15 ; ¿buenas noticias? II

Llamado

Jeongguk observó el cielo, sentado en un tronco en las orillas del bosque. Apenas estaba anocheciendo, pero a su lado derecho se alcanzaba a notar tenuemente la luna llena, esperando por él.

Él se consideraba a sí mismo valiente.
Se ejercitaba todos los días y con garras y dientes defendería a cualquier miembro de su manada.

Pero ese día no solo su cuerpo estaba inundado de nervios, sino también de miedo.

¿Y si no era un buen líder? ¿Y si no era capaz de cargar con la responsabilidad de toda una manada? Todos los Jeon anteriores a él lo habían hecho excelente y definitivamente él no quería ser la excepción. Pero ¿y si lo era?

El pelinegro observó sus dos manos y suspiró.

Cuando tenía unos seis años, antes de dormir siempre le pedía a su papá que le contara la historia de su nombramiento como alfa. Daehyun probablemente había exagerado en las narraciones para hacer la historia más llamativa para su único hijo, pero aun así seguía escuchándose increíble.

Y aterradora.

La pura idea de meterse veneno en el cuerpo para "volverse inmune" al matalobos, lo ponía jodidamente nervioso.
Jugando, cuando era un cachorro, se rozó la pierna por accidente con esta especie de flor morada que se encontraba en el bosque. Seongji se volvió loca cuando su pequeño cachorro entró a su casa con la cara roja y gruesas lágrimas con todo su rostro, con un Namjoon y un Hoseok preocupados tras él.

La omega tuvo que hacer mil intentos para intentar calmar a su hijo por la quemadura de su pierna en lo que HaeJoo, una curandera del pueblo, creaba una fusión para aliviarlo.

Namjoon y Hoseok estaban sentados con cara de espanto y vaso de leche con chocolate caliente entre sus manitas, tratando de explicarle a Daehyun que es lo que había pasado en el bosque con los gritos exagerados de Jeongguk de fondo.

Jeongguk carraspeó al recordar la sensación horrible en su piel y trató de no pensar en lo mal que la iba pasar en unas horas. Decidió dejar de darle más vueltas al asunto y regresó a su forma de lobo para seguir con su entrenamiento.

Cuando obscureció lo suficiente, el alfa se dirigió a su hogar, se quitó la ropa y entró a la bañera, duchándose de pie para no perder tiempo y con el agua helada como tanto le gustaba. Con la esponja llena de jabón talló su pecho, sintiendo su corazón latir violentamente en su interior.

Le dolía el estómago, pero después de respirar profundo siguió con su labor, tallándose con más fuerza de la debida lo que restaba de su cuerpo.

El pelinegro salió de la ducha, peinó su cabello hacia atrás y se miró en el espejo después de envolver la toalla en su cadera. Observó sus ojos negros en su reflejo y asintió, sonriendo levemente.

Claro que iba a ser un buen líder.

Caminó a su habitación, se puso los primeros jeans negros que encontró, que resultaron ser rasgados, y una simple camisa blanca, más ancha de las que normalmente usaba. Ató su cabello largo en una cebolla y peinó levemente el flequillo que adornaba su cara. Tomó entre sus brazos la chamarra de cuero y bajó a la primera planta.

Quiso ir a la cocina y comer algo antes de irse, pero temía que lo nervios lo traicionaran a última hora y vomitar en el camino al bosque, o peor, frente a todo el concejo.

Suspiró y prefirió salir de la casa. Caminó en dirección a la casa de sus padres y cuando llegó su madre lo recibió con un fuerte abrazo.

—Siento que ya viví esto —Habló el alfa con una sonrisa nerviosa.

Seongji besó su frente en respuesta —Te amo. No estés nervioso, naciste para esto.

—No estas ayudando, ma.

—Cállate —Jeongguk soló una risilla por la voz de su madre —Tu papá está con HaeJoo adentro.

—De hecho, ya vamos de salida.

El estómago del alfa se estrujó cuando escuchó la grave voz de su padre. HaeJoo, a su lado, levantó el mentón y vio a Jeongguk con una ceja alzada.

—Vamos, cachorro. Ya nos deben estar esperando.

En ese momento Jeongguk quiso caminar en dirección contraria, encerrarse en su habitación y dormir. Pero Daehyun lo tomó por los hombros antes de siquiera intentar moverse.

Daehyun tenía el rostro iluminado, con una sonrisa rara de ver en él. Jeongguk asintió y caminó junto a ellos después de abrazar y besar a su madre una vez más como despedida.

El camino al centro del bosque Magno, duraba, a lo mucho, diez minutos. Para Jeongguk ese recorrido duró una hora. Su estómago dolía cada vez peor y su corazón simplemente no bajaba su velocidad.

Jimin estaba lo suficientemente agotado como para bloquear el lazo, por lo que sentía lo mismo que su alfa. El albino rodó por la cama, una y otra vez por los nervios. Harto, tocó su nuca, justo donde se encontraba la mordida cicatrizada y le habló.

"¿Pues qué te pasa?"

Pero Jeongguk no contestó.

Observó a los miembros del concejo y a los ancianos a varios metros de ellos. Todos estaban parados, formando un semicírculo en el centro del bosque, donde no había árboles. Todos con la mirada fija en él.

El alfa tragó en seco, levantó su mentón con una superioridad que claramente no sentía, y junto a su padre, caminó hacia ellos, dejando caer su chaqueta junto a un árbol. Volteó de nuevo, y cuando Namjoon le sonrió, se sintió más tranquilo.

No estaba solo.

Bajo la mirada de todos se quitó la playera y se puso de rodillas justo en el centro del bosque Magno, donde la tierra del suelo era más gruesa y obscura que el resto. Todos los miembros se miraron entre sí y lo rodearon en un círculo. HaeJoo, la más sabia y vieja de los alfas, se acercó al pelinegro.

—Por generaciones el clan Jeon ha sabido llevar las riendas de la manada—Habló con el tono de voz rasposo que la caracterizaba, caminando dentro del círculo y haciendo contacto visual con cada miembro del concejo —Al ser el primer clan de lobos tienen la responsabilidad de cumplir con el pueblo y hoy, frente a todos nosotros, Jeon Daehyun le cede su papel de alfa supremo a su único primogénito.

Todos los alfas asintieron y Jeongguk inhaló con pesadez.

—Jeon Jeongguk —Ahora miró al alfa más pequeño del lugar —¿Aceptas la responsabilidad de ser el preboste de la manada Canus?

Preboste.
Siempre había querido que ese título le perteneciera a él, y en esos momentos, estaba a punto de conseguirlo.

Jeongguk, con las facciones duras, asintió.
—Acepto.

—¿Juras seguir con la tradición y en un futuro ceder al primer alfa de tu descendencia la responsabilidad de la manada?

—Lo juro.

Su respiración comenzó a acelerarse.

—¿Juras que la seguridad del pueblo y la de cada uno de sus integrantes será tu máxima prioridad de ahora en adelante?

Quiso gritar un "Por supuesto" pero sabía que eso no era lo que le estaban preguntando.

—Lo juro.

—Hoy, hermanas y hermanos míos —Regresó su mirada a los miembros del consejo —Hoy es el día en que Jeon Jeongguk será nuestro alfa. Hoy comienza un nuevo capítulo en la historia de la manada.

La anciana Kwan asintió hacia el alfa y extendió su brazo derecho hacia él, con la navaja más preciosa que había visto en su vida en la mano. El pelinegro la tomó y se puso de pie, caminando hacia atrás, en lo que los ancianos comenzaban a formar en el suelo un círculo de flores de luna.

El alfa se tomó el tiempo de observar la navaja, que era de un plata brillante y el mango estaba lleno del símbolo de los alfas.

Cuando HaeJoo le tocó el hombro, Jeongguk se dirigió al centro del círculo de flores y se volvió a arrodillar.

Daehyun se paró frente a él, con una sonrisa que solo podía tener un padre orgulloso.

—Sé que serás un buen líder —Musito entre dientes con el rostro iluminado, mientras tomaba la mano izquierda de su hijo y le extendía el brazo.

Jeongguk inhaló profundo, cerró sus ojos y se concentró en su lobo.

Era difícil de explicar lo que veía y sentía en esos momentos, pero sabía lo que tenía que hacer. Sin pensarlo mucho, cortó desde su muñeca hasta su hombro, cerrando los ojos con fuerza y ahogando el grito en su garganta. Daehyun, con la sangre que comenzó a brotar del brazo de su hijo, escribió el símbolo de los alfas en la frente y en el pecho del pelinegro, quien apretaba la mandíbula del dolor.

Daehyun quitó la navaja de las manos de su hijo e hizo un corte horizontal en el abdomen del menor, justo como su padre lo había hecho con él. Jeongguk bajó la cabeza y con toda la voluntad del mundo se dispuso no encorvarse del dolor. Sus ojos se volvieron llorosos y se inclinó un poco hacía el frente.

Daehyun trataba de no ver las expresiones de dolor de su hijo, y lo más rápido que pudo, tomó la hierba matalobos que HaeJoo le había colocado a su lado derecho, en una pequeña canastita. No lucían como las flores de siempre sino como un ungüento violeta. Daehyun inhaló y metió las manos en la canasta, llenando sus dos manos con la pasta, claramente tranquilo, pues el veneno ya no tenía efecto en él. El alfa exhaló y con una cara de dolor, embarró toda la hierba en la herida abierta de su hijo, justo como lo decía la tradición.

Jeongguk soltó un grito tan desgarrador que más de un miembro del concejo tuvo que desviar la mirada. Daehyun recordó el enorme dolor que había sentido cuando se hizo el supremo. Pero eso era sumamente necesario, pues al curarlo con la flor de luna, lo hacía inmune de cualquier veneno mata lobos, además de darle una fortaleza sin igual.

Jeongguk sintió las lágrimas en su rostro y volvió a gritar cuando su padre siguió con su labor, ahora untando la pasta violeta en la enorme cortada de su brazo, tratando de así meterla entre la carne viva.

En lo que Daehyun se alejaba y se integraba al círculo con los demás alfas, HaeJoo, ajena al dolor del alfa, cerró los ojos y tocó la frente del pelinegro, buscando a su lobo.

Pero algo estaba mal.

El lobo de Jeongguk no estaba dócil, como se supone que debía de estar. Estaba llorando, pidiendo con aullidos a un lobo. La anciana frunció el ceño y se metió más a fondo en la cabeza del pelinegro. Y ahí fue cuando se dio cuenta que su lobo buscaba a su pareja, un lobo blanco.

La anciana miró a Jeongguk con el rostro rígido, reprimiéndolo solo con la mirada. En segundos se giró hacia Namjoon y habló.

—Trae al blanco ya. Y que por nada del mundo se transforme.

Namjoon era, junto con su padre y sus hermanos, los mejores estrategas de la manada. No solo eran los más inteligentes, sino los más coherentes. Por eso Namjoon, entendió todo de inmediato. Juntó los hilos en su cabeza y conteniendo un suspiro, y bajo la mirada de todos se salió del círculo, se quitó la ropa y se transformó en lobo.

Corrió hacia el bosque en dirección a la casa de su mejor amigo y la anciana recostó a Jeongguk en el piso.

—Dile —Habló HaeJoo, tocando la frente del menor.

Jeongguk asintió, aguantando el dolor como podía.

"Te necesito. Namjoon va por ti, súbete y hagas lo que hagas, no te transformes"

El pelinegro cerró los ojos con el ceño fruncido, pero se relajó cuando recibió respuesta.

"Está bien"

Jimin, retorciéndose del dolor, bajó las escaleras de la casa como pudo. Su abdomen y su brazo izquierdo ardían y le quemaban de una manera horrible. Las lágrimas se le salían por si solas, y trataba con todas sus fuerzas de no gritar. Ya había revisado su abdomen y su brazo pero nada. Cuando Jeongguk le habló fue cuando comprendió que ese horrible dolor no era de él, sino del alfa.

Cuando por fin pudo bajar, casi a rastras salió por la puerta y no tuvo más remedio que esperar a Namjoon doblado del dolor. El castaño llegó segundos después, con la cabeza gacha, claramente incómodo. Se acostó en el piso y Jimin, como pudo, se dejó caer en el lomo del lobo café y sintió sus ojos picar cuando el olor a madera lo cubrió.

Se abrazó al cuerpo del lobo y Namjoon corrió de vuelta al centro del bosque, donde fue recibido con miradas confusas de todo el concejo.

Cuando el castaño llegó, a nadie le pasó por la cabeza que regresaría con Jimin prácticamente desmayado en su lomo.

—¿Qué significa esto, HaeJoo? —Habló Daehyun, pero la anciana lo ignoró.

Tomó el brazo de Jimin y lo ayudó a bajarse del lomo de Namjoon. Sin poder evitarlo, volvió a gemir y a doblarse de dolor. Cuando trató de pararse derecho, vio a Jeongguk lleno de sangre y sin poder evitarlo, soltó un jadeo.

El alfa lo miró con el rostro cansado y con ambas manos haciendo presión en la herida abierta de su abdomen.

—Ven —HaeJoo habló, extendiendo su mano hacia el albino.

—¿Qué hace él aquí? —Daehyun volvió a preguntar.

La anciana ayudó a que Jimin se sentara en el piso, junto a Jeongguk Tomó su mano derecha y señaló el rostro del alfa, con el ceño fruncido por el dolor.

—Cierra los ojos, cachorro y concéntrate en su lobo.

Jimin, con la mirada borrosa, se concentró. Cerró ambos ojos, dejando caer varias lágrimas y sintió el enlace a flor de piel. Tocó la frente del pelinegro y con la otra mano, después de que la anciana le pusiera las flores de luna, tocó la herida abierta.

Tanto Jeongguk como Jimin, sintieron alivio apenas la flor tocó la carne al rojo vivo. Abrió los ojos, y sin quitar la mano de la frente, hizo lo que se supone que la anciana debía hacer: curarlo.

HaeJoo le acercó una a una las flores de luna colocadas en el círculo y Jimin las fue colocando donde su lobo le decía. En el centro de la herida, en el interior del brazo, en los ojos, en el cuello.

Todos miraban al albino con extrañeza. Nunca, en todas las generaciones de supremos que habían existido, había ocurrido eso. Un omega entre ellos haciendo lo que debía hacer el más sabio de los alfas.

Pero Jimin siguió haciendo lo que su lobo le decía, hasta que las flores de luna que los rodeaban estaban en su totalidad en el cuerpo del pelinegro.

—Nuestras almas —Habló HaeJoo, tranquila y serena, con una voz maternal —Se comunican mediante la naturaleza y nos purifican de una manera tan hermosa que parece magia.

Cuando terminó de hablar, quitó una de las flores que yacían en el abdomen del pelinegro y Jimin levantó ambas cejas, pues la cortada estaba completamente sanada, como si nunca se hubiese hecho.

El omega miró a la anciana con una sonrisa, ya sin sentir ningún tipo de dolor.

La flor de lobo tenía efectos mágicos en los licántropos, era la perfecta antagonista de la hierba mata lobos. HaeJoo, con las cejas elevadas, tomó un poco de la pasta violeta con su dedo índice y se untó a Jeongguk en el brazo. Y como esperaba, este no tuvo ninguna reacción.

—¡Ancestros! —gritó la anciana hacia el cielo, tocando la nuca de Jeongguk —¡Guíen a este joven lobo por el camino del bien! ¡Que ustedes se manifiesten en cada una de las decisiones de este ser y que lleve al pueblo Canus por el camino del bien y la paz!

El alfa, como si fuera magia, comenzó a sentir en la planta de sus pies una fuerza y una sanación imposible de explicar. La sensación poco a poco fue llenando su cuerpo, y cuando se sintió como un alfa nuevo y poderoso, se puso de pie.

Jeongguk se paró lentamente, dejando caer todas las flores, mostrando todas sus heridas completamente sanadas. Todos los miembros, a pesar de que no era la primera vez que veían un cambio de puesto, volvieron a mirarlo impresionado. Jeongguk se sentía más fuerte y poderoso que nunca.

HaeJoo sonrió —¡Arrodíllense ante su líder, Jeongguk, el alfa supremo de Canus!

Los miembros del consejo, la anciana y Jimin, se arrodillaron y miraron al suelo en señal de respeto. Jeongguk sonrió.

El alfa los miró a todos, y después observó sus manos, sus brazos, su abdomen.

Levántense. —Jeongguk sintió diferente al usar la voz de mando. La verdadera voz de mando —Vayan a descansar.

Todos obedecieron ante esa voz de mando y después de hacer una reverencia hacía su nuevo líder, todos comenzaron a retirarse.

Jimin miró a Namjoon, que estaba con su padre listo para regresar a casa. El albino caminó hacia él, cuando HaeJoo la tomó de la oreja, y con la otra mano tomó la de Jeongguk.

Los dos se miraron con miedo y no tuvieron otro remedio más que dejarse arrastrar por la alfa.

—Ustedes, par de idiotas —Habló furiosa, caminando hacia el lado contrario que todos tomaban —¿Por qué no han dicho que están enlazados?

Apenas la alfa los soltó, Jimin miró hacía el piso y Jeongguk hacía su izquierda.

—¿Eso tiene que ver? —el alfa soltó dudoso.

—¡Claro que tiene que ver! ¡El proceso de ser el supremo siempre se ha hecho con el alfa soltero! ¡Tu lobo no dejaba que hiciera nada, idiota! ¡Solo lloraba por el lobo blanco! Además de que Jimin también sintió todo el dolor por el que pasaste. Así que, par de niñatos estúpidos, ¿Desde cuándo están juntos y por qué no han dicho nada?

Jimin se mordió el interior de su mejilla —Fue algo... ¿Inesperado?

—Estamos juntos desde tal vez ¿dos meses?

—Y no han dicho nada porque... —Musitó, esperando que cualquiera de los dos termine la oración.

Tanto Jimin como Jeongguk se miraron, pidiéndose ayuda con los ojos.

"¿Qué le decimos?"

Preguntó el alfa por el lazo.

—¡Jeongguk es mi destinado! —Jimin habló fuerte y rápido, sobresaltando a los dos alfas.

—Si —Jeongguk con el ceño fruncido, mirando al albino —Apenas nos vimos nos enamoramos y lo marqué, solo estamos esperando a que pasen unos cuantos meses para anunciarlo.

—¿Por qué?

—¿Para que no sea una sorpresa para todos? —contestó Jimin, encogiéndose de hombros.

—Ustedes me van a provocar una embolia uno de estos días, par de imbéciles —Suspiró —Lárguense de mi vista y más les vale que lo anuncien antes de que hayan consecuencias.

La anciana no necesitó decirlo dos veces, pues tanto Jimin como Jeongguk salieron disparados en dirección contraria.

El dramaking de Jeongguk gritando de fondo mientras Nam y Seok están hablando con Daehyun KSAKJDKSAJDSAIFCNAJDKF me cagué de risa escribiéndolo

Ne, ya enserio, en multimedia está la flor de luna

Dato interesante: la anciana HaeJoo es una alfa que tenía como pareja a otra alfa, estuvieron juntas sin poder enlazarse por muchos años hasta que su pareja murió

Los amo

Hiena.

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