Un nuevo comienzo
Título: LAZARUS II
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.
Parejas: sorpresa sorpresa.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Viene la continuación de Lazarus I, por lo que os recomiendo primero leer esa parte antes de adentraros a esta desquiciada historia. Como su homóloga, está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
UN NUEVO COMIENZO.
Laura Barton entró a la cocina, jalando consigo a la pequeña Lily que refunfuñaba toda llena de betún de pastel.
-Te dije que no juegues así con tu hermano.
-¡Pero él comenzó!
-Y ahora todos están llenos de betún.
-¡De colores!
-¿Puedo entrar? -Jane Foster se asomó por la puerta principal que estaba abierta, trayendo de la mano una pequeña niña a la que Lily corrió a abrazar.
-¡Lily, no!
-Ou, betún.
-Lo siento, Jane.
-Está bien, es su fiesta de cumpleaños, ¿o no?
-¡Siiiiiiiiiiiii! ¡Hola tía Janeeee!
-Lamentamos llegar tarde, esperábamos por Thor pero ya sabes...
-Pasen, pasen.
-¿Ése es mi regalo? -quiso saber la pequeña Barton.
-No habrá regalos hasta que tú y Daria Odinson se limpien las caras de betún.
-¡Aaaaaaaaahhhh! ¡Ven, Daria, vamos al baño!
-¡Sin correr! -Laura suspiró, negando- Tendré canas antes de tiempo.
-¿Es cierto que tienes a los mellizos? -preguntó de inmediato una curiosa Jane. Laura sonrió de oreja a oreja- Oh, no, ¿cómo lo lograste?
-Bueno, le dije a Tony que necesitaba tiempo libre a solas con sus dos soldados, que la maternidad podía ser agotadora. Además, era el cumpleaños de Lily y todo mundo estaría aquí, así que ningún villano sería capaz de poner un pie en la granja Barton tratando de robarse a sus preciosos hijos.
-No lo puedo creer. ¿Dónde están?
-Ven, justo también estaba por prepararles sus biberones.
En la sala comedor, sobre la larga mesa de madera, había dos sillas mecedoras cuyo diseño gritaba a todas luces Industrias Stark. En cada una, dos regordetes bebés dormían plácidamente, uno en mameluco azul y otro en rojo. Los hijos de la extraña y singular familia Stark -porque los otros dos apellidos Rogers y Barnes no cabían en el logo, así lo dijo Clint- que jamás habían salido de su fortificada Torre Stark desde que nacieran. Afortunadamente Laura tenían dotes de convencimiento y había podido llevarse los mellizos con Viernes ayudándole para que todos los demás Vengadores pudieran verlos al fin, entre otros invitados a la fiesta de Lily.
-Son hermosos -murmuró Jane, emocionada al verlos.
-Lucien, el de azul, y Percy el de rojo.
Sincronizados, los dos bebés comenzaron a despertar. Viernes habló, diciendo sobre el horario de comida. Laura se disculpó, corriendo a la cocina para ir a prepararles sus biberones, aunque tenía uno de los tantos robots de Tony ayudándole con eso mientras Jane sonrió al pequeño Lucien quien abrió sus ojos verde azules que le miraron extrañados, haciendo un puchero. La esposa del Dios del Trueno le tomó en brazos, canturreándole para calmarle. Percy abrió sus ojos castaños, bostezando y luego riendo. Laura volvió con los dos biberones, tomando a Percy entre sus brazos y tendiendo una mamila a Jane.
-Gracias, Jane.
-Son preciosos.
-¡Mami! -Lily apareció corriendo con Daria atrás- ¡Jugaremos a los Mutantes!
-¡Lily! -la señora Barton suspiró, mirando a Jane- Disculpa, tengo que controlarla o querrá hacer levitar la mesa del pastel.
-Corre -rió la otra mujer.
-Gracias -Laura se detuvo en la puerta, mirándole por encima de su hombro- Por cierto, Jane. No le he dicho a nadie de los análisis del hospital, ¿de acuerdo? Pero debes contárselo a Thor.
-Encontraré la oportunidad, gracias Laura.
-Somos amigas -sonrió ésta, desapareciendo tras su hija.
Jane meció al pequeño con el que se quedó, haciéndole caras y sonidos absurdos para que bebiera su leche. Cuando el bebé lo hizo, terminándose toda su ración, le acomodó para sacarle el aire y arrullarle de nuevo, admirando ese rostro tierno e inocente como el peculiar tono de sus ojos que su esposo ya le había comentado se debía a la magia de Asgard que usaron para concederle su deseo al Hombre de Hierro. Jane estaba acomodando de nuevo a Lucien en su silla mecedora cuando escuchó pasos, creyendo que sería el Dios del Trueno.
-Por fin llegas... ah... hola, Lyer.
La actual reina de las valkirias y hermana mayor de Thor, entró a paso firme. Jane siempre decía que si algún día le escuchaba decir una frase completa haría una bacanal en su honor. Una guerrera seria, de gestos adustos que gobernaba a sus valkirias con puño de hierro, vigilando los Nueve Reinos a nombre del rey de Asgard y hermano suyo. Lyer posó sus ojos en la mujer, luego en el bebé que gorgoteó con un bostezo, alzando una manita hacia ella, aunque la guerrera no hizo nada por tocarle o sonreírle.
-Su Majestad ya viene en camino, me envió para decírselo.
-Um, gracias.
El silencio incómodo se rompió con las risas del Dios del Trueno al aparecer por la puerta. Lyer se dio media vuelta, haciendo una reverencia al Asgardiano y desapareciendo de ahí. Jane sonrió, abrazando a su esposo con un beso en sus labios.
-Me alegra que hayas podido venir.
-No me podía perder el cumpleaños de la hija de mi amigo Barton. ¿De quién es ése bebé?
-Lucien Stark. Lucien, Thor Odinson.
Por un fugaz momento, la sonrisa del rubio vaciló al encontrar su mirada con la del infante, quien igualmente se quedó unos segundos callado. Otro nuevo bostezo interrumpió el contacto y los ojos del pequeño se cerraron en definitiva. Laura regresó con un igual durmiente Percy al que dejó sobre su silla respectiva, mirando con ternura a los dos bebés.
-Bienvenido, Thor.
-Gracias...
-Parece que mi esposo está sorprendido de ver a los pequeños Stark sin sus sobreprotectores padres.
-¿Quién habla de mis hijos?
-¡Tony! -Laura bufó alzando sus manos al techo- Te dije que podía cuidarlos.
Un sonriente castaño entró con bolsas de regalos que dejó sobre el sillón, saludando con un beso en la mejilla a las dos mujeres y un apretón de manos con un abrazo escandaloso al Dios del Trueno.
-Mis guapos soldados vendrán en un rato más, faltan más regalos y necesitaba de esos brazos fornidos para cargarlos. Agradezco el descanso, pero sabes que no puedo dejar a mis pequeños tanto tiempo sin mí.
-Están bien, acaban de comer.
-Hermosos.
-Thor apenas estaba conociéndolos -apuntó Jane con una sonrisa.
-Oh, oh, permíteme presentarte a los herederos de mi imperio -Tony se colocó detrás de la mesa y las sillas- Mi tímido pero caprichoso Lucien, y mi inquieto pero noble Percy. Los mellizos Stark. Hola señor del martillo. Hablo por ellos.
-Son... hermosos -coreó el rubio aún algo desconcertado.
-Oh, yo sé que son toda una sensación, por eso los cuido tanto. ¿Dónde está el cerebro de pájaro?
-Tratando de que los invitados no terminen con la fiesta -rió Laura- ¿Qué tal si te ayudo con Lucien y tú cargas a Percy para ir a ayudarle?
-Excelente plan, ahora veo quien lleva los pantalones en la Familia Barton.
-¡Tony! -rió Jane.
-Vamos, vamos, tengo ganas de pastel.
Todos salieron de la sala a la parte trasera de la casa. A lo lejos, en el claro cielo alto, Lyer flotaba con una mirada adolorida, notando al pequeño Lucien como a su hermano Percy. Junto a ella estaba otra presencia, una forma semihumana pero brillante, sin rostro o ropas, una entidad que esperaba por sus palabras amargas.
-Esto no fue lo que deseaba.
-Sin poderes, sin memorias, una segunda oportunidad. Vivirán llenos de amor con una familia que siempre cuidará de ellos. Mejor regalo no se te pudo haber dado, Lyer Odindottir -declaró Eternidad- Decidiste ser el receptor de las viejas memorias de un tiempo no pasado, guardiana del omniverso a cambio de que recuperáramos lo poco que quedó de las vidas que una vez fueron llamadas Loki Laufeyson y Peter James Stark-Rogers. Deseo concedido.
-El Tribunal Viviente tiene una justicia con sabor a hiel... pero lo acepto.
-Disfruta de esta nueva vida, reina de las valkirias. Ellos lo harán.
Eternidad desapareció, quedando Lyer a solas, escuchando las risas felices de todos aquellos héroes invitados a una sencilla fiesta de cumpleaños. Lucien y Percy Stark, hijos de Steve Rogers y James Barnes, anteriormente el Axis y el Corazón del Universo, sacrificándose para reconstruirlo todo, sin Alfa Draconis, Avalon de Pendragón o un Mensajero trayendo malos augurios. Ella se encargaría de que jamás nunca eso sucediera, tratando de protegerles de las desgracias que en una vida no recordaba los hiciera sufrir tanto. Ahora podrían ser realmente felices, y Loki como Peter, vivirían siendo hermanos mellizos sin el peso que anteriormente cargaron. Una segunda oportunidad con un matiz de alivio y tristeza.
-Sean felices -se despidió Lyer, retirándose.
FIN.
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Gracias muchas infinitas por haberme leído y comentado, estoy honrada de haber compartido tiempo y espacio con ustedes. Que los bendiga la Calabaza Gigante.
Miau!!!
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