Capítulo 5
Todos estaban en un silencio absoluto, nadie podía decir nada, las mujeres con los ojos muy cerrados no querían ver lo que pasaba, mientras por otro lado Albus desvió la mirada, no quería ver cómo estaba cortando la felicidad la poca posibilidad de felicidad que podía tener su hijo... realmente era doloroso.
Harry estaba mirando todo de manera atenta, sin dejar de ver ese hilo el cual estaba simbolizando su lazo con el mayor, y por lo mismo fue el único que logro ver en ese instante el cómo ese hilo realmente pareció brillar fuertemente y el cómo las tijeras no pudieron cortarlo.
Albus, al sentir que no logro cortar con las tijeras, colocó su mirada delante de él nuevamente e intentó una vez más cortar el hilo, pero al igual que la primera vez no tuvo éxito.
- Curioso – susurro para sí mismo.
- ¿Qué ocurre profesor? – pregunta Harry, el cual estaba atento a todo.
- No puedo cortar el lazo - habla con claridad.
En ese momento las mujeres, las cuales escucharon lo último, se acercaron al mayor de forma tranquila para no alterar demasiado el ritual y McGonagall, la cual llego antes, tocó el hombro del mayor de forma desconfiada.
- Albus... ¿Qué pasará con ellos? – pregunta con miedo por el hombre que consideraba su hijo.
- El lazo no se rompe... todo seguirá como esta, no puedo hacer nada – habla preocupado y con lamento – no podemos cortar el lazo, si no lo cortamos el vínculo sigue... Severus quiere cuidar a Harry a pesar de que esto lo llegue a matar, él quiere ayudarlo – mira al chico para ver a Severus y en ese momento comenzó a recordar lo ocurrido antes de la guerra...
Estaban ambas personas en la oficina, en donde estaba tomando una taza de té junto a unas galletas de mantequillas, ambos estaban en un agradable silencio pero, en ese preciso momento, Albus ve como Severus cierra los ojos fuertemente y deja caer la taza que tenía en la mano.
- Severus ¿Qué ocurre? – pregunta preocupado colocándose frente a él - ¿la marca?
- Es Potter – susurra Severus por el sentimiento dentro de él.
- ¿Otra vez?
- Eso parece – suspirando y se apoya en la silla respirando de forma agitada.
Albus solamente le mira de forma preocupada, reparando con un movimiento de varita la taza, la cual estaba en el suelo, y la llena una vez más de té el cual ya estaba tibio y se lo entrega a Severus.
- Bebe un poco, te ayudara – habla suplicante.
Severus solamente asiente y toma la taza, tomando un poco de su contenido antes de entregársela al mayor una vez más.
En silencio pasaron unos minutos, en los cuales Severus se recompuso una vez más, y entonces Albus se sienta en su lugar y suspira levemente.
- Respóndeme algo – le mira de forma seria - ¿Por qué has aceptado ser el sacrificio de Harry?
Severus solamente suspira levemente y baja la mirada para tomar un poco más del contenido de su taza, mirando al mayor, y baja otra vez la mirada a la té, como si este contuviera las respuestas del universo.
- Al inicio, admito que fue por dos razones – comenzó a explicar – la primera era porque era solo un niño, yo podía sufrir cualquier daño y no quería que él soportara mi dolor; luego, cuando vi que sus ojos eran los mismo que los de Lily, quise protegerle, cuidarle, por eso fue que acepté, quería mantenerlo a salvo de todo – suspirando levemente y bajando la mirada.
- Comprendo, ¿pero no has pensando en revertirlo? – pregunta de forma seria.
- No lo he pensado y aunque lo pensara no lo haría, no quiero que nada le pase a Harry – habla con seguridad.
- ¿No? ¿Por qué no? – le mira de forma curiosa.
- Albus, ya han pasado al menos 5 años con él, he visto sus recuerdos con los Dursley y se cómo es, sé que no es James, sé que la guerra está en su máximo apogeo y no quiero que sufra. Lo amo Albus, realmente me he enamorado de él. – lo mira a los ojos para que logre ver su sinceridad – No sé si es por el lazo, si es por el... no lo sé, pero solo sé que quiero estar con él, quiero mantenerlo a salvo de todo, aunque eso signifique perder mi vida, mi alma misma...
- ¿Estás dispuesto a morir por él? – pregunta aun sorprendido por la revelación entregada.
- No solo le daría mi vida, mi alma, mi magia, mi todo, aunque este al borde de la muerte, lo protegeré...
Albus salió de su mente sin dejar de ver a Severus, ya podía comprender el porque no se cortaba el lazo y el porque jamás se cortaría. Severus lo estaba protegiendo, la poca magia, la poca energía, lo poco que podía entregar Severus, él estaba dispuesto a dárselo a su amado, a su Harry...
En ese momento, Minerva se acercó a Severus y logro notar como estaba ardiendo en fiebre y con una respiración demasiado agitada. Miró a la enfermera de forma preocupada, la cual al ver la expresión de la mayor comenzó a correr para llegar al lado del chico y comenzar a revisarlo.
- Debemos detener esto, ya no se cortó el lazo, debemos dejar el ritual, Severus está empeorando – habla alarmada.
- Si no lo hacemos morirá – habla angustiada la maestra.
- Si no lo dejamos, morirá ahora mismo. Esta magia le está haciendo daño, está desgastando su magia aún más rápido – explica.
- El lazo está absorbiendo la magia de Severus para mantenerse unido a Harry – analiza Albus con calma – salgan las dos ahora mismo – exige.
De inmediato se coloca en medio de ambas personas y lleva su mano al lazo, susurrando unas palabras las cuales nadie comprendió, pero solamente pudieron observar como el brillo del lazo disminuía, quedando solamente como lo que era la inicio, un simple hilo de color dorado.
- Harry – habla Albus de forma seria – debes quedarte al lado de Severus desde ahora, debes darle tu magia a diario – exige molesto.
- ¿Qué? No, ¡no quiero hacerlo! – exclama molesto – No quiero cuidar de él, quiero ser libre de responsabilidades, deberes, ser solo Harry ¿es tan difícil de comprender? – les mira a todos.
- Lo comprendemos Harry, pero igual compréndenos a nosotros – se acerca a el – No podemos cortar el lazo y si esto sigue Severus inevitablemente morirá entregándote su todo, su magia, sus energías, su vida misma – le mira a los ojos – solo quédate a su lado hasta que se recupere lo suficiente, solamente un tiempo, nada más – le suplica.
- Es lo último que te pediremos Harry – suplica igualmente Minerva – solamente es hasta que el despierte o encontremos una forma de que viva sin depender de ti, solamente eso, el seguirá siendo tu sacrificio, piensa en esto como una devolución por todo lo que el ha hecho por ti – le mira a los ojos, con sus ojos llorosos.
- Pero tengo una relación con Ginny, no puedo dejarla sola por cuidar del profesor Snape.
- No pedimos que la dejes solamente te pedimos que te quedes a su lado unos días, a lo mucho dos o tres semanas.
- Necesito pensarlo, por favor, necesito un tiempo para pensarlo.
- Por supuesto – trago de forma dificultosa Albus – tienes hasta esta mañana para pensarlo.
- Perfecto – en ese momento, se saca el hilo el cual estaba en su dedo y camina a la salida.
En ese momento las tres personas quedaron en ese lugar. Minerva, sin contenerse más, comenzó a llorar desesperada mientras la enfermera la abrazaba y dejaba igualmente caer unas lágrimas.
- ¿Por qué le has dejado ir? – susurra la maestra – debiste obligarle, lanzarle un Imperuis, lo que sea, pero que se hiciera responsable de Severus unos días, no era por el resto de su vida, ¡eran solo días! – termina gritando alarmada.
- No podía... - se acerca a Severus y le acaricia el cabello – no podía obligarlo a cuidarlo, no puedo obligarlo a hacerse responsable de algo que no quiere.
- Pero Severus... ¡¿quieres verlo morir?!
- Claro que no, es mi hijo – le mira serio – quiero que viva, pero quiero que sea feliz, el merece ser feliz.
- Sé que quieres eso, pero como será feliz si muere
- Encontrare la forma, lo prometo él vivirá...
- El lazo, ¿Por qué no se cortó? – pregunta ya un poco más calmada.
- Severus no lo permitió, el no permitió que se cortara, está realmente dispuesto a respetar la decisión de Harry, su corazón, alma y magia le pertenecen a Harry... él tiene la última palabra en la vida de Severus...
Luego las tres personas se acercan a Severus y le cubren una vez más, lo miraban de forma detenida, está pálido, con ojeras, realmente parecía muerto... sin evitarlo, Minerva una vez más comenzó a llorar, la enfermera igualmente se unió a ella y Albus toma la mano de su hijo.
- Lo lamento... no puedo hacerte feliz... no puedo cuidarte, lo lamento hijo...
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