( 02 )
Segundo Capítulo:
" Porque soy su hermano "
🐰🪷🐢
Hyungwon miró a su alrededor con cuidado, la escuela era mucho más de lo que había esperado, mejor de lo que había visto sólo en fotos; el color gris cremoso de las paredes, el brillo del azulejo del piso, los cuadros de arte y fotografías de antiguos directivos, alumnos destacados y grupos haciendo actividades importantes, la vitrina con los pulidos trofeos de los clubes en competencias nacionales; por lo que, aunque fascinado, la sensación insegura no lo había tomado por sorpresa. Hyungwon estaba terriblemente nervioso, e ignoraba a los demás solicitantes y profesores por ahí haciendo los trámites correspondientes para el exámen de admisión. Sentía como si estuviera caminando entre paredes que se cerraban a cada paso y que lo conducían a su aplastante aterrador destino, pues, aplicar para dicho exámen, era tan amenazante como enfrentar algo que determinaría su futuro, su vida. Y escuchar rumores sobre que el ya complicado exámen era incluso más difícil que años anteriores, empeoraba su estado.
- Tranquilo, Wonnie. - Escuchó, muy cerca de su oído. - Todo estará bien. Esos rumores flotan estos aires cada año, no te preocupes.
Hyungwon miró a su lado derecho, donde encontró que su hermano le sonreía con gentileza y luego hacia abajo, al calor envolviendo su mano. Hoseok estaba sujetando su mano. La forma en que sus dedos encajaban entre sí... Y sonrío; primero para él mismo, y después, para su hermano, Hyungwon asintió.
«Todo estará bien».
- Allí es. - El dedo índice de Hoseok le señaló algo, Hyungwon llevó su vista en la dirección indicada, encontrando una puerta de reluciente madera con una placa ligera de metal. "Admisiones", leyó Hyungwon las letras ahí, su nuca empezó a sentirse fría debajo de su collar de cuero negro.
- Hyungwon... Estarás bien. Cálmate. - Hoseok susurró de nuevo, su nariz se movió. - Ugh. Papá debió comprarte un collar de mejor calidad, que escondiera tus feromonas por completo.
Hyungwon abrió los ojos, ¿Las feromonas estaban fugándose de su cuerpo sin darse cuenta? Bueno, aún le era difícil controlarlas, había confiado plenamente en el collar, pues los collares no sólo tenían la función de proteger el cuello de los omegas ante las marcas indeseadas, ¿Acaso las otras personas podrían detectar las feromonas maduras en su nuevo olor así como lo hizo su hermano? No debía ser posible.
- Estan por debajo de lo reconocible, pero están ahí. Papá ya es un alfa viejo, seguro su olfato está desgastado. - Agregó Hoseok haciendo a Hyungwon distraerse y reír un poco. Estaba preocupado, por supuesto, sabía que Hyungwon podía cuidarse solo, pero Hoseok estaba ahí y protegerlo no era opcional.
Fue mientras celebraban los dieciocho años de Hoseok cuando la naturaleza omega de Hyungwon se reveló; casi hubiera caído al piso, con el pastel en sus manos, si su madre no hubiera llegado a él cuando un calor insoportable lo mareó. Yeojoo llevó a Hyungwon a su habitación donde pasó por los cambios naturales, uno tras otro; sus feromonas madurando y haciendo su trabajo fervoroso y un poco más intenso y rápido de lo usual si bien sabía Yeojoo, y temía que tuvieran que llevarlo al hospital.
Toda la familia estaba preocupada por Hyungwon, en especial Hoseok, que soltaba intranquilidad en su olor amargo aunque intentara forzarlo y disfrazarlo. Su padre le había impedido entrar a la habitación de Hyungwon, pues no había nada que pudiera hacer para ayudar, que era algo por lo que Hyungwon debía atravesar solo. Hoseok lo sabía bien. Aún así, se paseó por el pasillo, como león enjaulado, hasta sentarse en el piso a un lado de la puerta de la habitación de su hermano, esperando. Conocía por lo que su hermano estaba pasando, más o menos. Él también pasó por eso. A Namjoo le había parecido aquella reacción de su hijo mayor algo... singular, pero entonces, recordaba que sus hijos habian sido, demasiado, muy unidos, y Hoseok siempre había sido muy protector con su hermano menor, cosa que aparentemente, ni el tiempo ni la distancia habían cambiado, y el hecho de encontrarse inútil ante la situación de Hyungwon, Namjoo le encontraba el sentido al comportamiento de Hoseok.
Un día entero después, parecía que todo había acabado, pero entonces, una nueva ola de calor atacó a Hyungwon, una diferente, mientras Yeojoo nuevamente mojaba en agua fría la toalla en la frente de Hyungwon. Yeojoo no entendió por qué el celo de Hyungwon se presentaba inmediatamente después de revelarse, pero sucedió.
Hyungwon murmuraba lo mucho que su cuerpo ardía, molestaba y dolía; Yeojoo ignoró, o quizás no, el hecho de que cuando Hoseok sacaba sus dedos debajo de la puerta y se alejaba del pasillo, porque debía regresar a la capital para ir a la escuela, Hyungwon, dentro del hoddie que Hoseok le había prestado varios días atrás, jadeaba más anhelante, sollozando como un cachorrito herido y abandonado, retorciéndose y aspirando entre movimientos y quejas, intentando aferrarse a algo a lo que sostenerse, balbuceando cuanto necesitaba eso que Hyungwon no entendía, pero que su cuerpo sí.
Para el tercer día, Hyungwon despertó más tranquilo, había superado su primer celo; Hyungwon no recordaba mucho sobre lo que sucedió con él durante ese tiempo, más que el ardor hormigueante en sus entrañas y extremidades, el sudor caliente, emergiendo de él una desconocida necesidad, y dos rastros de aroma a fruta oscura y flores mezcladas que, entre adormilados pestañeos, podía ver e incluso tocar; hilos de humo, uno espeso color guindo, oscuro como la sangre, y el otro ligero, incoloro, pero brillante, que giraban enredándose a su alrededor.
Si lo pensaba lo suficiente, Hyungwon aún podía recordar la sensación de aquel fenómeno entre sus dedos y rozándole la piel.
Agitó su cabeza. Debía concentrarse.
Cuando ambos hermanos se encontraron, Hyungwon y Hoseok compartieron un saludo torpe con los dos estando avergonzados, siendo ridículos, luego de semanas de llamadas telefónicas nocturnas y mensajes espontáneos durante el día, ellos no habían vuelto a verse a solas, desde su cita clandestina, como lo estaban en ese momento sin sus padres merodeando.
Entraron a la institución, con Hyungwon siendo guiado por su hermano mayor, casi pudo no sorprenderse de ver que Hoseok parecía toda una celebridad mientras caminaban por los pisos de la escuela.
Y mientras los solicitantes, y alumnos de grados superiores, les miraban con tanto afán, y murmuraban sobre ellos; sobre quién acompañaba a Hoseok, los profesores, reconociendo a su hermano mayor, le saludaban con familiaridad y entusiasmo preguntándole si se había animado a ser parte de los cursos complementarios para aquellos que dejaron alguna materia, y maravillándose al ser presentados ante su hermano al aclarles que no era de ese modo y que sólo estaba ahí acompañando a su menor, nuevamente, un Son.
Ningún docente tenía idea de que el joven Hoseok tuviera un hermanito. Más bien, nadie de la escuela, y de ningún lado.
Y fueron recordados de que sólo el estudiante en cuestión a realizar el exámen tenía permitido ingresar a la sala de admiciones. Y eso si tenía consigo su boleta de registro con el folio asignado.
- No la olvidaste, ¿Cierto? - Preguntó Hoseok, Hyungwon a veces podía ser muy distraído.
Hyungwon, sumergido en las letras negras en la placa de la puerta, negó con un movimiento de su cabeza, y Hoseok asintió regresando sus ojos a la puerta.
Se quedaron en silencio, por unos segundos, hasta que el olor de Hyungwon volvió a aparecer, como una brisa fresca cuando la lluvia se aproxima a un campo de lavandas. Su madre había bromeado con eso, si su padre estuviera vivo, el viejo se la pasaría estornudando cerca de Hyungwon.
El aroma a flor de lavanda no era la única presente en la esencia de Hyungwon, algo curioso, distintas flores, plantas o árboles, formaron parte del nuevo olor de su hermano, y no se sabía cuántos aromas más aparecerían; cada tanto, un nuevo aroma a flora los sorprendía.
Hoseok exhaló.
- Estaré esperándote justo aquí. - Prometió Hoseok señalando el piso bajo sus pies. - ¿Bien? - Y dio un paso, besando la frente de Hyungwon, como en otras ocasiones, una acción a la que ambos hermanos estaban acostumbrándose. - Esfuérzate, por favor. Yo también quiero pasar mi último año contigo.
La muestra de cariño dejó por un momento al menor en un estado de profunda tranquilidad, hasta que parpadeó. Hoseok sonrió viéndolo.
- Sí, todavía me acuerdo. - Agregó el mayor, con un dedo sobre su barbilla. - Tú siempre me decías que tu sueño más grande era asistir a la misma escuela que yo. Querías ser como yo.
Hyungwon enrojeció. ¿Cómo podía Hoseok recordar cosas que le hacían sentir tanta vergüenza?
- Tenía cuatro años. - Defendiéndose, Hyungwon murmuró en medio de un puchero inconsciente. - Quizás me hubiera aburrido de ti si nunca hubiéramos sido separados y estado en la misma escuela.
Con una sonrisa, Hoseok asintió, incrédulo y burlón. «Como si eso fuera posible». Suspiró luego, aún le causaba un poco de tristeza el recuerdo de esa época sin Hyungwon.
- Ajá. - Hyungwon lo estudió con ojos entrecerrados. Iba a decir otra cosa cuando su hermano lo interrumpió. - Mira aquí. - La mano de Hoseok hizo un chasquido con los dedos y de ahí apareció... un amuleto. - ¡Ta-Da! Para ti, atraerá la buena suerte.
Hyungwon detalló el pequeño colgante de madera con símbolos impresos color dorado. Recibió el regalo con emoción. - Gracias hermano. ¡Daré lo mejor de mí! - Hyungwon saltó al cuello de su hermano para un abrazo que el mayor recibió gustoso sin esperarse el beso que Hyungwon plantó en su mejilla. Las orejas de Hoseok enrojecieron.
- Ya entra. O no podrás cumplir tu sueño.
- ¡Hoseok!
Y ambos rieron. ¿Podrían durar esos momentos con Hyungwon para siempre? Hoseok deseaba que sí. Tanto, que ya no le inquietaban sus propios pensamientos extraños.
Esos que lo atacaban siempre que se detenía a ver a Hyungwon reír o peinarse, o cuando hablaban por horas durante la noche, hasta que Hyungwon caía dormido, y Hoseok se quedaba con el celular a un lado de su cabeza, cerca de su oído, escuchando la respiración apacible de su menor, imaginando que estaba justo a su lado, y la tentanción parecía demasiada para soportar y la culpa demasiada para aguantar.
Cansado y abatido, colgaba la llamada, y exhalando detenía su imaginación, el tren de aquellos intrusivos pensamientos reducía su velocidad, más no se detenía. Por más que él pisara el freno.
- Anda, anda. Ya vete.
Las escurridizas feromonas que percibió de su menor ya no le hacían sentir preocupado. Podía dejarlo ir, su esencia ya no la percibía asustada ni cargada, ahora era ligera, refrescante y tranquila, casi invisible, como la suave sensación de sábanas de algodón limpias, cálidas por el sol, en medio de un bosque de pinos.
Y Hyungwon acumuló toda la confianza que pudo entre sus brazos y se fue con una sonrisa. Miró su amuleto, y sonrió.
Alcanzaría a su hermano.
🐢📝✨
- ¡Oye, espera!
Un chico de cabellera negra y brillo azul, intentaba alcanzar a Hyungwon.
Luego de algunas horas, el exámen por fin había terminado.
Al escribir la última palabra de la tercera parte del exámen, que consistía en redactar un ensayo analítico, Hyungwon pudo respirar tranquilo y entendió que la parte más difícil ya había finalizado y que, desde ahora, sólo faltaba esperar los favorables resultados.
Aunque no sabía si aquella espera sería menos difícil.
La ansiedad que había experimentado con anterioridad se había esfumado en el momento en que dejó los papeles de su exámen en la pila de exámenes concluidos sobre el escritorio del moderador a cargo de ese montón de posibles alumnos a ingresar a la prestigiosa preparatoria. Hyungwon se sentía bien. Sintió que lo hizo muy bien, pero la nueva ansiedad que se avecinaba lo estaba atormentando desde ya.
Un mes aproximadamente, y sabrá si realmente lo hizo tan bien como lo estaba creyendo.
Pero Hyungwon olvidó tomar, de una caja en el escritorio, un sobre correspondiente a su folio con los datos e instrucciones a realizar en la página web de la preparatoria para descubrir si fue aceptado, o no.
Afortunadamente, otro de los solicitantes ahí se dió cuenta de eso y ahora estaba corriendo tras él.
- ¡Hyungwon!
Aquel chico no estaba muy seguro de si era la persona correcta, pero como por los pasillos había escuchado que, del castaño se trataba, era Son Hyungwon, el hermano menor de Son Hoseok, él decidió correr el riesgo.
Hyungwon se detuvo y giró, encontrando un pálido chico acercándose a él, y entendió que se trataba de un omega, ya que lo dedujo al ver que tenía el cuello cubierto por un collar como el suyo, aunque en color blanco, parecía un poco mayor que él, con la piel tersa, figura esbelta, ojos brillantes, pestañas espesas, párpados maquillados y, de no ser por el collar, apostaría que es de esencia dulce, a postre, el estereotipo perfecto de omega, uno bonito, radiante y de sonrisa agradable.
- ¿Te conozco? - Hyungwon notó que el chico respiraba con dificultad, parecía que había corrido una gran distancia. - ¿Puedo ayudarte?
- No, y creo... que soy yo el que puede ayudarte a ti. - Dijo el chico mientras calmaba su respiración. Hyungwon alzó una ceja, desconcertado. - Olvidaste esto. - Extendió un sobre blanco que Hyungwon, un poco confundido, dudo en tomar.
Y entonces Hyungwon se dió un golpe mental.
- Oh, cierto. - Sonrió apenado y terminó por tomar el sobre que se le daba. - Muchas gracias... Emm...
- Soy Minhyuk. - El chico agrandó su previa sonrisa. - Lee Minhyuk.
- Bueno, Lee Minhyuk, muchas gracias por la molestia. - Hyungwon hizo una leve inclinación. - Yo soy Son Hyungwon.
- Mucho gusto. - Dijo Minhyuk, también inclinándose. - Quizás debamos olvidarnos de las formalidades. Espero que nos volvamos compañeros en unas cuantas semanas.
Hyungwon asintió. - Quizás. Pero... Disculpa, ¿No eres mayor?
Minhyuk parpadeó. - Eh... ¿Tan mal me ha tratado la vida? - Hyungwon se sonrojó. - Era broma. Supongo que sí, perdí un año y medio de escuela debido a una enfermedad.
- Oh... - Un silencio, más incómodo de lo que era, se interpuso entre los dos.
- Eh... Entonces... Ya te ibas, ¿No es así. Te acompaño a la salida. Yo también me voy a casa. - Minhyuk dió unos cuantos pasos, pero Hyungwon no lo siguió.
- Disculpa. - Dijo, y Minhyuk se giró. - Vengo acompañado. Estoy por encontrarme con mi hermano.
- Ah, está bien. - Minhyuk volvió a sonreírle. - Tu hermano es Son Hoseok, ¿Verdad?
Hyungwon casi, de nuevo, no se sorprendió.
- Sí...
Ambos omegas, juntos, continuaron lento con el camino que da a la estancia por el pasillo principal.
- Lo conozco, asistimos a la misma secundaria en el pasado, fuimos compañeros únicamente el primer año. - Respondió Minhyuk. - Fue mi superior en el club de básquetbol. ¡Él es un sunbae genial!
Aquella información hizo pensar a Hyungwon, sintiendo un huequito en su corazón.
- ¿En el pasado? - Cuestionó. - Pero mi hermano... ha estudiado todos estos años en el extranjero.
Minhyuk asintió. - Lo sé. Antes, su padre y él solían ir y venir de Estados Unidos y Alemania, hasta hace poco. ¿Cierto? - «Y de Francia...» Y era una pregunta que no necesitaba respuesta. ¿Cómo Hyungwon no podría saberlo? - Pero bueno, lo hubieras visto entonces. Él fue el mejor del club hasta que se graduó, ¿Lo sabías, no? Era el tema popular entre omegas, incluso entre betas y chicas alfa. - Hyungwon rodó los ojos en su mente, «justo como suponía». - Yo... me esforcé muchísimo para poder realizar este exámen y seguir viéndolo... Realmente lo admiro, mucho, él es bueno en cualquier cosa que se proponga. ¿Sabías que es músico y sabe cantar? Compuso una canción para el show de talentos que realizó nuestra escuela para la fiesta de otoño, una buena causa para recaudar fondos. Es muy amable. Me dió su número celular como recompensa, si lograba pasar todos mis exámenes para tercer año de secundaria cuando mi generación se graduó... ¡Y él mantuvo su promesa!
Hyungwon sintió una punzada, Minhyuk hablaba como si fuera otra persona, a demás de él, que sabía ciertas cosas de su hermano que otros no. Y eso no... no le gustó nada.
Mucho menos el brillo soñador que se delataba en los ojos de ese omega al hablar de su hermano con tanta confianza.
- Lo conoces bien, ¿Verdad? - Preguntó Hyungwon. ¿Acaso era la envidia hablando por él?
Aquel tono desagradable que tiñó la voz de Hyungwon, caló en el chico que recién conocía. Y claramente ninguno podría saber con certeza que estaba pensando el otro. ¿Estaba Minhyuk enfrentándose a un hermanito celoso?
- Eso quisiera.
El sonrojo en la cara del omega Minhyuk aclaró algo en la mente de Hyungwon antes que las palabras.
Para antes de encontrarse con Hoseok, Hyungwon se separó del omega, despidiéndose de él anticipadamente.
🐶🐢⁉️
En medio de un abrazo de consuelo, lleno de lágrimas y mocos, Hyungwon no podía lograr respirar debido al llanto que brotaba de él.
- No, no, ¿Por qué? ¿Por qué es de está manera?
- Hiciste tu mejor esfuerzo. Eso es lo importante. Estamos orgullosos de ti. - Le dijo la mujer mayor en lo que dejaba un beso sobre su cabello.
Y Hyungwon sintió como era apretado cariñosamente.
- E-Estos días, estuve preparándome para lo que fuera que pasara. - Consiguió decir. - P-pero... Pero no me preparé para esto. No lo consideré.
- Shh, tranquilo, mi niño.
Un sorbido de su enrojecida nariz y Hyungwon volvía a llorar.
- Voy a extrañarte, íta.
Y la Chae mayor sonrió con ternura.
- Y yo a ti, hijo. - Hyungwon se abrazó más a ella, llenándose de su amoroso calor.
- ¿Me prometes que estarás bien? - Pidió Hyungwon con sus ojos enrojecidos. La mujer asintió con una sonrisa, esperando tranquilizar a su adorado nieto. - Yo prometo llamarte siempre. Que papá se preocupe de la factura del teléfono luego.
- ¡Chiquillo, eso es caro!
Los ecos de aquel grito del señor Son se escucharon desde los adentros del camión de mudanzas.
Él y su hijo mayor se encargaban de subir cajas con las pertenencias de Yeoojo y de Hyungwon, también de algunos muebles junto a los trabajadores de la mudanza contratada.
- ¡No tanto como el amor de mi abuela!
Hace algunos días, Hyungwon descubrió que había aprobado su exámen. Pronto, sería parte del alumnado, y su Hoseok también pasaría a ser su "sunbae", cosa que lo hacía irremediablemente feliz.
Y aquella tarde, casi se había desmayado de la desbordante felicidad. Como siempre, tratándose de él y sus asuntos cotidianos, el primero en saberlo fue Hoseok. Y de ahí, al terminar la llamada con su hermano mayor, salió de su habitación gritando y brincando de enorme emoción.
Pero no se le había informado que, luego de eso, inmediatamente él y su madre se mudarían a una nueva casa que su padre había comprado en la capital con anterioridad, cuando Yeojoo, dos meses atrás, aceptó nuevamente ser su esposa. Ya había pasado un año desde su reencuentro con Hoseok, y después, con toda su familia.
Habían tenido una pequeña ceremonia, con una celebración familiar. En ella, suegra y yerno habían hecho "las paces". No tenían problemas con el otro, particularmente, pero el padre de Yeojoo si que había creado una brecha entre ellos y su nieto Hoseok. La mujer se había disculpado en nombre de su difunto esposo con su, nuevamente, yerno.
"Esta en el pasado. Mi suegro, que en paz descanse, tenía sus razones", Namjoo había dicho.
Estaba en el pasado.
- Visitaremos a mi mamá cada que podamos, tortuguita. - Consoló Yeojoo, acercándose a ellos luego de cerciorarse de que no olvidaban nada por empacar. - Además, contraté una enfermera.
La beta mayor rodó los ojos quejándose.
- Hija, ya te dije que no necesito ninguna niñera.
- Mamá, no seas terca.
- Tú no seas la terca. - Espetó la mujer sin pizca de gracia.
Pero Hyungwon no se resistió, le parecía divertido el ridículo asunto que mantenía en desacuerdo a las dos mujeres de su vida.
- ¡HYUNGWON!
Una bicicleta derrapó en el suelo de la calle.
Kihyun había saltado de su bicicleta directamente a abrazar a su larguirucho amigo que, con cuidado había desecho el abrazo de su abuela al escuchar su nombre.
Los amigos se abrazaban como nunca lo habían hecho.
- No puedo creer que vaya a decir esto. - Y sus palabras sonaron amortiguadas por la fuerza del abrazo. - P-pero te voy a extrañar muchísimo.
Y el llanto volvió.
- Y-y yo a t-ti, enano, con toda tu engreída y malhumorada actitud.
Un bufido salió de la boca de Kihyun.
- ¿Enano? - Pronunció lo que verdaderamente le había ofendido. - Maldito seas. Como sabes que esta vez te lo perdonaré... - Y unas lágrimas traicioneras escaparon de sus ojos. - ¡Eres un llorón muy astuto!
- ¡Tu también estás llorando!
- ¡Pero tú lo hiciste primero!
Y los dos berrearon en sincronía.
- ¡LOS DOS SON UNOS LLORONES, PAR DE RIDÍCULOS!
Una tercera voz se sumó al escándalo.
- ¡MINJI! - Gritaron ambos chicos al escucharla, viéndola llegar a ellos con...
- ¡Y SangAh! - La chica alfa dio un brincó. Minji soltó un concentrado olor a menta fresca por la necesidad de calmar a sus queridos amigos omegas.
- No eres graciosa. - Kihyun bufó con los ojos llenos de lágrimas y la nariz constipada.
Pero aquello no era el tema y habían tantos olores mezclados, tantas emociones que no podían controlar. Hyungwon estaba demasiado sensible y despedirse de sus mejores amigos era una buena razón.
Hyungwon, con un berreante Kihyun colgado de su hombro cual mono araña, terminó por cerrar el poco espacio que había entre ellos y el par de chicas; SangAh aterrizó unas palmaditas sobre la espalda de Hyungwon, Minji siendo parte de la muestra de afecto, un abrazo colectivo.
- ¿SangAh?
La voz de un hombre adulto intervino en el penoso momento de aquellos adolescentes que todavía no se separaban y que ya estaban extrañándose.
- Señor Son, buenas tardes. - Saludó ella, reconociendo al hombre enseguida. Viéndose demasiado madura, casi fuera de lugar, en medio de un montón de chicos que se apretaban a su alrededor, con irritados ojos llorosos y mocos escurriendo de sus narices enrojecidas.
- ¡Cómo has crecido! La última vez que te vi tenías... ¿Qué? Como ocho años. ¿Cómo está mi ex-jefe?
- ¿Mi padre? - Entonó la chica, y luego agregó: - Feliz y saludable, disfrutando de su amante en alguna playa de Jeju.
La sonrisa del señor Son se congeló.
Hyungwon no había heredado la mala memoria de los genes Chae.
- Ah, si... Y... Emm... - En eso, su hijo mayor pasó caminando. La idea de Hoseok era ir con su madre a preguntarle si faltaban más cosas por subir al camión, pero su padre lo tomó del hombro arrastrándolo a su lado. - Él es Hoseok, mi hijo mayor, ¿Lo recuerdas? Creo que una vez jugaron juntos.
En algún momento SangAh se liberó del mar de sollozos y se acercó un poco más a los dos alfas.
- No lo recuerdo. Y, de hecho, Hyungwon ya nos presentó. ¿Verdad, Hoseok?
- Ah, eso es... excelente. Me alegra. ¿Cuándo fue eso?
Y Hoseok dejó que SangAh respondiera, relatando los detalles sobre su primer encuentro. Cuando Namjoo le preguntó a Hoseok sobre cuándo exactamente había pasado aquello, Hoseok le dijo a su padre que su madre le estaba buscando. Y Namjoo le creyó.
- ¿Qué fue eso? - Preguntó SangAh y Hoseok respiró.
- No tenía permiso de ver a Hyungwon aquella vez.
- Ahh. Bueno, te lo dije. - Continuó SangAh, poco curiosa sobre el tema. - Tu apellido se me hacía conocido. Aunque "Son" fuera un apellido común.
Hoseok asintió y recordó algo. - ¿Tienes un familiar llamado Changkyun?
SangAh entornó sus ojos. - Tengo un primo. ¿Lo conoces?
- Creo que sí.
Y después de muchas despedidas interminables, fotos vergonzosas, abrazos, palabras cariñosas, buenos deseos y regalos, la familia Son por fin emprendía camino hacia su nueva vida.
Dentro del auto familiar, con el camión de mudanza tras ellos, Hyungwon con los ojos llorosos, sacó la mitad de su cuerpo por la ventana, dando un último adiós con el largo de su brazo.
Los recuerdos juntos a ellos; sus amigos; sus abuelos; su vida en aquel condado; todo aquello se quedó ahí junto a un pedacito suyo, y sólo una parte de eso se fue con él y se refugió recelosamente dentro de las grietas de su corazón.
La felicidad dolía. Tanto como la tristeza.
Momentos después se quedó dormido.
Su cabeza reposando inocentemente en el hombro de su hermano mayor, quien tenía miedo de abrazarlo.
Porque Hoseok ya sentía demasiado miedo de si mismo y su corazón latiendo enfermo.
Sus padres... Él no quería herirlos como él ya lo estaba, incluso, sabía que podía herirlos más.
No logrando recolectar la fuerza necesaria, recargó su cabeza en contra de la de su Wonnie.
Hoseok cerró los ojos, dejándose llevar por el cansancio. El arrullo del andar del auto lo durmió.
Ambos hermanos se usaban de apoyo, y sus manos entre sueños se buscaron por sus cuerpos para sujetarse.
Por el retrovisor, Yeojoo observó a sus dos hijos.
Ella suspiró.
- ¿Qué pasa? - Le preguntó su esposo. ¿Acaso no estás contenta? - Una mirada tierna, sólo para ella. - ¿O ya estás arrepentida, eh? Puedo parar el auto.
- Tonto. - El matrimonio rio. - Claro que estoy contenta. - Yeojoo respondió. La sonrisa en su rostro casi llegó a tocar sus ojos.
«Muy contenta».
🌬️🍃🍃
Se suponía que esa tarde, tendrían que haber peleado por la mejor habitación.
Se suponía que Hyungwon la debería haber ganado sólo porque Hoseok se la habría cedido sin demasiado esfuerzo de su parte.
Y no sólo escoger la que le parecía mejor.
Se suponía que no sólo esa noche cenarían juntos, como familia.
Se suponía que no sólo esa noche discutirían por quién usaba el baño primero.
Se suponía que no volverían a extrañarse.
Se suponía.
Pero cuando Hyungwon vió que la siguiente habitación que sería destinada a su hermano seguía vacía, a diferencia de la suya y la habitación principal, la cual ya estaba preparada para ocuparse por sus padres, la desilución le apuñaló el pecho hasta atravesarlo.
- ¿Qué pasa con esa cara? - Preguntó su hermano mayor.
«Como si no lo supiera». Evitando mirar a Hoseok, Hyungwon acercó la escalera para colgar sus largas cortinas color gris oscuro, satisfecho con el largo de estas, su ventana no era una ventana, sino un ventanal. - Tu sabes que pasa con mi cara Hoseok. No te hagas el tonto. No vivirás aquí.
Hoseok exhaló. - No es como si de nuevo nos vayamos a separar. ¿Esta bien? En unos días vendré a buscarte para irnos juntos a tu primer día de preparatoria, ¿De acuerdo? - Dijo, acercándole a Hyungwon una segunda cortina, menos oscura, con una sonrisa a medias, pero no menos sincera. - Estaré contigo.
Le había dicho Hoseok.
Le había tranquilizado Hoseok.
Le había prometido Hoseok.
Pero no era lo que él estaba esperando. No era lo que él quería.
Pero se conformaría con eso.
Ir juntos en su primer día, realmente le hacía ilusión.
- También pásame la...
El pie de Hyungwon se enredó en la orilla de la cortina sobre el segundo escalón de la escalera, tambaleándose y cayendo de ella.
- ¡Wonnie! - Hoseok lo atrapó; sin embargo, él terminó en el piso con Hyungwon encima suyo y la cortina resbalando sobre ellos. - Ouch, ¿Estas... bien?
Sus rostros quedaron muy cerca, y sus ojos se ampliaron, las manos de Hyungwon sobre el cuerpo de Hoseok y las de Hoseok sobre la espalda de Hyungwon, el olor de uno saturó el olfato del otro y los latidos de sus corazones palpitaron al mismo ritmo acelerado.
Sus feromonas debían repelerse entre sí, eran de un tipo diferente, cargadas de otra cosa que alteraba sus respiraciones, demasiado abrumadoras para soportar, incluso debían ser asquerosas, la mezcla debía causarles repugnancia, pero... Hyungwon se perdió en el momento en que Hoseok, con la mirada oscurecida, bajó hacia su boca.
- Hoseok...
Después le echaría la culpa a lo que sea, por más absurdo que fuera, porque no habría nada lógico que explicara, por qué Hoseok se alzó para besar la boca de su hermano menor.
🌹🌿🐰
Dando vueltas en su cama, Hyungwon no ha podido conciliar el sueño.
Luego del beso, sorprendido, o más bien, horrorizado, Hoseok lo agarró de los hombros separándolos tan rápidamente que Hyungwon, conmocionado, ignoró la brusquedad del movimiento.
Hoseok, estuvo a punto de salir de la habitación sin decir absolutamente nada, pero entonces, se detuvo bajo el margen de la puerta y sin girarse a verlo, "discúlpame", fue lo único que dijo.
Hyungwon estaba dispuesto a enfrentarlo cuando bajó de su habitación a la sala, que sus padres terminaban por ordenar, encontrándose con que Hoseok no se quedó a cenar; su padre lo había excusado, diciéndole a él y a su madre que Hoseok tenía asuntos pendientes en el departamento que rentó la última vez que regresaron al país con la finalidad de quedarse permanentemente.
- ¿Y qué que el contrato de renta no haya vencido? - Reclamó Yeojoo. - Hoseok debe vivir con nosotros, con su familia. Compraste esta casa para eso. Que haga lo que tenga que hacer y que se regrese.
Namjoo intercaló sus ojos entre su esposa y su hijo menor; Hyungwon había estado particularmente callado ante el tema cuando anteriormente había sido el primero en oponerse a que Hoseok viviera en otra parte.
- Yeo, él ya tiene dieciocho años.¿Recuerdas? Quizás quiera tener su propio espacio. - Yeojoo abrió y cerró la boca, enrojecida.
- ¿Y-Y... ya has hablado con él sobre... ese tema? No quiero que me haga abuela tan joven.
Sorprendido, ahora fue el turno de Hyungwon para mirar a su madre y enrojecer. Namjoo rio, luego de negar divertido.
- No te preocupes por eso. Nuestro hijo está bien instruido. - Dijo orgulloso, yendo a abrazar a su esposa, recibiendo, antes, una palmada de esta en el brazo. Hyungwon rodó los ojos, sintiendo su estómago sensible, una acidez escalando a su garganta. - Dejemos que se acabe el contrato y luego hablaremos con él, si es que no vuelve a casa antes. No te preocupes.
Namjoo miró a su hijo y Hyungwon fue invitado al abrazo. Abrazó con gusto a su familia. Namjoo suspiró, estaba feliz.
Su pequeña familia.
Hyungwon tomó su celular del buró; el contacto de su hermano estaba ahí, el más reciente, y lo miró con duda, sólo un movimiento de su dedo y estaba hecha la llamada, pero lo que fuera a pasar durante la llamada era lo que le aterraba.
Pero Hyungwon necesitaba... Ambos necesitaban aclarar algunas cosas.
El tono de espera lo inquietó, ¿Hoseok no tomaba la llamada a propósito?
Hoseok respondió luego de lo que pareció una eternidad.
- ¿Sí, Hyungwon?
- ¿Hyungwon? - Inquirió en voz baja, con desánimo. - Recordaba que atendías mi llamada diciéndome "cariño".
Escuchó a Hoseok exhalar.
- ¿No puedes dormir?
Hyungwon miró el techo de su habitación, tan blanco y distante.
- No, ¿Y tú?
- Hyungwon, yo...
- ¿Por qué lo hiciste?
- Me equivoqué. No quise hacerlo.
Hyungwon se preguntó por qué aquella respuesta lo decepcionó como lo hizo, su mente y su corazón estaban hechos una maraña. - ¿Seguro?
Preguntó, antes de que pudiera detenerse.
- ¿Eso... qué significa?
- Nada. Sólo... Sólo quiero saber si estás seguro.
Hyungwon quería una duda, algo que le dijera que no estaba solo en esta isla de sentimientos confusos y pensamientos remotos.
La voz de Hoseok, plana, se esforzó para sonar más despreocupado de lo que debía. - Sí, fue un error, no sé qué pasó por mi cabeza, perdón. La costumbre extranjera supongo.
La cara de Hyungwon se contrajo. «¿Era en serio?»
- ¿Besar? ¿De verdad quieres que crea eso?
- Cree lo que quieras.
Hyungwon no había esperado oír aquel tono tajante en la voz de su hermano.
Aguantando un poco, la confusión en su propia cabeza, Hyungwon suspiró. - ¿Besaste mucha gente allá?
Quiso sonar divertido, no funcionó.
- No, Hyungwon.
Suspiró de nuevo. - Pues... Tu costumbre extranjera, robó... Nunca había besado a nadie.
Pasaron unos segundos de palpable silencio. - Lo siento. - Murmuró Hoseok. - Somos hermanos no... no cuenta.
Hyungwon respiró lento. - Está bien. Sí. Tienes razón. Pasarás por mi el lunes, ¿Cierto? - Escuchó una respiración. - Lo prometiste.
Lo siguiente que Hoseok dijo antes de colgar la llamada, como si sus palabras fueran un pedazo de plomo invisible, aplastó a Hyungwon de distintas maneras; en su mente y su cuerpo.
- Nos vemos entonces, Hyungwon, descansa.
"Descansa", murmuró Hyungwon luego del silencio, en medio de su habitación oscura, y con una inquietud instalándose en su corazón.
❤️🩹🥀🍃
Se miró al espejo después del baño, se veía terrible; los ojos cansados morados y hundidos y su piel, antes bronceada, tan pálida casi azul. Hyungwon no habia dormido bien los últimos dias, algo inaudito para él; su hermano había dejado de llamarlo desde entonces, y no había nuevos mensajes de "buenos días". Hyungwon, aunque quiso tomar la iniciativa, se acobardaba al instante. Hoseok tampoco había ido a casa en ninguna ocasión y la única vez que lo hizo, Hoseok huyó de ahí tan pronto como su madre y él habían llegado de hacer las compras solos.
Estaba evitándolo, evadiéndolo, definitivamente.
Dispuesto a no mostrarle a Hoseok que su indiferencia le estaba afectando demasiado para su gusto, Hyungwon se decidió y empezó por secarse el cabello que ya le llegaba un poco más abajo de los hombros. Lo peinó y trenzó como su abuela le había enseñado, como una aureola alrededor de su cabeza, y que sabía que a Hoseok le gustaba, pues el mayor se lo había mencionado durante la boda de sus padres, aunque también le dijo que era su propia desición mantenerlo largo o corto cuando Hyungwon estaba indeciso sobre qué debería hacer con su cabello; después, siguió con el cuidado de su piel aplicando cremas en su cuerpo con suave olor a flores que combinaban con su característica esencia, también humectó su rostro y se puso un poco del corrector que aprendió a usar, sellando con un polvo compacto especial para prevenir el brillo y el acné. Arregló los últimos detalles de su apariencia frente a su largo y rectangular espejo con luces para finalmente vestir su uniforme de preparatoria; un elegante conjunto en color negro, camisa blanca, zapatos, y un grueso listón rojo bajo el cuello polo de la camisa. Tomó su mochila de la cama y salió de su habitación. A decir verdad, a una parte de él le entusiasmaba que su hermano lo viera en su nuevo uniforme.
Lo primero que vió al bajar las escaleras, fue a su padre tomando una taza de café negro en el pequeño comedor de vidrio, y a su madre en la barra de la cocina cerrando dos loncheras de plástico y acero, una de tapa color verde y la otra azul.
- Buenos días, corazón. - Lo saludó Yeojoo. Ella sonreía muy alegre. - Ven a desayunar con tu papá, pronto llegará tu hermano.
A Hyungwon aún le parecía desconocida la escena en la que se encontraba, como haber entrado en otra realidad. Los cambios a partir del día en que se reencontró con Hoseok habían ocurrido, aunque paulatinos, muy, muy rápidos para asimilar.
No negaría que estar nuevamente con su familia le hacía feliz; estar en los brazos de su padre y sentir que recuperaban el tiempo perdido en sólo un abrazo pinchó su pecho de alegría, pero, como la separación de sus padres sucedió cuando él era muy pequeño, sinceramente, muy pocas cosas pérdidas extrañaba. Y la mayoría de ellas no eran muy agradables, sobre todo. Al menos, la fuerza protectora de los brazos de su padre le hacían renacer el tierno sentimiento que experimentaba cuando de niño, era cargado y sostenido por él.
Pero ahora él tenía quince años, y entendía que lo que más le había dolido, y perjudicado, fue, sin duda, haber sido separado de Hoseok.
Se recordó que no podía culpar a nadie, que las cosas sólo habían pasado, y que ahora, luego de casi una década, volvían a su curso natural.
Su padre le sirvió jugo de manzana en un vaso de vidrio color rosa, a juego con la jarra.
- Papá... - Namjoo emitió un ruido indicándole a su hijo que le escuchaba. - Te amo.
Namjoo alzó la mirada, y casi se agarra a llorar de ver a su hijo hecho todo un adolescente y pensar en todos los "te amo" que se perdió durante la infancia de Hyungwon.
¿Habrá hecho lo correcto? Namjoo no lo sabía.
Sólo sabía que extrañaba a su esposa y a su otro hijo, su hijito menor y que a Hoseok también le había hecho falta la presencia de su madre y hermano, sin duda alguna. Que él amaba demasiado a su esposa, y eso no había cambiado ni por un segundo en aquel tiempo divorciados. Ni si quiera había podido estar del todo con otra persona.
Amaba lo que habían creado juntos.
Namjoo salió de su silla para abrazar a su hijo con fuerza. Hyungwon se quejó de que la barba de su padre le raspaba la cara, pero su padre le ignoró.
- Yo también te amo, mi niño. ¡Eres mi vida! ¡¡Mi vida!!
- ¡Mamá, ayudaaa!
El timbre resonó, Yeojoo, sonriendo ante la escena padre e hijo, atendió la puerta, su hijo mayor estaba ahí.
Hyungwon lo olió sobre el olor de su padre, cuando el aire de afuera entró al interior de la casa. Sintió su corazón palpitar de inmediato.
- Su pedido llegó. - Hoseok dio una vuelta digna de un bailarín. - Aquí está su guapísimo alfa, directo desde alpha's fast delivery.
Yeojoo entornó los ojos y le propinó un golpe en la cabeza que pretendía ser suave. Hoseok se quejó. - Eso no es divertido, niño. Deberías estar viviendo aquí, hijo.
- Si, bueno mamá, ¿Cómo amaneciste? ¿Bien? Yo también, gracias. ¿Y Hyungwon?
Hoseok entró en la casa con su madre siguiéndolo. - No me cambies el tema, Hoseok. Eres un insensible. Se supone que somos nuevamente una familia. ¿Por qué aún no estás viviendo aquí?
¿Insensible? Hoseok quiso reírse. ¿Tal cosa como una familia? Hoseok primero debía ponerle fin a eso que no podía ponerle nombre sin sentirse horrible.
Pero supo que Hyungwon se lo pondría difícil cuando, hermoso, lo miraba de vuelta con sus ojitos brillosos e inseguros. «¿Por qué papá lloraba aferrado a Hyungwon?»
Por su parte, Hyungwon pensó en lo bien que su hermano se veía en su uniforme con la corbata medio suelta y el cabello hacia abajo.
Hoseok fue el primero en romper el contacto visual, fue casi doloroso.
- ¿Qué está pasando? - Preguntó Hoseok a su madre. Yeojoo sólo levantó sus hombros.
Para Hyungwon también fue doloroso y más doloroso pretender que nada se quebraba entre los dos. - ¡Papá se volvió loco! - Hyungwon intentaba rerirarse a su empalagoso padre de encima que empezó a llenarle de besos la cara. Yeojoo acudió a los pedidos de auxilio de Hyungwon.
- Ya, ya déjalo en paz.
- ¡No quiero! - El alfa mayor miró a su esposa con tal pánico que Yeojoo lo consideró absurdo. - Nuestro hijo... Cuando menos me lo espere, ya estará subiendo a la motocicleta del maldito o maldita que se atreva a alejarlo de nosotros.
Yeojoo resopló. - No seas ridículo. - Dijo con tranquilidad. - Que conozca una pareja es algo que debe pasar. Nuestros hijos formarán su propia familia en algún momento en el futuro.
- ¡No, no! ¡Me niego! ¡Y tú! - Namjoo apuntó a su hijo mayor con un dedo, Hoseok mostró las manos en alto. -Hoseok, se útil y más vale que espantes a cualquiera que se atreva a acercarse a tu hermanito. Primero tendrá que vérselas conmigo. ¡Con nosotros! ¡Sobre mi cadáver!
Yeojoo giró sus ojos, y Hoseok asintió, más que nada por hábito. Él habría sido el primero en plantearse en alejar a quien sea que osara poner sus manos en Hyungwon, pero ahora...
- Papá, seguramente habrá alguien con la suficiente valentía para cortejar a mi hermanito.
Hyungwon levantó la mirada hacia su hermano mayor. Hoseok le sonrió. Algo en esa sonrisa se sintió falso.
- ¿Listo Hyungwon? Te vez... muy bien.
Hyungwon asintió con una sonrisa que pretendía serlo. - Gracias, hyung.
⭐💫✨
- ¡Ya viste! - Dos manos agitaron los hombros de Hyungwon con emoción. - ¡Estamos en el mismo grupo!
Hyungwon no recordaba que el chico Minhyuk fuese demasiado enérgico y gritón.
Después de que su hermano lo dejara frente a la tabla de asignaciones de los grupos de primer año luego de la ceremonia de apertura, Hoseok fue a su edificio correspondiente a buscar su propio grupo, y ahí, Hyungwon fue encontrado por Minhyuk.
El camino no fue del todo incómodo, aunque sí silencioso; su madre les había preguntado si querían un aventón a lo que ambos hermanos se negaron, aún tenian tiempo de sobra, mantuvieron la distancia hasta que naturalmente, o lo mejor que Hoseok pudo actuar, comenzó a hacerle plática; cómo había amanecido, si estaba nervioso, si necesitaba ayuda... Un pequeño paso que haría, Hyungwon pensó, la relación con su hermano menos incómoda, en el mejor de los casos. En el peor de ellos... Hyungwon no quería ni imaginarlo.
Minhyuk saludó a Hyungwon como si fueran amigos de toda la vida, y sin realmente querer impedirlo, Hyungwon dejó que Minhyuk se pegara a él en todo momento en que cada uno buscó su nombre en la enorme tabla.
- Eso es... ¿Genial?
En el fondo, Hyungwon lo agradecía, era un alivio el que alguien lo haga su amigo y no él tener que hacerlo. A pesar de saberse lo que Minhyuk se traía con su hermano. Umm, extrañaba a sus amigos. Debería llamarlos al terminar el día para preguntarles cómo estaban y cómo les había ido también en su primer día de preparatoria.
- ¡Pero claro que es genial! - Minhyuk esbozó una sonrisa digna de comercial de pasta dental. - ¿Por qué no debería? Siendo sincero me daba un poco de miedo encontrarme sólo en un lugar desconocido, ¿Entiendes? Aunque creo que estaba más como nervioso que con miedo, ¿No te pasó? Normalmente no soy de los que...
Algo a Hyungwon le quedó muy claro sobre Minhyuk.
El chico hablaba muchísimo.
Realmente no le importaba. Podría manejarlo.
Podrían ser amigos.
- Debemos apurarnos. - De pronto, escuchó a Minhyuk; Hyungwon se había perdido en sus propios pensamientos. - La presentación de los clubes está por comenzar. ¿Cuál escogerás tú, Hyungwon?
No tuvo que pensarlo dos veces.
- Básquetbol.
- ¡¿De verdad?! - Minhyuk estaba emocionado por alguna razón. Hyungwon asintió. - ¡Yo también! Pero creo que eso ya podrías adivinarlo.
- Por supuesto... Si estás persiguiéndolo. - Masculló Hyungwon, y Minhyuk preguntó si había dicho algo. - No. Nada.
- ¡Entonces vamos, vamos! - Minhyuk se enredó en el brazo de Hyungwon, y Hyungwon se dejó arrastrar a la plaza cívica donde unas sillas estratégicamente colocadas esperaban por los alumnos y alumnas.
Minhyuk y Hyungwon tomaron asiento lo suficientemente cerca para mirar el escenario sin perderse de nada. Distintos clubes hicieron su presentación, dignas de admirarse y efectivamente convincentes como para dudar sobre a qué club inscribirse.
- Wow - Minhyuk miró a su alrededor -, me siento intimidado para ser honesto. - Hyungwon alzó las cejas y le preguntó a qué se refería. - Mira, los de segundo año, - dijo, señalando con su dedo -, parecen tan adultos, y ni se diga los de tercero. Los presidentes y capitanes de los clubes se ven tan maduros. Los omegas de esta escuela están en otro nivel. O sea, no quiero sonar arrogante, yo sé como me veo, pero, estando aquí... Tendrás competencia Hyungwon.
- ¿Competencia?
Minhyuk sonrió de lado. - Seguramente no falta ni faltará quien compita por la atención de tu hermano.
Hyungwon arqueó una ceja. - ¿Te refieres a ti mismo?
Minhyuk volvió a sonreír, mirando al escenario. - ¿Sabes si a tu hermano le gusta el cabello corto? Lo corté antes, pero ahora no sé, tal vez ya es demasiado largo. - Dijo, volviendo la mirada a Hyungwon. - ¿Y a ti, Hyungwon? ¿Te gusta alguien? - Hyungwon abrió sus ojos. - ¿Hay alguien especial que te dijo que le gusta el cabello largo? Te apoyaré. - El pecho de Hyungwon se apretó por dentro. «¿Gustarme... alguien?»
Hyungwon estuvo a punto de aclararle que no, que su apariencia no dependía de nadie más que de él, cuando en eso el capitán del club de básquetbol se abrió paso con micrófono en mano, robándose la atención de cada estudiante.
- ¡Bienvenidos sean todos, damas y caballeros! ¡Muchas felicidades a cada uno de los nuevo ingreso! ¡¡Densé un aplauso por favor!! Mi nombre es Changkyun, un gusto conocerlos a todos... y a todas. - El capitán hizo una reverencia y luego guiñó un ojo, provocando los gritos de las chicas.
- Sí que sabe animar el ambiente, ¿No? - Murmuró Minhyuk en el oído de Hyungwon quien asintió mientras aplaudían. Las voces alegres y gritos emocionados de las estudiantes eran aturdidores aunque no del todo molestos.
- Ahora, para continuar, ¡Nuestros campeones nacionales! - Dos chicos y tres chicas vestidos en el uniforme deportivo, negro y rojo, oficial del club de la preparatoria, caminaron en línea, modelando, y haciendo girar el grande balón naranja sobre sus dedos, el público estudiantil aplaudía y vociferaba el nombre de cada uno.
- Es guapo el capitán, ¿No creen? - Una chica, también de nuevo ingreso por lo que Hyungwon pudo ver, preguntó al omega al tomar asiento a un lado. Una beta. - Hola, me llamo Hirai Momo. - La chica alzó su mano.
Hyungwon ladeó su cabeza antes de finalmente estrechar su mano. - Soy Hyungwon. Um, ¿Hirai? - Momo sonrió.
- Soy japonesa.
- Ahh. - Hyungwon agarró a Minhyuk del hombro y lo acercó. - Este es mi compañero, Minhyuk. - Minhyuk sonrió con ojos grandes de agradable sorpresa. Él y la chica ya se conocían, lo aclaró Minhyuk cuando Hyungwon los miró parpadeando.
- Fuimos compañeros. - Agregó Momo. - No te reconocí, Minhyuk, ¿Te hiciste algo diferente?
Hyungwon no intervino en la charla, y con su mirada buscó sin buscar, en el escenario. ¿Su hermano seguirá siendo parte del club? Antes, le había asegurado seguir participando, ¿Por qué no estaba en la presentación?
- Y eso no los convence de unirse a nuestro club... ¡Pues aquí les traemos a nuestra estrella! ¡Son Hoseok! - El simple nombre atrajo toda la atención de la multitud adolescente. El corazón de Hyungwon palpitó. Su hermano era más popular de lo que negaba. Exploró la imagen de su hermano, y entendió a qué se refería Minhyuk sobre sentirse intimidado. Hoseok se veía tan lejano a él, en otro nivel. Hyungwon sintió de pronto, contraerse de pánico, y sus manos apretaron la tela de su pantalón. Nunca se había sentido tan más distanciado de Hoseok, ni en todos los años separados. Por cada paso que Hyungwon daba, Hoseok ya había dado tres. Recordó el beso, y lo que sintió, lo que Hoseok no quiso escuchar cuando apresuradamente salió de su habitación. Él no imaginó la calidez, sus labios aún cosquilleaban con el simple pensamiento, pero tampoco imaginó el horror en el rostro de Hoseok. Estuvo mal. Debía recordar eso. - ¡El ganador de tres medallas de oro consecutivas! Será entrenador personal de quien gane la competencia que organizaremos para el próximo festival deportivo. Pero chicas, yo, su capitán, las entreno sin ninguna condición.
Hoseok rodó los ojos, fastidiado, no podía creer que se dejó persuadir para montar tal espectáculo. Su tonto amigo Changkyun le pedía flexionar sus brazos para el público, Hoseok encontró entre los muchos pares de ojos, unos redondos ojos brillosos que le miraban expectantes y la boca en una línea. Hoseok estiró su joven cuerpo atlético y la algarabía aumentó, Hyungwon desvío la mirada, antes de posarla nuevamente en él, un omega a su lado le murmuraba algo. Hoseok sonrió, un poco, y se dió la vuelta, yéndose. Dejando tras él los aplausos y los halagos.
- ¡Oye! - Gritó el capitán, retirando el micrófono. - Tonto, no hemos terminado. - El público rió, los murmullos de Changkyun se escucharon atraves de las bocinas del micrófono no lo suficientemente alejado.
- ¡Joven Im! - El coordinador Jung de los grupos de tercer año llamó la atención. Changkyun enderezó la espalda. Subió al escenario y le arrebató el micrófono al capitán. - ¡Todos, a sus salones! La campana sonará en cualquier momento, ¡Y quiero a todos en camino, ya!
Se levantaron de sus sillas, bufando aburridos, y escuchando como el coordinador regañaba al capitán sobre haberse tomado su tiempo con la presentación, tenían un horario que cumplir.
Un parlanchín Minhyuk se enganchó del brazo de un callado Hyungwon. El menor de ambos omegas parecía completamente distraído, mordía su boca.
- ¿Estás bien, Hyungwon? - Preguntó Minhyuk, deteniendo su apasionado discurso hormonal sobre lo genial que Hoseok era; lo guapo que estaba, lo mucho que le gustaba... Que besarlo sería un sueño... ¿Minhyuk no se daba cuenta de a quién se lo estaba diciendo?
Hyungwon no quería escuchar eso.
Él quería restregarle en la cara que lo hizo primero, que besar a Hoseok no era la gran cosa y que dejara de fantasear.
Se dió cuenta de que no se lo estaba diciendo al omega a su lado.
«Cállate. Está mal. Hoseok, es tu hermano. Cállate. Cállate».
- ¿Hyungwon?
Hyungwon relajó el rostro, y sonrió como pudo.
«No puedes codiciar a tu hermano, no puedes quererlo de esa manera...
No puedes alcanzarlo».
Para el final del día, cada hermano se fue por caminos distintos, Hoseok aunque le esperó fuera de la escuela, se fue antes cuando Hyungwon le envío un mensaje de texto diciendo que saldría después, pues tenía un asunto que terminar y que su mamá lo recogería de la escuela al salir del trabajo.
Hyungwon esperó a que Hoseok se alejara lo suficiente y salió de la escuela.
Hoseok se giró al percatarse de cierto olor a lluvia cuando era un día soleado.
Esa noche, Hyungwon sacó de un escondite en su clóset, el hoodie que no le devolvió a su hermano, se lo puso y se fue a dormir.
🍡🍚🧃
Yeojoo vió a su hijo preparar su propia lonchera, Hyungwon lavaba su mano luego de tirar el resto de un huevo que aplastó en vez de quebrar. - ¿Estás bien, amor?
Hyungwon no se giró a ver hacia su mamá cuando asintió en silencio. Aunque lo hubiera hecho, las hebras sueltas de su cabello lacio se lo habrían impedido. Yeojoo no insistió. Como de costumbre, le daba a su hijo su espacio hasta que estuviera listo para hablar, pero estaba segura de que los problemas de Hyungwon tenían nombre y cara; Hoseok, su hermano, Yeojoo se cortaba un brazo si estaba equivocada. De un tiempo en adelante, Hyungwon había regresado a esa actitud distraída, agotada y muy aburrida, precisamente en el momento en que dejó de hablar de Hoseok a cada segundo del día, y Hoseok tampoco había vuelto a la casa, ¿Habrían peleado? Recordaba que sus hijos, cuando niños, nunca habían tenido diferencias, y las disculpas duraban más que la misma "pelea", pensó entonces, que forzosamente tenía que llegar el momento en que dejaran de ser tan unidos y de estar de acuerdo en todo, pero un dedo hurbaga aquel pensamiento anterior, había una cosa más que no alcanzaba a sacar dentro de la humedad de su cerebro.
Yeojoo sonrió. - Creo que ya necesitas un corte de cabello, tortuguita.
Hyungwon alzó los hombros. - Quiero dejarlo largo.
- Uy, ¿Acaso alguien halagó tus trenzas?
- No, mamá.... - Hyungwon rodó los ojos. - ¿Por qué insisten con eso?
- ¿Insisten? - Yeojoo alzó las cejas, pasaría por alto está vez la sobre reacción de su hijo.
- Mi amigo, Minhyuk. Cree que me dejo crecer el cabello porque me gusta alguien.
- Um, ¿Y no es así? Puedes tenerme confianza, soy tu madre, Hyungwon, tu más grande apoyo, puedes contarme lo que sea. Lo sabes, ¿Verdad? ¡Cuidado, Hyungwon!
Había dejado de escuchar lo que Yeojoo le decía; la espátula de madera con la que Hyungwon cocinaba el rollo de huevo habría golpeado el sartén cuadrado de no haberla atrapado tan rápido como repentinamente la soltó.
Hyungwon miró a Yeojoo, nublado de culpa, él no podría contarle a su madre la verdad, y la verdad era, que su corazón se retorcía por la única persona en el mundo que no podría tener.
Mientras su mamá tomaba su lugar retirando de sus manos dudosas la espátula y el sartén, el omega se quitó el mandil apresuradamente. - ¿Hyungwon?
- Iré a terminar de arreglarme.
- ¿Amor? Pero el rollo esta... ¿¡Hyungwon!? - Yeojoo miró a su hijo subir las escaleras a pasos rápidos antes de detenerse en la lonchera verde, abierta sobre la barra de la cocina. Exhaló, se puso el mandil y sacó de la alacena otra lonchera color azul.
🩷🩷🩷
El grande portón corredizo negro de la escuela estaba abierto en su totalidad, algunos alumnos ahí, hacían tiempo antes de entrar, platicando con sus amigos, bebiendo agua embotellada, o café de sus vasos de cartón de alguna tienda veinticuatro horas. Dentro del auto de su mamá, Hyungwon respiró, ya era su cuarto día de preparatoria y a diferencia del primer día, Hoseok no había vuelto a pasar por él a su casa, tampoco se habían buscado, ni encontrado, durante los recesos. Hasta ahora. Yeojoo detuvo a Hyungwon del brazo antes de que pudiera salir del auto, y le dió una bolsa de papel con la lonchera azul adentro, le pidió que se la entregara a Hoseok y que "arreglaran" cualquier asunto que los tuviera en desacuerdo.
No había una regla que lo prohibiera, pero tanto los hoobaes como los sunbaes, no se paseaban por edificios que no les correspondían, a menos que fuera por recados o alguno que otro u otra que tuviera algún amigo o amiga mayor o menor, o en este caso, un familiar. Por eso, Hyungwon estaba un poco indeciso de ir al edificio de tercer año, pensó en pedirle a Minhyuk que lo acompañara, pero luego lo pensó mejor y no lo hizo.
Y ahí estaba, caminando con precaución, y la bolsa en sus manos. Había un pequeño grupito de chicas y chicos en frente de la puerta del salón que sabía, estaba Hoseok, que hechaban de ahí a cualquiera que intentara regalar algo a la mayor estrella de toda la preparatoria.
Hyungwon se acercó, ahora decidido y recto, «¿Quiénes se creen para hacer eso?»
- ¡Oye tú! ¿Qué haces aquí? Aquí no es primer año. - Lo interceptó un omega, un poco más alto que él y menos delgado. Hyungwon le respondió al omega que eso era obvio y siguió su camino.
- ¡Pero miren a este altanero! - Dijo una chica, alfa, por lo que Hyungwon pudo identificar, se le plantó enfrente, queriendo intimidarlo, pero Hyungwon no se lo permitió, encarándola. - ¿Qué llevas ahí, omega?
Dentro del salón, Changkyun sorbió del popote hasta vaciar su caja de jugo de uva, juntó sus cejas cuando escuchó el bullicio fuera de la puerta y exhaló. Hoseok estaba sentado en su banco, copiándole una tarea que no quiso hacer, ignorando el exterior fuera de las libretas. A Changkyun le irritaba. Si a él le llovieran montones de regalos y almuerzos, aceptaría cada uno de ellos sin excepción, no es que no los recibiera ya, pero la cantidad era penosa a comparación de Hoseok, y Hoseok no aceptaba ninguno.
Changkyun exhaló mucha indignación. - ¿Por qué no sólo aceptas unos y ya? Esto es molesto.
Hoseok, sin nada de importancia, aclaró a su tonto amigo que no lo hacía porque no quería, además, de hacerlo, la molestia sólo empeoraría, y él sólo aceptará algo de quien le gusta.
Changkyun abrió los ojos, eso último no se lo había esperado, y lo interrogó inmediatamente, Hoseok nunca había mostrado, o mencionado, ningún interés por nadie, pero no recibió respuesta. Hoseok reconoció una voz y el tinte de un olor inconfundible, Hyungwon estaba muy cerca.
- Se buen niño y danos eso. - Exigió la alfa luego de empujar a Hyungwon contra la pared, Hyungwon no quería usar la fuerza, no era muy bueno, pero si tenía que defenderse... - De cualquier forma, Son Hoseok, no acepta regalos ni gestos de nadie. Ya hay suficientes chicos y chicas que gustan de él. - Hyungwon se mantuvo firme, arqueando una ceja, mostrándose indiferente. La chica hizo un chasquido, su rostro se frunció enfadada. - ¡Tu actitud me molesta! - Levantó la mano intentando abofetearlo, y Hyungwon levantó la suya para detener el golpe. Entonces, una fuerza lo jaló.
- Por la diosa. - Masculló Hoseok. - Ya déjenme en paz.
Hyungwon abrió sus ojos, antes impavidos, ahora destellaban avergonzados. - ¿Hermano?
El grupito se congeló. - ¡¿Hermano?! ¡¿Cómo que hermano?! - Gritaron al unísono. Hyungwon, rodeado de caras sorprendidas, asintió.
No supo en qué momento, ni cómo sucedió, pero de pronto Hyungwon se encontró en medio de abrazos, flashes de celular y chillidos emocionados de quienes hace un segundo quisieron pegarle. - ¡¿Por qué no lo mencionaste antes?! ¡Hermanito! ¡Hermanito! - Unas manos le apretaban las mejillas. - ¡Es el hermano de oppa!
- ¡Tiene un cabello precioso!
- ¿Cómo lo cuidas hermanito?
- ¡Yo también quiero tocarlo!
«¡Que alguien me ayude!»
- ¡Hermano!
Hyungwon volvió a ser jalado.
- Disculpen - Hoseok rodeo los hombros de Hyungwon -, pero cuando quieran acercarse a mi hermano, tendrán que pedir mi permiso.
- Hermano...
- Ya deja de decirlo, Hyungwon. ¿Qué haces aquí, metiéndote en problemas?
- ¡Bueno no vine porque quisiera!
- ¡De veras tu...
Ambos hermanos giraron su mirada, tenían público. El grupito los miraba con ternura, y otros más con diversión. Hoseok agarró la mano de Hyungwon. - Ven conmigo.
La chica alfa volteó hacia el omega. - Aww, yo también quiero un hermano.
- Igual yo, para que me regañe. - Dijo el omega, la alfa y los demás lo miraron en silencio, confundidos y disgustados en parte iguales. - ¿Qué?
Hoseok y Hyungwon llegaron a la escalera del edificio. Hyungwon soltó un ruido enfurruñado. ¿Acaso era un niño? - ¡Ya, ya entendí, ya me voy! - Hyungwon se liberó del agarre de su hermano. - Perdona las molestias. ¡No vuelvo a venir!
- Hyungwon...
- ¿Qué?
Hoseok alzó la mano y movió sus dedos hacia dentro. - Dame la bolsa.
Hyungwon miró su mano. Cierto, a lo que había venido. Se acercó a Hoseok con aires de orgullo. - Aquí. No sabía que no aceptabas regalos.
- Esto difícilmente es un regalo. - La pecas de Hyungwon se tornaron rojas.
- Como sea. - Hoseok sacó la lonchera. - Yo estaba haciendo mi almuerzo y... - Hoseok levantó la mirada, abierta y expectante. - Bueno, lo hizo mamá.
- Oh - la decepción tiñó su voz -, entonces no lo hiciste tu. Que pena.
Hyungwon volvió a sonrojarse. - Hermano...
- Aww, ¿No son lindos?
Un sobresalto atacó a Hyungwon, más tardó en recomponerse que Hoseok en hacerle una llave de cabeza al dueño de la tercera voz. Hyungwon reconoció al chico, era el capitán del club de básquetbol.
- Changkyun... ¿Desde cuándo nos espías?
- ¡Ay, ay, ay, suéltame ya! - Hoseok le tuvo piedad. Changkyun se acomodó la camisa y la corbata floja. - Es que estaban tan sumergidos en ustedes que me dió pena interrumpirlos. Así que, tu eres hermano de este tipo. Hola, soy Im Changkyun.
«¿Im? Como SangAh». - Soy Son Hyungwon.
- Wow, de no ser por el collar, pensaría que eres un beta igual a mi. - Hoseok le propinó un sape en la cabeza. Changkyun se quejó. - ¡Oye!
- No seas idiota.
- Bueno - Hyungwon dió unos pasos atrás -, me tengo que ir.
- ¡Espera! - Hoseok, le clavó los ojos a su amigo, ¿Qué planeaba? - ¿Por qué no comemos juntos, eh? Vamos Hoseok. - Entonces, la mirada de Hoseok chocó con la de Hyungwon. - ¡Perfecto! ¡Nos vemos allá, hermanito Hyungwon!
Changkyun dio palmadas a la espalda de Hoseok y Hyungwon se fue directo a contarle Minhyuk.
- ¿Sunbae y el capitán te invitaron a comer con ellos?
- Algo así, nos encontraremos con ellos. Momo ya lo sabe.
En el baño, Minhyuk estaba muy emocionado, retocando el color rosa en sus párpados.
- Eres increíble Hyungwon. Hoseok no almuerza con nadie. Ser su hermano es algo especial. ¡Que envidia!
Hyungwon sonrió, pero con dolor. La demostración genuina, sólo era una habilidad que ocultaba su realidad, sus verdaderos sentimientos. Tocó el collar alrededor de su cuello.
- Sólo porque soy su hermano, tu lo has dicho. Pero yo... - Hyungwon calló y Minhyuk hizo una seña de que lo seguía escuchando. - Nada.
«Yo te envidio a ti».
❤️🩹❤️🩹❤️🩹
Dos semanas después, los alumnos y alumnas se preparaban para un viaje; la preparatoria los llevará al lago Jiyang en un viaje de sies horas en tren, durante el fin de semana, como bienvenida a un nuevo año escolar y a los de nuevo ingreso.
Se hospedarán en un buen hotel, comerán buena comida y tendrán actividades en grupo por hacer, pero no todo era diversión y tiempo libre, también deberán estudiar para los primeros cuestionarios quincenales y el viaje era una clave importante.
Minhyuk al principio se quejó, no había ninguna necesidad de viajar al sur para estudiar, pero luego su actitud cambió a una más animada y convencida cuando Changkyun les contó a los omegas que muchas parejas se formaban durante ese viaje; había una leyenda, sobre el baile alrededor de la fogata en la última noche, lanzabas al fuego una piedra con el nombre de tu amor y si la piedra quedaba intacta al consumirse el fuego, quería decir que ese amor es verdadero y que se hará realidad.
- ¿Pondrás mi nombre, Hyungwon?
Hyungwon sonrió, un poco incómodo. - Otra vez con tus bromas, Im.
- ¿Y si te dijera que es real? Que me gustas. - Dijo Changkyun con convicción.
Momo y Minhyuk notaron a Hyungwon ponerse rígido en su asiento. Changkyun iba a inclinarse cuando terminó con la frente a centímetros de la mesa en la que comían, Hoseok lo golpeó en la cabeza mientras bebía una limonada con rodajas de pepino.
- ¿Otra vez estás jugando con la mente de mi hermano? - Acusó Hoseok, Changkyun miró al alfa con enfado. - ¿No que los chicos no te interesaban en absoluto?
Changkyun medio sonrió medio se burló. - ¿Y si cambié de opinión?
Hoseok lo ignoró. - Además, la persona que quiera ser pareja de mi hermano, deberá primero ser aprobada por mi, lo que es cien por ciento imposible para ti, Chang.
- ¡¿Eh?! ¿Cómo es eso así? - Reclamó Hyungwon y Momo rió suave. Changkyun la miró y ella sonrió.
- Así es mi responsabilidad como hermano mayor. - Respondió Hoseok.
Changkyun bufó. Pero no sé rendiría. Aún.
La campana marcando el fin del receso rugió. Regresaban a sus salones cuando la lluvia cayó, menos mal Momo, Minhyuk y Hyungwon ya habían llegado al edificio. Hoseok y Changkyun tuvieron que cruzar la plaza cívica corriendo. Hyungwon le gritó una despedida a su hermano. Hoseok lo miró, al otro lado de la lluvia cada vez más incontenible.
Changkyun observó a los hermanos, la forma en la que ambos se miraron... como si sólo ellos dos existieran ahí en el mundo. Minhyuk también se dio cuenta y nunca antes se sintió tan invisible, un pensamiento horrible atravesó su cabeza, él no podía tener esa clase de celos hacia el hermano de quien está enamorado, pero... Entonces Hoseok se despidió de Hyungwon devolviéndole la sonrisa.
Hyungwon se percató del silencio, Minhyuk iba muy callado a su lado. Al menos hasta que repentinamente le confesó que se armaría de valor para pedirle a Hoseok salir con él antes de que terminara el viaje.
Hyungwon le deseó suerte.
Eso era lo correcto.
Y sin embargo, deseó que la torrencial lluvia, no se detuviera y el viaje no tuviera de otra más que cancelarse.
Pero el viernes amaneció con un hermoso cielo azul, soleado y despejado, y eso casi deprimió a Hyungwon.
Y lo peor era, que no se trataba simplemente de Minhyuk (cabía la posibilidad de que Hoseok lo rechazara), Hoseok le mencionó, un día antes, cuando lo acompañó a su casa, compartiendo el paraguas de Hoseok porque Hyungwon olvidó el suyo, mientras la ropa del mayor giraba en la secadora, pues se mojó al cederle casi todo el espacio del paraguas a Hyungwon, que no le importaba tener a alguien. Empezar una relación.
Hyungwon se había forzado a sonreír, conformándose con ver a su hermano con una de sus enormes playeras que usaba por comodidad, ya que Hoseok no quería usar nada de su padre porque "olía a viejo".
Cenaron solos, sus padres aún no regresaban de sus trabajos, subieron al cuarto de Hyungwon, a Hoseok no le gustaban muchos los videojuegos, pero a Hyungwon sí, entonces jugaron un rato, hasta que Hoseok se cansó de perder y se lanzó a la cama de Hyungwon negándole un espacio.
- ¡Diosa Luna! - Jadeó Hyungwon. - ¡Eres pesadísimo! Un día haré ejercicio, me haré fuerte y te venceré.
- Sí, sí, lo que digas hermanito.
Hyungwon salió indignado del cuarto, Hoseok escuchó la puerta cerrarse, se acomodó bajo las sabanas boca abajo y metió las manos bajo la almohada. Encontró algo ahí, su hoodie, oloroso a su hermano, impregnado de todo tipo de sus feromonas; tristes, felices, preocupadas... excitadas. No parecía que Hyungwon lo haya lavado alguna vez. Hoseok dejó la prenda en su lugar, la puerta se abrió y luego un peso le cayó encima.
- ¿Estás dormido? - Hoseok invirtió sus lugares, Hyungwon no esperó ser atacado con cosquillas. Entre risas, intentó defenderse y alejarse. - ¡Ya, ya para!
Hoseok obedeció, miró a su hermano desde arriba, y ahí, debajo de él, Hyungwon, jadeante, le recordaba algo que vió en una revista que sus amigos de Estados Unidos le regalaron por su cumpleaños dieciséis y que escondía bajo su colchón, con mucha vergüenza.
- ¿Qué? - Hyungwon, relajó su cuerpo y su respiración se normalizó. Hasta que sin esperárselo, un rayo de nerviosa anticipación le recorrió el cuerpo al ritmo de su corazón acelerándose, la fija mirada de su hermano lo estremeció y su piel se erizó. Hoseok abrió los ojos en el instante que Hyungwon ladeó su cabeza mostrándole su cuello sin el collar, en un acto natural de sumisión.
Hoseok sintió un regocijo que no podría explicar, pues su olor no estaba influyendo en Hyungwon. Hoseok estaba orgulloso de poder controlarse.
- ¿Por qué te comportas así? - Preguntó el mayor con voz rasposa, Hyungwon cerró los ojos, los dedos de Hoseok rozaron la piel que se le exponía. - ¿Esto... te interesa?
Hyungwon abrió sus ojos, brillantes y suaves, miró a su hermano. - Sí. - Dijo con su voz omega. Aprovechó la baja guardia de Hoseok para quitárselo de encima y arrojarlo de la cama. - ¡Sí! ¡Lo hace, alfa tonto!
Y lo echó de su habitación. Hoseok se quedó quieto frente a la puerta de Hyungwon antes de deslizarse lentamente hacia el suelo.
La puerta separaba sus espaldas, ambos estaban... Sabían que estaba mal, que estaban mal. Debían dejar de pensar. No servía de nada. No importaba cuanto desearan cambiar lo que era incorrecto.
Hyungwon se lanzó a su cama. Apretó el hoodie entre sus brazos, ¿Al menos se le permitía fantasear? ¿Imaginar historias donde Hoseok y él no eran hermanos y le correspondía? Algo dentro suyo le aseguraba que sería de esa manera. Que lo era, y era...
Era tan tonto.
Hola c:
Regreso y cap nuevo después de dos años.
Soy terrible.
😔
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top