Resurrección

Título: LAZARUS II

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.

Parejas: sorpresa sorpresa.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Viene la continuación de Lazarus I, por lo que os recomiendo primero leer esa parte antes de adentraros a esta desquiciada historia. Como su homóloga, está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



Libro VIII. El Libro de la Guerra.

Resurrección.


"Las heridas que no se ven, son las más profundas." William Shakespeare.

"¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que sólo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños." Carlos Ruiz Zafón.



-Ssshhh, sshhh todo va a estar bien.

Thor apretó contra su pecho al pequeño Loki mientras corría cual desesperado por los intricados caminos de lo que era un Jotunheim falso, evadiendo estacas de hielo que de manera improvisada salían por entre las columnas de roca congelada intentando partirles en dos. El ojiverde estaba manchado de sangre, pero no era suya, pertenecía al Hijo de Odín quien había entablado una primera pelea contra la Valkiria de la Desesperanza en una forma un tanto improvisada cuando salieron de aquella mazmorra y le vieron frente a ellos. El Asgardiando había enfrentado innumerables enemigos para decir sin mentir que Laif era extremadamente fuerte como versada en los estilos de pelea más refinados. Quizá eones de tiempo bajo la tutela de Hela le hubieran dado esas características, no lo sabía, lo único que tenía por seguro es que deseaba arrancarle la cabeza y quedarse con el pelinegro para hacerle quien sabe qué cosas por haberle desobedecido.

-T-Tengo miedooo...

-No va a pasar nada, Loki.

-¡Pero el cuerno va a sonar!

Un escalofrío recorrió la espalda del rubio al escucharle, ya habían probado en carne propia lo que sucedía cuando ese terrible y ronco rugido del cuerno resonaba dentro del cubo, dando paso a más de un horror en unas formas irreconocibles para Thor más para Loki parecían ser cosas que en su vida hubiera experimentado, algo que usaba la Valkiria de la Desesperanza para volverle loco o algo peor. Mjolnir les había salvado del primer encuentro más ya no estaba tan seguro que un segundo fuese a ser una victoria para ellos. Laif era extremadamente cruel y el tiempo se agotaba. Mientras huían por esa serie de cavernas y valles profundos, el guerrero comenzó a escuchar una música, muy tenue con un ritmo increíblemente lento pero que hizo su corazón latir aprisa. La apertura del Cubo del Infinito estaba comenzando a cerrarse, necesitaba que el ojiverde recordara.

-¡Thor! -una manecita señaló en el cielo relampagueante donde avistaron una figura.

-Ssshhhh.

Cubriéndole con los pedazos de su capa, el Hijo de Odín buscó un refugio más o menos seguro donde atajarse y no ser vistos por ese espectro verdugo al servicio de Hela.

-Tranquilo, Loki -tomó el rostro del tembloroso niño que hipeó sorbiéndose la nariz- Vamos a salir de aquí tal y como te lo prometí.

-¡Tú no eres el Héroe del Trueno!

-Sí lo soy.

-¡Solo existe en mi cabeza!

-No, Laif te mintió. Ella no es tu hermanita. Soy real, y he venido por ti.

-¡Soy un monstruo!

-No, no, eres Loki... mi Loki.

-¡Mentira! ¡Mentira! ¡¿Por qué me dejarías aquí si fueses el Héroe del Trueno?!

No pudo responder a eso, tanto porque no encontró las palabras certeras como por el sonido del cuerno haciendo vibrar todo. Las paredes de hielo fueron mutando a rocas negras putrefactas. El pelinegro gritó con todas sus fuerzas, escondiéndose en el pecho del Asgardiando quien se puso de pie una vez más para correr buscando un sitio que le sirviera de protección contra las amenazas que estaban por caer. Deseaba poner a salvo en algún hueco a Loki para luchar contra la Valkiria de la Desesperanza sin problemas. Tenía que vencerla a como dé lugar o la música iría más aprisa. Tiempo, ya no tenía tiempo. Un golpe en su espalda cortó sus apuradas cavilaciones, haciéndole perder el equilibrio como la consciencia. Tanto él como el pequeño rodaron por una pendiente pedregosa hasta terminar en un charco de lodo negro con raíces.

-¡THOR! ¡THOR!

Laif aterrizó a un lado con un pesado golpe, apuntando su pesada y filosa espada hacia el ojiverde al tiempo que entrecerraba sus ojos.

-Esto os pesará, pequeño traidor.

-¡No le hagas nada! -chilló Loki abrazándose al inconsciente Asgardiano.

-Habéis desobedecido mis órdenes.

-¡Yo no lo traje ni hice nada! ¡Él llegó solito!

-Ahora ambos vais a sufrir.

-¡HERMANITA POR FAVOR NO LO HAGAS PROMETO SER UN BUEN NIÑO POR FAVOR NO LE HAGAS DAÑO!

-¡A callad!

La valkiria se aproximó a zancadas al charco, esgrimiendo su espada. Mjolnir brilló por debajo del cuerpo del guerrero quien aprovechó su cercanía, cortando la armadura que protegía su pecho de un solo tajo, más no alcanzó su cuerpo. El movimiento hizo rugir de rabia a Laif, alejándose de un salto, viendo esa parte de su armadura caer, dejando solamente la piel de cuero rasgada que protegía su pecho plano. Rechinó sus dientes, levantando en alto con una sola mano esa gruesa y pesada espada mientras que Thor le apuntó con Mjolnir, alejándose del charco para no lastimar a Loki con la pelea, quitándose de un tirón su capa que dejó caer sobre el niño a modo de abrigo, haciendo una señal para que se alejara lo suficiente. La música tuvo un ritmo más apurado, aunque seguía siendo pausada. Tiempo, tiempo, tiempo.

El primer golpe vino del Hijo de Odín aprovechando una curva en el vuelo de la espada, golpeando ésta contra el pecho de la adolescente fantasma que retrocedió sorprendida antes de recuperar el paso y volver contra él, intercambiando en movimientos de tijera ataques con el Dios del Trueno, ambos mirándose a los ojos con determinación, uno de los dos iba a morir ahí. La curva del hacha atrapó el mango de la espada de la valkiria, tirando de él para hacerle girar en el aire y patearla con todas sus fuerzas contra los deformes árboles que al fin Thor reconoció como una planicie de Svartalfheim que una vez visitaron cuando fueron unos mocosos probando su valor como guerreros e hijos del Padre de Todo. Ahí encontraron unas bestias que atemorizaron a Loki y motivo por el cual regresaron sin terminar su misión. Volstagg y los demás se quejaron, pero el Asgardiando no dijo nada al ver la expresión de derrota en su hermanito.

-¡Siempre le tuvo miedo a los monstruos enormes que se parecieran a los Gigantes de Hielo! -rugió acercándose a Laif- ¡Deja de torturarlo, maldito espectro!

Con un salto en arco le cayó encima, partiendo su hombrera y recibiendo a cambio una patada que lo estampó en el suelo, levantándose a tiempo antes de que la espada de la valkiria le alcanzara el cuello. La hoja silbó en el aire con las maldiciones de Laif acompañándole, a veces avanzando otras retrocediendo cuando los martillazos de Mjolnir hicieron temblar su puño al no resistir por completo esos embates. Unas garras tocaron la mejilla del guerrero, quien le devolvió el gesto con un puñetazo directo a su mandíbula. Ninguno de los dos se movió de su lugar pese a la diferencia de tamaño pues Laif apenas si le llegaba por encima del codo al Dios del Trueno. Las bestias que llegaban con el llamado del cuerno al fin les encontraron, pero terminaron siendo armas arrojadizas de ambos contendientes. Thor aprovechó el enorme cuerno de un monstruo que enterró en el suelo al verlo hueco, alcanzando a Loki por las ropas para echarlo ahí.

-¡No salgas de este sitio!

Tomó la cinta de la parte inferior de su martillo para hacerlo girar, cruzando camino con los aguijonazos de la espada de la Valkiria de la Desesperanza, haciéndola retroceder como a su bandada de monstruos, empezando a dejar plano el terreno al destruir con ellos parte del paisaje. Algo parecido a una enorme como dura escama le sirvió de escudo, buscando ahora él rebanarle la cabeza a la fantasmal chica, pero solamente rozándole apenas sin que ésta desviara su mirada de él cual depredadora esperando por el momento ideal. No se lo concedió, acorralándola entre dos colinas rocosas hasta que ella voló fuera del hueco, siendo perseguida por el Hijo de Odín. La música que aparentemente él solo podía escuchar sonó ahora alegre porque adquirió mayor ritmo.

-¿Qué os ocurre, bastardo Asgardiano? -escupió Laif- ¿Vuestro truco está por desaparecer?

-Tienes dos caminos, Valkiria de la Desesperanza, dejarnos ir o morir aquí dentro.

-¿Por qué no mejor vos como mi alimento eterno?

Mjolnir se cruzó en el aire con la espada gruesa, retumbando en el cielo con relámpagos que abrieron huecos en el cielo. Loki gritó al ver aquello, protegido sin embargo en aquel hueco del colmillo, aferrándose a los trozos de capa roja y sucia de Thor. Ambas armaduras quedaron maltrechas y sosteniéndose a duras penas en el salvaje intercambio de golpes, llegando al suelo donde los puños como las patadas vinieron a unirse al fuego de la pelea. El Dios del Trueno no perdió la paciencia, sabía que la base de movimientos de Laif era de las valkirias, lo conocía por Sif y por las propias guerreras al servicio de Odín junto a las que luchó más de una vez. Destellos brotaban tanto del martillo como de la hoja al chocar furiosamente entre sí. Hubo un grito, proveniente del ojiverde cuando la hoja de hacha del martillo cortó en dos desde la cabeza a la valkiria.

-Se acabó -dictó el Asgardiano.

-Os contradigo -habló con suma tranquilidad Laif.

Su espada alcanzó el hombro del Dios del Trueno, casi a punto de arrancárselo sino fue porque éste se echó a tiempo hacia atrás. La valkiria se le fue encima con un par de cortes más y una patada en su quijada con vuelo que lo lanzó lejos. Laif escupió, con el cuerpo comenzando a unirse como si fuesen hebras negras que cobraran vida, clavando su espada a medio camino hacia el rubio a quien tomó por los cabellos, haciendo que brotara un árbol cuyas ramas lo alzaron para ella, formando una T con sus brazos estirados y sus pies tirados por las raíces. Garras filosas atacaron el cuerpo indefenso de Thor quien solamente gimió buscando zafarse, pero únicamente escuchando un par de huesos fracturarse cuando las ramas como las raíces se enredaron con mayor fuerza en sus extremidades. El castigo se detuvo, con la chica mirándole con odio, alejándose al tiempo que le dio la espalda, jadeando pesadamente y dejando que su cuerpo terminara de unirse.

-Parece que vais a tener el mismo destino de vuestro patético padre -le dijo a modo burlón sin verle- Lo merecéis sin duda alguna.

-Tú... padre...

Laif rió desganada. -¿Qué os ocurre, Hijo de Odín? ¿Vuestros pensamientos no terminan de asimilar lo que veis? Quizá os pueda ayudaros un poco. Decidme, Asgardiano, ¿es que aún no me habéis reconocido?

El guerrero frunció su ceño sin comprenderle, levantando su cabeza con un corte en la sien que sangraba, parpadeando para enfocar.

-Permitidme aclararos la mente.

Ella se sacudió como si de pronto fuese a sufrir una convulsión, ante los ojos atónitos de Loki como los de Thor, el cuerpo de la Valkiria de la Desesperanza se transformó en un delgado pero fornida masa llena de escamas doradas y platinadas con una cabellera rubia casi platinada, con un par de ojos verdes y una larga cola coronada por púas negras como las garras que se agitaron al aire una vez completada la transformación que dejó mudos a sus testigos.

-Os advertí que soy invencible. Soy una Pendragón, Hijo de Odín. ¿Aún no podéis decir mi verdadero nombre? Es buena hora para contar verdades.

Laif se giró, clavando sus ojos dragonescos y verdes en el Asgardiano. El pequeño niño apenas si se asomaba por el hueco de su cuerno, apretando la manta del Asgardiano entre sus manecitas temblorosas.

-La cuna que vos ocupasteis me perteneció, el trono que tanto os encantaba había sido para mí. Yo fui criada entre vuestras poderosas valkirias, orgullosa de la sangre que corría por mis venas -estiró sus brazos escamados, mirándolos- Pero a mi padre no le proporcionó orgullo alguno, me hizo ir a una guerra donde me dejó a mi suerte, tuvo miedo de mancharse las manos con mi sangre. Así que permitió que vuestros enemigos me masacraran, arrancaran mi armadura y ropas, violándome una y otra vez hasta que perdí el sentido más eso no los detuvo. Me cortaron mis incipientes pechos, rompieron casi todos mis huesos, me orinaron encima, me escupieron. Luego fui puesta como banquete para arpías, mientras llamaba con las pocas fuerzas que me restaban a mi padre, ese padre del que os sentís tan orgulloso, a mí me dejó morir porque se avergonzó de su bastarda.

-¿Q-Qué...?

-¡¿No adivináis todavía, Asgardiano? -rugió Laif, azotando su cola- ¡Vamos! ¡¿Es que no podéis reconocer a vuestra hermana mayor?! ¡YO SOY LYER ODINDOTTIR!

La Valkiria de la Desesperanza notó la confusión como el desasosiego propio de quien desconoce información, aumentando su rabia contra el guerrero al que se acercó rasguñándole todavía más, asestando puñetazos en cada una de sus furiosas palabras que salieron a borbotones. Eones y eones de tiempo con aquel sentimiento guardado explotaron de sus labios.

-¡TODOS VOSOTROS! ¡TODOS VOSOTROS SIEMPRE DICTANDO LO QUE ESTÁ BIEN Y ESTÁ MAL! ¡CREYÉNDOSE DIOSES ENTRE MONSTRUOS! ¡SOIS TODO LO CONTRARIO! ¡SOIS LA MENTIRA, LA CALUMNIA, LA INFAMIA! ¡SOIS LO QUE NUNCA DEBIÓ NACER! ¡¿DÓNDE ESTABAIS CUANDO FUI MANCILLADA?! ¡¿QUIÉN DE VOSOTROS ME BUSCASTEIS ACASO?! ¡MALDITOS SEAIS POR SIEMPRE! -su garra se levantó en alto, dispuesta a arrancarle el corazón a Thor- ¡OS ODIO!

-Lyer.

Ésta cambió de inmediato de su forma Alfa Draconis al usual cuerpo volviéndose con ojos abiertos de par en par cuando escuchó la voz de Loki, no la voz de niño sino la de adulto. Ahí estaba. De pie, cerca de ella con sus acostumbradas ropas, sus cabellos negros largos meciéndose al viento de aquel paisaje en ruinas, esos ojos verdes mirándole fijamente, no con odio o reproche sino con el dolor compasivo. Lyer-Laif no supo qué decir, volviéndose hacia el Dios del Trueno que le observaba con una sonrisa torva, escupiendo un poco de sangre con una risa pese a su estado.

-Cualquier Pendragón vuelve a tener su cuerpo con una ofrenda de sangre. Es lo que Sigfried hizo, aunque le mintieron a Loki que había dado parte de su rostro y cuerpo. Entre mayor poder tenga la sangre, más rápida es la recuperación. Sin tu ayuda no lo habría podido conseguir.

-¡La capa!

-Encantada, sí -Jadeó el Dios del Trueno- Lazarus...

-¡SOIS...!

-Hermana.

Con un andar tranquilo, el pelinegro llegó hasta donde Lyer, mirándole unos segundos antes de tomar sus manos que observó, acariciándolas sin temor a una respuesta agresiva que no vino pues la palabra que había pronunciado había tenido el efecto deseado, desarmando a la valkiria que no daba crédito a lo que escuchó de boca de Loki. Esa pausa ayudó a Thor a recuperar sus fuerzas, comenzando a romper sus ataduras entre maldiciones pues la música iba más rápido ahora, el Cubo del Infinito estaba por cerrarse, tenían que irse de ahí pero aún no estaba seguro de que el ojiverde quisiera marcharse. Necesitaba que fuese su voluntad o no resultaría aquel truco que Deadpool le había dado para rescatar al Dios de las Mentiras de aquella cárcel. Loki se puso en cuclillas frente a la que parecía una congelada Lyer.

-Eres mi hermana. Pese a todo, con todo -murmuró con sus ojos observándole- Todo este tiempo como un espectro solitario al que todos temen, al todos repudian, que nadie desea encontrar. Todo este tiempo callando tu origen por creerlo vergonzoso. Descargando toda esa ira y frustración contra alguien similar a ti.

-Loki...

-Sabes que debo irme, sabes bien el por qué. No me hagas pelear contigo.

-Soy...

-Lyer, recupera tu nombre. Pudieron haberte arrebatado todo menos eso.

La valkiria lanzó un aullido cuando estacas de hielo le atravesaron, congelando todo su cuerpo que se arqueó antes de convertirse en una escultura semi translúcida con una expresión de ira. El pelinegro suspiró, levantando una mano con un gesto de fastidio para ayudar al Asgardiano a liberarse, dejándole caer pesadamente contra el suelo, levantando polvo. No se movió de su sitio, observando la escultura con expresión cansada, esperando hasta que el Dios del Trueno llegó a él, limpiándose su barbilla de sangre con el dorso de una mano, la otra sosteniendo al perdido Mjolnir que no había llegado muy lejos. Thor iba a decirle algo, pero el ojiverde se le adelantó, caminando lejos de ahí con un brazo levantándose hacia el cielo cada vez más claro. Él también escuchaba esa música y el ritmo acelerado estaba perdiendo fuerza.

-Salimos ahora o no lo haremos nunca más, mueve ese martillo.

-Loki...

Éste le tronó los dedos, en clara indicación que la música estaba deteniéndose. Con un último vistazo a la escultura de hielo, el Dios del Trueno tiró del hechicero para llevárselo consigo hacia la apertura, guiados por su martillo que los llevó volando fuera de ahí, en lo que pareció una espiral cósmica que terminó por prácticamente vomitarlos sin delicadeza sobre unos pantanos cubiertos por una neblina semi densa. La magia de Loki impidió que terminaran ahogados en esos pozos envenenados, cayendo en su lugar sobre una colina de ramas secas espinadas que crujieron ante sus pesos combinados. Un pie del ojiverde chocó contra el pecho del rubio, alejándolo como si lo odiara y en cierta forma así era.

-Pero, ¿qué...? ¡Loki!

-¡No te atrevas a tocarme, Asgardiano!

-¡¿Qué es lo que te ocurre?! -Thor le alcanzó bajando la colina, tomándole por un codo- ¡Espera!

-¡Te dije que no me toques! -siseó el pelinegro, mirándole con rabia- ¿Crees que no me doy cuenta? ¿Qué no soy consciente de las cosas que viste dentro del cubo?

-No entiendo realmente eso que tiene que ver ahora.

-¡Todo! Vas a mofarte como siempre...

-¡Cállate! -gritó desesperado el Dios del Trueno- ¡He venido a rescatarte! ¡Se ha sacrificado mucho para hacerlo!

-¡Yo nunca se los pedí!

-¡Pero YO quería hacerlo!

Loki jadeó, frunciendo su ceño, pero se zafó de su agarre. -¿Tú?

-Sí, yo, Loki. No podía dejarte ahí dentro, menos cuando existía esta esperanza de salvarte. Traerte de regreso.

-¿Con qué finalidad?

Muchas oraciones pudieron haber respondido en aquel momento la pregunta, pero el rubio solamente pensó en aquella que era la más acertada, la que derrumbaría todos esos muros puestos entre ellos.

-Porque te amo.

Lo que no esperó fue la carcajada burlona del Dios de las Mentiras. Sus manos se apretaron en puños más las relajó al ver la mirada herida en el ojiverde.

-Es verdad, no estoy mintiendo.

-Deja de hablar estupideces, Asgardiano.

-Te amo. Lo repetiré hasta el cansancio si es necesario.

-¿Cuándo te diste cuenta de semejante sentimiento, eh? ¿Cuándo desposaste a la humana?

-... tienes razón al decir lo que vi en el cubo, pero no por los motivos que tu mente desenfrenada pueda creer. Loki, lamento si yo te alejé de mi lado.

-Yo quise alejarme, vanidoso.

-Nunca dejé de pensar en ti... como aquella vez cuando caí del semental que trajeron de Vanaheim. ¿Lo recuerdas?

-Cosas de niños.

-Todos se burlaron de mí y tú usaste tu magia para defenderme, y me llevaste a tu recámara para curarme cada herida en el cuerpo, aunque teníamos a nuestros propios curanderos para eso. ¿Recuerdas lo que hiciste al terminar?

-¿A dónde quieres llegar con eso?

-¡Dime! ¿Lo recuerdas? -urgió con desesperación.

-Debemos salir de aquí, Hela no tardará en percatarse de lo que ha sucedido y vendrá por nosotros. Y no estoy tan seguro que el Cubo del Infinito pueda retener a Lyer. Ella es muy fuerte -el hechicero torció una sonrisa- Realmente muy fuerte.

-¿Lo recuerdas?

Loki rodó sus ojos. -Solo fue...

-Desde ese momento mi corazón te perteneció, pero las circunstancias nos separaron... o yo permití que sucediera. Más el sentimiento jamás menguó dentro de mí, solo se llenó de frustraciones, velos que cubrieran su intensidad para no seguir sufriendo.

-Estar en la tierra de los muertos te hace un poeta, Asgardiano.

-Por favor, Loki. Tienes que creerme.

-Ya me has sacado del cubo, no es necesario más mentiras.

-¡Es que no lo son! -el rubio casi pateó el suelo- Por las circunstancias que quieras, de las mil y un formas que te puedas imaginar, he tenido este sentimiento por ti desde muy pequeños, creciendo en lugar de menguar, madurando en lugar de perderse en el olvido pese a todo lo que ocurrió entre nosotros. Fui un tonto, Loki, lo fui en verdad, soy culpable de ello, soy culpable de todo lo que desees acusarme, pero te pido que creas en estas palabras mías. No huyas más de mí, no me rechaces más. Todo está cayendo a pedazos, no dejes que también nosotros.

El Dios de las Mentiras se giró, mirándole fijamente con una expresión airada, agotada que el Asgardiano le resistió, dejándole ver en sus propios ojos la sinceridad de sus palabras, sin miedos o algún titubeo. Loki frunció ligeramente su ceño, jalando aire al sentir esos ojos verdes punzarle al humedecerse, acompañados de un ligero temblor de su labio inferior. Thor dio un paso hacia adelante con una mano extendida para que la tomara, sin quitarle la vista de encima, sonriendo al verle abrir los ojos en sorpresa. Primero creyó que era porque al fin entendía que decía la verdad y que al fin todas las confusiones, desencantos y penas se quedaban atrás, hasta que se percató de la dirección de aquella mirada. El hechicero estaba viendo algo por encima de su hombro, algo que estaba detrás y el Dios del Trueno se giró al instante con Mjolnir en mano.

-Que hermoso encuentro.

La risa de Muerte les dejó petrificados. Hela apareció detrás, con una sonrisa triunfal, arrastrando a un espectro consigo, alzándolo en vilo para que ambos lo vieran. El espíritu de Jane Foster. Loki jadeó, negando, antes de llevarse sus manos a sus sienes. Thor solo miró a quien fuese su esposa, incluso con ese vientre abultado del hijo que no pudo nacer. Pasó saliva con fuerza, sintiendo sus ojos derramar lágrimas y su mandíbula dolió al tensarla tanto cuando tomó su decisión, haciendo girar a Mjolnir, retrocediendo tan aprisa como sus pies lo permitieron, llevándose consigo al ojiverde quien no esperó tal movimiento de su parte, huyendo tan lejos como pudieron. Muerte llamó con una señal de su dedo a Hela, recibiendo de manos de ésta el espíritu de la joven a quien desapareció con un gemido ahogado.

-¿Debo ir por ellos?

-Ya no queda dónde esconderse -Muerte se giró lentamente- Libera a Lyer, querrá enmendar su falta, dile que encuentre al hijo de Myrddin y Nimue.

-Así será. ¿Qué haremos con el resto del Tribunal Viviente?

Muerte rió. -Nada. Ellos saben lo que han hecho, esperan su suerte como aquellos que aún siguen con vida.

-He de ir con Lyer, entonces.

-Alcánzame con el mercenario -ordenó Muerte comenzando a desaparecer- Y no olvides traer contigo a la mujer.

-¿Será que funcione?

-No importa, solo quiero divertirme.

-Lo que tú ordenes.


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