2 ; mordida II

Bite

Namjoon sabía que Jeongguk seguía sus instintos sin pensárselo dos veces, pero ¿Marcar a Jimin sin su autorización? ¿Y justo cuando lo acaba de conocer?

Él sabía que muchos alfas lo pretendían por la rareza de su clan y llegó al punto en que los collares antimarcas y atomizadores ya los usaba muy seguido, casi a diario.

Claro, a excepción de ese día.

—¡Jeongguk! —Gritó el mayor de nuevo, a la vez que el pelinegro soltó al omega y este cayó de rodillas al pasto.

—Iremos por tus cosas—Jimin apoyó las manos en el pasto y respiró con dificultad mientras sentía su cara y cuerpo arder además de un horrible dolor en el cuello —A partir de hoy vivirás conmigo.

—Jeongguk ¡¿Qué demonios te pasa?! —Habló Namjoon, mirando el cuerpo de Jimin temblar. Se acercó lentamente y el pánico lo inundó cuando tocó la frente del peliblanco —Mierda, está hirviendo.

—Vamos a llevarlo a mi casa —Respondió insensible.

Namjoon lo miró incrédulo. Ese no era el Jeongguk que conocía.

—¿Qué te pasa? ¿Cómo te atreviste a marcarlo sin siquiera conocerlo? —Soltó la frente del chico y se posicionó frente su mejor amigo.

—¿Qué tiene? Va a ser el omega del alfa del pueblo, que mejor.

Namjoon negó con decepción y miró nuevamente a su mejor amigo —Jiminnie ¿Me puedes escuchar?

Los alfas miraron como los brazos del albino perdieron fuerza y cayó secamente al piso, cayendo inconsciente de inmediato.

—Mierda —Jeongguk rápidamente lo cargó de forma nupcial y corrió hacía su casa con Namjoon rozándole los talones.

—¡Jeongguk! —Namjoon gritó, pidiendo explicaciones.

—Por favor busca al doctor del pueblo y vengan a mi casa, está cerca, al sur de aquí, dejaré abierto.

Namjoon, furioso, asintió. —Sé cuál es —Y sin agregar más salió en busca de ayuda, perdiéndose a la vista del pelinegro.

Jeongguk agradeció que su casa estuviera cerca del bosque ya que pudo llegar rápidamente. Subió las escaleras de la entrada y corrió a su habitación, sin siquiera mirar por primera vez su alcoba. Recostó al peliblanco en su cama, tocó su frente y se preocupó aún más al sentir lo hirviendo que estaba, justo como le dijo Namjoon.

Corrió hacía su baño y empapó una pequeña toalla en alcohol para aplicarla en la frente del omega que seguía inconsciente en la habitación.

Se sentó a su lado y comenzó a acariciar su suave cabello.

—¿Changmin? Despierta.

—Es Jimin —Namjoon entró a la habitación junto a un hombre de unos cuarenta años, el doctor Choi, médico de confianza de la familia Jeon.

—Es lo mismo —El pelinegro se levantó de su cama y el doctor, junto con Namjoon, se acercó al cuerpo inconsciente de Jimin.

—El joven es del clan Park —El chico asintió con preocupación al ver a su mejor amigo más pálido de lo normal —Atendí a su madre hace unos años, a ella le pasó lo mismo cuando la marcaron, así que les pido que se retiren de la habitación, si necesito algo les avisaré.

—No me voy a mover de aquí, ahora es mío y lo voy a proteger.

Namjoon miró con sorpresa a su mejor amigo.
Su actitud sobreprotectora e infantil lo dejó boquiabierto por un segundo. Literalmente la iba a dejar con un doctor, no lo enviaría a la guerra o algo parecido.

—Como deseé —El doctor examinó al omega empezando por el cuello, justamente donde se encontraba la mordida, Jeongguk apretó los puños cuando vio al médico sacar de un maletín la jeringa más grande que había visto en su vida, y el doctor pareció notarlo. —¿Quiere que le explique cada cosa que hago para que no esté tan... inseguro? —Levantó sus cejas mientras miraba los puños de Jeongguk, que ya estaban entre rojos y blancos.

—Actúe como si no estuviéramos aquí, por favor —Habló Namjoon.

El doctor Choi sonrió y prosiguió con su labor. Enterró por completo la aguja de la jeringa justo en el centro de la mordida y extrajo una pequeña cantidad de sangre, la depositó en un pequeño tubo e inyectó lo que Jeongguk supuso que eran medicinas en los antebrazos del chico.

Largos minutos pasaron y el doctor seguía haciendo chequeos, extrayendo sangre e inyectando cosas al frágil cuerpo del omega.

—Deberá despertar en unos pocos minutos, diez a lo mucho, si no lo hace, me llaman.

—¿Cómo que si no lo hace? —Jeongguk se paró intimidante frente al doctor —Lo estuvo picando por casi una hora ¿y todavía dice que no está seguro si va a despertar?

Namjoon estaba mucho más nervioso que el pelinegro, pero sabía que debía conservar la calma.

—Tranquilízate Jeongguk, está haciendo su trabajo —El mayor de los alfas puso un brazo frente a su mejor amigo, alejándolo del doctor, que ya se había alejado unos cuantos pasos.

—Mira Jeongguk, su clan es muy raro y no sabemos si va a pasar lo mismo que le sucedió a su madre, ¿acaso no te dijo lo riesgoso que es una mordida sin antes tomarse las pastillas adecuadas de su familia?

Y ahí, fue cuando se sintió como un imbécil.

Jamás pasó por su cabeza que ser de un clan diferente cambiaría todo el proceso del lazo.

—¿Cómo es la pastilla que menciona? ¿Me podría decir que fue lo que le hizo?

—Es más complicado de lo que piensas —Los tres hombres de inmediato miraron al omega, que con muecas, trataba de sentarse.

Namjoon fue más rápido que Jeongguk y corrió hacia Jimin, obligándolo a recostarse nuevamente.

Jeongguk bufó —Si se quiere sentar, deja que lo haga —Murmuró, observando con enojo a Namjoon mientras abultaba su mejilla con la lengua.

—Namjoon tiene razón —intervino el doctor —No haga mucho esfuerzo joven Park, necesita estar en reposo total por lo menos dos días, por el contrario entra el riesgo de que volverá a desmayarse y créame que si se da el caso, no sabré con exactitud qué hacer.

—Yo me encargo de que descanse, Shibin está en buenas manos.

—Es Jimin —corrigió Namjoon y el albino blanqueó los ojos.

Jeongguk imitó el acto y acompañó al doctor a la salida, dejando a Namjoon y a Jimin solos en la habitación.

—Así que...—Jimin miró a Namjoon con una ceja elevada —¿Ese Jeongguk es tu hermano? ¿La que se supone que es la mejor persona que conoces? —Su tono fue uno de molestia y bufó cuando recordó todas las anécdotas que Namjoon le había contado de su mejor amigo.

—Te juro que no sé qué pasó por la mente de Jeongguk al marcarte, en este momento no lo reconozco, pero sigo con la idea de que es la mejor persona del mundo.

El menor soltó una risa nasal —Increíble —Masculló con una sonrisa de indignación en lo que se sentaba en la cama.

—Dale una oportunidad, sé que puede llegar a ser molesto, pero ya hay un lazo entre ustedes y este nadie lo puede evitar —Namjoon ayudó a Jimin a sentarse, y se subió a la cama con él, colocando almohadas en su espalda para que estuviera cómodo.

—Voy a hacer como si estornudaste.

—Jiminnie.

—Si muerde a otra persona podemos romperlo —Musitó cuando ya estuvo con la espalda recta en la cama y Namjoon estaba sentado frente a él.

El mayor levantó una de sus cejas —Eso está penado y lo sabes. Además, dudo que Jeongguk haga eso.

El omega bufó, y sin poder evitarlo sus ojos comenzaron a aguarse.

—¿Y ahora qué voy a hacer?

—No llores Jimin, me rompes el corazón. Vas a ver que Jeongguk se enamorará de ti más rápido de lo que crees, todos lo hacen. Eres maravilloso y verás que tú también te enamorarás de él.

Namjoon habló, escondiendo el dolor que sentía en su interior. Todos a excepción del albino y Jeongguk sabían lo enamorado que Namjoon estaba de Jimin. Le dolía, y dolía como la mierda ver que el omega ya tenía un lazo, y para el colmo con nada más ni nada menos que su mejor amigo de toda la vida.

Jimin, jaloneó sus ojos quitándose las lágrimas con coraje en el acto y tan rápido como pudo besó la frente del mayor y la juntó a la suya, cerrando los ojos con fuerza.

—Nada de lo que dijiste tiene sentido —sorbió su nariz, negando —Pero entre más lo pienso más me da miedo, lobo.

Namjoon sonrió por el apodo que el menor le había dado. Pero la sonrisa perdió intensidad cuando alejó su rostro del suyo. Jimin lo miraba con los ojos acuosos y rojos, y con todo el dolor de su corazón, lo tomó por los hombros y lo alejó de su cuerpo.

—Ya no podemos acercarnos así, ya estas enlazado.

—No te alejes —Cruzó los brazos y mordió el interior de su mejilla, claramente herido —Menos ahora.

—Jimin. Enserio me temo que tendremos que tomar distancia — Dejó de mirarlo para ponerse de pie y alejarse unos pasos de la cama.

—No —dijo fuerte —Yo no elegí esto.

—Deja de ser tan terco y acéptalo.

—Per... —Namjoon volvió a acercarse al albino y tomó sus ambas mejillas con su mano, provocando que sus labios se pusieran en trompita y las mejillas de Namjoon se tornaron rojas al ver su rostro demasiado tierno.

—Cute* —Jimin entrecerró sus ojos sin molestarse en quitar la mano de Namjoon, pues le gustaba cuando era tierno.

Un ruido en la escalera los hizo sobresaltarse. Namjoon fue el primero en hablar.

—Tu novio ya viene.

—No es mi novio.

El alfa soltó al menor y se levantó de la cama tan rápido como pudo. Jimin volvió a acostarse, lanzando las almohadas de su espalda al otro extremo de la cama y Namjoon sonrió al ver el infantil acto del menor de taparse completamente con la sábana.

Jeongguk carraspeó cuando entro a la habitación.

—Ya es tarde Namjoon —El castaño sonrió débilmente cuando la mirada de su mejor amigo encontró la suya.

—¿A ti quien mierda te dijo que podías pasar? —dijo el omega sin dejarse ver.

—Ya me voy Jiminnie—El mayor tocó la cabeza de Jimin sobre la sábana y el pálido se destapó tan pronto sintió el tacto —Pórtate bien —Besó la frente de su mejor amigo y Jimin no pudo evitar ahogar un sollozo en su garganta. Namjoon acarició su cabello blanco y miró a Jeongguk, que ya estaba furioso por ese acto.

—No te vayas —masculló Jimin, pero Namjoon ya no volteó.

—Jimin ahora es mi prioridad.

—Wow, lo dijiste bien —El tono sarcástico del albino mejoró los ánimos del castaño y Jeongguk rodó los ojos.

—Cuídalo —Habló el mayor cuando se paró frente a Jeongguk, quien asintió con seriedad.

—Ni me lo tienes que pedir.

Namjoon no agregó nada más y salió de la casa.

Jimin observó la puerta, esperanzado a que Namjoon volviera y no lo dejara solo, pero el alfa no volvió. Con enojo, ahora miraba a su alfa con dolor y resentimiento.

—¿Me puedes explicar lo de las pastillas que debiste tomar?

Suspiró, jalando su cara para quitar las lágrimas que se le habían escapado. Ya tenía un lazo con él. Ya no había algo que se pudiera hacer.

—Déjame solo.

—Por favor dime.

Jimin bufó. El alfa caminó en el interior de la habitación blanca y giró la cabeza hacia el lado contrario. Quería seguir con su actitud hostil, pero admitió que Jeongguk minímo tenía que saber de su clan. 

—Esa pastilla sirve para preparar al cuerpo para lo que viene —Jeongguk se sentó junto a él y Jimin se estremeció cuando la cálida mano del chico tomó la suya. Sin pensarlo dos veces, quitó su mano de forma tosca y la ocultó bajó las sábanas.

Jeongguk soltó un bajo suspiro y dejó de mirar su mano para dejar que Jimin continuara.

—Los omegas la tomaban cuando estaban enamorados y que sabían que iban a ser marcados. Se debe tomar con dos semanas de anticipación.

—¿Y jamás la tomaste?

—Sí, la tomo a diario.

Jeongguk frunció el ceño —¿Entonces?

—¿Eres imbécil? —Jimin blanqueó los ojos —Obviamente jamás me la tomé , me acabo de desmayar.

Jeongguk suspiró. No esperaba que la actitud de Jimin fuera así de altanera. Los omegas eran dulces, agradecidos, cariñosos. No sarcásticos o groseros.

—¿Qué? —Habló el menor soltando una risa nasal —¿Ya te estás arrepintiendo de haberme marcado?

Jeongguk no contestó. Blanqueó los ojos y cuando estuvo a punto de ponerse de pie, la voz del omega se escuchó.

—¿Por qué mierda me marcaste? —El pelinegro levantó una de sus cejas y miró a Jimin, que lo miraba con furia, como si se le fuera a lanzar encima en cualquier momento.

—Porque me gustaste —Contestó simple, encogiéndose de hombros —Mi lobo se emocionó cuando te olí y te toqué.

La indiferencia en su respuesta enfurecieron más a Jimin. Ese movimiento en sus hombros, restándole importancia a el gravísimo error que acaba de cometer, provocaron que el omega soltara un suspiro del que me emanaba solamente asco. Quería pararse y reventarle la cabeza de un puñetazo, pero el dolor en su cuerpo y la incognita de lo que pudiera pasar despues, lo detuvieron. Mejor, en su lugar, utilizó palabras hirientes, su especialidad.

—No me gustas ni me vas a gustar —Escupió las palabras con una perfecta dicción y con las cejas rectas —Nunca —recalcó.

—Tengo todo el tiempo del mundo para hacer que me quieras, literalmente.

Jimin blanqueó los ojos —Pues no va a funcionar. Ahora lárgate. No me siento muy bien, quiero dormir y no haces más que estorbar.

Jeongguk, a pesar de que quería seguir oliendo a Jimin, asintió con una mueca. Se paró de la cama y caminó hacia la puerta, viendo de reojo como el albino se acostaba de lado y se tapaba con las sábanas.

—Esto funcionará Jimin— Habló lo suficientemente alto para que el omega lo escuchara —Haré que funcione.

♥♥♥

Me caga Jeongguk lol

Como consejo: lean bien uwu

-hiena!!

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