55. Let's go home to rest...
. . .
Okay, esto no era divertido. Ya había dejado de serlo.
Apenas habían pasado un par de horas desde la amenaza de la araña y aún seguían sin dejarlos salir del teatro.
Todos los maestros estaban ahí, todos y cada uno, vigilándolos como si niños de primaria fuesen... Que bueno, técnicamente estaban los tres grados educativos ahí, por lo que mucha mentira no era.
Edgar se encontraba casi hasta atrás de los asientos, acompañado de su grupo de clases, con su amiga Colette un asiento detrás. Ese teatro estaba pensado para albergar a toda la escuela en cualquier caso de emergencia, y era curioso, porque los profesores intentaban hacer ver aquello como si no fuese una.
Suspiró, y volteó hacia atrás, en la fila de atrás a unos cuantos asientos lejos se encontraba Colette viéndolo fijamente, cómo esperando una señal de Dios que los sacara de ahí.
Habían pasado todo ese rato diciendo cosas que ya sabían, e intentando asegurar que el acto de la araña fue solo una vandalización y que lo arreglarían en segundos. Por ello, decidieron empezar a hablar de la organización de los preparativos del evento de Halloween para que los alumnos estuvieran listos... El día siguiente.
Se estaban anticipando por ninguna razón a algo que no tenía prisa. No había que ser muy inteligente para saber que habían conseguido información sobre la vandalización... Además de que Edgar tenía una clara idea de quién fue.
Se regresó a mirar al frente, el escenario que permanecía bastante lejos considerando que todos los alumnos menores a él ocupaban los primeros lugares... Desde los más chicos hasta los más grandes.
Soltó un largo suspiro y sacó su celular, el cual estaba curiosamente cubierto por una nota... Se le había pegado una de todas las que cayeron de su casillero.
Para su mala suerte, su sensación de ansiedad apareció de nuevo al leer el contenido del papel. Empezaba a sentirse mareado, mientras su cabeza daba vueltas y su pecho se aceleraba en un extraño dolor nauseabundo. La nota decía "te vas a morir solo.", vaya...
Quitó la nota ignorando su ansiedad y prendió su celular dispuesto a platicar con Colette debido a la distancia en la que estaban destinados a estar. Brock, Bea y Penny también se encontraban en lugares bastante alejados al suyo, y por más que quisiera saludarlos, los tres no volteaban pues... Bueno, también tenían algunas amistades con las que hablar.
Edgar se percató entonces que... Bueno, él era el único sin ningún amigo aparte de su típico grupo y su "casi" novio. Comenzó a sentirse mal debido a esto, pensando en que sin ellos, él no era nada más que un chico asocial que no tenía nadie más con quién hablar que no fuesen ellos.
¿Qué haría cuando Brock, Colette y Bea se gradúen? Todos ellos tenían planes a futuro, universidades a las cuales ir, Brock sería el primero en alejarse de ellos debido a su sueño... Entonces, las otras dos se marcharían, dejaría de pasar tiempo al lado de Colette pues estará ocupada con su universidad, y Bea planeó salir del país en busca de ir a una universidad en Australia.
Tras hablar con Byron, descubrió que este no quería seguir con la universidad, puesto a que sus sueños no concordaban con los negocios que debía seguir para que demandas no cayeran encima suya... Pero uno de sus planes era salir del país de regreso a Inglaterra, su país natal, para terminar los viejos negocios y los fraudes que Gabriel hizo allá.
Y, bueno, hablar sobre Penny no podía, ella no tenía ningún plan más allá que sobrevivir... Pero sabía que era una chica que se encontraba bastante ocupada siempre trabajando en cualquier sitio de mala muerte para ayudar a sus amigos a comer un día más, no esperaba que aceptar salir a tomar té y hablar sobre cosas de mejores amigos...
Todos tenían planes geniales, y Edgar se veía atrapado en un bucle dónde no sabía qué hacer con su futuro.
Lo único que veía de sí mismo era él, acostado en el suelo de un viejo departamento vacío, tomando alguna bebida no alcohólica pero igual de mierda mientras veía la televisión... Esperando a que alguno de sus amigos volviera.
No quería quedarse solo, quería hacer más amigos, pero no sabía cómo.
Estuvo apunto de mandarle un mensaje a Colette pero se detuvo de hacerlo, levantando la cabeza solo para poder mirar de un lado a otro, en busca de alguna persona, quien fuera, para convivir.
Había una chica de pelo rubio, alborotado y lleno de accesorios para cabello. Se veía bastante ansiosa, por no decir asustada. Tal vez serían buenos amigos, digo, entre ansiosos se entienden.
Iba a hablarle, pero su garganta no le permitía... Incluso si su cerebro le mandaba la orden de decir algo, su boca no sabía qué decir exactamente... ¡Ugh! ¡Rayos! ¿Cómo diablos se socializa?
Estuvo varios minutos ahí sentado, esperando a que ella por lo menos volteara para darle un saludo con la mano... Entonces llegó a la conclusión de que tal vez parecía acosador, y simplemente volvió a mirar al suelo.
A su otro costado había un chico... Uno que se veía muy, eh, cómo decirlo sin sonar ofensivo... ¿Básico?, usaba cada tipo de peinado, ropa o accesorio que estuviera a la moda, y en la bolsa de su mochila tenía una botella de monster. Edgar comenzaba a considerar que estaba bien solo después de ver qué era otro adolescente del montón, pero para cuando intento negarse a hablarle al muchacho, este volteó a verlo.
—Cottsweld... Nunca antes había oído ese apellido antes.
Mencionó el chico apenas notó que Edgar lo miraba fijamente. Este mismo chico dió un brinco del susto, ahogando un grito cuando el otro joven lo tomó desprevenido...
Solo volteó a verlo, y ese chico solo sonreía tranquilamente.
—Nunca me caiste mal, ¿sabes? Solo nunca tuve una opinión sobre tí. Soy Andrew... Por si nunca prestaste atención a los nombres de la lista de tu salón.
El chico le extendió la mano con una sonrisa. Edgar se vio atrapado y sin salida ante la actitud extrañamente amable de aquel chico "básico"... No tuvo otra opción más que extenderle la mano de vuelta, con una sonrisa la cual escondía bajo su bufanda.
—Te diría mi nombre pero obviamente ya lo sabes.
Rió nervioso, y el otro lo acompañó, más confiado.
Actuando como si lo conociera de toda la vida, como si nunca lo hubiera visto actuar como un monstruo.
Entonces Andrew comenzó a hablar sin cesar, Edgar no comprendía por qué de repente se había puesto a platicarle de su vida, pero entre más le hablaba, menos le molestaba... Era gracioso, era como si le gustara que el otro sintiera tanta confianza con él.
El chico mencionó que le gustaba usar patines, y que él junto con su amigo solían hacer acrobacias en el parque de la ciudad... Su amigo aparentemente era más fan de la patineta.
Entonces, Andrew le presentó a su amigo el cual estaba sentado al otro lado de él... Era un chico de test morena con cabello esponjado, el cual se veía igual de tranquilo que Andrew.
Tom... Se llamaba el muchacho. Se veía realmente agradable en realidad.
Siguieron hablando un rato, ambos les gustaban las acrobacias, Edgar entonces se vio más confiado de decir que él practicaba parkour a veces cuando no estaba pasando tiempo con Byron... Entonces, los dos amigos con una sonrisa se miraron cómplices y le preguntaron si los rumores sobre su relación eran ciertos, y aunque normalmente Edgar se sentiría atacado, esta ocasión le preguntaron de forma tan calmada que no parecía que fuesen a burlarse.
Edgar no sabía que responder entonces... Pero al notar esto, Tom comenzó a hablar acerca de su casi relación con una chica rubia (la cual curiosamente era la chica sentada al otro lado de Edgar), pero que su amor era imposible debido a la hermana mayor de esta... Y debido a que la hermana mayor tenía de su lado a Stephen Robinson, el tan aclamado sobreviviente de las garras de Charlotte, pues se volvía cada vez más complicado acercarse.
Con una risa Andrew le dió un picotazo en la frente a Tom, y en seguida empezó a hablar de su situación. Él tenía intenciones con un chico lindo del grupo B, pero era una situación difícil, pues el chico era trans y por ello tenía problemas en casa. El romance era complicado, pero a Andrew no le molestaba, ya que quería ayudar al chico a salir adelante, y como lo prometió algún día, dejarlo vivir con él.
Edgar así casi que sintió la obligación de hablar de su "relación" con Byron, sin embargo la vergüenza era una de las características más reconocibles del muchacho, por lo que se le complicó hablar.
A pesar de esto, ambos amigos sonrieron y tomaron afirmativos los rumores, así dándole a Edgar la bienvenida al club de los "casi en líos"... Que de pasó, de hobby hacían actividades arriesgadas.
La confianza que crearon en tan poco tiempo fue tal, que Edgar comenzó a hablar un poco más sobre lo difícil que era que Byron descansara, y eso no era tanto un secreto pues media escuela sabía que trabajaba de día y noche.
Los amigos concordaron en algo con aquellas miradas cómplices...;
—Deberías ir con él... Con todo este problema, seguro necesita un poco de compañía, ¿no?
Dijo Andrew con total calma, mientras el color rojizo subía lentamente por todo el rostro del chico del flequillo...
—Opino lo mismo que Andy, ¡ve por él!
Completó Tom, viendo con una sonrisa bastante sincera al chico.
Miles de sensaciones comenzaron a fluir entonces en su pecho. Era raro que lo apoyasen de esa manera.
¿Sería acaso esta su oportunidad para confiar en otras personas fuera de su círculo?
...
¡Ja!, por supuesto que lo era.
. . .
—¡NOOOOOOO!
Ambos amigos tuvieron que cubrir sus oídos cuando escucharon a Piper gritar a todo pulmón. Unos cuantos vigilantes de pasillos que paseaban cerca incluso se detuvieron a mirar, curiosos y asustados por aquel grito pegado al aire.
La rubia cayó de rodillas en la propia entrada del gimnasio, viendo debastada cada rasguño que había en los papeles maché y los globos ponchados. Viendo cada cosa destruída frente a sus ojos...
Que por si no recuerdan, ella fue quien se esforzó en decorar todo el gimnasio por su cuenta para darle un descanso a Byron.
El dolor que sentía en ese preciso instante era tal que incluso el mismo Byron cayó sentado al suelo sintiendo como su alma se iba de su cuerpo... El único que quedaba de pie era Barley quien solo podía soltar suspiros pesados.
Todo el progreso que habían hecho durante las últimas semanas se fue al caño en apenas una noche...
Era obvio de quién hablaban ahora, era más que claro.
Charlotte no temía arruinar todo el progreso de una historia por querer desarrollar un solo personaje. El cual era ella misma.
Miles de horribles sensaciones se esparcieron por todo su cuerpo... Mientras que los murmuros se comenzaban a oír.
"Han destrozado todo el gimnasio, deben darnos más tiempo."
Habló Colt a su celular, mandando un mensaje de voz alarmado al superior encargado del gimnasio. El par de alumnos presentes miraban y susurraban, teorizaban pero nadie sabía que hacer. Entre tanto murmullo fue cuando se comenzó a escuchar el llanto de una chica...
Llanto que lentamente llevaría a quejidos de frustración y enojo, rabia incluso. Barley se acercó a esta chica intentando consolarla pero...
Incluso si sus ojos querían prestarle atención total a la rubia... No pudo evitar mirar de reojo al albino que se encontraba a su lado.
Sujetando su cabeza con una mano. Mirando con horror todo el desastre que era el gimnasio... Perdiendo lentamente la respiración.
Podía notarlo, parecía que estaba por hiperventilar.
Pero cuando alguien más quiso acercarse, Byron solo sujetó su pecho, perdiendo la razón.
Demasiado estrés, pensó Barley, aún abrazando por los hombros a la rubia... Los demás alumnos comenzaron a acercarse preguntando si se encontraba todo bien, más sin embargo la situación no pareció mejorar.
Byron solo miró el escenario en el gimnasio...
Y cayó al suelo perdiendo la respiración.
Los gritos se vieron incesantes entonces. Unos pedían que lo tratarán ahí mismo mientras que otros gritaban que lo llevaran a la enfermería. Una pelea entre tres alumnos extra se vio envuelta cuando Barley escuchó a lo lejos un par de pasos correr hacía donde estaban ellos.
Era fácil para él notar este tipo de cosas. Notar cuando el novio de Byron se acercaba corriendo desesperado tras oír los gritos provenientes del gimnasio.
No sabía cómo lo habían dejado salir, pero sabía que probablemente habría peleado por hacerlo. Apenas llegó a la entrada pudo notar su uniforme más desarreglado de lo normal mientras que su corbata se veía deshecha casi por completo.
Todos voltearon a verlo, como si de el protagonista se tratase.
Y así ahogando un grito, corrió en dirección a Byron derrapándose de rodillas al lado de él. Barley ya no sabía a qué prestarle atención, tantas cosas estaban pasando que no podía centrarse en una sola.
Sujetó a la intranquila de Piper, y dejó el resto de la historia a su par de protagonistas...
Viendo solamente de reojo como Edgar cargaba el cuerpo medio perdido de Byron con todas sus fuerzas, para después salir corriendo fuera del gimnasio.
Ese par...
Eran definitivamente un caso muy especial, y adorable.
Ahora... ¿Cómo se supone que arreglarán el gimnasio antes del domingo?
. . .
—Byron.
En medio de la oscuridad infinita, pudo escuchar una voz, un tanto gruesa hablándole...
—Byron, despierta.
No se podía mover. Estaba sumergido bajo el profundo mar de su cabeza... No podía ver nada, solo podía oír a lo lejos su nombre ser llamado.
—Byron...
Poco a poco comenzó a recobrar conciencia, estaba dormido solamente, no se estaba ahogando en ningún mar extraño. Poco a poco comenzó a abrir los ojos, adolorido... Mientras de fondo escuchaba como aquella intranquila voz se tranquilizaba al ver que ya estaba despertando.
Todavía estaba medio perdido, pero podía ver un techo blanco y una luz muy brillante golpeándolo en la cara... ¿Dónde estaba?
Volteó hacia un lado y ahí lo encontró a él, a un chico de pelo negro, con un flequillo cubriendo la mitad de su rostro con una bufanda ya maltratada... Lo podía reconocer, era claro. Era el chico de sus sueños.
—¿Abuelo?
Rió tras decir aquello... Y una risa se oyó de parte de aquel lindo chico frente a él.
—Me haces sentir estúpido...
—Pero eres mi estúpido.
Deslizó su mano por un costado de su rostro, acariciando tiernamente la oreja llena de piercings del menor, con una sonrisa boba en su rostro.
Entonces comenzó a hablar de cosas nada que ver, casi delirando. Cosas que solo hacían al lindo chico de la bufanda ponerse tímido y cubrir su sonrojo con vergüenza. Era como un ángel frente a sus ojos, mientras la luz blanca lo rodeaba y creaba una hermosa escena para los ojos del jefe.
Realmente no quería levantarse de dónde fuera que estaba, sus ojos estaban disfrutando del deleitante rostro del otro, el cual se aclaraba poco a poco, hasta dejarlo ver esos brillantes ojos azules.
Y apresar de todo, Byron solo sonreía, recobrando lentamente la conciencia.
...
El gimnasio.
Su rostro cambió abruptamente de uno repleto de calma a uno cubierto en terror. Se levantó de golpe de la camilla y revisó de un lado a otro; estaba en la enfermería.
¿Cómo había terminado ahí? Estaba haciendo una búsqueda exhaustiva de otras cosas vandalizadas hasta que llegó al final de su recorrido, el gimnasio.
Lugar que estaba destruido por cierto.
Llevó ambas manos a la cabeza gruñendo en frustración, sintiendo un martilleo en la parte superior de su cabeza que lo obligaba a calmar sus nervios.
Un mareo lo hizo retroceder... Eso, y la mano de Edgar al cual lo empujaba cuidadosamente de regreso a la camilla.
Su cuerpo se sentía pesado, pesado como el cemento. Pesaba tanto que parecía que era arrastrado de vuelta a cama solo por el martilleo y mareo constante en su cabeza. El rostro de Edgar ya no reflejaba felicidad, sino preocupación. Tomándolo de la mano y entrelazando los dedos intentó tranquilizarlo...
En un par de segundos, Byron se encontraba más relajado, pero aún alerta.
—El gimnasio fue destrozado, necesito ir y ayudar a Piper y arreglarlo y...
Sin embargo, fue shusheado por el menor.
Byron miró confundido a Edgar, este solo se rascó la nuca.
—P-pues... Verás, la enfermera Pam dice que necesitas reposar un tiempo antes de volver a trabajar. El estrés te llevó a un extremo tal que te desmayaste cuando tu cuerpo no podía más...
Susurró, temiendo cruzar miradas con su superior...
—Tienes marcas en la espalda, Byron, marcas generadas por estrés, además de que se te ha estado cayendo el cabello... De verdad, entiendo que te preocupe que el evento sea perfecto, pero si sigues así ni siquiera llegarás a él.
—... Edgar...
—No. Lo digo en serio. Me preocupas, sentí que te perdía en serio y me asusté muchísimo... Deja que alguien más se ocupe de esto por ahora, por favor, y descansa de una buena vez.
Aquella zona... Rodeada de cortinas rosadas, al lado de una ventana que daba a un cielo oscuro cubierto de estrellas... Todo eso cayó en silencio apenas el chico de la bufanda terminó de hablar.
Byron se vio atrapado, ante sus palabras, su razonamiento y además, sus ojitos tristes que solo reflejaban preocupación plena.
No le gustaba ver aquellos ojos cristalinos, no le gustaba.
No supo que más decir cuando volteó la cabeza y miró el cielo estrellado.
—¿Entonces quién se encargará, si Piper también sufrió un ataque por todo esto?
Al verse encerrado por su peor temor y su mayor amor, trató de contraatacar con la idea de que no había nadie más ahí que pudiese tomar cargo de la situación. Iba a sonreír triunfante para cuando pasaron al rededor de diez segundos en lo que Edgar no respondía, pero...
Al final si lo hizo.
—Pues... Verás... Mientras estabas descansando tomé... A-algunas decisiones por tí.
Volteó a verlo de nuevo, incrédulo.
—Colette y yo nos organizamos con Bea, Brock y Mortis... Concluimos en un plan muy bueno para arreglarlo todo y dejarte descansar a tí y a Piper.
Quería recriminar aquello... Pero la brillante sonrisa de Edgar se veía tan genuina... Su sensación de felicidad era transmitible, y Byron no pudo hacer nada para detenerlo.
Edgar tenía todo bajo control, al fin.
Tal vez debería dejarle hacerlo.
Con un suspiro renegó y sonriendo, simplemente fortaleció el agarre que tenía con el menor... Hasta que este se sonrojó de nuevo y, devolviendo la sonrisa, se acercó a darle un pequeño beso en la nariz...
—Vamos a casa...
. . .
"But it's obvious she's going to attack the event."
. . .
Actualizo a las cuatro de la mañana xq quiero y xq puedo
Y xq hay algunos lectores impacientes q estuvieron insistiendo en q subiera cap
En fin, hola
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