10 ; un largo cumpleaños VII

Prismáticos

—Tú puedes, Jeongguk.

El pelinegro habló observando su reflejo frente al espejo, ajustándose la chamarra de cuero que llevaba.

Por más confianza que se tuviera a sí mismo, su situación con Jimin hacía que dudara sobre cualquier movimiento que pudiera hacer, por lo que cuando recordó las sonrisas incómodas que le dio el omega en su reciente plática no pudo evitar llenarse de ideas pesimistas.

—No, no puedes.

Abandonó el espejo para observar el ramo de tulipanes en tonos pasteles que descansaba en su cama y bufó.
Tal vez era demasiado pronto para darle un regalo así.

Ya eran las cuatro de la tarde por lo que en esos momentos ya debería estar saliendo de su casa, pero los nervios de no saber si debería darle un obsequio a Jimin o no, le impedía moverse de su lugar.

Tocó por inercia el colmillo que colgaba de su cuello y miró a las flores de nuevo.

Reprimió su necesidad de dárselas, y antes de arrepentirse, corrió escaleras abajo para de una vez por todas ir a festejar junto con el pueblo que estaba de regreso y por supuesto, festejar a Jimin.

Cerró la puerta de su casa y con la cabeza gacha y manos en los bolsillos de sus jeans, caminó hacia el pueblo, en donde como era de esperarse, todos lo recibieron con sonrisas y cálidos abrazos.

Ya eres todo un hombre, Jeongguk
¡Es bueno que estés de regreso!
¿Cómo es el mundo de fuera?

Entre sonrisas sinceras —y una que otra forzada— Jeongguk saludó y agradeció a las personas que lo halagaban. Había cambiado mucho en cinco años, empezando por el físico. Por lo que, justo como había pasado el día de su llegada, recibió muchos regalos y postres caseros de señoritas interesadas en él.

Jeongguk no se pudo negar a los insistentes regalos y agradeció todos y cada uno de ellos con una sonrisa (más de compromiso que sincera).

Los alfas de las cinco familias principales, encabezados por su padre, lo recibieron entregándole una fría cerveza y refiriéndose a él como "el próximo supremo". Parecía que Jeongguk era el hijo de todos, pues lo presumían y halagaban por las capacidades que tenía, como ellos decían "Dignas de un alfa"

—Oh Seungheon, ¿Namjoon ya llegó? Acabo de saludar a Yowon con el bebé pero no lo vi.

—Fue a recoger algo, vendrá en un rato.

La plática, poco tiempo después de haber empezado, se cortó llegó la otra razón por la que todos estaban reunidos.

Jimin entró a la palapa principal con una sonrisa, siendo recibida con gritos –principalmente femeninos- provenientes de sus amigos que lo vieron llegar.

A Jeongguk se le cortó la respiración cuando lo vio. El albino llevaba un conjunto blanco. La parte superior era un blanco que se perdía con su piel, pero el pantalón –con un corte que le favorecía mucho- era de un gris celeste a rayas. El cabello lo llevaba de lado y ojos y pestañas se veían más grandes de lo normal.

Pero lo que hizo que Jeongguk sintiera una pequeña punzada, era el collar negro de cuero anti-marcas que cubría casi todo su cuello.

Los demás alfas también notaron ese detalle.

—¿Lo estarán volviendo a acosar?

Jeongguk miró a su padre con rapidez, abriendo los ojos más de lo normal.

—¿Deberíamos preguntarle, Daehyun?

InSung, el alfa mayor de la familia Cha observó la mirada confusa que Jeongguk les daba, así que decidió hablar.

—Jimin es... muy popular entre los alfas jóvenes, y desde que llegó ha sido algo acosado.  Una vez un invitado de Mitre dio indicios de quererla marcar, pero se evitó a tiempo. En fin, la omega de Seungheon le dio collares anti-marcas y pastillas para evitar que su olor fuera más fuerte, aunque bueno, él ya lo puede hacer.

Jeongguk sintió su sangre hervir al pensar que Jimin pudo haber sido marcado antes, y sin su autorización. Apretó su quijada al imaginarse que Jimin en estos momentos estaba siendo acosado por un imbécil y él no podía decir aunque él le pertenecía.

—¿Entonces, Jeon?

—Yo le preguntaré —Habló el menor de todos, observándolo serio —Namjoon me lo presentó el día que llegué.

Daehyun negó.
—Mejor dejémoslo en manos de Namjoon.

—Pero yo le puedo preguntar —insistió, elevando levemente su tono de voz, y por ende, endureciendo la expresión de su rostro.

—Y te lo agradecemos Jeongguk —Seungheon colocó una de sus manos en el hombro del pelinegro, dando un suave apretón —Pero Jimin confía más en Namjoon que en cualquier otra persona, me imagino que ya has de saber eso.

—Mejor no hay que agobiarnos tan pronto ¿no creen? Los motivos de esta reunión ya están aquí, así que ¿por qué no disfrutamos? —Hyungwoon, el alfa mayor de los Min, le tendió otra cerveza helada a los Jeon y levantó las latas para brindar y murmurar "salud" al unísono.

—Vamos a felicitarlo.

Los nervios llegaron a Jeongguk cuando los alfas caminaron hacia donde Jimin reía con sus amigos. No tenía forma de escapar, pues Seungheon caminaba detrás de él con ambas manos en sus hombros.

Cada paso que daba era un mini infarto que sentía. Es decir, ¿Cómo debía actuar? ¿Jimin se comportaría como siempre con él? ¿Fingiría?

—¡Jimin-sshi!

El omega hizo una reverencia ante sus mayores, recibiendo sonrisas en respuesta.

—Ya tienes 24 años Jimin-sshi, ya es todo un adulto.

Seungheon asintió.

—Creo ya es hora de llamarlo Jimin a secas.

—Guárdenme el secreto, eh. No quiero envejecer— Señaló a los mayores con una ceja elevada y con una sonrisa ladina, hasta que su mirada se topó con la de Jeongguk, que lo observaba en blanco.

—Supongo que ya conoces a mi único hijo.

Jimin asintió.

—Ya tuve el gusto —Sonrió con los labios, sin mostrar los dientes —Por cierto, les agradezco de todo corazón por permitir que se hiciera este festejo, gracias por siempre cuidar de mí.

Jimin hizo una reverencia de más de 90 grados. Los prebostes de las familias principales la habían ayudado en absolutamente todo cuando apenas llegó, por lo que siempre se sentiría agradecido con ellos, no sólo cuidaron de él cuando estaba completamente solo y sin un lugar donde dormir, también le dieron una casa a la cual podía llamar hogar, y no solo le dieron una familia, sino muchas.

—Ah, Jimin ¿Cuándo dejarás de agradecer? Te lo decimos enserio, no agradezcas.

El omega sonrió.

—No me pidan eso. Nunca lo dejaré de hacer —El chico observó como a la espalda de Hyunwoon, las Min hacían un escándalo para llamar su atención —Oh, me están hablando —El albino caminó hacia las chicas, pero se giró para mirar a los alfas de nuevo —¡En un rato los veo! ¡Gracias de nuevo!

Los alfas asintieron con una sonrisa, excepto Jeongguk, que se quedó en blanco desde que observó como la sonrisa de Jimin se esfumó cuando sus ojos se encontraron con los suyos. Cosa que no fue desapercibida por el preboste actual de la manada.

Daehyun golpeó levemente el hombro de su hijo.
—Creo que a alguien no le caíste bien, eh —dijo con un tono de voz burlesco.

Jeongguk suspiró.
—Yo también creo eso, papá.


///


Después de escabullirse entre abrazos y pláticas, Jimin soltó el bufido que llevaba contenido desde que llegó apenas tomó asiento en la mesa más alejada de todos. Aunque hubieran risas de fondo y todos se divirtieran a su alrededor, no se sentía muy cómodo.

Jeongguk lo observó por el rabillo del ojo mientras hablaba con algunos viejos amigos. Aunque su nombramiento como alfa supremo estaba cada vez más cerca (y lo recordaba cuando sus amigos lo mencionaban a cada minuto) el pelinegro no se sentía nervioso en lo absoluto, por el momento su cabeza estaba siendo ocupada por cierto omega albino al que no sabía cómo tratar, y a eso, sumarle el manojo de emociones que cada vez se despertaban por el lazo, digamos que pospuso toda clase de pensamientos acerca de su posición como alfa.

Al fin y al cabo esa posición era la principal razón de su situación con Jimin.

No sabía si abandonar la plática sin importancia que llevaba para ir a tratar de entablar una conversación decente con el omega, o dejar que las cosas sucedieran con naturalidad.

Cuando el alfa se decidió por la primera e ir en busca de su omega, Jimin se levantó de su asiento con tanta efusividad que el pelinegro pegó un pequeño salto. Siguiendo al omega con la mirada, observó casi en cámara lenta como Namjoon dejaba una caja en el suelo para abrir ambos brazos con una sonrisa. Como el albino rodeo la cintura de Namjoon y cómo casi todos soltaron un "awww" al verlos abrazados.

Sabía que ellos eran muy cercanos, pero no pudo evitar apretar su quijada y abollar la lata de cerveza en su mano por puros celos.

Quería que a Jimin se le iluminara la cara cuando lo mirara a él, no a su mejor amigo. Quería tener a Jimin entre sus brazos por las noches, y no abrazar una fría almohada en su cama.

Jimin salió de los brazos de Namjoon y colocó ambas manos es sus mejillas, como si fuera un saludo común y corriente.

—Jimin, te ves...

Namjoon no tenía palabras. Sus mejillas tornaron un color rosado cuando el omega junto sus frentes y lo volvió a abrazar.

—Te tardaste mucho.

—Perdóname, pasé por tu regalo.

Jimin observó serio a Namjoon, despegando sus rostros con rapidez.
—Dije no regalos.

El alfa se agachó para tomar una caja color café con un moño blanco y se lo extendió.

—No me importa. Ten.

Jimin bufó con una sonrisa y abrió el regalo a los ojos expectantes del castaño, que ya tenía su corazón latiendo con fuerza.

Sacó una especie de bolsa de cuero, y cuando abrió el ziper de esta se quedó en blanco.

—¿Es lo que creo que es?

Namjoon asintió con una enorme sonrisa.

—Sé que me tardé dos años en conseguirlos, pero espero que los sigas queriendo.

Jimin abrió su boca cuando sacó los binoculares de su estuche. Hacía más de dos años que le había platicado al alfa que quería unos, pero por la distancia de la ciudad del pueblo –y la regla de no salir de ahí a menos que sea sumamente necesario– le impedirían tener unos. Jamás se imaginó que Namjoon llevaba todo ese tiempo buscándolos solo para él.

—Nam... esto... —Las palabras se secaron en su garganta, mientras Namjoon sonreía al verlo tan sorprendido —...Gracias — Los ojos del albino se aguaron y sonrió tan intenso que sus mejillas se acalambraron.

—No agradez-

—Te amo bastante.

El alfa sonrió de oreja a oreja, sin saber el verdadero significado de esa frase.

—Yo más Jimin. Ven, vamos a ver el cielo.

Namjoon extendió su mano cálida hacia el menor pero Jimin lo rodeó por los hombros a pesar de la diferencia de alturas y ambos caminaron hacia el inicio del bosque, para después tirarse en el suelo.


///



—Jeongguk.

El pelinegro volteó hacia donde le hablaban y sonrió al ver a la madre de su mejor amigo (que prácticamente era su segunda madre).

—Hola Yowon.

La castaña se recargó en la pared junto a su hijo postizo y observó también al par alegre frente a ellos. Jimin observaba el cielo con los prismáticos mientras Namjoon lo observaba con una enorme sonrisa.

—¿Namjoon ya te presentó a Jimin?

El pelinegro asintió, sin dejar de observar la escena.

Mmmh ¿Fue hace mucho? —Preguntó Yowon con el ceño fruncido.

Jeongguk asintió de nuevo —Apenas llegué.

—¿Sabes de casualidad que es lo que le pasa? En la mañana Namjoon lo estaba curando y encontré gasas con sangre en el baño.

De inmediato Jeongguk miró a Yowon —¿Sangre?

Yowon asintió, mirando al menor —Además de que esta semana ha estado tan deprimido que ya se me está olvidando como solía ser.

El alfa sabía perfectamente que él era el culpable de la tristeza de Jimin, pero no sabía qué decir.

—Lo siento Yowon, no tengo idea.

—Oh, no te preocupes Kookie, es una lástima que no lo veas con la energía que tiene siempre.

Jeongguk dejó de mirar a Yowon para posar sus ojos en Jimin.
Definitivamente el omega estaba emocionado observando las nubes de cerca. En ocasiones dejaba los prismáticos para pasárselos a Namjoon, señalando un lugar en el cielo para el castaño observara.

—¿Puedo preguntarte algo, Yowon? —La omega asintió —¿Qué sabes de él?

Yowon levantó una de sus cejas, curiosa —¿Qué es lo que tú sabes?

—Que lo encontraron en el bosque y que mataron a todo su clan.

Yowon hizo una mueca con sus labios, pero asintió —Estás en lo cierto, pero hay más detrás de eso.

—¿Más, dices?

—¿Por qué crees que tu padre lo aceptó así como si nada a la manada?

Excelente pregunta, pensó. Su padre le había dicho que tenía sus propias razones, pero no indago más, pues en esos momentos no le importaba en lo absoluto lo relacionado con el clan Park. No se quebró la cabeza pensando en una respuesta y contestó lo primero que se le vino a la mente.

—Supongo que porque Jimin es fuerte o porque necesitaba hogar.

Yowon negó —Intenta de nuevo.

Jeongguk frunció el ceño. Y si, definitivamente sentía que estaba pasando algo por alto, pero no sabía qué. Se encogió de hombros, y después de darle un trago a su cerveza habló:

—Me rindo Yowon.

—Él es la versión masculina de Sookha —Sus ojos se posaron a Jimin, quien estaba de perfil con una sonrisa —Este es su verdadero hogar, Jeongguk.

Jeongguk frunció el ceño de nuevo, ladeando la cabeza —¿Quién es Sookha? 

—Oh, lo siento, olvidé que no la conociste, no nacías aún —Con una sonrisa tomó el hombro del pelinegro —Verás, el clan de Jimin no es desconocido para los adultos del pueblo, ya que su madre, Sookha, pertenecía aquí, a esta manada.

Los ojos de Jeongguk se abrieron de par en par —¿C-cómo?

—Su madre se enamoró de Haejin, un alfa de la manada vecina y pues, dejó todo por él —la castaña sonrió al recordar la sonrisa de su vieja amiga —Digamos que Jimin volvió al lugar a donde debió pertenecer desde el principio.

—Yowon, ¿qué pasó exactamente en la otra manada?

La castaña levantó su ceja derecha, con una sonrisa ladina —¿Qué es lo que sabes? —preguntó.

El pelinegro se encogió de hombros—Lo que todos, que los apuñalaron por la espalda y él sobrevivió.

Yowon giró su rostro en dirección a Jimin —¿Y tú crees eso?

El pelinegro se quedó en blanco. Jamás había pensado en que tan ciertos eran los rumores que se corrían en el pueblo sobre Jimin.

—Pues sinceramente, no sé qué pensar.

—Es mejor así, Jeongguk. Solo él sabe con exactitud qué pasó.


///




Jimin ajustó el acercamiento de los prismáticos mientras Namjoon colocaba florecillas en su cabello a escondidas, sabiendo que si lo descubría se enojaría. El color del cielo estaba naranjoso, por lo que ver de cerca como las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo y la luna cada vez se hacía más fácil de ver, era algo que lo emocionaba con todo su ser, pues jamás creyó que fuera posible observar algo tan bonito tan de cerca.

—Mira, Nam.

El omega le pasó el aparato a Namjoon, quien rápidamente se colocó a su lado y los tomó. Jimin descansó su cabeza en el hombro del alfa, deleitándose del olor a madera que desprendía. Namjoon sonrió al sentir el peso contra en su hombro y por segundos dejó de darle importancia a la media luna que se observaba frente a sus ojos.

Durazno

El castaño bajó los prismáticos y observó a Jimin —Soltaste tu olor —afirmó.

Jimin asintió sin mirarlo —Reprimirlo no me resulta fácil, y ya estoy muy cansado.

Namjoon negó lentamente con la cabeza, sonriendo irónicamente.

—No sirve de nada que lo reprimas Minnie, ya tienes parej...-

Los ojos del albino se abrieron por completo y tan rápido como pudo llevó su mano derecha a los labios del castaño.

—Baja la voz Namjoon —Habló entre dientes, soltando el agarre de su boca y sintiendo su corazón tomar velocidad cuando lo observó con una sonrisa hermosa en su rostro —Y no, Jeongguk no es mi pareja —Concluyó, blanqueando los ojos.

Namjoon volvió sonreír —No empecemos con lo mismo Jimin. Hoy tienes que ir en la noche con él.

—No tengo porqué hacer eso —Respondió a la defensiva poniéndose de pie.

—Está bien, está bien. Ten. —Le tendió los prismáticos —Busca una estrella bonita. Mi padre me busca.

Jimin se trepó en el primer árbol que encontró, y ya sobre una rama alta, comenzó a observar nuevamente el cielo.

¿Por qué cada que intentaba algo lindo con Namjoon, él le volvía a recordar su lazo con Jeongguk?

Colgó los prismáticos en su cuello y suspiró. Siguió observando el cielo, pero entre tantos pensamientos llegó a la conclusión que tenía que confesarse a Namjoon lo más pronto posible.

No sabía si sería algo correspondido o no, pero si sí lo fuera ¿qué pasaría con Jeongguk?

Namjoon no volvió y no supo de Jeongguk desde la última vez que lo vio. Jimin solo se quedó sentado en aquella rama observando como el cielo se obscurecía del todo, olvidándose completamente que a sus espaldas hacían una fiesta en su honor.

—¿Jimin-ah? —El albino miró hacia abajo, observando como Yoongi, el mayor de los Min, agitaba sus brazos para llamar su atención.

El albino, con ayuda de sus extremidades, bajó el tronco del árbol.

—Hola Yoongs.

—Me preocupé cuando llevabas mucho tiempo allá arriba, pensé que no podías bajar.

Jimin observó la rama en la que se quedó por tanto tiempo y entendió la preocupación del mayor, pues la rama estaba realmente alta.

—Oh, está bien, trepar árboles es uno de mis hobbies. ¿Ya todos se están yendo?

Yoongi se giró para ver a su espalda que todos ya estaban guardando todo —Sí, ya se está haciendo un poco tarde. ¿Te acompaño a tu casa?

Jimin sonrió para sí mismo cuando recordó que nadie sabía que su casa estaba vacía y a punto de ser demolida.

—No soy una chica, no tienes porqué molestarte —Sonrió —Estoy bien, nos vemos luego.

—Cuídate Jimin-ah.

—Igual, ¡y gracias por venir!

El peligris agitó su mano con una sonrisa y corrió a ayudar a su padre, quien cargaba una mesa de madera.

Jimin volvió a las marañas de su cabeza mientras caminaba hacia las residencias del pueblo. ¿Debería ir con Namjoon o con Jeongguk? ¿Ir con el hombre del que estaba enamorado o ir con el hombre con quien compartía un lazo?

No tuvo que pensarlo dos veces cuando ya estaba caminando hacia la residencia Kim con los brazos cruzados y encogiéndose a sí mismo por el frío. De la nada, una chaqueta de cuero con olor a menta descansó en sus hombros y una presencia en su lado izquierdo se hizo presente.

—¿La pasaste bien?

El lazo no estaba bloqueado, por lo que sintió el nerviosismo de Jeongguk casi a flor de piel.

—Si —Respondió mirándolo de reojo, tomando la chaqueta para colocársela correctamente—Todo estuvo muy lindo.

—Se nota que el pueblo te quiere mucho.

—Digo lo mismo sobre ti, se nota que te extrañaron.

Jeongguk se puso más nervioso y Jimin lo sintió —¿Volverás a casa?

Jimin trató con todas sus fuerzas de no reaccionar ante eso, pues no tenía fuerza para bloquear el lazo, y sabía muy bien que Jeongguk no lo haría.

—No.

—¿Puedo preguntar la ra...

Jimin se quitó la chamarra de golpe y se la tendió a Jeongguk, que se sorprendió por la rapidez de sus movimientos.

—Mi casa la están demoliendo —soltó sarcástico —Ya deberías saberlo.

—Sabes que cuando digo "casa" no me refiero a esa, Jimin.

—Hablamos luego, Jeongguk.

Jimin caminó hacia la casa de Namjoon, mientras que por el otro lado el pelinegro con su chamarra en la mano lo observó caminar.

No sabía cómo acercarse.

Jeongguk observó el ramo de flores que yacía recargado en un árbol cerca de ahí, sabiendo que lo que Jimin quería de él no eran flores, ni algo material.
Ni siquiera lo quería a él.

El pelinegro sintió una presencia conocida a su alrededor y sin más, habló.

—No pude darle ni unas flores, Namjoon.

El castaño se dejó caer de la copa del árbol en el que estaba y se paró junto a su mejor amigo.

—Necesitas paciencia Jeongguk, ya te lo he dicho.

—Tu madre me habló de unas gasas de sangre. No mencionaste nada de eso en la junta de esta mañana.

Namjoon abrió los ojos como platos, había olvidado mencionarle eso a Jeongguk, y aparte, su madre había descubierto lo de la mañana.

—Lo siento amigo, Taehyung sin querer le volvió a abrir la herida de la mordida a Jimin —Jeongguk lo miró al instante con una expresión de pánico y con los ojos muy abiertos —¡Tranquilo! Después de que se transformara en lobo la herida cicatrizó.

—¿Todo esta semana solo debió transformarse? —Namjoon asintió —Espera, ¿Qué no lo tenía prohibido?

—Sí, pero dijo que aunque se fuera a morir iba a tomar ese riesgo ¿puedes creerlo? El muy loco casi me mató del susto.

Jeongguk dejó caer sus brazos, haciendo que sus hombros se bajaran.

—¿Jimin me odia tanto como para no importarle si muere?

Namjoon se asustó cuando observó a su mejor amigo mirando a la nada con una expresión sombría.

—¿Qué? No, ¡No! Jeongguk, Jimin no te odia, solo sigue enojado por lo que hiciste.

—Mi padre mencionó algo sobre que es acosado ¿el collar que tenía era por eso? ¿Alguien lo está molestando?

—No, lo usó para esconder la enorme mordida que le dejaste en la nuca. Tiene miedo a causarte problemas, por eso lo usó, y probablemente lo siga usando.

Jeongguk arrugó los ojos al escuchar a Namjoon decir eso.

—Mierda, soy un imbécil.

Namjoon asintió, elevando las cejas.

—Sí, lo eres, y uno grande. Pero eso te hace Jeongguk.

El menor lo miró con cara de pocos amigos —No estás ayudando.

Namjoon sonrió —No pretendía hacerlo.

Jeongguk soltó una risa por la sinceridad con la que le hablaba su mejor amigo. Últimamente no habían tenido mucho tiempo de hablar, por lo que apreciaba que Namjoon lo hubiera esperado un rato para poder verlo.

—Pero ya en serio hyung, Jimin me gusta, y mucho.

Namjoon sintió una punzada en su pecho, pero sonrió —Lo sé Kookie.

—Y la estoy cagando. Realmente feo.

—También lo sé.

El alfa menor sonrió —¿Me seguirás ayudando?

El castaño asintió, llevando su brazo alrededor de los hombros de su mejor amigo —Eres mi hermano Jeongguk, siempre te voy a ayudar.

Dato interesante de hoy:
Jungkook se fue 29/11/2013 a la ciudad (a los 19 años) y Jimin fue encontrado en el bosque al día siguiente (a los 18 años)

Ahora, platíquenme: ¿Team KookMin o Team NamMin?

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