambiado y no cambiará por lo que mi médico ha contado. 





— ... 





— ... 







— Ah, órale. 











Una breve oración acompañada del humo maloliente, sin trasfondo, sentido, entendimiento o empatía, sin nada superficial que le demostrara su significado o verdad. Pero en lo oculto de sus emociones, detrás de lo que dejaba ver, había una calma... una felicidad por aquella verdad que Yoshikage se había atrevido a  contarle. 



Su omega interno le decía que podía sentirse seguro y en confianza con el alfa, que no sería capaz de hacer algo que atentara contra su persona. 







— ... 





Yoshikage obviamente no entendió ni riata el porqué Diavolo dijo lo escuchado, pero tenía la certeza de que no lo había dicho en burla, con eso las posibilidades de que el pardo le permitiera entrar a su zona de confort comenzaban a incrementar.





— Siendo honesto, hay algo en tí que no me agrada... — No había nada para temer o preocuparse con el alfa en su casa, estaba seguro de que si soltaba un poco del veneno que carga su lengua no sucedería algo más. 



Sólo quería comenzar una conversación más amena, pero por su falta de socialización nunca supo cuáles eran las mejores maneras para hacerlo. 







— ¿Ah sí?, ¿Por qué? — Kira sólo se guiaba por su intuición, que le pedía seguir el ritmo de la conversación del pardo, así que no se sintió herido o insultado por sus palabras, al menos no tanto. 





— No lo sé. Andar de un lado a otro por toda la sección del trabajo, sacando conversaciones y distrayendo de sus labores a tus ocupados empleados... Con una felicidad y apariencia impecable... Todo lo que dejas ver de tu persona me desagrada, pareces alguien común, pero para mí no lo eres. 



— Son unas palabras muy directas, tal y como lo esperaría de tí... — Analizaba y repetía cada palabra escuchada en su cabeza, sólo era capaz de obtener una conclusión. — Pero no creo sientas desagrado hacia mí.







— Entonces... ¿Qué crees que siento? 







— ...



— ... 













— Envidia. 











El silencio llenó la conciencia del pelirosa. Nadie le había dicho algo así, tan simple pero directo. Una palabra con centenares de significados, pero también ninguno.  













Envidia 

.

.

.

— Diavolo... Tu nombre es hermoso y dulce para decir... Pero su significado en tu idioma natal no lo es tanto, ¿No? — Kira consiguió entrar en la zona del omega, pronto obtendría la respuesta a una de sus contadas dudas. — En la adolescencia leí un poco sobre la religión católica... Recuerdo al Diablo, era el símbolo del mal y pecado, que alguna vez fué hermoso y divino, pero que a causa de su soberbia y envidia se convirtió en lo que se conoce ahora como un castigo de Dios. 

— Sólo era un ángel con ideales contrarios a su creador, un rebelde. Los creyentes deformaron su historia para hacerlo ver como el malo del guión.

Su respuesta había salido inconscientemente, la voz de Kira lo incitaba a continuar aquél confuso hablar. 

— Yo creo... que sientes envidia de la felicidad. Hay algo que no te permite obtenerla... Y como aún eres incapaz de obtener esa felicidad haces que esa frustración se convierta en esa ira y  mal humor que siempre mantienes. Es eso, ¿No? 

Nunca te he visto con sentimientos positivos, incluso tus feromonas, aunque tengan buen aroma, se le puede percibir mucha tristeza detrás de tus malestares. 

— Aunque pienses cualquier cosa nada de eso atenta con la calidad de mi trabajo. 

— Deberías de abrir tu mente a algo más que no sea sólo trabajo cuando el tema va sobre tí. No estamos en las oficinas. 





— Entonces si de eso se trata... me temo que sólo dices tonterías. 





— ¿Eso quiere decir que estoy equivocado, y eres alguien feliz?





— Kira, eres un supervisor oficinista, no un psicólogo. 





El rubio rió con intenciones de mantener al margen el ambiente.









"No lo negaste"







— Tienes razón, sólo soy un simple oficinista— Suspiró las palabras con un volumen tenue, en conjunto a sus ágiles manos, que tomaban su maletín para sacar una tarjeta simple y blanca. — Pero fuera del trabajo también puedo ser un buen amigo — Dejó la tarjeta sobre una mesa baja que estaba a un costado suyo, en esta sólo estaban sus correos del trabajo y sobre todo, su número de teléfono. 









 — Diavolo, déjame conocerte mejor, seamos amigos. 





— Esa es una tontería que sólo los niños de secundaria hacen. Un adulto no necesita algo como un amigo, estorban.



— En realidad una amistad es muy útil, es un lazo distinta a la conexión en una relación, pero también es muy fuerte, un amigo siempre estará por y para tí. ¿O es que acaso te da miedo el éxito que tendrías por ser amigo de Kira Yoshikage?, ¿Te acobardas ante algo tan simple como esto?







— ... 







— ...







— Te daré mi número, así que busca en dónde anotarlo. 













LISTO OLA Q TAL, AORA SI FUI MEDIO PUNTUAL Y NO ME DESAPARECÍ COMO HACE RATO AJAJSJASJ

bno aki el nuevo cap, todo irá muy lento con ellos, quiero que si tengan una historia mamalona, ahí vemos q sale.



a i felis dia d la madre, yo no tengo jefa pero pues ai q ser positibos y decirle cuanto quieren a su amá, y si en su defecto no se llevan con ellas pues ni pedo, q chinguen a su padre y denle felis dia d la mama a las señoronas q parieron a su mono chino favorito

También, si hay personas de CDMX, Colombia y demás zonas de LATAM que estamos sufriendo tales catástrofes les mando mucha fuerza y apoyo, no hay que rendirse nunca, sé que se podrá salir de esta, rezo por ustedes.



Y bien, muchas gracias por leer el capítulo, haré lo posible para que esto no se desplome con la trama, mantenerlos con cada capítulo en tensión, les mando un besote en el sobaco y eso, bai




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