Nudo 2: Los Gemelos Problemáticos
En ese momento, la puerta de la azotea se volvió a abrir ruidosamente. Una joven enfermera con un llamativo cabello azul rizado y una enorme cara de preocupación salió a toda prisa del edificio y comenzó a escanear la azotea de un lado hacia otro. Al encontrarse a los dos niños sentados en el suelo dio un dramático suspiro de alivio y se inclinó para recuperar el aliento perdido en la carrera.
-Pero, ¿¿¿ustedes dos que hacen aquí???-gritó la joven sin recuperar totalmente el aliento por completo-llevo una hora buscándolos.
-Hola, Lisa-le dijo muy sonriente Cassandra.
-No me vengas con el "Hola, Lisa". ¿Sabes lo preocupados que estabamos por tí. Tristán te ha buscado por todo el hospital. Solo le faltaba llamar a la policia, los bomberos y la fuerza marítima. Tu sabes que no puedes desaparecerte así como así antes de que el inicie su escena de hermano obsesivo.
-Todo está bien. Estaba muy aburrida dentro mientras lo esperaba y me he ido. Y mira aquí Alyssa-dijo sonriendo aún y señalando con la mano libre al chico que esaba a su lado-He hecho un nuevo amigo.
-Étienne, pensaba que habías intentado algo extraño de nuevo.-dijo escaneando al chico de arriba a abajo para asegurarse de que estaba totalmente bien-Menos mal que estas bien.
-Ya lo intentó y no lo dejé-le dijo Cassie con su sonrisa constante y mirando directamente a este a sus ojos perdidos.
-¿¿¿Coooomo???-gritó aún más fuerte que antes, lo suficientemente alto como para que la escucharan desde el otro lado del edificio.
Alyssa era muy buena con los gemelos a pesar de llevar muy poco tiempo como enfermera y de ser muy joven. Actuaba casi como su madre, aunque todavía no podía controlar el temperamento explosivo de Tristán ni la energía inagotable de Casssandra, como solo su madre biológica podía hacerlo. Sin embargo, podía ser demasiado teatral y exagerada de vez en cuando, desgraciadamente más seguido de lo necesario.
-Te dije que no pasó nada. No grites Alyssa.
-¿Pero como quieres que no grite Cassandra? Yo estoy bajo su responsabilidad, la de ambos ¿Saben?. Si les hubiera pasado cualquier cosa, yo...
-Pero no pasó-dijo Cassandra intentando calmar con exito a la enfermera-¿Podemos ir ya a comer? Tengo hambre.
Alyssa volvió a dar uno de sus característico suspiros teatrales y asintió con la cabeza. De algún modo que ella aún no sabía, la sonrisa enorme e inocente de Cassandra siempre había podido calmarla.
Cassandra y Étienne se pusieron de pie automáticamente para seguir a la joven enfermera hacia dentro del hospital. En el camino Alyssa notó el raro lazo de color de fuego que unía la mano izquierda de el chico a la derecha de la chica y no pudo evitar que la curiosidad la invadiera.
-Querida Cassie-dijo la enfermera de manera exageradamente poética-Me podrías decir que es esa cosa roja que tiene ustedes dos amarradas en las manos, si no te molesta.
-Es un lazo que me une a Étienne-comenzó a decir mientras levantaba sus manos para que así la enfermera pudiese ver detalladamente el nudo rojo.-Así voy a evitar que vuelva a intentar hacerse dañ notra vez, al menos hasta que consiga que vuelva a ver salir el Sol en su vida ¿Verdad?
Dicho esto giró su vista hacia el chico sonriente, este se limitó a asentir brevemente con la cabeza en señal de apoyo a su nueva amiga.
Alyssa no entendió mucho de que hablaba Cassie, cosa que le ocurría muy seguido a todo el mundo. Sin embargo, el solo hecho de que una niña tan inocente hubiese logrado lo que un psiquiatra no había podido hacer en toda la semana que llevaba Étienne en el hospital: dejar que se le acercase y lo tocase, que lograra mirarla y aún más que lograra hacerlo dirijirle una palabra siquiera. Este simple hecho le parecíó lo más increible del mundo.
El camino de regreso fue mas largo que el de llegada. Esta vez no se quedaría sentada en el sillon del pasillo, sino que iría a la habitación de su hermano, antes de que este llamara a su mamá al trabajo para decirle que había sido secuestrada o algo así. No era la primera vez que lo hacía, de todos modos.
La primera vez había sido cuando tenían como 8 años aproximadamente y estaban de visita en el zoo. Mientras su hermano y su mamá estaban comprando paletas de un carrito, Cassie vió un niño más pequeño que ella llorando frente a donde estaban los tigres. Pensó que posiblemente había perdido a su mamá y sin decirle nada a nadie, había ido sin dudar a ayudar al pequeño.
Había pasado casi una hora y media, y ella estaba aún ayudando a su nuevo amigo a encontrar a su mamá. En ese momento, su hermano había comenzado a buscarla desesperadamente por todo el parque, había ido con su mamá a seguridad a que revisaran las cámaras de seguridad, le había pedido a los guardias de seguridad del parque que buscara a Cassie y estaba pidiéndole a su mamá que llamara a la policía porque decía que se habían llevado a su hermana pequeña.
Cuando ella fue encontradon por uno de los Guardias ya había encontrado a la mamá del niñito finalmente y Tristán le dió la reprimenda del siglo, ni su mamá la regañó tanto como su hermano de su misma edad. Desde ese momento, cada vez que ella se pierde aunque sea por un minuto, su hermano adorado llama a la Policía y a los Bomberos, por poner un ejemplo.
Y así había sido esta vez igualmente, cuando llegó a la habotación en que su hermano se encontraba este la recibió con el ceño fruncido. Se le interpuso en el camino y enseguida Cassie supo que estaba a punto de recibir una de los mayores regaños de la historia.
-¡¡¡Se puede saber donde demonios estabas!!!-le gritó Tristán desde el otro lado de la habitación.
En ese momento todos los demás pacientes giraron automaticamente su vista hacia Cassie y Étienne. Algunos ya habían vivido esta historia e hicieron caso omiso al espectáculo y otros que nunca habían tenido la suerte de vivir la experiencia, los miraban con los ojos abiertos como platos.
-Yo...-comenzó a decir la chica justo cuando su hermano atravesó la habitación a la velocidad de la luz y llegò justo al frente de ella.
-¿¿¿Te ha pasado algo???-comenzó a decir Tristán mientras escaneaba a su hermana de arriba a abajo para comprobar con exitos que no estaba lastimada en ninguna parte.
Luego de realizar el mismo escaneo una y otra vez, finalmente notó que al lado de su querida hermana había otra persona que no conocía.
-¿Y quien es este idiota?-le dijo señalando con desdén a Étienne y finalmente bajando el tono de la voz-¿De dónde demonios ha salido este?
-Tristán, este es Étienne-le dijo a Cassie levantando las manos amarradas en dirección a la mano derecha de su hermano mayor-Es nuestro nuevo amigo.Él necesita urgentemente alguien que lo ayude a encontrar un Sol para su vida y eso es lo que haremos nosotros dos.
-O.K.-dijo Tristán mientras le colocaba sonroramente el brazo en el hombro a Étienne y se acercaba a ambos-Mi hermana es usualmente muy buena juzgando a la gente, así que si decidió que puedes se nuestro amigo es porque lo vales de verdad.Por eso, bienvenido al clan Étienne.
En ese momento, Cassandra pegó su frente a la de Étienne y a la de Tristán en un enorme y cariñoso abrazo de tres personas.
Alyssa los había estado observando todo este tiempo desde la entrada de la puerta y pensó que esa sería, según la filosofía de Cassie, un encuentro provocado por la mano del destino.
Había conocido a los "gemelos problematicos", como los llamaban todo el personal del Hopsital Universitario en el primer ingreso de Tristán. Habían volcado todo el centro de cabeza desde el primer día en que pusieron sus pies allí y por eso la pusieron a ella, la enfermera recien graduada del pelo azul, a su cargo.
A Étienne lo había conocido hacía unas 48 horas aproxinadamente. Su casa había ardido casi por completo en un terrible incendio cuyas causas aún no habían sido descubiertas por la policía. Tanto como su madre como su padre habían muerto y solo había sobrevivido el chico que se había escondido en la bañera del baño, evitando así que el fuego lo alcanzara.
Étienne no le dijo una sola palabra a los bomberos ni a la policia ni a la misma Alyssa que se hizo cargo de él desde que llegó al hospital. De hecho, tampoco había dejado que esta no que el médico lo revisaran para ver si estaba o no herido, tampoco comía ni dormía. De hecho tampoco parecía tener vida o al menos deseos de vivirla.
Había intentado quitarse la vida en dos ocaciones: la primera fue con el cinturón del pantalón con el que llegó al hospital y la segunda vez fue con las pastillas del paciente de al lado. Ambas veces quedó simplemente en intentos fallidos, por suerte. Lo peor de todo es que nadie tenía la más mínima idea de lo que pasaba por la cabeza del chico y por tanto, no habían encontrado ninguna solución que lograra ayudarlo de alguna forma.
Tal vez sea por eso que cuando Alyssa vió al chico al lado de los Gemelos Problemáticos supo que por muy loca que le pareciera su propia teoría, algo muy en lo profundo en su interior sabía que si existía alguien en el universo que podría salvar de algún modo a Étienne serían ellos dos.
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