26 ; otros ojos III

Un respiro

Cuando Jimin despertó, la cama estaba vacía. Observó que eran las once de la mañana y volvió a enterrarse entre las almohadas infestadas de su aroma favorito.

Había dormido con Jeongguk. En la misma cama, bajo las mismas sábanas. No se había ido como hace cuatro noches atrás.

A causa de los traumas, era frecuente que Jimin despertara a mitad de la noche. Y las dos veces que lo hizo esa noche, despertó en el pecho del alfa o en sus brazos.

La pura imagen de Jeongguk con la cara un poco hinchada y los labios en puchero lo hizo sonreír. El alfa se veía tan sereno y tierno que el omega, en lugar de enfocarse en volver a dormir, solo lo observó. Acarició el interior de su brazo para arrullarlo y se pegó más a su cuerpo para empaparse en su aroma.

Los brazos del pelinegro lo sostuvieron toda la noche y, para su sorpresa, en lugar de tener una pesadilla, soñó que él y sus hermanos daban un paseo en el bosque como lobos. No estaba muy claro, pero las partes que más recordaba era como BoGum tiraba una y otra vez a Taehee para molestarla.

Era raro para él tener sueños agradables. O sueños normales en general. Las pesadillas se habían ido meses después de que Yowon lo cuidó recién llegado, y apenas acaban de regresar después de ver a Taesung a la cara.

El omega se giró por la cama y se recostó en el lado donde el alfa había dormido y suspiró. Hubiera querido despertar con él a su lado, pero conociendo lo madrugador que podía ser el alfa, sabía que eso era prácticamente imposible.

No supo cuánto tiempo se quedó acostado, pero cuando se hartó, se dirigió al baño y después de bañarse y arreglarse un poco, bajó a la sala.

Jeongguk estaba de espalda en la esquina, con el cabello húmedo y atado. Una camisa negra de tirantes y un short deportivo suelto. Estaba parado frente a una mesita, con una mano sosteniendo el teléfono fijo sobre la oreja y con la otra jugando con el cable. Estaba hablando con su madre, eso era seguro por la voz que alcanzaba a oír tras la línea. El albino decidió pasarlo de largo y en lugar de regresar al segundo piso, se sentó en la sala.

Miró al pelinegro recargado en la pared y frunció el ceño. ¿Cómo debía iniciar la conversación? ¿Tal vez disculpándose por meterse en su cama? ¿O abrazándolo por la espalda y sonreír por su -muy probable- tierna reacción?

No tenía idea, pero a pesar de que su cabeza estaba a mil por hora, sus ojos nunca se despegaron del alfa.

Tan lindo, tan masculino y tan guapo.

Me gusta mucho pensó en automático, cruzando las piernas y descansando el mentón en su mano.

El alfa colgó la llamada y se giró, sonriéndole a Jimin de esa forma que tanto le gustaba. Caminó hacia él y se recargó en la isla de la cocina, cruzándose de brazos sin quitarle la mirada.

Jimin no sabía qué decir. Con nervios, abrió la boca para decir algo, pero su voz no salió. Su mente se quedó en blanco y no hizo más que cerrar su boca de nuevo, dándose por vencido.

Jeongguk levantó una de sus cejas.

—Ayer casi me besas ¿y hoy ni los buenos días me vas a dar?

El rostro del albino dejó de ser blanco. Una punzada se hizo presente en su estómago y sintió su rostro arder frente al alfa. Cuando le dio el pequeño beso en la noche y sintió felicidad y nerviosismo, pensó que era por él, que los sentimientos eran de él ¡No los de Jeongguk! ¡Se suponía que estaba dormido!

La vergüenza pudo más que el omega, y sin dirigirle la mirada al alfa, se puso de pie.

—Adiós.

Y sin más, caminó hacia la puerta y se fue de casa.

Jeongguk sonrió tanto, que sus mejillas se acalambraron. No necesitó el lazo para notar que Jimin estaba cambiando. La forma en la que lo miraba lo delataba por completo. Y ese casi beso de la noche fue lo que lo hizo abrir los ojos.

Jimin no lo estaba viendo como amigo, cómo él pensaba.

Toda la noche intentó con todas sus fuerzas reprimir sus sentimientos. Actuar como dormido y no emocionarse demasiado al sentir el toque de Jimin en su piel, en tenerlo en sus brazos.

Jimin había llegado a él, solo. Él no se lo pidió o sugirió. Jimin fue a sus brazos por decisión propia, y no podía estar más feliz por eso.

A pesar de haber salido de casa sin un plan, el albino decidió visitar a las Min, pues desde su cumpleaños no había cruzado palabra con ellas. Caminó en dirección a su casa, y contestaba las sonrisas de las personas que se iba encontrando en el pueblo.

Los Min vivían en el centro del pueblo, donde había más gente. Conforme se fue acercando a la casa del clan peligris, notó que las hermanas y Sunji, estaban sentadas en la mesa que adornaba la entrada tomando té y riendo sobre algo que había dicho la menor de las Min.

El albino sonrió y caminó más rápido para hablar con su grupo más cercano de amigas, pero cuando las omegas y la beta se percataron del olor de Jimin y lo vieron caminar hacia ellas, las chicas lo miraron entrecerrando los ojos y negaron levemente.

—Justo a ti te queríamos encontrar —Haneul se cruzó de brazos, mirando con indignación al albino, que tomó asiento junto a ella.

—¡Sunji! —Jimin levantó la voz cuando miró a la beta —¿Qué te pasó?

La rubia recordó que su ojo estaba morado y negó con una sonrisa —Sunah me golpeó sin querer.

No sabía si estaba bien decirle a Jimin la razón por la que su hermana la había golpeado, no después de enterarse que el alfa al que había perseguido hasta el otro pueblo era nada más y nada menos que el hombre que le había arruinado la vida. Prefirió cortar el rollo ahí, y después de sonreír, regresó a la expresión seria que tenía antes.

—¡Pero no cambies el tema Min-ah!

—Maldito —ahora fue Ilhwa la que habló, negando levemente.

—Les juro que se los iba a contar —El albino se excusó, encogiéndose de hombros y fingiendo una sonrisa de manera cómica, listo para el bombardeo de preguntas.

—¡Pero no lo hiciste! —Sunji señaló a Jimin, gesto que el omega no tardó en devolver.

—¡Tú tampoco! —Se paró levemente de la silla y miró a las hermanas peligrises —Sunji se trae algo con Namjoon.

—¿QUÉÉÉÉÉÉ?

Las hermanas, al unísono, se giraron para ver a la rubia, que miró a Jimin con una mirada asesina.

—¿Có-cómo?

—Nam es mi mejor amigo, obviamente me iba a contar —Habló con el mentón en alto, tomando asiento de nuevo.

—¡¿TÚ TAMBIÉN ESTÁS ESCONDIENDO COSAS?!

—¡Ya! Está bien, si tenemos algo —Admitió, levantando levemente ambos brazos —Pero nos interesa más que tú estás enlazado ¡Cuéntanos!

—Está bien, está bien. —Se rindió —¿Qué quieren saber?

—¡TODO! —Las tres hablaron al mismo tiempo.

—Desde cuándo, cómo fue, por qué hasta ahora lo dicen, por qué no tuvieron una ceremonia ¡Todo eso! —Sunji sonrío de oreja a oreja y las tres, miraron a Jimin expectantes y emocionadas.

—Ay — Haneul se tocó la cara, mirando a las chicas frente a ella —Ya parecemos señoras.

Las tres, incluida Haneul, pusieron una cara de horror.

—Que los ancestros nos libren —dijo Sunji.

—Perdón si lo que voy a decir está fuera de lugar. ..—Ilhwa habló, mirando a las tres —Pero la verdad yo pensé que Jimin iba a terminar enlazado con Nam.

—¡Yo también!

—¡Es que todos! —Sunji respondió —Te juro que todos pensamos que ustedes iban a terminar juntos.

—¿En serio? —El albino se hizo el desentendido —Namjoon es como mi hermano. No les voy a negar que sí hubo ratos en los que me confundí y lo empecé a ver diferente, pero —Se encogió de hombros —Simplemente no.

Por más que fuesen sus amigas, no quería platicarle a nadie sobre su verdadera historia con Jeongguk. No podía contarles que los sentimientos que desarrolló por Namjoon fueron solamente una excusa para aferrarse a algo por el mal rato que estaba pasando con el pelinegro en ese momento.

—Oh, entiendo—Ilhwa habló antes de darle un sorbo a su té —¡Ahora cuéntanos de Gguk!

El albino sonrió. Obviamente la plática tenía que llegar a él y su lazo con Jeongguk.

—Pues... —Sonrió con aires de enamorado sin darse cuenta —Gguk es todo un caso. Cada día a su lado es diferente. Y mientras más pasa el tiempo, no sé si lo conozco o desconozco más.

—Bueno, es un alfa.

—Pero es muy romántico y también es muy idiota.

—¿Pero qué hace? O sea ¿Por qué es romántico?

El peliblanco ladeó la cabeza —Pues... tiene gestos muy lindos, me da besos en la frente, hace todo porque comamos juntos y es muy caballeroso. Cocina delicioso y cuando duerme me abraza fuerte. Ayer, por ejemplo, me llevó el desayuno a la cama.

Haneul soltó una risa nasal —Se escuchó como si vivieran juntos.

Jimin miró a las tres, con el filo del vaso en sus labios.

—...Vivimos juntos.

—¿CÓMO QUE ESTÁN VIVIENDO JUNTOS?

—Ah, ¿no les dije? —Jimin, con todas sus fuerzas, trató de no reírse.

—NO —Contestaron ofendidas.

—Bueno, estamos viviendo juntos.

—¡¿DESDE CUÁNDO?!

—Apenas hace unos meses —El albino, a diferencia de sus amigas, contestó tranquilo —Al mismo tiempo que nos enlazamos. Lavamos los trastes juntos, nos tiramos en la sala, bebemos con música de fondo. Lo normal.

—¿Y cómo besa?

Ilhwa codeó a su hermana —No preguntes eso Haneul, que te pasa —Blanqueó los ojos, pero luego sonrió —Yo siento que como supremo debe ser muy pasional y sexy y...

Sunji ignoró el parloteo de las Min, y después de fruncir el entrecejo, preguntó.

—¿Por qué se enlazaron tan rápido?

Jimin sabía que alguien le iba a hacer esa bendita pregunta. Desde hace algunas semanas, justo cuando Jeongguk le había contado que anunció su lazo, el albino estaba pensando en qué historia contar para que nadie supiese la verdadera historia de cómo "quedaron juntos".

Así que, con la historia perfectamente visualizada, el albino comenzó a contar.

—No es el tiempo. Es la persona. —Sonrió —Cuando conocí a Jeongguk, supe que era él. Y él pensó lo mismo que yo. Así que nos enlazamos.

—Me hubiese gustado verte con él en la capilla —La rubia sonrió.

—¿Cómo crees que todos nos verían si nos hubiésemos casado con el tiempo que nos conocemos? Como locos. Además, mi familia ya no está aquí. No me siento cómodo haciendo eso.

Ilhwa asintió —Es perfectamente comprensible.

—¿Y Gguk no se enojó?

—No. Lo entendió y estuvo de acuerdo.

—Pero se me hace ext–

—Hoy están muy preguntonas —El albino levantó sus cejas, y las chicas frente a él sonrieron como si hubiesen sido atrapadas haciendo algo malo.

—Perdón —Haneul apoyó su mentón sobre su mano —Es que en serio tengo mucha curiosidad de cómo es Jeongguk como novio.

—Yo también.

—Y yo.

Sunji bufó —Cuando lo vi gritar como loco en la junta porque entró un alfa al territorio me dio muchísimo miedo. No me lo imagino romántico.

—Gguk es de esos novios detallistas y lindos que te hacen reír.

Haneul sonrió —¿Te gusta mucho, verdad?

—Muchísimo —Salió de su boca en automático.

—¿Qué pregunta es esa? ¡Obviamente le gusta mucho! Están enlazados, dah.

Si supieran  pensó.

—¿Hubo reunión de omegas y no me avisaron? —Los cuatro se giraron y sonrieron al mismo tiempo cuando Hoseok, el único hijo de las Jung, llegó con una sonrisa para sentarse también.

—¡Hoseok-ah! —Ilhwa golpeó levemente el hombro de Hoseok, que ya se había sentado a su lado —¡Hasta que sales!

El castaño blanqueó los ojos con una sonrisa —¡Pero sí salgo! Es otro —Miró al albino —El que no sale.

—Ya me regañaron mucho, oppa. No sigas tú también.

Sunji sonrió y codeó al omega —Hobi —Lo llamó —¿En serio tengo cara de omega?

El castaño soltó una risa nasal —Tienes cara de amargada ¿Pero eso qué tiene que ver?

—Oh, cállate.

—¿Y de qué tanto hablan, que no me invitaron?

—No seas sentido. Y hablamos del mismo tema que todos, de nuestro alfa y Jimin-ah.

—Jeongguk-ah y Jimin-ah —Hoseok habló con la mirada puesta en la nada y con una pequeña sonrisa —Me es raro imaginarte enlazado, Min-ah. Por alguna razón te tenía con el concepto de un omega libre.

Jimin frunció el ceño, pero Sunji fue la que habló.

—Pero Jimin puede ser un omega libre estando enlazado.

Ilhwa, al ser la mejor amiga de Hoseok y conocerlo a la perfección, sabía lo que se venía. Cerró los ojos, y antes de poder pellizcar el brazo del omega, Hoseok habló.

—No Sunji —El castaño dejó de sonreír —Un omega enlazado no es uno libre.

Los cuatro se miraron entre sí y fue Ilhwa la que cortó con el silencio incómodo que se estaba comenzando a crear.

—No digas cosas así, Hobi —Habló mirando al suelo —Ya casi nadie es tratado así, al menos no aquí.

—Pero ¿Y tú, Hobi? — Haneul tomó la taza entre sus manos y lo miró con los ojos sonrientes —¿Hay algún alfa que te guste?

Hoseok negó repetidamente y sonrió espantado —Que los ancestros me libren. Los alfas y yo, simplemente no.

—¿Qué? —Jimin se apoyó sobre el respaldo de su silla y se cruzó de brazos —¿Por qué hasta ahora me vengo enterando de eso?

—Meh —El omega se encogió de hombros —No soy tan interesante como para hablar seguido de mí.

—¿Y qué te pasa con los alfas? —Preguntó la rubia.

—Nada —Se encogió de hombros de nuevo —No es como que uno me hizo algo o lo hago para rechazar mi naturaleza, es más por el hecho de que no conozco un alfa que no quisiera enlazar a su pareja. Por eso solo tengo ojos para betas.

—Hablas como si enlazarse fuera horrible —Sunji habló con palabras secas —No sabes lo que daría por poder hacerlo. Nosotros nos tenemos que conformar con un simple papel.

—Y no sabes cuánto envidio eso —Respondió al instante —Simple matrimonio. Juntos pero separados a la vez. No tienes que sentir lo del otro, siento que dentro de un lazo, perdemos identidad.

Jimin levantó una ceja —Continúa...

—Mis emociones son mías. Si me enamoro ¿por qué tengo que renunciar a mi libertad? Quiero, amo mi intimidad. No quiero compartir nada. No tengo por qué hacerlo. Además ¿Qué pasaría si mi alfa deja de gustarme? No me gusta lo eterno —concluyó —Y ya dejen de verme así. Y tú dame de tu té.

Ilhwa sonrió, pellizcando a Hoseok por debajo de la mesa mientras el castaño le robaba un sorbo de su taza.

—Pero bueno, ¡Jimin-ah! —Regresó a tener la sonrisa amplia que tanto la caracterizaba —¡Cuéntanos qué es lo que te gusta de Jeongguk-sshi!

—La plática está muy profunda e interesante como para volver a mi enlace ¿No creen?

Hoseok iba a darle la razón al albino y hasta argumentar más sobre cómo pensaba, pero al ver el rostro decaído de Sunji, prefirió callar. No lo sabía con seguridad ni lo había escuchado directamente de ella, pero para nadie era una sorpresa escuchar por ahí que Sunji odiaba haber nacido beta. La clase más cercana a los humanos, con un lobo interno prácticamente inexistente, proporciones normales y con relaciones afectivas casi iguales a las de los humanos. La rubia frente a él había perdido el brillo de sus ojos al oír sus palabras y se le veía absorta a la conversación.

Si algo había aprendido Hoseok a lo largo de su vida era que cada persona es un mundo completamente distinto y él no era quién para juzgar y querer cambiar de opinión a otra persona. Sunji y él tenían ideas prácticamente contrarias sobre los enlaces y los omegas y betas, pero no por eso estaba equivocada. Por la mirada y el puro semblante de la beta, Hoseok podía asegurar que no quería escuchar ni una palabra más de lo que tenía por decir, así que, con una sonrisa y con el mentón descansando en la palma de su mano, el omega se giró a Jimin.

—Pero yo no he escuchado nada de Jeonggukie y tú. Anda, cuenta.

Jimin sonrió y Hoseok tomó la mano de Ilhwa bajo la mesa para que estuviese más tranquila. No giró para ver a la beta, pero sintió que todo estaba bien al sentir el ambiente ligero de nuevo.

El albino, ajeno a todo, entrecerró sus ojos y asintió —¿Qué es lo que más me gusta de Jeongguk? —Repitió.

Haneul asintió —Empecemos por el físico.

Jimin pensó de inmediato en los dientes de conejo que el alfa mostraba de vez en cuando. Pensó en decirlo, pero prefirió no hacerlo. Sería más bonito si eso solo lo supiera él.

—...Todo —Respondió por fin.

—No vale decir eso.

—Pero me gusta todo.

—¡Escoge algo!

—Mmh, sus ojos —entrecerró los ojos —¡Oh! Y el lunar bajo su labio y la cicatriz de su mejilla.

—¿Y emocionalmente?

—Me gusta —El albino apoyó los codos en la mesa y tapó su rostro con ambas manos —Que me abrace.

Tanto Ilhwa como Hoseok levantaron una de sus cejas. Jimin no era una persona tan cariñosa.

Hoseok hizo una mueca graciosa —Eso es una acción, pero bueno... continúa.

Jimin blanqueó los ojos pero sonrió —Bueno, me gusta lo entregado que es. Si está ideando un plan, da su mejor esfuerzo. Si está cocinando, si está cantando, si está entrenando siempre da lo mejor de sí. No deja nada a medias. Eso me gusta mucho de él.

Los cuatro sonrieron con ternura al ver al albino, que seguía con ambas manos sobre su rostro para ocultar su sonrojo.

—Pero bueno —Sonrió, ahora cruzándose de brazos y dirigiendo su mirada a la rubia —¿Y tú, Sun? Ya cuéntanos aunque sea un poco de Namjoon.

Hoseok abrió los ojos de más al ver que ahora la rubia fue quien ocultó su rostro entre sus manos, con una sonrisa nerviosa. El castaño miró a su mejor amiga peligris, quien asintió con una sonrisa.

—También nos acabamos de enterar —susurró.

—Nam es... todo lo que busco. Pero lo estamos llevando lento. Nos gustamos, y mucho, pero una relación no se debe tomar a la ligera, ya sabes —Se encogió de hombros.

Pero su sonrisa nerviosa se esfumó de sus labios. Y ahora unos ojos tristes y una sonrisa pequeña y forzada adornaba su cara.

—A veces pienso que estoy haciendo lo correcto. Nam y yo nos estamos tomando lo nuestro de forma tranquila, sin prisas —Continuó, haciendo una pequeña mueca —Pero después siento que cada día es un desperdicio.

—¿Cómo? —Hoseok preguntó.

—Mierda. No sé ni cómo explicarlo —Bufó, buscando las palabras en su mente, mirando hacia el cielo —Antier y ayer fueron días sin él, hoy es un día sin él y probablemente mañana será otro día más sin él —Se encogió de hombros —Y, no sé, son días desperdiciados. Digo, si nos queremos y queremos estar juntos ¿Por qué tenemos que seguir gastando días? ¿Por qué tengo que estar otro día separada de él?

Jimin no lo diría en voz alta, pero esas palabras que habían salido del alma de una sus mejores amigas, lo hicieron abrir los ojos.

Jeongguk lo quería. Y él también. ¿Qué los detenía, además de su miedo y de su inseguridad? Nada. Absolutamente nada lo detenía. Ese mismo instante podía correr a sus brazos y todo estaría bien. Jeongguk se pondría muy contento y él probablemente más.

Dormirían juntos, justo como esa noche. Recibiría miles de besos en la frente. Podía abrazarlo sin ninguna excusa, al igual que meterse entre las sábanas y tomar su mano. Todas las noches podría acariciar su rostro y ver de cerca esa cicatriz tan bonita en su mejilla.

¿Por qué esperar más tiempo? ¿Por qué no solo hacerlo y ya?

Jimin se puso de pie, haciendo rechinar la silla al arrastrarla por el piso. Sunji dejó de hablar y los cuatro lo miraron sorprendidos.

—Recordé que tengo algo que hacer— el albino se excusó —Regreso un día de estos.

Sunji se paró derecha y pegó ambas palmas de las manos en la mesa, con cara de espanto —No le digas a Namjoon que dije eso.

—Eso se queda entre nosotros, no te preocupes.

Jimin corrió en dirección a su casa con una sonrisa, dejando atrás a sus amigos, que agitaban su mano en forma de despedida, aún con los rostros llenos de confusión.

El albino no miró hacia atrás y corrió más energético que nunca. Pensó en todas las preguntas que se había estado haciendo para no confesarse, pero ya nada importaba.

¿Y qué si se equivocaba? En ese punto no hacía más que engañarse a sí mismo. Se contenía, se excusaba, pero no iba por él. ¿Podía estar cometiendo un error? Claro. ¿Podría estarse precipitando? También. Pero cada día que pasaba era un día sin estar a su lado, al menos de la forma en que ambos querían.

El omega abrió la puerta de la casa y siguió el olor a menta recién triturada que venía del despacho.

—¡Jeongguk!

Jimin entró al estudio sin tocar. Abrió la puerta de golpe y se paró en la entrada, mirando como el alfa levantaba la mirada y lo observaba con una sonrisa de nerviosismo y ternura.

El albino sonrió también. Ahí estaba. Jeongguk. El perfecto ejemplo de un hombre responsable y relajado a la vez. El alfa tierno, detallista, tonto y egoísta que no se despegaba de su mente. Ahí, relajado, sentado en su escritorio, mirándolo con esos ojos de cachorro que parecían decirle: "te estaba esperando". 

Si podía ver esos ojos a diario, realmente no le importaba estar cometiendo un error.

Los ojos claros y brillosos de Jimin, hicieron que el pelinegro se parara de su silla y caminara en dirección a él.

Por el lazo, Jeongguk supo de inmediato que todo ese escándalo no era por algo malo, por lo que reaccionó tranquilo al llamado del omega.

—¿Todo bien?

El albino respondió con un abrazo. Se lanzó prácticamente a los brazos del alfa, y el pelinegro, encantado, lo rodeó con sus brazos.

—Qué bonita sorpresa —Murmuró en el cuello del albino, sonriendo y abrazándolo más fuerte.

Por más nervioso que se sintiera, no se paralizó. Lo apretó más fuerte en respuesta y sonrió de oreja a oreja en su cuello. Jimin cerró los ojos y habló:

—Me gustas.

Aunque la frase fue sencilla, el corazón de Jimin parecía que quería salirse de su pecho. Su lobo blanco interno daba vueltas en su interior, sin tener intención de parar.

Jeongguk, a pesar de que ya lo estaba sospechando, esa confesión acelerada y repentina lo tomó por sorpresa. Abrió los ojos tanto como pudo, y su respiración se aceleró.

—¿Qué? —fue lo único que pudo responder, con el corazón latiendo a tope y un cosquilleo en su estómago.

Jimin tembló y más avergonzado que antes, respondió.

—Sé que oíste. Me gustas —repitió, aún con el rostro oculto entre el pecho y el cuello del alfa pelinegro.

El alfa llevaba esperando que el omega le dijese esas palabras desde el primer momento en que lo vio. Y necesitaba escucharlas de nuevo, una y otra vez, porque no creía posible lo que estaba sucediendo.

—¿En qué sentido? —Insistió, colocando una de sus manos en su cabeza para acariciarla.

—No te hagas, bien que sabes.

—Quiero confirmar —replicó —Quiero que lo digas claro.

Jimin, claramente avergonzado, soltó levemente al alfa para mirarlo de frente. Jeongguk lo abrazó por la cintura y miró al albino sonriendo como si fuera un niño. El omega evitó la mirada, escondiendo su sonrisa, con los brazos rodeando el cuello de su alfa.

—Me gustas —Blanqueó los ojos con una sonrisa —De forma romántica. De enamoramiento.

—No te creo.

A pesar de sus palabras, Jeongguk tenía la cara más alegre jamás vista en él. Sonreía tan ampliamente que sus ojos lucían pequeños y sus dientes se asomaban orgullosos de entre sus labios.

—Claro que me crees —habló con una sonrisa —Mírate.

Jeongguk entrecerró los ojos —Entonces bésame.

Jimin, con el cosquilleo en su estómago y los nervios a flor de piel, no dudó ni un segundo en estampar sus labios con los de él. Jeongguk abrazó su cintura con ambos brazos y encantado, le correspondió.

Había imaginado su primer beso muchísimas veces. En infinitos escenarios y diferentes situaciones, pero nada se acercaba a la realidad. Que Jimin haya corrido a sus brazos y él lo hubiese besado superaba por mucho todas sus fantasías.

Lo tenía en sus brazos, estaba abrazando su cintura, aferrado a la única persona que le había provocado tantos sentimientos en su interior. Complejos, extraños, agotadores, pero simplemente preciosos.

Jimin se separó del alfa y recargó su frente en la de él.

Ambos sonrieron con los ojos brillantes, mirándose tan de cerca, que parecía que estaban en un sueño.

Jimin acarició la mejilla del alfa, quien cerró los ojos, completamente ilusionado. El albino dejó un beso en su nariz, luego en su frente, pasó por ambas mejillas y aprovechó para besar el lindo lunar bajo su labio.

Jeongguk se sentía en el cielo. Más amado que nunca. El tacto de Jimin se sentía como terciopelo en su piel.

Jimin, al ver el rostro iluminado del alfa y sentir mediante su lazo toda esa felicidad y emoción –que ya no sabía de quién de los dos era–, se sintió más feliz que nunca. Regresó a sus labios, y con mucho más nerviosismo que antes, mezclado con la emoción y su lobo volviéndose loco dentro de él, el omega intensificó el beso.

Llevó nuevamente la palma de su mano a una de las mejillas del alfa, y con la otra acarició su nuca. A pesar de que ya había besado antes, esta vez se sentía como si fuese la primera vez, ahora con mariposas, un lobo o cualquier otro animal revoloteando, corriendo o saltando en su estómago o en algún lugar en su interior.

El albino abrió levemente su boca y tomó entre sus labios, el labio inferior del pelinegro. Jeongguk respondió a las intenciones de Jimin al instante. Se sentó en su escritorio sin perder el contacto entre sus labios, abrió las piernas y colocó el cuerpo de Jimin en el hueco entre ellas.

Juguetón, lamió los labios del albino y después introdujo su lengua, saboreando a su omega como si de su postre favorito se tratase. El albino no tardó en imitar su acto, esta vez pegando por completo su cuerpo al del alfa, que aprovechó para bajar un poco más las manos de su cintura.

Los chasquidos que salían de sus bocas a medida que pasaba el tiempo no mataban el ambiente, todo lo contrario, principalmente cuando a estos se les unieron pequeños jadeos. Jimin abrazó el cuello del alfa y jadeó en su boca cuando sintió las grandes manos del pelinegro en su trasero. No estaba siendo tosco, al contrario, acariciaba tímidamente y poco a poco, sin perder el hilo del beso que no hacía más que alargarse.

Al final, se contuvo. Y después de darle un suave apretón, esté soltó su cuerpo, se despegó un poco del albino y lo miró. Tomó sus mejillas con ambas manos, sin evitar sonreír al verlo sonrojado y con el pecho agitándose a causa de su respiración.

—Perdón —dijo con una sonrisilla.

Jimin negó sonriendo también, peinando el flequillo que adornaba el rostro del alfa.

Jeongguk volvió a acercarse al rostro del albino.

—¿Qué crees? —Preguntó antes de besar su frente —Tú también me gustas mucho —Besó su nariz —Mucho.

El alfa repitió la palabra "mucho" antes de besar cualquier parte del rostro del albino. Jimin respondía con risas y abrazando más fuerte el cuello del pelinegro.

—Gguk.

El alfa la miró a los ojos, sin saber que estaba sonrojado también.

—¿Mmh?

—¿Quieres ser mi novio?

Jeongguk soltó una risilla, inclinándose un poco hacia atrás.

—Prácticamente es como si ya estuviéramos casados —Pegó más su cuerpo al de ella —Pero claro que sí. Mil veces. Ahora yo también te quiero preguntar.

—Oh, está bien.

—Park Jimin ¿Quieres ser mi novio?

El albino entrecerró los ojos —Mmmh sí.

Los dos sonrieron de oreja a oreja y se volvieron a enterrar en los brazos del otro, meciéndose como si hubiese una canción de fondo. Jeongguk se separó para besar de nuevo a su novio, se dieron muchos piquitos, que se alternaban con sonrisas.

El alfa tomó al albino de la cintura y él enroscó las piernas a su alrededor. El pelinegro lo sujetó y fue hasta la sala, donde se acostó en el sofá más grande, quedando con el peliblanco recostado sobre él.

Se besaron de nuevo y el alfa acarició el flequillo del albino.

—Solo para confirmar ¿Ya te puedo tomar de la mano, y ya podemos dormir juntos, y ya puedo besarte en los labios, y ya puedo decirte lo que siento cada vez que quiera?

—Sí —Respondió con una sonrisa igual de grande que la de él, entendiendo lo mucho que alfa se contuvo todo ese tiempo —¿Y yo también ya puedo?

—¡Tú siempre has podido!

—¡Pero no es lo mismo! Ya somos novios, ya no te tienes que contener —El alfa levantó una ceja —...Tanto.

Los dos soltaron una risa y el albino se recostó en el pecho de su alfa. Jeongguk acariciando el cabello blanco del omega, habló.

—Estoy tan feliz.

Y vaya que no mentía. Las feromonas, el lazo y su puro semblante irradiaban felicidad, amor y puras cosas buenas. Jimin se sentía tan pleno que ya no podía diferenciar sus sentimientos con los de él de tan parecidos que eran.

—Yo también —Respondió sencillo, mirándolo a los ojos, peinando las cejas de su novio con uno de sus pulgares.

—Vamos a quedarnos así más tiempo y después preparamos la comida ¿Sí?

Jimin asintió, subiéndose un poco más para acurrucarse en el cuello del alfa. El pelinegro abrazó a Jimin y besó su coronilla.

Ambos tenían una sonrisa imposible de borrar. Tenían tantas cosas que decirse, pero no tenían prisa, pues sabían que ese día era el primero de muchos estando juntos.

IJUESUPINCHEMADREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE AHHHHHHHHHHHHHHH YA POR FINNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN, YA ME PINCHES URGÍA ESTO JAJAJAJAJ

LES JURO QUE ME TARDE UN CHINGO PARA PODER ESCRIBIR ESTO Y HASTA QUE YA PORFIN PUDE, NO ME ENCANTÓ PERO NO ESTA MAL, YA VERÉ SI LO CAMBIO DESPUÉS JSJSJSJ

Como dato interesante y para que conozcan un poco más sobre los personajes, he aquí una pequeña línea organizada de mayor a menor de los jovenes

Sunah > Seokjin > Yoongi > Ilhwa > Namjoon > Hoseok > Sunji > Jaeno > Jeongguk > Jimin> Haneul > Jungwoo > Taehyung


y otro dato interesante es que en pueblo si hay teléfonos, pero no están nada acostumbrados a usarlos lol

ya saben que los amo mucho

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