ONE SHOT - Asesinato en el 401


Esto se me ocurrió ya que estaba viendo vídeos de tri line de casos sin resolver. Esta chafa pero entretiene. .....--- ASESINATO EN EL 401 ---....

Las sirenas fuera anunciaban solo una cosa. Había ocurrido algo demasiado grave, no solo para que la policía estuviera como loca fuera, sino, también por captar la atención de esa multitud que miraba con horror al edificio de departamentos.

Las declaraciones eran simples, no había nada fuera de lo común, o tal vez si lo había. FBI preguntaba cómo era normal, investigando mientras dejaba a su equipo comenzar el trabajo.

— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó al primer tipo, un chico alto con una hoja de maple en su camiseta, dueño de un gran terreno en el norte de América.

— Yo estaba a punto de dormiré, a eso de las 9:00pm, tengo una conferencia mañana, así que pensé que lo mejor era dormir temprano. — divagó el sujeto. — como a eso de las 9:30pm me quedé dormido, pero, desperté a eso de las 10:30pm por gemidos.

— ¿Gemidos? — frunció el ceño el detective mirando al chico.

— El chico del apartamento 402. Estaba gimiendo, supongo que estaba en una visita con su amante, o tal vez fue el 404 quien gemía. La verdad siento que fue en mi pared izquierda así que creo que fue el 402. Usted sabe, viene el amante, y se aman por las noches, ¿Es eso normal, no?

— Supongo... — confirmó el detective dejando al chico. — Continúe.

— Bueno, como me desperté con los gemidos, decidí levantarme al baño, y después ver mi serie favorita. Tal vez así me agarraba el sueño, ya que estaba viendo capítulos repetidos. La cosa es que funcionó y me quedé dormido en el sofá, pero a las 2:15am me despertó un grito. Un grito de esos que te hacen temblar, de los que solo escuchas en películas. Por un momento, pensé que era alguien en el pasillo, así que temeroso decidí no salir, tenía miedo, y del miedo tome un cuchillo. Con el arma blanca en mis manos, me quedé a lo mejor 10 min pensando si salir o no salir, hasta que me arme de valor y lo hice. Al salir note algo, las luces del pasillo estaban apagadas. Con temor alumbre con mi celular, y no vi nada, así que cerré de nuevo mi puerta porque el miedo se apoderaba de mi. No recuerdo haber visto algo extraño, solo que tenía miedo y que de pronto el edificio estaba muy callado. Ya no había gemidos, y ni siquiera el sonido de un ronquido o alguien despertando, nada, me sentía el único viviendo allí, la paranoia me estaba venciendo así que decidí llamar a la policía. Y fue allí cuando nos enteramos de que hubo un asesinato en la habitación 401.

El detective miró al país y después asintió dejándolo tranquilo. Fue entonces que decidió caminar y buscar al inquilino en la habitación 402. Buscar al chico de los gemidos. Una vez encontrado, hizo la misma pregunta, a lo que esté le dio su versión.

— Estaba con mi pareja en mi departamento. - comentó el sudamericano, Paraguay, mientras tomaba la mano de su pareja, un brasileño. — Nos fuimos a dormir a eso de las 12:30am. Y mientras dormíamos nos acabó despertando un enorme grito. Uno aterrador que nos heló la piel. Al momento nos sentimos expuestos e inseguros, dejando que el miedo subiera por nuestro cuerpo. Decidimos vestirnos ya que nos encontrábamos desnudos y mirar por la mirilla de la puerta, donde nos dimos cuenta que el pasillo no tenía luz. Pero, al momento de abrir la puerta pude percibir algo.

— ¿Qué fue?

— Canela, bueno, ese olor que da la manzana con canela, como olor a Navidad de los aromatizantes. No se escuchó nada más, solo eso. Teníamos ganas de salir y descubir, pero, teníamos mucho miedo, así que llamé al chico del 401, pero no contestó. Pensando lo peor, decidí llamar a la policía, y fue entonces que nos dimos cuenta que había pasado algo horrible, un asesinato en el 401.

El FBI recibía siempre la misma respuesta, un grito, en la madrugada, que despertó a todos y los asustó, donde vieron un pasillo obscuro y un silencio brutal. Decidió dejar los testimonios y con ayuda del equipo de OMS para la recolección de muestras, entró al departamento 401.

— Mira esto. — dijo Argentina, inclinándose a ver una pisada marcada en la alfombra fuera del departamento 401. — es un zapato muy grande.

— Toma la muestra — comentó el FBI mirando. — es extraño que haya una marca de entrada pero nada de salida.

— ¿Que hay de la ventana? — sugirió México mirando al detective.

— Es el cuarto piso, es muy alto y no hay ni enredaderas, ni cuerdas, ni tubería o salida de emergencia que nos pueda indicar ello. Entremos a la escena del crimen.

La escena parecía bien calculada, el departamento no estaba desordenado, pero, el orden, específicamente ese orden era demasiado. O el tipo era de esos que no toleran un lápiz fuera de lugar o este sitio había sido limpiado.

Caminaron a las áreas marcas anteriormente por el equipo, al caminar vieron al sujeto. Una muerte rápida, tirado en el suelo de su habitación, con un corte en el cuello, con una mirada perdida y con los colores de su bandera comenzando a desaparecer.

— No mames... Es Alemania wey. — dijo México cubriendo su boca mirando con impresión, haciendo que el argentino mirara y ambos hicieran un gesto de tristeza apartando la mirada. En la habitación encontraron fotos, tal vez había un posible sospechoso. Se veía al alemán convivir con diferentes amigos en sus fotos, mientras abrazaba a su pareja al parecer. Chile. En las fotos se le veía con Rusia y China, también con Polonia, Francia y UK. Una habitación normal. No había ni una nota, no había un mensaje, nada, solo tenían las pocas pistas que le quedaban.

 Un grito.

 Sin luces.

 Una pisada enorme

 Un olor a manzana canela.

Suspiró al aire saliendo de la escena con las muestras tomadas dandoselas al mexicano para que las llevará al laboratorio. El terror en el 401 parecía algo sin solución. El terror del 401, donde un grito anuncia un asesinato, donde las luces se esconden del asesino, donde una pisada demuestra que la muerte camina y un olor a Navidad nos da la bienvenida al terror.

El detective estaba cansado, no había sospechoso o había muchos, era un frenesí de interrogatorios que llevaban a ningún lado. Ninguno de los inquilinos salió, ninguno, entonces, ¿Quién? ¿Quién podría querer haber matado al Alemán? Esa huella no calzaba con ningún country. Incluso, Rusia, el country las grande, quedaba chico a esa huella. Además, Rusia se encontraba a kilómetros de aquí, demasiado lejos para que él perpetuara el asesinato.

— ¿Ya vas llegando? — dijo el detective aún en la escena del crimen.

— Simón patrón, si hay algo en las muestras, OMS lo descubrirá. ¿Te comunico con el cuando llegué?

— Si México, por favor.

— Como ordene.

El mexicano miraba al frente, procurando en llegar con tiempo, tenía evidencia que podría encargarse del asesinato. Aún le temblaban las manos al ver a Alemania, el tipo que saludo hace un par de días y bebieron cerveza, muerto en el piso de su cuarto.

Aquel tipo que llevaba siempre traje y guantes negros, aquel tipo atractivo, con porte y ordenado, que daba un aire de superioridad a todos, aquel tipo perfecto y único, aquel tipo... Que le abría las piernas al ruso cuando se reunían clandestinamente entrada la madrugada. Aquel tipo que gemía como nunca revolcándose con el euroasiatico inundando todo el lugar con sus gritos y gemidos.

Aquel que tenía enamorado a Chile y a Rusia. Aquel que lo tenía todo.

— Espero descanses en paz wey, no merecías que te pasará eso. — comentó el mexicano dando una suave caricia al aromatizante del carro, de esos rojos que huelen a manzana canela. De esos que huelen tanto que se quedan en ti, en tu ropa, pero, que se quitan si te cambias la prenda.

— O tal vez si era tu hora. Diviértete corriendo en la obscuridad buscando el Mictlán.

...

Al mex le gustaba el ruso, pero, pues, el ruso andaba de loca con el alemán y le dieron un levanton por serle infiel al hermano de un cabron loco.

Eso es todo amigos. XD

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