41.🔞While something cute happens, something horrible is behind.
[Este capítulo contiene escenas sexuales -no explícitas-. Leer con precaución.]
. . .
—¿Said Miller?... ¿Sandy?
Las palabras de la chica de rasgos asiáticos sonaron como un bombardeo para el joven que se encontraba sentado detrás la escuela. Se levantó como en película de terror y miró de un lado a otro, hasta poder dar con la chica que lo había llamado.
Bibi Blanco, la jefa del club de deporte.
La chica solo permaneció con una mirada seria antes de acercarse a sentarse al lado del chico. El cabrón había hecho una cama improvisada, tanta era su desesperación por dormir cada segundo disponible.
El chico, bastante ojeroso a decir verdad, solo renegó en su lugar volviéndose a acomodar en su lugar de vuelta. No dijo nada, solo esperó lo más despierto que podía a qué la chica le preguntara lo que fuera a preguntar, para después dejarla ir.
Ella guardó un silencio un tanto incómodo, Sandy podía sentirlo...
—¿Por qué te pusieron de apodo un nombre de chica?
El muchacho dormilón hizo una mueca antes de voltear a verla confundido.
—¿Viniste a preguntar eso?
Ella rió.
—No realmente. Solo se me hizo curioso que tu apodo sea un nombre femenino.
El chico le sonrió adormilado y volvió a recostarse debidamente en su cama improvisada.
—Sandy sonaba a arena en inglés, y mis amigos saben que vengo de un lugar con mucha de esa.
Bostezó, Bibi alzó una ceja queriendo darle un batazo por siempre estar queriendo dormir.
En un principio le pareció estúpida la excusa que puso, pero eventualmente recordó que la escuela tenía gente de muchos distintos países. Venían desde México, Argentina, incluso escuchó que unos venían de Rusia, o refugiados de China.
Sonrió, y recordó que su mamá era una japonesa que se mudó a Estados Unidos con un hombre americano. Realmente esa escuela era diversidad a más no poder.
Sonrió. Y volvió a mirar a Sandy.
No tenía tiempo para distraerse, debía preguntar y regresar con Stu, el chico quería saber si había una forma de volver a participar en el club de deporte aunque no pudiese caminar. Bibi quería averiguar si realmente había una forma, el chico se veía bastante triste.
Suspiró...
—Estás preocupada...
Aquello la tomó por sorpresa, dejándola casi sin saber que responder a aquello. En seguida desvió la mirada.
No respondió, pero lo que decía el chico era verdad.
—¿Qué sucede? ¿Viniste a buscar información de Charlotte?... Si es así...
Bostezó.
—... No tengo mucho que ofrecer.
Bibi negó rápidamente antes de abrazar sus piernas en silencio...
Pasó un rato así. Sandy viéndola esperando pacientemente por una respuesta, mientras ella buscaba las palabras menos incómodas para preguntar. Todo se volvía cada vez más difícil cuando no sabía que era de lo que estaba hablando.
¿Será ofensivo si preguntaba si llegó a tener una relación con Edgar? No conocía a Sandy de nada, temía incomodar o molestar al muchacho con eso.
—Quería saber... Err... ¿Qué fue lo que Edgar y tú tenían hace tiempo?
El chico ni siquiera se inmutó, solo sonrió acomodándose sobre su extraña cama improvisada. Pasó sus manos por detrás de su cabeza hasta acomodarse tan tranquilamente mirando al cielo, pintándose de gris.
—Eramos amigos, tal vez con más derechos de lo que hubiese querido, a decir verdad... Creo que cometí un error al no explicarle que no estaba interesado en una relación desde antes, supongo que se dejó llevar demasiado... Soy un poco bobo.
Exclamó Sandy con su tan calmante voz. Inconscientemente, la mera presencia del muchacho volvía esa situación una más tranquila haciendo a Bibi comenzar a apaciguar su odio interior.
—Eso es algo de lo que me arrepiento, pues Edgar había dado todo de él para que al final cuando me pidiera salir, yo le dijera que no quería. Aunque también, pareció olvidar que le dije que era completamente arromántico.
Bibi alzó una ceja, confundida.
El otro chico solo rió y se sentó por fin para poder ver cara a cara a la muchacha.
—No estoy interesado en una relación, ni en cosas más íntimas. Supongo que no tengo la capacidad de sentir atracción como otros, pero eso no es malo, mientras me tenga a mí mismo.
—¿Quieres decir que... No puedes amar?
El chico negó, riendo suavemente.
—Claro que puedo, no soy de piedra... Lo que quiero decir es que no siento atracción por ninguno de los géneros, y no me llama el tener una relación romántica o sexual con nadie.
Ella torció la cabeza, era bueno aprender algo nuevo, pero se estaba saliendo del tema.
Había descubierto, al menos, que Edgar y Sandy realmente nunca fueron nada y solo fue el muchacho el que se dejó llevar ante el sentimiento y necesidad de ser querido por alguien. Bastante patético, según Bibi, pero mejor decidió no juzgarlo pues al final estaba haciendo casi lo mismo con Char.
—¿Y cuándo sucedió eso? Él... ¿Qué tal era contigo?
Sandy sonrió y comenzó a jugar con sus piernas, moviéndolas de un lado a otro.
—Era bastante dulce y agradable, también bastante tímido. Siempre pedía permiso para poder darme un beso y si le decía que no, él solo sonreía y aceptaba mi decisión... ¿Eso te sirve?
Bibi cayó en silencio una vez el moreno dejó de hablar, mientras este cerraba lentamente los ojos, como empezando a dormirse. Una extraña sensación comenzaba a decirle a Bibi que Sandy ya sabía, o siquiera suponía, que era lo que buscaba de él, pues su primer plan era averiguar sobre cómo era Edgar en una relación desde otra opinión que no fuera la de Charlotte.
Soltó un suspiro, no sabía si solo debía confiar en la palabra de Sandy, o si debía buscar cuales fueron sus otras parejas, como aquella chica con la que duró unos tres días.
Comenzaba a enojarse, y no sabía porqué. Quería desaparecer de la faz a ese punto. ¿Por qué tenía que lidiar con eso? Si ella ni siquiera era parte del problema -ignorando claro, el hecho de que bateó con violencia al pobre de Edgar hace ya semanas-, ella no era uno de los exs de Charlotte y ella no hizo un plan macabro que acabaría con la vida de la señora Wayne solo porque el chico la humilló en un pasillo escolar.
Ya ni siquiera sabía por qué seguía teniendo su número, tal vez debería bloquearla de todos lados y darle un fin de una buena vez... Pero sentía que eso la metería en problemas, y que le haría algo similar que a todos esos chicos que Mortis mencionó.
Quería llorar... Pero necesitaba mantenerse fuerte.
El sentimiento, claro, no dejaba de estar presente...
—Hazlo, gurl...
Volteó a ver a Sandy, quien permanecía con los ojos cerrados, con una sonrisa tranquilizadora en su rostro.
—No le conviene hacerte daño, menos ahora que el hijo del director la funó en toda la escuela, eso solo reafirmaría los hechos y haría indudable su culpabilidad... Además, te está haciendo daño.
Exclamó, casi en susurros que permanecían en completa calma... El aire soplaba las hojas del lugar mientras el chico susurraba aquello... Parecía uno de esos audios para dormir tranquilo.
... Tal vez necesitaba calmarse.
Desearía poder simplemente dormir e ignorar los problemas como hacía él. El amor era algo para lo que Bibi no estaba preparada y sabía que no podría manejarlo con cuidado, no podía simplemente acercarse a una chica con la esperanza de que todo lo que dijera fuese verdad... No debió haberlo hecho en primer lugar... Sabiendo que ni Charlotte ni ella eran personas estables.
Quisiera poder cerrar los ojos un momento, y disfrutar de la calma del momento... Ignorar lo mal que la hacía sentir Charlotte, haciéndola culpable de todo lo que estaba pasando.
Y así, casi como leyéndole la mente, Sandy posicionó su mano en el hombro de Bibi, haciendo a la chica sentir una oleada de tranquilidad...
—Disfruta tu momento... No mereces lidiar con esto...
. . .
Era un viernes por la noche, donde todo era solo silencio en donde sea que estuvieran aquellos dos.
Las noticias seguían teniendo de caso principal su supuesta desaparición, por alguna razón les daban mayor valor a ellos que a cualquier otra noticia... Como si alguien les hubiese pagado.
En el hotel nadie sabía nada, más porque a duras penas habían podido ver o prestar atención al rostro del muchacho, hijo de aquel magnate de negocios...
Fue ahí cuando en Twitter apareció, bajo un nombre anónimo, una cancelación a ese mismo magnate.
Hablando de cosas horrendas que ha hecho; asesinatos, acoso laboral, pedofilia, lavado de dinero, compra de matrimonios infantiles, y en completo secreto, violaciones a mujeres que trabajaban bajo su mandato.
Nadie sabía quién había hecho la funa, algunos apostaban que fue Mortis tras exponer a la familia McCall, pero otros pensaban que era el mismo Byron.
Habían incluso personas que consideraban que el autor de aquella funa era Edgar, pues además el anónimo denunciaba abuso en contra de este mismo tras amenazarlo de muerte reiteradas ocasiones.
Lo que casi nadie sabía, era que Byron y Edgar se encontraban bien, felices, disfrutando de sus vacaciones lejos de la mierda de Gabriel Wayne...
Un jadeo fue lo que confirmaría que estaban divirtiéndose por su cuenta, mientras nadie pudiera escucharlos.
Examinando su cuerpo con lentitud, causando que un acalorado Edgar jadeara al ritmo de estos movimientos, mientras lentamente la habitación se llenaba de calor y cariño.
Ellos hicieron lo suyo, mientras reían por bromas o mera diversión, entre más avanzaban las caricias menos ropa parecía estar presente... Las delgadas manos de Edgar viajaron por el pecho ajeno, desabrochando los botones de aquella camisa que ahora tanto estorbaba.
El travieso jefe del consejo rió.
—... He notado que te gusta esconderte en mi pecho...
El rostro de Edgar se cubrió de un rojo aún más intenso y su mirada se volvió aún más tímida de lo que ya era, pero no se inmutó, solo siguió con lo suyo mientras seguía acariciando tímidamente.
Descubrió el torso y brazos del mayor... Acercándose a abrazarlo y esconder su rostro en, exactamente, su pecho, mientras acariciaba con gentileza su espalda. El mayor no dijo nada, solo correspondió este abrazo besando tiernamente su cabello.
Pasaron un rato así, unidos en un abrazo... Oyéndose suavemente en la habitación aquellos jadeos y respiraciones pesadas de ambos. Edgar giró la cabeza a su izquierda, y su mano se deslizó sobre la espalda de Byron hasta llegar al hombro de este mismo... Así, viajo todo el camino desde el hombro hasta la mano del mayor, y entrelazó sus dedos con él.
Se separó un segundo, viendo las gruesas marcas rojizas en el brazo de su amado... Sin saber qué hacer al respecto.
Pero entonces los mismos brazos de Byron lo tomaron de la cadera, sorpresivamente levantándolo hasta llevarlo contra la cabecera de la cama. Edgar no pudo evitar soltar un grito cuando sintió el cuerpo del otro enrollarse con el suyo, mientras lo sujetaba de las muñecas poniéndolas contra la pared, a cada lado de su cabeza.
Edgar se sintió asustado por un segundo, hasta que los labios del mayor rozaron con su cuello con pasión, volviendo a hacerlo jadear, y si al caso gemir.
Byron se alejó un segundo, para poder ver las mismas marcas ya cicatrizadas que habían en los brazos del menor.
Edgar respiró profundo, mirándolo con una expresión un tanto preocupada...
—... Has sanado mis heridas, ¿te das cuenta?
Byron mencionó para intentar tranquilizar al menor, este volteó a ver los brazos del mayor, aún con la misma expresión de antes...
El jefe entonces estiró su brazo junto al del otro, al punto en que aquellas cicatrices encajaran las unas con las otras, haciendo los dedos de ambos entrelazarse ante tal acto...
—Son heridas viejas, heridas que no hubiesen sanado si no te hubiera conocido... Gracias a tí, estás marcas ahora son solo eso... Marcas.
Susurró, de nuevo haciendo que el menor se sonrojara y riera nervioso, intentando esconder su rostro mientras el otro acercaba el brazo ajeno para besarlo con dulce gentileza, sobre aquellas cicatrices blancas que quedaron ahí.
Un pequeño lienzo en blanco que no se habría pintado en rojo mientras ambos estuvieron juntos.
A este punto era imposible detenerse, pues ambos ya estaban de nuevo entrando en calor ante la situación. Besos, caricias, cariños sobre el otro. Byron podría pasar horas exclamando lo hermoso que era el cuerpo de Edgar si pudiera, pero ahora tenía un deber que cumplir, y es que no quería hacer que su cielito hermoso esperara más.
Se besaban apasionadamente, mientras Edgar rodeaba la cadera del mayor con sus piernas y mientras Byron se aferraba cada vez más al cuerpo del menor... Intentando estar lo más juntos posibles, intentando que sus corazones chocaran el uno con el otro.
Se aferraron aún más...
—¿Estás bien?
Susurró el mayor apenas Edgar soltó un largo quejido intentando mantener la calma. Él intentó asentir, pero a decir verdad estaba más distraído con las emociones que con el dolor que pudiera causar... Ya habrían empezado con lo suyo de una buena vez.
—Edgar, y-ya sabes que si no te gusta puedo detenerme...
El menor negó, abriendo los ojos.
Tomó las mejillas del mayor y lo acercó a él, solo para poder besarlo en los labios tímidamente, acariciando su rostro, buscando hacer que se calmara. Era raro ver al gran jefe del consejo estudiantil aquel que tanta gente admiraba, poniéndose nervioso, pero a la vez se le hacía adorable...
Después de todo, estaba nervioso de lastimarlo o hacerlo sentir mal, se preocupaba por él y eso hacía a su pequeño y frágil corazón volverse loco.
Solo juntó su frente con la del otro, cerrando los ojos en completa confianza, sintiendo su corazón latir con una rápida velocidad. Sentía que en cualquier momento saltaría fuera de su pecho, se encontraba más que emocional.
Ambos siguieron con lo suyo, inundando la habitación con quejidos, jadeos, de vez en cuando gemidos, incluso palabras acarameladas que endulzaban sus oídos. Byron vivía en completa preocupación de lastimar a su pequeña bolita de ansiedad que tanto juró proteger, incluso si no era físicamente, temía que algo lo hiciera sentir mal.
No quería tener atrapado a Edgar en algo que no quería, no quería ponerlo contra la pared como había hecho hace varias semanas atrás, cuando no confió en su palabra.
Tenía tantas ganas de buscar a Bull en ese momento, encontrarlo, destruirlo... Se aferró a Edgar en un abrazo mientras pensaba en sus adentros.
Este mismo chico acarició su espalda lentamente, mientras besaba tímidamente su cuello...
—¿P-pasa algo?
Preguntó entonces, haciendo a Byron aferrarse aún más a su amante.
—No... No. Solo... No quiero que nadie más te vuelva a lastimar.
Edgar rió.
—Ah... ¿A qué viene eso?
Byron entonces decidió alejarse del otro lentamente...
Lo vió, ahí, sujetándolo de los hombros, con una sonrisa pasiva mientras esperaba pacientemente una respuesta.
Tan rojito, tan despeinado, tan acalorado.
Tan lindo, tan hermoso.
Byron rió para sus adentros. Demonios, estaban a la mitad del maldito sexo, tenía que detenerse a pensar en esas cosas y concentrarse en lo que era importante.
Soltó un largo suspiro, viendo los preciosos ojos azules de su casi novio. Este le sonrió más ampliamente y lo tomó de las mejillas, acariciando dulcemente... Con esa mirada tan tímida como de costumbre.
—Estás preocupado... Podemos detenernos, está bien.
Byron negó.
—Tal vez lo estoy, pero realmente quiero hacer esto... S-solo me puse pensativo de la nada.
Y Edgar le sonrió, acercándose para dejar un beso en su nariz.
Sintió como su corazón era rodeado por un sentimiento tan caluroso y gentil... Una bonita sensación se apoderó de él, haciéndolo sonreír como un total idiota. ¿De verdad estaba así de enamorado?, nunca había sentido algo así en su vida, las mejores sensaciones eran gracias a este chico.
Él volvió a reír de nuevo, nervioso. Edgar cerró los ojos y deslizó sus manos por su pecho hasta su lado izquierdo, hasta llegar a su corazón. Sus latidos comenzaron a acelerarse inconscientemente, sintiendo sus tibias manos rodear su pecho.
—Hey, s-sonará cursi y todo, pero se supone que para eso es esto, ¿n-no? Para sentir...
Susurró, acercándose aún más. Lentamente subiendo hasta quedar encima de su regazo, solo para poder estar en una posición que le permita abrazarse mejor con él.
Un beso dulce los volvió a unir nuevamente, mientras las tiernas caricias iban en aumento y sus ganas de más también. Edgar trató lo mejor que pudo para calmar las malas sensaciones que Byron estaba sintiendo, intentando hacerle sentir confianza en la situación para que decidiera lo que continuaría después de esto.
¿Debían dejarlo ahí, o deberían continuar? El menor esperó con paciencia una sola respuesta del mayor.
Pasaron un rato en aquella posición, en total tranquilidad dándose cariños mutuamente. Finalmente después de varios segundos ambos se separaron de ese largo beso que los mantuvo unidos.
Byron lo miró, y seguido rió.
En seguida Edgar entendió porqué de su risa, pues sintió esas grandes manos en sus caderas nuevamente haciéndolo estremecerse.
—Gracias por siempre entenderme, mi amor, precioso... Pero por ahora me gustaría terminar lo que empezamos, ¿está bien?
Edgar sonrió tontamente cayendo automáticamente a los pies del mayor, poniendo su rostro sobre su pecho y mirándolo enamorado.
—E-está bien...
. . .
Habían sido ya cuatro días desde la última vez que vieron a Edgar y Byron. Nadie sabía nada, y nadie parecía querer revelar su ubicación.
Nadie, que no fuera gente que no supiera sobre la cancelación del magnate de negocios en internet.
Aparecieron distintos videos en las redes. Uno que llamó bastante la atención fue donde un alumno anónimo grabó desde adentró de uno de los salones la dichosa pelea entre padre e hijo... La sangre que escurría del brazo del menor fue captada en la mayor calidad posible, y los susurros de Byron se pudieron escuchar con claridad.
"Yo ya no te obedezco."
No solo eso, salieron a la luz denuncias puestas en contra de Gabriel Wayne, denuncias de mujeres y familia que nunca fueron concretadas, pues alguien pagó para detenerlas.
Y, para rematar... La noticia de que Gabriel habría abusado de una niña de alrededor de 12 o 13 años, con la cual forzaría matrimonio y de ella abría nacido Byron.
La niña que era conocida como Amelia terminó creciendo, y volviéndose una mujer.
Con el tiempo y debido a la vejez, la muerte de su padre, otro magnate bastante prestigiado, le entregaría todo lo que tenía a su única hija, Amelia. Ahora una vez ella tenía el sustento suficiente para divorciarse y incluso llevarse a su hijo con ella, hizo un plan para alejarse de ese hombre abusador.
2019. Amelia trató de divorciarse, llevarse su parte de dinero y con ello a su hijo.
2019... Gabriel no podía permitir que su único heredero varón al que habría educado por años para que llevara sus negocios se alejara de él, no podía permitir que Amelia se divorciara de él y se alejara con todo el dinero... No podía permitirlo.
Pagó a una familia rival para trabajar juntos... Y prometió entregar los tan prestigiados terrenos que la mujer tenía en su posesión a cambio de asesinarla y pretender que habría sido un "ataque de familias".
Todos sabían que los Wayne y los McCall eran rivales, era la oportunidad perfecta para pretender, y no dejar que los McCall se fueran molestos con él.
Terrenos caros, dónde podrían poner negocios.
Pero recientemente gracias a la acusación de violación que habría atentado contra la seguridad de un joven miserable, su único hijo varón se vería envuelto en investigar a la familia rival.
Gabriel y el señor McCall firmaron un acuerdo, el cual no permitía a los McCall abrir negocios o hacer marcas de ropa, debido a que ese era el negocio donde Gabriel dominaba y no quería competencia que destruir... Pero una nueva marca de ropa habría aparecido en el mercado, causando un insaciable interés en el hombre en investigar más a fondo.
Byron lo hizo, pues era lo único que podía hacer. Buscó información de Edgar para su propio beneficio, lo cual esperaba que hiciera molestar al muchacho más joven de los dos...
Pero sin embargo, terminó juntandolos.
Más... Y más... Y más.
Y eventualmente Byron descubriría la verdad al intentar investigar información para su padre.
A Gabriel le habría salido el tiro por la culata, y peor aún era que su hijo tenía tanta información que ahora estaba siendo esparcida por todo Estados Unidos...
Toda la gente que usaba su ropa estaba dejando de hacerlo.
Y ahora sus fieles seguidores, así como sus camaradas, estaban en su contra... Incluso habían compañeros de trabajo todavía más asquerosos que él que se alejaban para mantener una imagen presentable y moral.
—Estúpido moralismo...
Esa era una de las cosas que más molestaban a Gabriel... El mundo se creía un héroe por exponer casos de violación o abusos, ignorando por completo que aún más dentro de este mundo estos casos eran aún mayores y aún más secretos.
¿Por qué de la nada todo quería ir en su contra? No lo sabía, y no le importaba saberlo... Consideraba que todas esas personas hacian esos movimientos unos estúpidos moralistas por conveniencia...
—¿Señor? Queda una hora para llegar.
Su piloto habló.
Si tenía que pagar millones para esconder todo, lo haría.
—Muy bien... ¿Trajiste las armas?
Y si tenía que eliminar cualquier cosa que hiciera feliz a su hijo, lo haría.
—Sí... Su mano derecha las tiene.
Volteó a ver a aquel hombre al que consideraba su mano derecha, quien asintió lentamente sin mirarlo a los ojos.
Se veía nervioso, Gabriel no sentía que podía confiar en él.
Pero así era el trabajo, no podía pedir un reemplazo menos porque ahora ya estaban en camino a esa ciudad miserable dónde dijeron haber avistado a su hijo.
Regresó a ver a la ventana en la oscuridad de madrugada...
Pronto no habrá razones para luchar en la vida de Byron...
. . .
Buenossss días!
Gracias por su paciencia<3
Solo paso a recordarles que tengo un nuevo fic sobre Edgar y Byron (sin ship, pero si bastante química) subido recientemente.
Se llama The 8 Heavenly Kings of Orochi.
Trata sobre la leyenda de Orochi (basada en la versión de la leyenda del juego de King Of Fighters) y como Edgar descubre su relación con este y los poderes que puede tener, obviamente este fic nació debido a la skin de Orochi Edgar.
Si les llama la atención, vayan a apoyarlo! Me harían muy feliz<3
Para finalizar, quiero anunciar que el final del fic está cerca. Probablemente en unos 10 o 15 capitulos adelante.
Los quiero, mañana actualización.
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