17 ; ¿buenas noticias? IV

Abrazo

Jeongguk entró al consejo con la cabeza en alto, sudando frío y con las manos ocultas en las bolsas de su pantalón. Todos lo saludaron con una sonrisa y con leves reverencias, que fueron correspondidas de inmediato por el menor.

Divisó a Namjoon entre todos y corrió hacia él.

—Hermano, estoy cagado de miedo.

Nam levantó una de sus cejas —¿Kookie está cagado de miedo?

—Ahorita vas a entender todo. Pero por lo pronto, todo lo que me dijiste ayer para acercarme a Jimin funcionó.

Namjoon sonrió forzado.

En esos momentos no quería escuchar nada sobre Jimin, no cuando su madre le había preguntado sobre el por qué el albino dejó de ir a casa. No cuando notó que las almohadas aún conservaban su olor.
El alfa no quería escuchar nada de él, no cuando lo extrañaba mucho más de lo que admitía.

Pero aun así, sonrió, y fingiendo interés, respondió.

—Oh ¿Enserio?

El pelinegro asintió, ajeno a lo que Namjoon sentía —Jugamos, me hizo compañía, trató de pelear pero no le seguí el juego, cociné para él y estoy seguro que ya no le caigo tan mal.

El castaño sonrió levemente —Tal vez y ya le caes bien.

—Eso sí no creo. Pero meh, un paso a la vez —palmeó su espalda — ¡Oh Nam! Un día de estos pasaré por tu casa para saludar a Jin hyung, escuché por ahí que ya volvió.

—Sí, él y Sunah noona se están quedando con nosotros por unos días, en lo que les entregan su casa. Algo retrasó la construcción pero en menos de una semana estará lista.

—Oh, me alegra escuchar eso.

Sin más que decirse, ambos miraron a sus alrededores y notaron que todos ya estaban de pie cerca de los asientos que les correspondían y que mínimo, ya había el doble de personas que estaban cuando comenzaron a hablar.

—Creo que ya tenemos que ir a sentarnos.

—Tienes razón, vamos.

Los alfas caminaron hacia el salón principal y Jeongguk se sentó por primera vez en la silla del supremo, en la cabecera de la enorme mesa rectangular, donde notó que se podía ver a absolutamente todos.

Namjoon estaba a su derecha, ya con sus anteojos puestos revisando unos documentos, mientras que su padre estaba a su izquierda, mirándolo serio y con el ceño fruncido.

—¿Vas a cambiar algo, hijo?

Jeongguk negó —Solo mencionaré unas cosas que quiero que se implementen, nada muy extremista a decir verdad.

El pelinegro miró su reloj, y cuando marcó las nueve en punto se puso de pie.

Comencemos.

Los alfas de inmediato se sentaron tras la mesa y observaron al joven, quien estaba serio y ligeramente recargado en la mesa.

—Antes de dar inicio, quiero darle las gracias a cada uno de ustedes. Estoy listo para ser líder y dirigir a Canus al mejor de los destinos, pero por supuesto, no puedo hacerlo solo. Necesito de ustedes, de sus familias, de su esfuerzo. Juntos podemos hacer que el pueblo cada día mejore más —hizo una reverencia de noventa grados y sonrió —¡Cuento con ustedes!

Namjoon fue el que empezó la ronda de aplausos para el alfa líder. El menor los recibió y agradeció con una leve sonrisa y se volvió a sentar, sintiéndose emocionado y ansioso al mismo tiempo.

Tenía tantas ideas y tantas cosas que decir, que se quedó en blanco por segundos. Los alfas se miraron entre sí con curiosidad, observando como el alfa menor fruncía su ceño y miraba al centro de la mesa mientras murmuraba cosas inaudibles.

—Tenemos muchas cosas por discutir. Así que, empecemos por las actualizaciones. ¿Empezamos contigo, Jinsub?

El alfa Cha asintió, y uno por uno, los y las alfas fueron actualizando al alfa sobre lo que había pasado las dos semanas anteriores. Desde problemas con animales hurgando en las cosechas hasta niños revoltosos jugando con telas. En lugar de ser aburrido, Jeongguk encontraba fascinante como cada miembro de un clan se dedicaba a algo, aportando a la manada de una u otra forma.

Cuando el último alfa habló, el pelinegro asintió, terminando de anotar en su libreta lo que le pareció relevante.

—Como nuevo supremo me gustaría hablar con ustedes sobre propuestas que he preparado desde hace algún tiempo.

Daehyun asintió con una media sonrisa —¿Cuáles son tus ideas, Jeongguk?

—Tengo muchas, a decir verdad, pero todo a su tiempo. Por lo pronto, mi idea es actualizar el pueblo. Sé que será difícil pues los que están allá afuera no son como nosotros, pero viviendo en la ciudad me di cuenta que nos privamos de muchísimas cosas. Necesitamos más escuelas, más profesores, más doctores, más libros. Nos estamos quedando atrás y eso no trae nada bueno.

Yoonhee, la alfa representante de los Lee, levantó su mano —¿Y cómo podemos cambiar eso?

—Mi propuesta es hacer viajes a la ciudad para traer cosas, y como no podemos traer a personas para que nos enseñen cosas, nosotros tenemos que ir a aprender.

Murmullos se comenzaron a escuchar por todo el salón.

—Podrán ir unos pocos —Jeongguk elevó su tono de voz —Los que estén dispuestos a alejarse solo un tiempo de sus familias y de sus comodidades.

Daehyun lo miró serio —Vivir en la ciudad es una tradición exclusiva de los Jeon, Jeongguk.

El pelinegro sintió un pequeño dolor de estómago por los nervios. Su padre no estaba nada contento, todo su rostro lo decía a gritos.

—Pues tal vez ya es hora de que eso cambie. No sirve de nada que me haya ido cinco años si todo lo que aprendí allá no lo puedo traer aquí. Necesitamos hospitales, educación, tecnología.

—Pero estamos bien y cómodos así —el alfa Cha habló.

Jeongguk negó —Es porque no conocen la ciudad. No saben lo que es internet, una licenciatura, hospitales equipados, maquinaria.

—Pues no lo sé —escuchó una voz en el fondo.

—Esa es una de mis ideas, no es cómo que eso se va a implementar ahora mismo. Les traeré planes, propuestas. En este momento solo lo estoy mencionando, así que piénselo. No se cierren —pidió, un poco desanimado —Ahora, dejando el tema de mis ideas, ¿hay algo de lo que no se haya hablado? ¿Alguna aportación?

La alfa Jung levantó la mano —Anoche mi esposa y yo estuvimos con los Min, y en el bosque, solo por unos ratos se escucharon ruidos extraños.

—Si lo mencionas aquí es porque no se trataba de animales.

JinRi negó —Lobos. Su olor los delató.

—Déjame adivinar. Al sur.

La alfa asintió, y Jeongguk miró a su padre de inmediato.

—Los Sung.

Hyungwon, alfa representante de los Min, habló —¿Los de la manada Haro se están metiendo en nuestro territorio?

—No me extraña —Daehyun habló, mirando a la mesa con el ceño levemente fruncido. Jeongguk frunció el ceño.

—Aumenten la seguridad —el alfa supremo se inclinó levemente hacia adelante —Patrullen por las noches y cualquier cosa, ataquen y hagan el grito. ¿Entendido? Por nada del mundo se muevan solos.

Seungheon frunció el ceño —¿Qué los ataquemos?

Jeongguk asintió —El tratado es lo suficientemente claro, no deben ni siquiera meter las narices en nuestro territorio. No sin permiso.

—Está bien.

Mientras Jeongguk hojeó uno de los documentos frente a él, Daehyun miró a Seungheon. Sus miradas hablaron por si solas, pues los dos asintieron y se pusieron de pie al mismo tiempo.

El mayor de los Jeon se acercó a su hijo —Ahora venimos Jeongguk, tengo algo que discutir con Kim.

El pelinegro asintió con el rostro relajado, en lo que Seungheon ya estaba cruzando la puerta. Cuando Daehyun llegó a su lado, el castaño sacó un cigarrillo y le tendió la caja al pelinegro algo canoso.

—¿Qué opinas?

Daehyun negó —No lo sé Seung, No quiero suponer cosas, pero...

—También pensaste en Jimin ¿Verdad?

Asintió —¿Qué tal si Taesung ya se enteró que lo tenemos aquí?

—No lo creo —respondió dudoso —Ya hubiera atacado, o mínimo él y su gente ya se hubieran acercado con nosotros, Dae.

Jeon masajeó sus sienes —No me quiero adelantar, pero si vienen todo se va a poner muy tenso. No vamos a dejar que se lo lleven y ellos no querrán irse sin él. Una guerra a estas alturas...

—Nos estamos adelantando Jeon. Tal vez ni siquiera son ellos, probablemente fueron unos cachorros curiosos jugando a los detectives.

—Aun así. ¿Tendremos que prohibirle a Jimin que se acerque al bosque, por si acaso?

Seungheon negó —Yo no lo haría. Esa niño prácticamente vive ahí. Además, no debe saber absolutamente nada de los Sung, mucho menos de Taesung.

—Tienes razón.

Cuando los alfas terminaron de fumar, se incorporaron al salón, escuchando como Jeongguk hablaba serio y usando uno que otro ademán de manos.

—... Alfas, mantengamos este tema con absoluta discreción. No le digan a absolutamente nadie los movimientos extraños en el bosque, mucho menos de quien sospechamos.

Daehyun volvió a asentir hacia su hijo, y se sentó en su lugar junto con Seungheon.

—Ahora que ya estamos todos y para concluir la junta, quiero anunciar que Park Jimin y yo estamos enlazados desde que volví. Eso explica el por qué fue él quien me curó hace dos noches y no la alfa HaeJoo. 

Se puso de pie, bajo la mirada sorprendida de todos. Ni un murmullo se escuchó en el salón. Todos, incluido Namjoon, abrieron la boca y pelaron los ojos, sin realmente procesar lo que su líder les acababa de decir.

—Eso es todo —concluyó —Nos vemos en la siguiente junta.

Jeongguk caminó hacia la puerta con el corazón a mil por hora, principalmente porque ningún alfa a su espalda se movió o dijo nada. Cruzó la entrada luciendo pálido y antes de que pudiera razonar, ya estaba corriendo a toda velocidad hacia el bosque.

Cerró los ojos por un segundo, y le habló a su omega.

"Ya solté la bomba,

Sonrió, sintiéndose más ligero de repente, con el viento golpeando en su cara y el aliento cortado.

"¿Cómo salió todo?"

El omega le respondió cuando el alfa ya había llegado a un árbol, justo en el momento en que se sentó a descansar.

"Ven al bosque, ahí te platico todo"

"¿Dónde mismo?"

"Donde mismo"

El pelinegro se dejó caer entre el césped, las ramas rotas y las hojas secas. Jimin no tardaría ni cinco minutos en llegar, por lo que se dedicó a mirar el cielo azul. Los árboles le daban una sombra increíble y el clima estaba perfecto, fresco como le fascinaba.

Cuando escuchó unas pisadas cerca, el alfa se apoyó en sus codos y levantó la vista.

Jimin apareció con un conjunto holgado color gris y con una botella de agua en cada mano.

—¿Y? —El omega habló, sentándose sobre un tronco, frente a donde estaba el alfa acostado —¿Cómo estuvo todo?

Jeongguk ladeó su cabeza, sentándose también en el tronco —Raro.

—¿Raro? —cuestionó con una ceja elevada —¿Qué dijo tu padre?

Jeongguk le dio un sorbo a la botella de agua. —No le di oportunidad de hablar. A nadie, realmente.

Ahora Jimin ladeó su cabeza —¿Cómo?

—Lo dije al final de la junta y salí corriendo después.

El omega estrelló la palma de su mano contra su frente, suspirando en el proceso.

—¿Para qué, Gguk? —preguntó casi fastidiado —En la siguiente junta van a preguntar, en el pueblo, en el transcurso de la semana te van a preguntar. Ahora todos van a comenzar a hablar sin fundamentos —negó repetidas veces —Créeme que por más que trates no vas a poder escapar de que te pregunten. ¿Por qué no lo hiciste hoy mismo?

Jeongguk torció los labios —La junta no salió como esperaba —Jimin elevó una ceja al escuchar el tono de voz del alfa, y sentir por el lazo lo preocupado que estaba —Quiero hacer cambios que al parecer no le gustan a nadie. Sólo...

Por un lado, era verdad. Las expresiones de todos al contar su propuesta de ir a la ciudad fueron... malas. Decepcionadas, molestas, extrañadas. No esperaba que lo cargaran y gritaran su nombre con emoción al decir sus propuestas, pero sí una que otra felicitación.

Pero por otro lado, solo dijo para tener una excusa. No quería decirle a Jimin que era un miedoso de mierda y que le aterraba las consecuencias que pudiera tener. O que preguntaran cosas que no quería responder.

El albino se paró y se sentó frente al alfa, quien miraba al suelo como si fuera lo más interesante del mundo.

—Hey —preguntó algo preocupada al ver al pelinegro tan decaído de hombros —Mírame.

El alfa obedeció, mirando a su omega a los ojos.

—¿Cambios que no le gustan a nadie, dices? —el pelinegro asintió —¿Son cosas muy drásticas? —el alfa ladeó la cabeza, pero terminó asintiendo —Oh. Ya veo. Tienes que entender que ellos no tienen las mismas ideas que tú. Además de que la mayoría están viejos, ten paciencia.

El mayor soltó una risilla, pero terminó tapando sus ojos con las palmas de sus manos. Jimin, sin saber bien que hacer, le dio varias palmadas en el hombro, tratando de ser empático.

—¿Te puedo abrazar? —preguntó el alfa después de arrojarle una mirada casi esperanzadora.

Jimin tragó en seco. Quitó la mano de su hombro e indeciso, se puso de pie, observando desde arriba al alfa confundido.

Jeongguk lo necesita. Se repitió a sí mismo una y otra vez.

—Ven.

Jeongguk se paró de inmediato y escondió su rostro en el hueco del cuello del omega. Jimin se sorprendió, pero no dijo nada. Llevó una mano a su nuca y acarició sus cabellos de manera suave, como Yowon lo hacía con él cuando llevaba poco en el pueblo. Jeongguk estaba enfrascado en el olor del omega, que de cerca se sentía mejor.

Jimin era fresco. Nada empalagoso. Su olor de cerca no era el de un durazno, sino el de una nectarina. Su cabello suave olía a flores y su piel a jabón. No estaba frío como se veía, sino cálido, a pesar de no estar muy cubierto.

El albino comenzó a soltar feromonas que inundaron al alfa.

—No hagas eso o me voy a quedar un rato más así. 

Jimin sonrió levemente. No sabía lo mucho que necesitaba un abrazo hasta que Jeongguk la apretó fuerte contra su cuerpo.

—Por mí no hay problema —respondió, realmente sin detenerse a pensar en sus palabras.

Jeongguk comenzó a sentirse más tranquilo. Su lobo comenzó a dar vueltas en su interior por la cercanía de su omega, principalmente porque eso no era nada común entre ellos. Quiso impregnarlo completamente con su olor, pero temeroso a la reacción del albino, se contuvo.

—Gracias Jimin, significa mucho.

El omega sonrió sin mostrar los dientes y volvió a sentarse en tronco bajo ellos, donde palpó su lado derecho, invitando al alfa a sentarse de nuevo.

—¿Quieres hablar de eso? —Jimin habló apenas Jeongguk tomó asiento.

El alfa elevó sus hombros —Digamos que solo quiero romper unas pocas tradiciones.

Jimin asintió —Dale tiempo al tiempo, verás que después les agradará la idea. Busca cómo envolverlos, demuéstrales que eres buen líder.

—¿Y si no lo soy?

—¿Por qué estás tan negativo, baboso?

El ambiente de tristeza se rompió en mili-segundos con la carcajada que soltó el alfa.

—¿Baboso? —repitió —¿Qué clase de insulto es ese?

Jimin negó divertido —Oh, cállate. ¿Quieres que te vuelva a insultar de verdad? —el alfa negó repetidas veces —Eso pensé. Pero ya, creé en ti. Tienes un ego del tamaño del mundo, no sé porque de la nada dices cosas así. Te escuchas ridículo.

—¡Es que no viste la cara de mi padre! —se excusó, hablando como adolescente regañado —Era de enojo y decepción. Parecía que me iba a soltar un puñetazo.

—Gguk, dijiste que quieres romper unas tradiciones. Las mismas que han estado por la historia de la manada. ¿Esperabas aplausos?

—No, pero–

—Mira, si algo he aprendido es que no debo esperar nada de nadie. Haz las cosas por ti. Acepta críticas constructivas, sugerencias, opiniones, lo que sea, pero no te desanimes si tu padre o alguien más no te felicite o no esté a tu lado.

—Los cambios que quiero hacer son por el bien de la manada.

—Y te creo —respondió tranquilo —Además Gguk, todos los alfa del consejo son más viejos, están acostumbrados a lo que tenemos ahora. No esperes que en una sola junta todos amen tus ideas. Te repito: Dales tiempo. Sé paciente. Envuélvelos.

Jeongguk asintió para sí mismo y no agregó nada más.

Sabía que Jimin tenía toda la razón.
A las personas no les gustan muchos los cambios, principalmente a los adultos. Mucho menos cuando estaban tan acostumbrados a vivir de cierta forma. Pensándolo mejor, no se extrañaba las miradas que todos le dieron.

La ciudad era maravillosa y escalofriante a la vez. Mucho más escalofriante si jamás has ido, como era el caso de la mayoría del consejo.

Tenía que aprender a ser más comprensivo, eso era por seguro.

¿Pero cómo envolverlos? ¿Cómo podía hacerle ver a todos los alfas que esa era la mejor opción, que si se implementaran algunas cosas de la ciudad en la manda, el resultado sería excelente para todos?

—¿Cómo te sientes? —Jimin habló con ojos curiosos, metiéndose en la vista del mayor.

—Mejor, más tranquilo —El omega sonrió —Pero con otro abraz–

—No abuses —respondió rápido —Mejor vamos a casa, prepararé carne y arroz.

Jeongguk asintió y sonrió tanto, que Jimin se extrañó.

Con el ceño levemente fruncido, comenzó a caminar hacia casa con Jeongguk a su lado.

¿Jeongguk siempre sonreía así? No. La respuesta era definitivamente un no rotundo. Cuando el alfa sonreía nunca dejaba que sus dientes se asomaran. Se hacía el coqueto y el interesante con sonrisas de lado y ojos de chico malo. Claro, lucía más estúpido e idiota que sexy e interesante, pero esta vez no había sonreído así.

El mayor mostró sus dientes, y por primera vez sonrió también con los ojos.

El alfa, aun con las comisuras de sus labios ligeramente elevadas, caminó con la mirada gacha, hasta que Jimin habló.

—¿Sabes, Jeongguk? Nunca creí que un lobo tuviera dientes de conejo.

El alfa giró a verlo con las mejillas coloradas, provocándole una risa bastante fuerte al omega.

¿Jeongguk sonrojado?

—No seas llevadito, Jimin. No seas llevado —habló cantado, empezando a juguetear.

El omega le dio un pequeño empujón al alfa, que por cierto, no lo movió ni un milímetro —¿Por qué no? Anda, búrlate de mí también —sonrió —Te doy permiso.

—Tu risa es rara —dijo rápido, de forma aleatoria —Suenas como una persona mala —Hizo un mohín —Y mis dientes no merecen burla. Son lindos.

Jimin se encogió de hombros —Nunca dije que no.

—O sea ¿Te parezco lindo?

El omega no lo miró —No lo arruines.

—Está bien, está bien —Dijo para después con su dedo índice tocar la mejilla del albino. Jimin, con una sonrisa golpeó en antebrazo del alfa —Mimi, te juro que lo único que quiero hacer llegando es quitarme las botas, tirarme a la cama y despertar hasta qu-

—Jeongguk...

El pelinegro dejó de mirar al albino y cuando miró en dirección a su casa, su sonrisa se esfumó.

Sus padres estaban parados en donde iniciaban las escaleras de la entrada y no se veían contentos. Mientras Seongji caminaba de un lado a otro, Daehyun miraba su reloj y movía efusivamente su pie derecho.

Jeongguk miró a Jimin apenado, y después volvió a mirar a sus padres.

—Creo que no vas a poder hacer nada de eso, Gguk... —dijo, suspirando.

—Mierda.

Uhmmmm un personaje nuevo. ¿Teorías? Los leo uwu
Si no encontraste un personaje nuevo plis vuelve a leer, es importante JAJAJJ

Dato interesante:

En el CDA solo debe haber un representante de cada familia, el o la alfa. Los Kim y los Jeon son la única excepción, tendiendo a Seungheon y a Namjoon en el consejo, y a Daehyun y Jeongguk. Y si, como pueden suponer, la única razón por la que Namjoon esta en el CDA es porque Jeongguk lo escogió como su mano derecha.

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