Súplica
Título: LAZARUS II
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.
Parejas: sorpresa sorpresa.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Viene la continuación de Lazarus I, por lo que os recomiendo primero leer esa parte antes de adentraros a esta desquiciada historia. Como su homóloga, está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
Libro VIII. El Libro de la Guerra.
Súplica.
"El valor es el resultado de un grandísimo miedo." Ferdinand Galiani.
"Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir... Los valientes ni se enteran de su muerte." Julio César.
"Es valiente el que teme lo que debe temerse, y no teme lo que no debe temerse." Leon Tolstoi.
Había enterrado el cuerpo de Francis dentro de una roca que partió, hizo un hueco del tamaño de su puño y luego cerró para enterrarla de vuelta en el lodoso suelo de aquel páramo vacío por donde deambularan las almas en pena, esperando su juicio para dirigirse a uno de los niveles del Inframundo. Luego se sentó sobre esa misma piedra, contando pacientemente los minutos antes de ver salir una estela verde acompañada de relámpagos y sonreír de mala gana, dejando caer su cabeza entre sus brazos apoyados en las rodillas. Ya solo faltaba un ligero detalle, pero era cosa de nada y al mismo tiempo, lo era todo para Wade. Había hecho tantas cosas en su vida altamente cuestionables, ambiguas, traicioneras o en secreto que no recordaba algo que fuese enteramente honesto, brutalmente abierto. Estaba cansado ya de ello. De esas vueltas y vueltas que su vida le había puesto a correr durante todo ese tiempo desde que un día, una noticia le trajera el anuncio de un cáncer y con ello, a la Muerte.
No había ya tiempo para lamentaciones de su parte, no había tiempo ya para el universo, de hecho. Todo estaba llegando a su fin, en buena parte de la manera en que todos ellos, esas motitas escabrosas del caos llamadas Alfa Draconis junto con la Muerte, deseaban para el resto de los seres vivos que habían gozado de eones de existencia saludable e ignorante de los orígenes reales de aquella holgazaneante vida llena de excesos como hermosos momentos. Deadpool extrajo su último artefacto mágico robado desde hacía tiempo a Thanos para un día cómo ese, en el cual necesitara con tanta urgencia desahogarse con alguien. Miró con cariño aquel astrolabio mágico de los elfos de Alfheim que una vez hicieran en antiquísimos tiempos para visitar Avalon, donde sus parientes vivían pacíficamente al lado de la poderosa familia de Anmore Pendragón mejor conocido como el rey Oberón... título que iría pasando de generación en generación hasta que Bor de Asgard tuvo algo que decir al respecto.
-Aquí vamos.
Pulsó el botón que activaba el mecanismo del astrolabio, moviéndolo mecánicamente con un sonido agradable, una música tenue mientras iba ganando brillo hasta formar un halo dorado sobre su mano a modo de espejo portal por el cual miró el lamentable estado de Avalon. Suspiró buscando con la mirada la figura que halló encaramada sobre una columna rota, vigilando que ningún demonio volador siguiera con vida. Tenía ese traje conocido hecho jirones con algunos serios rasguños, pero seguramente el suero de Steve Rogers corriendo por sus venas como el Extremis de Tony Stark harían maravillas al respecto. Nada que temer de ese pequeño niño que le enseñara que aún había cosas buenas por salvar al universo, la respuesta a la gran incógnita aparecida en su vida desde hacía tiempo y por la cual había movido, literalmente, el universo entero.
-Peter -llamó con una voz que se le antojó temblorosa, ahogada.
El adolescente casi respingó al escucharle, buscándole con la mirada al quitarse el casco, hasta dar con aquel espejo portal flotando no lejos de él y al cuál se acercó lleno de rabia. Lo sabía, se dijo el mercenario con el corazón estrujado, más las explicaciones iban a quedar muertas como el Hel mismo porque ya no había tiempo. Solamente quedaban tirones del mismo para darle la oportunidad de asegurar el futuro de todos. Wade le sonrió, sin su máscara conocida, mostrando su rostro quemado ante el chico que golpeó el espejo sin causarle daño al ser una mera ilusión de carácter comunicativo élfico.
-¡TE ODIO! ¡TE ODIO!
-Lo sé, tesoro.
-¡ERES UN MALDITO DESGRACIADO! ¡JUGASTE CON TODOS NOSOTROS!
-¿Para qué te lo niego?
-¡ERES UN MONSTRUO QUE ODIO!
-¿En verdad me odias tanto, dulce Peter?
Éste llenó de puñetazos su vista. Wade tuvo que esperar hasta que las energías adolescentes del joven Stark-Rogers terminaran y pudiera escucharle sin maldecir a cada palabra.
-No llores.
-¡Me mentiste!
-Creo que todos hemos estado diciendo mentiras, primor.
-¡Tú estabas desde un principio con los Pendragón!
-... tal vez.
-¡TE ODIO WADE! -lloró Peter, rechinando sus dientes- ¡TE ODIOOO!
-No, no lo haces. Solamente estás adolorido por todo lo que estás enterándote. Quisiera decirte que va a acabar pronto, más acaba de comenzar, mi niño. Se pondrá peor.
-¡¿Qué...?!
Wade rió tallándose un ojo. -Escucha, te voy a contar una historia, presta atención por última vez, aunque no lo merezca, mi pequeño Peter. Sólo escucha, ¿de acuerdo?
"Yo tenía en algún lado el discurso ya escrito, pero creo que lo perdí en el viaje, mira que llevar al rubio a buen puerto no fue tan fácil. Francis ya no está, lo digo porque seguro pensarás que lo he asesinado lo cual, de cierta manera, es verdad. Ahora, estoy echando a perder tu paciencia, por lo mismo, apuraré mi discurso improvisado que no tiene coherencia más mucha sinceridad. Porque te lo mereces, lindo hermoso... Yo... ¿cómo comienzo? Quizá diciéndote que es verdad todo lo que piensas ahora de mí, no voy a refutarte nada porque todo será verdad, yo sé de mi propia naturaleza de la cual me he mofado hasta el cansancio, pero hoy, en estos momentos, los chistes van a tener que esperar porque estamos llegando al final, Peter.
Estuve lleno de odio mucho tiempo y eso me llevó a cometer enormes errores, pero trataba de hacerlo no para dañar a alguien sino para castigarme. Buscaba mi fin que jamás llegaba, no hubo nada en esta vida que me llamara la atención como para decidirme a reformarme por completo. Vino el Ragnarok... que ayudé a causar. Sí, sí, tuve parte en ello. Como dije, odiaba a medio planeta y tres cuartos del universo. Luego te encontré. Nunca te lo dije, Peter querido, pero escuchar tu risa, ver tus pataletas o limpiar tus lágrimas trajo algo en mí, algo extraordinario. Una sensación de que había encontrado por fin a un dios entre mortales que me llenaba de eso que llaman felicidad, paz, amor... todas las bendiciones del paraíso atrapadas en un mocoso llamado Peter James Stark-Rogers. Al que por mis errores le había jodido la existencia.
Me dije a mí mismo, hey, ¿qué carajos Wade? Algo más o menos en ese tono. No podía permitir que algo tan sagrado fuese arrebatado por las garras de esos malditos dragones del caos. Así que puse en marcha un plan para salvarte. Sé que dirás que no pensé en todos los demás, pero déjame acabar mi cuento corto hecho largo para que entiendas el por qué me enfoqué únicamente en ti y solamente en ti, lindo hermoso. Causaste tal impresión en mí desde aquel primer día que, juro por mi madre o lo que sea más respetable en esta asquerosa persona mía, cuando regresé a mi madriguera me tumbé a llorar como ya no lo había hecho desde hacía... ¿mil años? Entre el caos y la desesperanza había yo encontrado un tesoro invaluable que además reía para mí, me regalaba a escondidas comida, abrigo, me contaba sus historias como si yo las mereciera. Me salvaste, Peter."
Deadpool sollozó, pero rió luego, alzando su vista a un cielo cubierto por estalactitas.
-¿Recuerdas las historias de Uther? Ahora ya no está, porque ha dado el último gramo de su ser para mantener oculta Avalon hasta el último momento, el más crucial de todos. Me desvío. Tú sabes mejor que nadie que Arturo sacó la espada de la piedra y se convirtió en el Rey de Camelot. Bla bla bla. La cuestión en esto, mi cielo, es que Excalibur siguió por ahí su misión original, aquella del juramento de los Caballeros de la Mesa Redonda. Excalibur tiene voluntad, Peter. Pero una espada sin una mano que la empuñe no puede hacer mucho, pierde filo y al final es posible romperla. Tú serás el nuevo Arturo de Camelot. Tú empuñarás Excalibur una vez más y harás lo que es correcto. Al principio de mis planes no contemplaba esto, sin embargo, todo desembocó en tu persona tan bella, pura y fiel a sus principios. Eso te hace digno de la espada y su poder. Tener a Excalibur implica responder una sola pregunta, tesoro mío, la más relevante de todas, aquella que decidirá si este final será eterno o habrá una segunda oportunidad. ¿Entiendes ahora por qué me enfoqué solo en ti? Y esta es mi petición última, Peter. Cuando llegue ese momento, cuando tengas a Excalibur entre tus manos y por el Santo Grial se te haga la gran pregunta. Quiero, ruego, te suplico, que pidas algo que a TI te haga feliz. No algo para Tony, no algo para Steve, no algo para mí. Lo que tú desearías con todo tu corazón porque consideras que sería la respuesta más correcta. No temas, mi cielo, porque tu deseo será lo correcto y así patearás esos malnacidos traseros.
-P-Pero... -el adolescente le miró confundido con un labio tembloroso y ojos vidriosos.
-Elije para ti, desea para ti. Y todo estará bien, mi pequeño.
-Wade... e-espera...
-No tengas miedo, Peter. Recuerda, los caballeros superan sus temores y así protegen a los más débiles.
-¡Wade!
-El saldo de mi llamada se ha agotado -bromeó con una sonrisa quebrada el mercenario- Gracias por hacerme sentir vivo de nuevo, por enseñarme que, a pesar de toda mancha, yo podía ser capaz de volver a amar.
-¡WADE!
La mano enguantada estrujó el astrolabio hasta dejarlo hecho polvo, desapareciendo aquel espejo portal sin dar tiempo a una despedida que le rompería el corazón. Deadpool aulló antes de echarse a llorar, con las manos cubriéndole el rostro y luego dándose de golpes en las mejillas, poniéndose de pie como rayo, saltando alrededor al tiempo que se podía su máscara. Estiró sus brazos, hizo círculos con ellos, moviendo rítmicamente sus piernas. Por último, talló las palmas enguantadas.
-Chimichangas a mí.
Como si alguien le hubiera escuchado, todo a su alrededor gradualmente cual manto ocultando aquel páramo, dejando solamente un camino frente a él que terminaba en la figura por demás reconocible de la Muerte. Wade silbó, haciendo gestos ridículos al saludarla, buscando en todos sus bolsillos algo que no encontró.
-Cariño, olvidé las flores.
-Me esperabas.
-Amor, amor, siempre se espera a la Muerte. Más cuando te la coges.
-No pareces muy preocupado.
-Am... sí lo estoy, verás -el mercenario se fue acercando- Tengo miedo de que vayas a cortarme las bolas por haberle hecho daño a tu niño consentido don Heraldo de la Noche. Juro, Muerte preciosa linda exuberante y vengativa, que lo hice sin querer. Es que ya me había sacado de quicio ese Sigfried con su cantaleta de sacar a su familia como si yo fuera la Cruz Roja Internacional.
-Estás exonerado.
-¿De verdad?
-Sigfried necesitaba calmarse.
-Y mira que lo hizo. Pero bueno, uno queda preocupado de que la amante se moleste porque le ando perjudicando la belleza a uno de sus dragones. Conste que yo no sabía que una Gema del Infinito pudiera lastimarlo así. Vamos, yo solo robé el Ojo de Agamotto al manos de Parkinson para ver eso del tiempo. Nadie me dijo que el tiempo mismo es la muerte de un Pendragón. Ops. ¿Lo dije muy alto? Qué bueno que ya eliminaste las Gemas. Fiu.
-Deja tus juegos, Winston.
-Wade, Wade. Mi nombre, mami.
-¿Dónde está el mocoso?
-Pues eso sí que no lo sé.
-¿Necesito leerte esa cabeza tuya una vez más?
-Wo, wo, tranquila, amor. ¿Qué te pasa, eh? ¿Andas en tus días?
-¿Dónde está el mocoso?
Wade comenzó a canturrear, bailando de forma ridícula, más acercándose a la Muerte quien no le quitaba la vista de encima.
City of stars
Are you shining just for me?
City of stars
There's so much that I can't see
Who knows?
I felt it from the first embrace I shared with you
Muerte solamente se giró sobre sus talones en una media vuelta, dejando ver a una Hela que se materializó en esos instantes, trayendo consigo un espíritu que sacudió como si fuese un muñeco, quitándole los restos de cenizas como piedra helada en el que había estado confinada. Deadpool se quedó quieto, aunque no dejó de canturrear, sintiendo los latidos de su corazón en los oídos cuando notó quien era el alma en las garras de la soberana del Hel que se agitó, despertando de su sueño eterno. Muerte miró de reojo al mercenario con una sonrisa burlona, tronando sus dedos. En ese momento, Vanessa Carlysle se irguió, poniéndose de pie y abriendo sus ojos. Miró alrededor como su cuerpo translúcido con horror antes de levantar la vista, encontrando prácticamente frente a ella a un Wade sereno, caminando hasta donde ella, extendiendo una mano para invitarle a bailar.
City of stars
Are you shining just for me?
City of stars
There's so much that I can't see
Who knows?
I felt it from the first embrace I shared with you
Vanessa sonrió, tomando su mano bajo la mirada curiosa de Hela quien se volvió a una imperturbable Muerte, dejando que bailaran con la mujer fantasma respondiendo a la letra de la canción que Wade murmuró.
That now our dreams
They've finally come true
City of stars
Just one thing everybody wants
There in the bars
And through the smokescreen of the crowded restaurants
It's love
Yes, all we're looking for is love from someone else
Bailaron como si no hubiera pasado el tiempo, riendo y dando vueltas sin sentido, cantando al mismo tiempo, incluso correspondiendo besos robados a una máscara, a un aire frío plásmico carente de vida. Hela arqueó una ceja, pues si bien Deadpool estaba usando una máscara, para ella le eran claras sus lágrimas corriendo por su rostro, ahogando algunas palabras de sus cantos. Muerte únicamente observaba, dejándoles hacer, aunque una de sus manos se movía al aire como si estuviera escribiendo algo. La oscuridad alrededor se fue, mostrando en su lugar del páramo original donde estuviera Wade, un hermoso paisaje florido, de campos verdes con un cielo de una noche joven cuyas estrellas comenzaban a brillar, incluso un aire perfumado y fresco les envolvió. La reina del Hel estaba por preguntar cómo se había logrado eso cuando notó a lo lejos la silueta responsable, entendiendo al fin lo que Muerte haría.
-Tú sabes que ésta no es nuestra canción, ¿verdad amor?
-Puede serlo... podemos comenzar de nuevo.
Wade rió, deteniéndose y tomando las manos de Vanessa.
-Podría ser.
-Entonces hagámoslo.
-Las estrellas pueden volver a brillar para nosotros... y...
-Okay, ya te divertiste, Muerte. ¿Qué se supone qué haga?
Su respuesta fue un aparato que apareció en las manos de Muerte y produjo un escalofrío en el mercenario al verlo. Algo que le había pertenecido a Galactus, muy temido como codiciado por quién sabe cuántos seres cuando el universo fue otro. El Nulificador Supremo.
-Úsalo en ella.
-¿Qué...?
-Si lo haces, perdonaré la vida del mocoso, por haberme quitado el Ojo de Odín.
-¿Para qué necesitas...?
-Hazlo.
-No -Deadpool soltó las manos de Vanessa alejándose de ella, pero acercándose a Muerte- Esto no.
-¿Quieres muerto al mocoso?
-Es que...
Muerte le tendió el Nulificador a Hela quien lo tomó, apuntando hacia una temblorosa Vanessa. Wade se interpuso, pero algo parecido a un tentáculo le jaló por la cintura, lanzándolo lejos. Gritó con todas sus fuerzas al ver desaparecer para siempre a Vanessa, cayendo sobre el páramo que volvió a su tétrico paisaje. Un dragón humanoide avanzaba pesadamente hacia Muerte, cuya risa apagó su lamento que pronto se volvió en un jadeo de asombro cuando las garras de Muerte tomaron a una desprevenida Hela, arrancándole el corazón. El Alfa Draconis lo recibió entre sus manos, murmurando con un canto antiguo sobre éste, soplando luego. Un dragón brotó del cuerpo inerte de Hela, devorando el corazón en las manos de aquel archimago con cuencas de los ojos vacías, llenas de una negrura que se volvió al mercenario, extendiendo su mano hacia él.
Correr, huir, esconderse era inútil ante Myrddin Pendragón.
Deadpool terminó estampado ante los pies de la Muerte quien ladeó su rostro, observándole como si no le conociera de tiempo atrás y no hubieran sido amantes. Las garras del Alfa Draconis se clavaron en la nuca de Wade, atravesando su máscara para levantarle en vilo. Era muy alto en esa forma, los pies del mercenario bailotearon en el aire. Aun así, canturreó de nuevo aquella canción, mirando como si no estuviera en agonía a Muerte. Gritó de improviso al sentir como le era arrancado el contra hechizo de Lazarus, mismo que había esperado usar cuando Muerte tratara de atacarle y así ponerle fin a su existencia al no poderle resucitar como estaban haciéndole con prácticamente todo el universo para crear dragones zombies a su servicio. Había tenido un ligero fallo al no contar con que Muerte llamara al archimago Pendragón para hacerle semejante treta, sin embargo, aún podía hacerse del Nulificador si se zafaba de las garras de...
-¡AGH!
-Siempre me complaciste, Wade. Incluso al morir.
Caer muerto era algo familiar en él, pero la sensación ahora tuvo otro sabor muy distinto. Más amargo, menos esperanzador. Wade pudo percibir claramente en alguna parte de su mente o de su alma que no habría retorno alguno mientras era devorado vivo por un feroz Myrddin. Parecía perro hambriento, así que el mercenario se permitió una última risa, levantando el dedo medio de una de sus manos aún funcionales hacia Muerte antes de que los colmillos del Alfa Draconis se enterraran en su cráneo, trozándolo. No le extrañaba para nada aquella forma de Muerte para deshacerse de él, de tratar de obtener alimentando al archimago la ubicación de Peter. Algo que no iba a suceder porque ni siquiera sabía dónde estaba, nunca nadie lo supo más que Uther Pendragón y él ya no estaba más para ser experimento de confesión forzada.
City of stars
Are you... shining just... for me?
City o-of... stars
You... never shined so... so... b-b-brightly...
Myrddin se relamió sus dedos con una lengua bífida, sintiendo como la vida que había absorbido hacía su regeneración más acelerada. Levantó su hocico hacia Muerte quien reía complacida, acariciando el hocico de una Hela dragón a quien señaló para que subiera sobre ella, palmeando sobre aquel cuello ancho con escamas cuales hojas de jade brillantes pese a ninguna luz cayendo en ellas. El archimago no se negó, trepándose de un salto y recibiendo el Nulificador, tomando ahora una forma más humanoide, un rostro agradable con largos cabellos rubios con mechones castaños en las sienes, pero sus ojos siguieron oscuros a falta de los verdaderos. Muerte le había dado unos provisionales, mismos que se perdieron cuando la explosión en el cuartel de los Vengadores bajo tierra. Pero no los necesitaba para su misión, menos cuando ya no quedaban espacios en todo el omniverso donde esconderse.
-Lyer buscará al niño. Tú sabes bien a dónde ir.
-Es claro como el agua.
-El Mensajero ya se dirige hacia donde la bruja. Lo logramos.
-Lo logramos.
-Vuela, Myrddin. Todo regresa a su verdadero origen.
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