🔞Izou x Reader🔞
Pedido por Cuki_0320
Tema: se enamora de una Omega.
Bestia: pavo real.
Tipo de contenido sexual: Daddy Kink.
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
UN PAVO REAL NO SOLITARIO
—Izou es muy guapo.
—Ojalá pudiera ser su novia.
—No, mejor ser su Omega.
Izou, el hombre considerado el más atractivo de su especie, caminaba con tranquilidad por las calles de la gran ciudad. Su cola de pavo real brillaba con energía, atrayendo la atención de muchas mujeres; sin embargo, ninguna le interesaba. Todas solo se fijaban en él por su gran estatus, y eso le aburría mucho al gran Alfa.
Su apetito lo llevó a detenerse frente a un restaurante de comida rápida. No tenía tiempo para ir a un lugar lujoso porque debía asistir a un evento importante. Sabía perfectamente que dentro de ese lugar habría Betas y Omegas que se fijarían en él. Odiaba la sensación de ser tan llamativo, pero era un pavo real.
Se quitó las gafas de sol, revelando su incomparable belleza. Un cuerpo masculino con un rostro afeminado. Labios pintados de carmesí que podían causar quemaduras en la piel de una mujer.
Izou se sentó en el primer asiento que vio y tomó el menú. Había mucha variedad, eso estaba claro. Su olfato le indicaba que las Omegas de su especie lo estaban invitando, pero él no había levantado su cola de plumas para cortejar. No estaba de buen humor.
—Buenas tardes, ¿sabe qué va a tomar?
Sus ojos marrones se centraron en la joven camarera que lo atendió con educación. Su instinto Alfa se dio cuenta de que estaba frente a una humana Omega. Para su sorpresa, ella no parecía tener ninguna emoción hacia la criatura.
—Sí, una hamburguesa de la casa acompañada de unas patatas fritas. Ah, y un refresco, por favor.
—¿Qué refresco?
—Una Cola estaría bien.
—Enseguida se lo traigo.
En ningún momento apartó la mirada de la joven. La chapa que llevaba indicaba su nombre: ___. Parecía alguien reservada, pensó Izou. De alguna manera extraña, no se sintió intimidado, ni ella tampoco. Tal vez sea la compañera que había estado buscando durante tanto tiempo.
Ese pensamiento cruzó rápidamente su mente cuando la joven trajo su comida.
—Espero que lo disfrute —dijo con una pequeña sonrisa.
Percibió amabilidad. ¿Sabía ella quién era él? No. Estaba sumida en su trabajo y no en lo que había a su alrededor.
—Señorita, ¿sabe quién soy? —preguntó cortésmente.
—... ¿Debería saberlo? —Sus sospechas se confirmaron. No pudo evitar reír.
—Perdona mi comportamiento, pero eres la primera mujer que no está cautivada por mi belleza.
—Es usted guapo, lo reconozco. Pero no tengo tiempo para fijarme en esas cosas.
Izou se quedó pensativo, observando a la joven mientras se alejaba para atender a otros clientes. Había algo en su indiferencia que le resultaba refrescante. Decidió que quería conocerla mejor.
Después de terminar su comida, esperó a que la joven camarera volviera a su mesa.
—Disculpa, ¿puedo saber tu nombre? —preguntó con una sonrisa genuina.
Ella lo miró con curiosidad antes de responder.
—Me llamo ___. ¿Por qué lo pregunta?
—Simplemente me pareces interesante. No todos los días encuentro a alguien que no se deja impresionar por mi apariencia.
Ella sonrió levemente, pero no dejó de lado su profesionalismo.
—Bueno, ___, ¿te gustaría tomar un café conmigo cuando termines tu turno? —propuso Izou, esperando no parecer demasiado insistente.
La joven lo miró con sorpresa, pero luego asintió.
—Está bien, termino en una hora.
Izou se sintió extrañamente emocionado. No recordaba la última vez que había sentido algo así. Decidió esperar pacientemente, observando el ir y venir del restaurante.
Una hora después, ___ se acercó a él, ya sin su uniforme de trabajo.
—Estoy lista —dijo con una sonrisa.
Salieron juntos del restaurante y caminaron por las calles iluminadas de la ciudad. Izou se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, no le importaba si alguien lo reconocía. Estaba disfrutando de la compañía de alguien que lo veía más allá de su apariencia.
—Cuéntame sobre ti —dijo Izou mientras se sentaban en una pequeña cafetería.
___ comenzó a hablar de su vida, sus sueños y sus aspiraciones. Izou escuchaba atentamente, fascinado por cada palabra. Se dio cuenta de que había encontrado a alguien especial, alguien que podría ser más que una simple compañera.
Mientras ___ hablaba, Izou se dio cuenta de que había algo en su voz que lo tranquilizaba. Era como si, por primera vez, alguien lo viera más allá de su apariencia y estatus. La conversación fluyó de manera natural, y ambos se encontraron riendo y compartiendo anécdotas.
—¿Y tú, Izou? —preguntó ___, inclinándose hacia adelante con interés—. ¿Qué te trae a esta ciudad?
Izou sonrió, sintiendo una calidez que no había experimentado en mucho tiempo.
—Vine por un evento importante, pero creo que encontrarte ha sido lo más significativo que me ha pasado en este viaje.
___ se sonrojó ligeramente, pero no apartó la mirada.
—Eso suena a algo que diría un galán de cine —bromeó ella.
—Tal vez, pero es la verdad —respondió Izou con sinceridad.
La noche avanzaba y la cafetería comenzaba a vaciarse. Izou y ___ decidieron dar un paseo por el parque cercano. Las luces de la ciudad creaban un ambiente mágico, y el sonido de sus pasos sobre la grava era el único ruido que rompía el silencio.
—¿Alguna vez has sentido que no encajas en ningún lugar? —preguntó Izou de repente, mirando las estrellas.
___ lo miró con comprensión.
—Sí, muchas veces. Pero he aprendido que no se trata de encajar, sino de encontrar a las personas que te aceptan tal como eres.
Izou asintió, sintiendo que esas palabras resonaban profundamente en él.
—Creo que he encontrado a una de esas personas esta noche —dijo, mirándola a los ojos.
___ sonrió y tomó su mano.
—Y yo también.
Caminaron juntos, disfrutando de la compañía mutua y del momento. Izou se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, se sentía verdaderamente feliz. No importaba su apariencia, su estatus o su especie. Lo único que importaba era la conexión que había encontrado con ___.
A medida que Izou y ___ pasaban más tiempo juntos, la conexión entre ellos se profundizaba. La dinámica Alfa y Omega se hacía cada vez más evidente, pero no de la manera tradicional. Izou, a pesar de ser un Alfa, encontraba en ___ una fuerza y una independencia que lo desafiaban y lo atraían al mismo tiempo.
Una tarde, mientras paseaban por el parque, Izou decidió hablar sobre lo que sentía.
—___, hay algo que necesito decirte —comenzó, deteniéndose junto a un banco bajo un árbol frondoso.
Ella lo miró con curiosidad, sentándose a su lado.
—Dime, Izou.
—Desde que te conocí, he sentido algo diferente. Como Alfa, siempre he tenido que mantener una fachada de fuerza y control, pero contigo... contigo puedo ser yo mismo. No solo eres una Omega para mí, eres mi igual, mi compañera.
___ sonrió, tomando su mano.
—Izou, yo también he sentido lo mismo. Siempre he sido independiente, pero contigo siento que puedo ser vulnerable sin miedo. No eres solo un Alfa para mí, eres alguien en quien confío y con quien quiero estar.
Izou sintió una calidez en su pecho, una sensación de pertenencia que nunca había experimentado antes. Se inclinó hacia ella y la besó suavemente, sellando su promesa de estar juntos.
Con el tiempo, su relación floreció. Izou aprendió a equilibrar su naturaleza Alfa con la necesidad de ser comprensivo y atento. ___, por su parte, encontró en Izou un compañero que la apoyaba y la respetaba en todos los aspectos.
Un día, mientras caminaban por la ciudad, Izou se detuvo frente a una joyería.
—___, hay algo que quiero preguntarte —dijo, sacando una pequeña caja de su bolsillo.
Ella lo miró con sorpresa y emoción.
—¿Qué es, Izou?
—¿Te gustaría ser mi Omega para siempre? —preguntó, abriendo la caja para revelar un anillo delicado y hermoso.
___ sintió lágrimas de felicidad en sus ojos mientras asentía.
—Sí, Izou, quiero ser tu Omega para siempre.
Izou la abrazó con fuerza, sintiendo que finalmente había encontrado su lugar en el mundo. Juntos, como Alfa y Omega, sabían que podían enfrentar cualquier desafío y construir una vida llena de amor y comprensión.
La relación entre Izou y ___ se había fortalecido con el tiempo, y ambos se sentían más unidos que nunca. Sin embargo, sabían que la época de celo estaba cerca, un periodo que podría poner a prueba su vínculo.
Una noche, mientras cenaban juntos en el apartamento de Izou, él decidió abordar el tema.
—___, la época de celo se acerca —dijo con seriedad, tomando su mano—. Quiero asegurarme de que estemos preparados para lo que viene.
___ asintió, comprendiendo la importancia de lo que él decía.
—Lo sé, Izou. He estado pensando en ello también. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, y que enfrentaremos esto juntos.
Izou sintió una oleada de alivio y gratitud. Sabía que la época de celo podía ser intensa, pero con ___ a su lado, se sentía más seguro.
Cuando finalmente llegó el momento, ambos se encontraron en un torbellino de emociones y deseos. La conexión entre ellos se intensificó, y su vínculo como Alfa y Omega se hizo más fuerte. Izou se aseguró de ser atento y cuidadoso, respetando los límites y necesidades de ___.
Izou luchaba por controlar sus intensos deseos hacia ella. Anhelaba tenerla entre sus brazos, compartir su calor y escuchar sus suaves suspiros. Muchos ancianos advertían sobre esta época, cuando las necesidades se vuelven abrumadoras, amenazando con desatar los instintos más profundos.
Y eso es precisamente lo que Izou estaba experimentando. No quería hacer nada que pudiera asustarla o forzarla. Lo peor era estar rodeado por su fragancia, que lo envolvía y lo llamaba. Un gruñido escapó de su garganta, deseando que ella estuviera allí con él.
Izou se retiró a su habitación, buscando encontrar algo de alivio en la cama. Era una verdadera tortura, incluso para alguien tan orgulloso como él. Su cuerpo se retorcía entre las sábanas, buscando calmar esa necesidad apremiante. Al abrazar la almohada que aún conservaba su esencia, fue demasiado.
La acercó a sí mismo, imaginando que era ella, y se entregó a esas sensaciones, jadeando su nombre en un susurro desesperado.
—___... Baby... -gimoteó.
Izou se sumergió en la almohada, inhalando profundamente el aroma que lo enloquecía. Su corazón latía con fuerza mientras sus manos recorrían la tela, imaginando que eran las suaves curvas de ella.
Cerró los ojos, dejándose llevar por la fantasía. Podía sentir la calidez de su cuerpo, la suavidad de su piel bajo sus dedos. Un estremecimiento lo recorrió al visualizar sus ojos mirándolo con esa mezcla de timidez y deseo.
Lentamente, sus caderas comenzaron a moverse, buscando un alivio para esa necesidad apremiante que lo consumía. Mordió su labio inferior, reprimiendo un gemido que amenazaba con escapar. Su respiración se volvía cada vez más entrecortada a medida que se entregaba a esas sensaciones.
Finalmente, con un último espasmo, Izou se rindió al clímax, sintiendo una oleada de alivio y, al mismo tiempo, una profunda frustración por no tener a la verdadera dueña de sus pensamientos entre sus brazos.
Exhausto, se quedó inmóvil, consciente de que esta fantasía sólo podía brindarle un consuelo temporal. Anhelaba el día en que pudiera expresar sus sentimientos y entregarse a ella por completo.
Por otro lado, ___ al regresar de la casa, se detuvo en seco al escuchar los suaves gemidos que provenían de la habitación de Izou. Sorprendida, se acercó lentamente, preguntándose qué estaría ocurriendo.
Al asomarse con cautela, se encontró con una escena que la dejó atónita. Izou yacía sobre la cama, su expresión plagada de un anhelo que ella nunca antes había visto.
___ se quedó sin aliento al comprender que era ella, la causa de esa evidente necesidad que lo consumía. Su corazón se aceleró ante la idea de ser el objeto de tales emociones intensas.
Dudando por un momento, ___ se debatía entre retirarse discretamente o enfrentar aquella situación tan íntima. Finalmente, su preocupación por Izou pudo más que su timidez, y se acercó a él con pasos cautelosos.
—¿Izou? —susurró con cuidado, sin saber bien cómo proceder.
Él abrió los ojos de golpe, visiblemente sorprendido y avergonzado de haber sido descubierto en un momento tan vulnerable. ___ pudo ver cómo el rubor cubría sus mejillas, pero en sus ojos también detectó un destello de anhelo que le quitó el aliento.
Al acercarse a Izou, ___ no pudo evitar percibir el intenso aroma que lo rodeaba, revelador de su condición de Alfa. Ese olor cautivador, a la vez poderoso y embriagador, despertó una reacción inesperada en ella.
___ sintió cómo su corazón se aceleraba y una extraña calidez la invadía. Era como si el aroma de Izou la llamara, activando algo profundo dentro de ella. Tragó saliva, consciente de que, como Omega, era naturalmente atraída por aquella presencia dominante.
Izou, por su parte, se tensó al darse cuenta de que ___ había presenciado su momento de debilidad. Temeroso de asustarla con su necesidad apremiante, intentó incorporarse, pero el fuerte impulso que lo había dominado aún era difícil de controlar.
Sus miradas se encontraron, cargadas de una tensión palpable. ___ pudo ver la lucha interna reflejada en los ojos de Izou, la desesperación por contener sus instintos y, al mismo tiempo, el anhelo de ser aceptado por ella.
Sintiéndose igualmente atraída y temerosa, ___ dudó por un momento, pero finalmente se acercó más a Izou, guiada por una fuerza que parecía ir más allá de su propio control.
___ se acercó lentamente a Izou, sintiendo cómo el intenso aroma del Alfa la envolvía. Su corazón latía con fuerza, traicionando la mezcla de emociones que la embargaban: atracción, temor e incertidumbre.
Al estar frente a él, ___ pudo ver la lucha reflejada en los ojos de Izou, el deseo ardiente que luchaba por contenerse. Extendió tímidamente una mano y la posó sobre su brazo, sintiendo la tensión en sus músculos.
—Izou... —susurró su voz cargada de una suave preocupación.
Él se estremeció ante su toque, y en sus ojos brilló una chispa de esperanza mezclada con miedo. Temeroso de asustarla, Izou luchaba por mantener el control, pero su instinto lo impulsaba a acercarla más.
Lentamente, ___ se sentó a su lado en la cama, sin apartar la mirada de Izou. Podía sentir la intensidad de su presencia, el poder que emanaba de él como Alfa, y eso despertaba en ella una fascinación y una vulnerabilidad que la dejaban sin aliento.
Armándose de valor, ___ acercó su rostro al de Izou, sintiendo su cálido aliento. La tentación de cerrar esa distancia era abrumadora, y ambos se miraron en silencio, dudando, pero deseosos de entregarse a esa conexión que parecía trascender todo lo demás.
Lentamente, ___ acercó su rostro al de Izou, sintiendo la conexión eléctrica que los unía. Podía sentir su aliento cálido acariciando su piel, y un escalofrío recorrió su cuerpo.
Izou permaneció inmóvil, casi conteniendo la respiración, temeroso de que cualquier movimiento brusco pudiera romper ese momento tan frágil. Sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y reverencia, como si ___ fuera la única luz en medio de la tormenta que lo consumía.
Con extrema delicadeza, ___ cerró la distancia que los separaba, presionando sus labios contra los de Izou en un beso suave y temeroso. La sensación era electrizante, como si una descarga recorriera sus cuerpos.
Izou respondió al beso con una ternura sorprendente, considerando la intensidad de sus anteriores deseos. Sus manos se alzaron para acariciar el rostro de ___, transmitiéndole una dulzura que parecía contradecir la urgencia que lo había dominado.
Lentamente, se separaron, mirándose a los ojos con una nueva comprensión. Habían cruzado una línea invisible, y ahora se enfrentaban a una realidad que prometía ser igual de intensa como desafiante.
Ninguno de los dos dijo una palabra, pero en ese silencio cargado de emociones, ambos sabían que nada volvería a ser lo mismo.
Cuando sus labios se encontraron de nuevo, ___ pudo sentir que la vacilación de Izou se desvanecía. Sus manos recorrieron su cuerpo con un hambre recién descubierta, sus dedos recorrieron las curvas de sus caderas y subieron hasta sus pechos. ___ gimió en su boca, su cuerpo respondiendo a su toque como un ser vivo.
Izou se separó del beso, sus ojos llenos de deseo e incertidumbre.
—Nunca había hecho esto antes —tartamudeó, su voz traicionaba su nerviosismo.
___ sonrió juguetonamente, pasando sus dedos por su cabello.
—Daddy, todos estamos aquí para aprender algo nuevo —bromeó, con la voz llena de sarcasmo.
Las mejillas de Izou se sonrojaron mientras respiraba profundamente, tratando de recuperar la compostura.
—Quiero decir. No sé si estoy preparado para esto —confesó vacilante.
Ella se inclinó más cerca hasta que sus narices casi se tocaron, su aliento caliente contra su piel.
—¿Quién dijo algo sobre estar listo? Aquí todos estamos improvisando —susurró seductoramente.
Los ojos de Izou se abrieron ante las palabras de ___, una mezcla de deseo e incertidumbre nubló su mirada. Se inclinó más cerca, sus labios rozaron los de ella, un hambre ardía en sus ojos.
—Joder, baby —murmuró en voz baja, su voz mezclada con urgencia.
___ sonrió juguetonamente, sus dedos recorriendo el pecho de Izou mientras se presionaba contra él.
—Oh, puedes decir eso de nuevo, Daddy —respondió ella, su voz llena de seducción. Podía sentir el calor irradiando de él, la electricidad entre ellos haciéndose más fuerte con cada segundo que pasaba.
Sin decir una palabra más, Izou tomó el mando, empujando a ___ hacía un beso apasionado que los dejó a ambos sin aliento. Sus manos recorrieron su cuerpo, explorando cada curva y caída como si intentara reclamar como suya. ___ gimió en su boca, rindiéndose al deseo abrumador que los consumía a ambos.
Se quitaron la ropa dejándose llevar por sus instintos Alfa y Omega. ___ ella se vuelve sumisa a Izou. Él sigue llamándola "Baby" y ella sigue llamándolo "Daddy". Sus cuerpos se entrelazaron en un abrazo apasionado, sus labios nunca se separaron de los del otro mientras exploraban la boca del otro con un hambre insaciable. Las manos de Izou recorrieron el cuerpo de ___, sus dedos trazando cada curva, dejando rastros de piel de gallina a su paso.
___ gimió en su boca, su cuerpo respondiendo a su toque como un ser vivo. Ella se arqueó ante su toque, ansiando más de su dominio mientras él continuaba explorándola con un hambre que igualaba la suya. Izou podía sentir el cambio de poder entre ellos, un impulso primario se apoderaba de ambos.
Sus labios recorrieron su cuello, dejando un rastro de besos calientes que hicieron que ___ temblara de anticipación. Ella dejó escapar un suave jadeo cuando su mano se deslizó entre sus muslos, burlonamente rodeando su humedad antes de finalmente deslizarse dentro. Un gemido bajo escapó de los labios de ___ mientras se arqueaba ante su toque, entregándose por completo al placer que él le estaba brindando.
Los dedos de Izou se hundieron profundamente en la humedad de ___, haciéndola jadear y apretar alrededor de sus dedos. Podía sentir la intensidad creciendo dentro de ella, sus paredes apretándose alrededor de sus dedos mientras se acercaba a su clímax.
—Joder, baby —gimió, su voz era una mezcla de deseo y urgencia—. Estás tan jodidamente mojada para mí.
___ gimió en respuesta, incapaz de formar palabras mientras oleadas de placer la invadían. Se aferró a la espalda de Izou, instándolo a moverse más rápido, para darle la liberación que anhelaba.
Los dedos de Izou se movían con un ritmo implacable, entrando y saliendo de la humedad de ___. Los sonidos de sus gemidos se mezclaron, llenando la habitación con una sinfonía erótica. Las uñas de ___ se clavaron en la espalda de Izou mientras perseguía el borde del éxtasis.
—Joder —jadeó, su voz mezclada con desesperación—. Voy a venir, Daddy. No puedo aguantar más.
Aceleró el paso, coincidiendo con la desesperada necesidad de liberación de ___. Sus dedos golpearon ese dulce punto dentro de ella una y otra vez hasta que ella explotó en felicidad orgásmica.
—¡Oh, Daddy! —gritó, aferrándose a Izou por su vida. Su cuerpo convulsionó de placer mientras oleadas de éxtasis la invadían.
Izou también podía sentir la intensidad creciendo dentro de él, su propia excitación alcanzando su punto máximo.
—Joder, te deseo tanto —murmuró el hombre, besándola con gran pasión donde sus lenguas bailaban con ímpetu. Izou no podía negar el fuego que ardía entre ellos, pero una parte de ella aún dudaba. Sabía lo que se esperaba de ella y no siempre era fácil ceder a sus deseos.
Pero mientras las manos del hombre recorrían su cuerpo, su toque encendía cada terminación nerviosa, la resistencia de Izou comenzó a desmoronarse. El calor entre ellos se intensificó, alimentando su hambre mutua.
Con una ola de deseo, Izou se entregó por completo al momento. Ella cedió a los instintos primarios que se habían apoderado de ambos. Con un movimiento rápido, atrajo al hombre hacia ella y lo besó profundamente.
Sus cuerpos se fusionaron en un abrazo apasionado, sus bocas exploraban con avidez los labios del otro. El sabor de la anticipación mezclado con una pizca de vacilación permaneció en sus lenguas mientras luchaban contra la desgana que amenazaba con abrumarlos.
Pero era una batalla que estaban decididos a ganar.
Las manos de Izou recorrieron el cuerpo de ___, sus dedos trazando cada curva. Podía sentir el cambio de poder entre ellos, un impulso primario que se apoderaba de ambos.
—Joder —gimió Izou, su voz era una mezcla de deseo y urgencia—. Estás tan jodidamente mojada para mí, baby.
___ gimió en respuesta, incapaz de formar palabras mientras oleadas de placer la invadían. Se aferró a la espalda de Izou, instándolo a moverse más rápido, para darle la liberación que anhelaba.
El pene de Izou se hundió profundamente en la humedad de ___, haciéndola jadear y apretar alrededor de este. Podía sentir la intensidad creciendo dentro de ella, sus paredes apretándose alrededor de su pene mientras se acercaba a su clímax.
—Voy a correrme —jadeó ___, su voz mezclada con desesperación—. No puedo aguantar más, Daddy.
Los ojos de Izou se abrieron con sorpresa ante su declaración, una mezcla de emoción y vacilación cruzó por su rostro. Sabía que estaba a punto de cruzar una línea, pero ya no había vuelta atrás.
Aceleró el paso, coincidiendo con la desesperada necesidad de liberación de ___. Su pene golpeó ese dulce punto dentro de ella una y otra vez hasta que ella explotó en felicidad orgásmica.
—¡Oh, joder! —gritó, aferrándose a Izou por su vida. Su cuerpo convulsionó de placer mientras oleadas de éxtasis la invadían.
Izou también podía sentir la intensidad creciendo dentro de él, su propia excitación alcanzando su punto máximo. No podía negar el fuego que ardía entre ellos, pero una parte de él todavía dudaba. Sabía lo que se esperaba de él y no siempre era fácil ceder a sus deseos.
Pero mientras las manos del hombre recorrían su cuerpo, su toque encendía cada terminación nerviosa, la resistencia de Izou comenzó a desmoronarse. El calor entre ellos se intensificó, alimentando su hambre mutua.
Sus cuerpos y almas estaban en perfecta sintonía, y ambos sintieron una conexión que iba más allá de lo físico.
—___, te amo —susurró Izou, mirándola a los ojos con una intensidad que solo un Alfa podía tener.
—Y yo a ti, Izou —respondió ella, acariciando su rostro—. Siempre estaré a tu lado.
La época de celo, aunque desafiante, se convirtió en una oportunidad para que ambos profundizaran su relación y se conocieran aún mejor. Aprendieron a confiar plenamente el uno en el otro y a apoyarse en los momentos más difíciles.
Con una ola de deseo, Izou se entregó por completo al momento. Cedió a los instintos primarios que se habían apoderado de ambos. Con un movimiento rápido, atrajo al hombre hacia él y lo besó profundamente.
Cuando la época de celo finalmente terminó, Izou y ___ se sintieron más unidos que nunca. Sabían que habían superado una prueba importante y que su amor era más fuerte por ello.
—Gracias por estar a mi lado, ___ —dijo Izou, abrazándola con ternura—. No podría haberlo hecho sin ti.
—Siempre estaré aquí para ti, Izou —respondió ella, sonriendo—. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa.
Y así, Izou y ___ continuaron su vida juntos, sabiendo que su amor y su vínculo como Alfa y Omega eran inquebrantables. Juntos, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.
Espero que les haya gustado este mini capítulo. ♥️
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