4 ; un largo cumpleaños I
Estrellas
Jimin observó a Jeongguk dormido en el sillón del primer piso. Por cuestión de "respeto" el pelinegro no dormía en su habitación para que Jimin no se sintiera incómodo. Si de por sí, no estaba en buenos términos con el albino, no se podía imaginar lo peor que se llevarían si lo obligaba a dormir con él en la misma cama.
Jimin no objetó. Solo agradeció con un asentimiento y la misma cara de amargado que se cargaba cuando estaba con él. Pero, por alguna razón, Jeongguk lo tomó como un buen inicio.
Pero, por lo contrario a lo que imaginó, su relación con Jimin iba cada vez más en picada.
El omega seguía escapando por las noches, rara vez hablaban y cuando lo hacían solo lo hacían para discutir.
El albino seguía mirando descansar a Jeongguk y seguía sin tomar una decisión. ¿Debería escaparse cómo siempre o solo por ese día hacer una excepción?
Ni siquiera sabía por qué exactamente se estaba cuestionando eso. De unos días para acá Jimin le hablaba mal y lo hacía enojar cada que podía, pero cuando el día anterior lo vio con el ceño fruncido y con notable dolor de espalda, la verdad se sintió un poco mal. Porque de seguro todos esos dolores los habían provocado la rigidez del sofá donde llevaba durmiendo ya varios días.
—Jeongguk —El chico se paró y comenzó a picar con su dedo una de las mejillas del pelinegro —Gguk... —susurró de nuevo.
El mayor abrió uno de sus ojos con lentitud.
—¿Mimi? — su voz salió más grave de lo normal y sin darse cuenta, Jimin sintió un escalofrío.
—Sí, ajá—Habló con susurros, pasando una de sus manos por el oscuro cabello del alfa listo para dar un tirón, pero retractándose al ultimo momento—Ve a dormir a la cama. Te ves incómodo.
Jeongguk talló uno de sus ojos y se sentó en el sofá, negando y mirando a la nada, cosa que le hizo gracia al omega.
—No quiero incomodarte —respondió después de pocos segundos, ahora mirándolo a él.
El omega se veía perfecto a los ojos del alfa. Su cabello blanco algo largo, sus ojos con un tono celeste mezclado con un gris humo y sus blancas y tupidas pestañas hacían que su lobo interior brincara de emoción. Su Jimin era tan único y hermoso que moría por presumirle a todos que él era suyo.
—No me vas a incomodar... —La voz suave de Jimin lo sacó de sus pensamientos.
Y no pudo evitar sonreír ante ese comentario ¿Por fin podrían dormir juntos como la pareja que eran?
—... porque ya me voy.
Jeongguk se paró de golpe del sillón haciendo que Jimin, quien estaba en cuclillas a su lado, cayera de sentón del susto.
—No te vas a ir.
Enojo. Decepción. Su lobo, del lado Jeon, de inmediato captó las emociones de Jeongguk.
—¿Perdón? ¿Me lo estás pidiendo o me lo estás ordenando? —Jimin también se puso de pie, a la defensiva.
—Como lo quieras ver, pero de aquí no sales.
El omega bufó con exageración —No eres ni una mierda para que me digas que hacer. No me puedes obligar a nada.
Y antes de que Jeongguk pudiera contestar, él dejó de sentir "su lado Park". El sentimiento era algo difícil de explicar, pero solo sabía que Jimin bloqueó sus emociones para que no las pudiera sentir.
—Pues soy tu futuro marido.
Jimin bufó nuevamente, pero esta vez con una pequeña risa —¿Según quién? ¿Tú?
El pelinegro apretó su quijada y odió un poco al chico que tenía en frente por bloquear sus emociones. ¿Ahora cómo podía saber que estaba sintiendo?
—Mierda Jimin, ¡Solo quiero dormir contigo!
—Pues yo no —Y justo ahí, Jeongguk sintió un golpe en su orgullo, Jimin lo barrió con la mirada con cara de asco —No debí levantarte, eso me pasa por querer ser amable con alguien como tú.
—¿Alguien como yo, dices?
Una de las ventajas del lazo es que si Jimin bloqueaba sus emociones, él tampoco podía sentir las de él. Era todo o nada. Así que agradeció mentalmente que el peliblanco no pudiera sentir lo herido que se sentía.
—Si Jeongguk, alguien como tú.
—¿Y cómo es una persona como yo? Claro, si se puede saber.
Jimin tomo un abrigo del perchero y se acercó demasiado a Jeongguk.
—Asquerosamente egoísta —Murmuró con una mueca de asco en su cara.
Y sin más, lo pasó de largo y un portazo resonó en la casa.
Jeongguk se sintió tan herido, que después de varios segundos notó la ausencia del chico.
« Asquerosamente egoísta »
El pelinegro se sentó en la cama, repitiendo la misma frase una y otra vez, tratando de procesar todo.
¿Era un egoísta por querer dormir con él? ¿Querer abrazarlo en la noche lo hacía una persona asquerosa? Suspiró tirándose a la cama y aspirando el olor de Jimin. Con un sentimiento horrible en el pecho abrazó la almohada que tenía el olor más intenso y cerró los ojos, evitando pensar en él.
Por el otro lado, el pálido se dejó caer de sentón apenas dio el portazo.
No quería volver a sentirse como antes: sometido. Nadie jamás en la manada le había levantado la voz.
Hasta que conoció a Jeongguk.
Antes de que fuese más tarde, optó por largarse de casa del alfa. Bajó las escaleras de la entrada con prisa y cerró con más fuerza el abrigo que lo cubría.
No lo pensó mucho. Caminó en dirección a su lugar seguro, sorbiendo la nariz al tiempo que sentía como las ramas se incrustaban en la planta de sus pies. Apretó la mandíbula y negó para sí mismo, enojado con Jeongguk, como ya era costumbre.
Jeongguk no hacía más que arruinar los pocos momentos en los que no quería arrancarle la cabeza, pero la verdad es que ese comportamiento que el alfa tomó minutos de atrás sí lo habían logrado asustar. El sentimiento no duró demasiado porque el coraje terminó contestando por él, pero eso no significaba que no ocurría otra vez. Le aterraba pensar que en algún punto de su vida lo terminaría sometiendo. Que se convertiría en un omega dócil.
Las actitudes de Jeongguk se "justificarían" por su naturaleza alfa, pero Jimin no creía en eso. Especialmente porque conocía a uno que era completamente lo contrario. Que era un ángel. El lobo ideal. Y sin duda, también su lugar seguro.
Así que, aceleró el paso y se detuvo cuando escuchó su nombre.
—¿Jimin? —el alfa sonrió, sentado cerca de la copa de uno de los pinos más grandes que encontrabas dentro del pueblo.
—Déjame dormir contigo.
Namjoon saltó del pino hasta el techo de su casa y se sentó en el tejado con una sonrisa —¿Tienes sueño?
—La verdad no.
—Entonces ven a ver las estrellas conmigo.
♥♥♥
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