[05]
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La pequeña peli naranja abrió los ojitos con pereza, había escuchado el llanto de su hermanito y sus nuevos papás le habían pedido a ella y a sus hermanas que lo cuidaran mientras ellos salían por una hora. Katya seguía tomando su siesta cuando el matrimonio Diamond abandonó el hogar, por lo que no fue informada.
Se levantó de la cama y salió del cuarto que compartía con Colette, asomó la cabeza en el cuarto de Cater notando que su pequeña pelusa lloraba desconsolado, se acercó a la cuna, y en cuanto sus ojos chocaron con los de él el bebé dejó de llorar—. ¿Tuviste un mal sueño pelusa?
Le preguntó, como si el niño de tan solo 3 meses pudiera entenderla. Miró la pizarra en donde su mamá anotaba los horarios de Cater para no olvidar nada, notando un detalle—. Es tu hora de comer pelusa, espera aquí, ya vuelvo.
Bajó las escaleras aún frotándose los ojitos con algo de pereza, encontrando a sus hermanas mayores jugando videojuegos en la sala, y por el volumen del televisor obviamente no podían oír al menor llorando.
—Cater despertó, es su hora de comer, ¿y la señora mamá? —preguntó con timidez, todavía no se acostumbraba a la idea de formar parte de una familia.
La mayor de todas, Casia pausó el juego y miró Katya con aburrimiento. Ignorando las quejas de Celine y Colette
—Mamá y papá fueron al mercado y me dejaron a cargo, su biberón está en la cocina, hermanita, ¿puedes darle su biberón por favor?
—Pero yo no—
—Genial, ¡gracias! Está en la cocina —reanudó el juego intentando concentrarse de nuevo en este.
Katya suspiró, dándose la vuelta, supuso que así sería de ahora en adelante. No le molestaba ayudar a cuidar a Cater, es solo que aún era muy pequeña para cargarlo y le daba miedo hacerlo caer. Caminó a la cocina en busca del biberón de su hermano y subió nuevamente las escaleras yendo hacia su habitación. En donde nuevamente estaba llorando por el tiempo que estuvo solo.
Ella sacudió la mamila frente a sus ojos, señalando que por fin había llegado la hora de comer.
No quiso cargarlo, por lo que acomodó las almohadas de manera que pudiera darle el biberón y se mantuviera seguro. Cater aceptó la mamila casi de inmediato, era más difícil alimentarlo así, siempre que lo hacía mamá Cecile la ayudaba a sostenerlo de manera correcta para que el tete se vaciara y Cater no se ahogara con el contenido. Pero lo logró.
—Ahora solo debo averiguar cómo sacarte los gases, pequeña pelusa —dijo pensativa, refiriéndose a las pelusas de color naranja que tenía por cabello el bebé—. Ya lo tengo, quédate quieto, eh.
Fue a su cuarto en busca de algunos peluches y los llevó hasta la cuna de su hermanito, lo ayudó a voltearse de medio lado, quedando apoyado sobre su lado izquierdo gracias al apoyo de los peluches y las almohadas, colocó también un pañuelo cerca de su boca por si acaso devolvía y así no embarraba la cuna. Y ella fue hacia el otro lado de la cuna para darle palmaditas en la espalda, comenzando a escuchar los eructos del bebé poco tiempo después.
Una sonrisa de satisfacción adornó su cara en cuanto sintió que la respiración del menor era más acompasada, indicando que se había dormido de nuevo. Lo ayudó a recostarse boca abajo y cuando estuvo segura de que nada perturbaría su sueño salió de su cuarto, encontrando a sus papás al final de la escalera observándola con cariño; sintió sus mejillas calientes, y se llevó las manos a estas intentando calmar el calor de su sonrojo.
[...]
—Kat... ¿puedo dormir contigo hoy? Celine dijo que el hombre la película se comía a los niños pelirrojos —escuchó decir al niño que le tocaba el hombro con bastante insistencia, mientras ella intentaba seguir dormida—. ¿Katya?
—Déjame dormir ya, Cater, además, todos aquí tenemos el cabello pelirrojo, es muy tonto lo que dijo —replicó tapándose los ojos con la sábana cuando sintió que él la alumbraba con su linterna, por cierto, ¿de dónde la sacaría?
—Entonces, ¿nos va a comer a todos? ¿Incluso a mamá y papá? —preguntó alarmado, subiéndose a la cama sin el permiso de ella—. Kat, ya despierta, tengo miedo...
—Sí, nos va a comer a todos, ¡de menor a mayor! —dijo ya frustrada, dándose la vuelta bruscamente, haciéndolo caer de la cama.
Fue cuando escuchó aquellos gimoteos poco comunes en Cater, sonidos que escuchaba siempre que estaban en presencia de sus hermanas mayores. Katya se sentó sobre la cama, observando entre los vestigios de luz que obsequiaba la linterna como el menor hipaba en un intento de contener su llanto; sintió la culpa rasguñar su alma.
Se bajó de cama como un resorte y lo levantó de suelo, envolviéndolo con las cobijas y besando sus nudillos con mimo, tratando de que dejara de temblar—. Ya, ya, no era mi intención hacerte llorar pelusa, solo estaba de mal humor porque me despertaste, no es cierto lo que dijo Celine, nadie te va a comer, primero tiene que enfrentarse a mí.
El menor se sorbió la nariz intentando controlar sus emociones—. ¿Me lo prometes?
—Hermanito, mientras yo viva, nadie te va a tocar un pelo, ¿me entendiste? —Respondió abrazándolo y dejando un beso en su cien—. Ahora acomódate que tengo sueño y mañana hay escuela.
[...]
— ¡Cater, quédate quieto! —escuchó gritar a Celine. Cerró el libro que estaba leyendo y miró fuera de su ventana, en el jardín podían podía ver lo que estaban haciendo sus hermanas y hermano, al parecer el trío siniestro estaba usando a pelusa como maniquí, otra vez.
—Celine —lo escuchó quejarse—. Debo estudiar...
—Ya te dije que ese color no va con sus ojos —comentó Casia ignorando al niño mientras iba recogiendo varios montones de hojas con su magia.
—Tú no ayudas, entonces no opines —riñó Celine ajustando el sombrero que había colocado en la cabeza de su hermano—. Si vuelves a moverte y se te cae el sombrero lo único más rojo que tu cabello serán mis uñas marcadas en tu piel.
Katya abrió los ojos sorprendida, nunca habían sido violentas, algo bruscas y gruñonas sí, pero jamás lo lastimaban. Pero si pudo observar que el menor estaba temblando por el frío, esa ropa era muy ligera.
—. Colette, ¡apúrate con los zapatos!
—Podrías al menos mudar el escenario hasta la casa, está haciendo bastante frío —comentó Katya haciendo acto de presencia. No se dio cuenta pero había bajado las escaleras como un tornado, tomando un abrigo y corriendo hacia el jardín—. Ven aquí Cater, te vas a enfermar.
El pelinaranja se dispuso a bajar de la pequeña tarima, pero los brazos de su hermana lo detuvieron, ni siquiera tuvo tiempo a reaccionar: —. Pero, ¡no hemos terminado! —chilló Celine cruzándose de brazos.
—Claro que sí, es mi turno de estar con Cay —sus hermanas mayores tenían la costumbre de intercambiar a su hermano como si fuera un objeto, y ella no era muy diferente, solo que su "turno" con Cater lo usaba para recreación de él. Si quería sobrevivir dentro de esa familia tenía que adaptarse y jugar con las reglas de Casia, Celine y Colette.
Ya que Castor y Cecile veían las peleas y abusos de sus hijas mayores como un juego de niños, y que tarde o temprano acabaría.
Celine revisó el reloj, notando que Katya en efecto tenía razón, lo ayudó a bajar de la tarima y con un ligero empujón lo dejó ir en dirección a su hermana menor.
[...]
—Te dije que te ibas a enfermar... —bufó Katya mirando la nariz enrojecida de su hermano—. Mami, ¿Dónde está el jarabe?
Cater bajaba las escaleras enrollado en varias cobijas y con su pijama más felpudo puesto, sorbiéndose los mocos y respirando por la boca, con las mejillas y la naricita enrojecida. Y aquella mueca de cansancio que no se la quitaba ni un buen plato de ramen picante. Se acercó a el poniendo una mano en su frente, tenía temperatura.
— ¡En el baño de arriba! —escuchó gritar a su madre desde la cocina.
—Muy bien, al sillón pelusa, yo iré por la medicina —ordenó ella, comenzando a subir las escaleras, y con intenciones ocultas en su mirada.
La puerta de las mayores se abrió de una patada, asustando a sus hermanas que pegaron un grito por el estrepitoso sonido.
—Cat está resfriado y no queda medicina, una de ustedes debe ir por ella... —su voz sonó oscura, siniestra casi espectral; asustando más a las mayores—. ¡Ahora, ya! ¡Cuento 3 y no te veo, Celine!
[...]
[...]
[...]
—Peit, Peito, ¡reacciona niña! —la fémina sintió una mano impactar con su mejilla, abrió los ojos de par en par cuando reaccionó y se incorporó sobre la cama, la cachetada—. Ay, si no tuvieras el sueño taaan pesado no tuviera que recurrir a esto.
El contrario se levantó de su regazo y se sentó al otro lado de la cama.
—Ya, ya desperté. ¡Ya desperté! —Chasqueó los dedos y de inmediato su neceser apareció frente a ella, acompañado de un vaso con agua; de ahí sacó una pastilla de color verde—. ¿Te tomaste tu supresor?
El masculino se pasó una mano por detrás del cuello, en muestra de culpabilidad.
Ella viro los ojos en señal de molestia.
—Tú no aprendes, mira Hedo, si de verdad quieres ser mi asistente debes tomarte esto en serio.... no podemos exponernos.
—Sí, sí, sí, ya lo sé, mientras... —aceptó la pastilla que la otra ofrecía y se la tomó—. Cuando venía para acá me topé con un chico, hermoso en verdad, y tiene ese aire de misterio que me encan—
—Detén tu carruaje, ¿Qué te había dicho? Por si acaso no lo recuerdas, te lo voy a recordar, que tú seas un espíritu de cientos de años y tengas una naturaleza promiscua y liberal lo entiendo, pero mientras ocupes ese cuerpo no puedes profanarlo, te lo prohíbo, querido Beaux.
—Ya sabes que ese nombre no me gusta —rechistó.
—Pero ese nombre vas a usar mientras mantengas tu forma humana, o cualquier otra forma.
Impuso, levantándose de la cama y caminando hacia el vestidor.
—Ay, cuánto pudor, si yo te he visto hasta en donde no te da el sol cariño.
—Y si no mal recuerdo el que me enseñó a ser pudorosa eres tú, Hedo.
— ¡Gotcha! Como sea, me encanta el hechizo que pusiste en todo el edificio, es muy útil.
—Es una gema mágica especial, absorbe parte de mi energía mágica a cambio de hacer mi voluntad en éste lugar —explicó saliendo del vestidor con un vestido rosa palo con estampado de corazones y una diadema con un adorno igual de corazón, invocó su antifaz y su pluma mágica y los colocó en su respectivo sitio—. Es como pedirle un deseo a una fuente, lo que yo quiero, aparece, sucede, se materializa.
—Es muy útil, ahora, ¿Ahora ya puedo contarte de mí Crush?
—Adelante —la fémina se sentó en su mesa de noche dispuesta a maquillarse y arreglar su cabello.
—Es uno de esos chicos que la Afrodiva me mandó investigar —canturreó contento—. Es demasiado lindo. Estaba tomando fotos de una pareja de cisnes cuando lo vi, con su carcaj, arco y sus flechas, apuntando a un blanco dibujado en un árbol.
—. Fingí que no lo había visto cuando uno de los cisnes se acercó a mí, ¡Tenían bebés! Eran tan bonitos... qué pensé que podíamos tener un estanque aquí, solo hacía falta un bebé cisne, comencé acercarme lentamente y—
—Te caíste en el lago —adivinó ella, aplicando primer y bloqueador solar.
— ¡Sí...! —Chilló el menor—. Al final mi accidente fue beneficioso porque él vino a socorrerme, y yo de tonto mojé mi preciada cámara... ¡Pero pude salvar el rollo! Ya sabes con eso de que me dejas tener mi propio cuarto oscuro y me ayudas a que mi ropa no huela a revelador y fijador...
—Beaux, al grano, no tengo toda la mañana —se quejó ella terminando de difuminar la base y comenzando a aplicarse contorno e iluminador.
—Me ayudó a salir del agua y me ofreció su capa para ayudarme con el frío, me quitó los guantes y me obsequió los suyos, ¿Ves? —Señaló aquella prenda de color negro—. Su nombre es Rook Hunt, y prometí devolverle su capa hoy a la tarde; así que si me permites, debo prepararme, tengo una cita con el destino.
—Vas a devolverle la capa, no a casarte con él.
—Eres tan aguafiestas, ayudas a tanta gente y cuando se trata de mí me ignoras —el menor hizo un puchero infantil, ella lo miró a través del espejo, batiendo sus pestañas con destellos de glitter en el proceso, como diciendo: "pregúntame si me interesa"—. Ya, ya, prometo no secuestrar a nadie.
—Hedo... —advirtió.
— ¡No te oigo! El amor de mi vida me espera.
—Ay, ¿Qué voy a hacer contigo Hedoné? —se preguntó justo cuando terminaba el delineado de ojos y se colocaba su antifaz.
Caminó hacia la puerta y con un chasquido todo en su habitación volvió a su sitio. Como si no hubiera pasado nada.
Una vez que tomó su desayuno se dispuso a iniciar su día, su nuevo pupilo llegaría pronto.
Cater se levantó temprano ese día, era sábado por la tarde pero tenía deberes en el dormitorio así que atendió sus responsabilidades temprano y cuando estuvo desocupado salió finalmente del colegio.
Y ahí se encontraba él, mirando indeciso hacia aquel lugar que desconocía, dispuesto a averiguar el misterio sobre su hermana desaparecida.
Cuando sus pies pisaron el establecimiento se llevó una gran sorpresa, se veía distinto de día, la decoración no se veía pesada sino que pasaba desapercibida.
—Vaya, pensé que te habías acobardado —murmuró una voz que desconocía, se dio la vuelta, pero no vio a nadie—. Hm... eres guapo, pero Pei-, Le Celestine no permite relaciones interpersonales, aunque no importa, ya tengo los ojos puestos en alguien más.
—Beaux, los estás asustando —riñó la fémina haciendo acto de presencia, al instante, un hombre de tez morena y figura delgada apareció frente a él, escudriñándolo por completo, los ojos dorados de aquel ente lo hacían sentir bastante incómodo. Tenía el cabello negro azabache y cuerpo ejercitado—. Buenos días, Cater.
Ella notó la falta de palabras del estudiante, por lo que chasqueó los dedos alejando al muchacho de Cater.
—. Disculpa a mi asistente, suele ser bastante entrometido e impertinente.
Murmuró la celestina entre dientes, con aparente molestia.
—. Como sea, ¿comenzamos con la entrevista?
El joven asintió, acercándose a ella con cautela.
Ella le indicó una puerta, pero esta no llevaba a su despacho, sino que daba paso a unas escaleras, lo invitó a subir, mientras le dedicaba una mirada de soslayo a Beaux.
—. Esta es mi sala del té, aquí vengo a pasar el tiempo cuando no estoy uniendo almas, para toda la eternidad.
—Es muy bonita, sin duda es, acorde a sus gustos —admiró Cater viendo que el salón seguía la idea de flores y corazones pero al propio estilo moderno, había otras escaleras, supuso que estas iban hacia la habitación de la fémina. Recordó que nunca se la veía vagar por el pueblo, o es le dijeron los habitantes de áreas adyacentes a Night Raven College, así que tenía en mente la primera pregunta.
Encendió la cámara de su teléfono, comenzando a grabar la "entrevista"—. ¿Vive aquí?
—Sí, no es tan grande y ostentoso como tu castillo mágico, pero es cómodo.
Muy bien Cater Diamond, ¿y ahora qué?
Su investigación se quedaría varada a este paso.
Suspiró con desgano, ¿qué debería decir?
—Yo... la verdad no sé bien cómo comenzar, nunca había entrevistado a nadie y, ¿qué le parece si me habla de la persona que estudia en Night Raven? Tal vez yo lo conozca —comentó con una sonrisa, recibiendo una igual.
—No.
— ¡¿No?! —preguntó desconcertado él.
—No me gusta hablar de temas personales...
—Pero, supongo que esa persona tuvo que influir para que usted se estableciera aquí y no en otro lado, ¿no? —ella no respondió en el momento, sólo le dedicó una casi imperceptible sonrisa y lo miro directamente a los ojos, o bueno, lo que su antifaz le permitía. Eso lo hizo sentir un poco más en confianza, estaba bastante cohibido y eso se notaba en su estado de ánimo.
No sabía muy bien cómo actuar ni cómo haría para mantener aquella pregunta.
—Un poco, sí...
—Y... ¿qué tal si me cuenta su historia? ¿Cómo llegó aquí? ¿Su primer cliente? ¿Algo...?
Ella dejó escapar un suspiro, sirviendo el té y ofreciéndole una taza al menor.
—Ponte cómodo, esto va a tardar...
[Hedoné es un espíritu femenino de la mitología griega que representa el deseo sexual. Su nombre significa "placer" y en algunos lugares la consideraban la personificación de la lujuria. Es hija de Eros y Psique. Los romanos la llamaban Voluptas. Su opuesto es Algos (el dolor). Hedoné hereda el amor primitivo de su padre y su propósito en la vida es, entrometerse en las relaciones sexuales y en todas las actividades de los humanos, aunque algunas veces se rebela y osa desobedecer a sus progenitores, escondiéndose detrás del velo del pudor...]
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Sí, voy a hacer a bebé Hedoné un man bien necio, entrometido y fastidioso. Y gracias a él va a haber Rook x Reader en el próximo.
Necesito fanarts de Cater baby y Cater child, plz.
Aquí celebrando que me hicieron la prueba del covis y salió más negativa que mi autoestima :)
ErxLee
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