XII
— No sabes cuánto te lo agradezco Vinegar, de no ser por ti estaría pasando por muchos problemas.
— Ahórrese las palabras, Sr. Kira...
— Entiendo, entiendo... pero al menos deja tales formalidades, no estamos en el trabajo, Vinegar.
— ...
Habían llegado al área departamental en el que Diavolo vivía, era un complejo de apariencia modesta y discreta, Yoshikage había pasado tantas veces frente a la edificación y nunca se había imaginado que Vinegar estaría rentando ahí.
Por lo repentino de la situación habían terminado algo empapados gracias a la lluvia que parecía tomar potencia, por suerte no terminaron con los trajes completamente mojados.
Diavolo se estaba tomando su tiempo para tomar la llave correcta para abrir su apartamento. Hasta ese momento no le había cruzado por la cabeza que el nipón vendría siendo la primera persona en conocer "su territorio", dejando de lado a Doppio y Donatella, eso mismo le había comenzado a generar mucha desconfianza hacia el alfa.
A fin de cuentas abrió y dejó entrar al nipón que bien, realmente estaba agradecido con ser recibido, parecía como si Diavolo estuviera acogiendo a un perro callejero de una intensa tormenta.
El ambiente y aroma de Vinegar en el hogar era bastante intenso, con unos toques de feromonas ajenas a las del omega. Lo último había activado ese lado "explorador" y curioso de su alfa interno, pues la duda y misterio al rededor del pardo incrementó con un simple olor.
Aunque no era un tema que le incumbiera, tenía entendido que aquél era alguien que se nombró como independiente. ¿Es que se había divorciado, y ese olor tan sutil provenía del padre por las veces que venía a visitar a su hija? Kira ya no era curioso, era un perro chismoso.
Aunque así fuera algo estaba fuera de lugar, no se sentía paz en el departamento. Algo en ese aroma del omega... Se sentía turbio, pesado.
— Trish, ve a ducharte — Aún tomaba la mano de la menor, pero cuando dijo esa orden tan fría la terminó soltando. — Después te vas a tu habitación a hacer tu tarea, te llamaré cuando sea el momento.
Sí, aunque Yoshikage fuera un alfa de gama baja, poseía un olfato bastante afinado para su nivel. Con ello fué capaz de percibir un nuevo cambio en el ambiente, se volvía más difícil de digerir al paso de los segundos, acompañados de las órdenes que daba el omega para su hija.
En los ojos de la menor se podía ver miedo, uno temor sin razón o motivo, intenso y persistente; fundido con una tristeza, unos ojos necesitados de algo que no fuera una orden tan cruda y seca.
— Anda Vinegar, no seas tan rudo con tu hija, entiendo que haya sido un día complicado, pero hay estar con calma — Quería, deseaba romper ese ambiente que tenía entendido estaba incomodando a Trish, y qué mejor hablando con Vinegar.
Nada.
Las palabras del rubio no cambiaron nada, al contrario, ese olor tan pasivo del té verde y miel parecía tomar de nuevo un toque de acidez, al igual que en el cruce peatonal.
Trish no perdió su tiempo y se fué apresurada a su habitación, yendo a cumplir lo que el omega había solicitado.
— Kira — Habló el pardo directo y defensivo, dejando las formalidades justo como el rubio había solicitado antes de entrar. — ¿Usted tiene hijos?
— ¿Qué?...
Era una pregunta simple y clara, sin complejidad para ser respondida, pero con ese tono, esa voz y el ambiente, hacían que la situación se tornara difícil, incómoda.
Diavolo no volvió a preguntar, sabía muy bien que Yoshikage lo había escuchado sin interrupción.
— Bueno... no, no tengo hijos... aunque me gustaría en algún futuro tene-
— Entonces no se entrometa conmigo y mi hija.
Podía saberlo, Diavolo hablaba enserio, y eso más que nada le provocaba temor.
— Lo siento Vinegar, no era mi intención molestarte, pero pude notar que la niña estaba incómoda con-
— Kira, ya ha dicho que no tiene hijos. ¿Cómo puede estar seguro de lo que dice, si no ha ejercido una responsabilidad como padre? No la conoce.
Ya había pisado fondo, podía sentir al omega a la defensiva, eso le era suficiente para saber que algo dentro de esa familia estaba mal.
No era buena idea seguir escarbando, después de todo sólo era un invitado en el lugar. Lo mejor que podía hacer en el momento sería mantener discreción para saber lo que le pasaba a los Vinegar.
— ... — Sonrió, queriendo ignorar el mal momento por el que estaba haciendo pasar al omega.
El apartamento era minimalista, con muebles completamente negros y cuidados, con una limpieza exigente y notoria, un hogar bastante adecuado para el carácter del más alto. Frente a un comedor del mismo estilo había un ventanal que daba a un balcón, por este mismo podía ver que aquél aguacero que minutos antes los tenía atrapados sólo hacía mas que incrementar su potencia.
— Esto irá para largo.
Habló el pardo, teniendo su vista igualmente en el ventanal, apreciando la fuerza de la lluvia resbalando por el tejado del balcón.
— En estos momentos sería muy estúpido de mi parte prestarle un paraguas si quisiera irse, con ese viento no serviría de mucho y seguramente le terminaría estorbando.
En algún momento los ojos del nipón habían dejado de observar la presunta tormenta para apreciar aquellos ojos carecientes de pupila, tan inestables y fragmentados, igual que una bella joya destrozada con un mazo. Tristes, pero hermosos.
— ¿Hay algo que pueda hacer? No quiero ser una molestia.
— No. Sólo deje sus cosas en cualquier mueble y tome asiento... Si quiere — El italiano estaba hablando muy confiado con el nipón. Francamente no deseaba que nadie tocara sus cosas, mucho menos alguien que le era prácticamente un desconocido.
Mirando a Yoshikage, pudo darse cuenta no sólo de que su cabello ahora era un desastre terriblemente empapado, también su saco, seguramente la humedad habría traspasado también el resto de prendas que tuviera debajo de este.
Dejarlo así y esperar a que le diera un resfriado sería una buena idea, pero estaba al tanto de que su persona estaba en las mismas, aunque estuvieran mojados sólo de la cabeza, hombros y parte de la espalda podía ser suficiente para enfermarse.
Tenía que ser igualitario con su visita, por más que no le gustase la idea.
— Vuelvo en un segundo.
— Claro...
El pardo se alejó de la vista ajena al dedicarse a avanzar hacia su habitación. Debía admitir que se tomó su tiempo, se había puesto un cambio de ropa casual: pants bombachos negros y una camisa de manga larga color gris.
Hubiese sido mejor que se hubiera dado un baño, pero con las circunstancias con su visita su conciencia lo obligaría a ofrecerle la regadera al nipón, y Diavolo ni loco le permitiría eso a alguien en quien no tiene confianza.
"Que se quede oliendo a perro mojado, si se quiere bañar que lo haga en su pinche casa."
Había regresado con una polera y un gancho de ropa entre sus manos.
Era capaz de admitir y notar que Kira era un alfa robusto, pero de buena forma, aunque de todos modos seguía teniendo un cuerpo más pequeño a comparación del suyo, así que la causa principal por la que había tardado de más fue por querer buscar algo que se acercara a la medida del oriental.
Sus pasos llamaron la atención del rubio que se había acomodado en uno de los sofá, ya estaba despojado de su saco; este lo tenía acomodado entre sus piernas, se lo había quitado tanto para evitar que la humedad se mantuviera como para no mojar el cuero sintético del sofá en el que estaba.
— ¿Oh? Vinegar...
Ver al pardo con algo que no fuera un traje de trabajo era algo que nunca llegó a imaginar y mucho menos presenciarlo en primera fila, tenía claro que el omega tenía su figura, y una realmente buena como para haber cargado con un embarazo, el que usara unas prendas tan holgadas, pero también delgadas, hacían que sus atributos resaltaran con elegancia. Un pecho ancho y pronunciado al que se le pegaba la grisácea tela, haciendo que la misma creara ondulaciones entre sus abdominales; lo mismo sucedía en sus muslos, los cuales podrían verse grandes y regordetes, aunque estaba seguro que eran nada más y menos que enormes cantidades de músculo, seguro podría romper cuellos con las piernas. Una buena forma de morir.
Asqueroso.
— ¿Ya terminó de ver? Kira.
La mirada del alfa encima suyo era muy obvia, aunque quisiera disimularla no lo habría conseguido, no con alguien como Vinegar siendo el foco de atención.
Todos los días tenía que pasar por las miradas, piropos y en las peores ocasiones manoseos de alfas o betas cuando iba o venía del trabajo, le era incómodo y asqueroso que le lanzaran tal nivel de acoso sólo por su casta y apariencia, aunque tristemente se había acostumbrado.
Las mejillas de Kira se tornaron de un intenso carmesí cuando el mas alto habló, la vergüenza y arrepentimiento le habían llegado como agua, ¿Cómo se le ocurría ser tan grosero?
— ¡N-No!... Yo...-
— ¿Está diciendo que me quiere seguir desnudando con los ojos? — Había usado demás sus palabras a posta, sólo quería meterle presión al alfa para conocer más su persona. Sabía que cuando le meten muchas emociones y sensaciones que un sujeto no desea, tarde o temprano sale quien verdaderamente es.
O sólo quería manipularlo y hacerlo sentir mal para mejorar sus propios ánimos, quién sabe.
— ¿Eh? ¡Lo siento!, ¡No es así! Discúlpame si mis acciones se malinterpretaron. Es sólo que... Me fué muy inesperado verte con algo que no sea ropa formal — Pensó lo mejor posible sus palabras, moviendo de un lado a otro sus ojos, queriendo desviar su mirada de Diavolo. Las ultimas palabras que el moreno había soltado le habían puesto nervioso, no porque fueran verdad, sino porque el tener tales pensamientos lascivos no era algo que Yoshikage llegaría a hacer. Estaba claro que en varias ocasiones se dejaba llevar por su alfa interno, pero siempre procuró mantenerse al margen y ser muy respetuoso con los que le rodearan.
El pardo frunció el ceño, le estaba sacando de quicio que Kira tuviera la capacidad para tener las cosas bajo cierto grado de control, pues cualquier otro alfa de la misma gama de Kira ya se hubiera puesto violento, con ganas de golpearlo o sobrepasarse con él, pero ahí estaba el nipón, con una cara roja y los ojos hechos unos remolinos, sin intenciones de moverse del asiento sintético.
Movió sus ojos a un costado del rubio y caminó hacia él, dejando las cosas que había traído consigo al otro lado del sofá, fingiendo que nunca había dicho nada. Segundos después se sentaría en el sofá frente al que usaba el rubio, dejando su mirada sobre los zapatos ajenos.
— Podría recomendarle que se ponga esto por ahora — Señaló los objetos.
Kira giró su cabeza a las cosas, las emociones anteriores parecían disminuir con el simple hecho de "ignorarlo", como lo hacía el otro.
— Vaya, muchísimas gra-
— Es una polera mía. — Interrumpió de nuevo al alfa. — Aunque sea vieja, es probable que tenga mis feromonas impregnadas — Calló por unos segundos, pensando un poco en el comportamiento que los alfas de gama baja que llegó a conocer. — Sé en carne propia que los que son como tú no son muy buenos resistiéndose a las feromonas de los omegas, mucho menos de los que somos de gama alta.
Kira se mantuvo en silencio, podía entender lo que estaba queriendo decir.
— Y por lo que he visto, tu olfato es más bueno de lo normal. — Las formalidades en esa breve charla no podían existir, quienes estaban presentes ya no eran un jefe y empleado después del trabajo, eran un alfa y omega quienes compartían sus palabras. — Kira, no sé como seas, pero sé que eres un alfa que no conozco, y que le permití estar dentro de mi casa. Sólo por eso no te tengo una pizca de confianza.
Para mí, la posibilidad de que pierdas la compostura con tener tan cerca esa prenda llena con mi esencia es alta y consciente. Si así fuera para mí no sería problema retenerte si por algún milagro no llegaras a usar tu voz para someterme, además de que mi hija sigue dentro del apartamento. Si ella llegara a ver algo que no debió suceder los problemas no harán más que aumentar — Lo último lo mencionó pensando en Doppio, pues sabía que si él se enterara de que sucedió "x" o "y" cosa, éste mismo se encargaría de darle una solución poco vistosa, pues el pelimorado seguía siendo un alfa, uno de gama alta y con un fuerte instinto territorial con quienes consideraba "parte de su manada".
...
Silencio.
No habían palabras por parte de Yoshikage, se había quedado estático, procesando una y otra vez lo que el pardo habló. Le había lastimado, pero no podría decirle tal disgusto al omega, pues entendía que sólo estaba siendo preventivo, era consciente que los de su nivel eran alfas con muy poca resistencia ante casi cualquier cosa, como perros sin correa.
Podría darle respuesta a sus palabras de mil y un maneras, pero con esto suponía que no serviría de nada, era mejor explicarlo primero con acciones.
— ... ¿Sabes Vinegar? — Se levantó de su asiento, mirando el cabello pardo del omega por cortos segundos. — ¿Alguna vez te has preguntado qué aroma tiene tu esencia?
Dejó su saco caer en el sofá y seguido llevó su diestra a su corbata, deshaciendo el nudo de poco en poco, cauteloso.
— ¿Qué quieres decir?
— Sólo responde.
— . . .
No.
Desató la corbata y la dejó sobre el saco. Sus manos se movieron a los botones de su camisa, que ahora desabotonaría con rapidez, desfajando la rayada tela con suaves jalones.
— Vinegar... Diavolo. Tu aroma es muy peculiar.
Cuando se deshizo de la camisa tomó la polera del omega, llevándola primero a su nariz para gozar del dulce aroma, tan delicioso y relajante...
Y sin expresión en su rostro se la terminó poniendo.
Se veía tan normal, tan cómodo... Sin reacciones o cambios en su persona, exceptuando una sonrisa, una muy dulce y cariñosa, con el deseo de transmitir calma y serenidad.
— Té verde y miel.
OAAAAAAAAAAAAA YASTA
debo admitir que esperé mucho para subir este cap pq es uno d los q más m ha gustado ajjsajjs
depúes de más de un mes les doy una actualizción, xdón
he estado sin mucho tiempo por varias razones, más el plus d que no tenía mucha motivación para adelantar los borradores
pero x aki andamos
Ah, y feliz día del niño a los ctm que son menores de edad y leen esta porquería, un beso.
a partir de estos capítulos es que finalmente la historia tendrá una bonita historia de amor, quizá jajsjqjajs
y pues eso los tqm y muchas grasuas x leer bai
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