19 ; mala suerte I

Mal momento

Jimin acostumbraba a despertar temprano. Algunas veces desayunaba, y otras solo se conformaba con una taza de café o de un té. Tomaba una ducha, se ponía una de sus tantas prendas sueltas y se iba al bosque o a pasar el rato en el pueblo.

Pero desde que estaba enlazado con Jeongguk había dejado de ir a los negocios de otros clanes. No había ido ni a panadería, ni a la sedería y mucho menos a la imprenta.

Y la verdad, no tenía muchas ganas, menos ahora que probablemente ya se había esparcido la noticia de su lazo.
No quería contestar preguntas ni recibir reclamos de sus amigos por no haberle contado nada.

Ahora solo quería pasar tiempo en la cama y hacer nada con Jeongguk, justo como lo estaba haciendo en ese momento.

—¿Tomas otra carta?

Jeongguk miró las dos cartas que tenía entre sus dedos. Mordió su labio inferior y miró hacia el techo, pensando en su próxima estrategia. Jimin lo miró con la ceja alzada, observando de reojo las dos cartas en su propia mano: Un As y un Rey.

Jeongguk asintió, tomó una carta del puñado, la puso junto a las suyas y las dejó caer sobre el colchón.

—Me pasé.

—Volviste a perder —El albino bajó sus cartas y las coloco sobre las del alfa —Exactamente veintiuno.

Jeongguk se cruzó de brazos —Ya no quiero jugar.

Jimin soltó una carcajada, dejándose caer de espalda contra la cama. Jeongguk lo miró con una sonrisa, descansando sus codos en sus rodillas con las piernas cruzadas, sentado frente a él.

Entre las tantas cosas que trajo de la ciudad, decidió ese día sacar su amado juego de cartas. Llevaban jugando con ellas por lo menos una hora. El alfa le enseñó todos los juegos que se sabía, y para su sorpresa, Jimin resulto ser una muy fuerte estratega jugando póker. Ahora llevaban unas cinco partidas de blackjack en donde el omega no había presenciado la derrota.

El albino se cruzó de piernas de nuevo y juntó todas las barajas.
—Ahora juguemos manotazo.

—¿Seguro? Llevas buena racha —El omega asintió — Bueno, seré cuidadoso.

—Oh, no. No te contengas, eso lo hará más divertido.

Manotazo era uno de los juegos que el alfa más jugaba con sus amigos en la ciudad. Principalmente porque les gustaba golpearse entre ellos. El juego consistía en decir por orden el número de las cartas al tiempo que cada uno, por turno, soltaba una carta en el centro. Si decías un número y resultaba que la carta del centro es exactamente ese, debías colocar tu mano sobre ella y te quedarías con todo el monto. Claro que, al todos querer quedarse con el fajo de cartas, terminaban golpeando la carta y claro, terminabas el juego con la mano más roja que un tomate y un ardor espantoso.

Y... Jimin quería jugar eso.

—Jimi-

—Que no se te olvide que tengo fuerza de alfa. Déjame enseñarte lo que puedo hacer.

Jeongguk se inclinó hacia atrás, descansando su peso en sus codos —Con unas simples vencidas me lo puedes demostrar, Jimin

—Calla y revuelve el monto.

El alfa soltó una risa nasal y tomó el monto de cartas entre sus manos para empezar a revolverlo.

—¿Qué quieres hacer terminando de jugar? —preguntó.

Jimin se acostó en el lado derecho de la cama del alfa. Miró al techo y cerró sus ojos por unos segundos. Se sentía tranquilo y sorpresivamente feliz.

Sintió la mano del alfa estrujar suavemente su mejilla, haciéndolo soltar una risilla.

Una risilla. ¿Ahg?

El albino abrió sus ojos. ¿Desde cuándo se había empezado a llevar bien con el alfa? ¿Cuándo había dejado de pelear con él? Pensó en los últimos días donde más habían convivido y nada. Ninguna discusión o mal momento. Si no eran risas o competencias, los dos estaban cada quien haciendo lo suyo, pero juntos. Mientras Jeongguk ordenaba actas, él escribía uno que otro pensamiento.

Ya se estaba acostumbrando a comer acompañado, y a que Jeongguk lavara los trastes a su derecha en lo que él los secaba. O viceversa.

—¿Entonces?

El omega frunció levemente el ceño, cayendo en cuenta que no había contestado la pregunta del alfa por estar divagando en su mente —Creo que... —Lo miró a los ojos, y después devolvió su mirada al techo —Podemos intentar hacer postres.

—Te enamorarás de mi cheesecake. Es más, hasta le pondré chocolate. Solo para ti —Habló con el mentón en alto, mezclando con habilidad las cartas en sus manos.

—Con que no lleve manzana ni mango, por mi excelente.

El alfa dejó de moverse —Lleva un crocante de manzana verde.

El omega lo miró a los ojos —Entonces no quiero.

—¡¿Cómo es que no te gusta la manzana, ni el mango?!

El albino se sentó en la cama de nuevo —¡Saben horribles! ¡¿Cómo es que te puedes comer eso?!

—¡Todo sabe delicioso!

—¡No! Además, dije que intentáramos hacer postres, algo que ninguno de los dos sepa hacer. Si hiciéramos nuestro mejor postre entonces yo haría mis galletas de ángel.

—Mi cheesecake ganaría.

—¿Quieres apostar?

—Vamos a la cocina.

Jeongguk dejó el monto de cartas a su lado y Jimin aprovechó para tomar ventaja camino a la planta baja, ventaja que claro, no duro mucho cuando el alfa prácticamente saltó los escalones, tomando por sorpresa al albino.

—¡Cuidado!

Jeongguk sonrió de lado —¿Te preocupas por mí?

—Obviamente.

El alfa espero a que Jimin agregara algo a la frase, como un "Si no quien me hará de cenar" o "a mí también me dolería el golpe" pero nada. Jimin lo observaba con los brazos cruzados pero con una sonrisa en su rostro.

—Tú también me preocupas —Respondió torpemente, con el rostro de un cachorro regañado, temiendo sobre la respuesta del albino.

—Lo sé, bobo.

Mientras Jeongguk miraba curioso al omega, este se adelantó a la cocina y abrió el refrigerador para ver lo que había dentro. Se arrepintió al instante de haber "retado" a Jeongguk, pues la pereza de preparar sus galletas súper laboriosas lo estaba superando.

—Ehmm...

Jeongguk se adelantó —¿Y si mejor lo hacemos mañana?

—Me leíste la mente.

El alfa sonrió de oreja a oreja y siguió con la mirada al omega, que estaba caminando hacia la sala. Decidió hacer lo mismo, pero antes sacó algo de comida del refrigerador para compartirlo con el omega, que ya estaba tirado en el sofá.

—Gguk... —Jimin se recargó en el brazo del sillón, en lo que Jeongguk dejaba un plato de fruta en la mesita del centro y quitaba los cojines decorativos de su camino.

—Dime.

Jimin lo miró —¿Sabes cómo funciona el lazo con todo eso del dolor?

El alfa frunció el entrecejo por la repentina pregunta —La verdad no —Contestó en lo que sentaba frente a él en el mismo sofá. Llevó dos de sus dedos al interior de su brazo y se pellizcó —¿Sientes?

—No —respondió el omega —Pienso que solo sentimos los dolores fuertes ¿No crees? Solo he sentido tu dolor en el brazo y el del abdomen.

—Cierto. Lo siento por eso. No tenía idea de que iba a pasar.

—Oh, está bien —el albino sonrió — ¿Crees que podamos sentir otras cosas?

Jeongguk asintió —Que yo sepa también las emociones fuertes y otras cosas. Supongo que con el tiempo nos daremos cuenta.

Jimin asintió, tomando un cojín del sofá para llevarlo entre sus brazos. El alfa la miró con una linda sonrisa.

—Jimin, ¿Qué habilidades tienes que nosotros no?

—¿A qué viene la pregunta?

—Siempre he tenido curiosidad.

—Oh, pues no son muchas, a decir verdad. Mi olor no cambia al estar enlazado, en la noche puedo ver muy claro, puedo suprimir mi olor por un tiempo, pero es muy cansado. Y creo que es muy obvio que mis proporciones son otras.

—En mi opinión eso es increíble.

—Bueno, todo tiene un lado malo, pero ya no hablemos de eso. Sé que es hora de cenar, pero la verdad no tengo hambre.

—No te duermas sin haber cenado, tenía pensado hacer rollos de sushi, ¿por qué no comes solo un poco?

—Con lo que trajiste está bien.

Jimin se paró del sillón y se sentó de cuclillas frente a la mesa, tomando una fresa entre sus dedos.

—No sé si hacer de p–

El olor en el ambiente cambió. Jimin sintió como su boca se hacía agua y su piel se erizaba al instante.

Giró su cabeza y se encontró con el pelinegro con la cabeza hacía atrás, resaltado su manzana de Adán que se movía constantemente. Tenía los ojos cerrados y por las arruguitas a su alrededor se notaba que lo hacía con fuerza. Jimin no entendía nada, pero cuando vio como en su pantalón deportivo se notaba una gran y firme erección, entendió todo.

Jeongguk había entrado en celo.

—¿Gguk?

—No te asustes, todavía estoy consciente—El alfa lo miró con las pupilas extremadamente dilatadas —No-no sé qué hacer. Por favor enciérrate. O enciérrame.

Jimin tragó en seco y humedeció sus labios.

Jeongguk era fuerte. Extremadamente fuerte. En el estado en el que iba a entrar podía romper una puerta en un parpadeo si olía a su omega cerca. Ocultar su olor para esconderse podía ser una opción, pero no funcionaría. Solo lo podía hacer por un cierto tiempo, pero acabaría agotada}o. A demás de que eso no le aseguraba absolutamente nada.

—No va a funcionar —contestó, poniéndose de pie —Me iré.

—¿A dónd-

—No importa —Casi con morbo, el albino regresó la mirada a la entrepierna del alfa. La erección se marcaba casi orgullosa bajo el pantalón deportivo gris. No se veía como una "casa de campaña" Jeongguk despistadamente se había acomodado el miembro para más comodidad, por lo que se veía de lado, casi llegándole al extremo de la cadera.
No llevaba ropa interior, la forma en que se marcaban las venas daban perfectamente esa impresión.

El alfa soltó un jadeo y volvió a dejar caer su cabeza hacía atrás, chocando levemente con el respaldo del sofá.

—Mierda —musitó entre dientes.

Jimin negó con la cabeza, alejó su vista de Jeongguk y subió tan rápido como pudo a su habitación. Tomó la primera mochila que se encontró y la llenó con ropa al azar, tanto de sus cajoneras como de su closet.

Maldijo en voz baja, cerrando la mochila que estaba a reventar por lo llena. Cuando la tomó con su mano izquierda, bajó rápidamente por las escaleras.

—No olvides tus llaves. Cierra la puerta.

Jeongguk ya no estaba sentado en el sillón, sino recargado cerca de la puerta principal.

—Gguk...

—Sigo consciente, lindo.

Jimin inhaló y torció la boca al ver que Jeongguk estaba comenzando a sudar. Tomó sus llaves del mueble junto a la puerta e inhaló. Las feromonas sexuales que soltaba el alfa hacían que apretara las piernas y respirara de manera brusca.

—Por favor no dejes de comer —Ignoró todas las reacciones de su cuerpo y habló —Háblame por el lazo cuando todo haya terminado.

—Y tú por favor cuídate.

Jimin sonrió de lado —Lo haré.

Cuando se dio la vuelta, la mano del alfa envolvió la muñeca del albino, congelándolo por completo. 

De un segundo a otro los alfas se convertían en los animales que eran por dentro. El albino miró la mano que la envolvía.

Por favor que siga consciente.

Jimin volteó con miedo hacía el alfa, quien cuando lo miró, llevó su mano a la mejilla del albino.

—Perdóname —Habló suave, con las cejas caídas —Realmente no quiero hacerte daño.

Jimin se sintió aliviado, y con una leve sonrisa se acunó en su mano por unos segundos —Lo sé, Ggukie.

Tomó la mochila con más fuerza, se dio media vuelta y salió de la casa.
Como le pidió el alfa, cerró la puerta con llave y caminó hacia el bosque.

Su lobo interior la arañaba por dentro, suplicándole que regresara, donde pertenecía. Pero no. Aún si su lobo llorara y en su interior no podía regresar. Simplemente no podía.

La noche era obscura. Más de lo que esperaba. Sabía que era tarde, pero el cielo y las estrellas que lo adornaban le demostraban que ya era casi la media noche.

Como siempre, el camino el bosque fue corto y el silencio estaba más sepulcral que nunca.

¿Ahora que iba a hacer? Su antigua casa estaba completamente destruida. No podía llegar a casa de los Kim, pues ya no era cercano a Namjoon. Y mucho menos con los Jeon.

No podía ir a casa de absolutamente nadie porque no tenía razones. ¿Qué les iba a decir? ¿Qué Jeongguk estaba en celo? Ya todos sabían que era su omega, y como una maldita pareja normal, ellos debían pasar los celos juntos.

Jimin dejó caer la mochila a su lado cuando cayó en cuenta que durante tal vez cuatro días se iba a quedar sin hogar. Sin comida. Sin refugio.

—¡Mierda!

VEAN LA JOYA QUE ENCONTRÉ

JUSTO ASÍ ME LO IMAGINO SISKSKSKSK

btw sigan a la artista tiene OBRAS DE ARTE

Regresando al cap:
AHHHHHH LO QUE MAS QUERÍA ESCRIBIR SKSKSK

Empezamos con nuevo arco <3

(Y un capitulo algo corto, lo siento)

Dato Interesante de hoy:
Los lobos sueltan feromonas, ¿cierto? De protección, de tranquilidad, maternales y las más fuertes: sexuales.

Jeongguk y Jimin, se quieran o no, están fuertemente atraídos sexualmente, principalmente por el lazo. Por eso, no solo Jeongguk se pone así, sino también tiene reacción en él.

HICE UN GRUPO DE WHA, pueden pedirme el link en priv

Por cierto, gracias por votar y comentar, no saben lo que me fascina leer todas sus reacciones, específicamente cuando están leyendo el primer capitulo de hermandad ksksksk.

los adoro, hiena <3

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