Capítulo 1

"El hilo dorado del destino, un fino hilo dorado pero más resistente que cualquier otro, aún más que el hilo rojo. No todos poseen el hilo dorado, un hilo tan poderoso que siempre une a las parejas dando un vínculo de amor y protección.

El hilo tiene dos partes, uno de sacrificio y uno de alivio, en donde, gracias a su unión y amor, ambos encontraran la protección y la fuerza para vivir unidos

Al conocerse el sacrificio recibe el dolor de ambos, no solo el de el mismo, él es un recipiente para recibir todo el dolor que pueda llegar a tener su pareja.

Por otro lado el alivio, al tocar la mano de su destinado, alivia todo dolor que pueda tener, neutralizando de esa forma el dolor de los dos y transformándolo en alivio.

Su unión los hará fuerte, su separación causara dolor, solo ellos son dueños de su destino, aunque ten en cuenta, si tienes a tu hilo dorado, siempre terminaras con él a tu lado"

Ese era el pensamiento de Severus, recordando con calma los aprendizajes de su madre cuando él era pequeño, recordando cuando le hablaba de su destinado... un gemido y gesto de profundo dolor, no era de él, pues ya estaba casi muerto por las heridas causadas por Nagini, pero si sabía que ese dolor, era de su destinado; tenia que resistir un poco más, así su amado estaría bien durante la guerra.

Sabía que esta había terminado, pero sabía que su destinado estaba aún sufriendo, pues todo el dolor que el podía tener, lentamente se traspasaba a su ya maltratado cuerpo; huesos rotos, heridas, falta de sangre, veneno y el dolor de su destinado, realmente no sabía cuánto más podría soportar, pero lo haría, haría lo necesario para que su destinado, lograra sobrevivir con el menor dolor posible.

Otro gemido, otro grito de dolor y angustia, nadie venia por él, nadie sabía que estaba ahí con ese dolor dentro de su ser, nadie vendría a ayudarle...

Por otro lado, un chico estaba comenzando a despertar, no sentía cansancio, no sentía dolor ni molestias, no sentía nada; eso le extraño y comenzó a tocar partes aleatorias de su cuerpo, si, tenía sensibilidad, pero era extraño, era como si no sintiera nada de los golpes, heridas y demás de la guerra.

Sentía algo en su interior una magia poderosa, y cálida, no podía reconocer de quien era, pero sabía una cosa, esa magia era la responsable de que actualmente se encontrara mejor y eso realmente lo agradecía.

Lentamente se acomodó mejor en la cama, al no tener heridas ni molestias, podía descansar completamente del leve cansancio que sentía, y aunque fuera mínimo se acomodó una vez más en la cama, arropado por la magia que estaba a su alrededor.

Severus una vez más suspira, sus reservas de magia al mínimo, se sentía feliz su pareja estaba totalmente sanado y su magia se unió a la de el para restaurarla, casi muere, sí, pero era lo mejor, su vida comparada a la de su destinado no valía nada, suspiro una vez más, no sentía ya el dolor en sus heridas y su cuerpo estaba ya rendido, lentamente se apoyó en una de las paredes, le dolía todo, pero no podía moverse.

Harry despertó asustado, no sabía por qué pero sentía miedo, no comprendía el miedo que sentía, y mucho menos los nervios que tenía en su cuerpo, por eso intento una vez más relajarse sintiendo la magia extraña pero reconfortante a su alrededor.

Con sus ojos cerrados, comenzó a sentirse extrañado y un rostro se le vino a la mente... Severus.

En ese momento, se levanta rápidamente de la cama, siente una vez esa magia a su alrededor, en cada momento más débil, casi como si no tuviera energías... así que totalmente decidido comienza a vestirse rápidamente, al terminar de ponerse los zapatos, comenzó a pensar en donde podía esperar, pero en ese momento su mente estaba totalmente nublada de preocupación y por lo mismo comenzó a correr sin rumbo.

Pasados unos minutos, un recuerdo llego a su mente de su amiga un recuerdo totalmente claro y nítido, el cual, al recordarlo comenzó a sonreír.

En ese momento, levanto su varita con cuidado y cerró los ojos, lentamente comenzó a pensar en la persona que quería encontrar y en su preocupación por esa persona, en ese momento sintió como un pequeño hilo dorado de magia sale de su varita y le conduce por el castillo al destino al cual quería ir, su querido profesor de pociones.

Severus comenzó a despertar, sintió la magia de su destinado llamándole, y no sabía cómo hacerlo, pues la poca magia que le quedaba igual le decía que debía ir, así que con la poca energía que tenía en sus piernas, se levantó, lanzando gemidos de dolor a cada paso queda, y por lo mismo se apoyó durante todo el camino de la fría y mohosa pared, sus piernas temblaban por el esfuerzo, haciendo que perdiera el equilibrio en incontables ocasiones, realmente no sabía si podía continuar.

Corriendo desesperado, volteaba cada pared, bajaba escaleras como nunca, realmente no podía respirar por el gran esfuerzo mientras corría con todo lo que podía, casi caía más de una vez por todo y aun así no se rendía, llego a las puertas de la entrada y las abrió con rapidez mirando hacia afuera, la noche era algo fría, y sintió la brisa fresca en su rostro, aun así miro hacia donde el hilo de magia le había conducido y no logro ver bien a donde era, así que una vez más comenzó a correr como un desesperado por el lugar.

Casi lograba salir, solo quedaban unas escaleras y llegaría al lugar, y así lo hizo, con mucho esfuerzo comenzó a subirlas para lentamente llegar a la puerta principal de aquel lugar, miro la puerta cerrada e intento abrirla no lo lograba, realmente no tenía energías ya no solo temblaban sus piernas si no todo su cuerpo, ya no podía mas, miraba diversas manchas negras en todos lados, no podía mas, no sentía su cuerpo.

Miro a lo lejos y logro ver el lugar, la casa de los gritos, al saber su destino corrió aún más rápido de lo que había hecho anteriormente, no sabía de donde saco las fuerzas necesarias pero lo hizo, llego al lugar y rápidamente y casi sin esfuerzo alguno, logro abrir la puerta para recibir algo que no esperaba... un Severus Snape inconsciente en sus brazos.

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