27 ; otros ojos IV *
⚠️ Advertencia: Contenido explícito ⚠️
Aniversario
Jeongguk, frente al espejo, no se decidía entre usar una camisa de botones negra o una gris. Se ponía por encima cada una, y bufando, las dejó en la cama de nuevo.
—Ponte la negra —Habló Jimin, saliendo del baño con una bata mientras secaba su cabello con una toalla pequeña —Así iremos combinados.
Jeongguk sonrió —Excelente. Solo no me hagas ponerme una corbata, amor.
—No lo haré. Pero ya métete a bañar, guapo, que no llegaré tarde por tu culpa.
—Sí, sí.
Jeongguk se metió al baño con una sonrisa y el omega se sentó frente al tocador.
Los días se habían pasado volando y antes de lo esperado ya habían pasado dos semanas desde que se habían vuelto novios. Jeongguk se mostró cariñoso desde el día uno, mientras Jimin cada día se iba abriendo y desenvolviendo, a pesar de no ser muy cariñoso. El alfa vivía sorprendiéndolo con motes y actitudes tan lindas y románticas que él terminaba queriéndolo hacer también.
Y ese día, sábado, era un bonito día para demostrarlo.
Daehyun y Seongji cumplían veinticinco años de enlazados y lo iban a festejar con todo el pueblo a lo grande en la plaza principal. Y obviamente tenían que ir, lo que lo convertía en su primera salida pública como pareja, ya de forma oficial.
El albino no podía evitar temblar al imaginarse el escenario. A las pláticas que tendría con varios adultos por estar junto a Jeongguk, pero sobre todo a las miradas que estarían sobre él y su novio durante todo el rato.
Antes de que Jimin lo notara, ya había pasado el suficiente tiempo como para que el alfa saliera del baño con el pantalón de vestir negro sin abrochar, el torso descubierto y el cabello húmedo, que secaba con su toalla.
El omega sonrió. Eran pocas las veces que Jeongguk se soltaba el cabello. Casi siempre salía de la ducha con una cebolla baja -y prácticamente goteando- o ya salía con el cabello seco.
Verlo así de guapo, con el cabello azabache llegándole por debajo de los hombros, lo hizo sonreír ampliamente. Se paró del tocador después de ponerse crema facial y golpeó el asiento sonriente.
—Siéntate mi amor.
Los motes cariñosos nunca podían faltar.
—Primero dame un besito.
Y los besos tampoco.
Jimin tomó la cintura del alfa, dejó un beso en la comisura de su labio y después en sus labios. No importaba a qué hora, cuantos o que tanto duraban, los besos de Jeongguk siempre eran bienvenidos.
El alfa se sentó con su sonrisa de conejo y se dejó mimar. El albino secó su cabello con la secadora por unos largos minutos y cuando la apagó para tomar un peine del baño para desenredar el suyo, Jeongguk aprovechó para hablar.
—¿Por qué estás tan nervioso, lindo?
Jimin, con las facciones serias con el perfecto mensaje "¿Es enserio que me estas preguntando eso?" escrito en la frente, se asomó del baño —Por primera vez vamos a salir como pareja y obviamente todos van a estar de curiosos.
—Chismosos —Corrigió el alfa.
—Exactamente.
—Pues ignóralos, mi vida —Respondió simple —Sonríe y pídeles que se metan en sus propios asuntos y que nos dejen en paz.
Jimin ladeó la cabeza con los mismos gestos endurecidos —¡¿Cómo les voy a decir eso, Jeongguk?! Todos van a estar ahí.
El alfa se recogió el cabello —Pues yo si voy a decir eso.
—Estás loco, mejor llegando a la plaza corremos y nos refugiamos con nuestros amigos. ¿Sí? Sí adultos nos hablan sonreímos y hablamos con educación y salimos de ahí a penas tengamos oportunidad.
—No podría estar más de acuerdo —Sonrió —Sigues tú bonito —Se puso de pie — Por tu hermoso trasero aquí y déjame secar tu cabello.
Jimin soltó una risa nasal y antes de sentarse, se acercó al alfa —Ahora yo quiero beso.
—Los que quieras.
Después de darse un beso más largo que el anterior, el alfa secó el cabello blanco de Jimin. Besó su coronilla y lo cepilló cuando ya estaba seco. Puso a calentar la plancha del cabello -uno de los mil regalos por parte de Sunah- en lo que se metía al baño para cambiarse.
Jeongguk se arregló mejor la cebolla y con ayuda de la plancha conectada, alisó un poco el cabello que caía levemente por los lados de su cara y su fleco. Jimin regresó del baño y cuando lo miró por el reflejo del espejo, se quedó boquiabierto.
El albino se puso de perfil y después de frente para mirar como el conjunto ajustaba demasiado a su cuerpo. Su camisa de vestir con pequeños olanes cerca de los botones y un pantalón que resaltaba un muy buen atributo.
—Sunah y Seokjin les pidió a las Min que me lo hicieran. Insiste en que el negro es mi color —Sonrió, pero al ver a Jeongguk con prácticamente corazones en los ojos, soltó una risa —¿Tan raro me veo?
—Te ves tan hermoso que no puedo quitarte la mirada de encima.
Jimin volvió a reír, negando levemente —Nunca me la quitas.
—Pues ahora con más razón.
Jeongguk lo tomó de la cintura y besó su mejilla al pegarlo a su cuerpo. Miró a ver su reflejo, y los dos, como idiotas, comenzaron a posar como si el espejo fuese una cámara profesional.
El alfa volvió a dejar un beso en su mejilla, esta vez demasiado sonoro —Ya me voy a cambiar.
—Quédate sin camisa por más tiempo —Jeongguk levantó la ceja —Porque la camisa se te va a arrugar...
El pelinegro se acercó a la oreja del albino y mordió la parte superior antes de susurrar —Cuando lleguemos me quito lo que quieras.
El peliblanco, con una sonrisa avergonzada, golpeó el hombro del alfa como reprimenda, observándolo tratar de esquivar el golpe y corriendo con una cara graciosa hacia el perchero donde su camisa estaba colgada.
Jimin se sentó en el tocador y después de ponerse sus aretes -en la perforación que Jeongguk le había hecho varias noches atrás- comenzó a mover su cabello en secciones para ver dónde necesitaba alisar.
Miró la espalda del pelinegro por el reflejo y después de sonreír enamorado, murmuró por lo bajo.
—Puede que te tome la palabra —soltó casi inaudible.
—Te oí.
—Ya sé.
///
—Entonces... —Hoseok, su amigo de la infancia, habló con una sonrisa, extendiéndole una cerveza —¿Lee Sunji?
Namjoon apretó la quijada y se giró de inmediato para ver a Hoseok.
—¿Quién te fue con el chisme?
El omega se hizo de los oídos sordos y abrió su lata de cerveza —¿No es poco ético salir con la hermana de tu cuñada?
Namjoon trató de patear a Hoseok, pero el omega fue más rápido y se movió antes de que lo pudiera tocar.
—Ya, ya —Soltó una risa, reincorporándose a su lado —Sabes que es broma. Se ven lindos. Creo que Sunji es la que mandaría en la relación.
Namjoon sonrió, mirando su cerveza —Yo también.
Los dos sonrieron y le dieron un sorbo a su lata de cerveza, observando como poco a poco llegaba la gente. Cuando los Min llegaron, Yoongi se sentó con ellos, Jungwoo corrió con sus amigos y sus hermanas caminaron juntas sin rumbo por la plaza. Después llegó Jaeno con sus padres. Ambos saludaron a los jóvenes y después se fueron con los adultos, dejando a su hijo con ellos.
—Oigan —Hoseok habló mirando a la entrada —Cuando llegue Jeongguk Namjoon nos va a platicar algo importante.
Jaeno levantó una ceja —¿Y a ti ya te lo contó?
—Algo así —Respondió simple.
—¿Pero Jeongguk si estará con nosotros?
—Oh —Hoseok se paró derecho —No había pensado en eso. Yo digo que sí. Ya es el supremo, ya no está obligado a estar con los ancianos.
—Y si sigue con ellos, entonces vamos por él y ya.
—Llegó alguien.
Los cuatro se giraron en dirección de la entrada del lugar, donde Sunji y su padre y madre, iban entrando. Llevaba su cabello semirecogido y con un vestido azul ni suelto ni pegado.
Yoongi sonrió —La loca.
Namjoon respondió con un golpe en la nuca.
Aunque parecía lo contrario, Sunji era una amiga muy cercana de Yoongi. Se trataban como hermanos que no dejaban de molestarse con leves golpes o insultos inofensivos. Cómo pasaba demasiado tiempo con sus hermanas poco a poco la fue conociendo y sin evitarlo ya la consideraba una excelente amiga.
Y eso ya todos lo sabían, por eso, escuchar a Yoongi llamar loca a Sunji no era nada del otro mundo, al igual si la rubia golpeaba al peligris o si lo llama abuelo o amargado, sin importarle que casi tuvieran la misma personalidad.
—¿Le dices loca porque sí se atrevió a meterse con los Sung?
—Cierto —El peligris asintió —No es loca, es suicida.
—Es valiente —agregó Jaeno.
Hoseok levantó una ceja —Pero no tan valiente como los que acaban de llegar.
Los cuatro miraron nuevamente hacia la entrada. Jeongguk, con el cabello atado y con un traje negro con aires semiformales, llegaba tomado de la mano con Jimin, también luciendo un traje completamente negro un poco mas cernido a su cuerpo.
Los cuatro miraron a Ilhwa, Sunji y Haneul, que soltaron un gritillo al verlos. No pudieron evitar reír al ver la cara que Jimin les hizo y la sonrisa de idiota en la cara de su mejor amigo.
—Pobre Jimin-ah. Lidiar con mis hermanas, Sunji y ahora con Jeongguk.
—Todavía no puedo creer que sea verdad —Jaeno suspiró inaudible.
—Pues si quedan.
Los cuatro siguieron a la pareja con la mirada, que hacían una reverencia a los Jeon y se saludaban después con abrazos.
El peligris golpeó el pecho de Jaeno levemente —Vamos por él.
Jaeno asintió con una sonrisa y caminaron hacia la pareja.
Jimin abrazaba el brazo de Jeongguk hasta que un toque en su hombro la hizo girarse.
—Hola Jimin-ah —Habló Jaeno con su melodiosa voz, haciendo sonreír al albino al instante.
—Hola —respondió risueño —Que bueno que los veo, no les había podido agradecer por lo que pasó en el bosque. Perdonen por hacerlo hasta ahora.
Ni Jaeno ni Yoongi dejaron que el albino hiciera una reverencia. Negaron con las manos y la cabeza como locos, tomándolo por los hombros y enderezando su espalda.
—No hagas eso, enserio no tienes nada que agradecer —Jaeno habló.
—Además, Gguk-ah hizo que todos nos hicieran una reverencia en el consejo.
Jimin se giró hacía su alfa, que desvió la mirada de inmediato, repentinamente sintiendo interés por la decoración dorada de la plaza.
—¿Enserio? —Preguntó sin quitar la mirada de su novio.
—Sí —Respondió Yoongi —En fin...
—¿Te podemos quitar a Jeonggukie un rato?
Jimin sonrió —Claro.
Los alfas tomaron al pelinegro por el brazo, pero él se inclinó hacia el albino.
—Ahorita me deshago de ellos —prometió en voz alta.
—No hay prisa, yo voy con las chicas.
Jeongguk fue jalado nuevamente, pero Jimin tomó ambas mejillas del alfa y le plantó un beso en los labios.
—Diviértanse —Agregó antes de darse vuelta y caminar en dirección a sus amigas.
El alfa supremo sonrió y caminó junto a Jaeno y Yoongi hacía donde estaban Namjoon y Hoseok sentados con una sonrisa burlesca en sus rostros.
—¿Qué? —Fue lo primero que dijo cuándo se sentó en medio, con todos mirándolo con curiosidad.
"Ahora te toca a ti"
Jimin ocultó su risa con la lata de cerveza en sus labios, observando como todos miraban expectantes al alfa. Jeongguk lo miró y blanqueó los ojos después de mirar a sus amigos.
"Sálvame, mi amor"
Jeongguk respondió, pero Jimin ya estaba en medio de la conversación con las hermanas peligrises.
—¿Y? —Jaeno levantó las cejas.
El alfa pelinegro parpadeó varias veces —¿Me hablaron? No los oí.
Yoongi blanqueó los ojos —¿Desde cuándo hay un Jimin y tú?
—Desde hace meses —respondió simple, tomándole a la cerveza de Namjoon como si fuese suya.
—¿Y cómo fue? —Hoseok indagó con una sonrisilla.
El pelinegro se encogió de hombros —Se dio.
—Pero...
—Lo adoro en todos los sentidos, ya dejen de preguntar.
Había una gran diferencia entre las amistades de Jeongguk y las de Jimin.
Las del albino, en su mayoría eran omegas románticas. Les interesaba saber cómo es que Jimin se sentía con Gguk, cómo lo trataba, que le gustaba de él, y el omega, aun siendo reservado, les contaba. Jeongguk y sus amigos no eran así. Los alfas en su mayoría, si es que les llegara a importar la relación, no preguntarían cómo se siente Jeongguk o cosas por el estilo, sino sólo preguntarían el comienzo o el por qué, solo por saber. Para no quedarse con la duda o en pocas palabras, por chismosos.
Al contrario de lo que Jimin pensó que sucedería, los alfas no insistieron como lo hubiesen hecho sus amigas. Ellos entendieron -o aceptaron a regañadientes- que Jeongguk no diría nada y ni se molestaron en preguntar de nuevo. Mucho menos cuando un nuevo tema salió.
Hoseok agitó las manos, llamando la atención de los alfas —Esperen, esperen, ya que estamos todos, Namjoon nos va a decir algo.
Jeongguk levantó una de sus cejas —¿Qué es?
—Cállate Hoseok.
—No, no te calles Hoseok —Yoongi sonrió.
—¿Qué pasó? —Jaeno frunció el ceño y se acabó la cerveza de golpe, mirando la cara de maldad que cargaba Hoseok mientras miraba a Namjoon a los ojos con una ceja elevada.
—¿Tú o yo? —El omega le preguntó al alfa con hoyuelos, y Namjoon, después de inhalar y exhalar repetidas veces, miró con seriedad a Hoseok, que le respondió con una sonrisa con aires de inocencia.
—Te odio —dijo serio.
—¿Entonces yo?
El alfa castaño blanqueó los ojos, pero se rindió —Le voy a pedir a Sunji que sea mi novia.
Los tres alfas miraron boquiabiertos al alfa castaño más alto.
—¡¿QUÉ?! —Jaeno prácticamente gritó, encogiéndose en su lugar cuando captó miradas de los demás.
—¡¿Sunji y tú?! —Jeongguk preguntó fuerte también, sin importarle si lo miraban o no.
El peligris frunció el ceño —¿Qué a ti no te gustaba Jim—
Tanto Jaeno, como Namjoon miraron secamente a Yoongi, que se calló de inmediato.
—¿Jimin? —Jeongguk preguntó con las cejas fruncidas —A Nam nunca le gustó Jimin —habló sonando obvio.
—Claro que no —dijo Jaeno rápidamente — Pero ¿Entonces ya están saliendo? ¿O apenas te le vas a acercar?
Namjoon le agradeció mentalmente a Jaeno por seguir la conversación.
—Ya estamos saliendo —Explicó tranquilo, arrebatándole la cerveza a Jeongguk, que le sonrió como niño en respuesta.
—¿Por eso te volviste loco cuando se metió con los Sung?
Namjoon bufó como si hubiesen dicho una broma —No me volví loco.
Yoongi y Jaeno lo miraron serios.
—¿Desde que el alfa se metió al territorio sales con ella? —Preguntó Hoseok estupefacto.
—Algo así. Me gusta mucho, pero estoy o estamos llevando las cosas de forma tranquila.
El único omega de la mesa frunció el ceño, recordando las palabras de Sunji hacía unas semanas atrás. Si no mal recordaba, la rubia había dicho que ella definitivamente no quería eso de "tranquilo y sin prisa", pero no sería un maldito y se lo diría al alfa, traicionando su confianza.
Pero tal vez sí podía ayudar...
—¿Y ella quiere eso?—Hoseok preguntó, haciendo que todos los alfas lo miraran con el ceño fruncido.
El alfa con hoyuelos frunció el ceño —¿Sí?
Namjoon podría ser un genio, o un estratega o hasta un dios, pero con el tema de los amores se notaba que no era el mejor.
—Eso no sonó convincente. ¿Hablaste con ella y le dijiste que lo quieres llevar tranquilo? ¿Le dijiste por qué?
—No —Respondió dudoso —Pero se entiende que q-
Hoseok negó levemente —Alfas...
Se puso de pie después de blanquear los ojos, y con la cerveza en mano, dio dos pasos.
—¿A dónde vas?
—Con mis amigas.
—¡Hoseok-ah! —El castaño se giró levemente —¿Qué hago? —Preguntó sintiéndose inseguro de repente.
—Pregúntale —Respondió simple —Que siente, que quiere. No es tan difícil.
Hoseok caminó hacia la mesa donde estaban sentadas las omegas y Sunji. Todas escuchaban a Jimin emocionadas y el omega parecía explayarse con las palabras por su sonrojo y movimiento de manos.
—Fue mi idea —Escuchó hablar a Jimin, que estaba sonrojado —¿Pueden creerlo? Estamos combinados como —Miró a Hoseok sentarse a lado de Ilhwa —¡Hola Hobi! —Señaló la mesa en la que estaba con la cabeza —¿Lo llenaron de preguntas?
Hoseok sonrió y despistadamente miró a Sunji —Algo así.
///
Las horas pasaban y como era de esperarse, nadie se quedó en el mismo lugar. Jeongguk había escapado de los ancianos y sus pláticas donde debatían la idea de irse a la ciudad. Tal vez era su tercera o quinta cerveza, pero no le importaba mucho.
Jimin estaba bailando con los niños de alguna familia junto con Hoseok y el alfa sonrió enternecido por la vista.
—Así que ya hay un Jimin y tú.
Namjoon le tendió una cerveza helada a su mejor amigo y se recargó junto a él en la barda de piedra que delineaba el terreno de la plaza.
—Todavía no lo puedo creer —Sonrió y abrió la lata —Es demasiado bueno para ser verdad.
Namjoon, sin quitarle la mirada de encima, sonrió —Me alegro mucho por ti.
—No me esperaba lo de tu y Sunji, eh —Se giró levemente para mirarlo por primera vez. El castaño giró levemente su cabeza e hizo una pequeña mueca.
—Si... Hoseok es un estúpido —dijo soltando una risa nasal —Pero de hecho de eso quería hablarte. Necesito preguntarte algo.
Jeongguk asintió, dejando su cerveza de lado —Dime.
—¿Me odiarías si te digo que quiero irme del pueblo?
Jeongguk sonrió incrédulo, y después le pegó el hombro levemente —¿Me vas dejar solo, maldito?
Pero Namjoon no sonrió. Miró hacía el frente y suspiró —No estoy jugando, Kookie.
—¿Por qué mierda te quieres ir? —Ya sin una pizca de broma en su voz o expresión corporal, Jeongguk se paró frente a Namjoon con los ojos más abiertos de lo normal y el ceño fruncido.
—Sé que Sunji se va a querer ir y es mi oportunidad — El pelinegro abrió la boca, pero no dijo nada. El castaño, al ver eso, continuó hablando —No me malinterpretes, Gguk. Amo el pueblo, muchísimo, pero me siento estancado aquí, como si estuviera a punto de asfixiarme —Movió sus manos, sin evitar el hacer ademanes para expresarse —Quiero aprender, ayudar. Quiero salir de aquí. Estudiar filosofía, ver el mar con mis propios ojos, salir...
Jeongguk se preocupó cuando los ojos de Namjoon se veían más decididos que nunca. Quiso decirle cómo él se sentía, pero se arrepintió. No quería ser egoísta, así que todas esas palabras las cambió, y comenzó a hablarle de forma objetiva, fingiendo no estar tan lastimado o sorprendido por la inesperada decisión.
—Jamás te odiaría —Fue lo primero que dijo —Mucho menos te detendría, pero tienes que pensarlo bien. Son tres años Nam, no verás crecer a tu hermano por un tiempo o tal vez no conocerás enseguida a tu primer sobrino. Irse no es tan fácil como suena.
El castaño asintió—Sí recuerdo que casi no me reconoces.
Jeongguk se volvió a recargar a su lado y mirando al cielo, hizo una mueca.
—Si decides irte Jimin se va a poner muy mal.
Namjoon negó cortamente —Estará bien. Te tiene a ti. Pero no se lo digas. Yo veré cuando hacerlo.
—Por favor piénsalo bien.
Namjoon conocía perfectamente a Jeongguk. y cuando vio sus ojos de ciervo y escuchó su voz apagada, lo rodeó con su hombro, sonriendo levemente.
—No te pongas triste, Kookie —Habló suave.
—Te vuelvo a ver después de cinco años y resulta que ahora tú te vas.
—Pero como tú, también regresaré —Sonrió y Jeongguk soltó una risa nasal —Oh, calla.
Jimin, con pasos apurados, comenzó a caminar hacia ellos. La sonrisa de Jeongguk apareció por fin y Namjoon le dio un zape leve al más alto.
—¡Hola Namu! —El albino abrazó a Namjoon con una sonrisa.
—Hola enano —El castaño respondió en su cabello y lo soltó cuando el omega se paró sonriente frente a ellos.
—¿Ya hablaste con Sunji? —Preguntó el peliblanco elevando sus cejas varias veces.
Jeongguk lo miró ofendido —¿Tú ya lo sabías?
—Claro —Sonrió con aires de inocencia —Me contó cuando me quedé en su antigua casa, en tu celo.
El pelinegro se giró hacia el alfa castaño, que le sonrió sin mostrar los dientes —¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Porque no es cualquier cosa, Jeongguk —Habló obvio —Y no quería decir nada hasta estar seguro. A parte sé que tienes muchas cosas en la cabeza y estás muy ocupado como para escuchar todas mis dudas.
—Eres mi hermano —Soltó ofendido —Todo, menos Jimin, queda en segundo plano cuando se trata de ti.
Tanto el albino como el castaño soltaron una risa, una más fuerte que otra.
—Bueno, bueno —Jimin agitó sus manos —¿Ya hablaste con ella o no?
—Aún no. Nos vimos antes de venir y ahorita que esté con sus amigas no la quiero interrumpir —Sonrió —En un rato iré.
Jimin asintió. A sus espaldas, Seongji, sonriente por tener un yerno, lo llamó a él y a Jeongguk, posiblemente para presumirlos con sus amigos.
La pareja sonrió y juntos se disculparon con Namjoon, quien negó con la sonrisa que lo caracterizaba y los miró caminar tomados de la mano hacia donde los llamaban.
—Nam —Un alfa se paró a su lado.
—Ya sé que me vas a decir, Jaeno. Estoy bien.
El alfa más bajo por unos cuantos centímetros se recargó a su lado con los brazos cruzados.
—Justamente eso es lo que me preocupa, te ves como si nada. Jimin está ahí, con tu mejor amigo y ahora resulta que tú y Sunji se traen algo. ¿Soy el único imbécil que no sabe nada?
—Nadie sabía nada, Jae —Explicó con una sonrisa triste.
—Necesitas hablar.
Namjoon sonrió —¿Cómo haces para saber que hay en mi cabeza?
—Jeongguk podrá ser tu hermano pero yo soy tu alma gemela y lo sabes.
Jaeno no mintió. Parecía como si los alfas castaños compartieran un tipo de lazo amistoso o algo parecido. Namjoon leía a Jaeno a la perfección y viceversa, como en esa ocasión. A los ojos de Jaeno, el alfa se estaba ahogando en sus propias palabras sin soltar.
—Supongo que tienes razón —Namjoon musitó antes de darle un sorbo a su lata.
—¿Entonces? ¿Sunji?
—Me gusta mucho —Sonrió —Es la primera vez que lo digo en voz alta —Soltó una risa nasal —Pero antes de hacer o decir cualquier cosa necesito aclarar mi mente. Últimamente he estado pensando en qué era Jimin para mí. Durante todo el tiempo que traté con él siempre lo vi como un amor imposible y uno no correspondido, Jaeno. Pero no sé si realmente estaba enamorado de él.
El alfa más bajo ladeo la cabeza y entrecerró los ojos —Creo que desde el segundo que lo dudaste ya es una prueba clara de que no.
—Jimin me dijo que estaba enamorado de mi —Jaeno lo miró rápido —Pero sé que era mentira. Una mentira que él mismo se creyó —Suspiró —Estaba buscando algo a que aferrarse y pues, me escogió a mí.
Namjoon no era tonto. Durante cinco años Jimin no mostró señales de estar interesado en él de forma romántica. Era un hombre cariñoso y dulce con él, hasta ahí. Pero luego un extraño lo marca y Jimin está sorpresivamente interesado en él y le pide escapar.
Después de besarse y de ordenarle al albino que se fuera, Namjoon no pudo dormir ese día, ni el día siguiente.
Sabía que Jimin estaba equivocado, pero aun así lo besó. Su egoísmo pudo más que su lógica y se terminó aprovechando de él. Y cuando resultó que Jeongguk los apoyaba, se sintió peor.
—¿Cómo te sientes ahora?
—Como un idiota Jae —Respondió con toda la sinceridad del mundo —Me gusta Sunji, me encanta. Está hermosa, está buena, es valiente, amable, sincera, divertida y podría seguir todo el día diciendo lo que me gusta de ella. Pero la verdad me duele ver a Minnie con él.
Jaeno escuchó el dolor en su voz —Nam...
—Pero cuando estoy con Sunji todo se me olvida y me convierto en un cachorro otra vez. Solo pienso que quiero hacerla sonreír hasta que me muera.
—Nam... —Repitió.
—Soy un puto desastre. Y por eso me voy a ir.
Jaeno se paró derecho y lo miró estupefacto —¿Cómo?
—Jeongguk quiere mandar a varias personas a la ciudad para que después todo lo que aprendieron en su tiempo allá lo apliquen aquí.
—Mi padre me habló de eso —Jae frunció el ceño —¿Pero de qué te sirve irte?
—Sunji se va —Hizo una mueca —Y no hay poder humano ni cánido que la haga cambiar de opinión, y realmente no la quiero perder. Apenas estamos empezando y me da miedo que si se va, estos sentimientos se vayan con ella. O que ella regrese ya sin ningún interés en mí.
Jaeno lo miró sin siquiera esconder el enojo en su mirada o en su voz.
—Namjoon no seas un imbécil.
—Si me quedo aquí siento que nunca voy a superar a Jimin por completo y si nos vamos juntos podré concentrarme en Sunji.
—Escúchate hyung —Namjoon lo miró, y no supo si su tono de voz derrochaba molestia o decepción —No te estás yendo por las razones correctas.
—Esa es una de muchas, Jae-sshi —respondió —Pero sé que en esto tienes razón. No es lo mejor, pero es la única opción que me queda.
—Lo que estás escogiendo es el camino fácil, no te hagas pendejo.
—No pretendo hacerlo —Respondió brusco mirándolo a los ojos —Sé que lo soy.
El menor soltó una risa nasal —¿Estás consciente que si Sunji te escucha decir eso la vas a destrozar?
—Cállate Jae —Namjoon empujó levemente al alfa, haciendo obvio que ese último comentario había causado algo en él.
—Cállate tú —respondió sin esconder su molestia —Piensa antes de hablar. Me extraña ser yo quien te esté diciendo esto.
—Vete a la mierda —Namjoon contestó antes de lanzar la lata de cerveza al bote de basura con mucha más fuerza de la necesaria y después caminar hacia cualquier otra parte de la fiesta.
Jaeno no lo siguió. Necesitaba ser duro con él para que se escuchara a sí mismo. Eso era ser su alma gemela. Abrirle los ojos y estar con él en todo ese camino de descubrir qué es lo que realmente quiere, o en esta ocasión, hacerle ver que si quería estar con Sunji, necesitaba sacar por completo a Jimin de su corazón.
///
Sunji miró a su hermana, quien sonreía abrazada de Seokjin. No se hablaban, hasta casi ni se miraban, pero parecía que no dejaban de decirse chistes o algo parecido porque las risas no parecían querer detenerse.
Luego miró a Daehyun y Seongji, que se dieron un beso de esquimal para sonreírse después de abrazarse de lado. La pelinegra recargó su cabeza en el hombro de su esposo y miraron la fiesta, que seguía igual de animada que antes.
Luego estaba ella, sentada sola en una de las tantas mesas con su cerveza caliente en la mano. Según ella, luciendo patética ante cualquiera que la mirara.
Namjoon buscó entre las mesas y las personas, y después de varios intentos, la encontró. Sonrió y caminó hacia la rubia frente a él.
Arrastró la silla que estaba a su lado y se sentó, pero Sunji parecía que no lo había ni olido ni escuchado.
—Hola de nuevo —El alfa murmuró, estirando de forma gentil el dedo meñique de la rubia.
Sunji se giró levemente, reconociendo la presencia del castaño apenas escuchó su respiración tras ella. A pesar de que lo había visto varias horas antes, ya sentía que lo extrañaba, especialmente porque cada vez se veían más seguido y durante más tiempo.
—Hola.
Aunque estaba feliz de verlo, su triste semblante no cambió en lo absoluto.
Namjoon, por supuesto, no tardó en notarlo. Siguió la mirada de la rubia y no supo qué pensar cuando estaba clavada en Jimin y en Jeongguk.
No sacó conclusiones antes de tiempo, pero inconscientemente recordó a Yoongi cagándola cuando los cinco estaban sentados juntos.
Tal vez nunca se lo había dicho directamente, pero Namjoon podía jurar que la beta se sentía insegura. Y por un lado la comprendía. Que un alfa te comience a cortejar cuando antes no se despegaba de un omega era extraño para cualquiera. Especialmente cuando justo cuando hablan se da la noticia que ese omega ya está enlazado.
A los ojos de cualquiera -y desgraciadamente- Sunji lucía como la segunda opción de Namjoon. Un plato de segunda mesa.
Estaba de más mencionar que obviamente no era así. Lo de Namjoon y Sunji fue completamente inesperado.
A pesar de que ya se conocían desde antes, las pláticas cuando se encontraban en el bosque o en la calle fueron haciéndose más amenas y como fueron pasando los días la distancia se fue acortando y la confianza aumentando. Y antes de que se dieran cuenta Sunji ya estaba tirada en casa de Namjoon con toda la confianza del mundo mientras él acariciaba su cabello y daba ligeros jalones inofensivos para hacerla enojar porque se veía tierna.
De repente, cuando borrachos se besaron sin pensarlo mucho, se volvieron una especie de amigos con derecho o más, alguien con quien solo te besabas cada que se veían a solas.
Pero los intereses fueron creciendo por parte de ambos hasta que Sunji fue la primera en confesarse, y por ende, en preguntar qué debía hacer.
Ese "Aclárame que sientes para saber qué hacer con esto" mientras lo miraba con las manos en el pecho tratando de hablar seria para esconder sus nervios no podía salir de su mente. Tampoco cuando le preguntó lo obvio: sus sentimientos por Jimin.
Si actualmente seguía teniendo dudas, en ese entonces su mente estaba lo que le seguía de confundida, más con la llegada de la rubia, que causó un caos en su interior.
No sabía si se arrepentía o no, pero le respondió que Jimin fue una clase de primer amor o flechazo hacía muchos años y que ahora lo veía como su mejor amigo y un omega a quien protegía por mero instinto.
Sunji, cómo cualquier persona normal, no se le vio feliz con esa respuesta. El alfa no supo si le creyó o no, pero la plática murió ahí.
Que lo estuviera viendo en esos instantes sentía que le estaba confirmando que no le creía en lo absoluto, pero de nuevo, no quería sacar conclusiones por sí mismo.
Se recargó a su lado y pegó su cadera con la de ella, eliminando cualquier espacio que los separara.
—¿Por qué esos ojos tristes? —Preguntó serio, pero mostrando preocupación después de llevar un mechón de su cabello tras su oreja.
Sunji no lo miró, ni siquiera se inmutó. La beta, o era muy sincera y explosiva o era seria e indiferente, no había de otra, mucho menos un punto medio. Namjoon temía que a su lado, la rubia estuviera en modo antipática. No porque le molestara en realidad, sino porque realmente no quería verla con los ojos apagados y sin brillo que tenía ahora.
Quería ayudarla a mínimo sonreír, pero cuando estaba decidida, o en ese caso, indiferente, era extremadamente difícil.
Sunji suspiró y se cruzó de brazos, dejando la cerveza a su lado. —A veces, cuando vengo a eventos como estos y veo a parejas así, me pongo a pensar de más —Sonrió forzada —Regreso a casa y le pregunto a nuestros ancestros por qué nací beta. No me gusta sentirme insegura, pero cuando estoy a tu lado mi mente se vuelve un caos. Porque por mi culpa no podemos tener un lazo y tal vez ni siquiera cachorros. Cómo mujer no tengo nada que ofrecerte.
Eso era nuevo. Había intuido que Sunji no amaba ser una beta. Verla intentar conectarse con su lobo casi inexistente en el bosque lo hacía obvio, pero eso de un lazo y una familia no se le había pasado ni un poco por la cabeza.
—Estás muy equivocada —Fue lo primero que dijo, haciendo que Sunji por fin le sostuviera la mirada —No vuelvas a decir eso, nena. Si tanto quieres un lazo, vamos a conocernos tanto, que cuando apenas nos veamos ya sepamos que sentimos y que pensamos.
La rubia soltó una risa nasal —Siempre tienes algo lindo que decir.
Sonrió, acariciando su mejilla, para después girarse nuevamente y mirar su entorno.
Namjoon sonrió triste, sin mostrar los dientes pero no dijo nada. Se dejó caer en el respaldo de la silla y suspiró inaudible, sin saber qué hacer, ni siquiera que pensar.
Sunji no tenía ni idea de que él se quería ir con ella a la ciudad. Y a decir verdad, no sabía cómo lo tomaría. Esperaba que se emocionara y se lanzara a besarlo con efusividad, o al menos que sonriera, o mínimo que se lo tomara a bien.
Cuando se trataba de la beta rebelde no sabía exactamente qué esperar.
Así que, aún guardándose ese secreto, no entabló una conversación con la rubia hasta que la dejó hasta la puerta de su casa y le dio un casto beso en sus labios a escondidas de todos.
///
Cuando llegaron a casa, apenas cruzaron la puerta, Jeongguk desabotonó su camisa y Jimin se desfajó.
—¿Tu cuarto o el mío?
—El tuyo.
Desde el día que iniciaron su noviazgo no habían dormido separados. Todas las noches decidían sobre en qué cuarto iban a dormir y cambiaban constantemente de lugar.
—Hoy me encantó.
—Pues a mí me encantas tú —Jeongguk besó a Jimin por milésima vez en día —Se me olvidó lo mucho que todos te quieren. Hasta me puse celoso.
—Si a mí me quieren, a ti te adoran —Jimin correspondió su beso, y siguió la conversación en lo que subían las escaleras —Nunca te había visto con tus amigos de la infancia.
—Seokjin antes se juntaba más —El alfa sonrió —Pero hoy estuvo más pegado que nunca a Sunah. Les pediré que nos juntemos uno de estos días, los extrañaba.
—Invítalos a cenar —Sonrió —Yo me voy de paseo y ustedes ya se ven aquí.
Jeongguk arrugó la nariz —Ya veremos.
Jimin paró en seco —No guardé la comida en el refrigerador, no tardo.
Jeongguk asintió y cuando llegó a la habitación gris del albino se tiró de espaldas sobre la cama, con un brazo extendido y el otro tras su cabeza, después de haberse quitado los pantalones y lanzarlos al piso sin cuidado.
Jimin entró después, directo a su cajonera para tomar su pijama.
—Amor —Jeongguk sonrió —Mi cadena se atoró ¿Me ayudas?
El alfa no tardó ni medio segundo en ponerse de pie al ver al albino de espalda. Se acercó y con cuidado de no tocar la marca, se concentró en desabrochar el delgado collar. Pero Jimin aprovechó que tenía las manos desocupadas, y terminó de desabotonar su camisa de satin. Deslizó la prenda por su blanca piel y sonrió un poco cuando escuchó al alfa tras él tragar en seco.
Jeongguk al ver la espalda desnuda del omega y después de haber soltado por fin la cadena, bajó las manos por ambos hombros y no pudo evitar dejar un beso en los dos. Después bajó y dejó uno sobre uno de los músculos que se le marcaban. Cuando comenzó a tocar más piel de lo que había hecho antes, Jimin sonrió.
—Gracias.
Y caminó hacia el frente, dejando al alfa con las manos en el aire. Jeongguk sonrió y negó para sí mismo, sentándose en el colchón.
—De nada.
El omega, dándole la espalda, se quitó el pantalón con un poco de dificultad, sintiendo la mirada del pelinegro tras él. El alfa no se paró ni insistió, solo decidió disfrutar la maravillosa vista frente a él. Mejor se jaloneó levemente su rostro hacia abajo y suspiró al ver que el albino llevaba puesto unos bóxers muy, demasiado ajustados.
El, tratando de ocultar su sonrisa, se puso una camisa blanca un poco suelta. Cuando terminó de cambiarse, se dio media vuelta y caminó hacía el alfa, parándose entre el espacio que había entre sus piernas. Jeongguk no dejó de mirar al peliblanco, que se dispuso a terminar de desabotonar la camisa negra del alfa.
—¿No vas a ir por tu pijama? —el alfa negó —¿Quieres que te preste una?
—Dormiré en boxers.
Cuando la camisa de Jeongguk fue despojada de su cuerpo, el alfa no tardó en tomar a Jimin por la cintura y sentarlo en su regazo.
Como si tuviese prisa, se abalanzó a su boca. El peliblanco intensificó el beso apenas empezó y abrazó el cuello del alfa, metiendo la mano entre sus negros cabellos y restregándose sobre él sin darse cuenta.
El alfa respondió tomándolo por el trasero y levantándolo nuevamente para colocarlo mejor sobre su regazo -o sobre su entrepierna-. El omega se restregó más y Jeongguk lo tomó más fuerte.
El beso siguió pasional, húmedo y caliente. El omega succionó la lengua del contrario y él respondió mordiendo y jalándo su labio inferior para después lamerlo.
La ligera tela del boxer del alfa se movía a medida que la cadera del albino se mecía. Jimin podía sentir algo duro y casi palpitante donde estaba sentado. Temía estarle haciendo daño, y quiso aprovechar cuando Jeongguk se separó de su boca; iba a preguntarle si le dolía o si estaba cómodo en esa posición, pero cuando su húmeda lengua tocó su cuello, dejó de pensar.
Gimió y se meció hacia adelante cuando el alfa lamió hasta topar con su oreja. Lamió el lóbulo y apretó con fuerza su trasero soltando un jadeo. El omega sintió un cosquilleo y gimió nuevamente sintiendo la lengua del pelinegro queriendo bajar por sus clavículas.
Jeongguk subió las manos y con cuidado tomó el borde de la camisa.
—¿Puedo? —Preguntó con una voz que hizo que Jimin se mordiera el labio.
Cuando el albino asintió, el alfa se hizo un poco hacia atrás. Subió la camisa lentamente, observando fijamente cada centímetro de piel que quedaba al descubierto. Su abdomen marcado, el vello ligero y blanco bajo su ombligo, sus pezones casi transparentes, sus clavículas.
Terminó tragando en seco por milésima vez en la noche y arrojó la camisa hacia alguna parte de la habitación.
Jimin sonrió por puro nerviosismo, pero se relajó al instante cuando el pelinegro volvió a lamer su cuello, dejando inofensivas mordidas bajando por las clavículas.
Con una sonrisa traviesa en su rostro, Jeongguk se posó en su pezón derecho. Delineó con la punta de su lengua toda esa bendita piel, y después con fuerza succionó. Dentro de su boca jugó con su lengua y mordió levemente la punta. El albino lo tomó por la nuca y gimió, más porque sus miradas chocaban y sentía algo cada vez más duro en su trasero, que realmente por la sensación.
El alfa acarició el otro pezón con sus dedos y soltó el pezón de su boca. Solo besó la punta, después la mordió suavemente para terminar jugando con ella con la punta de la lengua. Ansioso, volvió a bajar y succionó la piel para dejar una marca.
Pellizcó su otro pezón al mismo tiempo y cuando se aseguró que el chupetón ya estaba hecho, volvió a su botón rosado pálido para succionarlo.
Lo abrazó por la cintura con una sola mano y se giró para quedar sobre él en la cama. Jaló la punta del pezón con los dientes y succionó esta vez con fuerza. Su lengua no dejaba de juguetear dentro de su boca y el albino trataba de evitar a toda costa el contacto visual y soltar gemidos por la vergüenza.
Volvió a succionar y lamer de forma lasciva esta vez el camino hacia su cuello, pero esta vez, con su mano derecha dibujó un camino que inició desde el centro de su pecho, continuó hasta su vientre y terminó en el elástico de su bóxer.
Como Jimin tenía las piernas abiertas no hubo dificultad alguna para que el alfa pudiera meter la mano. Con lentitud y sumo cuidado, tocó la punta de su pene, que ya estaba humedecida. Jimin inconscientemente respondió levantando sus caderas y llevando su cabeza hacia atrás, ya sin contener sus gemidos.
El alfa, aún queriendo escuchar sus gemidos, no lo soportó más y lo besó. Jimin respondió encantado, lamiendo su boca sin ninguna clase de pudor. Sintió como la gran mano del alfa envolvía su pene y comenzaba con el vaivén lento pero firme.
—Gguk... —Gimió en su boca.
Dejó de hacer presión en el tronco y bajó un poco la mano, pero cuando hizo el intento de tocar desde atrás para comenzar a tantear su entrada, Jimin se tensó. Por el lazo, el alfa no sólo sintió su excitación y nervios, también miedo. Algo que no había sentido.
El pecho del peliblanco subió con más fuerza y sintió sus piernas temblar.
El alfa succionó más fuerte la piel lechosa de su cuello y abandonó el elástico. Recorrió su cintura de forma casi territorial y lo pegó más a su cuerpo. Dejó su cuello libre y besó el lóbulo de su oreja y llegó a sus labios. Empezó con lengua y con Jimin respondiéndole de inmediato.
Como fueron pasando los segundos el beso fue bajando intensidad hasta llegar a los piquitos. El alfa dejó uno en sus labios y luego en su nariz, luego en sus mejillas, haciendo reír al omega entre sus brazos.
—Dejémoslo hasta aquí —Jeongguk dijo sonriendo.
Jimin lo abrazó más fuerte, luego miró hacia abajo, donde la prominente erección del pelinegro chocaba con su piel.
—Haré que te corras —Continuó el alfa.
Jimin bajó la mirada de nuevo y se mordió el labio inferior —¿Y tú?
Jeongguk sonrió avergonzado —Cuando termines yo iré al baño.
Iba a regresar la mano dentro de la ropa interior del albino, pero Jimin fue más rápido y acarició su espalda, haciéndolo parar.
—Hazlo ya— Jeongguk ladeó su cabeza con los ojos muy abiertos —Aquí. Juntos.
Algo en su voz, en su mirada o en su actitud hizo que su polla respingara y respondiera por él.
El omega se sentó con curiosidad y nerviosismo. Tomó la ropa interior del alfa y la bajó con lentitud. Como el pelinegro estaba recostado, su pene no tardó en pegarse a su abdomen de manera brusca. Aunque lo había visto levemente cuando al alfa le llegó el celo, verlo ahí, orgullosamente erguido y a todo color era completamente diferente. Las venas se marcaban de una forma exagerada y estaba más grande y gruesa que la suya, por obvias razones. Tenía ligero vello que empezaba desde debajo del ombligo y lo hacía lucir más sexy y varonil. Su cabeza era de un color rosado obscuro o de un café tenue y ya estaba mojada por el fluido que salía de la punta.
Jeongguk, bajo la mirada curiosa del albino, tomó su grosor con su mano derecha y comenzó con los movimientos en su pene.
Jimin se lamió los labios y observó al pelinegro. El alfa comenzó lento, observándose a sí mismo por no saber exactamente qué hacer. Jimin frente a él se inclinó un poco más y Jeongguk no pudo evitar aumentar la velocidad al ver sus labios gruesos ligeramente abiertos, más aún porque estaban hinchados y rosados y en su cuello y cuerpo ya estaban claras todas las marcas que les había hecho. Se veían, a causa de su blanca piel, los chupetones, las mordidas y cada succión. Cuando vio como sus pezones se volvían a endurecer solo con verlo, soltó un pequeño jadeo.
—Ven.
Jimin no lo escuchó. Para el omega no había nada más sexy que Jeongguk callando sus jadeos mientras se masturbaba tosco y rápido. Cómo se veían sus brazos, como se contraía su abdomen. Sin poder evitarlo, pasó una de sus manos por su torso y acarició la piel dura y tonificada.
—¿No te quieres unir? —Habló de nuevo el alfa al no escuchar respuesta.
El peliblanco asintió y se paró sobre sus rodillas en la cama. El pelinegro dejó de tocarse y sin dejarse de mirar a los ojos, le bajó por completo la ropa interior. Nervioso y con pudor, Jimin se dejó guíar por Jeongguk, que lo sentó en su regazo.
Cuando sus miembros tuvieron contacto, soltó un jadeo. Se sentía tan extraño pero adictivo a la vez. Las venas marcadas chocaban con las suyas. La diferencia de texturas, colores y tamaños hacía que fue difícil apartar la vista.
La mano del alfa rodeó los dos troncos y comenzó con el vaivén. Primero lento, disfrutando el choque de sus bolas pegadas y las expresiones eróticas de Jimin frente a él. Ese momento, donde estaban cara a cara, a milímetros de distancia, con las bocas abiertas una frente a la otra, pero sin besarse, era su favorito.
Esperar a que Jimin, o le gimiera en la boca, o se avalanzara a succionar su lengua, siempre era excitante, sorpresivo y sexy.
Sus labios gruesos y separados, ahora lejos de ser pálidos, estaban tocando los suyos, pero sin hacer nada. Jadeaba al también unir su mano a la de su novio por lo bajo y apretar más el agarre de sus penes.
—Jimin—Jeongguk habló, antes de morder su labio inferior y jalarlo levemente —¿Puedes hacer algo?
El omega tragó en seco, sintiéndose repentinamente más sensible al escuchar su nombre dicho por un Jeongguk jadeante en su boca.
—¿Qué hago?
—¿Puedes escupir aquí? —Preguntó, bajando la mirada a sus miembros siendo bombeados, sin bajar ni un poco la velocidad.
El albino se separó del rostro de su novio mientras salivaba más de lo que ya lo estaba haciendo. Cuando el pelinegro pidió eso para facilitar la fricción y lubricar sus pene, se imaginó que el albino solo escupiría o hasta que por la vergüenza dijera que no.
No que se inclinaría de esa forma tan caliente, menos que sacaría la lengua a centímetros de su cara y dejara caer la saliva que parecía agua. Su imaginación pudo más que él al tener esa vista y aumentó la velocidad junto con la fuerza de su agarre, soltando gemidos graves que ni se preocupó en ocultar.
Jimin, ya rendido, soltó el agarre de sus miembros, volvió a la boca del alfa y lo besó de forma lasciva, acto que Jeongguk recibió encantado y con más efusividad que nunca.
—Me prendes tanto, Jimin.
—Mmmh.
Amaba besarlo y lo hacía cada que tenía oportunidad. Desde el más mínimo roce hasta la forma más pasional y caliente.
El alfa siguió masturbando y Jimin respondió tomándolo por la nuca más tosco que antes. Jeongguk se sentía avergonzado y también muy cerca de correrse.
Pero Jimin se le adelantó. Rompió el beso para gemir y se corrió. Las tiras blancas que salían de su punta salieron con calma, como rara vez pasaba. Jeongguk aprovechó para usarlo de lubricante y apretó sus manos alrededor de los miembros, haciendo lloriquear al omega por la sobreestimulación.
—Gguk...
—Jimin —Respondió en su boca, sonrojado.
—¿Estás cerca?
Preguntó, zafándose del agarrare de su miembro y quitándose de encima. Acercó su cabeza por pura curiosidad hacia donde su novio seguía jalándo con violencia.
Jeongguk se sintió más cerca y una idea hizo que sus ojos brillaran.
—¿Puedo venirme en-
Jimin asintió con una sonrisilla, sin estar realmente interesado en dónde lo quería hacer. Se tumbó en la cama y Jeongguk no tardó en levantarse y poner las rodillas en la altura de su pecho. Con las mejillas sonrojadas miró al alfa masturbarse brusca y toscamente frente a su cara. Había una distancia considerable, pero la acortó apoyándose en sus codos.
El deseo de los ojos helados y los labios hinchados, rojos y llenos frente a él, hicieron que Jeongguk aumentara la velocidad. El albino, más por curiosidad que por cualquier otra cosa, se acercó más a la erección enorme frente a su cara. Calculó de manera rápida y acercando la cabeza, sacó la lengua para que la cabeza del pene chocara con ella cada que lo estiraba.
El sabor salado y raro de inmediato llegó a sus papilas gustativas y el alfa al sentir el contacto en la zona más sensible que tenía no pudo evitar gemir.
—Verga... —Jadeó.
Jimin, cuando vio que Jeongguk iba a hablar, cerró la boca y los ojos de golpe. Segundos después, el cálido líquido blanco salió de su punta, cayendo en direcciones aleatorias de su cara. Jeongguk, después de apreciar la vista por unos segundos, se quitó de encima.
—No te muevas, voy por papel.
El omega asintió con una sonrisa por la cara del alfa y lo vio correr al baño con el gran pene flácido colgando de entre sus piernas. El pelinegro regresó, recogió su ropa interior del piso y después de ponérsela de nuevo, limpió al albino con las mejillas sonrojadas y su sonrisa de conejo, teniendo cuidado de que su esencia no tocara sus ojos o alguna parte sensible.
Cuando terminó, dejó un beso en su frente, en su nariz y por último en sus labios. Después fue a tirar el rollo y la toallita que había utilizado. Regresó listo para ir a la cama con su novio, pero Jimin en lugar de estar acostado, estaba frente a su cajonera.
Miró a Jeongguk y sonrió con las mejillas coloradas.
—Me pondré la ropa interior —Explicó antes de caminar hacia el baño.
—Hazlo aquí—Respondió el alfa con una sonrisa, sentado en el colchón.
—Cállate —Jimin sonrió pero le hizo caso. Le dio la espalda y dejó que Jeongguk se lo comiera con la mirada y se agachó para ponerse los bóxers blancos.
Jeongguk se recostó en el lado en que acostumbraba dormir y volvió a sonreír. Evitaba la mirada porque no quería lidiar con su pene de nuevo, pero al cerrar los ojos un Jimin avergonzado, sonrojado y con los labios hinchados aparecía en su memoria, y mierda, era su nueva adicción. Sus gemidos se volvieron su canción favorita y todo él en su razón para despertarse cada mañana.
—Listo —Dijo el albino, casi modelándole la pequeña prenda.
El alfa abrió los brazos —Ven aquí, hermoso.
Jimin sonrió y se paró junto a la cama —Primero déjame busco mi camisa.
Jeongguk negó con una sonrisa —Así quédate. Es más, quítate eso.
La peliblanco soltó una risa y se refugió en los brazos del alfa, ignorándo eso último. Apenas tocó a su novio, este comenzó a rascar su espalda después de cubrirlos con la sábana.
El alfa, se asomó bajo la sábana con el labio inferior atrapado entre sus dientes, haciendo reír al más bajo.
Jimin, como era de esperarse, no era escuálido. Sus brazos estaban bien formados, su abdomen estaba marcado, no demasiado, pero sí notable. En su espalda se notaban sus músculos y que decir de sus piernas, con los muslos deliciosamente formados, pantorrillas marcadas y un trasero lleno y precioso.
—Opino que nuestras pijamas sean solo nuestra ropa interior.
Jimin soltó una risa nasal—Duérmete amor.
—Me encantas —El albino soltó una risa —Jimin.
—¿Sí?
—Me encantas.
—Me encantas más —Respondió —Ahora duerme.
—A ver, dame un beso.
El albino levantó su cabeza y contendiendo su sonrisa, lo besó. Jeongguk hizo una mueca.
—A ver, dame otro.
Jimin blanqueó sus ojos con una sonrisa y volvió a juntar sus labios con los de él.
—Dame o-
Antes de que pudiera terminar la frase, el omega lamió sus labios.
—Te gané —Sonrió —Suelta feromonas ¿Sí?
Jeongguk lo pegó más a él y enterrando su nariz en el cabello blanco, cerró los ojos y soltó feromonas de protección. Jimin se pegó más a su pecho y después de recibir un beso en la coronilla, cerró los ojos.
—Descansa, mi amor.
Jeongguk sonrió —Igualmente precioso.
Cuando estoy escribiendo un cap, siempre en la parte de arriba (al inicio) escribo lo esencial del capítulo, esta ocasión decía "primera aparición pública kookmin, reunión de amigos de la infancia, cómo se siente nam, avisa que se va y un faje leve kookmin" EL FAJE LEVE TERMINÓ DE CHINGOS DE PALABRAS Y EN DOBLE MASTURBACIÓN KSKSKSK
Nueve...
Un capítulo con demasiadas emociones, lo sé.
¿Cómo va a reaccionar Sunji cuando sepa que Nam se va con ella? ¿Cómo reaccionará Jimin? Hay que recordar que Jeongguk nunca tocó el tema de Nam con Jimin (por culo principalmente) KSKSKSK
Me encanta sorprenderlos con contenido sexual inesperado JAJAJAJJ, por cierto, ¿Les gustaría que les dejara una advertencia antes o prefieren que los sorprenda como ya es costumbre? ¡Los leo!
Dato interesante:
Desde que escribo lazo he tenido un dilema muy grande con Jimin, y ahí les va: Si el omega no fuese de un clan especial, su cuerpo estaría lleno de cicatrices. En especial todas sus muñecas. Pero por su capacidad curativa, nada dejó marcas, por lo menos físicas.
He querido escribir, cuando despierta de sus pesadillas, como se ve las cicatrices del cuerpo, pero ya no tendría sentido si lo escribiese ahora. ¿Me explico? En todo el fic nunca se habló de que tuviese cicatrices y de la nada en un capitulo menciono que su cuerpo esta lleno de ellas. Mucha falta de coherencia ¿no? Entonces ya mejor lo dejé como era el plan desde el principio.
Oh, y si han leído lazo en estos días (tipo, leerlo todo de golpe), habrán notado el desmadre que tenía con el consejo de alfas, porque no sabía si se escribía "concejo" o "consejo", y para aclararlo, aquí les dejo las definiciones:
Concejo: Cuerpo deliberativo de nivel u órgano de gobierno o de una corporación pública y privada // Corporación o grupo de personas integrado por un intendente y varios concejales que se encarga de administrar y gobernar un municipio
Consejo: Organismo constituido por varias personas encargadas de una labor empresarial, judicial, o institucional // Cuerpo consultivo que informa y asesora a un gobierno sobre determinada materia
La definición que más se adapta a la reunión que tienen los alfas que Canus, es a la última, ya que Jeongguk es quien toma las decisiones y los jefes de las familias (por así decirlo) lo único que hacen es aconsejarlo e informarle lo que pasa en todo el territorio. No tienen nada que ver en la toma de decisiones ni nada de eso.
Ya aclarado esto, les pido una disculpa por el desmadre que hice y por si los llegué a confundir JAJAJA
En fin, siempre pueden unirse al grupo de wha y siempre les responderé con gusto, tanto en el grupo como en privado. (Díganme su user cuando se unan, porque aunque no lo crean, ya tengo a muchos de mis lectores identificados lol, especialmente los que más comentan). Soy buen pedo, lo juro.
en fin, sin ya nada más que agregar, gracias por leer y nos leemos muy pronto uwu.
-hienaaa
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