20 ; mala suerte II

Encuentro

Jimin suspiró. Miró a sus alrededores y se paró del piso.

Habían pasado tal vez dos horas desde que había llegado al bosque, tratando de idear un plan para sobrevivir unos días. La única ventaja que tenía en esos momentos era su buena vista en la obscuridad. El albino suspiró de nuevo y fastidiado, dejó caer la mochila que llevaba en sus hombros.

Su única opción era transformarse, al menos para pasar la noche. Podía treparse en una rama alta y lo suficientemente gruesa para dormir. Aún si el territorio estaba seguro, por su pelaje blanco terminaba llamando la atención. Si alguien pasaba y lo veía lo reconocerían y no quería darle explicaciones a nadie.

De la comida ya se preocuparía después. Podía cazar una libre o un gato montés. Hasta un jabalí si tenía suerte. Pero estaba solo. Si aparecía un oso lo suficientemente grande tendría que regresar al pueblo o podría terminar mal herido si terminaba en un encuentro.

Podía aguantar cuatro días.

El bosque lucía azulesco por la neblina y la luz de la luna. Si quería pasar desapercibido su mejor opción era transformarse y batirse en lodo y tierra para ocultar la blancura de su pelaje lo más posible. Probablemente se sentiría más pesado pero era un sacrificio que tenía que tomar.

El omega cerró los ojos y cuando apenas tomó el borde de su camisa para retirarlo, escuchó una rama quebrarse.

El albino frunció el ceño y de golpe, bloqueó su olor.

Por unos segundos visualizó a Jeongguk romper la puerta principal, pero no. Definitivamente ese no era el caso, su lobo interno, a pesar de que estaba inquieto, no había cambiado. Si el alfa estuviera cerca su cuerpo ya estuviera teniendo muchas reacciones involuntarias.

Jimin se quedó quieto. Movió los ojos hasta donde pudo para ver si lograba percibir un movimiento extraño, pero no. Con cuidado, abrió la palma de sus manos, dejando caer el borde de su camisa.

Olfateó, profunda pero silenciosamente. ¿Un oso? ¿Un coyote?

Pensó en transformarse en ese segundo, sin importar si la ropa se rompía o no, pero un peculiar olor a carbón llegó a él, haciéndolo quedarse congelado.

No.

Sintió los latidos de su corazón en la garganta y los ojos acuosos en segundos. El olor provenía a su derecha, casi a sus espaldas. No quería voltear. Sintió un vacío en su estómago y unas tremendas nauseas, pero se aguantó.

Otro chasquido se escuchó, y por instinto, se giró. La primera lágrima cayó cuando lo vio. Un pelirrojo de pie, trepado en uno de los árboles a varios metros de él, viéndolo con los ojos entrecerrados y ladeando la cabeza.

No, no, no.

El alfa sonrió cínicamente, sacando levemente su lengua para atraparla entre sus dientes.

Te encontré.

Jimin leyó los labios del hombre y su cabeza se llenó de imágenes violentas. Con el cuerpo temblando por el miedo retrocedió, tropezando con una roca y cayendo de sentón.

El alfa se agachó un poco, colocándose en cuclillas en lo que miraba a Jimin. El omega tenía una cara de horror que el alfa decidió quedarse quieto más tiempo para seguirlo viendo. Ladeó su cabeza de nuevo y sin dejar de mirarlo a los ojos, descendió del tronco poco a poco.

El omega llegó al punto de que no podía ver con claridad por las lágrimas en sus ojos. Por los colores solamente sabía que el alfa estaba a punto de tocar el piso.
Sus lágrimas resbalaron por su cara y el pelirrojo volvió a sonreír, pisando la tierra y rompiendo unas ramas en el proceso.

—Tu madre hizo la misma cara que estás haciendo ¿Lo recuerdas?

Esta vez Jimin escuchó su voz a la perfección. Igual a como la recordaba. En su mente apareció la imagen de su madre en el piso, aferrada al cuerpo del menor de sus hijos. La cara de su madre tuvo una impresión tan fuerte en él, que su mente simplemente borró esa imagen de su cabeza, hasta ahora.

La respiración del omega cada vez se volvía más rápida. Los latidos de su corazón estaban tan fuertes y rápidos que hacían que su pecho se moviera al mismo ritmo.

El alfa dio tres zancadas largas y de pronto todo pareció estar en cámara lenta. El pelirrojo desapareció por completo de su vista y gruñidos espantosos se escucharon. Un estruendo resonó fuerte y el olor a sangre apareció. Un lobo café interceptó al pelirrojo cuando este ya estaba yendo hacia él.

Otros dos lobos aparecieron, uno café y el otro gris. El café se colocó frente a Jimin y sacó los colmillos junto con un gruñido, y el gris se colocó a su lado, haciendo lo mismo. El lobo café un poco más pequeño recibió un golpe en el hocico y terminó por soltar el brazo del intruso.

El pelirrojo miró a los tres alfas en posición frente a él y se encorvó amenazante. El lobo que lo había atacado antes notó las intenciones del alfa, y se lanzó de nuevo contra él, esta vez apuntando a su cuello.

Pero fue tarde. El alfa ya se había transformado en un lobo de pelaje rojizo por instinto y atacó al lobo devuelta.

Namjoon le dio una señal a Yoongi, y ambos esperaron a que Jaeno llevara a ese lobo un poco más hacia el noreste. Entre más cerca estuviera del pueblo, era mucho más fácil matarlo sin violar el acuerdo entre las manadas vecinas.

Jaeno empujó con todas sus fuerzas al lobo pelirrojo hacia delante, logrando moverlo de posición y dándole luz verde a los otros alfas. Los lobos no esperaron ni un segundo más, Yoongi se fue sobre la pata delantera del lobo y Namjoon sobre el cuello.

Jaeno le dio un fuerte mordisco en el lomo del intruso en lo que Namjoon enterró sus colmillos en el pelaje que cubría la garganta, pero el lobo rojo era mucho más fuerte de lo que creían. Yoongi soltó la pata, y con el hocico empujó levemente a Jaeno, que entendió el mensaje.

El lobo café se alejó un poco. Yoongi atacó el cuello junto con Namjoon, y Jaeno, aulló.
Ellos no eran los únicos que estaban patrullando la frontera del pueblo, pero si los únicos en el lado norte.

Jaeno lamió su pata herida y enterró los colmillos tan fuerte como pudo en el costado del lobo rojo, que ya estaba sobre Yoongi y con Namjoon aferrado a su garganta. A pesar de que ladraba y gruñía, el alfa no se dejaba vencer. El lobo gris pudo sacarse de encima al alfa, pero su hocico estaba lo suficiente adolorido como para no poder moverlo mucho.

Esta vez fue Yoongi el que aulló y con la fuerza de su cabeza tacleó al intruso, arrastrando a Namjoon con él. Este usó ese movimiento a su favor para morder con más fuerza la piel de su garganta y cuando ambos cayeran le provocara aún más daño por el impacto. Su hocico estaba lleno de sangre, pero no sabía si era del alfa o de él mismo, pues el pelirrojo luchaba tanto por quitárselo que no dejaba de encajarle las garras en cualquier lugar que alcanzara, incluyendo su hocico.

Cuando un fuerte dolor en la pata lo sorprendió, Namjoon soltó al alfa, pero lo volvió a morder en la pata delantera, aferrado a no soltarlo hasta que mínimo le hiciera un daño. Jaeno vio todo el acto y después de hacerle una señal a Yoongi, ambos desgarraron la piel de las patas traseras del alfa de un mordisco, que ya estaba de pie de nuevo. Cuando este se giró a atacarlos, Namjoon aprovechó y en un movimiento violento -y después de asegurarse que Jaeno y Yoongi ya lo habían soltado- usó toda la fuerza de su cuerpo para sacarlo volando que chocara en uno de los tantos árboles.

A pesar de que el alfa se puso de pie con un visible dolor en si cuerpo, se lanzó sobre Yoongi y ambos rodaron por el bosque, ladrando y gruñendo cuando no se soltaban mordiscos al azar. Jaeno siguió a toda velocidad el recorrido que hacían los lobos al rodar, pero Namjoon, al ver el estado en el que el intruso estaba, confió en que sus amigos se podían encargar de él.

Buscó a Jimin, pero no había rastro de su olor. La pelea lo había llevado a otra parte del bosque, pero tenía que encontrarlo a como diera lugar. El castaño, aún preocupado por su manada, aulló y esta vez sí obtuvo respuesta.

Cojeando, caminó por el bosque, buscando algo blanco que llamase la atención. Tal vez tardó unos tres minutos hasta que lo vio. Jimin estaba en el piso, llorando y sollozando con una mirada a la nada que expresaba puro horror.

—¡MINNIE! —Gritó, en forma de aullido.

Namjoon corrió hacía él con el corazón hecho pedazos y de inmediato volvió a su forma humana. Cuando llegó a él, lo tomó suavemente por los dos hombros y trató de meterse entre sus ojos.

Jimin se tensó por el contacto.

—¡Perdóname! —habló desesperado —Soy Namu, Jimin. Estás bien, ya estás a salvo.

Pero Jimin no lucía más tranquilo. Seguía tenso y con la mirada clavado en el piso con las mejillas húmedas. Su mirada estaba perdida y no dejaba de sollozar.

Sangre. En las paredes, en piso. En todas partes.

—¿Te lastimó?

Jimin quería negar pero no pudo. Sintió náuseas y su respiración rápida y entrecortada le impedían formar una oración coherente. Namjoon, por su parte, movió y observó el cuerpo del albino buscando un índice de dolor, o alguna herida, y se sintió un poco más tranquilo al no encontrar nada.

—Mírame Jimin. ¿Lo conoces?

Pero el albino no contestó. Su nudo en la garganta empeoró y el rostro de dolor de sus hermanos no abandonaba su mente.

—Minnie, necesito que contestes para poder ayudarte —Namjoon no quería tocar su rostro por miedo a su reacción, pero se movía constantemente para meterse en su campo visual.

—Me encontró —contestó casi inaudible entre sollozos.

Namjoon frunció el ceño —¿Cómo que te encontró, enano? ¿Quién es? ¿Por qué estás así?

El alfa por su parte, trató de juntar las piezas en su cabeza, pero era muy improbable lo único que se venía a la mente.

—Escúchame. ¿Lo conoces?

—Taesung.

El estado de Jimin empeoró apenas soltó el nombre. El castaño se congeló cuando el albino de golpe comenzó a clavarse sus propias uñas en la carne de sus brazos. De inmediato inmovilizó sus manos y la rodeó con su cuerpo en un fuerte y desesperado abrazo. Jimin temblaba y apretaba la mandíbula en lo que miraba a la nada y se le salían lágrimas.

Namjoon realmente no sabía qué hacer. En todo el tiempo que llevaba de conocer a Jimin jamás se había puesto así. Soltó feromonas de protección y recargó su cabeza en la suya esperando a que hicieran efecto.

Se meció lentamente, pero nada cambiaba. Sus feromonas no le servían. Por un segundo olvidó que solo su alfa podía darle esa tranquilidad.

El alfa apretó la quijada y se llenó de impotencia por no poder ayudarlo. Cerró los ojos y acarició los brazos del omega prácticamente destrozado. Besó su coronilla y lo meció de nuevo con los ojos cerrados, lleno de esperanza.

Jimin, por la presión en su cuerpo, se sintió atado de nuevo. Inmovilizado. Miró sus brazos, sus muñecas, que antes estaban moradas por sus esfuerzos por zafarse.

—¿Dónde está Jeongguk?

Jimin volvió a sentir las cuerdas rasgando su piel y golpeando a Namjoon en el proceso, volvió a arañarse los brazos, tratando de quitarse la cuerda que lo inmovilizaba en su imaginación. Namjoon volvió a separar sus brazos, esta vez usando más fuerza, y abrazándolo más.

—Minnie por favor —Jimin sollozó con más fuerza y Namjoon cerró sus ojos —Ayúdame a ayudarte. ¿Puedes hablarle a Jeongguk por el lazo?

—Está en celo.

—Mierda.

El alfa miró a sus alrededores. Necesitaba cubrirse para poder llevar a Jimin al pueblo y ayudarlo de una forma u otra. Su mochila estaba a unos segundos de distancia, tal vez cinco si corría e ignoraba el punzante dolor de su pierna derecha, pero tenía miedo de dejar a Jimin, principalmente si volvía a hacerse daño.

—No te muevas.

Era más importante conseguir ayuda que mantenerlo más tiempo en el bosque, por lo que, con miedo, soltó a Jimin y se lanzó al este.

Jimin exhaló, sintiéndose liberado de nuevo. Namjoon regresó, con su pantalón puesto, y sin perder más tiempo, lo cargó en forma nupcial para llevarlo al pueblo.

Cuando cerró los ojos por el sollozo de Jimin, el sonido de ramas quebrarse y algo siendo arrastrado llamó su atención. Se giró de inmediato, pero suspiró cuando vio a Yoongi recargado en el hombro de Jaeno, los dos claramente heridos, uno con más sangre que el otro.

—¿Lo hirió? —Preguntó Jaeno, casi espantado.

Namjoon negó —No, pero está muy mal. ¿Dónde está el rojo?

—Nos tendió una trampa, y entró a su territorio.

—¡¿Cómo que lo dejaron escapar?!

El alfa subió uno poco más a Jimin y como pudo, colocó su cabeza en el hueco de su cuello.

—Yoongi necesita ayuda médica ya, y sabes que no nos podemos meter.

El alfa gruñó. ¡Estaban muy cerca de deshacerse de él!

—Pero Sunji lo siguió —Habló Yoongi, ganándose una mirada asesina de Jaeno.

—¡¿CÓMO MIERDA LA DEJARON HACER ESO?! —Namjoon explotó de un momento a otro, olvidándose al albino en sus brazos.

—Sunah y Jungwoo ya fueron tras ella. Sunji no es idiota como para meterse demasiado en su territorio —respondió Jaeno apurado —Verás que en cualquier momento regresan.

—Vayan al hospital ya. Los alcanzo luego.

Jaeno asintió, y con cuidado llevó a Yoongi en dirección al pueblo. Namjoon cerró los ojos y comenzó a caminar con Jimin en brazos. Sus pasos eran más lentos de lo normal por el dolor en su pierna, que estaba marcado con la silueta de una mandíbula y seguía sangrando un poco.

El alfa sabía que tenía que llevar a Jimin con su madre. Y si ella decía que lo mejor era un hospital, entonces así sería.

Jimin estaba respirando un poco más lento que cuando Namjoon lo encontró, pero aún así seguía con los sollozos y con las imágenes en su cabeza.

Poco estaba consiente de quién lo tenía entre sus brazos.

—¡¿QUÉ PASÓ?! —Yowon gritó horrorizado al ver a su hijo herido y con sangre en su rostro.

Namjoon entró a la casa y subió las escaleras con Yowon pisándole los talones —Estoy bien mamá. Hubo una pelea en el bosque. Un alfa entró al territorio y al parecer iba a atacar a Jimin —Cuando el alfa llegó a su antigua habitación, acostó al omega en su cama —Algo está mal con él —habló preocupado —Creo que desde que lo vio.

Yowon se sentó en la cama, justo al lado de donde se encontraba la cabeza de Jimin y tocó su frente —¿Cómo era el alfa? —Preguntó seria y con los ojos clavados en su hijo.

Namjoon movió los brazos, concentrándose en sus recuerdos —Oh, todo pasó muy rápido, es un lobo rojo. Creo que su cabello también lo es.

—¿Jimin habló? —el alfa asintió —¿Qué fue lo que te dijo?

Namjoon frunció el ceño —¿Algo de que lo había encontrado? Dijo el nombre de Taesung y se puso peor, pero no sé si lo dijo-

—Hiciste bien en traérmelo —Yowon lo interrumpió, observando las líneas rojas en los brazos del albino —¿Ya buscaste a Jeongguk?

—Está en celo.

Yowon lo miró de inmediato—¿Y qué hacía Jimin en el bosque?

—¡No lo sé! —Namjoon se sintió frustrado por tantas preguntas —Estaba patrullando con Yoongi y Jaeno, y cuando lo vimos lo atacamos.

—¿Estás herido? Vamos abajo, te voy a curar.

Namjoon negó —Tengo que asegurarme que Sunji no está en problemas. Cuando esté con ella iré al hospital, te lo prometo.

Yowon, intranquila, asintió —Está bien. Cuídate.

—Y tú cuídalo. Háblame por cualquier cosa.

—Quédate tranquilo, hijo, sé que hacer.

El alfa dejó un besó en la frente de su madre y corrió escaleras abajo, rumbo al territorio de los Sung.

Yowon acarició el cabello de Jimin, y se acostó a su lado, soltando feromonas maternales para que se sintiera más tranquilo. Jimin sollozó cada vez más bajo y Yowon acarició su rostro.

—Regresó por mi —Jimin habló con la voz entrecortada —Me va a-

Yowon trató de contener sus lágrimas y negó repetidas veces —No, mi niño. Ya no te va a hacer daño. Estás con nosotros ahora.

Jimin cerró los ojos y se pegó un poco a Yowon, aspirando su olor y relajándose cada vez más por las feromonas que tanto extrañaba. Estaba aterrado. A pesar de que las imágenes no dejaban de atormentarlo y el llanto simplemente no cesaba, imitó la respiración tranquila de la omega junto a él, quien respiraba así a propósito. Yowon se acercó un poco más a él, y cuando lo tocó y no vio que el omega se tensara, lo apoyó en su pecho y besó su cabeza repetidas veces.

—Tranquilo mi niño. No puedo hacer que el dolor desaparezca, pero aquí voy a estar. Sácalo. Sé que volverlo a ver te puso así.

Jimin lloró un poco más fuerte, aferrándose a la camisa del omega.

—Sé cuánto te duele esa pérdida, mi niño. Aquí estoy. 

Si te perdiste un poco o eres muy olvidadizx, puedes releer "17 ; buenas noticias IV"

Dato interesante:

A pesar de que en el libro Jimin ve muy bien en la obscuridad y tiene una excelente visión, la verdad es que las personas albinas tiene muchos problemas oculares, como astigmatismo, hipermetropía, la visión reducida, falta de visión binocular, sensibilidad a las luces brillantes y a los resplandores y desgraciadamente es bastante habitual que sufran nistagmus (movimientos involuntarios de los ojos) y estrabismo (que los ojos no estén alineados correctamente y apunten en diferentes direcciones).

La canción en multimedia no tiene nada que ver con el cap, pero si la pones en el segundo que Jimin se gira a verlo, QUEDA INCREIBLE SKSKKS

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