Un cuarto oscuro, un deseo incontrolable. Me quita la última prenda de vestir qué me queda y me aferro a su cuerpo desnudo con fuerza.

—Yerik...

Abro los ojos de repente y dejo de estar recostada en la cama, para sentarme abruptamente.

Sueños húmedos, ni mi entrenamiento me salva de estos ¡¿Por qué rayos tuve qué soñar con ese recuerdo?! Ni que fuera una pervertida, no estoy para esas cosas.

Me levanto, me quito el camisón y me visto rápido, salgo de la habitación asignada que me dió el director aquí en la C.E.E.R. No puedo ir al baño directamente porque soy interrumpida por quién me espera en el pasillo.

—¿Qué no duermes? —le digo al morocho que estuvo en mi sueño, aún así mantengo mi rostro sin expresión mientras él sonríe tranquilamente.

—Claro que sí —Se ríe —sólo me levante temprano —me informa.

—¿Qué no tienes otras cosas que hacer?

—No, ya te dije, me ordenaron vigilarte.

—¿Por qué tú? Creí que te querían lejos de mí, al menos por lo que recuerdo —explico pensativa recordando.

—Ni idea —Mueve los hombros —preguntale al director —Se ríe.

—Que poco profesional —opino.

—¿Quién es Nick? —dice de repente y me sobresalto —¡Wow! Cambio de actitud en 3, 2, 1 ¡Pum! —Agita las manos y vuelve a reír —¿Has perdido el profesionalismo también? —Ladea la cabeza y se burla.

—¿Qué es lo que sabes? —Frunzo el ceño. Declaro que esta es una de las pocas veces que lo he hecho —Responde —exijo al él mantenerse callado y que sigue con una sonrisa burlesca en el rostro.

—Nada, que sueñas con un hombre que no soy yo —Se hace el indignado pero continúa sonriendo.

No recuerdo haber soñado con Kovalev, sin embargo esto me demuestra lo obvio.

—Entraste a mi cuarto —Hago tronar mis nudillos —ni tú te salvas.

Quién se adentra a mi privacidad, las paga. Cuando voy a golpearlo me sorprendo.

—¿Cómo es qué... —expreso confundida.

Me esquivo. Es imposible. Un soldado común de la C.E.E.R no haría eso, no lo lograría tan fácilmente. No puede ser.