III
Era incapaz de hacerlo por su cuenta, simplemente no podía, aborrecía a ese pequeño ser que compartía ese mismo tono de cabello y ojos que él.
Siempre le terminaban obligando a amamantar aquella cosa que decían era su hija.
Él solo podía observar una aberración.
— Ay mírala... Tan linda, será una niña hermosa cuando crezca.
Cuando llegó el momento de registrar a la bebé Diavolo se rehusó a ponerle un nombre, si siempre dejó en claro que no la quería... ¿Qué les hacía pensar que se tomaría la molestia de nombrarla?
Se creó todo un alboroto por aquella situación, realmente eran conscientes del rechazo que tenía Diavolo hacia la niña, pero creían que eso ya era demasiado.
Para la conclusión de eso Doppio y Donatella fueron quienes eligieron el nombre de la pequeña, dando el resultado Trish Vinegar.
Una bebé bastante tranquila y risueña que rara vez hacia escándalo, sin mencionar aquél curioso cabello rosado y rizado en algunas puntas, el cuál tenía enamorado a cualquiera que lo viera.
Al parecer tenía señales visibles de la genética de aquél alfa.
Diavolo sólo miraba con asco cómo su hija succionaba aquél lácteo que producía su cuerpo, tan calmada y en paz, colocando sus pequeñas manos sobre aquél pecho con aquellos brillantes ojos a medio cerrar, ignorante de todo ese sufrimiento que le había causado.
No lo toleraba, quería soltarla ya.
La pareja de su hermano se había percatado de aquellos deseos dentro del pelirosa, debía hacer algo antes de que la situación se volcara para mal.
— Diavolo, no seas impaciente, espera un par de minutos más por favor, si lo haces ahora se pondrá a llorar.
El omega palideció ante el comentario de la castaña, ciertamente era buena leyendo a las personas.
— Ya lo había hecho hace rato... No le hace falta usarme de nuevo — Clavó su mirada en aquél cálido y pequeño cuerpo que removía sus piernitas recargadas entre sus brazos.
Si tan sólo me hubieran dejado abortarla...
Nada de ésto estaría pasando.
Pero no soy un beta que puede decidir sobre sí mismo.
Soy un Omega
.
.
.
Los Omegas no podemos hacer nada.
Ya eran las siete en punto de la mañana, la alarma de su reloj había comenzado a sonar y éste, sin ningún rastro de cansancio se levantó para comenzar con su rutina diaria.
Había dormido como un bebé.
Mientras sus manos se movían hábilmente en la cocina, de sus labios salía un suave tarareo que seguía el ritmo de una calmada canción reproducida en su radio.
Gozaba como nunca su vida tan pacífica, justo como siempre lo había soñado.
Sin exigencias, críticas y con un trabajo del cuál nunca se quejaría.
Yoshikage Kira era el estereotipo perfecto de una persona feliz con lo bueno y malo que le había dado la vida.
Muchas personas lo admiraban, pero también habían los que lo envidiaban, lo sabía muy bien, tanto que ni siquiera se preocupaba por lo que llegaran a decir o pensar de él a sus espaldas.
Aún siendo ese hombre de cierto modo perfecto, tenía algo que siempre le remordía la conciencia, algo le hacía falta.
Necesitaba de alguien que le permitiera darle su amor.
El alfa a lo largo de su vida estuvo en incontables relaciones con betas y Omegas, siempre fué alguien con mucho carisma y un atractivo sin igual, por lo que siempre le fué fácil conquistar a una gran variedad de personas.
Pero como claramente debía haber algo malo, sus relaciones nunca duraban, solamente lo aceptaban por ser un alfa de buen parecer, pero cuando entraban en confianza con éste terminaban perdiendo en interés.
Era alguien bastante simple o quizá muy cursi para el gusto de sus viejas relaciones.
¿Despertarte con una llamada de buenos días?, ¿Salir al parque?, ¿Obsequiarte anillos y chocolates?, ¿Ayudarte a ponerte el esmalte de uñas?, ¿Preparar tu almuerzo de la escuela?, ¿Quererte ayudar a trenzar o teñir tu cabello?
¿Dónde está el sexo? Se supone que eres un alfa, ¿No?
Deja de comportarte así, diablos, te pareces a mi madre.
¿En serio tu examen decía que eras un alfa? Actuando así es muy poco creíble.
Debiste haber sido un Omega, eres igual de raro y molesto como ellos.
Lo siento
.
.
.
Todos esos comentarios fueron escupidos por cada persona que quiso algo más con él. No era capaz de entenderlo, ¿Qué es lo que hacía mal?
Creía que dándole toda su atención y protección a su pareja hacia lo correcto, pensaba que ser así de cordial y atento era normal en una relación, ¿Acaso al salir con alguien debía de perderle el respeto para automáticamente quitarle la ropa y meterla en la cama? Aquella pregunta realmente le preocupaba, le daba nervios pensar que la respuesta debía ser un "sí".
Muy por las malas entendió que al menos en aquellos tiempos no debía de buscar una persona para amar, por más que su corazón quisiera tener a alguien sabía que siendo como era ante un montón de adolescentes inmaduros jamás conseguiría lo que quisiera.
¿Acaso debía esperar a que llegara su destinado?
De ser así no lo sabía, encontrar a la persona de tu hilo rojo era difícil, por no decir que casi imposible.
Sólo quería amar y ser amado.
Gracias a sus estudios y años de trabajo perfecto dentro de D4C Yoshikage fué ascendido, convirtiéndose en gerente de una de las áreas dentro de la empresa.
Aunque ahora tuviera un poco de más trabajo eso no era nada para él, no veía la necesidad de quejarse por algo que el mismo había conseguido para su propio beneficio, convivir con tantas personas diferentes sin distinción le encantaba, era feliz haciendo felices a los demás.
Sentía que de esa manera ese vacío necesitado de amor se opacaba durante esos momentos.
Su convivencia con los oficinistas de su sección era de lo más común y sana, dar bienvenidas y despedidas, hablar de temas triviales durante el descanso, ayudarlos en algunas dudas y estar al tanto del bienestar de los empleados omegas, realmente se sentía orgulloso de su manera de sobrellevar el trabajo.
Pero había alguien con quien no podía ser capaz de cumplir eso.
Un Omega italiano que desde hace ya varios meses había entrado en su sección por un ascenso, Vinegar.
Alguien bastante imponente a la vista, pero con rasgos bastante hermosos y envidiables, poseyendo unas feromonas que hacían revolotear al alfa interior del nipón.
Ese nuevo oficinista se la pasaba frente a la computadora sin casi descansar, realizando y verificando papeleos tras papeleos, ingiriendo cantidades inhumanas de té o café, y sin embargo, por más agotado que se veía todos los trabajos que realizaba estaban impecables, sin ningún sólo error.
Ni siquiera él era capaz de realizar ese tipo de barbaridad en tal estado, incluso le sentía mal que aquél pelirrosa tuviera un puesto tan deplorable como aquél.
Si se le notaba que podía ser capaz de muchísimas cosas con sus habilidades, ¿Por qué estaba en un lugar tan común y esclavista como ese?
Debía conocerlo, necesitaba hacerse cercano a ese misterioso Omega.
Y ACÁ ESTÁ, YA SALIÓ UN POQUITO MÁS EL GÜERO ESTE AKSKNDKFKFNGKFNSKEFNG
Ya a partir de aquí es cuando comenzará a colapsar esta cosa, aviso que haré un desmadre... Pero uno bonito que lxs entretenga 😔
Esta semana tengo exámenes y como la persona responsable que soy no he estudiado ni tres pitos, deseenme suerte. 😈🙏
Nos vemos pronto, besitos y abrazos. 💗
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