Parte 7


¿Qué es justicia?

Fue lo que se preguntó mientras veía el rostro de USA furioso mirándolo, y el de Canadá mirándolo con rencor. ¿Por qué sus creadores lo veían ahora como un monstruo? Él solo estaba haciendo lo correcto, investigar más sobre un tema que lo tenía intranquilo aún. Desde el momento que vio el terror en los ojos de Rusia, supo que ocultaba algo, pero, nadie tomó eso en cuenta. Tampoco el hecho que no concordaba nada. Si una nación muerta, regresa, y aparece en tu casa, lo primero que haces es alertar. ¿Por qué Rusia no lo hizo? ¿Por qué URSS atacó a Rusia? ¿Por qué México estaba en ese momento en la casa de Rusia si la reunión de Moscú había terminado?

– ¡Te vas a arrepentir ONU! – gritó el americano, saliendo con su hermano azotando la puerta.

No entendía en absoluto. Generalmente USA sería el primero en pedir investigar más a fondo, sería el primero en decirle que no tome decisiones por el momento y vea más sobre el caso. Pero, ahora parecía furioso con ello.

La organización se levantó de su asiento, y se retiró a su casa. Donde se encontró con OMS, quien abría una caja, algo emocionada. Aclaró su garganta y la mujer volteo a verle, le dio una suave sonrisa, y la maquina la respondió.

Memoria Fraternal: Activada.
à Archivo. – OMS. – Organización Mundial de la salud.
à Sub: es el organismo especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en salud a nivel mundial.
àRelación: Hermana menor.

– Luces cansado ONU, ¿Quieres recargarte? – dijo la chica, comenzando a sacar incubadoras de la caja con pequeños embriones humanos dentro.

– ¿Qué es eso? – preguntó la máquina.

– ¿Esto? Oh, un regalo de Área 51. Hay muchas enfermedades que están regresando, y unas que están mutando. No puedo estudiar bien a los humanos usando ratones, por lo cual estaba algo confundida con los efectos. Así que Área 51 me facilitó humanos de prueba.

– Es ilegal. – dijo la maquina viéndola.

– Dime, ¿Cómo planeas que cure a los humanos, si no entiendo las enfermedades que generan? – dijo la chica comenzando a guardar las incubadoras con los embriones. – Además, Área 51 me puede facilitar cosas así, no pienso rechazar esta oportunidad. Para mí, no hay diferencia, un humano, una rata, todos sirven para curar enfermedades, pero primero, debo estudiar la enfermedad. Dime ONU, tú, ¿Dónde pintas la línea de lo que es correcto y lo que no?

Memoria Fraternal
– Nueva Entrada.
àOMS está loca.

– Quiero descansar. – contestó la gran unión acercándose a su hermana, dándole unas palmaditas en la cabeza. – Tú...

– Yo iré más tarde. – respondió la chica.

– ... ¿Sientes algo por Área 51? – preguntó la maquina analizando las expresiones de su hermana.

La chica solo rio, dándole palmadas. Pero, era eso lo que quería grabar, su risa, la forma en la que su pecho respira, su cuerpo orgánico y vivo, ¿Por qué ella tenía un cuerpo orgánico y él estaba hecho de metal?

– No, no, yo estoy saliendo con NASA. – rio la chica. – Pero eso no te incumbe ONU, solo ve a conectarte, tus baterías deben estar bajas.

– OMS, ¿Por qué soy un robot? – preguntó la unión haciendo que la chica volteara a verlo de nuevo. – ¿Por qué tú estás viva con un cuerpo orgánico?

– Es simple, necesitan un organismo vivo porque yo tengo que comprender a estos seres, ver sus cambios y como se altera su salud. Todas las enfermedades descubiertas yo las padecí, porque eso se necesita, a veces los sujetos de prueba no son suficientes. Pero, con este cuerpo, me es útil comprender más los síntomas y padecimientos de los humanos y country. – suspiró la mujer viéndolo – Pero tú, tu trabajo es mantener la paz, y, tanto country como humanos, son volubles a sus sentimientos, se dejan llevar por ello, entonces, la justicia nunca seria neutral. Porque un ser vivo no puede ser neutral, su moral, sus ideales, se atraviesan en su juicio. Ellos sabían eso, así que, la única forma en dejar de serlo, era crear algo que no viviera como un ser vivo, sino, con una mente programada en exceso neutra,l y que viera todo lo que uno oculta detrás de nuestras propias locuras como seres orgánicos. Así que, una maquina era mejor opción.

– ... ya veo. – respondió la máquina. – Llamaré a CIA, necesito que investigue algo por mí.

– ¿Estas bien ONU? – preguntó con rostro de preocupación. – ¿Tus circuitos están bien? ¿Quieres que programe una revisión?

– No, estoy bien, no te preocupes. No dejes los embriones ni las pruebas con enfermedades en la mesa.

– Ok.

Contactos – Contactos recientes.

à CIA
Sub: CIA – Agencia Central de Inteligencia.
Contacto: xxx–xxx–xxx

Acción – Llamando...

La máquina entró a su recamara, colocándose un cable en el brazo mientras descansaba un poco, sentado en el sillón de su gran aposento. No tenía una cama, solo un sillón reclinable, muchos libros de leyes mundiales, y de cada país en específico, fotografías, y muchos discos duros de memoria, que usaba o quitaba de su sistema, dependiendo que consideraba fundamental.

– ¿Hola? ¿Qué pasa ONU? – Dijo la inteligencia respondiendo la llamada.

– Necesito que vengas a mi casa, quiero que traigas archivos de México y Rusia. Necesito todo lo que puedas encontrar, de su pasado, de su presente.

– ¿Por qué en específico ellos dos, si se puede saber?

– Porque están en mi umbral de juicio. – respondió la unión tomando su computador. – Tráeme esa información, estaré esperándote. Por cierto, ya que esto es un asunto interno, me tomaré la libertad de llamar a alguien más, y, también me tomaré la libertad de aclararte ahora que, no puedes revelar nada a tu creador, USA, de la información que vas a brindarme.

– ... ¿Se puede saber por qué?

– USA está abogando por uno de los países que pienso inculpar de una traición a los tratados mundiales de paz.

– Bien, iré en camino.


Contactos – Contactos frecuentes.

à INTERPOL. – Organización Internacional de Policía Criminal, es la mayor organización de policía internacional. Su misión es la comunicación policial para un mundo más seguro, cuyo objetivo es prevenir o combatir la delincuencia internacional.

à Llamando...

– Si son inocentes, entonces, no hay nada que temer... – dijo al aire la máquina.

La máquina cerró los ojos, haciendo que sus alas cubrieran su rostro por un momento. Cuando las abrió de nuevo, fue CIA quien estaba frente a él, junto a INTERPOL. Se levantó de su sofá desconectando el cable, y caminó fuera de su recamara, para dirigir a ambos organismos a su oficina. Una vez allí, miró el cuerpo androide de CIA, era mitad un organismo y mitad máquina, se preguntó, si CIA se dejaba llevar por su propia moral, o era como él, sin poder comprender con exactitud las emociones.

– Traje lo que me pediste, creo que Rusia y México tienen más historia de la que crees. – dijo CIA tomando asiento una vez que se le indicó.

– ¿Quieres qué arreste a ambos Country? – INTERPOL suspiró – Primero me llamas para que capture a URSS, y después esto, ¿Qué está pasando con los creadores, ONU?

– No lo sé. – respondió la gran organización tomando asiento.

– Ah, esto es muy complicado, siento que hago mal con esto. – Respondió INTERPOL, pero, ante la sorpresa de ONU, CIA puso una mano en la pierna de aquel vestido con traje swat, y le sonrió.

– No te preocupes. – dijo la inteligencia, a lo que el policía se inclinó a besarle la frente.

La máquina miró a ambos y después miró a INTERPOL. Ellos habían estado trabajando juntos de cerca muchas veces, ¿Por qué no le había comentado nada de esto?

– No sabía que eran pareja. – dijo la organización sin dejar que sus ojos se apartaran de INTERPOL.

– Pensé que era obvio, además, a ti no te interesa nada de esto. – respondió la organización tomando la mano de CIA.

La máquina sintió un chasquido en su cabeza y después bajó la mirada para volverla a subir viendo a CIA.

– ¿Cuál es la relación de Rusia y México, CIA?

– Actualmente, solo veo tratados y buena relación política y económica. Se puede decir que son amigos. Pero, si nos vamos más atrás, años atrás, cuando el actual Rusia no surgía, podemos notar la relación de México con URSS, aunque, antes de ello, puedo notar la relación de México con Imperio Ruso.

– ... ¿Qué relación?

– No es una bonita ONU. – dijo CIA haciendo un gesto de incomodidad. – Antes de que fuéramos creados, el mundo era más obscuro, y no lo digo por las tasas de crímenes, sino que, lo que ahora consideramos fatal, en esa época no era tan malo. Tus circuitos no lo entenderían.

– Pruébame. – gruñó molesto la ONU mirando al androide, y este asintió.

– Por dios... – suspiró frustrado el hombre mirando al computador de CIA que comenzaba a proyectar algo para solo los ojos de los presentes.

Años atrás...

Su ropa había sido cambiada, vestía algo como lo hacía su padre, no tan lleno de joyas, pero al menos la tela era diferente. Le irritaba, pero, al menos creía que lucía bien con el contraste de su tono de piel. Su padre cepillaba su cabello sin delicadeza, y el solo podía sentir los grilletes amarrados a sus muñecas, y uno grande en el cuello.

– Irás conmigo Nueva España. Irás a la fiesta, por eso te traje aquí, te servirá un cambio de aires. – dijo el mayor peinándole el cabello rebelde al moreno. – Tu piel es la de un esclavo, pero, puedo al menos vestirte bien. Trata de no hablar con nadie al menos que yo te lo diga. Voy a lograr hacerte una gran colonia Nueva España, así que necesito que demuestres hoy que te he educado bien, que eres alguien que vale la pena explotar. Con suerte, podrás conseguirme suficiente inversión, que prometo darte una parte, y a tus hermanos.

El moreno alzó la vista y vio esos ojos miel mirándolo con la sonrisa más falsa que había visto.

– xixo... (está bien.) – apenas dijo eso, un golpe fue a pararle a la cara azotándolo en el suelo. – ¡No! – gritó asustado cubriéndose, pero la patada a su estómago que vino después del golpe le saco el aire. Con mucho dolor, escupió sangre y se mantuvo en el suelo, ocultando por completo sus alas.

– ¡español! ¡Háblalo! ¡Ostia! – dijo el mayor jalando los grilletes, arrodillando de golpe en el suelo a la colonia. – ya sabes que pienso de ese idioma salvaje. ¡Le dije a tu madre que practicara español contigo! ¡Esa perra! – el mayor jaló por el cabello a la colonia quedándose frente a frente. – No me estés tocando las pelotas Nueva España, no ahora. Mira lo que me hiciste hacer, tu ropa se manchó de sangre. Mereces un castigo, abre la boca chaval.

– No, no por favor. – dijo la colonia inclinándose, a un nivel degradante. – por favor...

– Tú hablaste con ese dialecto, no yo. Abre la boca.

Recibió con una varilla, 5 golpes directo en la lengua. Cuando este dejo de sangrar, la colonia fue arreglada de nuevo. Una vez vestido, siguió a su padre, quien lo tenía con los grilletes y cadenas, a los pisos de arriba, saliendo de los sótanos. La colonia se vio maravillado por ese lugar, nunca había visto ese tipo de estructura, esa adoración al oro. Miraba maravillado la arquitectura, las pinturas, la belleza en ellas. Hacía en su cabeza los cálculos, cuanto material se necesitaría para construir esto, guardando en su cabeza la geometría, la belleza de los colores aplicadas en la pintura.

– ¿Te gusta? – dijo el español. – Las pinturas las hizo Italia. Lo conocerás.

– Italia. – respondió el mestizo mirando maravillado. – Mi madre también sabe...

– ¡Callad! Ni se te ocurra mencionarla. Tu madre murió Nueva España, no hablamos nunca de los muertos.

– Pero, Mictlantecuhtli esta esperándonos a todos en el Mictlán, madre está allí, y vendrá a verme cuando haga la ceremonia de... – una bofetada fue a parar al rostro de la colonia callando así, su fascinación con la muerte.

– Que dios se apiade de tu alma. – contestó el español. – Esos falsos dioses de tu madre no existen, solo hay uno, métetelo en la cabeza. Sabes qué, eres muy cenutrio como para entender la verdadera alabanza a un dios, pero todo a su tiempo, te moldearé y comprenderás quien es dios realmente. Por ahora, solo cállate y venid conmigo. – lo siguió jalando para acabar entrando en un enorme salón.

Estaba repleto de diferentes country con diferentes colores. La colonia se encogió de hombros, asustado. ¿Dónde estaban las áreas verdes? ¿Dónde están los animales? ¿Dónde está la belleza de las estrellas y el cielo? No entendía porque esas naciones disfrutaban más estar dentro que afuera, disfrutando todo lo que los dioses dan. La colonia recordaba a su madre, reuniéndose con su gente en medio de sus tierras, disfrutando la belleza de las estrellas mientras comían. Sintiendo la suavidad del jaguar al momento de recargarse en su suave lomo, escuchar el canto del cenzontle que volvía a casa, ver al hermoso Quetzal, maravillando sus tierras.

Deseaba poder ver la sonrisa de su madre, deseaba ver a su preciosa madre guerrera, combatir por la gloria del gran imperio. Deseaba algo imposible...

Que extraños eran los amigos de su padre. ¿Dónde estaban sus runas en la piel? ¿Los colores en su ropaje? ¿La sangre de sus enemigos en la comida? ¿Quiénes son estas personas?

Sintió un tirón de sus grilletes y su padre lo liberó de ellos, al igual que el de su cuello. La colonia sonrió feliz a su padre con un intento de abrazarlo para darle las gracias, pero este se negó.

– Escucha Nueva España, compórtate, no hables con nadie. – Dijo mientras el más pequeño acariciaba sus marcadas y cansadas muñecas. – sígueme. No hables ni hagas nada estúpido al menos que yo te lo pida.

Y así lo hizo, le siguió mientras todos le miraban, se encogió de hombros asustado, hasta que sintió un tirón y un rubio lo veía de arriba abajo. Quería liberarse del agarre, pero el sujeto no lo soltaba, lo veía como su madre mira un pozole recién echo, eso le asusto demasiado.

– ¿Es este España? Es lindo, incluso para alguien de su piel y clase. Sus ojos, ve todos esos colores en él. – dijo el rubio de cabello largo. – Es una galaxia de color dentro de ellos. Que enorme potencial, que belleza. – el mayor mordió su labio y España le tomó el hombro.

– Su madre tenía igual esos ojos. – dijo el español. – Se modificará el color, así que disfrútalos por última vez. Estoy acabando con su salvajismo. Pienso eliminar cualquier huella o marca que le dejó su madre. El salvajismo no deja dinero, y necesito que empiece a crecer.

– Deberías conservarlos España, luce hermoso en su piel de baja alcurnia. – comentó de nuevo, aquel llamado Francia, quien miraba al pequeño de arriba abajo, sin poder quitar el deseo de sus ojos.

– No lo sé, aun no sé qué hare bien con él. Solo quiero que comience a dejarme más ganancias por ahora.

– Puedes dármelo a mí, ¿Cuánto quieres por él?

– No lo estoy vendiendo, olvídalo. – comentó España acariciándole el cabello a su hijo. – Mejor, deja de hacer largas y dame lo que merezco. Perdiste Francia, así que tomaré mi parte. Y serás poco hombre, y un jodido hijo de puta si te niegas a pagar.

La colonia dio pasos atrás, cuando su padre mordía el cuello del otro. De nuevo era recordar, siendo sometido en el suelo mientras su padre mordía sin parar su cuerpo. Asustado, dio más pasos hacia atrás hasta golpear con alguien. Alguien que era enorme, y que ahora tenía sus ojos puestos en él. Sus colores eran negro, amarillo y blanco, y lucia tan intimidante que la colonia dio un traspié hacia atrás, pero, antes de caer, ante los ojos de todos, sus alas brillantes y enormes salieron abriéndose. La música paró, y todos dejaron sus cosas para ver al pequeño. Sus alas parecían contener magia en cada pluma, brillantes y preciosas, de colores vivos y fuertes, un arcoíris en la belleza de esas alas. Cada ala tenía una greca azteca diferente, que encendía como estrella, brillando y admirándose. Y no era lo único, el cuerpo de la colonia estaba cubierta en ellas, relucía el color, el potencial de un imperio.

España tuvo que soltar a Francia, limpiando sus labios para después ver a su hijo mirando al Imperio Ruso, que lo miraba de vuelta. Soltó un gruñido, y acabó acercándose a su colonia para golpearle. La Colonia se protegió con sus alas, evitando que el español pudiera seguir violentándolo.

– ¡Nueva España! ¡Te dije que no hicieras nada! ¡Puto crio de mierda!

– No sabía, que tu colonia era tan especial España. – dijo Inglaterra acercándose parando la violencia. – Ve que belleza de alas, una enorme cultura, enorme historia. Delicioso. ¿Cuánto quieres por él? Mi pequeño trece colonias es hermoso, pero no tanto como tu Nueva España. Sería un gran complemento a mi familia. Es más, sabiendo el potencial de este, me interesan todos tus hijos ahora.

– No está a la venta. – contestó molesto el español. – Ninguno de mis hijos están a la venta. Deja de hincharme las pelotas Inglaterra. – el español carraspeó. – Nueva España, tienes 3 segundos para guardar tus alas y darme la cara.

El antes llamado Tenochtitlan, abrió sus alas para después guardarlas, limpiar la sangre de su boca con su mano y levantándose dándole la cara a su padre. Este le miró y golpeó su cabeza.

– Joder, que cada día te pareces más a tu madre. – dijo el mayor sujetando el cuello de su hijo. – eres mío Nueva España, comienza a actuar como tal. Deja tus alas de ese falso dios atrás.

– España.

La voz gruesa inundó la habitación, y España giro los ojos viéndolo. La colonia vio de nuevo a ese enorme imperio, quien miraba a su padre. Tenía la cabellera rubia y los ojos de diferente color, uno violeta y uno amarillo. La colonia se escondió rápido detrás de su padre, quien lo dejó ocultarse. El español miraba con desdén a aquel sujeto frente a ellos.

– ¿Qué quieres imperio? – dijo el español. El imperio ruso miró al hombre y después miró sobre él para ver esos ojos preciosos de la colonia mirarlo.

– Necesito hablar contigo. – contestó el mayor. – En privado. Si ya acabaste tu espectáculo, ¿Me puedes conceder eso?

– Vamos. – contestó el español, tomando la mano de la colonia jalándolo con él. Ni loco lo dejaba solo frente a todos los demás.

Ya fuera de la habitación, España no soltaba a la colonia que quería huir cuando vio la puerta de salida abierta. Una patada a sus piernas lo hizo caer y quedarse con su padre. Pero aun así podía sentir la brisa de la libertad entrando por esa puerta. Quería correr, quería liberarse, quería a Quetzalcóatl con él. "Algún día" decía su madre, algún día él volverá. ¿Por qué no ahora? Se preguntaba.

Ahora lo necesitaba más que nada.

– ¿Cuánto? – dijo el imperio mirando al español.

– Nueva España no está a la venta.

– No me refiero a la venta. ¿Cuánto quieres por una mordida? – el imperio miró a la colonia y este sintió escalofríos. – ¿Qué quieres a cambio?

– Hmm... ¿Qué estás dispuesto a dar? – dijo el español interesado.

– Todo lo que quieras, riquezas, estatus. Estoy dispuesto a pagar mucho por la mordida. Una gota de él, será suficiente para calmar el deseo que tengo por aquellos dulces colores que vi.

El español lo miró de arriba abajo y después vio a su hijo, quien permanecía en el suelo. Suspiró acariciando su propia nunca, para después resoplar de modo conformista.

– Hm... bien, te daré el pagaré con las cosas que quiero. – dijo el español, comenzando a hacer un trato con el imperio, para que al final, este último firmara. – Solo una mordida, y háganlo en una habitación, no sé cómo reacciones a él. Así que no quiero depravaciones en los pasillos. Además, Imperio, no puedes hacer nada que Nueva España no quiera, además de la mordida, no toques a mi hijo.

– Bien. – contestó el imperio postrando la vista en la colonia. – Tú, sígueme.

– No, padre. – la colonia quería esconderse, pero su padre le dio un empujón. – ¡No quiero!

– Solo ve Nueva España, no te matará, solo una mordida, padre estará aquí esperándote. ¿Ok? Después de esto, prometo que regresaremos a casa.

– ¿Lo prometes? – dijo lagrimeando el pequeño – Promételo.

El español giró los ojos mirando a su hijo.

– Si ostia, si, ahora ve.

El pequeño limpió sus lágrimas y siguió al de mayor altura, temeroso, y su nerviosismo aumento más cuando este entró en una habitación permitiéndole el paso. Era una habitación enorme, la suya era pequeña y obscura, esta era lujosa con una cama gigantesca, lo más grande que había visto. Era suave, pudo sentirla en sus manos. Parecía tan limpia, extrañaba eso, la limpieza.

Su madre era muy ordenada y sus tierras eran limpias, sin suciedad. Ahora, solo hay sangre y mugre en todos lados. Además, su padre, no era muy limpio, siendo sinceros, ninguno de los de esa fiesta eran aseados. El olor tóxico de sus perfumes lo hacía notar más. Una ducha no le quedaría mal a ninguno de ellos.

– ¿Cómo te llamas? – dijo el mayor, retirándose su abrigo.

– Ten... Nueva España. – dijo el pequeño jugando con sus dedos.

– Nueva España, creo que tus colores son hermosos, tan vivos, tan perfectos, siento envidia y tanto amor por ello y por ti. – dijo el mayor acariciándole el cabello. – ¿Entiendes lo que digo?

– ¿Amor? – preguntó la colonia desconfiado. – No hable de amor tan ligeramente. Xochiquétzal le repugna que alguien hable de amor a la ligera, el amor es un elemento fundamental para el equilibrio señor, no tome tan a la ligera un poder fundamental del universo.

El mayor abrió los ojos impresionado de ese chiquillo. Primero, era una colonia, pero, era fluido en lenguajes, era listo, era rico en recursos y potencial, aprendía rápido. ¿De dónde diablos lo había sacado España? ¿De quién eres hijo? Se preguntó el imperio, tanta sabiduría, tanto coraje, era precioso, era más de lo que pudiera desear.

– Приношу свои извинения за доставленные неудобства. Я не собирался смеяться над чем–то. (mis disculpas por los inconvenientes. No era mi intención burlarme de algo.) – dijo el imperio, probando las capacidades de la colonia.

El pequeño le miró a los ojos, y movió los labios imitando el habla del mayor. Imposible, el imperio estaba maravillado, como un lustroso sabio, el pequeño estaba analizando el lenguaje en su cabeza, para lograr entender lo que decía.

– Я прощаю его. Но не говорите глупостей снова. (Lo perdono. Pero, no diga cosas sin sentido de nuevo.) – respondió la colonia dejando maravillado al imperio.

Este se sentó en la cama, aflojando su vestimenta, mirando a la colonia, allí, a unos metros de él, mirándolo con el ceño fruncido. ¿Cómo diablos lo había entendido tan rápido? ¿España le estaba enseñando idiomas? Aun así, era demasiado rápido para que comprendiera tantos.

– ¿Cómo pudiste comprenderme?

– Mi madre cree que el conocimiento es la clave para caminar con los dioses, si nos limitamos a lo poco, no podemos progresar. España además de muerte y asesinato, trajo consigo libros. Los cuales leí completos sin descanso, tu idioma pertenece a las lenguas eslavas, solo tuve que irme al origen de estas y comprender el abecedario que había visto en un libro, después, la conjugación de las palabras y por último la redacción de estas, para poder hablarla.

El imperio sonrió a la colonia, y este lo miró molesto. Ahora, podía decir con orgullo, que estaba fascinado por dicho pequeño que tenía enfrente. Ese nivel intelectual, esa belleza natural, era demasiado, lo quería, quería poseerlo, aquel mestizo que había manchado la sangre española, ahora no era una desgracia, si no, un avance en la vida de España. Quería arrebatarlo de su padre, ahora, llevárselo con él, tener hijos con este, y mejorar su descendencia.

Pero, ¿Cómo?

– Es obvio que no te agrado, ¿Puedo saber por qué? – respondió el imperio mirando a la colonia.

– No me agrada tu clase, tu olor, ni tu porte. – dijo la colonia, haciendo que el imperio hiciera un gesto de molestia. – Todos aquí son sucios y rufianes, quitándole a mis hermanos, a mis amigos cosas que les pertenecen, solo para alimentarse. Personas como mi padre, y como tú me dan asco. No son dignos de las bendiciones de los dioses, no son dignos de ver al quetzal en el amanecer, no son dignos de pisar la bella tierra cuando la explotan a sus anchas.

– Oh... ¿Y tú lo eres? – preguntó furioso el imperio levantándose, ¿Cómo lo había llamado este indio salvaje? – Yo solo veo a un mestizo que quiere estar a mi nivel ahora.

– ¿No soportas las críticas? Tu gente nunca progresará si no puede tomar lo malo en su conciencia. Tu ira, enfurece a los dioses por una mente tan débil y ambigua. Tus insultos no son más que energía para mi búsqueda por conocimiento y gloria. En cambio, mi crítica es como el fuego en tu conciencia, quemándote hasta que explotas en ira. Dime, ¿Quién de los dos es el salvaje?

El imperio había sido humillado sin armas, sin golpes, sin bajas en su territorio o heridas. Una colonia de España lo había humillado con palabras. Y la ira le explotaba en la cabeza, a un punto donde no podía controlarla ya.

– Quería ser considerado contigo, pero no importa eso ya, no eres más que una colonia. Una colonia que no comprende una cosa, poder es poder niño, y en tu caso, yo soy más fuerte. – Acabó por arrojarlo a la cama mientras se posicionaba encima de él, comenzando a someterlo.

– ¡Suélteme! – dijo la colonia forcejeando, mientras le retiraban su saco y playera debajo. – ¡Suélteme! ¡Padre! – una mano le cubrió la boca mientras, sus pantalones eran rasgados de golpe, y la suave tela que cubría sus partes fue deslizada por sus piernas hasta retirarla.

– Lindo cuerpo atlético, digno de un guerrero. – sonrió el imperio lamiendo desde el ombligo al pecho, dejando una mordida en el pezón, apretando más el agarre contra el pequeño que luchaba por liberarse. – Escucha Nueva España, hay algo que debo confesar. Aun creo lo que dije. Tus colores son hermosos, vivos, perfectos, siento envidia de ello.

La colonia comenzó a lagrimear en pánico, forcejeando por cerrar las piernas, hasta que un golpe lo atolondró. Fue en su ojo derecho, estaba mareado, su cabeza dolía, todo dolía.

Y sin decir más, una mordida fue a parar al cuello de la pequeña colonia.

Después de ello, sintió por primera vez su cuerpo caliente, muy caliente. El mayor comenzó a desnudarse de la cintura para abajo, y él, aun aturdido y sometido, cerro los ojos, era muy débil para luchar, aunque seguía intentándolo. Tal vez, Quetzalcóatl vendría por él ahora, ayudándolo.

Tal vez, después del segundo golpe, que lo dejó noqueado, era la forma en la que Quetzalcóatl lo protegió del martirio.

Sus ojos comenzaron a abrirse, adoloridos, y con el ojo derecho muy hinchado. Estaba solo en la cama, boca abajo, adolorido de todo su cuerpo, y con el cuello aun sangrante por la mordida. Trataba de enfocar su vista en algo, para tratar de recuperar bien la conciencia. Se enfocó en parte de la sábana que cubría su parte baja, tratando de verla enfocada.

Cuando pudo verla en perfecto enfoque, miró alrededor hasta que vio a su padre, sentado cubriendo su rostro en vergüenza, a unos metros de él. Con dificultad se levantó la colonia, con las piernas temblorosas y adoloridas, cubriéndose, hasta caer de rodillas a los pies de España, que se negaba a mirarle.

– ¿Valió la pena el precio por el que me vendiste, padre? – dijo la colonia tratando de buscarle la mirada a su padre, quien la evitaba a toda costa. – ¿La valió?

Envuelto en ira la colonia miraba con repudio a su padre, apretando los puños. Sabía que le había pasado, no era estúpido, no era débil. Y eso lo tenía molesto, él no era débil, y que un hombre lo hubiera puesto en esa posición le asqueaba en absoluto, le asqueaban esos colores, le asqueaba todo lo frio, le asqueaba tanto como le asqueaba su padre ahora.

– No lo sabía... no sabía que... él haría eso. – fue lo que dijo, haciendo soltarle una risa a la colonia.

– ¿Qué pensaste que haría? – rio el joven mirándolo. – ¿Qué me trataría como te trata a ti? ¿Con respeto? ¿Con dignidad? ¿Qué creíste que me haría?

– ¡Basta Nueva España!

– ¡Cobarde! – gritó la colonia haciendo lo que nunca había hecho, golpeando al español dejándolo en el suelo, sacando sus alas. – Tu cobardía y falta de deducción es un insulto para mi sangre.

El español se levantó del suelo, afligido, y con una culpa enorme en sus hombros al ver el cuerpo de su hijo, ver aquellas marcas de violencia, ver algo viscoso bajando por sus piernas. Habían tocado y dañado a uno de sus hijos, y él lo había permitido. No podía verlo a los ojos, no ahora.

– Lo siento... – dijo el español caminando a la puerta. – Lo siento Tenochtitlán.

Adolorido, la colonia vio salir a su padre de la habitación, mientras este veía su reflejo en un espejo. Curioso, de que uno de estos objetos hubiera iniciado el fin de su preciosa vida. Miró su cuerpo manchado por marcas de alguien no digno del cuerpo de un descendiente de dioses. Soltó lagrimas al sentirse sucio, al sentir el olor de dicho imperio en él.

Pero no era tiempo de lamentos. Al menos no en su mente. Él se alzaría como su madre lo hizo, él se rebelaría, como su madre lo hizo, el lucharía hasta el final, como su historia lo requería.

Habían manchado su tierra, matado a su madre, y ahora, habían tocado su cuerpo. No lo soportaba, no podía soportarlo. Su cuerpo comenzó a cambiar, y de pronto ese cuerpo de colonia desapareció, para brillar en colores potentes, creciendo y alzándose en gloria, mientras una tormenta fuera comenzaba a rugir como un dragón saliendo de la cueva.

Un manto real cubrió su cuerpo, y salió emprendiendo viaje con sus alas a buscar a su verdugo, aquel que le había tocado. Aquel que había manchado su inocencia.

Todos en la reunión comenzaron a entrar en pánico, cuando los ventanales comenzaron a cuartearse por la intensa tormenta. Y el rugir del cielo era diferente esta vez, no era la naturaleza, era algo más. El imperio ruso miró asombrado de lejos por la ventana mientras todos comenzaban a refugiarse en otro lugar, sin ventanales tan grandes. Pero, esto no sirvió de nada, ya que no había escapatoria, la tormenta azotaba, y las nubes se veían más negras que antes. Tenían que salir, e ir a un lugar subterráneo que se encontraba en los jardines oeste.

Y por supuesto, que al momento de salir. Un guerrero alado flotaba en el aire buscando con la mirada dichos colores que le repugnaban. Hasta que lo encontró.

– mikitlatsontekilok. (Sentenciado a muerte) – declaró el guerrero, y los country vieron en los cielos, algo enorme y único, como una serpiente escondida entre las nubes obscuras, que brillaba con colores cada vez que se dejaba ver.

Y todo pasó muy rápido.

El guerrero se lanzó contra el imperio, pero, no pudo lograr su cometido. La serpiente no había descendido aun, y él había perdido mucha energía. Necesitaba más para poder tomar a Quetzalcóatl y su preciosa divinidad en él. Solo fue un rasguño, un rasguño a su ojo derecho, profundo, que acabó por parar al rostro del imperio ruso.

Solo un rasguño, antes de que Inglaterra acabara por dispararle dos balas al vientre. Cuando cayó al suelo, lo último que vio, fue a Quetzalcóatl desaparecer, y lagrimeó entre el pánico de los country, solo un poco más de energía y hubiera logrado que la gran serpiente emplumada regresara, solo un poco más.

– Imperio Ruso le dejó un enorme trauma a Nueva España. El pequeño no confió de nuevo hasta la llegada de URSS, quien se interesó en él. Así que ONU, México tiene demasiada historia con los rusos.

Había silencio en la oficina de ONU. La máquina estaba recolectando los datos de lo ocurrido. Estaba analizando el desprecio de México hacia Imperio Ruso. Ahora tenía sentido porque imperio perdió el ojo que cubría con un parche de su escudo. CIA miraba de reojo a INTERPOL y este hacia lo mismo.

– Okey, base de datos actualizada. – dijo ONU cerrando la computadora de CIA. – ¿Qué más puedes decirme? Deja la historia de lado y ve al punto. URSS, dime, exactamente, ¿Cuándo regresó? Se que lo sabes.

La CIA dudó en dar la información, pero los ojos de la maquina brillaron y un sentimiento de terror le recorrió el cuerpo.

– Después de ello, México pasó a independizarse, y el imperio español terminó. México conoció a URSS cuando lucho con los aliados, allí comenzó una relación amorosa–toxica con él. La obsesión de URSS por el pequeño es comparable a la obsesión de Imperio con Nueva España. Dejando eso de lado, su relación con Rusia es mera amistad. No hay registros de nada más, solo de un contrato sobre toma de recursos y visas que fue entregado a ti días atrás.

– Oh, cierto. – dijo la máquina.

– Debido a evidencia en su teléfono y como intercepté su micrófono. Puedo declarar que México se encontraba en el punto para devolver el contrato firmado por él, y así, hacer dicha alianza concreta. Con la intervención en ambos teléfonos, el de Rusia y México, también saqué nueva información.

– ¿Cuál? – Preguntó la unión viendo a la CIA.

– Hay una llamada de emergencia de Bielorrusia a su hermano. ONU... – el androide tragó saliva y la ONU sonrió, mostrando esos dientes metálicos. – Am...

– ¿Qué decía? ¿Qué le dijo Bielorrusia a Rusia? – preguntó la organización levantándose de su asiento.

– ... Bielorrusia hace 4 meses, llamó de emergencia a Rusia para comentarle sobre el regreso de su padre.

La ONU soltó un bufido de risa, robótica y suave que estremeció a la CIA. Las múltiples Alas de ONU se abrieron estirándose, y acabó por asentir. Suspiró recobrando su postura, no podía mostrar tanta felicidad al escuchar eso.

– INTERPOL, antes de que proceda con los acusados. Necesito que me acompañes a interrogar a URSS. Necesito su declaración, será mi última prueba en la mesa para sentenciar a Rusia. Por el momento México parece inocente, pero no lo sé, si matamos a un tercermundista que tiene un nido de corrupción y gente de tan baja alcurnia, podría recuperar un poco más la paz.

– Estas siendo irracional con esa declaración ONU. – declaró INTERPOL mirándolo. – No puedes eliminar países solo porque es lo mejor.

– ¿Y quién me lo va a impedir? – dijo la unión poniéndose cara a cara con la organización. – Tengo pruebas, tengo todo ahora, soy un neutro total en la justicia, y la justicia tiene un balance, nada de sentimientos, nada de relaciones, solo el bien común, y el bien común, requiere la verdad sobre esta situación.

Tanto androide como organización se estremecieron al ver a la maquina sonreír mientras les agradecía su trabajo.

Después de allí, no pasó mucho para que INTERPOL le abriera camino entre las celdas a ONU, quien llego a pararse frente a frente en aquella celda, mirando a URSS quien lo miraba resignado de su destino. O al menos eso es lo que creyó.

– Te daré una oportunidad de vivir. – dijo la organización. – Solo tienes que hablar con la verdad. Si haces esto, podrás vivir, y ser feliz con México de nuevo.

– ¿Qué? – dijo el soviético mirando a la ONU. – ¿Qué diablos?

– Necesito que me cuentes la fecha exacta de tu regreso, por qué regresaste, porque Rusia está herido y porque México estaba contigo. Estoy indagando más en el caso ya que me encontraba intranquilo con la declaración de tu hijo. Todos creen que tú llegaste apenas, y atacaste a Rusia, y después amenazaste a México, pero yo no lo creo. Si me dices la verdad, lo que realmente pasó, prometo dejarte el tiempo suficiente para que vivas con México, tomar parte de ti, convertirte en un androide que puedo manejar a mi gusto. – sonrió la ONU abriendo sus brazos. – Uno que podre aplacar en caso de que vayas en mal camino, y uno que podrá estar con México, pero, a cambio, quiero la verdad.

– ...

La unión soviética vio al suelo sin comprender dichas palabras, para después volver a ver esos ojos robóticos.

– Tu hijo, su vida depende mucho de lo que declares. Decide URSS, ¿Qué es más importante? ¿Tu hijo? O ¿Pasar el resto de tu vida con México?

INTERPOL cayó, mientras veía de reojo su celular. FBI trataba de contactarlo, pero por ahora no podía responderle, no podía responderle a su hermano menor. No en tiempo de tragedia.

FBI trataba de llamarlo, pero INTERPOL rechazó cada una de sus llamadas. Cansado, se sentó en la mesa mientras Canadá y USA veían la línea de tiempo que había hecho FBI para ellos, sobre los hechos ocurridos ese día.

– Listo, esto prueba que México fue atacado, nunca se vio involucrado, ningún tiempo concuerda, está a salvo. – sonrió Canadá.

– Lo sé, holy shit. – suspiró aliviado el americano. – Si le hubiera pasado algo hubiera muerto.

– ... ¿Lo amas? – dijo el amante del maple mirando a su hermano. – ¿Lo amas aún?

– Nunca deje de hacerlo. – contesto el americano. – Y entiendo, lo amas igual, pero, aunque te amo hermano, no pienso dejar que tú, ni Rusia, se metan con México, él me pertenece.

USA sabia a que jugaba.

USA buscaba la protección del mexicano, y la verdad, yo estaba agradecido con ello. Muy agradecido de que México estuviera a salvo de cada cosa que estaba por venir. Fui estúpido al pensar que aquel día, solo iba a ser el comienzo de un romance, cuando en realidad, fue el inicio de una tragedia.

Mi México despertaba al siguiente día, con el sonido del despertador que ya había sonado dos veces, esta era la tercera.

– ¡Puta Madre! ¡Se me hizo tarde! – gritó mi México, levantándose de golpe y metiéndose a bañar.

Teníamos una cita, una cita donde planeaba enamorarlo. Una cita que me hubiera gustado que nunca tuviera fin. 

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