8 ; un largo cumpleaños V

Descubrimiento

Cuando Taehyung bajó al comedor a desayunar no se esperó ver a Jimin y a Namjoon cortando fruta mientras reían y se empujaban. El pequeño de cuatro años jaló el short negro de Jimin, y el albino, al verlo con los ojitos de recién levantado no dudó en llevarlo a sus brazos.

—Oh, lo siento bebé ¿te despertamos?

El castaño, con el cabello hecho una maraña, negó con los ojos entrecerrados y abrazó el cuello del albino. La venda en su cuello resultó curiosa para el pequeño beta, y sin importarle nada, la comenzó a jalar. Namjoon abrió los ojos como sus cuencas de lo permitieron y jadeó al instante.

—¡No hagas eso Taehyung!

El beta hizo un puchero y Jimin en respuesta no dudó en llenar su rostro y cuello de sonoros besos mientras Namjoon volvía a vendarlo desde atrás.

—¿Te dolió?

Un escalofrío recorrió la espalda del peliblanco cuando escuchó de cerca la voz grave del alfa. Eso sin mencionar que su cuerpo estaba pegado al de él.

—No, está bien.

Taehyung, quejándose por la falta de atención, saltó y rodeó sus bracitos en el cuello de Jimin, y sin querer, con sus pequeñas manos golpeó justamente en la zona marcada y rasgó la piel.

Jimin bajó con rapidez al menor mientras chillaba del dolor. Supo que la piel se volvió a abrir, pues sintió un líquido escurrir por su espalda. Taehyung con miedo a la reacción de Jimin corrió escaleras arriba, dejando a Namjoon más preocupado de lo que ya estaba.

El omega se paró de nuevo y negó con la cabeza cuando el alfa lo miró con preocupación.

—Estoy bien, estoy bien —se adelantó en decir —Solo se abrió de nuevo. Déjalo así.

Namjoon negó, separando una silla del comedor.
—No, siéntate por favor.

Jimin se apoyó en el lavabo y negó —No lo regañes, no fue su culpa.

—Siéntate Jimin.

Negó de nuevo —No duele tanto...

Namjoon optó por usar su última opción, pues sabía que Jimin estaba más terco que nunca.

Siéntate.

La voz de mando de alfa resonó en los tímpanos del omega, quien se encorvó en su lugar y no tuvo otro remedio más que obedecer. Namjoon bufó, decepcionado de sí mismo por haber hecho eso. Se paró tras Jimin y quitó el vendaje, encontrándose con la herida peor de lo que estaba antes, pues la piel que ya se estaba regenerando volvió a despegarse.

El alfa, sin más opción, corrió al baño por el botiquín de emergencias, dejando a Jimin preocupado. El omega se encogió en su lugar y cerró los ojos con fuerza, deseando que a nadie se le ocurriera bajar en ese instante, pues toda la familia de Namjoon estaba en el segundo piso.

No quería explicarle a Yowon o a Seungheon que estaba enlazado con el mejor amigo de su hijo, al que querían como a uno de la familia.

Suspiró con alivio cuando aspiró el olor fuerte a madera que soltaba Namjoon a su espalda y después de que el castaño dejara el botiquín en su regazo volvió a gemir de dolor al sentir el alcohol tocar su carne viva.

—¿Y decías que no te duele? —el alfa soltó una risita y Jimin bufó en respuesta.

—Sólo termina rápido ¿quieres?

—Jimin...— El tono de voz Namjoon inconscientemente relajó al menor —Lo haré rápido, este es tu día y esto no va a arruinar nuestros planes.

Jimin sonrió por un segundo, pues el ardor de sentir nuevamente el alcohol en su piel deformó ligeramente su cara.

Como si Namjoon pudiera verlo, se disculpó por lo bajo, y dejó un beso en su coronilla, acto que no pasó desapercibido para el menor.
Algo en Namjoon siempre lograba tranquilizarlo y emocionarlo al mismo tiempo.
Si no eran sus manos eran sus ojos, sus palabras, su olor, o su mera presencia.

Con solo verlo un minuto mejoraba completamente su día y con solo una mirada hacía que su corazón latiera con violencia.

Cuando el albino se percató de sus pensamientos —para nada amistosos— hacia su mejor amigo golpeó levemente su pecho, como si con el tenue golpe barriera los sentimientos amorosos que estaban naciendo en su interior. Luego recordó a Jeongguk, y luego su lazo.

—Tu carita no debe estar así —Jimin no se percató que Namjoon ya había vendado nuevamente su cuello y que lo tenía de frente. Sonrió levemente cuando el castaño con su dedo índice frotó el entrecejo del peliblanco para borrar el ceño fruncido.

—¿Interrumpimos?

Jimin saltó en su asiento cuando escuchó a su espalda la voz de Yowon. Miró con pánico a Namjoon y este solo negó con una sonrisa, tomó el botiquín de su regazo, recogió las gasas y el alcohol de la mesa y desapareció, corriendo hacia el baño para dejarlos en su lugar.

Con lentitud el albino giró su cuerpo para encontrarse con Yowon con Taehyung en brazos, ambos con los brazos extendidos y una sonrisa.

—Jimin, ven a nuestros brazos.

La calidez que sentía en el pecho cuando corrió a los brazos de su segunda madre era básicamente inexplicable. Yowon lo rodeó con su brazo derecho, y Taehyung rodeó su cuello con el izquierdo, participando en el abrazo también.

—Feliz cumpleaños blanquito.

El omega dejó un beso en la frente de Yowon y otro en la mejilla de Taehyung.

—Gracias Won, gracias bebé. ¡Namjoon y yo preparamos el desayuno, siéntense!

—Oh, muchas garcias, pero dime ¿qué te pasó? —La castaña señaló el vendaje del menor.

El albino por nada del mundo le contaría cualquier cosa que estuviera relacionado con su lazo, por tres sencillas razones: No sabía si al hablar le traería problemas a Jeongguk, por el asunto de ser el próximo alfa supremo. Temía que por el lazo le prohibieran estar tan cerca de Namjoon. Y por último, si Namjoon no le ha dicho nada, debía ser por algo.

En situaciones como estas agradecía plenamente por ser un Park, pues, entre tantas habilidades del clan como su gran tamaño como lobo, su gran altura como humano o su velocidad y agilidad de alfa, a la que más le sacaba provecho era la de ocultar su olor por cierto tiempo. Además de que, a diferencia de otros omegas, su olor no cambiaba en lo absoluto después de estar enlazado, por lo que nadie sospechaba nada.

—Dormí mal, y Namjoon me hizo el favor de vendarlo para no moverlo tanto.

Yowon asintió con clara desconfianza, pues había visto las gasas con sangre que Namjoon se llevó según él a escondidas, pero no insistió, pues si Jimin no se lo decía significaba que no era algo importante.

—¡Oh! No sabía que estabas aquí, muchacho—Seungheon, que acababa de bajar las escaleras sonrió al ver a Jimin y corrió a abrazarlo —Felices 24 años, Jimin.

—Gracias Seung—El omega sonrió, aceptando el abrazo —¿Durmieron bien?

—Demasiado bien, diría yo. ¿Pasaste la noche aquí? ¿O acabas de llegar?

—Oh amor, ya ni deberías preguntar. Si no es Jimin el que duerme aquí es Namjoon el que se escapa por la ventana para ir a verlo.

El castaño con pocas canas soltó una risa —Como siempre.

Antes de que Jimin pudiera agregar algo, Namjoon regresó al comedor donde todos estaban, pero no como las manos vacías. El albino se quedó sin palabras cuando todos al unísono comenzaron a cantar feliz cumpleaños apenas el castaño entró con un pastel en su mano y un ramo de flores en la otra.

Y ahí, justo en ese momento, pese a las voces de fondo, al dolor en su cuello, y la tremenda sorpresa que se llevó, todas las dudas que tenía se esfumaron.

Verlo con su sonrisa, con sus hoyuelos levemente pronunciados, con sus ojos sonrientes, con su cabello de lado sosteniendo seis tulipanes blancos y un pequeño pastel con fresas encima.

Cuando su corazón latió con fuerza y un cosquilleo extraño se hizo presente en su estómago lo supo.

Estoy enamorado de él

Namjoon vio con una sonrisa la expresión de Jimin, y solo pudo cantar con más entusiasmo. Para él, el solo mirar al omega todos los días era suficiente para ser feliz. Pese a estar enamorado de él, siempre trató de no imaginarse a sí mismo siendo su pareja, pues jamás pensó tener una sola oportunidad.

Trataba de dejar su enamoramiento aún lado, y solo disfrutaba la cercanía que tenía con Jimin. Pero en algunos momentos, cuando el omega estaba descansando en su cama y tenían los hombros pegados o cuando su lobo interior no dejaba da saltar de emoción, se imaginaba cómo sería un día de su vida con Jimin como su destinado, en donde él y el omega tenían cinco preciosos cachorritos, tres castaños y dos albinos.

Temía darse ilusiones solo, temía en la decepción que se llevaría al ver a Jimin con alguien más.

Pero desde que Jeongguk lo enlazó con él, todas las historias que se imaginó las tiró a la basura. Los nombres de sus cachorros, la decoración de la casa, las cenas románticas; todo.

Trataba, con mucha voluntad, de comenzar a verlo como un amigo, pero Jimin se lo ponía difícil.

¿Cómo desenamorarse de él cuando le busca donde quiera que esté? ¿Cómo hacerlo si en las noches lo buscaba para meterse en su cama y hacerle simple compañía? ¿Cómo olvidarle cada que sonreía sus ojos se cerraban?

Por más que intentara verlo como una amigo no podía, no con Jimin observándolo como lo hacía ahora. Con todas las estrellas del universo brillando en sus ojos. Con una sonrisa de oreja a oreja. Jimin lo observaba con el alma, y Namjoon entendió que no podía desenamorarse de él.

—Gracias familia, enserio muchas gracias.

El castaño dejó todo lo que tenía en sus manos en la mesa y envolvió a Jimin entre sus brazos. 

Los Kim presentes miraban con ternura ese peculiar abrazo. Todos sabían lo mucho que Namjoon estaba enamorado de Jimin, pero la pareja notó algo diferente en el albino, la manera en que hundió su nariz en el hueco del cuello o como se aferraba a él con ambos brazos. Ninguno de los dos sabía qué era lo diferente en ese abrazo, pero de que era distinto, era distinto.

Taehyung se trató de zafar de los brazos de su madre, inclinándose a sí mismo hacia su hermano mayor que recién se despegaba del cumpleañero.

Los Kim tomaron ese gesto como el inicio de un abrazo grupal, y en menos de tres segundos, ya estaban los cuatro aplastando al albino en un cálido y familiar abrazo. Se separaron a los pocos segundos y todos tomaron asiento, excepto Jimin y Yowon, quienes comenzaron a cortar el pastel y servir el desayuno que había preparado con Namjoon (que consistía en una simple ensalada de frutas)

—¿A qué hora dijiste que es la junta padre? —Namjoon empezó con la conversación, observando a su padre que ya yacía con el periódico extendido en sus brazos.

—Daehyun nos convocó a las ocho —el mayor recibió un beso en la mejilla por parte de su esposa al dejar la rebanada de pastel frente a él.

Jimin se derritió por el gesto, más cuando Seungheon le respondió con un beso esquimal y después con otro en los labios. Namjoon los miró con incomodidad y miró a Jimin, quien sonreía con ternura.

El albino le dio un pequeño pedazo de pastel al menor de los Kim quien ladeó su cabecita con una tierna sonrisa como agradecimiento, ganándose un beso en la frente por parte del omega.

Apenas Jimin iba a cortar un trozo de pastel para el alfa, Namjoon lo detuvo.

—Aún falta un rato para la junta. Jimin y yo iremos al bosque, ¿te veo ahí?

Seungheon asintió, y tanto Jimin como Namjoon corrieron fuera de la casa, como si hubieran pasado mucho tiempo sin salir, descalzos, y caminando a paso lento, los licántropos caminaron uno junto al otro en dirección al bosque.

Cuando llegaron, Namjoon comenzó a trepar uno de los pinos pero se detuvo cuando notó que Jimin seguía abajo.

—¿No vas a subir enano?

Jimin respondió quitándose la camisa y bajando su short de un tirón.

Namjoon abrió mucho los ojos, sonrojándose de inmediato aún en la mitad del pino que estaba trepando.

—¿Qué estás hac...-

—Estoy harto, es ahora o nunca —el albino habló en lo que se quitaba la ropa restante.

Namjoon sintió un vuelco en su corazón y un dolor agudo en la boca del estómago cuando de un segundo a otro el albino ya estaba en su forma lobuna. Trepó más arriba del pino y cortó una de las ramas más pequeñas, para después dejarse caer.

—¡¿ESTÁS LOCO?! —caminó apurado hacia el lobo blanco y con la rama que rompió le golpeó levemente en la cabeza —¡¿Y QUÉ SI TE HUBIERA PASADO ALGO?!

El lobo blanco bajó la cabeza con lentitud, aceptando el regaño. Cuando observó que las facciones del castaño se relajaron, con timidez se acercó a él y dejó una lamida en su rostro. Namjoon sonrió y Jimin se dejó caer en el piso y comenzó a dar vueltas sobre su espalda, haciendo reír al mayor.

Verlo así de adorable le derretía el corazón. Jimin cada que se transformaba volvía a ser el cachorrito que alguna vez fue. Corría de aún lado a otro como si su vida dependiera de ello. Jimin, al ver que Namjoon reía y no se veía nada enojado por haberse transformado aún si lo tenía prohibido, se paró de inmediato, y como si fuera un cachorro de nuevo, tacleó al alfa y comenzó a pedir cariños, frotando su cabeza contra el torso del castaño.

Con sus sentidos agudizados el olor de madera que desprendía el alfa, no podía hacer otra cosa más que soltar chillidos de emoción, suspirando cuando las grandes manos de Namjoon se sentían muy bien en su pelaje, más porque sabía en donde le gustaban las caricias. Namjoon sonrió al ver al lobo blanco siendo cariñoso y no dudó ni un poco en acariciar todo su hocico, su cabeza y su pelaje de lo que sería su cuello.

Jimin disfrutó tanto de las muestras de cariño que después de lamer el cuello de Namjoon se tumbó boca arriba para que el alfa rascara su panza. Pero el albino no se sorprendió cuando el alfa ya se estaba quitando la camisa para jugar también. El lobo café, poco más grande de él, también se tiró a su lado, lamiendo su hocico mientras chocaba su nariz con la ajena, recordando el gesto de sus padres. Jimin se paró con velocidad y optó por colocarse en una pose juguetona, incitando a Namjoon a jugar con él.

El alfa respondió a su gesto tirándolo al piso de nuevo, pero esta vez con él encima. Jimin juntó sus patas delanteras con ternura y lamió la cara del lobo café.

Días como esos eran los que anhelaba el omega, no peleas en la madrugada ni órdenes prepotentes, sino libertad y diversión con su persona favorita.

Cuando Namjoon imitó el gesto de Jimin, el sonido de ramas romperse a causa de pisadas los alarmó, haciendo que Namjoon se colocara frente a Jimin bajando la cabeza de forma amenazadora, mostrando los colmillos, esperando que la persona sin un olor específico saliera.

Jimin, extrañado por el comportamiento defensivo del alfa, se levantó y corrió hacia el sonido de las ramas.

¡Namjoon, Jimin hyung!

El alfa, que solo observaba al omega saltar juguetón de un lado a otro en dirección a la voz que los llamaba, sintió una sensación extraña en su pecho.

¿Por qué actué así?

Jungwoo, el beta de diecinueve años, hijo menor de los Min, estaba de cuclillas acariciando la barriga del lobo blanco más grande que él.

—¡Feliz cumpleaños!

Jimin respondió con un lengüetazo en la cara del menor y volvió a colocarse de lado, recibiendo más caricias. Namjoon volvió a su forma humana, y después de solo colocarse los jeans negros se colocó junto al beta, acariciando también la barriga del omega.

—Hola Jungwoo, ¿Vienes para lo de la junta cierto?

El castaño asintió.
—Usted y el Jeongguk hyung fueron convocados para la reunión del CDA, a las ocho, justo voy para su casa a avisarle a su padre.

Namjoon negó y dejó de acariciar la panza del lobo blanco para ahora pasar a su cabeza.

—Papá ya lo sabe, mejor dime ¿Ya le avisaste a Jeongguk?

—Toqué un par de veces y como no abrió preferí adelantar los avisos, y los vi, y corrí a avisarles.

—Deberías intentar de nuevo, ese chico tiene un sueño pesado.

Jungwoo asintió y le dio unas leves palmadas al omega en el lomo, en forma de despedida.

—Lo haré, los veo luego.

Mientras Jimin volvía a su forma humana y se volvía a colocar la ropa negra y holgada, el menor les daba la espalda, meciéndose a sí mismo mientras esperaba a que Jimin terminara de cambiarse.

—Ven acá, Jungwoo —El omega abrió sus brazos en dirección al beta y este corrió hacia él. Namjoon, con los ojos amplios cubrió la nuca de Jimin en lo que el menor se acercaba al albino.
El omega no rechistó, se imaginó que podía pasar algo así.

Jungwoo llegó a los adorados brazos de su omega favorito y aunque miró extraño a Namjoon por sostenerlo de su cuello, no dijo nada, en cambio, le susurró buenos deseos por su cumpleaños y hasta se atrevió a dejar un pequeño beso en su mejilla.

El menor se percató de la hora y corrió a casa de Jeongguk, dejando a Namjoon con ambas cejas elevadas y a Jimin en medio de una crisis existencial.

—¿Me acaba de besar la mejilla? —Habló Jimin con la cabeza ladeada, apuntando con su dedo índice a Jungwoo, quien parecía que corría por su vida.

Sip.

Jimin se quedó callado por unos segundos, pero cuando Namjoon quitó la mano de su nuca recordó algo importante.

—¿Se ve muy mal?

El alfa observó la herida —Se cicatrizó, Jiminnie.

El albino se giró con rapidez al escuchar esas palabras —¿Enserio?

Namjoon asintió con una sonrisa, sin dudar saltó a los brazos del alfa  mientras ambos reían.

—¡¿Todo este tiempo sólo tenía que transformarme?! —Gritó apenas sus pies descalzos tocaron el suelo.

Namjoon asintió, haciendo bufar al menor.
—Jimin tengo que irme ya a la junta ¿te veo en casa?

El albino asintió —¡Suerte!

El arco del cumpleaños de Jimin va a durar -según mis cálculos- dos caps más y de ahí, el drama jujuju

Quería mencionar dos cosas:
La primera: Los lobos en mi fic están enormes, ¿Recuerdan los lobos de crepúsculo? Yo los imagino y describo así. He aquí un ejemplo

Segunda: Jimin como humano mide 1.82 m. Hay que recordar que los omegas (por lo menos en mi fic) no tienen gran tamaño. Entonces se podría decir que Jimin a excepción del olor, tiene todas las características de un alfa (por eso Jungkook pensó que era un alfa al principio)

Aquí una tabla sobre alturas en mi fic lol

Osea que Nam mide 1.93 m y Kook 1.96 m juju

¿ustedes que serían?

Trataré de dejarles un dato interesante de los personajes o algo relacionado de la historia por capítulo, el de hoy es sobre cosas del clan Park:

Una de sus habilidades es la capacidad de borrar su rastro, o su olor. Esto lo aprendió de su hermano mayor, quienes juntos siempre "entrenaban" transformados y exploraban todas sus habilidades. Como ya di a conocer en los primeros capítulos, Jimin tiene pegue, y no solo en la manada liderada por los Jeon, también en la manada en la que pertenecía (en donde solo la querían para adueñarse del clan) por lo que su hermano lo entrenó para defenderse y para borrar su olor, y así evitarse malos ratos.

Ahora, no puede borrar o suprimir su olor todo el tiempo, pues hacer eso le quita mucha energía, y por supuesto, lleva mucho esfuerzo. Ahí es donde el uso de los supresores entran, pues cuando ya no le quedaba fuerza para suprimir su olor usaba los supresores que Yowon le conseguía.

¿Dudas? Pregunta bebé

hiena

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