Dos muchachos de Brooklyn

Título: LAZARUS II

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.

Parejas: sorpresa sorpresa.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Viene la continuación de Lazarus I, por lo que os recomiendo primero leer esa parte antes de adentraros a esta desquiciada historia. Como su homóloga, está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



Libro VII. El Libro de los Recuerdos.

Dos muchachos de Brooklyn.


Abrir y cerrar
Volver a empezar
Mi existencia maldita
Es clavarme un dolor
... que palpita

Mi mundo interior
Mi ser anterior
Con pasado perfecto
Insaciable y fugaz
Se agita...

Abrir y cerrar, Miguel Bosé.



El problema no era la amistad tan cercana entre Steve y James, sino esa compatibilidad en gustos que en algunas ocasiones los hacían parecer como gemelos mellizos. Compartían experiencias similares, ideas similares como gustos similares.

Tony Stark, por ejemplo.



Pero me adelanto a lo que quiero decir, es necesario hacer un viaje en el tiempo y ver a Sarah Rogers acariciar su vientre como solamente una madre sabe hacerlo, decidida a defender la vida que lleva dentro de sí con uñas y dientes. Feroz como cualquier tormenta, suave como una brisa de verano. Y podemos verla charlando con una mujer que se ha topado en la calle luego de volver de sus escasas compras pues son tiempos de crisis y guerra, más esa desconocida le alaba lo suficiente para elevar sus ánimos al nivel suficiente de tal suerte que ahora la Señora Rogers no dudará ni un instante que ser madre definitivamente será una de las mejores cosas que habrán de sucederle. Con esa idea habrá de criar a su hijo cuando le vea en tal precario estado de salud, pese a la pareja que termina de empeorar su propia enfermedad, pese a la dura situación económica por la que vive.

También es posible darse cuenta de aquel hombre en el puesto de periódicos que charla con un tímido y enfermizo Steven Grant Rogers al que obsequia una paleta dulce, llenándole de esas ideas sobre heroísmo, justicia, honor y todas esas cosas que habrán de ser el sello distintivo del chico de origen irlandés en un barrio pobre de Brooklyn. O del soldado anónimo que intercambia palabras con el Doctor Erskine para llamar su atención hacia el jovencito enclenque no muy lejos de ellos durante una feria patrocinada por Howard Stark. Palabras que influyen en el científico, dando como resultado un Capitán América como parte del Proyecto Renacimiento, una medida quizá desesperada ante los avances de una facción nazi más peligrosa que los pensamientos del mismo Führer: HYDRA.

Del mismo modo, así como estas personas aparentemente comunes y corrientes se presentan con la familia Rogers, también aparecen en la vida de Winnifred Barnes, quien ha de moldear a su hijo bajo los mismos preceptos, que le enseñará de lo correcto, del amor, la compasión. Esta herencia materna que James Buchanan Barnes se habrá de llevar consigo, atendiendo la sugerencia de un vagabundo de piel negra que le habla sobre un mocoso al que todos dan una paliza al verle indefenso y enfermizo, ayudando a formar una de las amistades más férreas que el mundo habría de conocer. Un vecino que impulsa al joven Barnes a ser parte del ejército de los Estados Unidos, una enfermera que le da apoyo en su estancia en Europa antes de que vuelva a reunirse con el gran amigo de toda la vida, ahora como un hombre fuerte y reconocido.

Las coincidencias no existen.

En un principio, yo creí que se trataba del Mensajero ejecutando sus macabros planes. Porque ha tenido éxito, debo aceptarlo con pesar. Los hilos del destino que ha torcido le han servido a sus propósitos de manera plena sin que nadie hubiera nunca podido imaginar lo que realmente estaba sucediendo. Así de astuto ha sido, así de cruel. Por él es que esos dos amigos terminaron separados prácticamente por el mismo elemento y eso fue lo que llamó mi atención. Steve Rogers quedó congelado en el Ártico hasta que las expediciones Stark dieron con él. James Barnes terminó siendo presa de HYDRA, convirtiéndose en el Soldado de Invierno bajo las torturas más inhumanas que, sin embargo, jamás arrancaron su humanidad, esa simpatía por los demás. El alma noble y protectora sobreviviente al infierno de una organización sin escrúpulos, durmiendo en sueños helados del cual era despertado cada invierno.

Pero una vez más, podemos ser capaces de notar personas diferentes que intervienen en las vidas de estos dos soldados, amigos y hermanos. Es una insistencia curiosa imposible de pasar desapercibida bajo mi guardia. De manera discreta con una sola aparición, alguien impulsa a Steve a ser un Vengador, le muestra algo al perdido sargento para que recuerde su pasado. Viene el enfrentamiento de ambos, la posterior Guerra Civil por mencionar algunos de los eventos que pondrán a prueba esta amistad que no merma pese a las dificultades. Y entonces percibo otra coincidencia extraña en la vida de los dos muchachos de Brooklyn: Tony Stark. Esta "casualidad" resulta más evidente por lo que solo confirma mis sospechas de que alguien está tras ellos, pero como ya lo dije, no es el Mensajero.

Sé que esto suena más a un delirio que una confesión.

Trato de armar de manera coherente las piezas de este complicado rompecabezas, porque han de saber que no es fácil encontrar una verdad oculta tras profundas capas de mentiras creadas no por ese poder que anhela nuestra destrucción, sino por nosotros mismos. Como si se tratase del Diablo mismo, el Mensajero ha confiado en todos nosotros para cometer sus fechorías, sabiendo que somos lo suficientemente débiles para caer en los más grandes e irreparables errores. Tiene la certeza de que habremos de elegir el peor camino en lugar de la virtud más grande. Así lo hemos hecho y por eso es que ahora escribo esta carta tan abrupta en tiempos igualmente poco propicios para testamentos de esta índole.

Temo que nuestro viaje en el tiempo tiene que retroceder mucho más, hasta en los tiempos dorados de Avalon cuando Merlín o Myrddin nació. Se han contado varias leyendas al respecto, pero ahora solo vale aquella relacionada con los Draconianos. Cuando Alberich sostuvo en brazos a su pequeño hijo, éste ganó en sus ojos un don que puede ser más fuerte que las Gemas del Infinito. No, no es un poder, somos muy ingenuos al creer que lo más poderoso tiende a ser un objeto... Merlín poseía un ojo lleno de sabiduría, rectitud, firmeza, disciplina... mientras que con el otro era capaz de ver a través del amor, la compasión, la virtud, la empatía. Amor y Razón unidas, algo que incluso Salomón trató de igualar más adelante sin mucho éxito. Este maravilloso regalo le permitió a Merlín convertirse en el famoso archimago de todos los tiempos.

Él supo, con el paso de sus años, del poder que yacía en la sangre de su familia, entendió los alcances como las consecuencias y estudió a sus parientes hasta que no hubo más que descubrir. Todo para ser capaz de prevenir las terribles tragedias que habían marcado a los Pendragón. Si hubiera tiempo... sospecho que con las premoniciones, este archimago bien pudo deducir la existencia del Mensajero en sus tiempos. No lo sé, no hay forma de averiguarlo. Me desvío de lo que trato de explicar sin muchos resultados, hay tanto por saber con tan poco espacio para hacerlo. Creí en un momento dado que esas personas aparecidas en la vida de Steve y de James eran solamente las transformaciones Skrull de Myrddin. ¿Olvidé decir que Skrull y Pendragón se conocían?

Pero fue una hipótesis errada al menos en parte. Sí se trataba de una forma Skrull interviniendo en las vidas de estos dos soldados, pero no era un enemigo que temer como lo fue con la llegada de Thanos a la Tierra. Hablo de otro miembro de la familia Pendragón. Uther Pendragón. Esta afirmación no la tendría por segura sino hasta que me reuní con los Vengadores y los Guardianes de la Galaxia para pelear en contra del titán inmortal que ansiaba obsequiarle a su amante la Muerte la mitad del universo muerto como ofrenda de amor. Llamó mucho mi atención Skyfall porque detectaba en él algo más que una simple, aunque asombrosa, inteligencia artificial, pero también la convivencia entre Steve y James con Tony. Ah... Tony, Tony.

Por todas las fuerzas del universo, si tan sólo...

James Rhodes me habló del Incidente Fantasma, que lo tenía sumamente angustiado a raíz de lo ocurrido con los Vengadores. Luego lo hizo el propio Skyfall. Ahí fue entonces que empecé a investigar porque como bien saben, soy una mente inquisitiva que necesita respuestas. Soy un hombre de ciencias igual que siervo de la magia. Había cosas por llamarlas de manera tan vulgar, que no podían salir a la luz ni ser recordadas por nadie. Estábamos jugándonos el pellejo frente al Mensajero y desde aquel entonces me quedó claro la magnitud del riesgo frente a esta entidad que solamente vive del caos y la destrucción sazonada con muerte violenta. Skyfall necesitaba algo, mis manos podían dárselo, a cambio podría tener esta revelación que escribo.

Yo lo sé, yo siempre supe todo lo que hizo Steve y lo que más adelante hizo James para proteger a Tony. ¿Cómo puedo comprobarlo? Porque ayudé a Skyfall a crear el hechizo que hizo a los Vengadores, incluyendo al pobre coronel, olvidar el tema para siempre. Una vez que las amenazas del Capitán Rogers surtieron efecto, solo fue cuestión de tomar a cada uno de los Vengadores a solas y envolverles con el hechizo. Tal vez pequé de ingenuo al quedarme con la única prueba que existía del Incidente Fantasma, pero tanto Skyfall como yo la necesitábamos para indagar la verdadera cara del Mensajero. Era necesario, inevitablemente necesario. Como que un día Tony lo descubriera y bueno a raíz de eso vinieron otras cosas.

Skyfall -o mejor dicho, Uther- no se alteró por ello, de hecho estaba esperando que Tony lo descubriera. Mucho me encantaría poder explicar a detalle las razones más pierdo contacto con la verdadera razón para contar todo esto. Ancestral seguramente me reprendería por estar hablando de manera poco ordenada cuando siempre fui hombre de procedimientos estrictos. Pero al igual que los multiversos se tuercen sobre sí mismos, el tiempo y el espacio lo hacen alrededor de la historia de los Pendragón. Podría mencionar cosas como que es probable que el amor perdido de Galactus fuese quien dio vida a Sinmore y Anmore. O que Némesis fue responsable de la Renovación e incluso se le podría tachar de egoísta, dependiendo si estamos del lado de los Alfa Draconis o de las fuerzas fundamentales que los crearon.

Hielo y Fuego.

Quisiera, quisiera más tiempo y no me es posible, tengo que apurar mi narración antes de que sea demasiado tarde y el olvido, que ha sido cómplice de las jugarretas del Mensajero, pueda llegar a arrebatarnos esta información preciosa. Como ya dije, Merlín tenía entonces esos dos ojos y así se hizo el gran archimago que conocía el nombre real de las cosas, por eso es que logró el hechizo Lazarus por medio del cual de manera muy discreta fueron trayendo de vuelta todos los horrores que nunca debieron despertar. Sé que el Tribunal Viviente estaba al tanto, pero ignoro sus alcances, aunque confieso rabia ante lo que llamaría su indiferencia. Quizá si eran tan soberbios como Uther los recordaba, es tan injusto que paguemos por tal vanidad el resto de nosotros.

Solo Merlín sabía el camino seguro hacia Theia-Avalon. Las demás sendas eran trampas donde perdieron la vida muchos insolentes que ansiaban el poder Pendragón. Temo que ésa fue la única y verdadera razón para que Bor de Asgard anhelara sus secretos, no quería castigar ciertamente a estos dragones mágicos, deseaba como se hace con las cosas prohibidas, los secretos guardados en su sangre como los conocimientos traídos cuando el tiempo no existía ni tampoco los multiversos. El rey de los Aesir envidia la gloria de los Dragones Cardinales. Me pregunto con angustia si acaso el Mensajero azuzó esta avaricia para provocar el resto de los eventos desafortunados que fueron aumentando en agonía para cada una de sus víctimas.

Pero volvamos a estos dos hombres que vivieron en su tiempo y fuera de él hasta tener por denominador común a Tony Stark. Imposible que emita un juicio alrededor de su relación o de las cosas sucedidas entre ellos, no soy quien para decirles lo que fue bueno y lo malo. Solamente puedo afirmar categóricamente esto: tenía que suceder. El Incidente Fantasma es una prueba fiel de lo que hablo, siendo cómplice de planes para silenciar testigos y borrar evidencias, adulterando una que otra para desviar la atención a callejones sin salida. Y entra en escena ese mercenario que entregó a la Muerte los pergaminos con las últimas palabras de dolor que Myrddin Pendragón dijera cuando Bor le arrancó los ojos al negarse a ser preso en aquella masacre que manchó este universo increíblemente insensible a todos estos dolores. Esas viejas evidencias ocultas en los sellos que mantenían dormido al hijo de Tyar, Sigfried Pendragón el Heraldo de la Noche y Amo del Anillo Nibelungo, fue lo que le permitió al Mensajero jugar una vez más y en definitiva con nosotros.



He afirmado, Steve Rogers y James Barnes tenían que acabar unidos a Tony Stark. Todo lo que he contado es para comprender esta oración mía. Debían que hacerlo, era inevitable hacerlo.



Steve Rogers y James Barnes son los ojos de Myrddin Pendragón.

Última carta del Doctor Stephen Strange.


FIN DEL LIBRO SIETE

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