ONE SHOT - Orígenes de Alejandro y Dimitri


Conociendo a los humanos

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Hola que tal amix, hoy he vuelto, pero en forma de historia. Porque no hay producción y tener que estar buscando imágenes es difícil. Pero bueno, comencemos.

Tengo que contar esta historia, ya que cuando hablan conmigo, o accidentalmente hago photobomb atrás del señor México, me preguntan por mi vida. ¿Cómo es vivir con un país? Bueno pues, es algo difícil, no es como tener un compañero, con quien puedes beber, no. Es más, como vivir con un dios. El señor México puede no consumir "comida humana" y estar como si nada. El señor México no va al baño. No hace ninguna necesidad, como decirlo, lo que consume su cuerpo lo procesa como nutriente esencial para las tierras, así que nada se desperdicia, y como nada se desperdicia, pues nada sale.


Ese wey tiene el ano más limpio que nada. Esta de adorno y solo lo usa para aparearse. Supongo que pues para eso lo tiene.


El señor México es extraño, se puede chingar todo el tronco de al pastor, llorar porque está gordo, y después chingarse otro tronco. Los Country no "engordan" solo suelen dañarse, por ejemplo, México tiene esa cinturita perfecta y trasero grande por la forma del país, que termina la zona sur en delgadito y se abre. El señor México tiene la apariencia de un hombre, pero tengo entendido que puede transformarse en mujer si lo desea. A veces lo hace, pero, se siente mejor en el cuerpo de un hombre, aunque tiene actitudes femeninas. Tuve que aprender mucho sobre su género, es un omega, pero, en sí, no tiene un género establecido. No puedo decirle hombre a alguien que es mujer y hombre al mismo tiempo.


En fin, no es por eso por lo que vinieron mis amores.


Ustedes vinieron aquí para saber cómo un hermoso niño, bendición de diosito, cayó en las manos de México. Bueno, para eso, retrocedamos unos años en el pasado. A la época donde era un chamaquito bonito y castroso, porque la verdad no les voy a mentir, si era de esos niños que te los quieres agarrar a chingadazos cuando hacen berrinches, pero, en fin, mi jefa me metió unos putazos y me calme a ser el hombre que soy ahora.


Una perra descarada pero discreta.


Pero para llegar a eso, mi vida dio un giro de 180 grados, en el momento que las noticias anuncio lo siguiente:


"Julia Rodríguez se retira como asistente de México, comienzan las convocatorias a nivel infantil en el Colegio Militar, para el programa de Asistente Personal."


La señora Julia, que dios tenga en su santa gloria, se retiró a sus 50 años de edad. Que es prácticamente la edad donde dejan de ser asistentes del señor México. Yo la admiraba, era como mujer maravilla, lista para los putazos y además era muy amable. Ustedes dirán, ¿Cómo es que la conoces Alejandro? Bueno, fue todo porque mi mamá me llevo a las pruebas.


Hizo la propuesta en la mesa, y yo lo tomé de maravilla.


– ¡Ni creas que voy a ir! ¡No quiero irme con él! ¡No iré!


Bueno, tal vez no lo tomé muy bien, pero al final si fui. Modo serio: Realmente necesitábamos las prestaciones y el dinero que se gana al ser elegido. Tendría la vida resuelta si resultaba el elegido por el señor México, y además quitaría todas las deudas que mi familia tenía. Entonces fui inscrito en el programa a mis 7 años. Nos tenían que dejar en una especie de campamento, donde nos llevaban a una zona boscosa con cabañas. El primer día, me midieron, me tomaron muestras de sangre, me preguntaron sobre mi salud, las cosas que comía, etc. Después me pasaron a una sala donde solo había un gran cuadro con diferentes dibujos animados en él. Y una silla, al principio me dio miedo, pero, me metí como me indicaron y escuché una voz.


– ¿Cuál es tu nombre? – preguntó aquella voz, que se escuchaba en toda la habitación, pero no lo veía.


– Alejandro.


– Nombre completo, por favor.


– Alejandro Fernando García Pérez. – respondí rascándome un brazo.


– ¿Edad?


– Siente años.


– ¿Qué cosas son las que...


Para este punto ya estaba harto. Había pasado las primeras horas del día con adultos que me hacían las mismas pinches preguntas, una y otra y otra vez, así que, en mi mente, esto ya era una porquería. Entonces como saben que Dios me dio la bendición de ser una señora verdulera por naturaleza, pues como que me afloro en ese momento mi súper poder y comencé a discutir.


– Eso ya me lo preguntaron, si te interesa tanto pues lee lo que los demás escribieron, la pinche respuesta no va a cambiar.


Y silencio total, sentía como cuando mi madre me acorralaba con la chancla, pero al chile tenia huevos desde chiquito así que me mantuve firme con esa respuesta. Lo gracioso fue que escuche una risa, una dulce seguido de un.


– Eres la mamada, Alejandro, ya puedes retirarte.


Después de eso, no hubo más preguntas, o cuestionarios. Disfrute mucho el campamento, me levantaban temprano, me daban rica comida, me entrenaban y veían mi potencial estratégico, mi desempeño social, mi habilidad de armas y cuchillos, mis reflejos, mi capacidad de memorizar y aprender cosas. Me destacaba en estrategia y razonamiento, siempre lleve a mi mini batallón a la gloria, y saque buenas notas. Me enseñaban historia de México, lo curioso, es que en ningún momento nos mostraron la imagen del señor México.


Cuando pregunte, me dijeron que lo conoceríamos a su tiempo. Yo había visto al señor México en las noticias una vez, y no recordaba bien su rostro, pero si su cabello, era largo, como el de una chica.


– Okey, soldado García, tiene que derivar a su oponente. – dijo uno de mis maestros poniéndome frente a frente con un adulto, experto en artes marciales, donde allí tienen a su pendejo tratando de ganarle. – Ahora.


Creo que no es necesario que les diga, que me patearon el culo un chingo de veces. El contacto directo con expertos era una técnica de enseñanza muy brusca y salvaje, pero efectiva. Me hicieron sangrar a morir. Recuerdo que la primera vez en esa clase, todos estábamos llorando en la enfermería mientras nos curaban las heridas. Solo para escuchar al mayor decir.


– Tienen 20 minutos para dejar de llorar y volver al gimnasio. Contando desde ahora.


Nunca me habían dado palizas como esas, extrañaba incluso la chancla de mi mamá. Creo que era la primera vez que me di cuenta, que estábamos siendo entrenados para ser asesinos. Aguantar los golpes, tener una gran resistencia al dolor y al agotamiento, tanto en climas cambiantes como en agua, tierra y aire. Pasaron los meses, y cuando veías alrededor, de los 100 niños que había, quedaban 50.


Eso me dio miedo, no sabía si valía la pena, pero soy aferrado, y ya me habían golpeado demasiado, ahora era tiempo de mi venganza. Según el arte de la guerra, la ventaja no es el que tiene más armas, más ejército o mejor territorio, la ventaja es el que tiene la habilidad de usar todos los puntos en su contra a su favor en el campo de batalla. Entonces eso hice.


– Soldado Alejandro García, su turno.


Mis rodillas estaban raspadas, tenía vendas colgando de mi cuerpo aun, la cabeza recuperándose de una descalabrada, el cabello alborotado, pero con más huevos de los que tenían todos allí, así que, era tiempo de que ese hijo de puta supiera que estaba harto de que me rompiera los huesos. Fui el primero en mi clase en ganar el combate.


Y... tenía una costilla rota que me hacía difícil respirar así que me pase los siguientes meses en recuperación.


Pero tranquilos, me recuperé y seguí con el campamento, hasta que llegó un día donde los superiores nos llamaron a mí y a otros 4 niños a la oficina central. Y fue allí donde se vino lo bueno, porque fue la primera vez que lo vi en persona, allí, mi país humanizado, entrando y mirándonos. Su rostro era serio, tenía el cabello peinado y recogido con una coleta, notando que las puntas de su cabellera negra tienen color. Sus ojos, eran lo más raro de él. Parecía que había muchas luces y galaxias dentro, de lejos parecía un morado obscuro, llegando a negro, pero de cerca, era como ver esos gifs de estrellas, era hipnotizante.


Acabo por sentarse frente a nosotros y después pidió a todos que se retiraran. Nadie dijo nada hasta que se fueron y nos dejaron con él.


– Según las notas que me han dado, ustedes son el top cinco del grupo. Tres mujeres, dos hombres. Vine yo mismo para tomar una decisión, su educación como entrenamiento debe continuar, y, quien sea a quien lleve conmigo, tiene que darse cuenta de algo. Su vida se unirá a la mía en todos los aspectos, ¿Comprenden eso?


– Si. – respondimos al unísono, pero, éramos niños así que realmente nunca vimos la profundidad de esas palabras.


– Ahora solo quiero hacer una pregunta. ¿Les gustaría unir su vida conmigo?


Y creo que fue allí cuando no pude fingir. Miren, soy bueno en ser un actor, un payaso, lo que quieran, pero, había escuchado en una película que unir tu vida con alguien es más un sacrificio que algo bueno. No respiras solo por ti, sino para esa persona, es algo místico, es algo de responsabilidad y compromiso, donde yo sabía que no podría.


Escuche que todos dijeron que si, y yo me quede callado. Tenía miedo en ese momento, no quería comprometerme.


– ... Alejandro, ¿Cuál es tu respuesta? – dijo mirándome directo a los ojos a lo que yo me encogí de hombros.


– No. – respondí. – No quiero unirme con usted. Lo lamento, señor.


– Retírate, entonces. – dijo apartando su mirada de mí.


En ese momento me sentí mal, como si me hubieran vencido. Pero, no iba a dejar que ese hijo de puta viera que me había afectado, al final soy orgulloso, porque ustedes saben, siempre diva y fabulosa, nunca perra llorona, como sea, me levanté, lo mire, le patee la pantorrilla y Salí corriendo mientras escuchaba sus maldiciones. Esquive a mis superiores y solo corrí lejos, hasta perderme entre los árboles para acabar por recostarme mirando el cielo, y comenzar a llorar peor que María Magdalena. En si lloraba porque pensé que me habían vencido y porque tendría que regresar a casa, y enfrentar que, no pude ayudar a mis padres.


Todo el esfuerzo que hice con ser el mejor, se fue a la basura porque no puedo tener compromisos, ya que me dan miedo. Pero al menos, podría volver a ver caricaturas y estar con mi mamá. Así que traté de relajarme allí, hasta que sentí un golpecito en mi pierna y lo vi mirándome. Me tomo con la guardia baja, haciendo que soltara un grito porque me asusto como de pronto se apareció ante mí.


– Tu maldito mocoso, me dolió esa patada.


– Por pendejo, déjeme en paz.


– Aah, mamoncito.


– Cállese.


– ¿Por qué te inscribiste en esto, fuiste el mejor en tu clase para al final rechazar una oferta? – dijo el señor México mirándome, realmente curioso de ello. – ¿Por qué?


– No quiero unir mi vida con usted. Yo tengo mi vida, quiero vivirla como quiera, buena o mala seria mi decisión. Lo que usted pide es una relación como la que tienes con un perro, no soy un perro, soy humano, ¿Qué no lo ve?


– ... Supongo. – El señor México ladeo la cabeza, ante su mirada, no había diferencia. Un humano, de un perro, ambos son organismos viviendo en él, eso lo entendía, pero de igual forma, me enojaba.


– Si somos un perro para usted, ¿Por qué no elije uno? Los perros son buenos igual para protección.


– Los perros no saben de las cosas sociales. El programa dice que tenga un humano para estar más cercano a mi lado humano. Al final recuerda, que, si puedo hablar, moverme y tener esta forma, es porque tomo la forma del ser con más inteligencia en mi tierra. Si los humanos no existieran, probablemente será un animal, un lobo, un águila, una serpiente, lo que sea. Pero no, soy humano por ustedes, y todos ustedes me pusieron nombre y me dieron identidad, así que es importante que me apegue a ustedes.


– Entonces necesita un amigo, no un asistente, no necesita unir su vida con alguien, solo necesita compañía. – dije mirándolo. – No quiero enlazar mi vida con usted, pero, podría servirle cuando se sienta solo, podríamos jugar, podríamos hacer muchas cosas, si usted es incondicional conmigo, yo lo seré con usted, si usted me demuestra una amistad, yo le entregare la mía. Es un intercambio equivalente de amor, no un contrato de pertenencia. No somos desechables, eso debería ser lo primero que debería entender, pendejo.


Y rio.


Lo vi reír, y vi como el pasto creció y las flores salieron justo en el lugar donde estaba. Un country feliz es una tierra sana supongo. Después de eso, estiro su mano y aceptó mi ofrecimiento. Una semana después, estaba ya viviendo con el señor México. El primer día, me la pase recorriendo el lugar, extrañando a mi mamá, y supongo que él lo noto, así que, como su primer acto de bondad hacia mí, se acercó un poco, y me ofreció unos cheetos.


– Bueno, que tal si comenzamos. Soy México, bienvenido a nuestro hogar. – dijo sonriéndome.


– Soy Alejandro... nuestro hogar esta chingón.


– Solo lo mejor de lo mejor. – rio.


Desde allí, supe que seriamos un desmadre juntos. Fuera lo que fuera a pasar, si el demostraba ser incondicional conmigo, yo lo seria, entregaría el mismo amor, pero, se nos fue de las manos y, nos acabamos amando y necesitando más de lo normal.


Bueno, así son las buenas amistades.

....

Se ha dado la orden. El primer humano para Rusia tiene que ser reclutado. A la muerte de Nikolai, humano de la extinta URSS, Rusia podrá elegir a su primer humano.


Es fue lo que escuche mientras me metían en ese tren. El gobierno cree que es un buen plan tomar a los huérfanos y meterlos a ese programa. De ser elegidos, podrán tener una gran vida, de ser rechazados, aun así, podrán ser soldados de elite. Todo es mejor con tal de tener las calles libres de niños intentando sobrevivir. Pero, yo ya tenía planeada mi vida, se supondría que me iría a los bosques y viviría allí. Ahora, me veo obligado a viajar, directo a Moscú, donde me esperan meses de golpes y disciplina.


– Bienvenidos al campo de formación en Moscú. – dijo alguien cuando llegamos. ¿Campo de formación? Más bien, campo de concentración de Rusia.


Llegamos a unos terrenos lejanos del ejército, nos dieron diferentes habitaciones, uniformes y un número de serie. Yo era el soldado D–00348. Evaluaban todo lo que hacía, los exámenes, mi manera de correr, mis gestos, mis habilidades para sobrevivir. Una de las pruebas más difíciles es cuando me desnudaron y me arrojaron a los bosques. Tenía 3 días para volver al campo o simplemente fallaba la prueba. Sentí coraje, solo tenía 6 años, y sentí odio. Mis pies se dañaron, tuve que matar con un arco y flecha improvisado a un oso joven. La flecha atravesó su cuello, y después me dolió mucho tener que tenderle una trampa para que cayera y en lo que estaba atrapado, dejar caer rocas encima de él.


No quería matar a un oso, pero tuve que hacerlo sino moriría congelado.


Abrí al oso, saque los intestinos y cuando hubo un hueco lo suficientemente grande para mí, me metí dentro y pase mi primera noche durmiendo en el cadáver de un oso.


– D–00348, bienvenido. – fue todo lo que se me dijo cuando regrese. Después, una de las niñeras de nuestro pelotón me guio a las duchas. Curaron mis heridas y me mandaron a dormir.


Descubrí que tenía un talento nato para cazar, una resistencia enorme, y un gran umbral del dolor. Podía sobrevivir más que los demás, y sabia como ser un perfecto soldado, por algo iba a irme a vivir al bosque cuando reuniera lo necesario. Era hábil peleando, sé que era pequeño en ese entonces, pero, uno aprende de diferentes cosas estando solo, y una de ellas es cuidarte la espalda.


– Es como un monstruo. Viene caminando por los pasillos sangrando siempre, se mete a la enfermería y sale vendado solo para irse a practicar tiro.


– Escuché que nunca ha venido nadie a verlo en los días de visita.


– Dicen que es huérfano.


– Shh... baja la voz.


– Está dormido, no pasa nada, además, le dispararon tres veces en su cuerpo y sigue de pie, ¿Qué pueden hacer solo las palabras ante él?


Supongo que mis compañeros de habitación tenían razón cuando hablaban. Un niño de seis años que siguió de pie después de esas balas atravesando su cuerpo. Un niño que se queda en su habitación leyendo cuando todos están siendo mimados y abrazados por sus familias. Un niño que no le duelen los golpes, pero... por cómo estaba llorando en silencio en ese día, supongo que me dolía que creyeran que era un monstruo.


– Hoy su tarea es acabar con el equipo elite. Evaluaremos en este caso, si logran dispararles, aunque sea a uno de ellos. Sera una hora de oportunidad, pueden organizarse y planear su estrategia, tienen 5 minutos.


De las cosas que recuerdo, es que escuche como estaban dividiendo los papeles, hasta el punto donde todo el frente estaba listo, pero a mí no me habían asignado nada, así que me acerque al líder y me dio la posición de francotirador ya que era la que sobraba.


– Es un campo abierto, no sirve de nada un francotirador. – comenté a lo que él me miro y suspiro.


– Bueno, entonces crea una forma en la que funcione. Tienes un rifle NTW, el más potente que hay, usa las balas de goma, y no distraigas a los demás.


– Entendido. – comenté.


Estaba frito.


Tenía un arma posiblemente más alta que yo, que pesaba, que no podía usar en un campo libre. Sería el único idiota al que matarían primero y no pasaría la misión, así que recuerdo que me enfade mucho y decidí hacer las cosas a mi manera. Lo hice porque quería que esto acabara, si me expulsaban por no seguir ordenes que lo hicieran, ya no quería sangrar en la nieve, quería que esto acabara y que me dejaran de llamar monstruo.


Escondí el arma en un lugar con hierbas, tome unas cuerdas y mientras el pelotón iba a la delantera, los use como escudo para escabullirme por los sacos de arena puestos en distintos puntos de ese campo con similitud a uno de gotcha. Pero sin tantos obstáculos. Me arme con puños de tierra, y ramas, le saque filo a las más pequeñas y después utilizando una rama hueca cree una especie de cerbatana.


Y fue allí donde empezó.


La cerbatana me dejaba clavarles pequeñas ramas que los hacían moverse de la dirección en donde estaban. Adoloridos de ello, el pelotón elite se movió de posición para acabar en la trampa de cuerdas y una vez allí, tome posición con el arma y les dispare a todos.


Había ganado, pero, recibí una enorme patada del general en el estómago para después ser agarrado del cabello y ser arrastrado hasta la oficina principal.


– No estaba permitido el uso de armas improvisadas. No estaba permitido que desobedecieras al líder de tu pelotón, no trabajas solo, se supone que debes trabajar en equipo, ¿Cómo piensas proteger a Rusia? Si ni siquiera puedes trabajar en equipo.


– Es enorme, no creo que necesite mi protección.


– Tú maldito...


Creo que los dos nos callamos cuando vimos como poco a poco las paredes de esa habitación se congelaban y la temperatura bajaba. Limpie la sangre de mi boca y abrace mis piernas en la silla, manteniendo el calor como podía. Después escuchamos a alguien entrar y a mi superior ponerse de pie saludando. Yo tenía miedo, hacía mucho frio y no sabía mucho de mi destino en ese entonces.


– Señor Rusia, ¿Qué hace aquí? – preguntó mi superior. Había dicho Rusia, entonces, la persona que estaba detrás de mí, era él.


– ¿Puedo hablar con el niño? – dijo con su voz gruesa y suave. – Solo serán unos minutos.


– Sí, claro. Les doy privacidad. – y sin más mi supervisor se marchó. Vi como poco a poco la habitación se fue descongelando y como sentí algo en mis hombros, un enorme abrigo. Y fue cuando lo vi, su rostro era perfecto, con grandes ojos violeta, donde podía notar ese cabello gris, mientras me acurrucaba en su abrigo manteniéndome caliente.


Lo vi mirándome, y me sentí atemorizado para después verlo sonreír muy tenue y caminar detrás del escritorio, sentándose.


– Dimitri, ¿Es ese tu nombre?


– Si. – respondí.


– Te vi durmiendo en un cadáver de un oso, cazar liebres, ser el primer en tu clase y no caer incluso después de tres balas atravesándote, todo a la impresionante edad de 6 años. Eres astuto, no eres fuerte, pero eres inteligente, usas herramientas para aventajar tu situación. Usas tu debilidad para ganar. Impresionante. Incluso ahora, derribaste a un comando elite con solo pensarlo, es increíble.


– Gracias.


– Dijiste que, era demasiado grande para que necesite protección, y sabes, creo que tienes razón. Pero, elegir mi primer humano va mas allá, se trata de elegir a alguien y conectarme con mi lado humano. Ahora viéndote...


– No soy la mejor representación de un humano. ¿No los ha escuchado? Soy un monstruo.


– ¿Y?


Captó mi atención después de eso, mirándome.


– Nos parecemos entonces, que dices si, aprendemos entre ambos a ser humanos, ¿Te gustaría? Digo, si estoy solo, y tú estás solo, podríamos intentar hacernos compañía en lo que resolvemos como haremos que nos vean sin que tengan miedo de nosotros.


Después de ello, fui a vivir con el señor Rusia.


Y creo que entre ambos aprendimos valiosas lecciones, hasta el día de hoy seguimos aprendiéndolas.


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Años después...

––– Campamento ONU especialización en desarrollo Internacional. –––


El sonido de cuchicheos y risas se escuchaban en la sala.

Los países estaban despidiéndose de sus humanos, no los verían en 5 meses mientras acababa el primer campamento de especialización internacional. El idioma universal a hablar era inglés, así que todos los alumnos ya dominaban ese idioma. Dentro del campamento, se destacaría la enseñanza de leyes internacionales, comportamientos a seguir y seguridad internacional. Los niños después de una despedida, fueron sentados para recibir a ONU.

Quien se presentó en su forma humana.


Cabello largo que caía en el suelo, blanco y lizo, dos pares de alas de ángel como los serafines. Su piel era blanca y con sus ojos potentes y zafiro mirando a todos. Un albino en su totalidad, uno hermoso y perfecto.


– Bienvenidos humanos al campamento de especialización en desarrollo internacional. Aquí aprenderán como principal motivo, la convivencia internacional y el enfoque de la misma. Sus países cuentan con ustedes para tener un lado más humano, la importancia de su entendimiento en esta materia ayudara a sus países a un mejor desarrollo con sus allegados. Como el día de bienvenida, tendremos una gran cena llena de sus comidas favoritas. Antes de eso, se les mostrara su habitación, las cuales hemos dividido los edificios por continente. Pero, podrán convivir con todos en cualquier otro lugar. Por ahora, identifíquense con INTERPOL y coloquen sus maletas en donde deben ir. Disfruten el día de la bienvenida y manténganse seguros.


Fueron las palabras de aquel albino quien bajo del estrado de la mano de un hombre alto, y rubio con el escudo de FBI en él.


Después de eso, se desató el caos.


Era un día libre, así que todos estaban jugando con todos, los latinoamericanos comenzaron a jugar diferentes cosas insultándose entre ellos y riendo, en los bosques, incluso, invitaron a el chico de Norteamérica y Canadá como Groenlandia. Los asiáticos se divertían en la sala común, los europeos y los africanos disfrutaban la piscina, y los chicos de Oceanía se paseaban por los campos.


Eso hasta que alguien con una personalidad muy peculiar, horas después, con una botella de coca vacía llego a la sala común.


– ¡JUEGEMOS A LA BOTELLA! – gritó, aquel que portaba en su playera la bandera de México, con una sonrisa enorme. Un chico de 16 años que captó de golpe la atención de todos. Uno guapo y moreno que tenía una linda sonrisa con hoyuelos.


– ¡Let's do it! – dijo el estadunidense sonriente, portando unos lentes de sol, retirándoselos y uniéndose al círculo de latinos.


Llegó un punto donde todos se reunieron. Chicos y chicas entre 14 y 16 años sentados en círculos donde el mexicano riendo giro la botella y apunto a la chica francesa que se encontraba sentada allí. Las mejillas de ambos se colorearon y se acercaron lento para al final darse un beso rápido y escuchar los gritos de emoción y burla de los demás.


– Don't call my name, Don't call my name, Alejandro – por supuesto su nombre era el mismo que el de una canción, y todos reían con ello, pero el sonrojo en las mejillas del mexicano no era por eso, ni porque William le estuviera cantando, sino porque, había besado a una linda chica, era todo.


– Ya deja de chingar, a la verga. – dijo el mexicano dándole un zape al americano.


– ¿Quién sigue?


Y así continuaron, el alemán beso al africano, el chileno besó al asiático, así hasta que la botella cayó en manos de un euroasiático de nacimiento. El más joven allí, nervioso, se acercó al centro y giró la botella. Rusia le había dicho que intentara integrarse a todos los juegos, así que eso hizo, seguir el juego, pero, pensó que besaría a la chica francesa, a la chica de honduras, a la chica de etiopia, a la chica asiática, pero no, la botella señalaba a un lugar.


Uno con una bandera tricolor.


– Dimitri, tienes que besar a Alejandro. – y el ruso sintió sus piernas temblar. ¿Un hombre? ¿Dijeron un hombre?


– Ah... no tienes que hacerlo si no quieres, sé que en Rusia está prohibido que...


– ¡Kiss him! – gritó el americano. – ¡Vamos bebé, besa al lady gaga! ¿O es que en Rusia no tienen las agallas para cumplir los retos?


– ¡Basta William, es un niño y estas asustándolo!


– Es el más sanguinario de nosotros aquí, tú mismo leíste los reportes, no lo trates como un niño, nadie de aquí lo es, si se metió a jugar sabiendo que había hombres, debió entender que en algún punto no le tocaría con una mujer, deja que te bese.


– A como chingas... – respondió el mexicano levantándose y acercándose al ruso, sentándose frente a frente con él. – Hagamos esto rápido.


– ... Am. – el ruso le miro y después frunció el ceño. – Okey.


Se acercó con algo de nervios y beso al mexicano rápido. Este sonrió y volvió a su asiento, para seguir con el juego. No pasó nada más, solo al ruso mirando a ese chico de piel morena, que parecía amigable y divertido con todos, que beso muchas bocas como si nada y que hacia reír a cualquiera que se le acercara. Era diferente a los chicos que había conocido, y le gustaba como era tan libre y sin reglas en su organismo.


Después del gran banquete, camino a su habitación, para encontrarse al mexicano en uno de los pasillos conectores, sentado en el suelo con su celular. Hablando por teléfono.


– Mira, sabes que te amo a ti, pero era un juego en el que quería participar María, no chingues todos lo hicimos, y ni siquiera fueron besos de telenovela, solo fue un simple besito, esos de los que no se los niegas ni a tus compas. – dijo, en español, el idioma que el ruso le había puesto a practicar, lo entendía. – ¿Neta te vas a enojar por esa mamada? No chingues... ah, sabes que, tengo sueño, olvídalo, te llame para contarte, no para que me dieras de que me voy a morir. Bye.


Y el adolecente molesto acabo por soltar un gruñido golpeando la barra del puente. Hasta que noto al ruso, quien caminaba para su habitación.


– Novias, nunca las entiendo. – dijo el mexicano soltando una sonrisa. – Son complicadas, ¿No?


– Si. – respondió el ruso. – Nunca he tenido una, pero supongo.


– ¿Nunca? Bueno, estas bonito, seguramente te lloverán las vaginas cuando quieras.


– ... Creo.


– Siempre prefieren al güerito bonito antes que a don prieto, así que no te preocupes. – comentó el mexicano levantándose. – Bueno, ya me voy a dormir, te cuidas, a ver si mañana me ganas porque escuche que eres el mejor, pero, me la vas a pelar mañana. – rio el latino, caminando a su edificio.


– Alejandro. – mencionó el ruso remarcando la r.


– ¿Si?


– Ese fue mi primer beso. – comentó el ruso. – No sabía cómo besar, así que por eso no quería hacerlo. No porque me diera asco que fueras un hombre. No apoyo esa postura en mi país.


– Oh... mis disculpas entonces por juzgarte. – respondió el mexicano acercándose a él. – Y también por tan horrible primer beso.


– No fue tan malo... Bueno, hiciste lo que se hace en un beso, juntamos los labios, así que, no fue tan malo.


– Hmm... déjame mejorarlo.


Y aquel atrevido chico sujeto la cintura del ruso, acercándose y besándolo. Lo beso con suavidad y ternura, pegándolo a él, aprovechando su estatura a comparación del ruso, disfrutando como el pequeño Dimitri se sonrojaba a morir tratando de llevar el pasó. Hasta que escucho un pequeño gemido y un jadeo se alejó para ver ese dulce rostro sonrojado mirándolo con los más lindos ojos azules que haya visto.


– Espero eso mejorara la experiencia. Buenas noches Dimitri.


– ... Buenas noches, Alejandro.


Después de ese campamento todo cambio. Los humanos estrecharon sus relaciones con los demás, hicieron grandes amistades que aún perduran, además que aprendieron el verdadero significado de convivencia internacional, además de un mejor trato entre todos. Incluso, el pequeño Dimitri pudo hacer bastantes amistades, hasta que llegó el ultimo día, y poco a poco los países iban recogiendo a los niños.


Fue allí donde se vieron de nuevo, después de años.


El mexicano caminaba y el ruso lo pudo distinguir, siempre iba a poder distinguir esos colores, esa libertad, esa sonrisa. México...


– México.


– .. ¿Rusia? – dijo el mexicano sonriendo. – Estas enorme, escuincle. Te pareces mucho a tu papá, no mames.


El ruso no se esperó un abrazo de pronto del mexicano, pero, acabo correspondiendo. No había visto este sujeto desde la segunda guerra mundial, y ahora estaba allí, aquel país que añoraba, que envidiaba su libertad y que sentía extrañas cosas por él, pero, no podía decirlo.


– Si, gracias, es mi... es mi primera vez aquí, traje a Dimitri, es mi humano asistente, bueno, entrena para serlo.


– Que lindo, yo traigo a mi nuevo humano, se llama Alejandro. Es un pinche desmadre con patas hijo de su reputisima madre, pero es buena onda, te agradara.


– ¿Eh?


– Es un buen niño. Que tengo que ir por él. Así que, fue bueno verte Rusky, deberíamos vernos más seguido, cuídate.


– Cuídate...


Y lo vio irse, con esa hermosa cintura, ese maravilloso olor a chocolate, y reprimiendo sus deseos de perseguirlo, se quedó allí, para ir a la fila que le correspondía, y recoger a Dimitri. Cuando lo vio se abrazaron, y acabaron por tomar un taxi al aeropuerto para viajar en el avión privado del ruso de regreso a Moscú.


– ¿Y bien? ¿Qué tal te fue? – preguntó el ruso, ya cómodo en su asiento, tomando el té.


– Descubrí que soy gay.


Y el ruso escupió lo que bebía viendo que, realmente los humanos eran idénticos a sus países...


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Hola, sé que esto no fue gracioso, pero quería ponerles cómo se conocieron Dimitri y Alejandro, y como fueron los primeros encuentros del ruso con Dimitri y México con Alejandro.


Este AU humanos, lo uso para divertirme, y para hacerme reír, así que pues por eso siempre están bien chafas Xd.


– Por si se lo preguntan, en la actualidad, Alejandro tiene 33 años y Dimitri tiene 31 años. Alejandro es Bisexual, Dimitri es homosexual.

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