Voces
Título: LAZARUS I
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.
Parejas: bastantes, principalmente Stony, Thorki y Spideypool.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Esta larga historia está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
LIBRO III. El libro de los Secretos.
Voces.
"Después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida."
Mario Benedetti.
Los gritos de la gente eran tales que Peter creyó iban a dejarle sordo. Todo era un completo caos en los conductos subterráneos que conducían a los diferentes mercados de víveres que ahora parecían más un paisaje infernal por el desorden y pánico que los ataques del dragón sobre ellos provocaba, cimbrando las gruesas paredes de concreto. Los Pendragón eran unos malditos mentirosos como traidores pero era algo que no se sorprendió mucho, pensaba así mientras corría a buscar refugio dentro de una puerta de emergencia cubierta por una carpa que cayó por la atropellada huida de las personas antes de que el fuego del dragón bajara al conducto, carbonizándoles como a los restos de la ciudad en la superficie.
-"Tu padre viene en camino." –le reconfortó Skyfall que había estado guiándole.
-¿No piensa enfrentarse al dragón, verdad? ¿Verdad, Sky?
-"... no lo sé, Peter."
-¡No! ¡Skyfall! ¡Comunícame con él!
-"Comunicando."
-¡Papá! ¡No puedes tú solo contra el dragón! ¿Estás escuchándome? ¡Papá!
-"Tranquilo, Peter. Deja que nos encarguemos de él."
-¿Tío Bucky? ¿Dónde está papá?
-"Camino a encontrarte."
-¿Y tú? ¿Qué vamos a hacer?
-"Este es un dragón, no un villano ansioso de poder. La situación es diferente, pero ya lo tenemos resuelto."
-No entiendo.
-"Quédate donde estás. Escucha bien, Peter, quiero que obedezcas a Tony y no te apartes de él, confía en mí, pequeño, ¿de acuerdo?"
Peter se quedó unos segundos callados, era la última oración la que lo había dejado en silencio confuso. Una frase que había escuchado muchas veces en boca del Capitán América cuando estaba en su modo de líder de los Vengadores y también como padre sobreprotector. No que las palabras fuesen exclusivas de su fallecido progenitor, pero era inquietante.
-"¿Peter?"
-Entendido, tío Bucky.
-"Cambio y fuera."
Los gritos como carrera de la gente afuera fue disminuyendo dramáticamente hasta llegar al silencio, justo cuando la puerta de emergencia se abrió de nuevo, dejándole ver la conocida armadura roja del Hombre de Hierro cuyo casco desapareció, dejando ver el rostro aliviado de Stark al encontrarle sentado sobre una escalera de metal.
-Buen chico.
-No soy un perro.
-También me da gusto verte, vámonos.
-¿Qué fue de las personas? –preguntó el adolescente al salir y ver vacíos los conductos.
-Los saqué de aquí, por las salidas de emergencia –contestó Tony caminando hacia el entronque con los demás conductos- No hay riesgo de alcance pero no nos arriesgaremos. Skyfall, cierra las compuertas en cuanto lleguemos a las escaleras de ascenso, baja los niveles de oxígeno. No quiero que las llamas vayan a propagarse en caso de colarse por las alcantarillas.
-"A la orden, Tony."
-Wow –Peter sonrió al ver a su padre de vuelta a su vieja figura de Vengador muy concentrado, alcanzándole, mirando alrededor- ¿Qué vamos a hacer?
-Viene una tormenta de arena, una grande. Ese dragón parece ignorarlo, así que probaremos que tan resistente es frente a la fuerza de la naturaleza.
-¿Cómo haremos eso, papá?
Llegaron al entronque, una parte alta donde se unían otros cinco conductos que se perdían bajo tierra. El Hombre de Hierro señaló el techo con una amplia y pesada escotilla sellada.
-Sube a mi espalda, vamos para allá.
Al instante, Peter estaba colgado de la espalda de Stark quien voló en línea recta hacia la escotilla que abrió con sus cañones, girando su grueso volante que rechinó, dejándolo caer con un rebote hueco y pesado sobre el piso metros bajo ellos, entrando en vuelo hacia un nivel superior, pisos de concreto abandonados de lo que alguna vez fue una antigua presa. Bajando a su hijo, Tony fue directo al panel de controles mecánicos, comenzando a mover las palancas y llaves.
-Busca el cuarto de alimentación eléctrica, Peter, prepara los cables para una única vía, las compuertas de la presa.
-Pero solo sostiene arena y escombros...
-Haz lo que te digo.
-Okay, okay, okay.
-Cuando te diga, levanta la palanca.
-¡De acuerdo! –gritó el joven corriendo ya hacia el lugar.
Aún no le quedaba claro que estaban por hacer, abrir las compuertas de la presa solamente iban a dejar caer toneladas de tierra suelta junto con escombros acumulados sobre la ciudad. El dragón parecía estar a salvo de todo ello, sin contar que podía volar en caso contrario. Sus manos diestras alcanzaron los cables, cortando y uniendo con las herramientas que siempre cargaba consigo cuando hacía ese tipo de salidas, con la experiencia de que siempre podía aparecer un imprevisto. Terminó a tiempo para escuchar el llamado de su padre, corriendo a la palanca principal que accionó la energía que usaban los mercados metros abajo y que condujo hacia las pesadas compuertas de la presa. Se escuchó un rumor sordo acompañado de un temblor que le obligó a buscar donde sujetarse, con las luces de emergencia apagándose y prendiéndose en intervalos en todo lo que duró aquello. Tosió por el polvo sacudido, escuchando un nuevo rumor, que parecía más un golpe seco como si algo cayera sobre ellos, después todo se quedó mortalmente quieto un tiempo más. Peter arqueó una ceja, saliendo de ahí igual que su padre quien le llamó para dejar aquel complejo, abriendo una compuerta hacia la superficie.
-¿Vamos a salir? –le preguntó atónito- ¿Con ese dragón afuera?
-Ya no hay dragón.
-Papá...
-Vamos.
Una vez más, trepó a la espalda del Hombre de Hierro, volando por el túnel hacia lo que parecía ser el término de la tormenta de arena que ya despejaba. Había un fuerte olor a quemado debido al fuego que el dragón lanzó previamente, incinerando su alrededor, pero se combinaba con la tierra suelta de la presa que abarcaba una porción considerable del paisaje, casi hasta su salida. Peter jadeó al ver el cuerpo del dragón atrapado entre aquellos escombros. Estaba muerto.
-Pero, ¿cómo...?
Tony solamente rió, dejándole bajar para salir de su armadura que dejó en modo vigía, caminando tranquilamente hacia el cadáver sobre el cual también se dejó ver un Sargento Barnes con una sonrisa torva y un cañón portátil en las manos.
-Me gusta esta arma.
-Por varios millones de dólares, puedo hacerte una copia –replicó Stark mirando aquel cuerpo enorme pero no tan descomunal como el espécimen que Sigfried usara- Tenías razón, este dragón estaba agonizando.
-Te lo dije.
-¿Me pueden explicar que acaba de suceder aquí? –reclamó el joven con manos en la cintura- Primero estoy buscando refugio de una muerte por fuego y al siguiente minuto ustedes dos juegan a los cazadores de dragones.
Bucky rió divertido, señalando el cadáver bajo sus pies.
-Vimos llegar este dragón, pero pronto nos dimos cuenta que tenía dificultades para volar, incendiando todo alrededor en un intento de protegerse al no poder despegar ya del suelo. Tu papá se dio cuenta que la presa podía enterrarlo bajo los escombros de resultar cierta la teoría de Skyfall sobre su debilitamiento. Cosa que sucedió. Felicidades, Skyfall.
-"Gracias, Sargento Barnes."
-Este dragón ya estaba muriendo cuando aterrizó aquí. Solamente le hicimos más fácil el camino –terminó Stark haciendo que Skyfall revisara el cuerpo, analizando su composición al enterrar un émbolo entre las escamas que abrió- Huele a cenizas.
-Wow –repitió Peter alzando sus cejas- A veces me sorprendes, papá.
Tony solamente rodó sus ojos, siguiendo con su análisis mientras Barnes bajaba tranquilamente del dragón, alborotando los cabellos de Peter.
-¿Estás bien?
-No fue nada. Aunque perdí la oportunidad de comprar unos patines.
-Habrá otra ocasión –rió James girándose al Hombre de Hierro- ¿Nos llevaremos muestras?
-Escamas, piel, sangre. Un colmillo no estará mal, un pedazo de lengua. También un cuerno.
Las manos de Peter fueron tomadas para dejarles un grueso y pesado cuchillo dentado. Bucky le guiñó un ojo.
-Ya escuchaste a mamá.
-¡Hey, James!
El chico rió divertido, alegre por varias razones. Por una extraña razón, tuvo compasión por aquella bestia que un susto de muerte le había metido, pero era una criatura de los Pendragón, los mismos que se habían llevado a Sif. Guiado por los consejos de su padrino, tomó las muestras de piel y pedazos del cuerpo del dragón, colocándolas en los contenedores que Skyfall hizo llegar por medio del Quinjet cuya vista trajo más alegría a Peter. Era casi como en los viejos tiempos. Solo faltaba el resto del equipo. Y su padre, por supuesto.
-No hay más que hacer –la voz de Stark lo sacó de sus pensamientos- Es hora de volver. Se está descomponiendo rápidamente.
-Sí, igual que tus comidas –bromeó Bucky pasando un brazo por la cintura de Tony para alejarle- Peter, sube a la nave, iremos a otro mercado, aún necesitamos los víveres.
-... okay –respondió éste, mirando fijamente aquel brazo descansando en la espalda de su padre quien bajo circunstancia alguna dejaba que alguien le tocara, sin mencionar el tono de mando de James que no tuvo desafío por parte de Stark.
Parpadeó frunciendo su ceño, antes de sacudir su cabeza. Algo extraño sucedía. Su padre le alcanzó abrazándole por los hombros, mientras el soldado tras ellos cargaba los contenedores con las muestras que puso a resguardo en tanto Tony tomaba los controles del Quinjet, despegando con rumbo a otra ciudad donde compraron tranquilamente sus víveres, escuchando lo que se decía del dragón abatido y que ahora servía de hoguera a los habitantes en la superficie. Peter ya sabía que no podían estar pavoneándose de su victoria, el resto de la humanidad sobreviviente a la catástrofe había perdido fe en los Vengadores, decir que había sido su padre y su tío los autores de tal victoria era imprudente, sobre todo cuando estaba disfrutando del paseo en su compañía. Hacia muchísimo tiempo que no escuchaba a Tony hacer sus sarcásticos comentarios al respecto de los precios o el aspecto del mercado, o hacer bromas con él sobre la comida. Realmente estaba agradecido de que aquella bestia se hubiera aparecido porque trajo consigo algo perdido, aunque tenía cierto desasosiego causado por los acercamientos de James con su padre. Eran discretos y bien podían pasar por meros gestos de amistad, pero no le agradaban.
Peter se dio cuenta que estaba teniendo celos. Tony no podía haber hecho a un lado a Steve tan rápidamente, no luego de su largo período de depresión y adicción. Tampoco le podía negar ser feliz aunque eso alimentaba su monstruo celoso. ¿Sería acaso esa soledad la que estaba permitiendo a nada menos que su tío Bucky pudiera acercarse así a su padre? Era como una mala versión de Hamlet, se dijo en un momento dado. Solamente esperaba que Steve no fuese a aparecérsele como un fantasma chocarrero en la noche igual que en aquella tragedia danesa. Durante esas meditaciones y con Tony distraído en un debate de precios con el mercader, es que el joven Vengador sintió una mirada, levantando su rostro para descubrir entre el gentío la máscara de Deadpool, abriendo sus ojos como boca girándose de inmediato a su padre demasiado concentrado en sus argumentos. James estaba inspeccionando unas llaves para engranes. Volvió su mirada a Wade quien levantó un dedo que posó sobre sus labios cubiertos por la máscara, perdiéndose al instante cuando un grupo de personas pasó delante.
-¿Peter? –llamó Tony.
-¿Ah? ¿Preguntaste algo?
-Sí, ¿cuál prefieres tú? –le presentó dos envases llenos de blueberries. Todo un lujo.
-Ésta –respondió apretando una sonrisa, aún azorado.
-Como digas.
Regresaron entre charlas animadas sobre los posibles resultados del análisis del dragón, trayendo a colación lo que sabían sobre ellos según las leyendas e historias que el ausente Dios del Trueno les hubiera contado al respecto de aquellas bestias. El resto del día fue tranquilo para Peter, quien aún seguía pensando en la presencia de Deadpool en aquel mercado. Le era un misterio el cómo podía encontrarle en cualquier sitio sin importar la hora o las condiciones. Sacó de entre sus libros uno viejo que hablaba sobre dragones para mostrárselo a su padre, quien debía encontrarse en esos momentos en los laboratorios analizando los restos conservados en los contenedores. Al doblar el pasillo cruzando la sala de comandos, las paredes de cristal le dejaron ver de nuevo una escena que le hizo quedarse quieto por unos segundos. Tony estaba recargado sobre una pared de cristal de brazos cruzados, hablando sin parar como era su costumbre, cuando James respondió algo al tiempo que se acercaba demasiado, casi encajonándolo mientras inclinaba su cabeza buscando aquellos inquietos labios, pero todo quedó en un roce cuando Skyfall interrumpió anunciando el término de su primera parte de los análisis, momento que Peter aprovechó para entrar como si no hubiera visto nada. Stark se separó de inmediato de Bucky, sonriendo a su hijo.
-¿Qué traes entre manos?
-Draconis Grimorum.
-Dame el resumen, por favor.
-Los dragones pueden llegar a vivir milenios, dependiendo de su raza y estilo de vida. Abatibles únicamente con armas especiales. Se reproducen aproximadamente tres o cuatro veces a lo largo de su vida con una o dos crías por celo, nacidos de un duro huevo en un nido protegido por la celosa madre. Algunos tienen la habilidad de hablar, pero todos son capaces de leer las almas, reconociendo las trampas que puedan tenderles. Sirvientes de poderosos magos o seres inmortales a quienes sirven por deuda de sangre. Eso es todo.
-Eres muy bueno en esas cosas –alabó el sargento, mirándole fijamente.
Peter se encogió de hombros, aún celoso, sentándose muy cerca de su padre y entre James como si pudiera ganar algo con ello, observando las pantallas holográficas que Skyfall presentó para ellos. Tal como lo había analizado fugazmente la IA, aquel dragón había llegado a la Tierra únicamente para morir. Pero no estaba herido o enfermo para tal suerte, simplemente su cuerpo no fue capaz de sostenerle más con vida. El análisis preliminar de su sangre mostraba una muerte acelerada de sus células, estaba descomponiéndose desde dentro. La avalancha de escombros de la presa había sido una muerte misericordiosa.
-Creo que estamos viendo la única debilidad de las fuerzas de los Pendragón –dijo Stark luego del informe de Skyfall- La corta vida de sus dragones.
-Pero, papá, ¿por qué morirían tan pronto?
-Este dragón no es igual al del guerrero que se llevó a Sif, el otro era diez veces más grande, al menos. Tenía otra estructura y forma. Lo que murió aquí me parece que solamente fue una prueba, un dragón piloto.
-¿Un dragón piloto? –bufó Peter.
-Están probando su ingeniería genética. El mejor experimento será replicado hasta el cansancio.
-Y algo me dice que ciertos relámpagos pueden echar a perder esas creaciones –comentó Bucky levantando su vista de las pantallas hacia ellos- Motivo por el cual era necesario romper el martillo que los convocaba.
-Papá –llamó de pronto el joven- ¿Podría ir a la iglesia donde encontré a Mjolnir? Tengo una idea, es posible que haya pistas sobre quién o cómo dejaron el martillo ahí. Es una fuerte corazonada mía.
-Iré contigo –replicó Tony al instante.
-Será un viaje rápido. En el Quinjet si quieres.
El Hombre de Hierro le miró fijamente, notándose la aprehensión paterna aflorando en su expresión. Suspiró bailoteando sus dedos sobre la mesa de análisis antes de asentir.
-Bien, pero no quiero desvíos ni sorpresas.
-Tienes mi palabra. Estaremos siempre en contacto, marcho entonces –sonrió el chico, abrazándole por su cintura, despidiéndose con un gesto de su mano de James- ¡No tardaré! ¡Estén pendientes de los datos!
-Con cuidado, Peter.
-Sí, tío Bucky.
-¡Recuerda tener cuidado con las tormentas! –alcanzó a decirle Tony, negando después- No sé si es buena idea que vaya solo.
-Tony, tranquilo. Peter necesita que le des confianza durante sus misiones.
-Mmm...
-Eres imposible.
-Algo que no debe sorprenderte.
Tomando unos apuntes, Stark salió de ahí a la sala de comandos para despedir a Peter, quien había tomado su traje como unos dispositivos para ayudarse con los análisis una vez que llegara a la Iglesia. Luego de repetir las debidas recomendaciones paternas, Tony fue a su taller a seguir trabajando en las reparaciones del cuartel, con James ayudándole con herramientas o comentarios algunos chuscos que provocaron risas quietas en el genio que se dio una pausa para descansar, quitándose el sudor de su frente con un brazo, sacando una soda que bebió, tendiéndole una a Bucky quien le agradeció.
-Estás pensando en los dragones –le dijo éste.
-No se reproducen tan rápido y tardan mucho en crecer, los Pendragón tienen miles hasta donde entendí a Sif. Ese criadero debe estar en alguna parte. Y alguna modificación hicieron para armar ese ejército de bestias.
-¿Crees que los demás tengan una suerte igual a este pequeño dragón muerto?
-Quizá, o tal vez corrigieron la falla.
-Sería bueno que tuviéramos uno gigante para comprobarlo.
-Tú no aprecias este mundo por lo que veo.
Bucky rió dejando a un lado la soda para acercársele, tomándole por las caderas y sentarle en una de las mesas llenas de herramientas con artilugios a medio armar.
-Creo que estamos empezando a tener el control de esta situación –le murmuró haciéndose un espacio entre sus piernas, rodeando con sus brazos su cintura mientras Tony terminaba de beber de la soda.
-Era tiempo.
-Como también creo que deberíamos hablar con Peter.
-¿Sobre qué?
-Tú y yo.
Stark dejó a un lado la lata, tomando aire al desviar su mirada.
-Tony, es un chico maduro, lo entenderá.
-No lo sé, es demasiado pronto.
-Tienes miedo y lo comprendo, pero... -James tomó su mentón para hacer que le mirara a los ojos- No hay razón para ello. Yo no voy a robar el lugar de nadie, ni sustituir a nadie. Tanto tú como él deben entenderlo.
-Tus acciones anteriores me dejaron una impresión diferente –bromeó Tony.
-Sé corregirme.
Bucky le besó, pasando su mano de su mentón a su nuca, pegándole por completo a él con su brazo metálico rodeando su cintura. Stark le correspondió con cierto titubeo, aún incierto de lo que había sucedido antes de la aparición del dragón y al mismo tiempo cediendo a ese placer naciente que le daba la cercanía de James, la forma de recostarle sobre la mesa tirando todo alrededor, dejando sus labios para dedicarse a su mandíbula, su cuello donde mordió travieso, tomando una de sus piernas para enredarla alrededor de su cadera en un movimiento firme que le hizo jadear cuando sus vientres chocaron en un roce provocativo. La seguridad con que la que el soldado le estaba seduciendo era un cáliz, necesitaba sentirse de nuevo protegido, deseado. Tal vez no era el mejor momento ni las maneras, esos peros quedaban velados frente a esa boca que le robó el aliento mientras una mano tiraba de su camiseta para colarse por debajo de la tela buscando piel que acariciar y que unos labios diestros luego siguieron. Tony se aferró a la mesa al arquearse cuando la boca de Bucky encontró una zona erógena que estimular acertadamente, uniéndose al cosquilleo provocado por el movimiento de caderas del soldado entre sus piernas.
Estaba seguro que si pudiera, Skyfall seguramente se pondría de mil colores, aunque la IA ya había visto cosas peores de él. Sonrió ante el pensamiento tan estúpido para un momento como éste, jadeando pesadamente cuando las manos de James le dejaron para tomar sus caderas y hacer aquellas embestidas más insistentes, dejándole sentir una dura erección que se talló contra él. Sus manos viajaron de la orilla de la mesa hacia las muñecas de Bucky quien sonrió depredador al verle arquearse una vez más, sintiendo sus muslos apretarle las caderas. El propio cuerpo de Tony ya estaba respondiendo a esos estímulos, con su pecho agitado como su respiración y una mirada nublada con labios entreabiertos que fueron demasiada tentación para el sargento, quien los atacó de nuevo, empujando con más fuerza contra él. Stark gimió en aquel beso posesivo que le dejó mareado, tratando de armar una frase coherente pero sin conseguirlo. Jaló aire cuando sus labios fueron liberados, estremeciéndose de nuevo con una mejilla pegada al frío metal de la mesa sin reprimir el siguiente gemido causado por una mano fuerte que atrapó su entrepierna para acariciarle con destreza.
-J-James...
-Sshh –éste lamió su cuello subiendo al lóbulo de su oreja, sonriendo cuando se arqueó ante su toque con sus piernas apretándole de nuevo- Eso es, no te reprimas, te haré sentir bien, Kotenok, confía en mí.
-Yo...
-Ssshh, sshhh –le arrulló acariciándole, para ganarse otro gemido- Eso... así, no tengas miedo... todo está bien... -besó su mejilla con cariño- Estoy aquí, Antoshka... no me iré a ningún lado... Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor...
Bucky por poco cayó sobre su espalda cuando Stark le empujó de súbito, bajando de la mesa para alejarse aterrado de él, tirando cosas al huir sin fijarse realmente a dónde estaba dirigiéndose, terminando estampado entre anaqueles con una mano señalándole temblorosa como sus ojos que se humedecieron al acto.
-¿P-Por qué dijiste eso...? ¿Q-Quién...?
-Tony, ¿qué pasa?
Éste temblaba visiblemente, el color había abandonado su rostro. El soldado no era un amante que recitara poemas durante sus seducciones, y ciertamente, no diría aquel que había escuchado muchas veces de labios de Steve Rogers. Un sudor frío apareció en su frente, sintiendo la garganta cerrada y los ojos rozados. Era su poema. Aquel que su esposo había escogido para él desde su luna de miel hasta el día de su muerte, entonado de la misma manera que ahora le tenía más que confundido, paralizado de miedo. Primero había sido aquel beso, y ahora era eso. Tony sacudió su cabeza sin despegar sus ojos de Bucky, cuya vista le pareció nublada, estaba comenzando a llorar.
-N-No... tú no...
-Antoshka, hey.
Ni siquiera se había percatado de que James estaba ya junto a él, al verle así, notando que comenzaba a hiperventilar en un ataque de pánico. Una mano se posó en la cadera de Stark, haciendo un círculo suave de confort con su pulgar.
-Tony, ¿qué sucede, mi amor?
Esta vez el sargento terminó cayendo de espaldas, ese toque y esa pregunta con el orden y las palabras exactas fueron demasiado para Tony quien salió corriendo de ahí, chocando con paredes, objetos y esquinas hasta llegar al barandal exterior que daba al techo de aterrizaje. Todo se volvió blanco ante el ataque de náuseas que le hizo arquearse, cayendo de rodillas apenas sosteniéndose del barandal mientras vaciaba su estómago, con el viento golpeando su rostro. Era imposible, era espantoso. Sintió un nuevo temblor, tratando de contener un sollozo. Tenía un ataque de pánico pero le importó poco, la cabeza le daba vueltas entre el terror y la ira. Cuando escuchó la voz de James buscarle, su cuerpo tomó iniciativa por sí mismo, huyendo de ahí por la escalera de emergencia hacia la ciudad en ruinas sin rumbo fijo. No podía estar en el mismo lugar que Bucky, ni cerca de él. Bien podía tratar de imitar las maneras de Steve porque más de una vez los había visto juntos, pero no existía forma de que supiera de su poema porque era secreto. Era imposible, como ese beso...
Tropezó con algo que le hizo trastabillar y caer, levantándose en el acto para seguir corriendo. Sintió nuevas náuseas pero su necesidad de huir tan lejos como pudiera fue mayor, sintiendo un dolor en una rodilla, quizá herida pero ni intentó mirar. No quería despegar la vista del frente buscando acercarse más y más al horizonte que ya oscurecía en una noche fría. Le pareció ver unos perros salvajes pero si le persiguieron o no, no le importó porque corría con tal frenesí que empezó a sentir los músculos quejarse por el esfuerzo. Tony se quejó cuando un brazo detuvo su carrera, prácticamente levantándole en vilo antes de girarle bruscamente cuando forcejeó cual salvaje creyendo que se trataba del soldado alcanzándole. Tenía el corazón en los oídos cuando sus ojos enfocaron lo suficiente para ver de frente a Deadpool. Frunció su ceño a punto de decir alguna palabra soez pero todo comenzó a volverse turbio, su grito de rabia se ahogó en el pañuelo que Wade puso sobre su boca y nariz, obligándole a respirar el somnífero que rápidamente hizo su efecto, cayendo inconsciente entre sus brazos.
-Ahora veo de dónde sacó Peter eso de correr sin fijarse.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top